N.º 83 • Enero - Junio 2021
ISSN: 1012-9790 • e-ISSN: 2215-4744
DOI: https://dx.doi.org/10.15359/rh.83.4
Licencia: CC BY NC SA 4.0

sección américa latina

Por las rutas de América. Tibor Sekelj en el Diario de Costa Rica

On American Routes. Tibor Sekelj in Diario de Costa Rica

Pelas rotas da América. Tibor Sekelj no
Diario de Costa Rica

Katalin Jancsó*

Resumen: Tibor Sekelj, explorador, antropólogo, periodista y escritor, de padres húngaros, fue un ciudadano del mundo. Su vida aventurera inició en 1939, en América Latina, donde pasó quince años realizando expediciones andinistas y viajes de investigación a territorios habitados por comunidades indígenas, sobre todo en Brasil. Sus primeros libros publicados trataron sobre sus expediciones y fueron seguidos por publicaciones relacionadas con sus viajes posteriores en Europa, Asia y África. En América Latina, Sekelj visitó una serie de países, entre ellos Costa Rica en 1953. Después de su llegada a San José, el Diario de Costa Rica adquirió los derechos exclusivos para publicar veinte de sus artículos escritos sobre sus experiencias y viajes en América. El objetivo del presente ensayo es, además de describir brevemente la trayectoria de Sekelj en el subcontinente, presentar el proyecto costarricense mencionado, utilizando como fuente sus artículos, que se conservan en una colección privada.

Palabras claves: población indígena; expedición científica; viaje; Amazonía; Costa Rica; periodismo; historia.

Abstract: Tibor Sekelj, explorer, anthropologist, journalist and writer of Hungarian parents was a citizen of the world. His adventurous life began in 1939, in Latin America, where he spent fifteen years participating in Andean expeditions and research trips to territories inhabited by indigenous communities, especially in Brazil. His first books were published on his expeditions and were followed by publications related to his subsequent trips in Europe, Asia and Africa. In Latin America, Sekelj visited a number of countries, including Costa Rica in 1953. After his arrival in San José, Diario de Costa Rica acquired the exclusive rights to publish twenty of his articles written about his experiences and travels in America. The objective of this essay is, in addition to a brief description of Sekelj’s trajectory in the subcontinent, to present the Costa Rican project mentioned using as a source his articles that are kept in a private collection.

Keywords: indigenous peoples; scientific expeditions; travel; Amazon; Costa Rica; journalism; history.

Resumo: Tibor Sekelj, explorador, antropólogo, jornalista e escritor de pais húngaros era um cidadão do mundo. Sua vida de aventuras teve início em 1939, na América Latina, onde passou quinze anos realizando expedições andinas e viagens de pesquisa a territórios habitados por comunidades indígenas, principalmente no Brasil. Seus primeiros livros publicados trataram de suas expedições e foram seguidos por publicações relacionadas a suas viagens posteriores pela Europa, Ásia e África. Na América Latina, Sekelj visitou vários países, incluindo a Costa Rica em 1953. Após sua chegada a San José, o Diario de Costa Rica adquiriu os direitos exclusivos de publicar vinte de seus artigos escritos sobre suas experiências e viagens pela América. O objetivo deste ensaio é, além de fazer uma breve descrição da trajetória de Sekelj no subcontinente, apresentar o citado projeto costarriquenho, utilizando como fonte seus artigos, os quais se encontram preservados numa coleção particular.

Palavras chaves: população indigena; expedição científica; viagem; Amazonas; Costa Rica; jornalismo; história.

Exploradores húngaros en América Latina

Desde principios del siglo XIX, cada vez más aventureros, viajeros y refugiados húngaros llegaron al continente americano. La revolución húngara de 1848 generó una emigración hacia el ultramar, sobre todo a los Estados Unidos. Algunos húngaros visitaron tierras centroamericanas –sobre todo México, Cuba, Panamá– y muy pocos llegaron a América del Sur. Algunos se convirtieron en cafeteros y propietarios de fincas, otros participaron en expediciones militares o empezaron a trabajar como ingenieros en la construcción de ferrocarriles. También, llegaron unos mil húngaros a México en los años 60 como miembros del ejército de Maximiliano de Habsburgo. Había muy pocos húngaros que, como viajeros, llegaron con el mero objetivo de explorar el continente, entre ellos, merece mencionarse el nombre de Pál Rosti, quien fue el primer fotógrafo que hizo imágenes paisajísticas de Venezuela en 1857. Recientemente, varios investigadores húngaros han estudiado la presencia húngara en América Latina, con especial atención al siglo XIX.1

Existen muy pocos estudios que abarquen los viajes de exploradores húngaros en países latinoamericanos en el siglo XX.2 En la primera parte del siglo XX, se experimentó una ola de emigración húngara hacia América, los principales objetivos fueron, sobre todo, económicos y políticos. Como consecuencia, había un interés creciente por el continente. Los lectores húngaros querían recibir información, no solo sobre las condiciones de vida en las tierras lejanas, sino estaban interesados también en la flora y fauna, los distintos pueblos o los hallazgos arqueológicos de los distintos países. Un número reducido de periodistas, fotógrafos, ornitólogos y botánicos húngaros llegaron sobre todo a Sudamérica, así como un director de cine y un historiador del arte.3 Sus experiencias se publicaron principalmente en húngaro, con la excepción de algunos artículos y libros en español y en inglés. A finales de los años treinta y durante la Segunda Guerra Mundial, una nueva ola de emigrantes húngaros llegó a América, gran parte de ellos judíos que escaparon de Europa ante la persecución nazi. Tibor Székely, un periodista de origen judío húngaro, pero, después de la Primera Guerra Mundial ya ciudadano del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos –a partir de 1929 Yugoslavia– llegó a Argentina en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Su viaje, lleno de aventuras inesperadas, transformó su vida para siempre.

Tibor Sekelj en el Diario de Costa Rica

El 19 de julio de 1953, el periódico La Nación de San José informó sobre la llegada del explorador Tibor Sekelj en la capital costarricense.4 Según el artículo, el viajero había llegado al país con el objetivo de reunir información para poder escribir un libro sobre la geografía centroamericana. También se mencionaba su intención de ofrecer conferencias sobre sus viajes anteriores y sobre la lengua internacional del esperanto.5 En los días posteriores, otros periódicos –La Hora, Diario de Costa Rica, La República– también informaron sobre la visita de Sekelj. El 22 de julio de 1953, el Diario de Costa Rica, además de dar noticia sobre la llegada de Sekelj, presentó brevemente su trayectoria latinoamericana, mencionando sus libros editados y las tierras que anteriormente había visitado en el continente.

De entre sus aventuras, se destacaron sus viajes a las regiones amazónicas, donde había conocido indios salvajes, incluida su lengua. En cuanto a sus actividades en la región centroamericana, el artículo destacó sus viajes por tierras mayas en Guatemala y Honduras. También se mencionaron la afición del viajero por las lenguas, en especial por el esperanto, así como su labor en la reunión de una colección de dibujos infantiles de 24 países que exponía en distintos lugares. Del mismo modo que La Nación, el diario también habló de su proyecto de escribir una geografía de Centroamérica.6 Tan solo doce días después de su llegada al país centroamericano, el Diario de Costa Rica informó sobre un acuerdo entre Tibor Sekelj y la revista, según el cual, el viajero había cedido al periódico los derechos editoriales de una serie de artículos que había escrito sobre sus aventuras por tierras americanas. De entre los reportajes, varios se habían publicado ya en libros del autor editados anteriormente; sin embargo, Sekelj prometió agregar nuevos elementos y sus últimas experiencias como explorador. También, en este artículo, se publicó la presentación de las narraciones que hizo el mismo Sekelj para invitar a los lectores costarricenses a seguir sus aventuras en las columnas del periódico:

Cuando desembarqué por primera vez en tierra americana –sucedió esto en Buenos Aires en 1939– y comencé a escudriñar el presente, el pasado y el posible futuro de este continente, sentí una fascinación extraordinaria que acabaría por ligar mi destino a estas tierras por una larga sucesión de años. Y cuando digo “ligar” no pienso en amarras de esclavo ni en raíces. Más bien alas me crecieron al conjuro de mi embeleso frente a las gigantescas montañas nevadas que parecían perforar los cielos; las selvas densas y oscuras con sus plantas curiosas, su fauna insospechada y sus habitantes humanos a quienes encontré en pleno Paraíso; frente a los vestigios de civilizaciones pretéritas en cuyos restos dispersos me parecía descubrirme a mí mismo […]

Todo cuando el Viejo Continente había negado a mi sed de investigador y a mi afán de eterno curioso, América me lo ha enhebrado sobre sus rutas misteriosas en hilera fantástica de magnificencias. Y yo no tengo más que seguir, como un sonámbulo, el itinerario de la fascinación, con los ojos abiertos y el corazón en la mano, para recoger las fragancias más puras de un continente en flor.

La aventura es moneda corriente sobre mi camino. No busco el peligro, pero tampoco rehúyo cuando se presenta en mi ruta. En mis viajes he soportado alguna que otra penuria, pero he gozado infinitivamente más. Y son precisamente estos goces que quisiera compartir con todos mis amigos, conocidos y desconocidos.

Es por esto que invito cordialmente a los lectores del Diario de Costa Rica a acompañarme por montañas y selvas, ciudades antiguas y minas de diamantes, a través de una veintena de reportajes a que no agregaré nada a la realidad –más extraordinaria que cualquier novela– y que desde hoy se publican en estas páginas.7

A partir del día siguiente, el Diario de Costa Rica comenzó a publicar los reportajes mencionados durante un mes y medio; el último apareció el 13 de septiembre, en 1953. Las actividades de Tibor Sekelj en Costa Rica se limitaron a dar conferencias sobre sus viajes anteriores, la difusión del esperanto y la publicación de sus reportajes. No se han encontrado artículos sobre viajes de exploración realizados en el país por el periodista. Pero, ¿quién era el autor de los reportajes? Es decir, ¿quién era el mencionado explorador, esperantista, viajero y periodista, Tibor Sekelj? ¿Por qué fue recibido con gran alboroto en Costa Rica –y en los otros países centroamericanos–? ¿Cuáles fueron las aventuras de las que se ofreció a publicar sus reportajes? A continuación, se pretende explicar las razones y presentar la trayectoria del viajero. Asimismo, se analizarán sus reportajes publicados en las columnas del Diario, que se encuentran en su colección privada.

