Vol 36, N° 52, (1-26), EISSN: 2215-2997, enero-junio, 2016
URL: www.revistas.una.ac.cr/abra
DOI: http://dx.doi.org/10.15359/abra.36-52.5
Correlación entre las agendas política, mediática y pública en Santiago de Cuba. Un estudio de caso longitudinal
Correlation between the policy, media and public agendas in Santiago de Cuba.
A longitudinal studio of case
Viviana Muñíz Zúñiga
Departamento de Comunicación Social y Periodismo, Universidad de Oriente, Cuba
Rafael Ángel Fonseca Valido
Universidad de Oriente, Cuba
Fecha de recepción: 23/9/2015. Fecha de aceptación: 20/5/2016
Fecha de publicación: 20/06/2016
Resumen: Este trabajo tiene como objetivo general determinar la correlación entre la agenda mediática del periódico Sierra Maestra, la agenda política y la agenda pública durante cuatro períodos de tiempo en la provincia Santiago de Cuba, mediante un análisis longitudinal en cuatro tiempos. El principal aporte radica en que constituye el primer análisis de este tipo en el país, al explicar la relación entre estas tres agendas en una provincia y durante varias fases. Asimismo, se presenta un importante aporte metodológico al combinar una metodología cuantitativa, con el Análisis - Síntesis y el Inductivo-Deductivo, y técnicas como el Análisis de Contenido y el Coeficiente de Correlación por rangos de Spearman. Con el análisis realizado se demuestra que existe una relación moderada y en ocasiones alta, entre la agenda política y la agenda mediática estudiadas, así como una relación baja o nula entre esta última y la agenda pública. Ello indica que en el plano social no se cumplen de forma íntegra los planteamientos de la teoría de la Agenda Setting en el ámbito internacional.
Palabras clave: Análisis - síntesis, inductivo - deductivo, análisis de contenido, correlación, Santiago, Cuba.
Abstract: The main purpose of this longitudinal analysis is to determine the correlation between the media agenda of local newspaper Sierra Maestra, as well as the policy and public agendas in the Santiago de Cuba province during 4 periods of time. The main contribution of the paper is that it is the first analysis of its kind in the country, by explaining the relationship between the three agendas in a province during different phases. In addition, an important methodological contribution is presented by combining a quantitative methodology, including Analysis-Synthesis and Induction-Deduction, and techniques such as Content Analysis and Spearman’s ranks Correlation Coefficient. This analysis demonstrates the existence of a moderate correlation and at times a high correlation between the policy agenda and the media agenda, as well as a low or null relationship between the latter and the public agenda. This indicates that socially the Agenda-Setting theory is not met in full at an international level.
Keywords: Analysis - synthesis, inductive - deductive content analysis, correlation, Santiago, Cuba
Introducción
Los medios de comunicación constituyen un puente entre la realidad que vivimos y conocemos y aquella que se encuentra distante de nuestro entorno o que por alguna razón es ajena. Los medios son instituciones que influyen directamente en cómo asimilamos esa realidad. La incidencia mediática en nuestra comprensión del mundo ha sido objeto de investigación en el ámbito de la comunicación de masas desde las primeras décadas del siglo XX. Pero ¿pueden realmente influenciar sobre nuestra forma de pensar?
Esta pregunta inspiró un nuevo paradigma dentro de las investigaciones sobre comunicación a finales de la década de 1960: la Agenda Setting. Desde entonces sus estudios han profundizado en los múltiples procesos que componen la relación entre medios y públicos y su desarrollo en contextos políticos y sociales específicos. La Agenda Setting ha comprobado empíricamente en cientos de investigaciones alrededor del mundo, que las personas, por lo general, asimilan como relevantes los temas a los que los medios de comunicación dan cobertura. No obstante, en sus cuatro décadas la teoría ha diversificado su objeto. El estudio se ha extendido a la comprensión de la multiplicidad de factores –internos y externos– que intervienen a la relación entre las agendas.
A pesar de que las investigaciones sobre agendación se han difundido en diversos escenarios internacionales, solamente 20 estudios (Gallego y Rosabal, 2010; Colunga, 2011; entre otros)han emprendido el contexto comunicativo cubano, todos realizados a partir del 2010. Si bien la relación entre los políticos y los medios ha sido un objeto ampliamente estudiado desde la teoría de la Agenda Setting en el ámbito mundial (McCombs, 2006; López y Casero, 2014; Gautier y Ruiz, 2014), en Cuba ha sido un camino investigativo que no ha fructificado en gran medida. Investigadores cubanos (Muñiz y Fonseca, 2015) han demostrado que la construcción de la agenda mediática es un proceso cuya estructura no se comporta de forma rígida, ni vertical; aunque inicialmente presentaba algunos rasgos de unilateralidad, sobre todo en la disposición de los temas. Por otra parte, la correlación entre la agenda política y la mediática se ha mantenido alta (0,66).
Para comprender el proceso de transferencia temática en Cuba habría que partir de que en el país la prensa responde al Partido Comunista de Cuba, como órgano rector y gestor de la Política Informativa, un conjunto de orientaciones y directrices que norman el trabajo de los medios en sentido general.
