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Wed, 25 Aug 2021 in Revista Electrónica Educare
La disponibilidad para el trabajo del estudiantado de máster: Una comparación desde la variable género
Resumen
Introducción.
El presente estudio se centra, desde la perspectiva de género, en la disponibilidad hacia el trabajo de un sector de la población universitaria. Es una aportación más al Proyecto I+D+i Retos investigación: RTI2018-098794-B-C31 DINARISK XXI, orientado a los retos de la sociedad, y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de la Unión Europea.
Objetivo.
Tiene dos objetivos básicos: por una parte, conocer la predisposición hacia el trabajo de estudiantes de postgrado y, por otra, realizar un perfil de las personas participantes a través de sus características personales, formativas y laborales.
Metodología.
Se ha contado con la participación de 176 estudiantes de postgrado, la mayoría mujeres con una frecuencia de 109 personas (61,9%) frente a 67 hombres (38,1%). Se ha hecho uso de una metodología basada en el análisis comparativo de datos de diferentes grupos, a través de puntuaciones medias, desviaciones típicas y T-Student, para establecer relaciones entre estos y explicar las variaciones manifestadas.
Resultados y conclusiones.
Los resultados destacan la preferencia de las mujeres frente a los hombres por empleos que impliquen un tenderete en la calle, que sean a jornada partida y que requieran formación continua. El instrumento usado permite caracterizar la muestra respecto a su predisposición al empleo y al área de conocimiento del máster que cursan, por lo que puede ser utilizado en otros estudios.
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Introducción
El alto nivel de desempleo al que se enfrenta la juventud egresada universitaria y la falta de oportunidades de trabajo, acorde a su formación, son dos de los grandes retos a los que se enfrenta nuestra sociedad. Dentro de la Unión Europea, España continúa siendo uno de los países con mayor tasa de desempleo, lo que origina, en numerosos casos, una falta de adecuación entre la formación alcanzada por las personas demandantes y el puesto de trabajo ocupado (Eurostat, 2019; Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, 2018). El nivel de estudios alcanzado sigue jugando un papel fundamental en la disponibilidad hacia el empleo de la juventud universitaria; sin embargo, el incremento actual en el nivel de estudios de la población que busca trabajo está generando un desajuste en el mercado laboral, debido a que las empresas suelen ofrecer puestos de trabajo que requieren una formación inferior a la que poseen las personas solicitantes de empleo (Sánchez-Castañeda, 2014; Sánchez-Sellero et al., 2018).
La disponibilidad para el trabajo se define a partir de la suma de dos factores que deben confluir simultáneamente en una persona: que quiera trabajar, por un lado, y que pueda hacerlo, por otro. Ambos factores determinarán que, finalmente, una persona acepte o no un trabajo en concreto, y en el primer caso que decida mantenerse en él. Tener disposición a aceptar un empleo representa tanto un ejercicio de análisis de la situación de partida individual como una toma de decisión final que debe realizarse sopesando distintas modalidades de disponibilidad laboral como son: la geográfica, la del desplazamiento, la temporal, la salarial, la estabilidad y la ocupacional que representan, todas ellas, condicionantes asociados al trabajo al que se aspira (Alonso García, 2004). En el caso de una disponibilidad negativa -no querer trabajar o no poder hacerlo- hay que tener en cuenta que ambas son circunstancias personales susceptibles de ser modificadas. También, es necesario considerar que la disponibilidad positiva hacia el trabajo no es una variable que propicie, por sí sola, el acceso a un empleo, ya que entran en juego otros factores resolutivos como son, por ejemplo, la situación del mercado laboral, las características físicas y psicológicas de la persona, la suerte y la formación, entre otros. En este sentido, los estudios de máster y de postgrado son una fórmula eficaz para ampliar la formación de los egresados que incrementa, fehacientemente, las posibilidades de encontrar empleo una vez concluida la formación realizada.