Los inicios de una vida aventurera

El viajero nació con el nombre de Tibor Székely, de padres húngaros, en 1912. La familia de su padre era de Temesvár, hoy Timișoara –Rumanía–, en aquel entonces región perteneciente a la Monarquía Austrohúngara. Su madre era de Dombiratos, un pequeño pueblo ubicado en el sureste de Hungría. Como el padre era veterinario, la familia tenía que trasladarse frecuentemente y los hijos nacieron en distintas ciudades. Así fue como Székely nació en una ciudad en la parte norte de la monarquía, en Sepesszombat, hoy Spišská Sobota –Eslovaquia–, de donde muy pronto volvieron al sur de Hungría, a Csene, hoy Cenei –ubicado en Rumanía–. En esta pequeña población pasaron diez años.

En 1919, la monarquía fue disuelta y desde entonces la familia vivió fuera de las fronteras de Hungría. Como Csene se encontraba en una región con una considerable población de origen alemán, los hijos de la familia –eran cuatro– aprendieron el alemán bastante temprano; Tibor hablaba el alemán ya a los 4 años.8 En 1922, la familia se trasladó de nuevo, a Kikinda, una ciudad muy cercana a Cenei, pero ubicada ya en territorios pertenecientes a Yugoeslavia. Así ocurrió que Tibor aprendió una nueva lengua, el serbio, por lo que en esta lengua cursó sus estudios de secundaria. En el instituto aprendió el francés también. A partir de 1926, vivieron en Nikšić –hoy Montenegro–, donde Tibor se dedicó al montañismo.

Decidió seguir sus estudios en la Universidad de Zagreb –hoy Croacia–, donde, además de estudiar derecho, aprendió el esperanto, participó en cursos de pintura, escultura, periodismo y cinematografía. A partir del año de 1937, Sekelj9 empezó a trabajar como periodista en el diario Hrvatski Dnevnik y como guionista en la compañía cinematográfica Mercurfilm.10 Poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, Sekelj fue enviado a Argentina para encargarse de reunir materiales y fuentes para publicar un artículo sobre los inmigrantes croatas que vivían en el país. Tras el estallido de la guerra, Sekelj se quedó en el continente americano, donde pasó los siguientes quince años de su vida. Durante la guerra, en 1942, su padre y sus dos hermanas murieron en el campo de concentración de Stara Gradiška –Croacia–.11

El periodista, andinista y etnógrafo

No disponemos de mucha información sobre los primeros años de su estancia en América Latina. Partió de Rijeka y llegó a Buenos Aires el 19 de agosto de 1939. Según sus narraciones, en los primeros meses se ganaba la vida pintando y vendiendo cuadros de las casas de la aristocracia porteña, mientras aprendía el español. En 1941, realizó estudios en un curso de periodismo y empezó a trabajar para las revistas literarias y de divulgación cultural tituladas Leoplan, Aquí está y Esto. Es más, fundó su propia revista de turismo, Rutas, apenas cuatro años después de su llegada a tierras latinoamericanas.12

Las primeras fuentes de su estancia en Buenos Aires datan de 1944, cuando Sekelj participó en una expedición de andinistas que llegó al Aconcagua, el pico más alto de Argentina y de todo el continente americano. La expedición tuvo un desenlace trágico: el líder de la expedición, Hans Georg Link, falleció junto con otras tres personas antes de alcanzar la cima. Sekelj se convirtió en un periodista conocido tras los acontecimientos, le hicieron entrevistas y él mismo escribió un libro sobre la expedición.13 Volvió al Aconcagua al año siguiente para encontrar los cadáveres, de lo que informó a sus lectores en la segunda edición de su libro.14 Desde estos meses, Sekelj era invitado a dar conferencias sobre sus experiencias en varias ciudades. Sus actividades llamaron la atención de grupos andinistas de otros países también, sus libros se extendieron y se popularizaron rápidamente. Además, Sekelj fue un gran activista de la difusión del esperanto, en estos primeros tiempos, la lengua universal fue el otro tema de sus conferencias.

Desde este periodo, Sekelj empezó a reunir todos sus artículos y reportajes publicados, las entrevistas que le habían hecho y cualquier noticia o invitación a conferencias que estuvieran relacionadas con sus actividades. Por lo tanto, desde estos meses tenemos una serie de documentos que pueden ayudar al investigador a estudiar su trayectoria latinoamericana. En la colección privada de Sekelj, todos los materiales correspondientes a su vida en América Latina hasta 1954 –más de cien artículos suyos, más de trescientas publicaciones periodísticas sobre él, sus libros y su diario manuscrito de 1947/1948 sobre su viaje a Bolivia y Brasil– se hallan en carpetas y cajas sin catalogación.15

Después de su regreso de su segunda expedición al Aconcagua, Sekelj decidió emprender un viaje a Mato Grosso, Brasil, y conocer las comunidades indígenas de la región amazónica. Lo acompañó en su viaje una mujer, María Reznik, a quien había conocido poco antes en una conferencia que él mismo dio en Buenos Aires sobre su expedición andinista. Según la narración de Sekelj, la mujer estaba entre el público y, unos minutos después de conocerse, Sekelj le preguntó si tenía ganas de acompañarlo en su siguiente expedición. La respuesta fue positiva.16 Pocos meses más tarde, María Reznik se convirtió en su esposa. En principio, Sekelj iba a participar en un congreso esperantista en Río de Janeiro, pero quería aprovechar la oportunidad y prolongar su estadía en Brasil. Sekelj visitó varias instituciones en Río de Janeiro para poder conseguir sus objetivos, entre ellas, el Servicio de Protección a los Indios –SPI, Serviço de Proteção aos Índios–, el primer órgano indigenista del país, fundado en 1910 con el objetivo de proteger, pacificar e integrar a los pueblos indígenas amazónicos a la sociedad brasileña bajo la tutela del Estado.17 Además, Sekelj visitó la Fundación Brasil Central (FBC), creada en octubre de 1943.

En ambas instituciones fueron bien recibidos y los invitaron para unirse a la expedición Roncador − Xingu, una iniciativa vinculada con la campaña política «Marcha hacia el Oeste», anunciada por Getulio Vargas en el marco del Estado Novo, en 1938, cuyo objetivo más importante era lograr una integración nacional en el país y ocupar territorios en el oeste que ofrecían nuevos recursos para la economía brasileña y que aportarían al futuro del país.18 Según la ideología oficial de la nueva política y el nacionalismo idealizado, el indígena simbolizaba las raíces del brasilianismo y era fuente del nacimiento de la cultura brasileña.19 El gobierno autoritario de Getulio Vargas intentó reforzar el nacionalismo, enfatizó la necesidad de la integración nacional y el desarrollo. Vargas, en sus discursos, presentó el oeste como una tierra rica en recursos naturales, un destino ideal para los migrantes pobres de otras regiones del país. También se apoyó la publicación de libros sobre los pueblos que vivían en el territorio con descripciones que resaltaban las buenas cualidades de las comunidades indígenas y las ventajas de vivir en estos territorios.20

La expedición –de interés militar– se llevó a cabo entre 1943 y 1948 y tenía como finalidad explorar el territorio de la sierra Roncador, crear vías de comunicación y establecer colonizaciones y un campamento a las orillas del río Das Mortes, tierra de los indígenas chavantes en Mato Grosso.21 Cineastas y periodistas acompañaron la expedición, como parte de la propaganda, para informar a los ciudadanos brasileños sobre las maravillas exóticas de la región y sobre los logros y avances del proyecto estatal.22 Por lo tanto, la unión del periodista húngaro-yugoslavo y su mujer a la expedición fue especialmente provechosa para los líderes y organizadores. Se esperaba que Sekelj llevara buenas noticias de la expedición a Argentina y a otros países, proporcionando, de esta manera, una imagen positiva del proyecto del gobierno brasileño. Sekelj y María, después de pasar cierto tiempo con los miembros de la expedición, se separaron del grupo y exploraron la región de la isla de Bananal. Tras su vuelta a Argentina, además de publicar un libro, escribieron artículos científicos y periodísticos sobre sus experiencias.23 Este fue su primer viaje etnográfico, al que le siguieron varios, más no solo en América Latina, sino también en otros continentes.

La popularidad de Sekelj creció rápidamente. En 1947, fue invitado por el Ministro de Educación de Bolivia para hacer un trabajo propagandístico: escribir un libro y reportajes turísticos sobre territorios remotos bolivianos.24 Después de su llegada al país en septiembre de 1947, Sekelj dio varias conferencias sobre sus expediciones al Aconcagua y a Mato Grosso, en algunas de ellas incluso se presentaron documentales que el explorador había grabado en sus viajes.25 Su primera conferencia tuvo lugar en el Ministerio de Educación. También ofreció dictar un cursillo de esperanto en la Universidad de La Paz.26 La fama de Sekelj ya había llegado para entonces al país andino. Varios periódicos lo entrevistaron en los primeros días después de su llegada. En una de las entrevistas, Sekelj habló de los objetivos de su visita a Bolivia. Según el entrevistador, el viajero «ha venido a Bolivia para penetrar en lo recóndito de nuestra alma nacional, conocer nuestros problemas, la riqueza de nuestro folklore y las leyendas ocultas de nuestros antepasados incaicos».27 Sekelj comentó que «Bolivia es un país de hermosos paisajes […] y se ofrece al turismo de la América. […] Yo he de captar los aspectos más originales de este maravilloso país; para hacerlos conocer a través de diarios y revistas de la Argentina».28

Durante los primeros meses de su estancia en Bolivia, el explorador dictó varias conferencias sobre los temas mencionados. La primera noticia sobre su viaje al interior del país se publicó a principios de noviembre. Un artículo del diario La Razón informó de su salida para la región del río Mamoré e Iténez en el departamento de Beni. Según el periódico, el equipo formado por Tibor Sekelj, María Reznik, la doctora Rosa Scolnik, el botánico Ricardo Luti y Javier Villafañe, poeta y experto en el teatro de títeres, salió de La Paz la noche del 1 de noviembre. La expedición contaba con el apoyo del Ministerio de Educación y de Defensa. El equipo quería permanecer aproximadamente dos meses en el territorio, explorando la región en lanchas y también penetrando en la selva boliviana, lo que serviría como una investigación preliminar antes de realizar otra más grande al año siguiente.29

