N.º 87 • Enero - Junio 2023
ISSN: 1012-9790 • e-ISSN: 2215-4744
DOI: https://dx.doi.org/10.15359/rh.87.11
Licencia: CC BY NC SA 4.0
sección CRÍTICA BIBLIOGRÁFICA
Reseña del libro: Las relaciones internacionales de Costa Rica: un vistazo desde el Bicentenario, tomo VIII, editado por Carlos Cascante Segura
Book Review: Las relaciones internacionales de Costa Rica: un vistazo desde el Bicentenario, tomo VIII [International Relations of Costa Rica: A Look From the Bicentennial, volumen VIII], Edited by Carlos Cascante Segura
Resenha do livro: Las relaciones internacionales de Costa Rica: un vistazo desde el Bicentenario [Relações internacionais da Costa Rica: um olhar desde o Bicentenário, tomo VIII], editado por Carlos Cascante Segura
José Aurelio Sandí Morales*
Resumen: En el presente texto se analizó el libro Las relaciones internacionales de Costa Rica: un vistazo desde el Bicentenario, editado por Carlos Cascante Segura, el cual fue publicado por la EUNA en el 2021. Trabajo que se enmarca en la colección especial publicada por la editorial ya mencionada en torno al Bicentenario del Antiguo Reino de Guatemala. El tomo VIII, que es el acá estudiado versó sobre las relaciones internacionales de Costa Rica con diferentes países, organizaciones inter y supranacionales, así como el posicionamiento internacional del país ante diversos temas de importancia como las migraciones, el ambiente, el narcotráfico, entre otros. El libro contó con la contribución de 18 especialistas de las diferentes temáticas abordadas.
Palabras claves: Carlos Cascante Segura; Costa Rica; Relaciones Internacionales; Bicentenario; historia.
Abstract: In this text, it was analyzed, the book named Las relaciones internacionales de Costa Rica: un vistazo desde el Bicentenario [International Relations of Costa Rica: a look from the Bicentennial], edited by Carlos Cascante Segura, which was published by the EUNA in 2021. This work is part of the special collection published by the editorial already mentioned around the Bicentennial of the Ancient Kingdom of Guatemala. Volume VIII, which is the one studied here, dealt with the international relations of Costa Rica with different countries, international and supranational organizations, as well as the country’s international position on various important issues such as migration, the environment, drug trafficking, among others. The book had the contribution of 18 specialists from the different topics addressed.
Keywords: Carlos Cascante Segura; Costa Rica, International Relations; Bicentennial; history.
Resumo: Neste texto, foi analisado o livro Las relaciones internacionales de Costa Rica: un vistazo desde el Bicentenario [Relações internacionais da Costa Rica: um olhar desde o Bicentenário], editado por Carlos Cascante Segura, que foi publicado pela EUNA em 2021. Obra que faz parte da coleção especial publicada pela editora já mencionada por volta o Bicentenário do Antigo Reino da Guatemala. O Volume VIII, que é o aqui estudado, tratou das relações internacionais da Costa Rica com diferentes países, organizações inter e supranacionais, bem como a posição internacional do país em vários temas importantes como migração, meio ambiente, narcotráfico, entre outros. O livro contou com a contribuição de 18 especialistas dos diferentes temas abordados.
Palavras chaves: Carlos Cascante Segura; Costa Rica; Relações Internacionais; Bicentenário; história.
Entre la colección de diez tomos que la Editorial de la Universidad Nacional (EUNA) preparó como parte de la fiesta en torno a los 200 años de la independencia de Centroamérica, existe el tomo VIII,1 que versa sobre las relaciones internacionales de Costa Rica. El libro fue editado por Carlos Cascante Segura, experto en relaciones internacionales, quien también ha incursionado en el campo de la historia.2 Dicho texto analiza las relaciones de Costa Rica con otros países, regiones y organizaciones inter y supranacionales. Asimismo, ejecutó un estudio, desde las relaciones internacionales, sobre temas de importancia y pertinencia para el periodo 2019-2020. Por último, examinó los problemas que enfrenta la diplomacia consular en la actualidad.