En ese sentido, se llevó a cabo en la provincia un estudio durante tres meses del 2013, en donde se utilizaron los tres medios de prensa provinciales de Santiago de Cuba: la emisora CMKC, el Telecentro Tele Turquino y el periódico Sierra Maestra (Muñiz y Fonseca, 2015, p.327). La correlación entre los medios provinciales de Santiago de Cuba por separado y la agenda política se mantuvo entre baja y moderada (Sierra Maestra, 0,04; CMKC, 0,56 y Tele Turquino, 0,54).
En tanto, la correlación de las agendas mediática y pública en Cuba se ha desarrollado bajo patrones metodológicos comunes a lo largo de todo el país, a pesar de establecerse entre agendas de diferente naturaleza: nacional y local. Entre las investigaciones que han establecido una correlación entre dichas agendas figuran la de Gallego y Rosabal (2010), que encontró una correlación baja (0,30) entre la agenda pública y la agenda mediática del periódico Granma durante dos meses. La de Valido (2012) halló una relación muy baja (0,19) entre la agenda pública y la agenda mediática del Noticiero juvenil durante dos meses; y la de Colunga (2011) obtuvo un resultado similar (0,01) entre la agenda pública y la agenda mediática del semanario camagüeyano Adelante durante cuatro meses. Una de las más recientes, Cabrera (2014) realizó una correlación entre la agenda pública de un grupo de cuentapropistas habaneros y los medios nacionales Granma, Juventud Rebelde y la Emisión Estelar del NTV, en donde se encontró una relación moderada (0,35) durante un mes.
El primer elemento por destacar es que la correlación que se realiza es inversa o cruzada, pues sin proponérselo, estos investigadores tomaron como agenda de referencia la agenda pública. Desde el punto de vista teórico este elemento no es del todo erróneo, pues aunque autores como el propio McCombs (2006) explicaba que la transferencia de temas se producía de la agenda mediática hacia la pública, la realidad –que es mucho más rica que una teoría– indica que la transferencia temática se puede producir en varios sentidos. Ahora bien, desde el punto de vista metodológico, deben existir parámetros coherentes para evaluar la correlación de agendas, para evitar posibles sesgos en los datos.
Debido a la insuficiente sistematización de estos resultados en los estudios de agenda realizados en Cuba, nos dimos a la tarea de concebir un estudio longitudinal, en el cual se abordara la correlación entre la agenda mediática –en este caso la del periódico local Sierra Maestra–, y las agendas política y pública. Este constituye el primer estudio de su tipo en el país, porque hasta el momento las investigaciones que han abordado la teoría lo han hecho de forma transversal, y de esta forma es posible generalizar los hallazgos empíricos en el tiempo.
Metodología
El problema de investigación de este estudio es: ¿qué correlación existe entre la agenda mediática del periódico Sierra Maestra, la agenda política y la agenda pública en Santiago de Cuba durante los años 2014 y 2015? En tanto, el objetivo general del trabajo es determinar la correlación existente entre la agenda mediática del periódico Sierra Maestra, la agenda política y la agenda pública en Santiago de Cuba durante los años 2014 y 2015.
Para ello se trazaron como tareas de investigación u objetivos específicos:
En este estudio se plantea como hipótesis que la agenda mediática del periódico Sierra Maestra y la agenda política en Santiago de Cuba poseen una correlación significativa, en tanto existe una transferencia temática desde la segunda hacia la primera. En tanto, existe una relación baja entre la agenda mediática del periódico y la agenda pública, lo que denota que no hay transferencia temática desde la primera hacia la segunda. Estas particularidades se mantienen constantes en el tiempo.
En el estudio se asumieron como variables la agenda mediática del periódico Sierra Maestra, la agenda política y la agenda pública:
Estas variables se operacionalizan de la siguiente forma:
Se asumió una perspectiva metodológica cuantitativa, de tipo longitudinal. Los métodos utilizados fueron el Análisis-síntesis y el Inductivo-deductivo; en tanto, se emplearon técnicas como el análisis de contenido cuantitativo a los medios, la observación participante en las reuniones del Partido Comunista de Cuba con los medios, y la correlación por rangos de Spearman, cuya magnitud indica el grado de asociación entre las variables seleccionadas. Dada la existencia de diferente software para determinar este valor, se decidió emplear el SPSS (Paquete Estadístico para Ciencias Sociales), versión 11.5.
Para este estudio se diseñó un marco temporal especial que permitiese correlacionar las agendas mediática, política y pública, en donde se asumió que la transferencia de temas desde la agenda mediática hacia la pública, se produce en un tiempo aproximado de cuatro semanas (McCombs, 2006; Rodríguez, 2004; Casemeiro, 2004; entre otros). Sin embargo, entendimos que hay temas que se trasfieren mucho más rápido por sus características prominentes e inmediatas, razón que nos llevó a estudiar en un mes las agendas mediática y pública simultáneamente. En el caso de la agenda política y mediática, se decidió monitorearlas en el mismo período de tiempo, se tomó como referente a la agenda política y se comenzó una semana antes con la primera, ya que las orientaciones de coberturas pueden darse previamente. La tabla 1 permite visualizar en detalle los períodos delimitados para este estudio:
Para determinar la agenda mediática se realizó un análisis de contenido al periódico semanario Sierra Maestra durante los cuatro períodos de estudio descritos, para el cual se tomó el total de trabajos periodísticos publicados. En tanto, para caracterizar la agenda política se realizaron varios análisis de contenido a los documentos y reuniones del Partido Comunista de Cuba (PCC) con la prensa. Por último, la agenda pública se determinó a partir de los Codificadores elaborados por la Asamblea Provincial del Poder Popular en Santiago de Cuba, como parte de los procesos de rendición de cuentas del delegado a sus electores. Este instrumento posibilitó obtener una aproximación a la agenda pública, dado que en Cuba no existen mecanismos encuestadores que permitan aplicar correctamente la tradicional pregunta Gallup, utilizada generalmente en estudios de este tipo. En el análisis de las agendas se estudiaron 27 objetos y 149 atributos en la dimensión sustantiva.