Fue el presidente de Bolivia, Enrique Hertzog,30 quien, en un encuentro anterior con el viajero, le recomendó recorrer el territorio amazónico del departamento de Beni, que se había mantenido hasta entonces casi totalmente aislado del mundo civilizado y que planeaban colonizar con colonos europeos.31 El presidente tenía los objetivos de parcelar tierras baldías para fines de colonización. Según un decreto de 1948, se ordenó el levantamiento topográfico de las tierras baldías y la confección del mapa general de la república.32 Sekelj, que incluso redactó los bosquejos de un plan de colonización, finalmente rechazó la invitación para participar en el proyecto. Fragmentos de su plan se publicaron en artículos de prensa; asimismo, el manuscrito del plan –en su versión original– se halla en el diario de Sekelj.33

Su objetivo inicial cambió durante su estadía en el país. En vez de quedarse en Bolivia y seguir la exploración del departamento de Beni, el viajero cambió de opinión y eligió un nuevo destino. Mientras viajaban por la región fronteriza entre Bolivia y Brasil del río Iténez, su destino original, caucheros indígenas les informaron sobre grupos caníbales que vivían en territorios brasileños cercanos. La información despertó su interés y así ocurrió que Sekelj y su equipo cambiaron de dirección, cruzaron la frontera y entraron en los territorios poco conocidos del Río Branco y el Río Guaporé –el nombre brasileño del Río Iténez–, habitados por los indígenas makurap, jabotí, tupari, arikapó y aruá. Así empezó su segunda expedición a tierras brasileñas.

El equipo trabó amistad con los indígenas makurap y, utilizando su lengua, pudieron conocer y comunicarse con otras tribus. La expedición fue un verdadero reto; los miembros del equipo pasaron hambre y se enfrentaron con varios peligros. Llegaron a lugares vírgenes donde terminaban las sendas, donde –como escribió Sekelj– empezaba el imperio de las aventuras.34 El equipo regresó de su viaje tras haber pasado casi siete meses en la selva; en junio de 1948 varios diarios informaron sobre su vuelta. Sekelj escribió un libro sobre este viaje también,35 realizó estudios antropométricos y compiló un vocabulario de las cinco lenguas que conoció.36 Los artículos de prensa resaltaron la importancia del trabajo del equipo de Sekelj y subrayaron su carácter sociológico y geográfico.37

Las actividades de divulgación científica de Tibor Sekelj y su llegada a Costa Rica

El explorador pronto inició su labor divulgativa y empezó a dictar conferencias sobre sus experiencias, como ya era costumbre. Sekelj y su esposa se quedaron en Bolivia durante todo el año, aún en diciembre de 1948 se publicaron noticias de sus charlas sobre sus aventuras, así como sobre la importancia del esperanto. En 1949, llegó con María a Venezuela y permanecieron ahí los siguientes dos años, con un intervalo de siete meses que Sekelj pasó en Europa. En estos tiempos Sekelj trabajaba como dependiente en una tienda de música y, como periodista, publicaba reportajes en distintos diarios. La pareja se separó en este periodo. María más tarde se trasladó con su hijo a los Estados Unidos y Sekelj continuó su camino por tierras latinoamericanas.38

A partir de 1951, comenzó sus aventuras en América Central. Los primeros países que visitó fueron Nicaragua, El Salvador y Guatemala. En Panamá, conoció a los indígenas kuna –los hoy llamados guna– y en Honduras realizó una breve expedición fracasada para encontrar la Ciudad Blanca, la ciudad perdida de los mayas. Fue en estos años cuando Sekelj se sumergió más en los estudios antropológicos y arqueológicos.39 Antes de terminar su ruta centroamericana en México, llegó a Costa Rica en julio de 1953, como ya indicamos en los primeros párrafos de este estudio.

En esta época, Costa Rica experimentó grandes cambios políticos, económicos y sociales. En 1948, vivió la crisis política más importante de todo el siglo: la revolución y la guerra civil, que duró dos meses. A partir del triunfo militar de José Figueres Ferrer, y después, desde la presidencia de Otilio Ulate Blanco, el país entró en el camino del desarrollo democrático y económico.40 Paralelamente a los sucesos latinoamericanos, las ideas indigenistas empezaron a difundirse en Costa Rica en la década de los 40. En 1943, el país se adhirió al Instituto Indigenista Interamericano –fundado en 1940–. En 1949, se aprobó la nueva constitución y, en 1956, ya durante la presidencia de Figueres Ferrer, se emitió un decreto ejecutivo que demarcó las tres primeras reservas indígenas del país. A pesar de la imagen blanca del país, en Costa Rica vivían varios grupos étnicos cuyos territorios estaban amenazados por la invasión de foráneos y compañías internacionales. En este periodo, se podían percibir las ideas indigenistas en la legislación costarricense con el claro objetivo de asegurar a los grupos indígenas la posesión de sus tierras.41

Esta época fue decisiva en el desarrollo del indigenismo oficial latinoamericano. La discusión de la cuestión indígena tomó grandes proporciones en las tres primeras décadas del siglo en varios países. En 1940, se realizó el Primer Congreso Indigenista Interamericano en Pátzcuaro, México, donde se planteó la creación del Instituto Indigenista Interamericano. A lo largo de los siguientes años, se establecieron institutos indigenistas nacionales en los distintos países latinoamericanos, empezaron a fomentarse investigaciones antropológicas y arqueológicas y se fundaron revistas para publicar los resultados de los estudios realizados. En esta época, al indígena se le consideraba como un ser inferior, incapaz de un progreso por su propia fuerza, a diferencia de los individuos superiores de origen europeo. La acción indigenista continental tenía como objetivo proteger a los pueblos indígenas y lograr su integración en las sociedades nacionales, cuyo precio era la pérdida de su identidad cultural.42 Por todo lo arriba expuesto, la actividad de Tibor Sekelj, sus conferencias y artículos de prensa eran de mucho interés para el público latinoamericano. Después de llegar a un lugar nuevo, la costumbre de Sekelj era buscar contactos en centros culturales y educativos, así como en editoriales de diarios, para ofrecer sus reportajes y artículos de prensa sobre la lengua universal del esperanto y sobre sus expediciones andinistas y amazónicas, dictar conferencias y dar cursillos de esperanto. Según sus narraciones, lo más frecuente era que llegara a un nuevo país sin recursos económicos. Tenía ahorros para sus viajes, para llegar a otro país y alquilar una habitación para las primeras semanas; pero, después de estos primeros días, debía ganarse la vida ofreciendo sus servicios y lo que tenía: su sabiduría y sus conocimientos sobre aquellas tierras recorridas en los años anteriores.43

Por las rutas de América

En Costa Rica, el acuerdo con el Diario de Costa Rica aseguró sus ingresos durante su estadía en el país. Como se anunció en el artículo ya citado, Tibor Sekelj se comprometió a publicar una serie de reportajes cuyo tema central serían sus experiencias vividas entre los indígenas de Mato Grosso y de la región fronteriza entre Bolivia y Brasil. La serie apareció con el título Por las rutas de América. El primer reportaje se publicó el 1 de agosto de 1953 y fue seguido por diecinueve más. Algunos de los reportajes más largos fueron publicados en dos o tres partes, en distintos números del diario. Sus escritos aparecieron en unos treinta números en total, el último el 13 de septiembre. Los reportajes tenían un lugar fijo en el diario, cada uno se podía leer en la cuarta página del periódico.

Tras haber revisado el archivo del Diario de Costa Rica del Sistema Nacional de Bibliotecas de Costa Rica y después de haber comparado los materiales encontrados con los de la colección privada de Sekelj, se puede constatar que un reportaje de la serie no se halla en la colección privada y falta una página de otro reportaje. Con los encontrados en el archivo costarricense se ha completado el material. Del examen de la lista de los artículos, se desprende que Sekelj intentó seguir un orden lógico y cronológico en su narración. Su primer reportaje narraba las aventuras de su expedición andinista, pero los artículos subsiguientes ya tocaban temas amazónicos: los primeros trataban de su viaje a Mato Grosso y el resto describían las experiencias de su segundo viaje por Bolivia y Brasil. En este ensayo examinamos con más detalle los reportajes que abarcaban temas indígenas.

Sekelj en Mato Grosso

Por lo que se refiere a sus artículos sobre el viaje a Mato Grosso con la expedición Roncador – Xingú, Sekelj primero narró sus experiencias con el grupo carayá.44 Durante las primeras semanas, Sekelj y María pasaron por la región de los chavantes junto con los miembros de la expedición, sin embargo, continuaron su ruta ya solos hacia la isla de Bananal, siguiendo el recorrido del río Araguaya. Tras haber remado unos veinte días con dos mestizos remeros, llegaron a la isla y pasaron tres meses en el territorio de los carayá y los yavaé estudiando sus costumbres y folklore.45 Después de su vuelta, Sekelj publicó un artículo científico sobre sus investigaciones en una revista del Instituto de Ciencias Antropológicas de Buenos Aires.46

Durante su estancia, tuvieron la suerte de conocer uno de los ciclos del calendario ritual de los carayá, la danza de los Aruanas, que servía para ponerse en contacto con los seres espirituales. Como comenta Sekelj, «Después de conversaciones con nuestro gran amigo Maloá, el hechicero más poderoso de la tribu, fuimos recomendados a Theuoro, organizador de la fiesta, el indio más simpático de la tribu. Este nos permitió participar en la fiesta, como si perteneciéramos a la tribu, concesión sin precedentes».47

