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Revista Economía y Sociedad

EISSN: 2215-3403

Volumen 24, Número 56. Julio-Diciembre 2019

URL: www.revistas.una.ac.cr/index.php/economia



LA GESTIÓN NATURAL DE CAPITAL SOCIAL, ¿UNA ALTERNATIVA ECONÓMICA A LA VULNERABILIDAD DE LA CLASE MEDIA EN MONTERREY NUEVO LEÓN, MÉXICO?

NATURAL MANAGEMENT OF SOCIAL CAPITAL, IS IT AN ECONOMIC ALTERNATIVE FOR VULNERABILITY OF THE MIDDLE CLASS IN MONTERREY NUEVO LEÓN, MEXICO?

GESTÃO NATURAL DO CAPITAL SOCIAL, UMA ALTERNATIVA ECONÔMICA DA VULNERABILIDADE DA CLASSE MÉDIA EM MONTERREY NUEVO LEÓN, MÉXICO?

Jorge Leal Iga1

Doi: https://doi.org/10.15359/eys.24-56.1

Fecha de recepción: 25-02-2019. Fechas de reenvíos: 14-03-2019. Aceptado el 26-06-2019. Publicado el 01-07-2019.

Resumen

Aunque en México existe un importante segmento socioeconómico de la población clasificado como clase media, se compone en gran parte por ciudadanos que se encuentran apenas sobre la línea que los separa de la pobreza, dada su alta propensión a la vulnerabilidad al exponerse al menos a una carencia social o al ingreso insuficiente. Ante la imposibilidad para dichas personas de alcanzar mayores niveles de ingreso económico en el país, esta investigación se interesó en el estudio de la gestión natural de capital social, como alternativa para que ese grupo poblacional pueda alcanzar la sustitución parcial de los beneficios que obtendría del capital económico del que carece.

Palabras clave: capital social; clase media; vulnerabilidad; Estado

Abstract

Although there is an important middle class in Mexico, its members are primarily citizens who live just above the poverty line, and are vulnerable to at least one type of social deprivation, in addition to low incomes. Given that it is impossible for this population to reach higher income levels in the country, this investigation focused on the study of the natural management of social capital as an alternative for the middle class to achieve partial substitution of the benefits people could obtain from the economic capital that it lacks.

Keywords: social capital; middle class; vulnerability; the State.

Resumo

Embora no México exista um importante segmento socioeconômico da população classificado como classe média, ele é composto majoritariamente por cidadãos que estão na linha que apenas os separa da pobreza, dada sua alta propensão à vulnerabilidade ao se expor pelo menos a uma privação social ou renda insuficiente. Diante da impossibilidade dessas pessoas atingirem níveis mais elevados de renda econômica no país, esta pesquisa demonstrou interesse pelo estudo da gestão natural do capital social, como uma alternativa para que esse grupo populacional possa alcançar a substituição parcial dos benefícios que obteria do capital econômico que carece.

Palavras-chaves: capital social; classe média; vulnerabilidade; Estado

Introducción

El concepto de vulnerabilidad indica el riesgo de sufrir cambios en detrimento del bienestar, a consecuencia de la incapacidad para contrarrestar embates internos o externos para obtenerlo; y como proceso se entiende la vulnerabilidad como el acceso cambiante (irregular) de los recursos disponibles (Escobar & González de la Rocha, 2008). Según la United Nations (1998), la pobreza significa la carencia en la capacidad de participar de forma efectiva en la sociedad, entre otras cosas, fundamentada en la privación de las personas al acceso de oportunidades (United Nations [UN], 1998).

Vinculado a la dimensión de carencia como parte que define a la pobreza, la falta de garantía en alguno de los derechos para el alcance del desarrollo social en el individuo y la insuficiencia de ingresos para la cobertura de sus necesidades básicas, se consideran también como estatus de pobreza (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social [CONEVAL], 2010). Al respecto de esta característica individual de carencia, Keefer y Knak (Aguayo, Ayala, & Martínez-Cárdenas, 2015), comprobaron que existe una interdependencia entre la confianza que prevalece entre los individuos y la obtención tanto del bienestar como del crecimiento económico de su país, determinando que la confianza y el capital social son imprescindibles en el desarrollo económico (Aguayo et al., 2015).

En función de que no hay una forma exacta y única para determinar “clase media”, su lugar tangible -no así su lugar intersubjetivo individual- en la sociedad puede ubicarse a partir de la perspectiva Marxista como “clase intermedia” que surge de la sociedad capitalista industrial del siglo XIX, producto del proceso del salario de la clase trabajadora (Solé, 1990); se reconoce, que desde el enfoque de la economía se le identifica en términos del grupo que tiene acceso al bienestar y el ingreso de las personas a este segmento económico se identifica cuando dejan de ser vulnerables a la pobreza (Ortiz-Juárez, Cruces, López-Calva & Lach, 2014), por lo que la clase media puede determinarse como la clase trabajadora que tiene acceso al bienestar.