Resultados
Caracterización de la agenda política en Santiago de Cuba
En sentido general, la jerarquización de los objetos en la agenda política durante los cuatro períodos estudiados no tuvo variaciones significativas. Como se visualiza en la tabla 2 en la primera fase solo estuvieron presentes 19 de los 27 objetos evaluados en el estudio, en tanto, durante la segunda fase aparecieron 16 objetos de los 27 analizados. Por lo tanto se observa que los temas no poseen un alto grado de variación, según el período del año, correspondiente a los meses de enero a abril, y de mayo a agosto; sin embargo a partir de septiembre la agenda comienza a presentar ligeras variaciones.
En la tercera fase solo aparecieron 19 objetos de los 27 evaluados –como sucedió en la primera fase–. En esta agenda hubo dos objetos de los 27 evaluados que no aparecieron en ningún período: la gastronomía y la justicia. De ellos, el segundo fue el único que no estuvo en la agenda mediática general durante la primera fase. En este sentido puede decirse que las dos prioridades temáticas en la agenda política son las actividades políticas, institucionales y sociales –entiéndase actos, marchas, recorridos, entre otras– y la historia –conmemoraciones y efemérides–. Como se verá más adelante, estos objetos no figuran en la agenda pública, por lo que no constituyen un asunto de interés social, y sí político. Además, las prioridades temáticas en esta agenda se mantienen estables en el tiempo, aunque evidentemente cuando un tema sube de rango en la agenda, otro tiene que descender. Otro elemento por destacar es que no estuvieron presentes en la agenda política los 27 objetos que han sido evaluados en la investigación, de tal manera que fluctuó la cantidad de apariciones por períodos de tiempo.
Por otra parte, se evaluaron 149 atributos en la dimensión sustantiva. En la primera fase del estudio solo estuvieron presentes en esta agenda 28 de los 149 analizados. De ellos se priorizaron las reuniones (28,57 %), las efemérides y conmemoraciones (9,52 %), la zafra azucarera (7,14 %), los eventos (5,95 %), el cuadro higiénico (5,95 %), los actos y abanderamientos (4,76 %), y los recorridos, la producción de alimentos agrícolas y la producción y venta de materiales de la construcción, con un 3,57 % respectivamente. En el segundo período de tiempo la jerarquización se mantuvo de forma similar, con las efemérides y conmemoraciones al frente (19,00 %), seguidas por las reuniones (15,00 %), y los eventos (14,00 %). En este caso solo encontramos 26 del total de atributos analizados.
Como se observa entre estos dos períodos no existe una diferenciación notable, porque los dos primeros puestos estuvieron ocupados por los mismos atributos en orden diferente. Por supuesto, ambos se corresponden al objeto actividades políticas, institucionales y sociales, que –como ya vimos– encabeza la agenda política. Sin embargo, los atributos más mencionados no se corresponden con los temas priorizados en estos períodos de tiempo. Pero, esto no sucede en la tercera fase el estudio, en la cual coinciden los atributos en la dimensión sustantiva con los objetos que encabezaron la agenda temática. En ese sentido encontramos en los primeros lugares a las reuniones (15,07 %), los eventos (13,7 %), y las efemérides y conmemoraciones (7,53 %). En este período se encontraron 38 atributos de 149 tenidos en cuenta para la investigación.
En caso similar se encuentra la agenda de atributos sustantivos en la cuarta y última fase, en la que estuvieron 45 atributos de los evaluados, entre los que estuvieron como primeros las reuniones (33,33 %), las efemérides y conmemoraciones (14,14 %) y los recorridos (4,55 %). Estos datos confirman lo que planteamos anteriormente acerca de la estabilidad temporal de los temas en la agenda política, lo que podría indicar que estas prioridades se mantienen estancadas.
Por otra parte, los atributos en la dimensión afectiva positiva pueden observarse en la tabla 3. Se observa que en los dos períodos iniciales –al igual que sucede con siguientes– el objeto que definitivamente posee mayor cantidad de menciones positivas en el mismo que encabeza la agenda de objetos: las actividades políticas, institucionales y sociales, seguido de la historia.
