Revista Latinoamericana de Derechos Humanos Número monográfico extraordinario 2016. Tendencias de las migraciones (EISSN: 2215-4221) URL: http://www.revistas.una.ac.cr/derechoshumanos Doi: http://dx.doi.org/10.15359/rldh.extraordinario2016.9 Páginas de la 229 a la 250 del documento impreso Recibido: 3/7/2016 • Aceptado: 15/9/2016 |
Itinerarios de la añoranza; construcción de la comunidad translocal
Longing Itineraries: Building the Translocal Community
Itinerários de esperanca; construção da comunidade translocal
Gustavo López Angel*
Sara Morán Domínguez**
Tal vez la época actual sea más bien la del espacio, la de lo simultáneo, la yuxtaposición, la de lo cercano y lo lejano, la del pie a pie, la de lo disperso [estamos] en un momento en que el mundo se experimenta menos como una gran vida que se desarrolla en el tiempo y más como una red que une puntos y entrecruza su madeja.
Michael Foucault, conferencia “Espacios otros”, Túnez 1967
Resumen
La migración ha redimensionado las prácticas sociales, la pertenencia es replanteada, la membresía es renegociada y contendida, por lo cual se han debido generar estrategias para su sostenimiento. La comunidad translocal opera a través de relaciones multisituadas que revelan las formas en que los migrantes se van adecuando a las nuevas exigencias de la comunidad. Destacamos la pulsión emocional de la nostalgia, como uno de los vehículos de sostenimiento de la comunidad. La comunidad es redefinida y comprendida en un conjunto de relaciones socioculturales, que generan sus miembros donde la localidad no es central, sino la conexión. Una nueva dimensión del espacio social comunitario no es solo el hecho de que la comunidad no esté reunida en una topografía, sino que acuerdos, compromisos y reconocimientos se exhiben y dirimen también en el ciberespacio que, pese a ser aún menos concreto que la noción espacial de territorio, da cohesión y aporta un elemento dinámico para preservar a la comunidad. El Facebook, YouTube y un blog, son las plataformas web del espacio virtual donde concurren “vecinos, paisanos y ciudadanos” (categorías de adscripción a partir de la migración), donde hay una reproducción de prácticas sociales, hasta las más ancestrales y fundamentales para dar una nueva dimensión a una comunidad translocal, multisituada, ciberubicada.
Palabras clave: migración, translocalidad, emociones, espacios virtuales.
Abstract
Migration has reshaped social practices, the sense of belonging has been rethought, and the membership is renegotiated and contended; this is why strategies for their sustainability have been generated. The translocal community operates through multilocated relationships that reveal the ways in which migrants are adapting to the new demands of the community. We emphasize the emotional impulse of nostalgia as one of the vehicles of sustainability for the community. The community is redefined and understood in a set of socio-cultural relationships its members generate, and where the locality is not central, but the connection. A new dimension of the social community space is not just the community gathered in a specific place, but also that agreements, commitments, and acknowledgments are exhibited and settled in the cyberspace; this cyberspace gives cohesion and brings a dynamic element to preserve the community, despite the fact that it is even less concrete than the spatial notion of territory. Facebook, YouTube and a blog are the web platforms of the virtual space where “neighbors, compatriots and citizens” (categories of ascription from the migration) get together, where there is a reproduction of social practices (even the most ancient and fundamental ones), to give a new dimension to a translocal, multilocated and ciberlocated community.
Keywords: migration, translocality, emotions, virtual spaces.
Resumo
A migração tem redimensionado práticas sociais, a identidade é repensada, a adesão é renegociada e dialogada, forçando a pensar novas estratégias para que seja sustentável. A comunidade translocal opera através de relações multi-situadas que revelam as maneiras nas quais os imigrantes estão se adaptando às novas demandas da comunidade. Enfatizamos o impulso emocional da saudade, como um dos veículos de apoio a comunidade. A comunidade é redefinida e compreendida como um conjunto de relações socioculturais, geradas por integrantes, onde a localização não é o ponto central, mas sim a conexão produzida. Uma nova dimensão do espaço social comunitário não é apenas o fato de que a comunidade não está localizada em um mapa, mas bem está composta de acordos, compromissos e reconhecimentos visíveis em um ciberespaço que, apesar de ser ainda menos concreto do que a noção territorial espacial, dá coesão e traz um elemento dinâmico para preservar a comunidade. Face book, YouTube e um blog são as plataformas web de espaço virtual onde participam “vizinhos, compatriotas e cidadãos” (categorias compreendidas desde a migração), onde existe uma reprodução de práticas sociais, desde as mais antigas e fundamentais para dar uma nova dimensão a uma comunidade translocal, multi-situada, ciber-situada.
Palavras-chave: migração, translocalidade, emoções, espaços virtuais.
Uno de los retos metodológicos de investigación en el terreno de la migración es comprender la intersubjetividad como un tipo de acción afectiva que da paso al intercambio lingüístico, ideológico y emocional en el espacio social translocal. Autores como Goffman (1981) muestran las conductas externas de los encuentros sociales, desde la perspectiva del reconocimiento o negación del estatus de los sujetos participantes en la interacción social, proceso directamente asociado a los sentimientos de diferencia o respeto en unos casos, y de vergüenza en otros. En Giddens (2000), la estructuración social no es posible comprenderla sin un referente emocional. Comprender una emoción equivale a comprender la situación y la relación social que la produce. El sentimiento está íntimamente vinculado a su específica naturaleza social (Bericat, 2012).
Las emociones secundarias están condicionadas cultural y socialmente; la nostalgia, como la vergüenza, la decepción, el amor, la culpa o el resentimiento son emociones secundarias, vinculadas a las emociones primarias (el miedo, la ira, la tristeza).1
Hirai argumenta que ... según el diccionario de la RAE, la palabra nostalgia se refiere a la “pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos” o “tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha pérdida, añoranza.” Como lo señala la traducción de este término en ingles, homesick, la nostalgia es un sentimiento relacionado con el hogar. Es la tristeza o el malestar por la causa de la distancia espacial y temporal entre el lugar, donde se encuentra el sujeto actualmente, y el hogar o el terruño, donde sus familiares y otras personas cercanas con quien compartía la vida en ese lugar que se imagina en sus memorias. Es un sentimiento de insatisfacción con la condición de su vida actual en el lugar lejano de su hogar y su gente querida, y a la vez, un anhelo por el terruño. El imaginario es un concepto neutral, ni correcto ni negativo. Se refiere simplemente a una imagen mental. No obstante, cuando uno describe con nostalgia dicho lugar lejano en su mente, el lugar que se describe en su mente ya no es un término neutral. Con la nostalgia, uno lo idealiza, siente apego a su hogar y anhela regresar ahí para llenar la insatisfacción, en cambio, mira el lugar en donde se encuentra con un sentimiento negativo (Hirai, 2009, p. 43).