Sekelj tenía talento para ganarse la confianza de los indígenas. Durante sus viajes, podía trabar amistad con varias personas que le contaban sus historias y le proporcionaban información sobre su vida y costumbres, incluso le invitaban a participar en sus ritos y actividades. Como era habitual, la comida jugaba un rol importante en esa fiesta ritual. En su descripción del rito, Sekelj también prestó especial atención a la costumbre de la comilona: se ofrecían tortugas asadas, carne, pescado, lagartos, frutas silvestres bañadas en miel en caparazones de tortugas. También se bebía caluyí, una bebida fermentada preparada a base de maíz y mandioca masticados por los miembros de la tribu. Durante la comilona, se daban las gracias por la comida y se rezaba para tener alimentos siempre. Después de comer, se organizaba un concurso de canoa antes de llegar a la culminación de la fiesta: la danza. Ese acto era un rito que transformaba a los jóvenes en guerreros y cazadores. Como parte de la ceremonia, el anciano de la tribu tatuaba dos círculos en las mejillas de los jóvenes. Desde ese momento, los jóvenes se consideraban verdaderos miembros de la tribu.48

En su siguiente reportaje, Sekelj continuó sus narraciones sobre los carayá. El tema central fue la hechicería y los rituales de curación. Sekelj era consciente de la importancia de los hechiceros en la vida de las tribus e interpretaba su papel de la siguiente manera: «El hechicero es en primer lugar el curandero al que recurren en los casos de enfermedad. Es también el consejero de todos, inclusive del cacique. El hechicero se encarga de eliminar a un enemigo personal o de la aldea, de desatar guerras entre las tribus y de incitar a los hombres a vengar la muerte de algún miembro de la tribu».49

Muy poca gente podía participar en las ceremonias de curación, por lo que era excepcional que un día se les permitiera a Sekelj y María observar y asistir a una. La operación duró media hora, el viajero narró los pasos de la ceremonia de curación y describió la actividad del curandero. El enfermo tenía dolores de cabeza, el curandero esperaba que pasaran los dolores en unos días. Sekelj les mostró un medicamento que él utilizaba contra el dolor de cabeza. El enfermo tomó una de las pastillas y se curó en unos minutos. Desde este momento, el curandero admiraba a Sekelj y quería saber lo más posible sobre sus medicamentos y los métodos de curación de la gente blanca. Asimismo, él también contó al viajero sobre sus prácticas; la confianza empezó a crecer entre los dos hombres.50

La admiración de Sekelj por los indígenas de Mato Grosso se percibe aun más en uno de sus artículos sobre el pueblo casi desconocido de los yavaé.51 En este escrito, Sekelj contrastó los pueblos que vivían sin contacto y los que vivían en contacto con el mundo civilizado. Los carayá ya conocían el dinero, las prácticas, los utensilios, el vestido y las costumbres del mundo de la sociedad moderna, sabían cómo mendigar arroz, azúcar y sal, mientras que los yavaé apenas habían visto a gente blanca, ellos vivían –según Sekelj– en un paraíso en el que todavía no se percibían las huellas del mundo moderno:

El yavaé, al contrario, todo cuanto necesita para la construcción de su ranchito, para comer y para adornarse, lo consigue del bosque, del campo y del río. Nada necesita fuera de eso, ni tiene a quién de pedir. Y cuando tiene la oportunidad, no se rebaja a pedir nada, pues es altivo y lleno de confianza en sí mismo, este señor y dueño de las selvas. Es abierto y sincero, y su risa franca retumba en el paisaje. Vestimenta no necesitan, pues la naturaleza los vistió de su desnudez paradisíaca, que tan perfectamente se ubica dentro del cuadro del paisaje prodigioso que los circunda. Nada les podría dar nuestra civilización, y menos la felicidad que ellos tienen en abundancia y que es casi objeto de museo en el mundo civilizado.52

Sekelj contó varias anécdotas sobre su estadía en la aldea de los yavaé, entre ellas una que tenía como tema central la afición de los indígenas por la sal. Según el viajero, la sal fue «el único beneficio que la civilización podría proporcionar a los yavaé».53 En otro reportaje, Sekelj explicó la costumbre de las parejas recién casadas de ir de luna de miel. El casamiento empezaba con un exilio voluntario por parte del futuro marido: por una semana vagabundeaba por la selva sin armas y sin alimento, batiéndose contra la naturaleza. Antes de salir, dejaba sus armas en casa de su doncella elegida. Después de la vuelta del joven, si la doncella guardaba sus armas y lo esperaba con alimento, significaba que aceptaba la propuesta del joven y a partir de ese momento se consideraban casados. Su luna de miel consistía en un viaje en canoa, pasaban varios días en el río con rica provisión de comidas y distintos manjares, en pleno idilio. Así festejaban su matrimonio, en medio de la selva, lejos de los ojos indiscretos.54

A pesar de semejantes afirmaciones de Sekelj, que se conocen por sus escritos, se puede percibir un elemento ambiguo en sus actitudes. Mientras en algunos de sus textos reconocía y hablaba de las ventajas del aislamiento voluntario de los pueblos indígenas de la zona, tanto la expedición Roncador – Xingú, como su viaje posterior a la región del río Iténez en Bolivia tenían como objetivo buscar la viabilidad de colonizar los territorios recorridos, construir carreteras y examinar las posibilidades de contactar con las tribus que vivían en las zonas. Asimismo, en algunos de sus artículos, el periodista trotamundos menciona la disposición de los grupos indígenas visitados para conocer y acercarse al mundo exterior. Matiza esta imagen el hecho de que, en los dos casos, Sekelj fuera invitado a participar en proyectos específicos que tenían el objetivo mencionado. Sin embargo, en el caso de los viajes cuyo fin él mismo había definido –la expedición a la isla de Bananal y su viaje a la tierra de los caníbales en la región del Guaporé– se desvanecía este elemento. En las descripciones de Sekelj, por una parte, se puede percibir las ideas indigenistas de la época, sobre todo por el uso de ciertos términos –como por ejemplo, la civilización o el mundo civilizado refiriéndose al mundo de la sociedad mayoritaria–, por otra parte, se puede ver una creciente simpatía que sentía hacia los indígenas. En varias ocasiones se desprende de sus escritos que tenía dudas sobre los aportes positivos de la sociedad mayoritaria.

Buen ejemplo para lo arriba expuesto es el siguiente reportaje que Sekelj publicó en las columnas del Diario de Costa Rica sobre su primer viaje a la región amazónica, en el que da cuenta de las experiencias vividas entre los chavantes.55 Al empezar su artículo, presenta las circunstancias de su participación en la expedición del siguiente modo:

Continuando nuestras andanzas por el Mato Grosso, nos incorporamos a la expedición Roncador – Xingú, enviada por el gobierno del Brasil con el fin de atravesar la parte más desconocida y más peligrosa, hacer un reconocimiento de sus tribus más reacias a la civilización y estudiar la posibilidad de la construcción de una carretera que atravesar los dos mil kilómetros que separan el último punto civilizado de la ciudad de Manaos, sobre el río Amazonas. […] Nuestra misión no era entrar en contacto con los indios. Nos interesaba solamente el inmenso territorio que ellos habitaban −que corresponde en tamaño dos veces a Centro América– y cuya incorporación al mundo civilizado quería intentar el Gobierno.56

Durante el viaje, penetraron en territorios que jamás antes habían sido recorridos por gente blanca y que estaban habitados por los chavantes, que, según Sekelj, se consideraba como el pueblo más feroz de América. Para evitar el peligro, hacían exploraciones individuales a caballo, o utilizando un avión. Al penetrar en los territorios más remotos, los miembros de la expedición estaban seguros de que los chavantes los estaban observando, sin embargo, los indígenas quedaban invisibles ante sus ojos. Entraban en plantaciones y aldeas abandonadas que, de esta manera, podían explorar, sin embargo, en ninguna ocasión se encontraban con los miembros de la tribu. En este largo reportaje, Sekelj cuenta también sobre una noche que pasaron aterrorizados. Un día, un grupo de cinco miembros de la expedición recorrió un territorio. Al anochecer, decidieron extender sus hamacas cerca de una laguna. Los indígenas se acercaron y formaron un círculo alrededor de su campamento dando gritos y chillidos de animales. Sekelj y sus compañeros pasaron la noche atemorizados, con miedo de un ataque repentino. Según comentó uno de los compañeros de Sekelj, justamente esa era la costumbre y la táctica de los chavantes: hacerles una guerra de nervios a los blancos durante la noche y atacarlos de madrugada, cuando estos pensaban que el peligro ya había pasado. Por lo tanto, el pequeño grupo, agotado, partió rápidamente al amanecer, por lo que pudo evitar el ataque.57

En las tierras lejanas del río Guaporé

Este fue el último reportaje que publicó Sekelj sobre las aventuras y exploraciones de su viaje a Mato Grosso. Su siguiente artículo inició la serie de escritos sobre su viaje a Bolivia. Dedicó solo dos artículos a sus experiencias en tierras cercanas al mundo civilizado: uno sobre la historia de la zona arqueológica de Tiahuanaco58 y otro sobre los chipayas, que habitaban la zona de la ciudad ancestral y la región del lago Titicaca, un pueblo pobre que vivía del cultivo de la quinua y la cría de llamas y ovejas.59

Dejando atrás el mundo civilizado, Sekelj y su equipo viajaron al departamento de Beni, la región selvática y fronteriza entre Bolivia y Brasil. De entre sus aventuras en Beni narró, en el Diario de Costa Rica, solo una historia sobre la caza de lagartos60 y continuó con sus experiencias en el territorio de Guaporé, ya en tierras brasileñas. El primer pueblo que conocieron fue el makurap.61 Su encuentro con este pueblo fue una suerte, puesto que Sekelj y María aprendieron su lengua, que más tarde pudieron usar para comunicarse con los otros pueblos que visitaron. Sekelj mismo admitió que, entre los grupos que estaban buscando, los makurap eran la tribu más cercana al mundo civilizado y su contacto con la gente blanca tenía consecuencias funestas. Según el autor, los caucheros que llegaban a la región se aventajaban de la mano de obra de los makurap y los trataban como esclavos.62

Las otras tribus vivían más lejos del mundo civilizado con muy pocos o ningún contacto con la sociedad blanca. Los arikapó63 enseñaron muchas cosas a los miembros del equipo de expedición. Uchichí, el segundo jefe de los arikapó, los invitó a una caza al enterarse de que se les habían acabado sus reservas de alimentos. Cazaron monos, tortugas y también aprendieron cómo recolectar miel silvestre.64