Los elementos adquiridos de los autores y fuentes consultadas determinan al bienestar y al desarrollo social como factores requeridos para la población que compone el segmento de la clase media, y que, al exponerse al riesgo de no ser alcanzados, le impulsan a ingresar en la pobreza, denominándose ahora como clase media vulnerable. Estos conceptos permiten determinar a los factores mencionados, como elementos presentes tanto en el capital económico, como el capital social (Escobar & González de la Rocha, 2008; UN, 1998; Ortiz-Juárez et al., 2014; Aguayo et al., 2015; CONEVAL, 2010).

Dado que se conoce como economía al estudio de las elecciones que hacen las personas ante los recursos escasos disponibles, así como a la interacción que efectúan entre sí en su afán por obtener el mayor beneficio de esos recursos limitados (Parkin, 2001), es posible asimilar de lo aquí descrito, que aunque el concepto de clase media puede determinarse para el individuo que ha podido superar la pobreza, el riesgo de lo limitado que resultan sus ingresos económicos y la factible pérdida de alguno de los derechos que ponga en peligro su alcance al bienestar y al desarrollo social, lo ubican dentro de la clase media vulnerable. Por lo que una forma económica de la que puede disponer para afrontar su debilidad es la interacción con los demás.

Para Saiz & Rangel (2008), el capital social desde el concepto económico, se puede definir en parte como el que se acumula con base en las relaciones sociales (Saiz & Rangel, 2008), por lo que la razón puramente económica no es la única forma para determinar al capital; Bourdieu (2001) en Espadas (2007), identifica las formas de intercambio social estratégico donde los individuos fomentan una inversión que a su vez desprende un producto provechoso, con lo que se pueden determinar tres tipos de capital que son: económico, cultural y social (Espadas, 2007). De estas formas posibles, es el económico el que resulta convertible en dinero de manera directa, pero el capital social es igualmente convertible en liquidez bajo ciertas condiciones institucionales como las generadas de su intercambio (Bourdieu, 2001).

Se reconoce al término de “gestión” en general, como la acción que se ejecuta para administrar (Real Academia Española [RAE] 2019) y a la gestión de capital social como al estudio de los procesos sociales de una organización (García, 2014). Por lo que este estudio se enfoca en el reconocimiento de los factores involucrados en los procesos del capital social que permitan (o no) obtenerlo, como producto de las relaciones prevalecientes entre los sujetos participantes en el estudio y sus círculos familiares, sociales e incluso, con extraños.

Debido a que el capital social comunitario está constituido por todos los recursos que le pertenecen al grupo de personas que lo conforma, la suma de capital individual de sus miembros y los beneficios simbólicos que surgen del mismo les sirven a todos en general, al igual que pertenecer a un grupo selecto y los favores asociados a su pertenencia (Bourdieu, 2001), provocando que su normatividad estructural sea la gestora, pero a su vez sancionadora de ese sistema complejo (Durston, 2000). El capital social comunitario es, por tanto, una estrategia importante a ser utilizada para que las personas pobres se ayuden a sí mismas en el acceso a recursos que como individuos aislados no tendrían, fomentando, además, su participación organizada como ciudadanos y amplía su asociación en otros niveles (Arriagada, 2006).

Esta investigación se interesó en analizar si la gestión de capital social puede ser aplicable (o ha sido aplicada) por la clase media vulnerable en México, para reforzarla contra los embates que impiden su acceso al bienestar y que la ponen en riesgo de volver a sumarse al segmento de la pobreza en el país, con lo que se redactó para ese análisis la siguiente pregunta: ¿La gestión de capital social puede sustituir en parte los efectos benéficos del capital económico, como herramienta para afrontar la vulnerabilidad en las comunidades de clase media en Monterrey Nuevo León, México?

Con la introspección a dicha pregunta se intentó conocer si algunos elementos que aporta el ingreso económico (como lo es el acceso al bienestar) de los ciudadanos que componen la clase media vulnerable en México, pueden ser sustituidos por la gestión de capital social, para evitar en parte, el riesgo de que ese grupo socioeconómico ingrese en el segmento de la pobreza en el país.

Un antecedente de la posibilidad propuesta se presenta con el estudio de Portales (2014), en donde el investigador comprobó que el capital social gestionado en una comunidad en Monterrey Nuevo León, le permitió al sector con mayor índice de pobreza de dicha población, el acceso a recursos económicos, sociales e institucionales de manera estratégica, el cual no hubiese podido alcanzar en forma de ingresos (Portales, 2014).

Aunque algunos autores consultados, identifican rasgos de adaptabilidad social diferente a razón del grupo de referencia. Según Chamboredon, Passeron, & Bourdieu (2002), la vida urbana y los cambios en instituciones económicas propician modificaciones en las actitudes de los grupos de clase media y obrera, lo que modifica el ánimo en el colectivismo e individualismo en algunos sujetos de dichas sociedades; el colectivismo entendido como el apoyo mutuo producto de la adscripción social sensible al grupo local de manera desinteresada, no así el colectivismo utilitario que refiere su existencia exclusivamente al interés económico, manifestándose una adaptación distinta para los dos grupos sociales mencionados (Chamboredon et al., 2002), teoría que motiva el presente análisis, ante la propuesta en los patrones del comportamiento identificado por los expertos en el tema.