En nuestro referente, este anhelo por el “regreso” al hogar tiene otros matices, ya que físicamente se está ausente de la localidad de origen, las dinámicas formas de relacion comunitaria son un consolidado vínculo de pertenencia y acción.
Nuestro referente empírico, la comunidad translocal mixteca de El Rosario está multisituada. La abordamos desde la narrativa de los actores sociales, desde las motivaciones que descansan en sus acciones sociales, las cuales se expresan en una agenda de corte translocal, mediante la cual sostienen vínculos comunitarios. Los sujetos migrantes mixtecos de El Rosario, crean, sostienen, reproducen y transforman un conjunto de prácticas que les permite renovar su pertenencia, donde descuella la pulsión emocional de la nostalgia como uno de los vehículos de sostenimiento de la comunidad, la que es redefinida y comprendida en un conjunto de relaciones socioculturales, que generan sus miembros sin importar su lugar de localización. Frente a la ausencia de una reforma migratoria que otorgue certidumbre a los migrantes, y les permita desplazarse. La pertenencia y membresía se constituyen en ese entramado de relaciones que escapan al control del Estado nación y erigen su mundo de significados y sentido.
La herramienta metodológica para el estudio de sujetos tan dinámicos es la etnografía multisituada (Marcus, 2001), como estrategia que permite recuperar los itinerarios y sus trayectorias en diferentes formaciones culturales y diversos sitios de actividad, en la que incluimos la etnografía en el ciberespacio. Abordar aspectos como el sentido de pertenencia de la población rosareña requiere una etnografía móvil y un análisis descentrado para examinar las tramas de significación cultural, y así recuperar las trayectorias de los sujetos en diferentes formaciones culturales y diversos sitios de actividad (Marcus, 2001): El Rosario, Ciudad de México en la colonia Iztapalapa, Santa Ana y Santa María California, Nueva York y el ciberespacio son los referentes espaciales de la comunidad “seguir empíricamente el hilo conductor de procesos culturales lleva a la etnografía multilocal” (Marcus, 2001, p. 113). Otra característica de la comunidad son sus prácticas cotidianas en espacios virtuales dentro de las redes sociales generadas por internet; dimensión que reconfigura su espacio social. Esto resulta de vital importancia en un contexto de exclusión y vulnerabilidad en la sociedad receptora donde el 96% de los migrantes son indocumentados.
La peculiaridad del espacio social comunitario no es solo el hecho de su diversidad topográfica, sino que aspectos comunitarios se diriman en el ciberespacio, el cual, pese a su aparente intangibilidad, frente a la noción espacial de territorio físico, genera cohesión y aporta un elemento dinámico para preservar a la comunidad. Facebook, YouTube y un blog son las plataformas web del espacio virtual donde la comunidad se reproduce.
En la mixteca, las categorías de región sustentadas en delimitaciones físicas resultan insuficientes para definirla; un constante flujo multidireccional de relaciones sociales, económicas, culturales y políticas enlaza diversas comunidades tanto en México como en los Estados Unidos, lo que da forma a una región multisituada. Este fenómeno, en parte, debe su emergencia a diversos procesos migratorios; pero no puede reducirse a ello, es necesario construir marcos analíticos que den cuenta de la interconectividad de la migración. Consideramos que la perspectiva multilocal permite mostrar la complejidad del proceso, dejando atrás las visiones pendulares o bifocales, las que a la luz de las nuevas dinámicas sociales se diluyen. Los juegos de la representación operan en la forma de enunciar a la otredad, el término mixteca fue acuñado por los mexicas, en lengua mixteca es Ñuu Savi (Pueblo de la lluvia). La delimitación histórica la confina a los Estados de Guerrero, Oaxaca y Puebla, pero en las nuevas realidades sociales y culturales la localización se desborda.
El Rosario, Junta Auxiliar del Municipio de Petlalcingo en el Estado de Puebla, México es la comunidad de origen; al ampliarse, sus miembros han debido adecuar estrategias para su sostenimiento. Las redes sociales de El Rosario, cuyo crecimiento y adaptación permite la recreación de la comunidad donde aspectos como la nostalgia son manifestaciones evidentes. La mirada recurrente para observar la comunidad translocal o la transnacional remitía al análisis de las acciones más visibles del campo social: la fiesta patronal, los apoyos para obra pública, las remesas económicas y culturales, sus participaciones en el sistema de cargos, entre otros. En los últimos años, la concurrencia a los espacios virtuales nos demanda una nueva óptica para estos procesos sociales donde los individuos reproducen y dirimen sus asuntos, negocian su membresía y pertenencia, cuestión que revela las formas en que los actores sociales se van adecuando a las nuevas exigencias donde la localidad no es central, sino la conexión.
Nacer en un lugar, vivir la infancia en otro, construir la adolescencia en un nuevo espacio, casarse en uno más, imaginar las implicaciones de envejecer lejos son los entramados de la existencia a la que se enfrentan los grupos mixtecos migrantes de El Rosario. El mito de retorno al lugar de origen remite a la relación que los sujetos mantienen con sus sociedades. El lugar es la referencia al sitio donde nacemos, crecemos, estudiamos o construimos nuestros proyectos de vida, su persistencia en la memoria se nos impone como espacio de nostalgia a través de un conjunto de recuerdos y sensaciones. El lugar de origen se constituye como espacio tangible de la experiencia cultural en la construcción del sentido de pertenencia de los sujetos que han desarrollado sus trayectorias de vida de manera translocal.
Pero el lugar no es una entidad única y homogénea, pierde su consistencia al aplicarle una mirada histórica; en ese sentido, nociones como la localidad y comunidad de origen se fragmenta o redimensiona. Pensar en términos de puntos de origen y destino se convierte en una visión dualista que simplifica el proceso migratorio. Las trayectorias de vida están engarzadas en diversos puntos de remembranza, lo que implica diversos mundos de significado y sentido en relación con los demás. Las experiencias de vida conectan a los actores con múltiples lugares donde se reproduce el espacio social comunitario. Ayora Díaz, en su trabajo sobre translocalidad en Chiapas y Yucatán, ofrece una crítica donde sostiene que:
... la noción de localidad, a menudo “bloquea” la cultura en el tiempo y el espacio, lo que contribuye a la institucionalización de la dicotomía global-local. Por el contrario, y se complementa, translocalidad, como concepto, requiere el reconocimiento de las formas de intercambio cultural, donde las relaciones entre los grupos locales buscan fomentar la producción de híbridos culturales y se aleja de esencializar lo local y evita que las representaciones de lo local como forma estática e inmutable anclada en un territorio determinado. (Ayora Díaz, 2007, p. 134).