Estudios desarrollados por el Observatorio de Empleabilidad y Empleo Universitarios, Edición Máster 2017 (Michavila et al., 2018) y el llevado a cabo por Pérez-Carbonel y Ramos Santana (2015) destacan “un cambio de tendencia en cuanto a las preferencias marcadas por los y las jóvenes ante el empleo” (p. 735). Otros estudios (Albert López-Ibor et al., 2010; Pérez-Carbonel y Ramos Santana, 2015; Sánchez García et al., 2011; Ventura Fernández y Quero Gervilla, 2013; Zubiri Sáenz, 2013) coinciden en la creciente importancia que está adquiriendo el denominado salario emocional a la hora de aceptar un empleo. Un concepto delimitado por aspectos como la flexibilidad y la autonomía en el trabajo, los programas de formación y las medidas de conformidad de la vida personal y laboral, que constituyen reivindicaciones históricas de las mujeres para superar la autolimitación profesional a la que se veían abocadas frente a un mercado laboral inflexible y excluyente.
Los estudios señalados muestran que las diferencias entre hombres y mujeres se van difuminando, aunque entre los universitarios varones se sigue dando más importancia a aspectos como los altos ingresos del empleo, su prestigio y que les permita llegar a adoptar el rol de directivo en una empresa propia. Las universitarias, por su parte, otorgan más importancia a las relaciones personales y al reconocimiento profesional entre pares y personal directivo de la empresa. Algunos estudios (Gómez-Carrasco y Gallego-Herrera, 2016; Navarro Guzmán y Casero Martínez, 2012; Olivares García y Olivares García, 2013; Pérez-Carbonel y Ramos Santana, 2015) destacan que el género es un factor diferenciador en la elección de estudios y de trabajo por parte de las personas jóvenes. En este sentido, Pérez-Carbonel y Ramos Santana (2015) indican que existen “diferencias sesgadas por la identidad de rol y del estereotipo de género de los y las [sic] estudiantes en las aulas respecto a la empresa en la que les gustaría trabajar al terminar su periodo de formación en la universidad” (p. 735).
En la misma línea, Pérez-Carbonel y Ramos Santana (2015) afirman, con otras personas autoras (González Morales, 2001; Rodríguez Gutiérrez y Santos Cumplido, 2008; Vargas Jiménez, 2011), que el nivel de deseo de crear una empresa propia es mayor en hombres que en mujeres.
Objetivos
El presente trabajo persigue dos objetivos básicos que se señalan seguidamente: a) delimitar las principales características personales, académicas y laborales de una muestra de personas matriculadas en los estudios de máster realizados en las universidades de Sevilla y Granada durante el curso académico 2018-2019, y b) aportar más conocimiento respecto a la disposición hacia el trabajo exhibida por las personas universitarias de la muestra estudiada. Se adopta, en el análisis realizado, una perspectiva de género.
Metodología
Se ha hecho uso de una metodología empírica-analítica, también llamada positivista, cuantitativa o racionalista, por su amplio uso dentro de las ciencias sociales, fundamentada tanto en la experimentación como en la lógica empírica, basada en el análisis comparativo de datos de diferentes grupos de sujetos para establecer relaciones entre ellos y explicar las variaciones que se manifiestan en estos mismos.
Muestra
Este estudio se ha desarrollado con un total de 176 estudiantes de postgrado que tienen matrícula en distintas titulaciones de máster, durante el curso académico 2018-2019, en las áreas de conocimiento de ciencias y humanidades de la Universidad de Sevilla y Granada. Para la selección de la muestra se ha utilizado un muestreo intencionado, con base en el criterio de participación voluntaria, directa y continuada. Finalmente, la muestra ha quedado constituida por nueve grupos de estudios de postgrado de distintas titulaciones de máster como puede apreciarse con mayor detalle en la siguiente Tabla 1:
Como se aprecia en la Tabla 1, las personas participantes se distribuyen, por una parte, entre siete maestrías de la Universidad de Sevilla (129 estudiantes, 73,3%) y, por otra parte, en tres másteres de la Universidad de Granada (47 estudiantes, 26,7%). Los estudios de postgrado a los que pertenece la muestra se han dividido en las áreas de Humanidades (64 estudiantes, 36,4%), con cinco grupos de máster (Consultoría laboral, Dirección, evaluación y Calidad de las Instituciones Educativas, Psicopedagogía, Formación y Orientación para el Trabajo y Acceso a la Abogacía), y de Ciencias (112 estudiantes, 63,6%), con cuatro grupos de máster (Investigación Translacional y Medicina Personalizada, Biomedicina Regenerativa, Ingeniería Agronómica y Biotecnología).
