N.º 90
Julio - Diciembre 2024
ISSN: 1012-9790 • e-ISSN: 2215-4744
Licencia: CC BY NC SA 4.0
https://doi.org/10.15359/rh.90.1
Fecha de recepción: 31/01/2024
Fecha de aceptación: 23/07/2024
Una historia conceptual de los desastres. El conocimiento metafórico como posibilidad en la gestión del riesgo de inundaciones en El Valle La Estrella, Limón, Costa Rica A conceptual history of disasters. Metaphorical knowledge as a possibility for floods risk management in El Valle La Estrella, Limón, Costa Rica Uma história conceitual de desastres. O conhecimento metafórico como uma possibilidade no gerenciamento de riscos de inundação em El Valle La Estrella, Limón, Costa Rica Wainer Ignacio Coto-Cedeño* Jacqueline Centeno-Morales** |
Resumen:
Este artículo tiene por objetivos: a) analizar, desde una perspectiva histórica, las vivencias de las personas pobladoras de El Valle La Estrella y su relación con las inundaciones, el territorio y el Comité Comunal de Emergencias de El Valle La Estrella [CCEVE] y b) estudiar las experiencias de las y los miembros del CCEVE en la gestión y atención de emergencias asociadas a fenómenos hidrometeorológicos. Para ello, la pesquisa partió de una estrategia de investigación de base interdisciplinaria que vinculó métodos y técnicas de disciplinas como la antropología, sociología, la lingüística y la historia. Específicamente, se recurrió a la historia oral, la etnografía, la pragmática, el análisis del discurso y de contenido. La recolección y exploración de los testimonios se hizo mediante la aplicación de entrevistadas semiestructuradas. Como conclusión general del estudio aquí propuesto se desprende que el conocimiento metafórico deja al descubierto la existencia de un ciclo hidrosocial pendiente de resoluciones, en donde la gestión ciudadana y la territorial actúan como detonantes en la generación de fricciones y disputas sociales.
Palabras claves: Costa Rica; gestión del riesgo de desastres; historia oral; inundaciones; participación ciudadana; representaciones sociales.
Abstract:
This article has got two objectives. The first analyzes, from history perspective, the experiences of population’s El Valle La Estrella and their relationship with floods, territory and the Comité Comunal de Emergencias de El Valle La Estrella [CCEVE]. The second analyzes the member experiences of disaster risk management. The investigation was built based on interdisciplinary strategy; said strategy connected methods and techniques of anthropology, sociology, linguistics, and history. Specifically, the investigation used to oral history, ethnography, pragmatics, speech analysis and content analysis. Also, it was used to interviews to collect testimonials. The main conclusion is that metaphorical knowledge shows an unfinished hydro-social cycle where citizen and territorial management acts as a trigger for social disputes.
Keywords: Costa Rica; community participation; floods; disaster risk management; oral history; social representations.
Resumo:
Os objetivos deste artigo são: a) analisar, a partir de uma perspectiva histórica, as experiências dos habitantes de El Valle La Estrella e sua relação com as inundações, o território e o Comitê Comunitário de Emergência de El Valle La Estrella [CCEVE] e b) estudar as experiências dos membros do CCEVE na gestão e resposta a emergências associadas a fenômenos hidrometeorológicos. Para isso, a pesquisa baseou-se em uma estratégia de pesquisa interdisciplinar que vinculou métodos e técnicas de disciplinas como antropologia, sociologia, linguística e história. Especificamente, foram usadas a história oral, a etnografia, a pragmática, a análise de discurso e a análise de conteúdo. Os depoimentos foram coletados e explorados por meio de entrevistas semiestruturadas. A conclusão geral do estudo aqui proposto é que o conhecimento metafórico revela a existência de um ciclo hidro-social pendente de resolução, no qual o cidadão e a gestão territorial atuam como gatilhos na geração de atritos e disputas sociais.
Palavras-chave: Costa Rica; gestão de risco de desastres; história oral; inundações; participação cidadã; representações sociais.