En esta segunda fase de la expedición ya no los acompañaba el ya mencionado titiritero Javier Villafañe, pues en Bolivia había tenido mal de altura y se había visto obligado a interrumpir su viaje. La ausencia del poeta fue una pérdida dolorosa para el equipo, ya que los divertidos muñecos eran uno de los recursos a través de los cuales podían conquistar la amistad de las tribus más aisladas. Por consiguiente, en las tierras brasileñas, Sekelj y María decidieron seguir con su método y ellos mismos trataron de preparar los títeres para poder hacer teatro. La reacción de los indígenas arikapó fue inesperada cuando vieron por primera vez los muñecos: «Gritos de espanto escaparon de los labios de los indios. Las mujeres alzaron a sus hijos y, de igual manera como los hombres se dispersaron en desbande general. Algunos de los hombres corrieron a buscar sus arcos y flechas para defenderse de un peligro desconocido; otros se mantuvieron a cierta distancia a la espera de los acontecimientos».65

A Sekelj se le ocurrió la idea de que sus títeres podrían ofrecer regalos a los indígenas, lo que causó un impacto positivo. Poco a poco, los miembros de la tribu comenzaron a acercarse para ver el ensayo. Sekelj se adaptó a su público y empezó a interactuar con sus títeres en idioma makurap, usando un texto que se refería a las bravuras de un cacique al enfrentar un jaguar. Incluso cantó una melodía norteamericana con letras makurap, lo que impactó tanto a los arikapó que el mismo cacique quería aprender la melodía de memoria. El teatro de títeres tuvo un éxito tan grande que, cuando el equipo se despidió de la tribu, un miembro de la comunidad pidió como regalo uno de los muñecos, y así se convirtió en el nuevo titiritero de la selva.66

No fueron los títeres los únicos medios para divertirse. Los arikapó enseñaron a los miembros del equipo varias formas de divertimiento en la selva. Narrar chistes y episodios festivos de la cacería, organizar fiestas y danzas eran fuentes de diversión. También se preparaba una pelota especial de hojas de maíz para los niños. Se clavaban tres plumas de ave en la pelota para hacer su vuelo más lento y armonioso. Sekelj comentó el juego de pelota explicando que los tupari eran verdaderos maestros de este deporte; en su comunidad, se jugaba con una pelota especial, hecha de caucho –de manera semejante a como lo hacían los pueblos mesoamericanos– y se organizaban campeonatos.67

El otro grupo indígena que conoció el equipo fueron los jabotí.68 La aventura con los jabotí que compartió Sekelj con los lectores del Diario fue su participación en un rito de magos cuyo fin era caer en trance gracias a soplidos de un polvo mágico. Ichavi, el brujo principal del clan, estaba preparando una reunión de los magos de la comunidad para alejar los malos espíritus de su maloca69. El mago le permitió a Sekelj participar en el rito, con la condición de que él participara en todos los ritos igual que los otros magos. El viajero curioso aceptó la condición y, por consiguiente, tuvo la oportunidad de ver todos los preparativos de la ceremonia: cómo se asaban las hojas de tabaco, cómo se molían unas semillas, cómo se trituraban pedazos quemados de la cáscara de un árbol y cómo se mezclaban estos ingredientes hasta lograr un polvo gris. Sekelj describió la ceremonia con detalles:

Inmediatamente apareció un tubo de un metro de largo, en forma de pipa, que el brujo llenó de polvo mágico. Entonces acercó un extremo del tubo a sus fosas nasales, y el otro extremo a la boda de uno de su vecino, quien sopló el contenido en la nariz del brujo. Sin cambiar de expresión, éste volvió a cargar el tubo y recibió otra soplada en su nariz. Esta operación se repitió una veintena de veces, hasta que el brujo se hubo llenado de polvo mágico por fuera y por dentro. De sus ojos brotaron lágrimas.70

El proceso continuó con los otros miembros del grupo, hasta llegar a Sekelj, que pudo aguantar cuatro soplidos:

El brujo sopló, y en el próximo instante el mundo pareció terminar para mí. El polvo infernal penetró directamente en mi cabeza, y parecía llenar mi cerebro y la médula de mis huesos. Se me nubló la vista y rayos y truenos atravesaron mi cuerpo y mi espíritu. A través de las lágrimas vi que mis compañeros de sesión me miraban con expresión indulgente. Pasaron algunos segundos, y yo me repuse de la impresión del primer momento. Entonces, decidido a continuar el juego, devolví el tubo al brujo, y le di la señal con la cabeza para que volviera a soplar.71

La rueda loca –así la llamó Sekelj– continuó hasta que uno de los magos cayó en trance y comenzó a hablar con el espíritu de su padre. Sus palabras fueron más tarde interpretadas a su gusto por el brujo. Tras una larga conversación con los magos y una buena recompensa, Sekelj consiguió que todos los instrumentos ceremoniales pasaran a formar parte de su colección para poder llevarlos a casa.72

Según sus descripciones, el explorador participó posteriormente en varios rituales semejantes. Dedicó otro artículo en el diario a la descripción de las tradiciones del espiritismo: narró sus experiencias entre los wayurú.73 Esta vez no quería participar activamente en la ceremonia, puesto que quería sacar fotografías y grabar materiales para un documental. Sekelj hizo varios documentales durante sus viajes, los primeros en América Latina. El ritual entre los wayurú era semejante al anteriormente experimentado, el objetivo era extraer los malos espíritus de los cuerpos de los compañeros y «atraer los espíritus benignos que habitan el sol, las nubes y el cielo».74 En este reportaje el explorador dio cuenta también de los acontecimientos posteriores del ritual. Por la tarde, los miembros de la tribu se prepararon para el recibimiento de los espíritus:

[…] traían pequeños cántaros de chicha, ollas con carne de mono, tortugas, los sabrosos gusanos asados, maíz tostado, mandioca, y otras comidas […]. Todas estas comidas y bebidas estaban destinadas a los espíritus pues, como era de comprender, éstos debían llegar con bastante hambre y sed después del viaje desde la ultratumba hasta la maloca.75

Sekelj y sus compañeros, incluidos los tupari que los habían acompañado a la aldea de los wayurú, debieron dormir aquella noche fuera de la maloca, puesto que, según sus anfitriones, los espíritus de sus antepasados querían verlos a ellos solamente. Por lo tanto, Sekelj y María durmieron en el patio. Durante la noche, oyeron el concierto de los espíritus en la maloca: gritos, ruidos y cantos extraños. Como prueba de la presencia de los fantasmas, los miembros de la tribu les mostraron las ollas vacías al día siguiente. Así terminó la visita a esta aldea desde donde regresaron a su base, la aldea de los tupari.76

El último grupo indígena que logró estudiar el equipo por varias semanas fueron los tupari.77 Ellos fueron el pretexto para que Sekelj y sus compañeros cambiaran de dirección y, en vez de adentrarse más en la región del Beni boliviano, penetraran en tierras brasileñas, puesto que, según la información que habían recibido, esta tribu practicaba la antropofagia. Sekelj y sus compañeros querían llegar a la tierra de los tupari a toda costa, sin embargo, las otras tribus tenían tanto miedo de los indígenas caníbales que fue muy difícil persuadirles para que ayudaran a los miembros de la expedición a encontrar la tribu. Finalmente, algunos miembros de la tribu de los arikapó los acompañaron en el camino. El encuentro con los tupari fue excepcional, ambos grupos tenían miedo del otro, pero, con el paso del tiempo, trabaron amistad. Pasaron tres semanas antes de que se revelara que los tupari ya no eran caníbales. Sekelj tuvo una relación tan buena con Takirirí, el jefe de los tupari, que, un día, el viajero pensó que podría plantear el tema y preguntarle sobre sus costumbres de comer carne humana. Takirirí respondió que desde hacía algunos años ya no habían comido carne humana, sin embargo, explicó con afán qué parte del cuerpo de Sekelj habría sido sabrosa.78 Abaitó, el hechicero de la aldea, le contó que:

[…] ya no eran antropófagos desde hacía más o menos cinco años. […] Al principio, decía, se comían los cadáveres de los jefes enemigos, muertos en guerra, para apoderarse de su espíritu. Pero como no era tan fácil matar a un jefe, comenzaron a comer a todos los enemigos que lograban matar. Y finalmente surgió la costumbre de comerse entre sí. De este modo, en el lapso de dos décadas, de los 2.000 tupari no quedaron más de 176, y éstos, de las nueve aldeas casi despobladas, se reunieron en una sola, bajo el mando de Abaito. Allí realizaron una reunión todos los ex-caciques y hechiceros, y decidieron no comer más carne humana para no acabar con la tribu.79

Es muy interesante que, a pesar de que esta fue la tribu más temible entre las visitadas, Sekelj pudiera establecer una relación buenísima con el grupo y, en especial, con Abaitó, el hechicero. Incluso el último reportaje de la serie lo dedicó a Abaitó, a quien llamó «personaje inolvidable». Sekelj caracterizó a Abaitó como una persona dócil y sensible, abierta y receptiva a conocimientos nuevos. De este último artículo se desprenden dos figuras inteligentes, maestros de dos mundos muy distintos y lejanos, cuyos caminos se cruzaron en la selva amazónica. Ambos sentían curiosidad por el otro, obtuvieron muchos conocimientos del otro, suponían un ejemplo para el otro y ambos se respetaban mutuamente. Los títeres tuvieron un papel importante en poder establecer una amistad también en este caso. Abaitó nunca faltaba a las funciones de títeres que Sekelj y sus compañeros organizaban con frecuencia. Abaitó bebía las palabras de Sekelj, no quería perder ninguna narración o información. También le preguntaba sobre el mundo, la tierra, el movimiento de las estrellas. Con admiración le escuchaba cuando Sekelj hablaba de lo que el hombre blanco pensaba del sol y la luna. En una mezcla de portugués, makurap y tupari, Sekelj les explicaba que la tierra era redonda y cómo se alternaban las noches y los días. El explorador tuvo que repetir varias veces su clase de cosmología hasta que Abaitó aprendió todos los detalles.