El libro en cuestión es, y para evitar confusiones, como bien lo dice el título, un vistazo, desde los años 2019-2020, a las relaciones internacionales de Costa Rica y no un repaso de este tema desde 1821 hasta el 2020. El texto está divido en cuatro grandes secciones o capítulos, como se le llamó al interior de la obra, y cada uno se divide en subtemas. El primero se titula «Relaciones con los grandes autores». El segundo lleva el nombre de «Las regiones»; el tercero, «Las grandes temáticas del siglo XXI», y el cuarto, «Las herramientas de la política exterior».
El índice del tomo VIII deja claro que el editor se dio a la tarea de buscar a un grupo variopinto de académicos, diplomáticos y, en general, personajes que estuvieran vinculados a los temas tratados en cada sección y subsección. Por ejemplo, entre de los académicos de la Escuela de Relaciones Internacionales presentes en el libro, se encuentran: el mismo Carlos Cascante, Carlos Murillo Zamora, Marco Vinicio Méndez, Sergio Moya, María Fernanda Morales, Juan Carlos Méndez, Raúl Fonseca y Argentina Artavia. De igual manera, Cascante Segura no se quedó solo con especialistas de su misma Escuela, pues concretó la realización de aportes con distintos estudiosos que trabajaron en las organizaciones analizadas. Solo para citar un par de ejemplos, se menciona el nombre de Eduardo Ulibarri, quien escribió sobre Costa Rica y las Naciones Unidas, siendo él un exembajador del país ante ese ente internacional; se cita, también, el caso de Marianne Bennett, quien fue integrante del grupo que llevó adelante la incorporación de Costa Rica a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y quien, igualmente, redactó un aporte sobre este tema. Entre los autores invitados, está Elayne Whyte, escritora referida a la protección internacional de los derechos humanos, a causa de que, en el 2017, fue presidenta de la Conferencia de las Naciones Unidas y negoció el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. En la última sección del libro, aparece un apartado de la autoría de Flora Leah Venegas, quien, al estar al servicio del departamento consular del país, elaboró el documento acerca de las posibilidades y perspectivas de la diplomacia consular de Costa Rica en el mundo.
En un marco general, la totalidad del texto invita al lector a repasar sus páginas, pues los temas analizados son de interés nacional; además, busca llamar la atención de aquellos que, al revisar su índice, reconozcan, en mayor o menor medida, a los autores de cada sección. Desde la disciplina de la historia, se recomienda la lectura del documento porque aporta y, a la vez, permite entender parte de la historia contemporánea del país, gracias a sus enfoques de corte consular, diplomático y de relaciones internacionales. Unido a lo anterior, el tomo en estudio exhibe un insumo más que vale la pena resaltar: la exposición de conceptos, como el de realpolitik y el poder blando, utilizados en asuntos de diplomacia internacional. Dichos conceptos son solo dos ejemplos que se pueden citar entre las tantas presentadas en el libro, las cuales, en ocasiones, se desconocen por completo, tanto en el campo de la historia como en cualquier otra disciplina del conocimiento. Estas características del texto le ofrecen, por ejemplo, a un público neonato en los temas tratados las herramientas mínimas para comprender el «teje y maneje» y hasta los «entretelones» de cómo se lleva adelante la diplomacia, las relaciones internacionales y la política consular de un país pequeño, en la periferia del mundo, como lo es Costa Rica.
En lo referido a las fuentes, y como se puede esperar de un documento que tiene una gran cantidad de temas y autores, la bibliografía utilizada es muy amplia y diversa, así como su función. Entre la auscultación de datos, se encuentra desde las clásicas fuentes secundarias –libros, capítulos de libros, artículos científicos, estadísticas, informes y estados de entes internacionales– hasta fuentes gubernamentales, memorias anuales de instituciones, investigaciones realizadas por entidades gubernamentales para analizar la factibilidad sobre un tema determinado, entre otras publicaciones. También se consultaron fuentes primarias como artículos de periódico, discursos, acuerdos entre países u organizaciones, conversaciones personales con informantes claves sobre una temática, entre otros. Lo importante, en este caso, es que cada artículo, alguno con mayor pericia que otro, supo manejar esta diversidad de fuentes para presentar los variados puntos de análisis y enfoques sobre lo tratado.