La construcción, consolidación y sostenimiento de actividades translocales son resultado de una combinación de procesos que involucran instituciones y prácticas generadas desde diversos ámbitos por actores individuales y colectivos. Los procesos translocales irrumpen en la escena pública de diferentes formas y magnitud; gobiernos locales, municipales, estatales y federales, iglesias y sus diferentes denominaciones, congregaciones religiosas independientes, manifestaciones culturales de diverso tipo, entre otros, establecen alianzas translocales.
Un impacto de la migración ha sido la extensión del sentido de comunidad más allá del territorio. La comunidad es redefinida, puede ser entendida como una colectividad cultural basada en un conjunto de relaciones y pertenencias sociales significativas que permite a los sujetos migrantes residir fuera de la localidad, de la región o del país de origen. La migración construye espacios sociales de múltiples dimensiones, compuestos por acciones interrelacionadas de frecuencia continua o laxa, institucional o no institucional, sin límites territoriales.
Mantener sólidas prácticas socioculturales permanentes desde los diversos lugares donde se radique inclina a una redefinición de la concepción de comunidad, la que puede ser entendida como una colectividad fundamentada en un conjunto de relaciones socioculturales vinculantes, que permite a sus miembros la pertenencia, independientemente del lugar donde se radique. Pertenecer implica el reconocimiento de los miembros de una colectividad a partir de dos aspectos centrales: 1) compartir un núcleo de representaciones colectivas; 2) desempeñar un rol dentro de la colectividad.
La comunidad aglutina a sus miembros a través de mecanismos (por la vía institucional) como el nombramiento o colaboración en cargos civiles y religiosos. Otorga membresía a través de una serie de situaciones basadas en la inclusión/exclusión. Se encuentra inmersa en dinámicas de cambio que rebasan los límites territoriales y redefinen las acciones de sus miembros.
La migración de la población rosareña
Los antecedentes de la migración rosareña datan de 1930, fue interna y temporal, principalmente hacia el estado de Veracruz, para trabajos agrícolas en el corte de caña y café y como manuales en las empacadoras de piña; esta migración fue masculina. En los años cincuenta del siglo pasado, la migración fue principalmente hacia Cuautla, el trabajo también era estacional y masculino, la gente se dedicaba al corte de jitomate:
A la gente siempre le ha gustado salir a buscar cosas, cuando recién se cambió el pueblo pues en ese tiempo no todos estaban pobrecitos como que apenas abriendo los ojos, ya luego cuando el pueblo fue creciendo, pues ya se tenían otras ideas, ya la gente quería ver y me cuentan que gente venía y pasaba a preguntar ‘¿Quién quiere ir a trabajar?’ ese tiempo me acuerdo que ¡cómo nos buscaban para lo del jitomate! Fueron varios años y más muchos años algunos fuimos a Cuautla. Me acuerdo que por el cincuenta [año de 1950] todavía iba, y ya, unos como que se animaban. Al principio daba miedo, ya luego pues ya más seguro, como ya regresaban unos y contaban, pues ya los otros agarraban confianza y ya luego se iba uno cuando no había trabajo que cumplir aquí y así sí se podía. (Anastasio Mercado, 70 años. Mayo del 2000. El Rosario)
Esta fase de migración interna hacia los centros de producción agrícola comercial coincide también con la migración a los Estados Unidos dentro del Programa Bracero, el que en el pueblo tiene antecedentes desde 1961, es decir, tres años antes de la conclusión del programa.
Los mercados temporales de trabajo le permitieron a la población rosareña desplazarse sin abandonar el único cultivo al año de sus tierras de temporal. De esta manera pudieron combinar el ciclo de cultivo local con las estancias laborales temporales. La cría de animales y el tejido de sombreros de palma eran una parte importante en el sostenimiento de las familias ante la ausencia del jefe de familia.
Entre 1950 y 1955 trabajaron como albañiles en la construcción de la Presa Miguel Alemán en el estado de Oaxaca. Ahora ya tenían contratos de trabajo anuales, sus estancias fuera de la comunidad fueron más largas que como jornaleros agrícolas, donde la temporalidad de su ausencia dependía del cultivo en el que se trabajara. Su participación en las obras de construcción incorporó a los varones en otras opciones laborales diferentes a la agrícola como la albañilería o como peones en la apertura de caminos.
Aquí se sitúa un antecedente importante sobre sus procesos organizativos, ya que mientras estaban en la construcción de la presa se reunieron para captar recursos para la celebración de la fiesta patronal. El ingreso a los empleos urbanos será el siguiente paso de los grupos migrantes, a la par del establecimiento de una prolongación de la comunidad. Aquí la comunidad se translocaliza, las familias se dividen con la migración a la ciudad de México, surgen dos categorías de adscripción: paisanos y vecinos.
El Programa Bracero repercutió en El Rosario incorporando a algunos de sus miembros en 1961. Este proceso migratorio a los Estados Unidos no generó redes migratorias transnacionales que conectaran a El Rosario con los diferentes lugares hacia donde se dirigieron a trabajar. La temporalidad de los contratos les permitió reintegrarse a las labores de la cosecha, al igual que en la migración interna hacia Veracruz o Cuautla:
Aquí se supo de que querían llevar gente, y pues yo quise ir a dar la vuelta, luego ya no me renovaron mi contrato y es que ya no quería yo estar, yo me vi solo allá y ya extrañaba. Irse tan lejos no me gustó y si, también fui a Veracruz y a Cuautla. (Anastasio Mercado, 79 años, diciembre de 2009. El Rosario)
Los testimonios de malas experiencias no inhibieron la voluntad de migrar:
Los jornaleros llegábamos el sábado al pueblo, después de piscar algodón toda la semana sin tener tiempo para bañarse … estábamos ya bien mugrosos. En el pueblo tampoco había baño, así que sucios estábamos y no podíamos ir como ahorita los paisanos andan allá, de un lado a otro, no había permiso, la gente se enojaba por eso no íbamos a ningún lado. El dueño del rancho nos llevaba a comprar comida en las tiendas para la semana, ya regresando nos bañábamos todos en el canal de riego. Así era la vida en el norte. (Sergio Meza, 53 años. Junio de 1993. El Rosario)
La ambivalencia en la percepción sobre un contexto laboral ríspido con la posibilidad de mejoras en la situación económica ha acompañado el largo proceso migratorio de los grupos rosareños.
La demanda de gente en el norte era vista como una cuestión oficial del municipio. El amparo de un oficio emitido por el municipio daba alguna certeza. Poco se sabía del lugar de destino y las condiciones de trabajo, los contratistas o enganchadores enunciaban: “¿Quiénes quieren ir a aventurar la vida?”