Marco teórico

La clase media y su vulnerabilidad

Del reporte de medición de la pobreza en México para el año 2016 del CONEVAL (2017), era posible determinar que el 33.8 % —uno de cada tres— de los ciudadanos en el país se podría considerar como gente de clase media, no identificado como pobre pero en situación vulnerable por alguna carencia social o de ingreso; al 43.6 % en situación de pobreza; y al 22.6 % restante como no pobre ni vulnerable, lo cual entregó evidencia de que la población para el presente estudio se componía de la tercera parte de los habitantes en la República Mexicana en términos del año 2016.

Según Ortiz-Juárez et al. (2014), el rango general de percepción económica comprendido entre los 10 y 50 dólares diarios caracteriza a las personas de clase media en la región de América Latina y el Caribe, mientras que entre los 4 y 10 dólares las identifica en estado de vulnerabilidad, por el riesgo que les implica incurrir nuevamente en pobreza económica; para el año 2012, solo en 6 de los 32 estados de la República Mexicana había presencia mayoritaria (50 % o más) de ciudadanos con percepción económica entre los 10 y 50 dólares diarios (Ortiz-Juárez et al., 2014), lo que dejaba al resto de la población en el rango de vulnerabilidad de incurrir en pobreza o inmersos en ella.

Con referencia a la cotización del tipo de cambio en México para el dólar estadounidense al día 6 de noviembre del 2018, a razón de $19.96 pesos mexicanos por unidad (dólar) (Banco de México, 2018), es posible determinar —con base en los autores consultados— como el ingreso de la clase media vulnerable, al rango comprendido entre los $79.84 pesos (4 dólares) y los $199.60 pesos mexicanos (10 dólares), lo que representa una media de ingreso de $139.72 pesos mexicanos diarios.

Ese monto de ingreso, referido al salario mínimo general vigente en enero del año 2018, que según datos de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI) en México era de $88.36/día (CONASAMI, 2019), indica que en promedio, la clase media vulnerable recibe un ingreso de 1.58 salarios mínimos al día, monto con el cual se espera poder cubrir todos los gastos de subsistencia; algo que resultaría inconcebible para el sector socioeconómico descrito si se refiere a la percepción para el sustento familiar.

El concepto de capital social y económico respecto al bienestar

Al establecer al bienestar, como factor común presente tanto en el capital económico como en el capital social mediante la evidencia proveniente de fuentes consultadas (Aguayo et al., 2015; Ortiz-Juárez et al., 2014; Escobar & González de la Rocha, 2008; UN, 1998; CONEVAL, 2010), en este apartado se presenta su conocimiento para utilizarse como elemento preponderante en la recolección de datos para este estudio, dado el intento de conocer si algunos de los atributos presentes en la posesión de capital económico, pueden ser sustituidos en casos de su escasez, al contar con capital social.

El bienestar social puede ser identificado como la satisfacción de origen tangible o intangible, que le produce a determinada comunidad la posesión de condiciones materiales (Chasco Yrigoyen, Hernández Asensio, & Cano Torres, 2003). Entre las que se encuentran el ingreso económico y los artículos de consumo, los cuales ostentan una estrecha relación con las necesidades y el bienestar del grupo, por lo cual se asumen como indicadores objetivos del bienestar social (Rojas, 2005). Esto determina que algunos elementos objetivos del bienestar social como el ingreso -característica del capital económico-, incluye indicadores de origen intangible, como el sentimiento de satisfacción.

Desde el enfoque de los autores mencionados se identifica esta parte subjetiva, mediante la cual el individuo evalúa su bienestar de acuerdo con lo que ha sido su propia vida, dividido en dos perspectivas: una determinada en aspectos afectivo-emocionales (estados de ánimo) y la otra, en aspectos cognitivo-valorativos (satisfacción con la vida) (Ochoa, 2011). Entendiendo al bienestar subjetivo como ese logro que la persona identifica, como el más relevante desde su propia perspectiva (Rojas, 2011).

En la investigación de Rojas (2005) se realizó una serie de preguntas para conocer los aspectos personales relativos al bienestar, en los cuales los participantes de la muestra centraron su satisfacción con la vida, mismos denominados dominios de vida y entre los cuales se ubicaron: dominios de salud, relación con amistades y de vida familiar. Estos últimos fueron con los cuales los mexicanos se manifestaron más satisfechos (Rojas,2005).

Aunque el bienestar es asumido desde la percepción del propio individuo, relativo a los dominios mencionados, esta se manifiesta desde la perspectiva congruente entre lo que la persona desea y lo que realmente obtiene en su vida (García-Viniegras y González, 2000), puntualizándose una característica de interés en la trayectoria de vida personal en cada sujeto analizado. Díaz (2001) encontró que existe un diferente nivel de satisfacción con la vida reportado en aquellas personas que en su niñez pertenecieron a familias con conflictos, cuando se les compara con las que no los experimentaron (Díaz, 2001).