Hay trabajos que, por su temática, por ejemplo, los referidos a las relaciones con Estados Unidos, China, la Federación Rusa, la Unión Europea, países de Centroamérica, Latinoamérica, Medio Oriente, se centraron más en la explicación en «texto» que en la elaboración de cuadros o gráficos. Por otra parte, estudios como el realizado por María Fernanda Morales o el de Daniel Matul sí dedicaron parte de su espacio a exponer ideas y resultados mediante la elaboración de tablas y figuras estadísticas. En el caso de Morales Camacho, las empleó para desarrollar temas como las representaciones de Costa Rica en el continente asiático, así como las importaciones, exportaciones y flujos de IED. Por su lado, en el texto de Daniel Matul sobre el problema del narcotráfico, el autor, a través de gráficos, detalló tanto el número de muertes vinculadas a este inconveniente como el grupo etario que más muere a causa de crímenes relacionados con el narcotráfico y la venta de drogas. A la vez, Matul expuso, con esa misma herramienta, el presupuesto y los gastos del Ministerio de Seguridad en el periodo 2000-2014, lo cual permitió comprender, en cierta medida, el comportamiento de esta cartera ante el narcotráfico. Esto demuestra que dichos recursos estadísticos fueron utilizados para explicar relaciones comerciales y comportamientos de asuntos más sociales, como el narcotráfico.
También se debe resaltar el uso de cuadros que cumplieron la función de sintetizar información y, por ende, convertir la lectura en algo más ameno y conciso. Por ejemplo, los trabajos efectuados por Eduardo Ulibarri, Karen Chacón y Raúl Fonseca, solo por citar unos, elaboraron cuadros para presentar cuáles costarricenses ocuparon puestos relevantes en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como fue el caso de Ulibarri. Por su arte, Chacón creó una tabla para presentar los instrumentos internacionales en materia ambiental, ratificados por Costa Rica en el periodo 1944-2019. Por último, Fonseca presentó un cuadro bastante útil, en el cual menciona los acuerdos comerciales vigentes entre Costa Rica y países, organizaciones de Estados u otras instituciones. Si bien el título del cuadro no indica los años, su contenido lo hace y, consecuentemente, se conoce que fue desde 1963 hasta el 2014.
Estas generalidades mencionadas sobre del texto permiten observar lo variado que es tanto en los temas tratados como en las fuentes y las técnicas implementadas por los diversos autores para exponer sus ideas. Esto le posibilitó obtener como resultado un marco bastante amplio de lo que se habla en la actualidad sobre las relaciones internacionales, la diplomacia y la política consular, ejes centrales del documento en análisis. Como se dijo en líneas anteriores, el libro, para la disciplina de la historia, es un insumo que consiente tener un conocimiento sobre dichas temáticas en un periodo cercano al actual. Asimismo, deja ver cómo el país no comercializa o entabla relaciones más fuertes con ciertos actores internacionales por presiones de otros Gobiernos, en particular, se hace referencia a los enlaces con la Federación Rusa en el presente y aun cuando era la URSS, ligámenes que siempre han estado condicionados por las presiones del Gobierno de los Estados Unidos.
Entre los puntos «débiles» de la obra, para llamarlos de un modo, se presenta el hecho de la existencia de subsecciones que dejaron un vacío en algún aspecto abordado. Esto no significa que lo tratado se planteara mal, sino que era tan amplio que se dejaron elementos en el tintero. Es compresible, no obstante, que, en un libro en el cual escriben 18 autores, el espacio se reduzca y el contenido se deba hacer más sintético de lo normal. Por citar un ejemplo, cuando se estudia las relaciones con la Federación Rusa, Javier Johanning afirma que «las autoridades costarricenses no han sabido entender la importancia de tener una presencia activa ante Rusia».3 Dicha aseveración es realmente valiosa y explicaría muchos elementos de la historia reciente de Costa Rica, pero, debido a una cuestión de espacio y al desarrollo de otros asuntos que el autor debía manejar en su subsección, no se amplió más. A pesar de esta faltante, el texto invita a leer y buscar más sobre la temática, pues su lectura genera un deseo de escudriñar un poco más sobre esa realidad que sostiene Johanning.
Como se argumenta, muchos de los apartados tienen esta característica, pero ello responde a la edición del libro, pues, si se observa con atención las dimensiones de cada escrito, la mayoría ronda en un número parecido de páginas. Esto se justifica como un intento de evitar la aparición de tomos muy extensos y el aumento del precio del producto, factores que se convierten en inconvenientes a la hora de su venta.