El estudiantado participante pertenece a seis facultades y escuelas de estudios superiores, distribuidos entre las universidades de Sevilla y Granada, como se aprecia en la Tabla 1. En la Universidad de Sevilla el estudiantado se distribuye en cuatro facultades: la Facultad de Ciencias de la Educación (66 estudiantes, 37,5%); la Facultad de Derecho (29 estudiantes, 16,5%); la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica (18 estudiantes, 10,2%) y la Facultad de Ciencias del Trabajo (16 estudiantes, 9,1%). Por parte de la Universidad de Granada el estudiantado se reparte entre dos facultades: la Facultad de Medicina (25 estudiantes, 14,2%) y la Facultad de Ciencias (22 estudiantes (12,5%).
Instrumento
Para la recolección de los datos se ha utilizado la adaptación del cuestionario denominado Escalas de actitudes hacia el empleo (Blanch, 1990; Gómez-Torres et al., 2019; Izquierdo Rus et al., 2011; Marín Sánchez et al., 2002; Martínez et al., 2001) compuesto por 120 ítems. Los 38 ítems iniciales, que anteceden a las series de ítems centradas en las actitudes hacia el empleo, persiguen obtener una caracterización de la muestra, se dividen en tres apartados: ámbito personal (ítems del 1 al 10); ámbito formativo (ítems del 11 al 20) y ámbito laboral (ítems del 21 al 38).
Los restantes 82 ítems componen las series, en una escala tipo Likert, que se estructuran según los siguientes indicadores: a) Serie 1: Centralidad del empleo (ítems 39 al 52) con 14 ítems que miden la importancia que las personas conceden al empleo en las circunstancias contemporáneas de su vida; b) Serie 2 y Serie 3: Explicación del desempleo: atribución interna y atribución externa (ítems del 53 al 67) con 15 ítems que pretenden valorar las causas del desempleo actual, o anterior a su situación presente como persona ocupada; c) Serie 4: Auto-concepto personal y profesional (ítems del 68 al 87) compuesta de 20 ítems con alternativas de respuesta concernientes a las propias percepciones sobre su autoimagen, autoestima, autoevaluación, autopresentación y expectativas de desarrollo individual; d) Serie 5: Disponibilidad o motivación hacia el empleo (ítems del 88 al 109) con 21 ítems referidos a la disponibilidad subjetiva hacia al empleo que indican las personas participantes; e) Serie 6: Estilo de búsqueda de empleo (ítems del 110 al 120) compuesta de 11 ítems que solicitan información sobre la frecuencia, o el grado de actividad que una persona demandante de empleo dedica a la búsqueda de este.
El instrumento, ya validado con anterioridad (Blanch, 1990; Izquierdo Rus et al., 2011; Marín Sánchez et al., 2002; Martínez et al., 2001), muestra un alto índice de fiabilidad, con una puntuación en el estadístico alfa de Cronbach de 0,874 (el valor mínimo se sitúa en el 0,80).
Procedimiento
Los datos fueron recogidos durante el segundo cuatrimestre del curso académico 2018-2019, entre el estudiantado matriculado en los grupos de maestría ya indicados en la Tabla 1. El cuestionario fue distribuido en formato papel; se contó, para el reparto y la recogida, con la colaboración tanto del profesorado responsable de los cursos como del estudiantado perteneciente a los grupos estudiados. El análisis descriptivo y las pruebas de contaste, T de Student y Chi cuadrado, a las que se han sometido los datos recogidos, se acometieron mediante el paquete estadístico SPSS+, versión 24.0, y se logró un nivel de confianza superior al 95% (p=0,05).