Ochoa (2011) encontró efectos en el bienestar a todo lo largo del proceso de vida del individuo que se relacionan con circunstancias familiares, determinando con evidencia, que el ingreso económico ostenta menor influencia material sobre el bienestar al llegar a un nivel de percepción aceptable, en tanto que dicho bienestar puede aumentar si el sujeto es capaz de atender mejor sus relaciones familiares (Ochoa, 2011).

El vínculo social-familiar, tiene su antecedente de asociación comunitaria natural en México, desde antes de la llegada de los españoles, cuando el pueblo Mexica ya estaba organizado en “Calpullis”, lo cual no significaba solo un barrio sino un grupo ligado por el linaje estructurado, como una pequeña nación con autoridades y propiedad de territorio al servicio de la comunidad de quien lo habitaba (Ortiz, 1972), organizado tanto en lo político como en lo social (Soberanes, 1991).

Actualmente se presenta una evolución de las instituciones en el país, con respecto a ese antiguo sistema político-social; instituciones que ahora proporcionan la estructura que inhibe (o no) la confianza entre los sujetos y sus asociaciones (Arias & Caballero, 2003), pero a pesar de esta evolución, el intento de las sociedades de puente y vínculo en México ha persistido en forma de ayuda intercomunitaria dentro del sector socioeconómico de interés para esta investigación, con ejemplos de colonias de clase media donde se han solidarizado hasta los vecinos más apáticos, con el fin de proteger su salud frente a la amenaza de la instalación de empresas que en su momento emitían sustancias toxicas al ambiente (Ramírez y Safa, 2011), aunque esta unión social (capital social intercomunitario) se disolvió al considerar que los intereses políticos de algunos miembros de la asociación civil en cuestión, estaban alterando los ideales éticos originales de defensa ciudadana (Navarro, 2010).

Los casos presentados demuestran cómo los mexicanos se asocian para el bien común de manera natural, cuando no se anteponen intereses personales, sobre todo en las crisis, como el evento del trágico sismo ocurrido en México en 1985, donde se evidenció la acción solidaria de la comunidad, cuando los medios mencionaban la ayuda heroica de los ciudadanos con pronombres, sin especificidad, como “el/la muchacho/a” o “el/la voluntario/a”, dejando ver a la “colectividad” de ciudadanos que se organizaban en el anonimato fraternalmente como pueblo (Leal, 2014).

La evidencia destaca que la confianza como ayuda, en ocasiones de necesidad, va gestionándose desde el grupo familiar, para extenderse hacia las amistades, la comunidad e incluso a las personas desconocidas, con el objetivo de llegar a conseguir el apoyo requerido. Portes (1999) soportado en las teorías de Coleman, advierte que la conservación del capital social es mayor en familias nucleares con dos padres, que en las formadas por familias monoparentales, aunque luego especifica que la teoría de Bourdieu se encuentra mayormente apegada al concepto de que el capital social, proviene de los beneficios adquiridos mediante las redes (Portes, 1999). Como ejemplo, el apoyo gestionado entre vecinos que surge de la emergencia a su necesidad económica, que incluye entre otras acciones, el cuidar de sus hijos para asistir a sus respectivos trabajos, permitiéndole a dichas familias la posibilidad en el ingreso, de manera natural (Ramírez, Alcides, Alexander & Morales, 2005).

Con la recopilación de teoría de los autores consultados, es posible inquirir la posibilidad de soporte económico en forma de préstamo en dinero o incluso oportunidad de trabajo, los lazos de puente, establecidos entre terceros asociados de manera horizontal, pero los autores no determinan si la asociación de estos vínculos tiene alguna consecuencia en el resto de las relaciones de los sujetos que la ejercen, ya sean las de familia cercana o extendida, puesto que fuera de estos “círculos cercanos familiares”, el resto de relaciones sociales pudiera considerarse como “relación con extraños”, pero de útil estudio puesto que según los autores, representa un soporte para la gestión de capital social.

Desde la perspectiva de que la confianza es un supuesto, Morandé (2006) afirma que esta se fundamenta en una ética de responsabilidad individual dada como una “promesa mutua” y su cumplimiento aun con extraños (Morandé, 2006). Esta puede darse entre individuos como confianza particularizada, o entre las instituciones entre sí y los individuos con los que existe la relación denominada como confianza generalizada; esta última fundamentada en confiar en extraños (Smith & Scrivens, 2013).