En los casos que veremos a continuación ocurre de manera similar, lo cual corresponde con las prioridades temáticas de la agenda política de objetos. La deficiente presencia de menciones positivas en la agenda política se explica cuando observamos la cantidad de menciones neutras en esta agenda durante las fases estudiadas, que superan con creces a las primeras; e indica que la agenda política se mantiene en la mayor parte de las ocasiones en un plano neutral. Otro elemento por denotar en este sentido es que la agenda política está compuesta principalmente por indicaciones de coberturas, acerca de las cuales no se emiten criterios, más allá de que en algunos casos se reitere la necesidad e importancia de que sean atendidas por los medios –como se constató a través del análisis de contenido realizado a los documentos y reuniones del PCC con los medios–.
Las menciones neutras, que pueden observarse en la tabla 4, son similares en el tiempo, y se igualan los dos primeros con aquellos que encabezan la agenda de objetos.
Por otra parte, es preciso destacar que la agenda política no tuvo menciones negativas en ninguno de los cuatro períodos estudiados. Consideramos sin embargo que la realidad es mucho más rica, y la preocupación de las autoridades políticas por problemas que fustigan la realidad santiaguera pudo comprobarse a través de la observación participante en las reuniones del PCC con los medios. El problema radica en que cuando se orientan las coberturas no se enfatiza en la valoración el hecho, porque simplemente los funcionarios emiten las orientaciones y dejan a los periodistas decidir qué enfoque darle.
A modo de resumen puede decirse que los objetos en la agenda política se mantienen estables en el tiempo, y que las prioridades temáticas en esta agenda oscilan entre las actividades como marchas, eventos, reuniones, entre otras, y otros temas como la historia, la vivienda y la higiene, como puede observarse en la figura 1.
Agenda pública en la provincia Santiago de Cuba
Los temas priorizados por la agenda pública –que pueden observarse en la tabla 5– se mantienen constantes en el tiempo. Esta agenda estuvo compuesta por 22 objetos en los cuatro períodos estudiados.
Veamos en la figura 2 el comportamiento uniforme y sistemático de la mayoría de los temas en la agenda pública. Como afirmábamos anteriormente en el acápite metodológico del informe existen, además, temas de naturaleza intermitente, que se desplazan en la agenda con el tiempo, como el Gobierno y las FAR-MININT.
Asimismo, hubo cuatro objetos que figuraron en las otras agendas analizadas en este estudio, y que sin embargo no estuvieron en la agenda pública: actividades políticas, institucionales y sociales, defensa civil, historia y política. Otros como la ciencia y tecnología y la economía tuvieron escasas menciones en los períodos analizados. Nótese que las actividades y la historia son los temas que encabezan la agenda mediática por excelencia, y en gran medida a la agenda política.
En cuanto a los atributos en la dimensión sustantiva durante el primer período hubo 77 ítems, de los cuales fueron los más mencionados los servicios estatales a la población (15,33 %), las instituciones estatales (12,46 %), el mantenimiento y remodelación de locales y viviendas (9,65 %), el trabajo de comunales (6,70 %), el transporte urbano estatal (4,46 %) y la venta normada y distribución de alimentos (4,29 %).
Durante la segunda etapa hubo 79 elementos, de los cuales ocuparon los primeros puestos los mismos atributos que en la primera, y se sumó el trabajo de comunales (6,19 %), la venta normada y distribución de alimentos (5,33 %) y el transporte urbano estatal (4,12 %). Es importante que aclaremos que esos mismos temas, que como vimos aparecen en rangos similares en los dos primeros períodos del estudio, estuvieron también en los lugares cimeros durante las últimas fases, y se alternaban con otros atributos como las violaciones en la construcción (5,78 % en el tercer período y 5,64 % en el cuarto) y las ventas especiales (4,38 % en el tercer período y 4,28 % en el cuarto).
Los atributos en la dimensión sustantiva priorizados no tienen ninguna relación con los que aparecen en los primeros lugares en las otras agendas, lo que explica en gran medida las correlaciones. Además, estos elementos sí coinciden con los objetos priorizados en la agenda pública, aunque alternan el orden de prioridad en determinados períodos de tiempo.
En cuanto a la dimensión afectiva positiva, puede destacarse como algo significativo que la agenda pública solo tuvo dos objetos que tuvieron este tipo de tratamiento, en el tercer y cuarto períodos de tiempo: servicios e instituciones estatales (88,89 % y 87,80 % respectivamente) y comunicaciones (11,11 % y 12,20 % cada uno). Esta particularidad puede estar relacionada con el instrumento de recogida de datos, y se parte de que la propia pregunta Gallup indica “el problema más importante”, y esto tiende a sugestionar respuestas negativas o neutras en las personas. Por otra parte, el codificador que utilizamos es de las Asambleas del Poder Popular, un espacio por excelencia para emitir quejas sobre los aspectos sociales más relevantes. Esto coincide con lo hallado por Gallego y Rosabal (2010) y Colunga (2011), en los que aparecen muy pocas menciones positivas para los objetos y atributos en cuestión.
Por otra parte, superando incluso a las negativas, las menciones neutras se adueñaron de la agenda pública. En el primer período hubo 21 objetos con este tratamiento, entre los que se destacan los servicios e instituciones estatales (32,70 %), la vivienda, construcción y patrimonio (13,64 %), el comercio interior (8,37 %), la higiene comunal (7,98 %), el acueducto (7,73 %), la salud pública (6,50 %), el transporte (6,36 %) y la gastronomía (6,05 %). Esos mismos temas encabezaron la agenda de menciones neutras en el segundo período, aunque en el tercero y el cuarto, se desplazaron algunos hacia otros lugares en la agenda. En la tabla 6 se muestran estos valores.