Mandaron oficio aquí del pueblo [señala hacia Petlalcingo], mandaron a pedir la gente, a ver ¿quiénes quieren ir a aventurar la vida? pues yo también me animé pues fui, y varios se animaron. De aquí de Petlalcingo, del Presidente, llegó el oficio aquí, que cuántos querían ir y ahí se fue anotando para mandar. Yo ya estaba casado, no pues dijo -no te vayas ¿qué vas a hacer allá? ¿Y aquí sola? ¿Ni quién? -No, pues yo me voy a ir a ver, a ver qué hay! (Francisco Rojas, 82 años. Febrero de 2010. El Rosario)
Con el término del Programa Bracero inician los “coyotes” y “polleros”.
... y fui luego en 82 [año de 1982], ya de ahí volví, pero ya con los coyotes pues. Pues vino el coyote aquí a invitar a la gente, pues aquí el que lleve gusto, dice, quién quiere ir a aventurar la vida, yo soy el que paso a la gente, dice, y vámonos, a ver quién lleva el gusto.
Los testimonios de los sujetos involucrados en el programa hablan de las dificultades de vivir en su pueblo, de la búsqueda por proveerse de lo mínimo indispensable para la subsistencia, pero no están exentos de los beneficios de tener una experiencia así, esta les confiere prestigio en el grupo.
La migración al Distrito Federal
Con el desplazamiento al Distrito Federal hay un cambio en el patrón y dinámica migratoria, ya que se migra por periodos largos con el consecuente “abandono” de las labores agrícolas, en algunos casos se generaron estrategias como dar los terrenos “a medias”, el pago de jornales o dejar que los familiares se hicieran cargo.
En la colonia 1a. Ampliación Santiago Acahualtepec de la Delegación Iztapalapa, en el Distrito Federal están asentadas unas 90 familias procedentes de El Rosario, actualmente las segundas generaciones han formado cerca de 250 familias (estimación de la Asociación Micaltepecana).
A su llegada habitaron viejas casonas del centro histórico, posteriormente se establecieron en asentamientos irregulares, el principal de ellos fue la colonia “Ampliación Santiago”, como la nombran comúnmente. Beatriz Gómez, pionera en la zona, describe cómo era el lugar a su llegada:
Antes cuando me fui a México, no estaba aburrido, antes no estaba así, cuando yo llegué a estar allá unas colonias eran ranchos, como nosotros aquí, una casa aquí, una casa allá, ahora ya hasta en las orillas ya parece centro y antes no. (Beatriz Gómez, 60 años. Marzo de 1996. El Rosario)
El lugar les ofrecía espacios, sus primeros habitantes llaman a otros miembros de la comunidad a vivir en este lugar. El flujo hacia Ampliación Santiago se alimenta de otros grupos rosareños radicados en la misma ciudad de México o de los nuevos miembros que parten directamente de la comunidad de origen a vivir de manera temporal con sus amistades o parientes mientras construyen sus casas. La ausencia de recursos materiales es un fuerte impedimento para edificar, una opción es la reproducción de las prácticas comunitarias como la “mano vuelta”, donde entran en calidad de préstamo no solo la mano de obra, sino también los materiales para la construcción. Otras prácticas comienzan a desarrollarse, una de ellas fue la vigilancia de las casas, frente a los robos que azotaban al barrio y la falta de seguridad.
Los grupos rosareños hicieron esfuerzos por agruparse en un mismo espacio, compartiendo una particular forma de entender, sentir y captar el mundo, la cual se diferencia frente a los otros grupos, constituyeron, así, una cosmovisión compartida y a la vez contrastiva, la que genera en los individuos su sentido colectivo de pertenencia. Su establecimiento generó nuevas relaciones con los familiares aún establecidos en el pueblo:
... Luego los hijos se quieren llevar sus papás, unos han ido a probar ¡pero regresan! Porque allá no tienen qué hacer las señoras grandes, ni para echar tortillas, allá se comen unas que ni saben a tortilla. Unos pobrecitos se llevaban o pedían que les llevaran algo de palma para hacer algo de sombrero allá, los hijos nomás decían: ¡‘Ya deja eso’! ¿Pero qué iban a hacer? allá no había a quién vender, pero la costumbre es la costumbre, y como uno está acostumbrado al trabajo no puede uno sentarse [a] ver tele. Entonces con el enojo los papás se ponen que se quieren regresar al pueblo, aunque sea solos ¡solitos, pues! y así andan, porque aquí van a ver una visita, un compadre y algunos ¡toman mucho! (Beatriz Gómez, 60 años. Marzo de 1996. El Rosario)
La migración a la ciudad de México incorpora a los diferentes géneros y grupos de edad, cuestión que no sucedía con el Programa Bracero o con los trabajos temporales en Veracruz y Cuautla o en la Presa Miguel Alemán. Algunas mujeres comenzaron a trabajar como empleadas domésticas:
… como en mi caso, que mi papá me anduvo ofreciendo, qué quién quiere una niña para la casa, que vaya a la escuela y ahí se quede a vivir. Él, mi papá buscó, a medias palabras, tartamudeando mi papá. Eso fue primero en Petlalcingo, once años tenía, me quedé con una señora que me trataba muy mal. Sufrí mucho y le decía a mi papá, pero él me decía que tenía que aguantar, que si quería yo estudiar ahí me quedara y pues yo sí quería. Ya luego buscó en otro lado y con la señora que me quedé ¡cómo me enseñó! hacía pomadas y muchas cosas, era como española y hasta comía con ellos, no que la otra, las sobras me daba. Terminé la secundaria y quería que me quedara, le dijo a mi papá y pues... el espejismo de la ciudad, me fui desde los catorce años a México. (Paola Méndez, 50 años. Mayo de 2010. El Rosario)
La posibilidad de continuar con los estudios fue un atractivo en los inicios de la migración al Distrito Federal. En el pueblo y la región la infraestructura educativa era mínima. Así que la búsqueda de profesionalización y educación o estatus educativo es otra de las caras de la translocalidad del pueblo.
Las redes que los insertan en el circuito migratorio son integradas por familiares, amistades, personas conocidas y compadres, quienes les brindan el espacio para vivir, los contactos para conseguir trabajo; es ahí donde se reproduce la comunidad en sus nuevas dimensiones espaciales:
… llegué con Maximino, no era mi pariente, era nomás mi conocido, él me metió a trabajar en la fábrica Fénix, era de papelería, ahí está sobre río Consulado cerca de la Semillera Central ahí estuve trabajando, trabajé siete meses me dicen: ‘¿sabes qué? Estas a prueba’, para agarrar ya la planta de moledora de papel, cuando yo llegué empecé a trabajar de mormero, ya después me dieron la máquina para moler papel, a los siete meses me hicieron prueba si ya podía preparar la pasta y todo y dicen ‘ya pasaste el examen, ahora queremos tu cartilla’ -no, no tengo precartilla, porque querían el número de matrícula ya para asegurarme en el seguro con mi familia, pero como yo era menor de edad no tenía cartilla- vamos pa fuera, la compañía contrata con gente de responsabilidad de dieciocho años para arriba, tu como no tienes, tienes la oportunidad y las puertas abiertas de regresar cuando quieras. (Sergio Meza, 53 años. Junio de 1993. El Rosario)
Los primeros trabajos en los que se involucraron fueron como peones de albañiles, policías, obreros, costureras, empleadas domésticas y carretilleros en algunos mercados como La Merced o en la Central de Abasto y “de cualquier cosa”.