Metodología

Se ha ubicado al sujeto del análisis para esta investigación mediante la visión objetiva empírica de la sociedad-individuo que proponen Marx y Durkheim entre otros (Torres, 2011, pág. 36), al considerar las condiciones económicas de vulnerabilidad de la clase social en estudio, así como los resultados de los casos presentados como evidencia del capital social comunitario e intercomunitario, pero dadas las necesidades que surgen de la construcción teórica, en las que se presenta el requerimiento de aspectos tanto tangibles como intangibles, particularmente de los sujetos participantes, se ha utilizado la visión que discierne la practica social desde la elección racional o el interés utilitario de los actores en el grupo analizado (Torres, 2011).

Apegado a la teoría adquirida y con el objetivo de medir los aspectos del bienestar tangibles e intangibles, presentes tanto en el capital económico como el capital social de manera consciente en el sujeto participante, se redactó de manera específica un cuestionario como diseño del instrumento de recolección para esta investigación, en el cual se utilizó como criterio de soporte para el mismo, el estudio de Indicadores de bienestar subjetivo de la población adulta en México, publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI] (2015), donde se presenta de manera operativa la medición de la confianza en los familiares directos de los sujetos analizados, así como la prevaleciente en sus amistades, del mismo modo que su declaración de estatus en el bienestar actual y el que tenían en la niñez (INEGI, 2015), el cual se realiza con soporte en la encuesta denominada como Bienestar Autorreportado (BIARE), que para dicha medición utiliza una escala de 0 a 10 como calificación accesible para el sujeto participante; criterio recomendado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para determinar el bienestar subjetivo (INEGI, 2015).

De manera similar, en esta investigación se diseñó una escala con valores de 1 a 10 para cada variable del análisis, y al considerar que lo más valioso para ella era conocer el nivel de relación personal, así como la clasificación específica sobre los conceptos teóricos adquiridos de los autores, cada sujeto participante podía seleccionar una respuesta de manera mutuamente excluyente que acreditara su puntaje, donde cada número fue sustituido para presentarle en su lugar una palabra u oración corta —sin que estas se consideraran como escala de diferencial semántico de: Osgood, Suci y Tannenbaun en Becoña (1990)— que calificaría dicha relación desde un fuerte lazo de confianza en el soporte familiar (10) hasta llegar al extremo contrario, en el cual lo considerara como dañino (1), esto es un ejemplo para la variable “Relación con la familia (v5)”.

Se utilizó un total de seis variables con las que se calculó el capital social de cada sujeto participante. Estas fueron: v1) declararse con algún vicio o con vida sana, v2) las decisiones de su vida en general, v3) nivel de vida en la niñez en comparación del actual, v4) relación con amistades, v5) relación con la familia, y v6) posibilidad de préstamo en dinero desde un familiar, hasta un extraño (para esta última, un menor resultado no se consideró como linealmente negativo, sino como fuerte relación con círculos lejanos a la familia o incluso con extraños, dado el concepto de confianza generalizada adquirido de los autores); al final, con base en el promedio de estas, se obtuvo la calificación de capital social (v7) de cada sujeto, en la misma escala de 1 al 10.

En lo relativo al capital económico, la investigación de la dinámica familiar de Viveros & Vergara (2014), efectuada con 50 familias en la ciudad de Medellín Colombia, destacó que elementos como el ingreso familiar y su distribución afectan a la organización así como la toma de decisiones hacia adentro del núcleo familiar, al modificar las normas y autoridad que pueden influir en la convivencia y soporte en estados de crisis (Vergara & Viveros, 2014). Así también Arriagada (2004) advierte de la diferencia entre familia y hogar, siendo que en este último se deben incluir los aspectos de la convivencia cotidiana y que a decir de los hogares latinoamericanos, han sufrido una transformación en la modernidad, al reproducir hogares en donde hay familias sin lazos de parentesco consanguíneo, como situación que propicia nuevos vínculos de relación de género y mayor autonomía femenina.

Lo mencionado, por una parte, otorga validez a la construcción de la escala de capital social presentada, dado que el diseño de las preguntas para la medición de las variables le permitió libertad al sujeto participante para expresar su nivel de afiliación, sin mencionar la relación consanguínea que mantiene con las personas con quienes vive, y que el/ella considera como su familia.

Con base en este mismo esquema se elaboró el cálculo para la variable denominada capital económico, que toma en consideración el indicador de la magnitud de ingresos de la familia, mediante el número de miembros del hogar que lo conforman y que participan económicamente en ella, dado que en la actualidad los modelos de familia son tan variados que van desde la pareja sin hijos e incluso sin núcleo conyugal, transitando por las monoparentales, las extendidas, con y sin relación consanguínea, hasta incluir a otras muy diversas conformaciones (Arriagada 2004), con lo cual el poder adquisitivo declarado por el sujeto queda supeditado al número de integrantes de la familia que dependen económicamente del proveedor o los que aportan en la manutención del hogar.

Para su composición se utilizaron cinco variables: v8) número de integrantes del hogar, v9) miembros del hogar con empleo, v10) monto de ingreso diario (sujeto encuestado), v11) sensación percibida por el ingreso, y 12) número de personas que dependen de su ingreso. Se realizó una división de la calificación de la variable n.° 8 entre la n.° 9, para luego multiplicar su resultado por 10; el resultado se sumó a la calificación de las otras tres variables y se promedió, para obtener la calificación correspondiente al capital económico (v13) de cada sujeto de la muestra.