Ahora bien, como se mencionó, el texto se divide en cuatro grandes capítulos. El primero de ellos es sobre las relaciones de Costa Rica con los grandes actores de la política exterior: Estados Unidos, China, la Unión Europea y la Federación Rusa. Cada uno de los apartados que lo conforman deja en claro la realidad que ha enfrentado y enfrenta la nación ante estos actores de primer orden en el mundo. Por ejemplo, Cascante Segura demostró, como ya lo han dicho otros investigadores, que los vínculos con los Estados Unidos siempre están sujetos a varios factores, entre ellos, la relevancia que toma en un momento específico de la historia la región centroamericana, como el periodo de la Guerra Fría, la actual lucha contra el narcotráfico o el freno de las oleadas migratorias centroamericanas que se generan en el presente. Carlos Cascante fue claro y directo al evidenciar cómo el Gobierno de los Estados Unidos, con todo su aparato y la totalidad de lo que este representa, presionó para que Costa Rica no formara parte de la Corte Penal Internacional, decisión que provocó que el país, en el periodo 2004-2005, quedara fuera de los programas de cooperación en seguridad. Sin embargo, posteriormente, la colaboración fue restituida a causa de «los efectos nocivos que la falta de asistencia estadounidense trajo para el control del tráfico de drogas».4 También se notó esto cuando, bajo la lógica de que Costa Rica tiene números relativamente bajos de migración de nacionales a Estados Unidos en comparación con el resto de país del área, el país quedó fuera de la iniciativa llamada Alianza para la Prosperidad.
Estas presiones y disposiciones unidireccionales que toma el Gobierno de los Estados Unidos en su asocie con Costa Rica se entienden, según lo dejó claro Cascante Segura, como una consecuencia de ser el país costarricense uno de la periferia que no representa ni el 1% de la economía estadounidense. A ello se le unen los datos brindados por Cascante Segura, en los cuales muestra que los Estados Unidos abarcan el 42% de las exportaciones costarricenses, así como es el proveedor del 38% de sus importaciones, sin olvidar que de allí proviene la mayor cantidad de los turistas que ingresan a Costa Rica. Esto ha colocado y coloca a la nación centroamericana en una postura bastante compleja ante los Estados Unidos.
En el caso chino estudiado por Juan Carlos Martínez Piva, él explicó cómo se dio el cambio en la política exterior por parte del Gobierno costarricense, para entablar negociaciones con China y, por ende, romper las que tenía con Taiwán. Lo anterior sucede durante la segunda administración de Óscar Arias Sánchez en el 2006. Las relaciones con la República Popular China deben ser entendidas en un marco mundial muy amplio, en el cual es necesario conocer su crecimiento económico y su disposición a colaborar con sus nuevos aliados, hecho que Costa Rica no desaprovechó en su momento. Muestra de ello se percibe en lo que Martínez Piva indica sobre el secretismo con el que se negoció el posible acuerdo entre ambos Gobiernos, chino y costarricense; allí se estableció, entre otros aspectos, la compra de bonos de deuda costarricense por parte del Gobierno chino y el obsequio de la construcción del novedoso Estadio Nacional. Estos ejemplos revelan lo que bien señaló el autor, al decir que la contradicción en la que entraba Costa Rica, cuando estableció relaciones diplomáticas con la República Popular China, se debía entender por medio de los beneficios que podía recibir el país de la principal potencia emergente del mundo. Justo en torno a esto, se debe considerar que Costa Rica era el primer país de la región centroamericana en entablar relaciones con la nación asiática, lo cual lo colocaba en una posición de ventaja.5
En lo referente a lo planteado sobre la Unión Europea (UE), Adriana Solano Laclé indicó, entre varios aspectos llamativos, que Costa Rica, de una u otra manera, debe, si quiere mantener sus buenas relaciones con dicha unidad de naciones, secundar en todo lo posible los valores defendidos por la UE. A la vez, mencionó un elemento que se debe tener en cuenta cuando se habla de los vínculos con la entidad geopolítica europea: su condicionante de negociar con la región y no país por país. Esto demuestra que la UE ve a Centroamérica como una región y no un territorio fragmentado en diversos países y gobiernos menesterosos que tienden solamente a extender la mano para pedir colaboración.