A la gente le gustó irse a México, ahí empezaron a irse unos pocos, trabajaban de cualquier cosa, pero allá sí estuvo bien (alude a la situación contraria con el Programa Bracero), ahí sí le gustó a la gente quedarse allá. Primero venían seguido, ya luego nomás en la fiesta. (Francisco Rojas, 82 años. Febrero de 2010. El Rosario)
El aceleramiento del proceso migratorio en este periodo enfrenta a las familias de El Rosario a diversos problemas, uno de ellos será la ausencia de mano de obra para la realización de las tareas agrícolas y los nombramientos de los sustentantes del sistema de cargos. En esta etapa migratoria, en 1968, se forma la llamada Asociación Micaltepecana, organización cuyo principal objetivo es trabajar para mejoras del pueblo y de sus habitantes.
Fue en 1968 al 69 cuando organizamos la primera mesa directiva de paisanos que se vino al pueblo; entonces no había carretera y nosotros veníamos en una calle vieja que era la principal. Primero nos pusimos a platicar todos los que estábamos trabajando en México, fue un domingo que era cuando descansábamos, nos juntamos en un parque y platicamos que por qué no íbamos cada fiesta del pueblo. (Beatriz Gómez, 58 años. Agosto de 1994. El Rosario)
La migración hacia la ciudad de México ha sido reemplazada por la migración hacia Estados Unidos, pasando a ocupar en esta generación el segundo lugar como punto de destino.
Migración hacia Estados Unidos
La migración se irá constituyendo a lo largo de las últimas décadas del siglo XX, hasta llegar a la migración a los Estados Unidos que inicia en los ochenta y se consolida en los noventa.
El enorme peso de la migración interna implicó para la comunidad transformaciones en los últimos cuarenta años en el conjunto de la organización social. Por otra parte, también se fueron transformando los patrones migratorios. El proceso de disminución alcanza su clímax a partir de la década de los noventa; en contraparte, la migración internacional incrementó su importancia.
En El Rosario es común esperar a terminar la secundaria, hacer planes y establecer los contactos para poder desplazarse al norte. En familia se discute si tal o cuál hijo o hija se va a ir a trabajar, no se tiene noticias de alguien que contra su “voluntad” se haya ido a Estados Unidos compelido por su familia. Los padres en ocasiones muestran su descontento por el deseo de migrar de sus hijos, quienes se animan por otros migrantes que retornan a las fiestas y platican “cómo es la vida allá.”
La migración al “Norte” es una nueva experiencia que marca varias diferencias con la anterior generación que había participado en el Programa Bracero. Los entes enganchadores que se encargaban de la tramitación de documentos y de traslado de personas desaparecían del escenario. El reclutamiento y el traslado a Estados Unidos, ahora corrían a cargo de quienes decidieran irse al otro lado de la frontera. El lugar de los antiguos enganchadores ahora era ocupado por los “coyotes” y “polleros”. Concretar el deseo de trabajar en el norte, implica tener los suficientes recursos materiales o la red que financiara el viaje. La consolidación de un conjunto de contactos en los puntos de destino posibilitó a los rosareños y rosareñas insertarse en el mercado de trabajo internacional:
Ahora cuento cuando me fui “de mojada”. De México nos fuimos en autobús a Tijuana, allí llegamos a casa de unos paisanos, ellos ya sabían quién nos pasará del otro lado. Era bien noche cuando pasaron por nosotros, me acuerdo que subimos un cerro y lo bajamos; íbamos dos grupos, unos pasaron por el canal y nosotros dimos vuelta. Ahí llegamos a un lugar que se llama San Diego, a una casa donde llegan todos, pues así es. Primero pasamos a Los Ángeles llevados en una camioneta tapados, escondidos. Ya cuando está uno allá [Nueva York] ¡risa y risa!, pero estando ahí serios y asustados. (Teresa Mijangos, 23 años. Agosto de 1994. El Rosario)
En la ciudad de Nueva York se han asentado principalmente en Brooklyn, laboran en el sector servicios, principalmente en restaurantes de comida rápida como lavaplatos o cocinando. Entre los mismos migrantes se llega a emplear a las mujeres como niñeras.
En Santa María California la actividad es agrícola, en la siembra y cosecha de fresa, brócoli y en las “nurserías”, salvo el caso de la primera pareja que llegó a este lugar cuya calidad migratoria es de residentes, el esposo es jubilado de una empresa de la construcción y la esposa trabaja como niñera y prepara alimentos para fiestas, ambas labores las realiza en su casa.
A la par de los cambios en los patrones migratorios se va generando el retorno de un grupo de migrantes. Esta reinserción tiene como elementos causales no solo los factores de orden estructural como la crisis económica, influyen también en el peso de la decisión de los “retornados” diversos elementos, dentro de los cuales destaca la posición que ocupan dentro del grupo doméstico, y el ciclo vital por el cual este atraviesa, el deseo de reincorporarse a la vida social de la comunidad después de una estancia cuya dimensión en el tiempo será variable, la nostalgia, la familia, los conocidos, o conflictos de orden interétnico expresados por la vía de la violencia, desazón y disgusto frente a los agobiantes ritmos de trabajo. Son los grupos retornados parte de ese nexo complejo y conflictivo de la comunidad con sus múltiples prolongaciones, son “hijos del pueblo” que reclaman un lugar dentro de su comunidad en un campo social no exento de tensiones. Este lugar o espacio social es la expresión de la construcción de un nuevo sentido de pertenencia, desarrollado por los migrantes translocales.
... se regresa, por varias razones, algunas veces se nos muere alguien, o nuestros papás están viejitos, y no hay quien se haga cargo de ellos, ni modo que el ahijado dé la cara. (Rosario Mendoza, 45 años. Enero de 2010. Santa María California)
Algunos de los radicados en Estados Unidos o en el Distrito Federal externan su deseo por ver crecer a sus hijos, sacarlos adelante, hacer un capital que les permita poner un negocio o vivir cómodamente y regresar a su pueblo de origen. Saben que esta expresión de añoranza se contrapone con sus nuevas condiciones de vida, donde no quisieran perder ninguno de los dos espacios: “Si aquí vivo de joven, cuando menos de viejo irme a mi pueblo, allá a morirme, aquí no”.
Figura 1.
Newport, California.
Foto de Felipe Zamora (Facebook, mayo de 2016).