El mismo Sekelj confesó que había tendido un lazo de amistad entre él y el hechicero y que era difícil «tomar la decisión de abandonar aquel paraíso terrenal».80 La tribu y Abaitó no querían dejarlos salir. Finalmente, el equipo explorador decidió sabotear la tribu, dejaron de trabajar con la tribu, dejaron de cantar y organizar ensayos de títeres. Pasaron quince días de «sabotaje» hasta que pudieron convencer a sus anfitriones de que ya era tiempo de despedirse. Las mujeres organizaron una fiesta y los hombres sanos de la tribu los acompañaron durante 23 días a través de la selva. Cuando llegaron a la canoa del equipo, llegó el momento de la despedida. Sekelj describió así estos momentos:

Distribuí un objeto de regalo a cada uno de nuestros acompañantes. Cuando le tocó el turno a Abaitó, le tendí una hermosa hacha, que sin duda era un objeto codiciado por él. Pero el cacique rechazó mi obsequio. […] ¿Qué era lo que Abaitó ambicionaba?

Yo quiero el hombrecito que habla dijo el cacique, a mi insistencia.

Tres de nuestros mejores títeres fueron a parar en sus manos. Con una sonrisa de satisfacción se puso uno de los muñecos en sus dedos y dijo:

Desde ahora será Abaitó quien hará hablar a los muñecos. […] Nuestra canoa partió río abajo, acompañada por las miradas petrificadas de nuestros amigos. Entre los treinta cuerpos desnudos se distinguía el de Abaitó. Un largo rato mantuvo en su mano levantado uno de los títeres que con sus torpes movimientos de brazos nos daba la despedida.81

Uno de los últimos pensamientos que Sekelj quiso compartir con los lectores del Diario de Costa Rica y que expresaba su reconocimiento y respeto hacia el hechicero fue el siguiente: «El cacique tupari era una negación viviente de la idea que muchos tienen referente a la inferioridad mental de los indígenas primitivos, o los “salvajes” como se les suele llamar».82 Abaitó hablaba cinco lenguas, sin haber salido en su vida del territorio de su tribu, con la excepción de sus viajes de caza y visitas de otras tribus. Sekelj aprovechó sus juegos de «cómo se llama esto» para enseñarle palabras portuguesas, pensando que algún día le podría ser útil ese conocimiento, teniendo en cuenta las políticas y objetivos del gobierno brasileño. Estos pensamientos de Sekelj reflejan perfectamente, por un lado, las ideas de la época y, por otro lado, su postura diferente hacia los grupos indígenas que iba evolucionando durante sus viajes.

Este fue el último reportaje que Sekelj publicó en las columnas del diario. En el marco de la serie no pudo narrar todos los detalles y las circunstancias de sus dos expediciones, no obstante, pudo ofrecer a los lectores una imagen general sobre la vida amazónica, sobre las distintas fases de desarrollo en las que se hallaban los grupos indígenas visitados, sobre su cosmología, costumbres, tradiciones, alimentación y sobre el alma de esta gente. Entre todas las tribus mencionadas, en el momento de su visita, quizás los carayá y los makurap vivían más cercanos al mundo civilizado. Los lectores también pudieron conocer tribus que apenas tenían contacto con la civilización.

El género de sus reportajes era la divulgación científica, quería divertir a los lectores y hacerles conocer tierras desconocidas, por lo tanto no era su objetivo publicar datos sistemáticos y descripciones rigurosamente científicas. Al mismo tiempo, sus artículos eran muy informativos. Como se mencionó en los primeros párrafos de este ensayo, Sekelj aprovechó su convivencia con las tribus del Guaporé y recopiló un vocabulario de las lenguas que conoció durante su viaje. El vocabulario es accesible en línea también83, a diferencia de los resultados de sus estudios antropométricos, que, a mi entender, son accesibles solo en su diario, que se halla en su colección privada.84 En el diario, Sekelj tomó notas de los nombres y la altura de los miembros de las distintas tribus, así como del número de niños y niñas, la edad del primer parto, o la edad máxima de la gente. Los datos más detallados corresponden al grupo de los tupari. En su diario también se halla una representación visual de las escalas de color de la piel humana pintada por Sekelj. En sus reportajes, no hizo alusiones a estos resultados de su viaje de exploración.

Las aventuras continúan

Aunque Sekelj jamás volvió a esas tierras, sin duda sus experiencias fueron definitivas para toda su vida. Durante sus quince años de estancia en América Latina, las dos expediciones, cuyas experiencias compartió con los lectores del Diario de Costa Rica, fueron las más largas y las que más resultados científicos tuvieron. No se sabe mucho de la aceptación o éxito de su serie de reportajes. Lo que se sabe con certeza es que Sekelj era un gran narrador de cuentos, su estilo y sus historias captaban la atención de los lectores, por lo que era bastante conocido en los países que visitó y había un interés general por su labor, sus conferencias y sus artículos. Asimismo, recibía invitaciones para participar en proyectos y distintos acontecimientos.

Después de finalizar la serie publicada en el diario a mediados de septiembre, se publicaron algunos artículos más sobre su actividad en el país. Varios artículos dieron noticia sobre los cursos de esperanto que dictó, otros informaron sobre la inauguración de la exposición mundial de dibujo infantil que el mismo Sekelj organizó. El viajero reunió dibujos infantiles de más de veinte países y organizó exposiciones en todos los países centroamericanos que visitó en los años cincuenta. Incluso en los Anales de la Universidad de Costa Rica se dio cuenta de la organización de la exposición, así como de una conferencia de Sekelj sobre la psicología del dibujo infantil que dio en la universidad.85 El último artículo sobre la estancia de Sekelj en Costa Rica se publicó a mediados de octubre de 1953, en este se informó sobre su salida hacia México con el fin de conocer las ruinas mayas y aztecas del país centroamericano. El Diario de Costa Rica se despedía así del explorador:

El señor Sekelj llevó a cabo de una verdadera labor de enseñanza y difusión de conocimientos, mediante conferencias, fundación de asociaciones y colaboración por medio de nuestro diario, el cual contó siempre con sus interesantes artículos para sus numerosos lectores […]. Logró organizar la Asociación Costarricense de Esperanto […]. Quisimos cruzar con el señor Sekelj algunas palabras acerca de las impresiones que se lleva de Costa Rica y nos manifestó que eran muy gratas en cuanto al interés que ha encontrado aquí por la cultura en todos los ámbitos, especialmente con respecto a las autoridades escolares y el pueblo en sí; y al expresar nuestro deseo de un viaje feliz, nos pidió que le despidiéramos de todos, en la esperanza de una nueva oportunidad para volver a nuestro país.86

Sekelj pasó en México el último año y medio de su estancia latinoamericana. En 1954, regresó a Europa tras quince años turbulentos y llenos de aventuras, que tuvieron mucha influencia en su vida exploradora posterior. En 1978, volvió a América del Sur con un grupo de la televisión de Novi Sad –Yugoeslavia– para hacer un documental sobre Bolivia y Ecuador, pero no volvió ya a América Central.

A modo de conclusión

La serie publicada en el Diario de Costa Rica es quizás uno de los materiales más valiosos de su colección privada. Existe solo una serie más –redactada para Diario Panorama de Maracaibo, Venezuela, en 1950 y 1951– que contiene cerca de treinta reportajes culturales. Sin embargo, al contrario de la estructura bien pensada y planeada que se veía en el caso de la serie del Diario de Costa Rica, en la elección del tema de estos artículos no se puede ver un concepto homogéneo; Sekelj publicó escritos sobre los más variados temas sin tener un hilo conductor. En los años cincuenta, en pleno desarrollo del pensamiento indigenista americano, la idea de la serie publicada en Costa Rica fue, sin dudas, la más oportuna y provechosa. El objetivo de este ensayo ha sido dar a conocer la trayectoria indigenista de Tibor Sekelj en América Latina, con especial atención a su labor periodística en el Diario de Costa Rica. Nuestra presentación y este análisis se han concentrado en sus reportajes sobre los viajes de exploración a dos regiones de la Amazonía brasileña, su postura hacia los grupos indígenas visitados y las actividades y logros de sus equipos de investigación. Se puede constatar que Sekelj tuvo la oportunidad de viajar a las regiones mencionadas hasta entonces menos exploradas, habitadas por grupos indígenas hallados en distintos niveles de contacto con la sociedad mayoritaria, aprovechando los proyectos de los gobiernos brasileño y boliviano para integrar estos territorios en la economía nacional. Sekelj y su grupo pudieron contactar grupos indígenas de los que apenas se tenía información en la época. Sus descripciones sobre el hábitat y las costumbres de las comunidades, sus mediciones y la redacción del vocabulario de cinco lenguas constituyen un aporte importante a los estudios etnográficos y antropológicos de la Amazonía brasileña.

El proyecto costarricense de Tibor Sekelj consistía en la publicación de sus reportajes sobre sus viajes de exploración dirigidos a regiones amazónicas, la difusión de sus conocimientos y experiencias a través de conferencias, la promoción del uso del esperanto, la organización de cursos de la lengua auxiliar internacional y la fundación de la Kostarika Esperanto-Asocio.87 Al llegar al país, Sekelj también habló de un plan de escribir una geografía de Centroamérica, sin embargo, este plan no se realizó. En varios artículos del Diario de Costa Rica se informó sobre sus actividades mencionadas, sobre sus conferencias y cursos. Sin embargo, no hay ninguna fuente que informe sobre posibles viajes de Sekelj a otras regiones de Costa Rica, de lo que se puede suponer que Sekelj no realizó ningún viaje de exploración en el país centroamericano. Costa Rica fue su penúltima estación antes de su regreso a Europa.

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Sekelj, Tibor. «La fascinación irresistible de la naturaleza americana». Diario de Costa Rica, 31 de julio de 1953.

Sekelj, Tibor. «La rueda infernal de los indios yaboti». Diario de Costa Rica, 23 de agosto de 1953.

Sekelj, Tibor. «La selva: una tienda que nunca se cierra». Diario de Costa Rica, 29 y 30 de agosto de 1953.

Sekelj, Tibor. «Mi personaje inolvidable». Diario de Costa Rica, 11 y 13 de septiembre de 1953.