Sobre el caso de la Federación Rusa, Javier Johanning Solís brindó un breve esbozo acerca de la historia entre el Gobierno costarricense y el ruso, el cual se remontó desde finales del siglo XIX, con la dictadura de Tomás Guardia, hasta lo sucedido en 1991, con la desintegración de la URSS. Acto seguido, el autor explicó el motivo y las consecuencias que ha tenido el resurgimiento de Rusia en América Latina. Este surgimiento que se origina desde Rusia, según Johanning Solís, se da por tres hechos particulares: 1) el mayor posicionamiento geopolítico ruso en la zona; 2) el incremento de la actividad comercial con la potencia, el cual se fomenta a través del intercambio comercial y la inversión en energía; y 3) por último, pero no menos importante, la obtención y búsqueda del reconocimiento internacional como potencia.6 Lo anterior ha generado relaciones tensas entre los Estados Unidos y las regiones que mantienen a Rusia como socio comercial de importancia, entre las que se incluyen Brasil, México, Argentina o Perú, para citar unos casos y sin olvidar los referentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Respecto al entorno costarricense, Johanning Solís reitera cómo las presiones que ha ejercido y ejerce Estados Unidos sobre el Gobierno de Costa Rica han imposibilitado un fortalecimiento de los ligámenes con la federación rusa, los cuales pueden ir más allá de intercambios de culturas y favorecer económicamente al país, al forjar más de un mercado al que se le ha dado poca dinamización. Como lo indica el autor, se podría vender banano, piña, cacao, carne, lácteos y hasta café, mientras se le sigue comprando a Rusia elementos vinculados al sector de la química como metal-mecánico, caucho, plástico y electrónica.7
El segundo capítulo versa sobre las regiones. Los diferentes aportes analizaron las relaciones de Costa Rica con Centroamérica y Latinoamérica, Medio Oriente y el continente asiático. En este segundo segmento, cuando se estudió el caso Centroamericano, se habló del «eterno» problema de la región con Costa Rica: el deseo de esta última nación de que no la vean como una más de la zona, sino, más bien, como una que ha buscado diferenciarse de los demás países, argumentando sus particularidades y contrastes en comparación con los demás territorios. Esta acción no es tan simple, porque, como ya se vio, hay cuestiones como la de la Unión Europea, la cual propone y establece que las negociaciones de acuerdos y demás sean con el área y no con naciones por aparte. Aquí, Carlos Murillo Zamora esclarece que Centroamérica es vista como una región no solo por estar conformada por varios países pequeños en medio de dos grandes masas continentales, sino, también, porque es, desde los puntos de vista biológico, migratorio y hasta cultural, como un puente de unión entre esas dos masas subcontinentales.8 El punto de quiebre es que, si a estos pequeños países los «atacan» los mismos males o tienen los mismos elementos a favor, cada Gobierno históricamente responde a sus realidades de diferentes maneras y sin lógica regional, como sucedió con el caso de la pandemia generada por el Covid-19.9 Por último, el artículo de Murillo Zamora es claro al indicar que, si bien se ha procurado una relación comercial entre los países del área, esto no ha sido sinónimo de una integración de la región, que es en sí la piedra angular para un posible desarrollo no solo en elementos económicos, sino también sociales.
En lo concerniente a América Latina, Marco Vinicio Mena Coto expone diversos elementos que condicionan las relaciones entre Costa Rica y los demás países latinoamericanos. En primer lugar, Mena explica la influencia de los Estados Unidos en torno a las naciones; además, afirma que esas uniones han estado condicionadas por el propio deseo de Costa Rica, al ser dependiente de muy pocos socios comerciales. Lo anterior puede entenderse mejor cuando se hace referencia al mismo Mena Coto, quien, parafraseando a Dannanegra, indicó que en los vínculos con América Latina «opera más la lógica de réspice polum, es decir se mira al Estrella del Norte y no tanto así de repice similia, o quien mira a sus semejantes».10 Ejemplo de ello es que a Sudamérica solo se exportó, en el 2019, el 1,77%, y se presentó, además, una balanza desfavorable, pues, de allí, se importó el 6,93% de productos que compra el país. También se analizó la lógica liberal y posliberal, así como su impacto en Costa Rica. Acá se observó un breve análisis en lo referente al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (ALBA) y hasta el intento, en el 2015, de que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) fuera «competencia» para la Organización de los Estados Americanos.