«La Compañía Bananera [la Standard] es el agua de El Valle La Estrella, sin la bananera el Valle no existiría».1
Como una «zona de desastre», así definió el periódico La República a El Valle La Estrella en el año de 1970. Para la construcción de este concepto y su significado, el medio de comunicación destacó las principales características geográficas y ambientales de ese territorio. Al respecto, el reportero enfatizó en el relieve y las condiciones climáticas que imperaron en el lugar, puesto que lo describió como «una gran hondonada que tiene como única salida de desagüe el cauce del río La Estrella, [lo que ocasiona que en temporadas de invierno] el agua no pueda evacuarse, [funcionando así] como una enorme represa» que favorece las inundaciones.4 Además, el clima que predomina es lluvioso durante todo el año, debido a la influencia de lluvias estacionales –mayo a noviembre– y frentes fríos –diciembre a febrero–; por lo que las inundaciones son frecuentes en cualquier momento, pero, se agudizan en temporada de lluvias extraordinarias5
Estas particularidades representaron una amenaza para el desarrollo de las actividades productivas, así como para las poblaciones que se asentaron en la región; ya que, desde el punto de vista del redactor de la noticia, el entorno natural se convirtió en la limitante más importante para la agricultura de banano, el progreso socioeconómico y la seguridad de las personas.
A pesar de las «fronteras conceptuales» claramente señaladas por el periodista, existe un trasfondo semántico e histórico que permite explicar y complejizar el término utilizado en el artículo. El primero de estos trasfondos toma en consideración una serie de elementos lingüísticos y simbólicos que posibilitan interpretar la configuración de El Valle La Estrella y los «imaginarios» de sus habitantes. El segundo, por su lado, contempla la «evolución»6 del territorio en el largo plazo; es decir, explora las relaciones y las dinámicas institucionales, socioecológicas, políticas, económicas y culturales que se establecieron en contextos temporales y espaciales diferenciados. Para efectos de esta investigación, ambos aspectos –el semántico y el histórico– están directamente vinculados, esto, porque se parte de una premisa fundamental que dicta que «la realidad es producto de un entrelazamiento de prácticas discursivas, poder y procesos cognoscitivos que determinan lo que puede ser percibido, pensado, experimentado y sentido».7
Por lo tanto, este artículo tiene por objetivos: a) analizar, desde una perspectiva histórica, de los estudios del discurso y la historia conceptual, las vivencias de las personas pobladoras de El Valle La Estrella y su relación con las inundaciones, el territorio y el Comité Comunal de Emergencias de El Valle La Estrella [CCEVE] y b) estudiar las experiencias de las y los miembros del CCEVE en la gestión y atención de emergencias asociadas a fenómenos de origen hidrometeorológico. Para la explicación de esta problemática el documento se organizó a partir de cinco grandes apartados, a saber: las secciones uno y dos abordarán el marco metodológico y los referentes teóricos que se emplearon para el desarrollo del trabajo acá propuesto. En el tercer apartado se realizará, a modo de presentación, un breve recorrido por la historia socioambiental de El Valle La Estrella. En el cuarto apartado se indagará en las metáforas y los discursos que facilitaron la comprensión de los procesos ligados con las experiencias de vida y la Gestión del Riesgo de Desastres [GRD]. Finalmente, y como es lo usual, en la sección número cinco se expondrán las conclusiones del escrito.