Resultados
En el presente estudio han participado 176 personas estudiantes de postgrado, la mayoría mujeres con una frecuencia de 109 (61,9%) frente a los hombres 67 (38,1%). Distribuidos según la edad de la forma siguiente: edades comprendidas entre 20 y 25 años con un porcentaje levemente superior de mujeres (79,8%) frente a hombres (70,1%). Las comprendidas entre 26 y 30 años con un porcentaje de 16,5%. Con 36 años o más, hay un porcentaje de 4,5% y finalmente, entre 31 y 35 años 2,8%. La nacionalidad predominante entre la muestra es la española con 167 participantes (94,9%), seguida de 6 personas nacidas fuera de la Unión Europea (3,4%) y 3 participantes (1,7%) que no son de España, pero sí pertenecen a países integrantes de la Unión Europea. Entre el estudiantado español destaca la preeminencia de participantes andaluces, con un total de 134 personas (76,1%) frente a las 33 personas originarias de otras comunidades autónomas españolas (19,3%).
Atendiendo a sus características académicas, todas las personas encuestadas poseen, al menos, una licenciatura o grado universitario. Además, han cursado sus estudios en centros públicos, tanto educación primaria (120 personas con un porcentaje del 68,2%) como educación secundaria (141 personas con un porcentaje del 80,1%). El número de mujeres supera al de los hombres en ambos casos (72,5% de mujeres en educación primaria frente a los hombres con un porcentaje del 61,2% y, en educación secundaria el porcentaje de mujeres es del 84,4% frente al 73,1% de los hombres). En cuanto a los estudios realizados en centros concertados, en educación primaria se registran 48 participantes con un porcentaje del 27,3% y de los cuales el 34,3% son hombres y 22,9% mujeres. En educación secundaria se anotan 27 participantes con un porcentaje 15,3% de los cuales el 25,4% son hombres y el 9,2% mujeres. Por último, en centros privados han estudiado 8 personas (4,5%) tanto los estudios de educación primaria (el 4,6% de las mujeres y el 4.5% de los hombres) como los estudios de educación secundaria (6,4% de las mujeres de la muestra y el 1,5% de los hombres). La mayoría de las personas encuestadas (72,2%) considera imprescindible poseer estudios para poder alcanzar un empleo de calidad, de las cuales el 79,8% son mujeres y el 59,7% son hombres. El 26,7% considera los estudios bastante importantes, en este caso el 38,8% son hombres y el 19,3% mujeres y, por último, con un porcentaje del 0,6%, 1 persona en cada caso, no contesta o no considera útil los estudios, lo que representa el 1,5% de los hombres y el 0,9% de las mujeres. El 93,2% de la muestra indica hablar, al menos, un idioma extranjero; mientras que el 6,8% reconoce no hablar ninguno. Entre quienes participaron en el estudio que indican dominar un idioma extranjero la mayor proporción corresponde a los hombres (77,6%) frente a las mujeres (68,8%), así como con respecto al dominio de tres idiomas o más donde los hombres alcanzan un porcentaje del 6% frente a las mujeres con un porcentaje del 4,6%. Las mujeres, sin embargo, obtienen un mayor porcentaje en el dominio de dos idiomas (21,1%) frente a los hombres (11,9%).
En cuanto a la experiencia laboral de quienes participaron en el estudio se destaca que el 76,7% tiene experiencia laboral, ya que 84 personas (47,7%) han trabajado con anterioridad (49,5% de las mujeres y el 41,8% de los hombres) y 51 personas (29%) se encuentran laborando durante el periodo de recolección de los datos, es igualmente en este caso, levemente superior el porcentaje de mujeres (29,4%) que de hombres (28,4%). Sin embargo, 41 personas (23,3%) indican no haber trabajado nunca, lo que representa el 28,4% de los hombres y el 20,2% de las mujeres. De la muestra general de personas participantes se encuentran desempleadas el 71% (125 personas), el 39,2% (69 personas) no buscan empleo, mientras que el 31,8% (56 personas) manifiestan estar buscando empleo en el momento de realizar el estudio.
Los 21 ítems de la serie 5 aportan los datos referidos a la disponibilidad hacia el empleo mediante once alternativas de respuesta de 0 a 10, referidos a la disposición o motivación de las personas hacia las diversas modalidades de empleo que se les indica. Para simplificar el análisis, las once alternativas de respuesta se han reducido a cinco opciones que se agrupan de la siguiente manera: valores 0 y 1 “J=Jamás”; valores 2, 3 y 4 “I=Improbable”; valor 5 “N=Neutral”; valores 6, 7 y 8 “P=Probable” y valores 9 y 10 “S=Siempre”, como se observa en la Tabla 2.