La comunidad rosareña en el ciberespacio
El territorio se define por sus límites y su centro. Está organizado por sistemas de proximidades físicas o geográficas. Por el contrario, cada punto del ciberespacio está en principio copresente en cualquier otro, y los desplazamientos pueden hacerse a la velocidad de la luz. Pero la diferencia entre los dos espacios no depende solamente de propiedades físicas y geográficas. Son igualmente cualidades de procesos sociales diferenciados (Pierre Lévy, 2007).
El desarrollo de las comunidades virtuales se fundamenta en la interconexión. Una comunidad virtual se construye sobre afinidades, solidaridades, conocimientos, en un proceso de intercambio, independientemente de las topografías y de las pertenencias.
El ciberespacio es definido por Pierre Lévy (2007, p. 70) como “el espacio de comunicación abierto por la interconexión mundial de los ordenadores y de las memorias informáticas (al que también denomina ‘la red’).” El ciberespacio es el contexto donde las redes sociales virtuales navegan, se recrean, en él se propaga la copresencia2 y la interacción desde locaciones múltiples. En este sentido, es complementario de la virtualización.3
¿Cómo son las relaciones que se generan en las comunidades virtuales? Las relaciones online están plagadas de aspectos emocionales de diversa naturaleza. En el ciberespacio no desaparecen la responsabilidad individual ni la opinión pública, está permeado por las lógicas formativas de los individuos, como en la vida offline, las acciones del espacio virtual se regulan por el reconocimiento, la sanción, la delación, el chisme y la exclusión, entre muchos otros.
Se construye un lazo social que no está fundamentado en las pertenencias territoriales, sino en la reunión alrededor de aspectos comunes de interés. La concurrencia se fundamenta en una relación “desterritorializada” y transversal. Para la comunidad rosareña, su vinculación y concurrencia al ciberespacio está fundamentado en pertenencias y lazos sociales ancestrales, es una de las formas en las que la comunidad se está reproduciendo, adaptándose y apropiándose de los nuevos espacios y de las nuevas tecnologías. Es la recreación de una red de múltiples nodos interconectados que enlazan la vida translocal.
Los usos cotidianos de internet y las relaciones espacio-temporales que se tejen con su uso, como diría Giddens: “las dimensiones vacías del tiempo y del espacio.” Con la universalización del concepto del tiempo se hace posible la coordinación a pesar de las distancias. Harvey (1990) considera que el espacio y el tiempo son construcciones sociales, son el resultado de acervos culturales de los grupos sociales. Al hacer referencia a un espacio socialmente producido, se tienen en cuenta los hechos objetivos a los que los individuos y las instituciones responden. Las representaciones tanto del espacio como del tiempo surgen de las prácticas sociales, los que son instrumentos de regulación de dichas prácticas. El tiempo y el espacio son creados y recreados, para amoldarse a las características de la comunidad.
Mihaela Nedelcu (2009), en su trabajo sobre la diáspora rumana, analiza acciones que cambiaron a través de internet, destaca el papel de las prácticas en la emergencia de un espacio transnacional multipolar en el que copresencia de migrantes y no migrantes se reúnen y trabajan juntos:
… en una nueva esfera pública transnacional. el siglo XXI comenzó bajo el signo de la aceleración, la globalización, la amplificación y la complejidad de la movilidad y la migración. Las que se despliegan, en un mundo permeado por la revolución digital y la entrada en una era donde las TIC4 son modos intrínsecos la vida cotidiana. Estas tecnologías contribuyen a una mezcla permanente de visiones del mundo, la aparición de nuevas formas de reproducción social. El impacto de las TIC en los procesos migratorios aparece como una nueva característica de algunas migraciones y como un catalizador de la comunidad (Nedelcu, 2009, p. 154).
Las primeras publicaciones entre los micaltepecanos en el ciberespacio tienen que ver con aspectos de la fisonomía del espacio físico de la comunidad de origen, la nostalgia y el conflicto juegan un claro papel en sus publicaciones como lo muestra el perfil del usuario
“Rosario (Mesa Directiva)”, perfil institucional generado por la Asociación Micaltepecana, cuenta con 296 amigos. Como ya mencionamos, es la institución que conjunta las esferas tanto civiles como religiosas, el vínculo con los migrantes y la vía institucional que da membresía a la comunidad.
La Mesa Directiva compartió en Facebook el día 15 de octubre de 2012 la imagen de la inauguración de unos juegos infantiles en Rosario. Recibe 39 likes y 13 comentarios, algunos exaltan el aspecto físico del lugar, evocan momentos del espacio vivido y decantan en una disputa donde se cuestiona la membresía.
Figura 2.
El Rosario Micaltepec.
Foto de la Mesa Directiva (Facebook, 15 de octubre de 2012).
—De verdad que bonito
—ya tendre el gusto de verlo con mis propios ojos pero gracias x el detalle
—esta zuper el centro del pueblo muy bonito
—Yo digo que mi pueblo siempre a Estado bonito yo diria que siempre a sido marabilloso para mi porque fue donde yo creci y siempre estare orgulloso de mi pueblo que yo Por siempre amare, El Rosario Micaltepec
—********Que bonita foto y si que a cambiado mucho pero como siempre yo he dicho es chiquito pero muy bonito .saludos a todos *********
—como cambio todo muy bonito
—como pasan los años
—Donde crecí, jugué baile y sobre todo donde conocí my primer amor, my rosario micaltepec. Ya pronto estaré ahí para ir escuchar la banda con unas victorias bien frías Att. El Chiquillo d rosario
—Pero también cooperen para las fiestas más para los qe estamos en usa vea !!!!
Para qe se vea más vonito
—Tu has lo tu yo
—!!!!!
—Bueno yonomas dijo no se pelen el que da que dio lobendiga y que lede mas y el que no igual
—Zi zyerto no importa dondr estes si coperas k bien y sino no sepudo pero pala proxima se podrá no crensi muy bonito ese lugar me hubiera gustado aver crecido ahí. (Cita textual de la Mesa Directiva. Facebook, 15 de octubre de 2012)
Otro de los espacios virtuales consultado por la comunidad translocal es YouTube, sitio web donde se pueden ver, subir y compartir videos. En nuestra observación, los primeros videos que se compartieron fueron de la fiesta del 25 de diciembre, “los locos”, los que también se compartieron en Facebook, esto se repitió tanto en Nueva York como en el Distrito Federal y en El Rosario Micaltepec. Los grupos paisanos de Nueva York alquilaron un salón en la calle Fulton para realizar la celebración, en este día, los varones se visten de mujeres y exaltan actitudes sexuales de carácter lúdico, las mujeres tienen un papel de divertidas espectadoras.
Los comentarios no se hacen esperar, se comenta cómo se desarrolló en cada uno de los contextos, quién caracterizó mejor a tal dama, se alaba el carácter etílico de la festividad y de colofón una reflexión de añoranza: “como cuando estábamos en el pueblo, qué bonito nos divertíamos,” el mensaje del usuario que publica: “como se divierte la familia” acompañada la frase por caracteres que emulan “emoticones”.5 La familia del usuario no está presente, pero refiere a los miembros de la comunidad radicados en Nueva York como familia.