Sin embargo, existe una particularidad: esos mismos temas que son tratados de forma neutral por las personas, son aquellos valorados también de forma negativa. En este caso los temas varían en mayor medida su posición en la agenda de valoraciones negativas, sobre todo en los últimos períodos de tiempo. Por ejemplo, en la primera fase del estudio los temas destacados negativamente fueron los servicios e instituciones estatales (23,99 %), el comercio interior (15,97 %), la higiene comunal (12,33 %), el transporte (10,60 %), el acueducto (9,58 %) y la vivienda, construcción y patrimonio (9,19 %). Como se puede ver los porcentajes son bastante altos, a diferencia de los temas con igual posición en la agenda política.
Ahora bien, veamos la diferencia respecto a los temas negativamente más tratados en el cuarto período de tiempo: comercio interior (15,14 %), transporte (13,63 %), vivienda, construcción y patrimonio (11,84 %), problemas sociales (11,40 %), servicios e instituciones estatales (11,26 %) e higiene comunal (9,65 %). Si analizamos esta variación, percibiremos que es realmente ínfima, por lo que podemos decir que en la agenda pública no solo se mantienen constantes los objetos, sino también los atributos en ambas dimensiones.
De este análisis podemos resumir que las personas se preocupan en gran medida por el servicio y el trabajo de las instituciones estatales, así como las condiciones habitacionales, el trasporte público –sobre todo estatal– y la higiene de la comunidad. Como veremos posteriormente, de estos tópicos hay algunos priorizados también por la agenda mediática analizada, aunque como adelantamos, los dos asuntos más importantes para los medios no aparecen en la agenda pública.
Agenda mediática del periódico Sierra Maestra y correlación con la agenda política y la agenda pública
Para comenzar, la agenda mediática del periódico Sierra Maestra se mantuvo, al igual que la agenda política, de forma estable en el tiempo, como se observa en la figura 3.
La tabla 7, que muestra la agenda mediática de objetos del periódico, permite visualizar que en el primer período de 27 objetos evaluados solo estuvieron 22.
La correlación de la agenda del periódico con la agenda política en este período fue baja (0,246), con solo 16 ítems correlacionables1; que al tener en cuenta que esta agenda solo posee 22 y la agenda política 19, es un número por considerar. En tanto, la correlación con la agenda pública fue moderada (0,427), con 17 elementos correlacionables, de 22 posibles en esta agenda. Este resultado puede considerarse uno de los mayores obtenidos en la correlación entre una agenda mediática y la agenda pública, dado que como explicamos anteriormente, el valor entre ambas se mantiene entre bajo nulo. Sin embargo, aquí vemos una agenda mediática con temas muy similares a los que aparecen en la agenda pública.
En el segundo período de tiempo los objetos priorizados fueron similares, aunque en este caso, de 27 objetos evaluados, solo figuraban 21. En esta fase la correlación con la agenda política fue moderada (0,5332), con 14 ítems correlacionables. Si analizamos esta cantidad comparada con los objetos en la agenda del periódico y la política, vemos no es un valor pequeño. Por otra parte, la correlación con la agenda pública fue nula (-0,012), con 17 ítems correlacionables. Nótese la diferencia con la correlación en el tiempo 1, y como sin muchas variaciones en ambas agendas el valor es totalmente diferente. Por supuesto, insistimos en que los temas priorizados por el medio no son los mismos que les interesa al público concretamente, aunque en este caso se acercan bastante.
Durante la tercera fase en la agenda del periódico aparecieron 24 de los 27 objetos evaluados. La correlación de esta agenda con la política fue moderada (0,554*), con 18 elementos correlacionables, que resulta significativo según la cantidad de objetos en cada agenda. En tanto, la correlación con la agenda pública fue baja (0,340), con 19 elementos correlacionables, de 22 posibles en esta agenda.
Por último, en el cuarto período figuraban 24 objetos en esta agenda, cuya correlación con la agenda política fue alta (0,734**), con 21 ítems correlacionables. En cuanto a la correlación con la agenda pública, esta fue muy baja (0,158), con 19 ítems correlacionables.
Nótese que a diferencia de la agenda política, en la agenda mediática del periódico el primer lugar no posee un porcentaje tan distante del segundo puesto, por lo que las temáticas en esta agenda se mantienen de forma más constante. Por supuesto, la agenda mediática es mucho más rica que la política, que al ser básicamente de coberturas institucionales, deja abierta a los medios la posibilidad de incluir otros temas. En este sentido, las correlaciones entre esta agenda y la política resultaron ser diversas –alta, moderada y en una ocasión baja–, lo que indica que la transferencia temática desde la segunda hacia la primera agenda no es total, aunque sí significativa, porque en la agenda mediática figuran los objetos de la agenda política en un rango similar. Sin embargo, en un estudio realizado en el año 2013 con la utilización de estas agendas se obtuvo una relación muy baja (0,04) (Muñiz y Fonseca, 2015, p.327). En comparación con este resultado previo puede decirse que ambas agendas se han acercado más durante los cuatro períodos estudiados. Por otra parte, la correlación con la agenda pública fue entre moderada y muy baja, en donde se destacó por el distanciamiento evidente entre objetos de la agenda mediática del periódico en los períodos analizados.