En la Figura 1 se representan las puntuaciones medias obtenidas respecto al nivel de disponibilidad hacia el empleo, lo que permite diferenciar entre los ítems que obtienen una mayor y menor aceptación por la muestra estudiada. Se han considerado como modalidades de empleo más aceptadas aquellas que alcanzan puntuaciones medias que se sitúan en la parte positiva de la figura (valor igual o superior a 5 en una escala de 0 a10). Por el contrario, las modalidades de empleo menos aceptadas se corresponden con aquellos ítems cuyas puntuaciones medias se sitúan en la parte negativa de la figura (valor inferior a 5 en una escala de 0 a10).
Las modalidades de empleo que obtienen las puntuaciones medias más altas (valor igual o superior a 5 puntos) por parte de la muestra estudiada son, como se puede ver en la Figura 1 las siguientes: un empleo que exija un aprendizaje profesional continuo con una puntuación media de 8,33; un empleo en otra ciudad con una puntuación media de 7,22; un empleo en una empresa cooperativa con una puntuación media de 6,76; un empleo que ocupe también los fines de semana con una puntuación media de 6,39; un empleo en otro país con una puntuación media de 6,38; un empleo a jornada partida con una puntuación media de 6,36; un empleo en turno de noche con una puntuación media de 5,99; aceptaría un cambio de empleo cada 6 meses con una puntuación media de 5,75; establecerse por cuenta propia que obtiene una puntuación media de 5,43; un empleo que exija mucha obediencia con una media de 5,37; y, por último, un empleo mal visto por la gente con una puntuación media de 5,02.
Igualmente, la Figura 1 indica las modalidades de empleo que obtienen una puntuación media más baja (inferior a 5 puntos) como son: un empleo ilegal con una puntuación media de 2,11; un empleo de alto riesgo para la salud con una puntuación media de 2,63; un empleo mal pagado con una puntuación media de 3,14; un empleo peligroso con una puntuación media de 3,53; un empleo inútil socialmente con una puntuación media de 3,65; un empleo sucio con una puntuación media de 3,99; un empleo inestable con una puntuación media de 4,10; un empleo que requiera montar un tenderete en la calle con una puntuación media de 4,65; un empleo de baja categoría con una puntuación media de 4,10 y, por último, un empleo monótono con una puntuación media de 4,10.
Resultados del análisis de las puntuaciones medias en función del género
El análisis descriptivo de los ítems correspondientes a la serie 5. Disponibilidad hacia el empleo en función del género, obtenido a través de las puntuaciones medias más altas (valor igual o superior a 5 puntos) y más bajas (valor inferior a 5 puntos) constata que existen diferencias entre las mujeres y los hombres respecto a la disponibilidad hacia distintas modalidades de empleo de entre las que se les ofrecen, como se pueden ver en la Tabla 3.
En las siguientes figuras se representan los resultados obtenidos en función del género de los sujetos participantes respecto a la valoración que otorgan a las diferentes modalidades de empleo que se les ofrecen en el cuestionario.
En la Figura 2 se muestran los resultados de las modalidades de empleo que han obtenido mayor aceptación por parte de los hombres y las mujeres participantes en el estudio. A través de las respuestas se aprecian diferencias que nos permite afirmar que, al decidirse por un trabajo, hay aspectos que ambos grupos valoran de forma diferente. En todas las modalidades de empleo las mujeres obtienen puntuaciones medias más altas que los hombres, excepto en el caso del ítem aceptaría un cambio de empleo cada 6 meses donde los hombres obtienen la puntuación media más elevada (5,94) frente a las mujeres (5,63).