Silvano E. publicó el 26 de diciembre de 2012 un video con el título: “como se divierte la familia ;);););)
Figura 3.
Nueva York.
Foto de Silvano E. (Facebook, 26 de diciembre de 2012).
—saludos a todos por haya, les mando un saludo y un gran abrazo a todos cuidense y sigan divirtiendose.
—esta perron el video
—Que bien¡¡ que aunque estén lejos aun sigan recordando y conservando nuestras tradiciones. excelente¡¡¡ saludos a todos los que se encuentran por allá y que se la sigan pasando muy bien en estas fiestas¡¡¡
(Conversación textual de Silvano E. en Facebook, 15 de octubre de 2012).
El video socializado por parte de personas radicadas en El Rosario fue subido a YouTube (hay detectados alrededor de 50 videos, sobre las festividades, la maroma y las bandas de música de viento), en este espacio los comentarios son menos frecuentes, los videos oscilan entre las 760 y 600 visitas, el usuario que lo subió a la red radica en el Distrito Federal, cuenta con 289 amigos en Facebbok, se unió a la red en el año 2009, mantiene contacto con micaltepecanos de California, Nueva York, el Distrito Federal y El Rosario Micaltepec.
Figura 4.
El Rosario Micaltepec
Fuente: imagen de Mario C. (Youtube, enero de 2009). http://www.youtube.com/watch?v=svyNKyqYPLE
La dirección electrónica de los videos es compartida en Facebook, lo que garantiza que la comunidad translocal comente sobre ellos.
También fue colocado en la nube el registro de la celebración en el Distrito Federal, para lograr esta celebración se hace cierre de calles, en la delegación Iztapalapa.
Este fue compartido por un migrante originario de El Rosario, el que tiene 20 años de radicar en el Distrito Federal, se unió a la red de Facebook en 2009, actualmente ha dado de baja su cuenta. Él era uno de los usuarios más entusiastas en la socialización de cualquier aspecto de la vida cotidiana.
Figura 5.
CDMX.
Foto de Sandro F. (Youtube, enero de 20012).
Asuntos de la Fiesta patronal (y periféricos, como las aportaciones para el arreglo de la iglesia) son compartidos en Facebook, en ellos se agradece a los individuos involucrados y se exalta el valor de la cooperación a la Virgen y a la comunidad. Como es el caso del arreglo de la puerta de la iglesia y sus bancas:
—Que tal como quedo la puerta de la iglesia!!!
—Excelente señores felicidades .
—muy bonita felicidades por su esfuerzo
—Saludos para todos los del Rosario Micaltepec que con orgullo dan sus cooperaciones por lo cual “Vean”los resultados.
—Horale, felicidades por ese gran equipo de la Mesa Directiva, BRAVOOOOOOOOOOOOOOOOO.
—Muchas gracias por los comentarios!!
(Conversación textual extraída de Facebook, enero de 2009)
La cuenta de Facebook en la comunidad de Nueva York suele ser familiar, el jefe de familia es el que comúnmente abre una cuenta o le pide a su hijo (a) mayor que le ayude a abrirla, después, la esposa y los hijos acceden con una sola dirección, por lo que hay que desentrañar de qué integrante de la familia es el mensaje o la publicación, es común que las invitaciones a unirse a juegos como “Candy Crush Saga” sean de los niños. Al menos unas diez cuentas en Nueva York son manejadas por toda la familia. En California la cuenta es individual, al igual que en el Distrito Federal y El Rosario.
Hay marcadas diferencias entre las segundas generaciones del Distrito Federal y la de Nueva York, la primera está profundamente vinculada con la comunidad de origen de sus padres, la visitan y promocionan, además refrendan los compromisos de sus padres: “es que anda tomando (su papá), pero hay que sacar el compromiso, es de todos la responsabilidad, y eso es normal, ahorita no puede” (Chucho Fuentes, 22 años, Distrito Federal, septiembre de 2013). Chucho se refiere a su participación en la cofradía de la fiesta de octubre, cuando alguien “está tomando” implica que “a eso se está dedicando”, así que no es posible contar con él.
Sus pares, los jóvenes nacidos en El Rosario son invitados a fiestas y vacaciones en el DF, para que les presente un posible prospecto de noviazgo o bien se les anima para que intenten conseguir empleo en el Distrito Federal.
La segunda generación de Estados Unidos es muy joven, los contactos con sus pares en la comunidad de origen y en el Distrito Federal recién empiezan: “mamá ¿quién es Oscar Mina? –es tu primo más chico, hijo de mi primo Roberto, –Ah, entonces lo acepto”, obviamente se refiere a aceptarlo como amigo en la plataforma de Facebook. La dificultad para viajar y el alto costo impiden que puedan ir a conocer a sus familiares, aunque frecuentemente se les habla de ellos y se les muestran videos: “¡mira pá igual de Locos, que aquí!”.
La segunda generación del Distrito Federal ve como cercano hacerse cargo alguna vez de las tierras de labor de sus padres “¿A quién se las van a dejar?”, la de Estados Unidos no tendrá esta posibilidad, aunque los abuelos en El Rosario tienen determinadas algunas parcelas para sus nietos, y en caso de tener el recurso económico, una casa. La decisión de tener bienes para la segunda generación es nutrida por pláticas y acuerdos con los hijos: “no sabemos si vamos a regresar, o cómo será esto, es mejor tener algo allá, hacemos planes, pero a lo mejor solo regreso con los pies por delante”.
Conclusiones
El encuentro de la sociología con los estudios migratorios en relación con las repercusiones en lo anímico, más que un convencionalismo, es una necesidad. Existen muchas otras repercusiones emocionales que pueden llegar a tener una gran magnitud en el funcionamiento de la acción social. Por ello debe existir la necesidad de observar los fenómenos desde lo que no se puede ver, desde lo que obviamos, pero no entendemos.
La migración no debe ser estudiada simplemente en sus efectos más evidentes, tal como manifiestan los cambios de costumbres y de hábitos, sino que podría ser enfocada en sus aspectos subjetivos, como se expresa en el tipo modificado de personalidad que produce. (Martínez, 2000).
Se debe partir de un enfoque que no se limite explicar los fenómenos como objetos. Comprender una emoción equivale a comprender la situación y la relación social que la produce. El sentimiento está íntimamente vinculado a su específica naturaleza social (Bericat, 2012). Y comprender las acciones sociales de los grupos rosareños expresadas en una agenda de corte translocal, traducida en la consolidación de una comunidad translocal, nos remite al análisis de emociones como la nostalgia.