Metodología y fuentes para el estudio de los desastres: una propuesta desde la historia oral y el análisis del discurso
Es oportuno mencionar que la investigación se estructuró a partir de una estrategia de base interdisciplinaria.8 En este sentido, para la resolución de la problemática de estudio se llevó a cabo un proceso de «apropiación»9 y articulación de teorías y métodos procedentes de áreas como la antropología [AP], la lingüística [LG] y la sociología [SO]. Por lo tanto, dicho proceso implicó vincular y poner en diálogo con la historia [H] otros saberes disciplinarios –complementarios o antagónicos– que asociados entre sí, facilitaron la producción de nuevo conocimiento y la construcción de narrativas «alternas» en torno a la GRD.10 Lo anterior significó, en primera instancia, reconocer los límites de la historia en la elaboración de explicaciones «universales y totalizadoras». En segundo lugar, posibilitó comprender «al historiador como [un] “electricista” en la búsqueda de entrecruzamientos, intersecciones y entrelazamientos. Es decir, la labor del historiador [fue] la de reconectar todas esas cuerdas, cables y conexiones entre unidades o temas».11
Los nodos descritos líneas arriba se fijaron a través de la implementación de una metodología de tipo convergente. Este enfoque12 «se basa en el principio de que [el] conocimiento de un objeto de estudio puede enriquecerse mediante la confrontación de varios puntos de vista investigativos».13 En el caso particular de este trabajo, la convergencia se ejecutó por medio de la puesta en marcha de tres formas específicas de triangulación:14 a) técnicas, b) saber científico y conocimiento local y c) investigadores y testimoniantes.15 La pertinencia de estas formas se justificó; sin embargo, por dos razones fundamentales. La primera de ellas, porque la combinación de técnicas propició la categorización, identificación de variables y la evaluación de sus asociaciones,16 al tiempo que permitió adentrarse en las vivencias subjetivas de los pobladores de El Valle La Estrella y los miembros del CCEVE. La segunda, porque el diálogo de saberes produjo conocimientos con la capacidad de explicar, y resolver, eventualmente, problemáticas locales,17 como, por ejemplo, la prevención y atención de inundaciones.
Esta labor de triangulación favoreció, además, la confluencia de seis diferentes métodos de investigación: el etnográfico, el análisis del discurso, la hermenéutica, la pragmática, el estudio de caso y la historia oral; todos procedentes, como se indicó, de la LG, AP, SO e H –al respecto, obsérvese la figura 1–. Es necesario apuntar que la intersección entre los seis se sustenta en el interés que mantienen por la relación que existe entre lenguaje, sociedad y realidad. De este modo, tienen como propósito en común analizar los elementos que intervienen en los procesos de interpretación, razonamiento y comprensión de las experiencias históricas, sus estructuras de significados y su subjetivación. En otras palabras, pretenden indagar en aquellas dinámicas de producción de conocimiento que constituyen, a la vez, «sentidos comunes»18 de referencia con el potencial de cohesionar y otorgar niveles de especificidad y características propias a comunidades, instituciones, organizaciones y grupos sociales.
Fuente: Elaboración propia.
En función de lo expuesto resulta adecuado, en este momento, profundizar en los aportes de cada uno de esos métodos y sus correspondencias. Por una cuestión de orden en la escritura más que por un criterio de afinidad metodológica, se expondrán primero los vínculos entre hermenéutica, pragmática y análisis del discurso. En principio, los tres parten del hecho «de que el lenguaje es, además de un código lingüístico, una práctica social que permite construir realidades y a nosotros mismos, [es decir], se ocupan de la relación de los intérpretes con los “tejidos” simbólicos que manifiestan significados y sentidos».19 Por lo tanto, intentan explicar las condiciones relativas al uso de los actos del habla20 y los «procesos de interpretación de los enunciados en contextos».21 De igual manera, se encargan de estudiar la intencionalidad de las personas hablantes y los significados implícitos que contienen los postulados proposicionales que se producen, se comunican, se disputan o se reafirman a través de textos, relatos o discursos.
Al respecto, resultan particularmente importantes las contribuciones del Análisis Reticular del Discurso [ARD]. Esto, debido a que fue una herramienta metodológica que se creó, casi de manera exclusiva, para la codificación, categorización e interpretación de entrevistas. El objetivo del ARD es «la reconstrucción analítica del texto en forma de red [para] mantener el carácter unitario original del discurso narrativo […, por ende, posibilita] la construcción de redes de conceptos semánticamente conectados».22 El establecimiento de este tipo de relaciones parte de la identificación de los entornos situacionales; es decir, del «conjunto de expresiones [palabras, frases] que dan cuenta de un acontecimiento real o cognitivo [representaciones, deseos] de los individuos en sus actividades sociales realizadas como hechos»23 y delimitadas en tiempo y espacio. Dicho de otro modo, los entornos situacionales surgen de la realidad y se transmiten por medio de actos discursivos que se convierten en estructuras narrativas o de significados.24
Es clave apuntar que, estos entornos y sus estructuras «esconden» expresiones, vivencias y memorias. Es en este punto donde entra en juego la historia oral [HO], puesto que desempeña una función primordial en la selección, la recuperación, el análisis y la interpretación de esos testimonios. Desde esta perspectiva, la HO se transforma en una fuente para la construcción de sentidos –colectivos e individuales–, el fortalecimiento de identidades –territoriales, culturales, políticas, ambientales, etc.– y la recreación de realidades vividas.25 Por lo tanto, la HO concede historicidad a los recuerdos a través de los discursos y el lenguaje, pero, al mismo tiempo, reconoce la capacidad de las personas para autocomprender y otorgar significados a las evocaciones del pasado.26 Es esta consciencia la que articula, por un lado, las relaciones sociohistóricas de una comunidad y, por otro lado, la que sienta las bases para la implementación de estrategias de futuro, orientadas a la resolución de problemáticas compartidas.