Sekelj, Tibor. «Momias que resucitaron de las tumbas». Diario de Costa Rica, 13 y 14 de agosto de 1953.

Sekelj, Tibor. «Noche de fantasmas entre los indios wayuru». Diario de Costa Rica, 08 de septiembre de 1953.

Sekelj, Tibor. «Tiahuanaco, la metrópoli de la Sudamérica prehistórica». Diario de Costa Rica, 11 y 12 de agosto de 1953.

Sekelj, Tibor. «Títeres en la selva». Diario de Costa Rica, 21 y 22 de agosto de 1953.

Sekelj, Tibor. «Yo encontré el paraíso». Diario de Costa Rica, 6 y 7 de agosto de 1953.

Sekelj, Tibor. Brazília őserdeiben (traducción húngara de Donde la civilización termina). Novi Sad, Serbia: Forum, 1970.

Sekelj, Tibor. Donde la civilización termina. Vida de las tribus del Amazonas. Buenos Aires, Argentina: Editorial Albatros, 1950.

Sekelj, Tibor. Por tierra de indios. Buenos Aires: Ediciones Peuser, 1967.

Sekelj, Tibor. Tempestad sobre el Aconcagua y un año después. Buenos Aires, Argentina: Editorial Albatros, 1947.

Sekelj, Tibor. Tempestad sobre el Aconcagua. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Peuser, 1944.

Sekelj, Tibor. Viaje fuera del tiempo. La Paz, Bolivia: Gisbert y CIA, 1949.

Souza Lima, Antonio Carlos. «Poder tutelar y formación del Estado en Brasil: notas a partir de la creación del Servicio de Protección a los Indios y Localización de Trabajadores Nacionales». Desacatos, n.o 33 (mayo-agosto, 2010): 53-66. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1607-050X2010000200004.

Szente-Varga, Mónika. «Apariencias y realidad. ¿Impostores o científicos? Dos personajes centroeuropeos en las Américas». En: Las relaciones entre Europa Central y América Latina, coordinado por Josef Opatrný, 41-50. Praga, República Checa: Ibero-Americana Pragensia, Supplementum 47; Charles University in Prague; Editorial Karolinum, 2017.

Szente-Varga, Mónika. «Las Antillas desde el punto de vista de un revolucionario - la misión del conde Sámuel Wass». En: El Caribe hispano de los siglos XIX y XX. Viajeros y testimonios, coordinado por Josef Opatrný, 169-175. Praga, República Checa: Ibero-Americana Pragensia, Supplementum 25; Charles University in Prague; Editorial Karolinum, 2009.

Szente-Varga, Mónika. «Los indios del istmo de Tehuantepec en los escritos de Károly László». En: Indigenous Perspectives of North America: A Collection of Studies, editado por Enikő Sepsi, Judit Nagy, Miklós Vassányi y János Kenyeres, 246-262. Newcastle upon Tyne, Inglaterra: Cambridge Scholars Publishing, 2014.

Última hora. «Hoy hablará ante el público de La Paz el audaz explorador y periodista T. Sekelj», 19 de septiembre de 1947.

Última hora. «Tibor Sekelj, escritor yugoeslavo, dictará un curso de esperanto», 23 de septiembre de 1947.

Venkovits, Balázs. «We are clearly deceived at home»: Inter-American Images and Depiction of Mexico in Hungarian Travel Writing During the Second Half of the Nineteenth Century. Debrecen, Hungría: Universidad de Debrecen, 2014. https://dea.lib.unideb.hu/dea/bitstream/handle/2437/195956/VenkovitsDissert_Final_t.pdf?sequence=7&isAllowed=y.


Fecha de recepción: 30/04/2020 - Fecha de aceptación: 08/07/2020

* Húngara. PhD en Historia Universal por la Universidad de Szeged (SZTE), Hungría. Es profesora contratada doctora en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Szeged (SZTE), Szeged, Hungría. Correo electrónico: kjancso@hist.u-szeged.hu. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9160-0420.

1 Zsuzsanna Csikós, «Czetz János, egy magyar tábornok Argentínában», Interpress Magazin, 1988; Katalin Jancsó, «El viajero Pál Rosti: siguiendo las huellas de Humboldt en los trópicos», en: El Caribe hispanoparlante en las obras de sus historiadores, (coord.) Josef Opatrný (Praga, República Checa: Ibero-Americana Pragensia, Supplementum 35; Charles University in Prague; Editorial Karolinum, 2014), 199-207; Katalin Jancsó, «Un cafetero húngaro en Oaxaca. La imagen del indígena de América del Norte y Central decimonónica en las obras del viajero Eugenio Bánó», en: Soldados, aventureros, utopistas y emigrantes. Del Imperio Habsburgo y de la Monarquía Austrohúngara a las Américas, (ed.) Ursula Prutsch, João Fábio Bertonha, Mónika Szente-Varga (Madrid, España: Iberoamericana Vervuert, 2017), 39-54; Mónika Szente-Varga, «Las Antillas desde el punto de vista de un revolucionario - la misión del conde Sámuel Wass», en: El Caribe hispano de los siglos XIX y XX. Viajeros y testimonios, (coord.) Josef Opatrný (Praga, República Checa: Ibero-Americana Pragensia, Supplementum 25; Charles University in Prague; Editorial Karolinum, 2009), 169-175; Mónika Szente-Varga, «Los indios del istmo de Tehuantepec en los escritos de Károly László», en: Indigenous Perspectives of North America: A Collection of Studies, (eds.) Enikő Sepsi, Judit Nagy, Miklós Vassányi y János Kenyeres (Newcastle upon Tyne, Inglaterra: Cambridge Scholars Publishing, 2014), 246-262; Mónika Szente-Varga, «Apariencias y realidad. ¿Impostores o científicos? Dos personajes centroeuropeos en las Américas», en: Las relaciones entre Europa Central y América Latina, (coord.) Josef Opatrný (Praga, República Checa: Ibero-Americana Pragensia, Supplementum 47; Charles University in Prague; Editorial Karolinum, 2017), 41-50; Balázs Venkovits, «We are clearly deceived at home»: Inter-American Images and Depiction of Mexico in Hungarian Travel Writing During the Second Half of the Nineteenth Century (Debrecen, Hungría: Universidad de Debrecen, 2014), https://dea.lib.unideb.hu/dea/bitstream/handle/2437/195956/VenkovitsDissert_Final_t.pdf?sequence=7&isAllowed=y.

2 Zsuzsanna Csikós, «Un viajero húngaro por las tierras sudamericanas. La expedición de Adolfo Lendl en Argentina y en Chile (1907)», Americana. E-Journal of American Studies in Hungary, vol. 11, n.o 1 (primavera, 2015), http://americanaejournal.hu/vol11no1/csikos; Katalin Jancsó, «La isla del azúcar y el tabaco. Cuba por Árpád Pásztor a principios del siglo XX», en: Caribe hispano y Europa. Siglos XIX-XX. Dos siglos de relaciones, (coord.) Josef Opatrný (Praga, República Checa: Ibero-Americana Pragensia, Supplementum 48; Charles University in Prague; Editorial Karolinum, 2018), 131-138; Katalin Jancsó, «De los Estados Unidos a México y Perú. Paul Fejős y Pál Kelemen, dos húngaros buscando las huellas de los pueblos precolombinos», Acta Hispanica, vol. 23 (2018): 297-314, https://doi.org/10.14232/actahisp.2018.23.297-314; Katalin Jancsó, «Nuevas líneas en las investigaciones latinoamericanistas de historia. La imagen del indio latinoamericano vista por viajeros y fotógrafos húngaros (Jenő Bánó, Gábor Molnár y Ata Kandó)», en: América Latina y el mundo del siglo XXI: Percepciones, interpretaciones e interacciones, (ed.) Slobodan Pajovic, et al. (Belgrado, Serbia: Megatrend University, 2018), 273-285.

3 Vale la pena mencionar el nombre de Dániel Anisits, Jolán Jósa, Adolf Lendl, Árpád Pásztor, Paul Fejős, Pál Kelemen o Gábor Molnár.

4 Esta investigación fue apoyada por el proyecto número EFOP-3.6.2-16-2017-00007 titulado, «Aspects on the Development of Intelligent, Sustainable and Inclusive Society: Social, Technological, Innovation Networks in Employment and Digital Economy». El proyecto ha sido apoyado por la Unión Europea y cofinanciado por el Fondo Social Europeo y el presupuesto estatal húngaro.

5 «Explorador geógrafo en Costa Rica», La Nación, 19 de julio de 1953.

6 «Explorador de selvas vírgenes del Amazonas se encuentra en San José», Diario de Costa Rica, 22 de julio de 1953.

7 Tibor Sekelj, «La fascinación irresistible de la naturaleza americana», Diario de Costa Rica, 31 de julio de 1953.

8 Según comentarios de su viuda, Erzsébet Székely, y su autobiografía que se guarda en la colección Sekelj, su colección privada –posteriormente C. S–.

9 Aunque según su partida de nacimiento su nombre era Tibor Székely, empezó a escribir su apellido como Sekelj, una forma más fácil para utilizar en textos serbios.

10 Según la autobiografía manuscrita de Tibor Sekelj, C.S.

11 Según la narración de Erzsébet Székely.

12 Según la autobiografía manuscrita de Tibor Sekelj, C. S.

13 Tibor Sekelj, Tempestad sobre el Aconcagua (Buenos Aires, Argentina: Ediciones Peuser, 1944).

14 Tibor Sekelj, Tempestad sobre el Aconcagua y un año después (Buenos Aires, Argentina: Editorial Albatros, 1947).

15 La viuda de Tibor Sekelj, Erzsébet Sekelj, guarda la colección privada en su domicilio, en Szeged, Hungría. En los últimos dos años la autora del presente ensayo empezó a trabajar con los materiales de la colección privada, comenzó la catalogación de la colección con el permiso de la viuda de Sekelj. En la colección se hallan artículos y reportajes escritos y dibujos preparados por Sekelj, diarios, autobiografías, correspondencia con miembros de familia, amigos e instituciones. Asimismo, Sekelj reunió los artículos publicados sobre su labor, sus libros editados, invitaciones a conferencias y exposiciones, informes y otros documentos. La mayoría de los materiales no se pueden encontrar en bibliotecas, hemerotecas u otros archivos. A continuación, se referirá a la colección como Colección Sekelj (C. S.).