En cuanto a la dimensión sustantiva puede decirse que los atributos que encabezaban la agenda del periódico en la primera fase fueron los homenajes (6,78 %), los servicios estatales a la población y la atención médica a la población, con un 5,93 % de menciones cada uno, las efemérides y conmemoraciones (5,08 %), y la zafra azucarera y los delitos y delincuentes (4,24 % respectivamente). Estos atributos se corresponden con los objetos priorizados, y de los 149 que se evaluaron solo estuvieron presentes 58. La correlación de atributos en la dimensión sustantiva entre la agenda mediática del periódico y la agenda política en esta etapa fue baja (0,306), con solo 19 ítems correlacionables. Este resultado es muy parecido al obtenido en la correlación de objetos, lo que indica que en este caso es baja la transferencia de objetos y atributos sustantivos desde la agenda política hacia la mediática. En cuanto a la correlación con la agenda pública, también fue baja (0,358), en este caso con 29 elementos correlacionables.
En el segundo período de tiempo solo se encontraron 45 atributos, de los cuales estaban en los primeros puestos las efemérides y conmemoraciones (10,53 %), la producción de alimentos agrícolas (6,58 %), las graduaciones (5,26 %) y las reuniones y los eventos, ambos con un 3,95 % de las menciones. Estos atributos, que se corresponden parcialmente con los temas priorizados en la agenda de objetos, tenían una correlación moderada (0,678**) con los de la agenda política. Sin embargo, este resultado no es muy fidedigno si tenemos en cuenta que solo hubo 20 ítems correlacionables, o sea, menos de la mitad de los atributos de la agenda mediática, –aunque muy cerca del valor hallado en la agenda política–. Por otra parte, la correlación de esta agenda mediática con la agenda pública fue Nula (-0,284), con 24 elementos correlacionables.
Durante el tercer período de tiempo solo aparecieron en la agenda del periódico 53 atributos en la dimensión sustantiva. Entre ellos se destacaron las efemérides y conmemoraciones, los eventos y los cinco héroes, con un 5,26 % de las menciones en cada caso, tal como sucedió con el 500 Aniversario y el proceso de rendición de cuentas (4,39 %). Estos resultados se corresponden parcialmente con la agenda de objetos, y tienen una correlación moderada (0,419) con la agenda política de atributos sustantivos. Sin embargo sucede lo mismo que el caso anterior: la correlación arroja un número significativo, aunque solo hubo 22 elementos correlacionables. Este dato no es muy representativo para la agenda política, pero sí para la mediática, donde la cifra no llega a la mitad de los atributos presentes. En el caso de la correlación con la agenda pública, esta fue muy baja (0,118), con solo 26 elementos correlacionables.
Por último, en la cuarta fase del estudio los atributos sustantivos más destacados fueron las reuniones (10,59 %), las efemérides y conmemoraciones (8,24 %), los homenajes (7,65 %), las elecciones (5,88 %), y los eventos (4,71 %). En esta agenda solo estuvieron presentes 61 atributos, que tenían una correlación alta (0,733**) con los de la agenda política. Solo hubo 27 elementos correlacionables, una cifra que es moderadamente significativa en ambas agendas. En tanto, la correlación con la agenda pública fue baja (0,253), con 26 elementos correlacionables, de 77 posibles en esta última agenda.
Nótese que las correlaciones de atributos en la dimensión sustantiva y las de objetos son muy similares en este caso para la agenda política y la mediática, lo que indica que cuando la agenda política transfiere objetos, o sea, temas generales, también lo hace con los temas específicos, aunque los valores correlacionables no sean altos. Lo contrario ocurre en el caso de la agenda mediática del periódico y la agenda pública, donde no existe transferencia de temas generales ni específicos en la mayoría de los casos.
En el caso de la dimensión afectiva positiva, los valores para la agenda mediática del periódico se muestran en la tabla 8.
En la primera fase, de 27 objetos evaluados, solo 20 tenían menciones positivas, una cifra significativa, y se tiene en cuenta que en la agenda política solo hubo cinco objetos con este tipo de menciones. La correlación de esta dimensión entre la agenda mediática del periódico y la agenda política fue nula (-0,105), con solo cuatro objetos correlacionables. Este valor es realmente ínfimo, pero para la agenda política es significativo, al tener en cuenta que de cinco objetos, cuatro estuvieron mencionados en la agenda mediática, aunque no en el mismo rango. Sobre la correlación de esta agenda mediática con la agenda pública, recordemos que la última no posee menciones positivas suficientes para realizar la operación matemática en ningún período de tiempo.
En la segunda fase del estudio la correlación con la agenda política fue baja (0,362), con 10 ítems correlacionables. Se tiene en cuenta que en la agenda mediática del periódico en esta fase solo hubo 15 objetos con menciones positivas, y que en la agenda política hubo exactamente 10, puede decirse que aunque el resultado matemático haya sido bajo –porque el rango de los objetos no era el mismo–, todos los objetos de la agenda política con menciones positivas estuvieron presentes en la agenda mediática.