Para la comunidad rosareña, la localidad no es central, sino la conexión. Esta conclusión nos demanda esfuerzos por redefinir el concepto de comunidad. Los grupos migrantes mixtecos de El Rosario, crean, sostienen, reproducen y transforman un conjunto de prácticas que les permite renovar su pertenencia. La comunidad es redefinida y comprendida en un conjunto de relaciones socioculturales que generan sus miembros sin importar su lugar de localización.
La mirada recurrente para observar a las comunidades indígenas en situación de migración remitía al análisis de aspectos visibles del campo social como la fiesta patronal, los apoyos para obra pública, las remesas económicas y culturales, sus participaciones en el sistema de cargos, entre otros. La concurrencia a los espacios virtuales nos demanda una nueva óptica para estos procesos sociales donde la comunidad se reproduce.
La situación económica, política y social que nos aqueja tiene una gran influencia en nuestros estados anímicos. De ahí la propuesta de Hirai, en Economía política de la nostalgia (2009), al señalar que en las dinámicas económica-políticas se desencadenan procesos anímicos-sociales que afectan la tranquilidad de los sujetos migrantes y sus familias. Es decir, por un lado, deja su hogar para satisfacer necesidades económicas; por otro, se encuentra en una encrucijada política al no ser un sujeto reconocido en el país receptor. Además, la sociedad receptora no ve al migrante como un igual y como un plus que se le agrega a este proceso, debe lidiar con la nostalgia que le provoca no estar en su tierra natal y tratar de adaptarse a un mundo nuevo.
El desarrollo de la comunidad virtual rosareña se apoya en las redes de paisanos y paisanas, en la interconexión, lo que le ha restado protagonismo a estructuras institucionales como la Asociación Micaltepecana, la que ya no representa la única vía por la que los grupos migrantes pueden estar enterados de los asuntos de la comunidad. Ahora pueden socializar en la red sus aportaciones, con fotografías, comentarios y vídeos. Los comentarios y “likes” recibidos son el reconocimiento que se les hace como miembros de la comunidad; la vía institucional se debilita en este sentido: estos son aspectos de los cambios y continuidades en la construcción del espacio social de los rosareños, que recrean su cosmovisión mixteca en el ciberespacio.
Las prácticas translocales han modificado la representación política y social, permeando los espacios de decisión civiles y religiosos. Al multiplicarse los nodos de la red, con el acceso al ciberespacio, la acción individual toma otras características que les empodera y garantiza su membresía.
Referencias
Araujo, J. (2003). El concepto fiabilidad en Anthony Giddens. Colección Ensayos No. 10. Universidad Autónoma Metropolitana/Plaza y Valdés, México. Recuperado de books.google.com.mx/books?isbn=9707222042
Ayora S. (2007). Translocalidad y la antropología de los procesos globales: Saber y poder en Chiapas y Yucatán. En John Wiley & Sons (Eds.), The Journal of Latin American and Caribbean Anthropology, 12, 1. (pp. 134-163). The University of California. Blackwell Publishing.
Foucault, M. (1967). De los espacios otros “Des espaces autres”, conferencia dicada en el Cercle des études architecturals, 14 de marzo de 1967. Publicada en Architecture, Mouvement, Continuité. N. 5, octubre de 1984. Traducida por Pablo Blitstein y Tadeo Lima. Recuperado de http://yoochel.org/wp-content/uploads/2011/03/foucalt_de-los-espacios-otros.pdf
Bericat, E. (2000). La sociología de la emoción y la emoción en la sociología. En Papers, Revista de Sociología, 62, 145-176.
Giddens, A. (2000). Modernidad e identidad del yo (3ª. Ed.). Barcelona: Península.
Goffman, I. (1981). La presentación de la persona en la vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrortu editores.
Harvey, D. (1990). La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu editores.
Hirai, S. (2009) Economía política de la nostalgia: Un estudio sobre la transformación del paisaje urbano en la migración transnacional entre México y Estados Unidos (Juan Pablos Ed.). Universidad Autónoma Metropolitana.
Lévy, P. (2007). Cibercultura. Informe al Consejo de Europa. Universidad Autónoma Metropolitana: Anthropos. Recuperado de https://antroporecursos.files.wordpress.com/2009/03/levy-p-1997-cibercultura.pdf
Marcus, G. (Julio-diciembre, 2001). Etnografía en/del sistema mundo. El surgimiento de la etnografía multilocal. Revista Alteridades, 11(22), 111-127.
Nedelcu, M. (2009). Du brain drain à l’e-diaspora: vers une nouvelle culture du lien à l’ère du numérique. Tic&société, 3(1-2) Recuperado de http://ticetsociete.revues.org/675
* Profesor tiempo completo, asociado C en la Licenciatura de Sociología de la Facultad de Derecho y Sociales de la BUAP
** Doctora en antropología por de Instituto de Investigaciones Antropológicas/Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. sara_moran1@yahoo.com.mx
1 “Algunos estudios incluyen entre las emociones primarias el miedo, la ira, la depresión o la satisfacción (Kemper, 1987), mientras que otros incluyen la satisfacción- felicidad, la aversión-miedo, la aserción-ira, la decepción-tristeza y el sobresalto-sorpresa (Turner, 1999, p. 145)” (Bericat, 2012, p. 2).
2 Lo importante en este sentido es la inserción de una acción dentro de las relaciones espacio-temporales que Giddens llama “copresencia” (Araujo, 2003, p. 108).
3 La palabra “virtual” puede entenderse al menos de tres maneras: “en un sentido técnico ligado a la informática, un sentido corriente y un sentido filosófico … La fascinación suscitada por la ‘realidad virtual’ viene en gran parte de la confusión entre estos tres sentidos. En la acepción filosófica, es virtual lo que no existe más que en potencia y no en acto, el campo de fuerzas y problemas que tienden a resolverse en una actualización. Lo virtual está más allá de la concreción efectiva o formal (el árbol está virtualmente presente en la semilla). En el sentido filosófico, lo virtual es evidentemente una dimensión muy importante de la realidad. Pero en el uso corriente, la palabra ‘virtual’ se emplea a menudo para significar la irrealidad, la ‘realidad’ que supone una efectuación material, una presencia tangible. Una entidad “desterritorializada” es virtual, capaz de generar varias manifestaciones concretas en diferentes momentos y lugares determinados, sin estar por ello unida ella misma a un lugar o a un tiempo particular (Lévy, 2007, p. 32-33).
4 TIC (tecnologías de información y comunicaciones) es un término general que incluye cualquier dispositivo de comunicación o aplicación, que abarca: la radio, la televisión, los teléfonos celulares, computadoras y redes de hardware y software, los sistemas de satélite, etcétera, así como los diferentes servicios y las aplicaciones asociadas a ellos, como la videoconferencia y el aprendizaje a distancia.
5 Los emoticones son códigos extralingüísticos que apoyan al significado, en este caso, reiterada felicidad con guiño de complicidad.
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