16 Tibor Sekelj, Por tierra de indios (Buenos Aires, Argentina: Peuser 1967), 13-16.

17 Antonio Carlos Souza Lima, «Poder tutelar y formación del Estado en Brasil: notas a partir de la creación del Servicio de Protección a los Indios y Localización de Trabajadores Nacionales», Desacatos, n.o 33 (mayo-agosto, 2010): 53-66, http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1607-050X2010000200004.

18 Joanna Bezerra, The Brazilian Amazon: Politics, Science and International Relations in the History of the Forest (Cham, Suiza: Springer, 2015), 69.

19 Seth Garfield, «The Roots of a Plant that today is Brazil: Indians and the Nation-State under the Brazilian Estado Novo», Journal of Latin American Studies, vol. 29, n.º 3 (octubre, 1997): 748, https://doi.org/10.1017/S0022216X97004847.

20 Seth Garfield, «A Nationalist Environment: Indians, Nature, and the Construction of the Xingu National Park in Brazil», Luzo-Brazilian Review, vol. 41, n.º 1 (2004): 142-143, https://doi.org/10.1353/lbr.2004.0008.

21 María Eduarda Capanema Guerra Galvão, «A expedição Roncador-Xingu e a tarefa de ocupar, civilizar e urbanizar o Brasil Central» (Tesis de Maestría, Rio de Janeiro, 2014), 19-20; Garfield, «The Roots …», 746.

22 Garfield, «A Nationalist Environment…», 143.

23 Tibor Sekelj, «Excursión a los indios del Araguaia (Brasil)», Runa, n.o 1 (1948): 97-100.; Sekelj, «Por tierra…».

24 El libro se publicó en 1949 con el título Viaje fuera del tiempo (La Paz, Bolivia: Gisbert y CIA, 1949).

25 «Hoy hablará ante el público de La Paz el audaz explorador y periodista T. Sekelj», Última hora, 19 de septiembre de 1947; «El viernes dictará su primera conferencia el escritor Tibor Sekelj», El Diario, 19 de septiembre de 1947.

26 «Tibor Sekelj, escritor yugoeslavo, dictará un curso de esperanto», Última Hora, 23 de septiembre de 1947.

27 Tibor Sekelj, «Bolivia es un país de hermosos paisajes», La Noche, 24 de septiembre de 1947.

28 Ibíd.

29 «La expedición de Sekelj viaja hoy a la región del Mamore», La Razón, 1 de noviembre de 1947.

30 Presidente de Bolivia entre 1947 y 1949.

31 Sekelj, Viaje fuera del tiempo, 155.

33 C.S.

34 Tibor Sekelj, Brazília őserdeiben (traducción húngara de Donde la civilización termina), (Novi Sad, Serbia: Forum, 1970).

35 Tibor Sekelj, Donde la civilización termina. Vida de las tribus del Amazonas (Buenos Aires, Argentina: Editorial Albatros, 1950).

36 Tanto sus mediciones como el vocabulario compilado por Sekelj se hallan en la colección privada de Sekelj (C. S.).

37 «Estudio sociológico y geográfico realizado por la expedición del Dr. Sekelj en las selvas orientales», Los Tiempos, 22 de junio de 1948.

38 Autobiografía, C. S.

39 Ibíd.

40 Héctor Pérez Brignoli, Breve historia contemporánea de Costa Rica (México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1999), 136-151.

41 Alejandra Boza Villarreal, «Entre el indigenismo y las compañías bananeras internacionales: El origen de las reservas indígenas en Costa Rica, 1907-1956», Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers, n.o 36 (2018), https://doi.org/10.4000/alhim.7135; Rubén Chacón Castro (comp.), Guía Legal para los Pueblos Indígenas de la Región Brunca – Costa Rica, Serie Guías Legales – Derechos Indígenas n.º 1 (2001), 23.

42 José Alcina Franch, «El indigenismo en la actualidad», Gaceta de Antropología, n.o 6 (1988), https://www.ugr.es/~pwlac/G06_01Jose_Alcina_Franch.html.

43 Según comentarios de Erzsébet Székely.

44 El territorio de los carayá se extiende desde el valle del río Araguaia hasta la isla de Bananal. A pesar de que tienen un contacto intenso con la sociedad nacional, mantienen sus costumbres tradicionales y se ha registrado un aumento poblacional en sus comunidades en los últimos tiempos.

45 Tibor Sekelj, «La danza de las fieras de los indios carayá», Diario de Costa Rica, 4 de agosto de 1953.

46 Sekelj, «Excursión a los indios…», 97-110.

47 Sekelj, «La danza de las fieras …».

48 Ibíd.

49 Tibor Sekelj, «Hechicería entre los indios carayá», Diario de Costa Rica, 5 de agosto de 1953.

50 Ibíd.

51 Los yavaé tradicionalmente vivían a las márgenes del río Araguaia en aldeas aisladas de la sociedad nacional. Aunque desde los años cuarenta se produjo un descenso demográfico entre los yavaé y en los últimos tiempos han sido forzados a abandonar muchas de sus aldeas, en las últimas décadas se ha registrado un aumento poblacional en sus comunidades.

52 Tibor Sekelj, «Yo encontré el paraíso», Diario de Costa Rica, 6 y 7 de agosto de 1953.

53 Ibíd.

54 Tibor Sekelj, «Casamiento indio», Diario de Costa Rica, 4 de septiembre de 1953.

55 Entre los grupos visitados por Sekelj, los chavantes son, numéricamente, el grupo más grande en nuestros días. Sus territorios han sufrido impactos ambientales desde la década de 1960. A pesar de la expansión del mundo civilizado en su región, su cultura y su lengua, se manifiestan hasta hoy con fuerte vitalidad.

56 Tibor Sekelj, «6 horas de horror entre los chavantes», Diario de Costa Rica, 8 y 9 de agosto de 1953.

57 Ibíd.

58 Tibor Sekelj, «Tiahuanaco, la metrópoli de la Sudamérica prehistórica», Diario de Costa Rica, 11 y 12 de agosto de 1953.

59 Tibor Sekelj, «Momias que resucitaron de las tumbas», Diario de Costa Rica, 13 y 14 de agosto de 1953.

60 Tibor Sekelj, «Cazando lagartos en el Amazonas», Diario de Costa Rica, 15 y 18 de agosto de 1953.

61 Los makurap actualmente viven en la región del río Guaporé, el río Mequens y el río Branco. Su número apenas sobrepasa las 500 personas. Se adaptaron mejor a la vida de los caucheros que los otros grupos indígenas, por lo que actuaban como intermediarios entre los grupos aborígenes y los neo-brasileños. La lengua makurap se convirtió en lengua franca en estos territorios, por lo tanto, Sekelj y su equipo la pudieron usar para comunicarse con otras tribus.

62 Tibor Sekelj, «Con el matasiete de las selvas del Guapore», Diario de Costa Rica, 19 de agosto de 1953.

63 Una tribu vecina de los makurap, casi extinguida. En 2014, vivían 37 miembros en las Tierras Indígenas Río Branco y Río Guaporé.

64 Tibor Sekelj, «La selva: una tienda que nunca se cierra», Diario de Costa Rica, 29 y 30 de agosto de 1953.

65 Tibor Sekelj, «Títeres en la selva», Diario de Costa Rica, 21 y 22 de agosto de 1953.

66 Ibíd.

67 Tibor Sekelj, «El salvaje se divierte», Diario de Costa Rica, 05 y 06 de septiembre de 1953.

68 Su autodenominación es djeoromitxí, son conocidos por los no-indígenas como jabutí o jabotí. Desde la década de los 1930 están siendo amenazados por invasiones ilegales, actividades madereras y por la extracción de minerales. Aunque históricamente era un grupo indígena de alta cantidad de personas, su número disminuyó drásticamente después del contacto con los no-indígenas. Actualmente su número no llega a los 250.

69 Casa comunal.

70 Tibor Sekelj, «La rueda infernal de los indios yaboti», Diario de Costa Rica, 23 de agosto de 1953.

71 Ibíd.

72 Sekelj reunió centenares de objetos durante sus viajes, la mayoría de los cuales se hallan actualmente en el Museo Municipal de Zenta, Serbia.

73 Los wayurú vivían en el territorio fronterizo con Bolivia, eran vecinos de los indígenas makurap. Actualmente su número es muy reducido y viven en Tierra Indígena Río Guaporé.

74 Tibor Sekelj, «Noche de fantasmas entre los indios wayuru», Diario de Costa Rica, 8 de septiembre de 1953.

75 Ibíd.

76 Ibíd.

77 Los tupari tuvieron contacto con el mundo civilizado a partir de la década de 1920, debido a la llegada de siringalistas. Hasta los años 80, los tupari solo tenían contactos con caucheros. A partir de esta década, sus tierras empezaron a ser invadidas por madereros y mineros. Su número actual alcanzará los 600.

78 Tibor Sekelj «Antropófagos, pigmeos y amazonas», Diario de Costa Rica, 1 y 2 de septiembre de 1953.

79 Tibor Sekelj, «Mi personaje inolvidable», Diario de Costa Rica, 11 y 13 de septiembre de 1953.

80 Ibíd.

81 Ibíd.

82 Ibíd.

83 Leiden University Libraries, Digital Colections, Amazonian Languages, https://digitalcollections.universiteitleiden.nl/amazonianlanguages?solr_nav%5Bid%5D=6a98a4ff68f4fa8af76d&solr_nav%5Bpage%5D=0&solr_nav%5Boffset%5D=1 y Biblioteca Digital Curt Nimuendajú línguas e culturas indígenas sul-americanas, http://www.etnolinguistica.org/sekelj:1.

84 C.S.

85 Anales de la Universidad de Costa Rica (San José, 1953), 363-364.

86 «Tibor Sekelj sale hoy para México», Diario de Costa Rica, 18 de octubre de 1953.

87 Hugo Mora Poltronieri, «Babel, el otro muro por abatir», La Nación, 13 de diciembre de 2009, http://wvw.nacion.com/ancora/2009/diciembre/13/ancora2190062.html.

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