Así, las modalidades de empleo más aceptadas por las mujeres han sido las siguientes: un empleo que exija aprendizaje profesional continuo con una puntuación media de 8,65 en las mujeres frente a 7,81 en los hombres; un empleo en otra ciudad con una puntuación media de 7,50 en las mujeres frente a 6,78 en los hombres; un empleo en una empresa cooperativa con una puntuación media de 6,94 en las mujeres frente a 6,45 en los hombres; un empleo que ocupe también los fines de semana con una puntuación media de 6,62 en las mujeres frente a 6,01 en los hombres; un empleo en otro país con una puntuación media de 6,59 en las mujeres frente a 6,03 en los hombres; un empleo a jornada partida con una puntuación media de 6,67 en las mujeres frente a 5,87 en los hombres; un empleo en turno de noche con una puntuación media de 6,19 en las mujeres frente a 5,66 en los hombres; establecerse por cuenta propia con una puntuación media de 5,83 en las mujeres frente a 4,76 en los hombres; un empleo que exija mucha obediencia con una media de 5,57 en las mujeres frente a 5,04 en los hombres; y, por último, un empleo mal visto por la gente con una puntuación media de 5,04 en las mujeres frente a 4,99 en los hombres.
En la Figura 3 se muestran los resultados de las modalidades de empleo que han obtenido menos aceptación por parte de los hombres y las mujeres participantes en el estudio. En los resultados obtenidos se aprecia que existen diferencias entre ambos grupos respecto al nivel de disponibilidad en todas las modalidades empleo de la forma siguiente: un empleo ilegal con una puntuación media de 2,09 en las mujeres frente a 2,15 en los hombres; un empleo de alto riesgo para la salud con una puntuación media de 2,71 en las mujeres frente a 2,49 en los hombres; un empleo mal pagado con una puntuación media de 3,27 en las mujeres frente a 2,94 en los hombres; un empleo peligroso con una puntuación media de 3,28 en las mujeres frente a 3,93 en los hombres; un empleo inútil socialmente con una puntuación media de 3,59 en las mujeres frente a 3,76 en los hombres; un empleo sucio con una puntuación media de 3,89 en las mujeres frente a 4,16 en los hombres; un empleo inestable con una puntuación media de 4,21 en las mujeres frente a 3,93 en los hombres; un empleo que requiera montar un tenderete en la calle con una puntuación media de 4,97 en las mujeres frente a 4,12 en los hombres; un empleo de baja categoría con una punción media de 5,17 en las mujeres frente a 4,55 en los hombres y, por último, un empleo monótono con una puntuación media de 4,92 en las mujeres frente a 5,07 en los hombres.
La aplicación de la prueba T de Student pretende conocer si existen diferencias significativas entre las medias obtenidas por el estudiantado de las diferentes maestrías estudiadas respecto a la disposición hacia el trabajo en función de dos variables: el área de conocimiento en el que se enmarcan sus estudios (ciencias o humanidades) y el género de los participantes. Así, la prueba T de Student indica que no existen diferencias significativas entre las puntuaciones medias obtenidas respecto a la disposición hacia el empleo, en función del área de conocimiento a la que pertenecen los estudios que cursan, en la mayor parte de los ítems. Sin embargo, sí se encuentran diferencias significativas en los siguientes: aceptaría un empleo de baja categoría (t= -2, 06, p= ,041) y aceptaría un empleo en otro país (t= 0,15, p= ,006) a favor del estudiantado del área de humanidades que se muestran con mayor predisposición a admitir estas modalidades de empleo. Cuando se aplica el mismo estadístico para comparar las medias obtenidas en función del género, la prueba T de Student arroja diferencias significativas en tres de los ítems a favor de las mujeres, como son: aceptaría un empleo que requiera montar un tenderete en la calle ( t= -2,08, p= ,034); aceptaría un empleo a jornada partida (t= -2,11, p= ,036) y aceptaría establecerse por cuenta propia ( t= -2,88, p= ,005); mientras que a favor de la muestra de hombres las diferencias se obtienen en el ítem aceptaría un empleo que exija un aprendizaje profesional continuo (t= 0,36, p= ,004).