En el caso específico de esta investigación, se empleó la técnica de la entrevista en profundidad para acceder a las memorias de los pobladores de El Valle La Estrella.27 En total se entrevistaron cinco personas mayores de edad, con más de ocho años de habitar en ese distrito o la comunidad de Pandora Oeste, así, las personas seleccionadas debían tener conocimiento de la zona y haber experimentado vivencias asociadas a las inundaciones, es importante mencionar que esas características las tienen pocas personas en la zona. Para el caso de esta investigación, el tiempo de residencia de las y los informantes en los territorios mencionados fue un criterio fundamental. Esto, porque permitió entender, en primer lugar, la experiencia de vida de las personas y su relación con un entorno vulnerable por la afectación de fenómenos hidrometeorológicos. En segundo lugar, los testimonios posibilitaron la reconstrucción de la «memoria ambiental» de ambos espacios geográficos, en el corto y mediano plazo. Es importante destacar, además, que dos de las entrevistas se realizaron a integrantes del CCEVE. Por último, debido a la pandemia de la COVID-19 las entrevistas se llevaron a cabo de manera virtual, por medio de la plataforma Zoom, por esta razón fue requisito indispensable que las personas informantes contaran con acceso a internet, a la aplicación –App– y a un dispositivo como teléfono celular, tableta o computadora.28
El procesamiento de los datos que derivaron de la aplicación de las entrevistas se efectuó a partir del Análisis de Contenido [AC]. Específicamente, para la construcción, el ordenamiento y la sistematización de la información se tomó en consideración el análisis de contenido semántico, que «refiere a los procedimientos que clasifican a los signos por sus significados».29 En este sentido, se enfatizó en las «evidencias subjetivas» y en las «representaciones sociales» expuestas por las personas entrevistadas y sus discursos. Es clave anotar que la categorización de dichas evidencias se llevó a cabo a través de la identificación de metáforas [tropos], ya que estas actúan como marcos de referencia que se encargan de evocar, asociar o transformar realidades.30 En este punto, los aportes de la metafórica fueron indispensables para el entrelazamiento de los aspectos lingüísticos con la «experiencia histórica», así como la vinculación de ambos y sus conceptos en contextos temporales –diacronía– y discursivos –sincronía– cambiantes.31
La síntesis metodológica esbozada hasta acá se justifica y se fundamenta en la selección del objeto de estudio, a saber: El Valle La Estrella y sus elementos constitutivos [sociales, políticos, institucionales, ambientales, culturales, entre otros]. El principal argumento para sustentar esta afirmación se encuentra en la naturaleza propia de los Estudios de Caso [EC]; esto, porque la finalidad de este «método»32 de investigación es la elaboración de explicaciones exhaustivas que posibiliten comprender la especificidad y las relaciones de la unidad de análisis.33 En este escenario, el trabajo etnográfico fue necesario para demostrar las interacciones entre los elementos constitutivos, los discursos y las dinámicas territoriales. De este modo, la atención estuvo dirigida a la comprensión de los procesos que intervinieron en la producción y subjetivación del conocimiento. En palabras de Macgilchrist y Van Hout la etnografía permitió «destacar la complejidad y multidimensionalidad de lo discursivo, que incluye también el uso del lenguaje» y lo real –histórico–.34
Intersecciones entre lenguaje, ambiente y representaciones