Por su parte, en lo relativo a Medio Oriente, Sergio Moya Mena se refirió a componentes políticos, comerciales y culturales. Mencionó el cambio de la embajada de Costa Rica ante Israel de Jerusalén a Tel Aviv, lo que generó que el país dejara de recibir ayuda, como becas de estudio ofrecidas por el Gobierno judío antes de dicha permuta. Moya, además, estudió los enlaces de la nación con los países árabes, con los cuales se entablaron asociaciones después de la segunda administración de Arias Sánchez (2006-2010) y cómo, luego de ese año, si bien es poco el ligamen económico, esta se ha mantenido mediante el flujo de exportaciones e importaciones –Turquía es con el que más se negocia–.11 Este apartado demostró uno de los aspectos claves originados en negociaciones con nuevos amigos y socios comerciales. Por ejemplo, igualmente, aparece el caso de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), en específico, cuando se pactaron otras relaciones con Costa Rica. Después de esto, EAU donó $10 000 000 para la reconstrucción de los daños ocasionados por el huracán Otto, se eliminaron las visas para los ciudadanos de ambas naciones, entre otros. Esto comprueba, de una u otra manera, la importancia de las relaciones internacionales y diplomáticas en el mundo, en las cuales Costa Rica está inserto.
La última sección de este capítulo discurrió sobre los enlaces de Costa Rica y Asia. María Fernanda Morales Camacho se centró, de manera particular, en los asocies económicos. Para ello, comparó las exportaciones e importaciones a países asiáticos, pasando por las inversiones más relevantes de estos en Costa Rica, con lo aportado por Estados Unidos; además, estudió el número de personas en condición de turistas, llegadas en el periodo 2016-2019, de China, India, Japón, Rusia y Corea del Sur. En su trabajo, Morales Camacho da un dato muy importante por tomar en cuenta, tanto en el Gobierno del país como en la academia, y es que la región Asia-Pacífico alberga al 60% de la población mundial. Esta información, no puede pasar desapercibida para un país en vías de desarrollo.
La tercera parte es la más extensa de la obra, pues trata sobre lo que esta llamó las grandes temáticas del siglo XXI, entre las cuales se analizaron las relaciones con la Organización de las Naciones Unidas, los derechos humanos, los flujos migratorios, la política ambiental, el narcotráfico, la cooperación internacional, la apertura externa y la incorporación a la OCDE. Alrededor de estos asuntos, los grandes puntos propuestos fueron la posición de Costa Rica ante los organismos en cuestión, entre otros temas examinados. Por ejemplo, Ulibarri habló de que los ejes de discusión que Costa Rica llevó a la ONU, en su momento, fueron los derechos humanos, la paz, el desarme, el control del armamento, la democracia, el Estado de derecho y las políticas de ambiente y desarrollo sostenible. Por su parte, Juan Carlos Méndez, acerca de los flujos migratorios, señaló el problema actual de la migración, visto desde las relaciones internacionales. También comentó la contrariedad que se ha originado cuando dicho tema es utilizado por ciertos políticos para gestar simpatía y atracción en un sector del electorado.12
En esta sección, tópicos como el narcotráfico y la migración son presentados bajo la lógica de entender su repercusión en las relaciones internacionales y la diplomacia. Por ende, el lector no debe esperar un análisis a profundidad de aspectos que discutan su origen, posible control y erradicación. Por ejemplo, cuando se habla de la incorporación a la OCDE, la autora presenta más una descripción de cómo se realiza tal proceso que un examen real y crítico sobre los posibles puntos a favor o en contra de entrar a formar parte de dicha organización.
El cuarto y último capítulo, titulado «Las herramientas de la política exterior de Costa Rica», es uno de los más pedagógicos del texto y, a la vez, críticos sobre el tema. Tanto Argentina Artavia Medrano como Flora Leah Venegas Corrales redactaron dos escritos bastante significativos; la primera, sobre las relaciones interinstitucionales de la política exterior y la segunda, sobre diplomacia consular de Costa Rica. Sus aportes presentan el panorama de ambos temas: no solo un análisis de los beneficios que se pueden extraer de los dos elementos, sino también una crítica acerca de ellos. Por ejemplo, es bastante clarificador cuando Artavia Medrano explicó los beneficios que se pueden tener cuando, dentro de un país, existen instituciones que trabajan en conjunto para negociar aspectos de diferente naturaleza con otras naciones. Para ello, utilizó los ejemplos de Chile, Brasil y México. Del caso chileno, demostró cómo, mediante organismos bien estructurados y coordinados, se lucha por los intereses nacionales en los foros internacionales y multilaterales. A la vez, ejemplificó cómo Brasil, a través de sus subsecretarías adscritas al Ministerio de Relaciones Exteriores, organiza el trabajo con el G20 o promociona el elemento comercial de su país en el exterior. Por último, se muestra cómo en México existe la Subsecretaría de Comercio Exterior, la cual negocia, administra y defiende tanto los tratados como los acuerdos internacionales que la nación ha pactado y pacta. No obstante, también mostró cómo el grado de desorganización y la falta de trabajo en equipo ha perjudicado a Costa Rica; los desencuentros generados por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (MREC) y el Comex, ilustran esto.