La prueba de chi cuadrado de Pearson (X²), aplicada para conocer si existe asociación entre los ítems que componen la serie 5. Disposición hacia el empleo y las áreas de conocimiento (ciencias y humanidades), muestra que solo existe asociación entre las personas cuyos estudios pertenecen al área de humanidades en el ítem aceptaría un empleo mal visto por la gente (X²= 21,77, p= ,016), lo que significa que existe asociación entre la dos variables a un nivel de confianza del 95%. En la misma prueba, chi cuadrado de Pearson (X²), realizada para conocer si existe asociación entre los ítems que indican la disposición hacia el empleo y el género de las personas participantes, los resultados muestran la existencia de asociación a favor de las mujeres en los siguientes ítems: aceptaría un empleo a jornada partida (X²= 20,64, p= ,024); aceptaría un empleo inútil socialmente (X²= 18,48, p= ,047); aceptaría establecerse por cuenta propia (X²= 20,39, p= ,026) y en el ítem aceptaría un empleo que exija un aprendizaje profesional continuo (X²= 17,21, p= ,028), por lo que puede asegurarse que existe asociación entre la variable género y las variables señaladas a un nivel de confianza del 95%.
Conclusiones
Los resultados obtenidos nos permiten organizar las conclusiones en torno a los objetivos propuestos. Por ello, en relación con el primer objetivo, los resultados obtenidos nos han permitido delimitar las características personales, académicas y laborales de las personas de la muestra, y ponen en evidencia las diferencias existentes respecto al área de conocimiento en el que se enmarcan los estudios que realizan. En este sentido, y tras el análisis de la prueba estadística T de Student, se concluye que, entre las puntuaciones medias obtenidas en función de la variable área de conocimiento (ciencias y humanidades), no existen diferencias significativas en la mayor parte de los ítems a excepción de los siguientes: aceptaría un empleo de baja categoría (t= -2, 06, p= ,041) y aceptaría un empleo en otro país (t= 0,15, p= ,006) en los que sí se aprecian diferencias significativas a favor del estudiantado de los másteres del área de humanidades que se muestran más predispuestos a admitir estos tipos de empleo.
En relación con el segundo objetivo, los resultados logrados evidencian que existen diferencias respecto a la predisposición hacia el empleo en función del género de los sujetos participantes en el estudio. Así, las mujeres aceptan, mayoritariamente frente a los hombres, las modalidades de empleo que exijan un aprendizaje profesional continuo, trasladarse a otra ciudad o país, trabajar en una empresa cooperativa, que ocupen también los fines de semana, que sean a jornada partida, en turno de noche o considerado mal visto por la gente, que requieran establecerse por cuenta propia y que exijan mucha obediencia. Sin embargo, los hombres destacan al elegir, mayoritariamente con respecto a las mujeres, modalidades de empleo que les exijan cambiar de empleo cada 6 meses. También, es notable que existen diferencias entre los niveles de disponibilidad hacia las modalidades de empleo con menor aceptación por parte del estudiantado participante en el estudio. En este sentido, las mujeres destacan con respecto a los hombres al aceptar empleos que impliquen riesgo para su salud, que estén mal pagados, sean inestables, de baja categoría o exijan montar un tenderete en la calle. Por el contrario, los hombres estarían más dispuestos que las mujeres a aceptar un empleo ilegal, peligroso, inútil socialmente, sucio o monótono.
Las conclusiones expuestas quedan corroboradas mediante la aplicación de la prueba estadística T de Student que arroja resultados a favor de las mujeres en tres ítems, como son: aceptaría un empleo que requiera montar un tenderete en la calle ( t= -2,08, p= ,034); aceptaría un empleo a jornada partida (t= -2,11, p= ,036) y aceptaría establecerse por cuenta propia ( t= -2,88, p= ,005); mientras que a favor de la muestra de hombres las diferencias se obtienen en el ítem aceptaría un empleo que exija un aprendizaje profesional continuo (t= 0,36, p= ,004). Los resultados obtenidos concuerdan con otros estudios (Navarro Guzmán y Casero Martínez, 2012; Olivares García y Olivares García, 2013; Pérez-Carbonell y Ramos Santana, 2015) en los que se confirma la existencia de “diferencias sesgadas por la identidad de rol y el estereotipo de género de estudiantes, en las aulas universitarias” (p. 735).
Resumen
Introducción.
Objetivo.
Metodología.
Resultados y conclusiones.
Main Text
Introducción
Objetivos
Metodología
Muestra
Instrumento
Procedimiento
Resultados
Resultados del análisis de las puntuaciones medias en función del género
Conclusiones