Durante el tercer período, la correlación con la agenda política fue moderada (0,478), aunque con solo ocho ítems correlacionables de 21 posibles que tenía la agenda del periódico, y nueve de la agenda política. Nuevamente, se observa que la mayoría de los objetos con menciones positivas de la agenda política están en la agenda mediática.
Por último, en el cuarto período de las 17 menciones positivas de esta agenda, solo cuatro fueron correlacionables con la agenda política, donde hubo cinco menciones positivas. En este caso la correlación entre ambas agendas fue muy alta (0,833), lo que corrobora la transferencia parcial de los atributos en la dimensión afectiva positiva de una agenda a otra. Obsérvese que los objetos que poseen más menciones positivas coinciden con aquellos que encabezan la agenda mediática del periódico en las fases analizadas.
En cuanto a las menciones neutras de los atributos en la agenda del periódico –que pueden observarse en la tabla 9– puede decirse que las prioridades de la agenda mediática de objetos no coinciden del todo con estas, lo que indica que el medio da un tratamiento neutral a asuntos demandados como los problemas sociales, en tanto aborda de manera positiva otros como la agricultura, la historia o la salud pública, que en ambos casos poseen altos porcentajes. En este caso la correlación con la agenda política fue nula (-0,070), con 10 elementos correlacionables, resultado que es notorio si analizamos que la agenda mediática del periódico posee solo 16 objetos con menciones neutras, en tanto la agenda política tuvo 17. Por otra parte, la correlación con la agenda pública fue muy baja (0,127), con solo nueve elementos correlacionables.
Durante el segundo período de tiempo la correlación con la agenda política fue alta (0,737), aunque solo con siete elementos correlacionables, de 16 posibles en la agenda mediática y 10 en la agenda política. En tanto, la correlación con la agenda pública fue nula (-0,150), con 12 ítems correlacionables.
En la tercera fase la correlación con la agenda política resultó baja (0,241), con 11 elementos correlacionables de 12 posibles en la agenda mediática y 19 en la agenda política. En tanto, la correlación con la agenda pública fue muy baja (0,080), con solo nueve ítems, de 19 posibles. Por supuesto, este número indica que ambas agendas no abordan de forma neutra los mismos temas, algo que no sucede en la correlación con la agenda política, en la cual el valor no es muy alto, pero la mayor parte de los objetos de la agenda mediática tenían coincidencia con la política.
Por último, en el cuarto período de tiempo la correlación con la agenda política en este caso fue moderada (0,524), con 20 ítems correlacionables de 22 posibles en la agenda mediática, y 23 en la agenda política. Por otra parte, la correlación con la agenda pública fue nula (-0,124), con 16 ítems correlacionables, de 18 posibles en esta agenda. Y aquí puede notarse la diferencia importante entre ambas agendas respecto al tratamiento de temas y la agenda de los medios.
Es importante acotar que independientemente del resultado numérico de las correlaciones con la agenda política, la agenda mediática del periódico aborda de forma positiva, neutral y negativa el mismo grupo temático, dentro del cual figuran objetos priorizados por la agenda política y en algunos casos la agenda pública.
Por último, la agenda del periódico solo tuvo en el primer período analizado cinco objetos con menciones negativas, de 27 evaluados para el estudio. Dichos objetos son los problemas sociales (40,00 %), la higiene comunal y los servicios e instituciones estatales, cada uno con un 20,00 % de las menciones, y el transporte y la vivienda, construcción y patrimonio, con un 10,00 % respectivamente. En este período la correlación con la agenda pública –pues recordemos que la agenda política no tuvo menciones negativas– fue nula (-0,527), con solo cinco elementos correlacionables, de similar cantidad en la agenda del medio y 19 posibles en la agenda pública. Esta cifra sin dudas indica que los cinco objetos tratados negativamente en la agenda mediática del período en esta fase coinciden con cinco presentes en la agenda del público, pero los valores y los rangos distan tanto, que obtenemos este resultado.
En el segundo período solo dos objetos tuvieron menciones negativas: la higiene comunal (75,00 %) y los problemas sociales (25,00 %); razón por la cual no fue posible establecer correlaciones con la agenda pública. En tanto, en la tercera fase los objetos higiene comunal y acueducto (33,33 % cada uno), y problemas sociales y política (16,67 % respectivamente), fueron los únicos que tuvieron este tipo de menciones. En este caso la correlación fue nula (-0,866).
Durante el cuarto período de tiempo estudiado hubo cuatro objetos con menciones negativas: problemas sociales, política y transporte, cada uno con un 28,57 % de las menciones; así como la industria (14,29 %). En el caso de esta dimensión no fue posible establecer una correlación con la agenda política, porque esta última no tuvo menciones negativas; ni con la agenda pública, que a pesar de tener varios objetos con menciones negativas, no coincidieron con los que aparecieron en la agenda del medio.