Por su lado, Venegas Corrales apuntó la utilidad que tuvo y tiene la diplomacia consular. Simultáneamente, detalla las diferencias entre los cónsules honorarios y los generales, más cómo se manejan estos hasta en elementos administrativos. La autora hizo hincapié en clarificar la realidad actual de los consulados que tiene Costa Rica, los cuales trabajan en una malsana realidad, pues, como lo indica ella misma, «los consulados tienen dinero apenas suficiente para cubrir las necesidades básicas de bienes y servicios para operar, y no resulta aceptable que el funcionario deba destinar el ingreso familiar para financiar actividades del Estado».13 Esto explica, en gran medida, el manejo real que un país como Costa Rica le da a sus relaciones diplomáticas, consulares e internacionales.
Como conclusión, por todo lo anterior, se recomienda la lectura del libro editado por Carlos Cascante Segura, pues será de mucho provecho, tanto para expertos como para neonatos en la materia. Además, como ya se ha indicado, ayudará a comprender conceptos propios de la diplomacia, las realidades del panorama mundial que debe enfrentar Costa Rica ante países, instituciones internacionales o supranacionales y otros temas de interés, vinculados a su política de relaciones internacionales. Por último, en líneas generales, en el texto, se puede encontrar desde una bibliografía muy útil, para seguir leyendo sobre los asuntos tratados, hasta fuentes primarias y sitios web donde es posible consultar aspectos necesarios en el estudio de las relaciones internacionales de Costa Rica.
Cascante Segura, Carlos (editor). Las relaciones internacionales de Costa Rica un vistazo desde el Bicentenario, tomo VIII. Heredia, Costa Rica: Editorial Universidad Nacional, 2021.
Fecha de recepción: 20/10/2022
* Costarricense. Doctor en Historia por la Scuola Normale Superiore di Pisa (SNS), Pisa, Italia. Académico de la Escuela de Historia, Universidad Nacional (UNA), Campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica. Integrante investigador del Instituto de Investigaciones Históricas Monseñor Bernardo Augusto Thiel, San José, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5950-6626 Correos electrónicos:
jose.sandi.morales@una.cr; jasm77historia@gmail.com
1 Carlos Cascante Segura (editor), Las relaciones internacionales de Costa Rica un vistazo desde el Bicentenario, tomo VIII (Heredia, Costa Rica: Editorial Universidad Nacional, 2021).
2 Muestra de ello son sus dos últimas tesis en dicho campo, presentadas en los posgrados de la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica (UCR). En el 2012, expuso, para obtener el grado de máster en Historia, Los partidos políticos y clientelismo burocrático. El caso del servicio exterior de Costa Rica (1940-1990), y, en 2021, para graduarse como doctor en Historia, introdujo Entre los procesos de centralización, la autonomía relativa y los ligámenes políticos: la conformación y consolidación del Poder Judicial, en el marco del proceso de construcción del Estado en Costa Rica (1821-1890).
3 Cascante Segura (ed.), Las relaciones internacionales…, 82.
4 Ibíd., 28.
5 Ibíd., 44-45.
6 Ibíd., 78.
7 Ibíd., 88-89.
8 Ibíd., 99.
9 Ibíd., 105.
10 Ibíd., 117.
11 Ibíd., 136.
12 Ibíd., 212.
13 Ibíd., 353.
Escuela de Historia, Universidad Nacional, Campus Omar Dengo
Apartado postal: 86-3000. Heredia, Costa Rica
Teléfono: (506) 2562-4125
Correo electrónico revistadehistoria@una.cr