La pregunta de investigación generada fue: ¿La gestión de capital social puede sustituir en parte los efectos benéficos del capital económico, como herramienta para afrontar la vulnerabilidad en las comunidades de clase media en Monterrey Nuevo León, México? Para contestarla se obtuvo, especialmente, la medición de la variable capital social (v7) y la variable capital económico (v13); el objetivo fue comparar los resultados entre los sujetos clasificados como clase media vulnerable con los no vulnerables de la muestra, para saber si se obtendría efectivamente un aumento de capital social -proveniente de la convergencia en el bienestar, mediante las variables del instrumento de recolección- comprobable en los vulnerables comparado con los no vulnerables; de esta forma se podría encontrar un efecto de sustitución en capital social, que resarciera la carencia de capital económico sufrido por los sujetos de clase media vulnerable en forma de mayor soporte en las relaciones sociales, útil en sus momentos de crisis económica.

La hipótesis de investigación respectiva a este diseño fue:

H1.- La gestión de capital social, en los sujetos de las comunidades de clase media vulnerable en la ciudad de Monterrey Nuevo León, México, sustituye en parte los efectos de su carencia de capital económico.

Comprobable mediante el siguiente diseño de hipótesis de investigación estadística:

Dónde:

= Media de la variable capital social en sujetos de clase media vulnerable

= Media de la variable capital social en sujetos de clase media no vulnerable

Por su parte, la comparación del capital económico en las muestras de sujetos tanto vulnerables como no vulnerables, se utilizó para verificar que efectivamente existiera una diferencia no solo en el ingreso, sino que este repercutiera en un mayor resultado de capital económico como diferencia mesurable entre muestras. Así procedería la prueba de hipótesis propuesta, desde la perspectiva de que a pesar de que el grupo no vulnerable ostentaba un mayor capital económico, generaba un menor capital social (o no).

A partir de la investigación de Dean, Salas, Brum, Leites & Arim (2013) respecto a que en la dinámica del ingreso en los hogares, el menor riesgo a sufrir cambios negativos en los ingresos está asociado en parte al nivel educativo de las personas y su posibilidad de inserción laboral (Dean et al., 2013), 100 de los sujetos participantes en la muestra eran alumnos que cursaban su último grado de licenciatura universitaria, de los cuales se obtuvo el resto de los 365 sujetos, todos habitantes de los diferentes municipios que conforman el área metropolitana de Monterrey, que se seleccionaron para la muestra total mediante el sistema denominado como bola de nieve.

A todos ellos se les aplicó el cuestionario diseñado con los reactivos para las variables del cálculo de capital social (X1) y capital económico (X2), sin informarles ni presentarles evidencia en el cuestionario, de que se estaban evaluando rubros relativos a conocer el valor capitalizado de sus relaciones personales o económicas, en su lugar, se les solicitó contestar respecto a su calidad de vida, con el objetivo de evitar el posible sesgo en las respuestas.

Después de la captura de las encuestas, se separó la muestra total compuesta por los 365 sujetos descritos, en cuatro subgrupos mediante la respuesta específica en la variable del monto de ingreso diario percibido (v10), con base en la ubicación de los grupos socioeconómicos de estudio, adquirida de los autores teóricos y las fuentes institucionales consultadas (CONEVAL, 2017; Banco de México, 2018; CONASAMI, 2019; Ortiz-Juárez et al., 2014); los que declararon ganar entre $50.00 y $140.00 como los sujetos de clase media vulnerable (G1), los que ganaban más de $140.00 y hasta $230.00 como sujetos sobre el nivel de clase media vulnerable (G2), los que ganaban más de $230.00 sin límite, como sujetos de clase media no vulnerable (G3), y un grupo más que se extrajo de cualquiera de estas tres condiciones salariales, pero que declararon soportar su capital económico, apalancado en el préstamo en dinero de personas sin parentesco familiar, denominándolo como soporte en terceros (G4).

Correspondiente a esta segmentación de grupos experimentales —sin considerar un grupo de control—, se procedió al cálculo de todas las variables del diseño para cada grupo (13 en total), en especial para las variables de capital social (01 ,02, 03, 04 ) y capital económico (05 ,06, 07, 08 ), conforme al siguiente diseño experimental:

G1 X1 X2 01 05

G2 X1 X2 02 06

G3 X1 X2 03 07

G4 X1 X2 04 08

El número de sujetos de cada grupo fue: 36 personas (G1), 73 personas (G2), 180 personas (G3) y 76 personas (G4), para un total de 365. En la selección de los sujetos se consideraron tanto hombres como mujeres con la condición de que fueran mayores de edad y en situación laboral económicamente activa. La investigación fue no probabilística debido a la técnica de recolección, y paramétrica por la aplicación de la prueba de Shapiro-Wilk (muestra G1-01) con resultado , que determinó la normalidad de los datos de la muestra, así como la aplicación de la prueba de Kolmogorov-Smirnov (muestras: G2-02,G3-03,G4-04) igualmente con resultado y respectivamente, lo que comprobó la normalidad en los datos de las restantes tres muestras analizadas.