Nótese que a pesar de la baja cifra de objetos con menciones negativas, aquellos que las tienen son temas realmente que preocupan a las personas, como los problemas sociales (delincuencia, indisciplinas sociales, etc.), la vivienda, el transporte, los servicios, entre otros. Sin embargo, aún queda mucho por trabajar en la construcción de esta agenda, sobre todo en la cantidad de menciones neutras a los objetos, que realmente denota que los periodistas no están asumiendo una postura crítica ante los hechos de la realidad. Como observamos, existe una relación visible entre la agenda política y la agenda del periódico, demostrada a partir de los objetos primeramente, y luego de los atributos en la dimensión sustantiva. Es evidente que la agenda mediática es mucho más, aplica temáticamente hablando, pero sin dudas los temas de la agenda política están presentes casi en su totalidad. Por otra parte, vimos el distanciamiento en todos los sentidos de la agenda del medio con la agenda pública, donde la segunda a pesar de tener los mismos objetos que la primera, no le otorga el mismo nivel de importancia, y eso influye notablemente en la correlación.
Discusión y conclusiones
De la evaluación cuantitativa realizada, aplicando las técnicas del análisis de contenido y el coeficiente de correlación por rangos de Spearman, podemos concluir que al igual que se determinó en investigaciones realizadas en Cuba (Gallego y Rosabal, 2010; Colunga, 2011; entre otras) la agenda mediática y la agenda pública poseen bajos valores correlativos. Esto evidentemente atenta contra el reflejo de los temas de preocupación pública en los medios locales, y más específicamente, en el periódico Sierra Maestra. Este resultado se contrapone con los estudios tradicionales de Agenda Setting (McCombs, 2006) en los cuales se evidencia la transferencia temática desde los medios hacia el público. Al decir que estas agendas no poseen altos valores correlativos estamos aludiendo a una asimetría temática, pues no podríamos hablar de causalidad si ambas listas no tienen valores similares. Este hallazgo indica otras problemáticas de fondo, que sería oportuno abordar en estudios posteriores, referidas a las condicionantes que influyen en los datos numéricos obtenidos.
Por otra parte, la investigación permitió demostrar que las agendas mediática y pública permanecen en el tiempo, tanto en temas generales (objetos) como en temas más específicos y sus valoraciones (atributos). Esta particularidad es la que provoca que las correlaciones sean igualmente constantes, y que se establezcan de forma prolongada estas bajas relaciones entre los medios y el público, un asunto de preocupación para los actores sociales que intervienen en el proceso.
Además de estos elementos, se pudo constatar que existe una correlación significativa de objetos y atributos entre la agenda política hacia la agenda del periódico. De ello puede deducirse que este medio no hace un balance de temas en su agenda, porque es una lista enfocada principalmente hacia asuntos como los actos, reuniones, conmemoraciones, y otros que no son de preocupación de las personas. En ese sentido recomendamos que este resultado se contextualice en el medio correspondiente, además de profundizarse en las condiciones que originan estos valores. Por ende, al cerrar el ciclo de correlaciones entre las agendas puede observarse que existe una ruptura en un posible planteamiento de transferencia temática: la agenda política tiene valores correlativos significativos con la agenda mediática analizada, lo que permite comprobar algunos planteamientos de la Agenda Setting. Sin embargo, entre las agendas mediática y pública no se visualizan altos niveles correlativos, característica observada de igual modo entre las agendas política y pública.
Referencias
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Colunga, M (2011). Mediaciones sobre el contenido de los medios que inciden en la relación entre la agenda mediática del periódico adelante y la agenda pública de sus lectores potenciales. Tesis de Licenciatura. Cuba: Universidad de Camagüey. (Inédito)
Gallego, J. y Rosabal, A. (2010). Las cartas sobre la mesa: Un estudio sobre la relación entre agenda pública y agenda mediática en Cuba: caso Granma. Tesis de Licenciatura. Cuba: Universidad de La Habana.
Gautier, L. & Ruiz, C. (2014). El discurso político y su reflejo en los medios: la credibilidad en tiempos de crisis (2008-2011). Historia y Comunicación Social, 19, p. 129-137.Muñiz & Fonseca, 2015
López, P. & Casero A. (2014.) La información periodística de portada en España: evolución histórica de fuentes, agendas y encuadres (1980-2010). Historia y Comunicación Social, Vol. 19. Nº Especial. Enero (2014), p. 457-473.
McCombs (2006). Estableciendo la agenda. El impacto de los medios en la opinión pública y el conocimiento. Barcelona: Paidós.
Muñiz, V., y Fonseca, R. Á. (2015). Relación entre la agenda mediática de los órganos de prensa provinciales de Santiago de Cuba y la agenda política. Influencias en el proceso. Santiago (137), p. 316-343.
Rodríguez, R. (2004). Teoría de la Agenda-Setting. Aplicación a la enseñanza universitaria. Madrid: Observatorio Europeo de Tendencias Sociales.
1 En el caso de las correlaciones especificaremos además de la interpretación y el valor, la cantidad de ítems correlacionables, porque el coeficiente puede dar un valor determinado que no sea indicativo de la situación matemática real. Esto evidentemente ocurre porque las agendas son muy heterogéneas en su composición, y los ítems que están presentes en una no necesariamente están en otra. Por ello es importante tener en cuenta este aspecto, que permite ofrecer valoraciones más profundas del dato numérico que brinda el coeficiente.
2 Las correlaciones marcadas (*) son significativas a nivel 0.05, y las marcadas (**) son significativas a nivel 0.01.
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