Resultados

Con motivo de corroborar la congruencia que permitiría validar el procedimiento de hipótesis de capital social planteado mediante el concepto de capital económico —calculado a partir de la recolección y asignación de las variables de su composición—, se observó un resultado positivo al presentarse que los valores promedio de calificación de las muestras para el capital económico, iban en aumento conforme el grupo socioeconómico representado en cada una de ellas como sigue: en escala de 1-10: sujetos de clase media vulnerable (G1) = 5.40, sujetos sobre nivel de clase media vulnerable (G2) = 6.59 y sujetos de clase media no vulnerable (G3) = 7.78. Adicionalmente, aunque no fue una muestra para validar el procedimiento señalado, la denominada como “soporte en terceros” (G4) = 7.25, también presentó un resultado congruente y, además, destacó un detalle singular que fue procesado como aporte a la presente investigación (se presentará más adelante).

A pesar de esperar grandes diferencias entre ellos (mayor en el grupo vulnerable y menor en el no vulnerable), los valores promedio encontrados de la calificación para el cálculo de capital social de cada grupo experimental, en escala de 1-10 fueron muy similares: sujetos de clase media vulnerable (G1) = 8.62, sujetos sobre nivel de clase media vulnerable (G2) = 8.40 y sujetos de clase media no vulnerable (G3) = 8.51.

Se procedió entonces a realizar la prueba de hipótesis mediante la fórmula para la comparación de medias, con el criterio de comprobar que la media de calificación de las personas que perciben un salario igual o menor a $140.00/día (G1), tenían una mayor calificación de capital social que las que percibían un salario entre $140.00 y $230.00/ día (G2), así como más de $230.00/ día (G3), respectivamente, en dos pruebas separadas, mediante la prueba de muestras independientes (Z), al utilizar un nivel de significancia de .

El diseño de hipótesis estadística utilizado fue:

En ambas pruebas, el resultado de la “Z” calculada fue inferior a la de la tabla Z= 1.645; con Z = 1.598 para , y Z = 0.907 para , con lo cual no fue posible rechazar la , y por lo tanto, no fue posible determinar que las personas clasificadas como sujetos de clase media vulnerable (G1), tuvieron una mayor calificación de capital social que las clasificadas como sujetos sobre nivel de clase media vulnerable (G2) y tampoco que los sujetos de clase media no vulnerable (G3).

Al repasar los datos de las muestras en las diferentes variables analizadas, una observación llamó la atención a esta investigación, en lo referente a la variable (v5) relación con la familia, donde fue perceptible que los tres grupos principales del análisis (G1, G2 y G3), presentaron un alto promedio similar calculado en la calificación general para esta variable, con: sujetos de clase media vulnerable (G1) = 9.14, sujetos sobre nivel de clase media vulnerable (G2) = 8.81 y sujetos de clase media no vulnerable (G3) = 9.22, mientras que el grupo denominado soporte en terceros presentó un promedio inferior para esa misma variable (G4) = 8.00, pero logró un alto promedio en capital económico “soporte en terceros” (G4) = 7.25 (ya mencionado con antelación en este mismo capítulo), alcanzado de forma similar únicamente por el grupo de clase media no vulnerable.

Este hallazgo impulsó a la presente investigación, a realizar una prueba de comparación de medias de las muestras específicamente para la variable, relación con la familia (v5), que confirmara la consistencia de similitud en el nivel de relación con los familiares, de las tres muestras de sujetos del análisis (G1, G2 y G3) y su posterior verificación de su diferencia con esta cuarta muestra (G4).

Después de la prueba de Shapiro-Wilk (G1-v5) y de Kolmogorov-Smirnov (G2-v5, G3-v5, G4-v5), pudo constatarse que los datos de las muestras respectivas no presentaban normalidad, con lo que se decidió aplicar una prueba no paramétrica de , para la comprobación descrita que utilizó un nivel de significancia de α = 0.05. El resultado fue un valor de , menor que el valor de obtenido de la tabla para 8 grados de libertad, con lo que no fue posible rechazar la y se concluyó que no hubo evidencia suficiente para aceptar que había diferencia en el nivel de relación con los familiares de las tres muestras de sujetos analizados (G1-v5, G2-v5, G3-v5).

Posteriormente, se realizó la misma prueba no paramétrica de para la comprobación descrita, pero para las cuatro muestras del análisis —esta ocasión incluyendo a G4-v5—, se utilizó un nivel de significancia de α = 0.05. El resultado fue un valor de , mayor que el valor de obtenido de la tabla para 12 grados de libertad, con lo que se rechazó la y se concluyó que hubo evidencia suficiente para aceptar que había diferencia en el nivel de relación con los familiares de las cuatro muestras de sujetos analizados (G1-v5, G2-v5, G3-v5 y G4-v5). Pero dado que la primera prueba constató las mismas medias para las tres primeras muestras, se pudo confirmar que era esta cuarta muestra (G4-v5) la que presentaba diferencia con las otras. Esto puede apreciarse en la Tabla 1.

En la Tabla 1, es posible percibir que la calificación de los tres grupos del análisis (G1, G2, G3) para la hipótesis principal de la presente investigación, en lo concerniente a la variable, relación con la familia (v5), va en incremento conforme a la calificación otorgada a esta pregunta por parte de cada sujeto participante, con excepción a los sujetos que conforman la muestra, soporte en terceros (G4), donde puede apreciarse un similar número de sujetos que opina tener un: bajo nivel de relación con sus familiares directos así como en el resto de la escala y se mantiene, hasta llegar a un alto nivel de relación; comportamiento que significa la principal causa del resultado obtenido de la prueba estadística .

Tabla 1

Condición del sujeto: nivel de relación con la familia (tabla cruzada)

Condición de los sujetos (muestras)

Nivel de relación con la familia (calificación)

<=6

7

8

9

10

Total

Vulnerable económico (G1)

conteo

1

3

3

12

17

36

Conteo esperado

2.0

3.0

4.1

13.6

13.3

36.0

% dentro de la condición del sujeto

2.8 %

8.3 %

8.3 %

33.3 %

47.2 %

100.0 %

Sobre el nivel vulnerable económico (G2) conteo

1

9

13

28

22

73

Conteo esperado

4.0

6.0

8.4

27.6

27.0

73.0

% dentro de la condición del sujeto

1.4 %

12.3 %

17.8 %

38.4 %

30.1 %

100.0 %

No vulnerable económico (G3) conteo

3

9

13

75

80

180

Conteo esperado

9.9

14.8

20.7

68.1

66.6

180.0

% dentro de la condición del sujeto

1.7 %

5.0 %

7.2 %

41.7 %

44.4 %

100.0 %

Soportado en terceros (G4) conteo

15

9

13

23

16

76

Conteo esperado

4.2

6.2

8.7

28.7

28.1

76.0

% dentro de la condición del sujeto

19.7 %

11.8 %

17.1 %

30.3 %

21.1 %

100.0 %

Total

Conteo

20

30

42

138

135

365

Conteo esperado

20.0

30.0

42.0

138.0

135.0

365.0

% dentro de la condición del sujeto

5.5 %

8.2 %

11.5 %

37.8 %

37.0 %

100.0 %

Fuente: elaboración propia.

Conclusiones

Conforme a la adquisición teórica de los autores e instituciones consultadas para el tema y objetivo que interesó a la presente investigación, es posible contestar mediante el soporte de la prueba (Z) para la hipótesis planteada, que la gestión de capital social en los sujetos de las comunidades de clase media vulnerable en la ciudad de Monterrey Nuevo León, México, no sustituye los efectos de su carencia de capital económico, sino que el capital social de cada sujeto es prácticamente el mismo, sin importar su nivel de capital económico.

Al observar los datos de las 13 variables del análisis, se encontró una diferencia en el apalancamiento del ingreso en el grupo denominado como soporte en terceros (G4), que no se presentó en ninguno de los otros tres grupos (G1, G2, G3), los cuales representaban la transición de los sujetos de clase media vulnerable hasta los de clase media no vulnerable (prioritario en la comprobación de la hipótesis principal de esta investigación); esta diferencia identificó un indicio meritorio de revisión en el comportamiento del resto de las variables, para verificar que dicha diferencia se presentaba, principalmente, en una singular cercanía en la relación con la familia (v5), para los tres grupos de sujetos mencionados, en contraste con el grupo (G4) donde se observó una relación sin intensidad marcada en el soporte familiar, pero que reportaba un destacado capital económico equiparable con el grupo de clase media no vulnerable.

A partir de la precisión encontrada, este análisis concluye que de acuerdo a la percepción de Bourdieu en (Portes, 1999), el mayor beneficio proveniente del capital social se encuentra en las redes de apoyo mutuo (Portes, 1999, págs. 251-252), toda vez que esta “capitalización del ingreso” sea adjudicada al capital económico producto de ellas, no así de la propia acumulación del capital social; pero además de ello, esta investigación ha encontrado que ese beneficio está asociado a una posible distancia en la relación con el núcleo de familiares cercanos, a cambio de una mayor asociación con amistades o incluso personas sin vínculo social previo.

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1 Doctor en Filosofía con Orientación en Trabajo Social y Políticas Comparadas de Bienestar Social por la Universidad Autónoma de Nuevo León, México. Maestro Investigador y encargado del Centro de Investigación del Consorcio Educativo Internacional Warden, A.C., Nuevo León, México. Correo electrónico: drjiga@ceiwarden.edu.mx ORCID https://orcid.org/0000-0002-5548-1943


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