Desde el punto de vista teórico, dichas interacciones se analizaron a partir de los postulados de la historia conceptual [HC], la sociología del conocimiento [SC] y la ecología política [EP]. De la HC fueron esenciales las aportaciones en torno a la función social del lenguaje, los conceptos y el tiempo histórico. En este sentido, destacaron las contribuciones de autores como Koselleck, que indicó «que toda historia cotidiana depende en su desarrollo del lenguaje en acción».35 Esto sugiere que los hechos sociales y sus relaciones se asientan y dependen, en gran medida, de procesos comunicativos y lingüísticos que establecen hábitos y formas de pensamiento. De esta forma, se articulan «tradiciones del habla» que pueden catalogarse como fenómenos transindividuales y transgeneracionales, ya que se organizan a través de sistemas simbólicos y comunitarios compartidos. Estos sistemas simbólicos, a su vez, son «el resultado […] de complejos procesos históricos, y los conceptos que lo integran engloban […] una pluralidad de experiencias, aspiraciones y significaciones en conflicto».36
Es, precisamente, por intermedio de los conceptos que las sociedades logran construir, delimitar, comprender y comunicar sus realidades. En otras palabras, son integradores de experiencias. A este respecto, para Oncina, los conceptos son «esquemas de orientación y praxis […, porque] testimonian las mutaciones sociales y encauzan sus horizontes prospectivos».37 Por lo tanto, los conceptos se transforman en prácticas sociales que reúnen significados móviles, los cuales se encuentran sujetos a múltiples valoraciones, contradictorias inclusive, y que actúan en planos concretos de lo real. Un ejemplo de esto son las metáforas, ya que, en ocasiones, operan como esquemas de representaciones en las dinámicas de la interacción social. De acuerdo con Turner, las metáforas se encargan de conectar las esferas de la subjetivación y de la objetivación.38 Es decir, son las herramientas que tienen disponibles los hablantes para designar lo que piensan, observan, sienten y consumen; en resumen, las metáforas, como conceptos, son una estrategia que emplean las personas para nombrar y acceder a un «mundo», en definitiva: producir conocimiento.39
La admisión del potencial antropológico de la metáfora también implica reconocer el contenido histórico de estas.40 Por consiguiente, los conceptos remiten a procesos en el largo plazo, en el que los tiempos históricos -pasado, presente y futuro- se superponen en capas que albergan grados diferenciados de correspondencia entre los cuadros de la realidad [referencias] y las visiones subjetivas [experiencias]. Esta «estratigrafía del tiempo», sin embargo, no es lineal;41 ya que los tempos del lenguaje y la sociedad se desplazan a ritmos desiguales permitiendo así, advertir «la relación entre los acontecimientos sincrónicos y las estructuras diacrónicas».42 De este modo, la temporalización de los conceptos y sus usos sociales constituyen un elemento indispensable para determinar las perspectivas [emociones, expectativas, sentimientos, etc.] y la carga político-ideológica que forman complejas redes argumentativas para la composición de explicaciones, la fabricación de identidades o el fortalecimiento de la consciencia social. Según Oncina:
La estratigrafía posee una doble connotación: por un lado, mienta la superposición de planos en la experiencia, para concluir que lo habitual es un requisito de lo sorprendente, lo repetitivo de lo único, lo recurrente de lo singular; en suma, sin estructura no hay acontecimiento. De ahí se colige una arqueología del tiempo histórico que refuta el dilema historia lineal o cíclica. Por otro, sirve para elucidar la relación entre lenguaje y actos del habla […]. Ningún autor puede crear algo nuevo sin retrotraerse al corpus establecido del lenguaje, a los recursos lingüísticos creados diacrónicamente en el pasado próximo o remoto, y compartido por todos los hablantes y oyentes. Entender y ser entendido presupone un conocimiento previo de cómo ha sido usado el lenguaje. Todos los conceptos son actos de habla en una situación que no puede ser replicada, ocurren sólo una vez, pero son irreductibles a actos de habla individuales.43
De la cita anterior se desprende, además, un dato relevante para los efectos de esta investigación: las metáforas son evocadoras de la realidad. No obstante, esta evocación es más que rememorar acontecimientos, puesto que los registros –recuerdos– que se poseen y son revividos constituyen el insumo necesario para la definición de nuevas formas de experiencia –porvenires–. De igual manera, la demarcación de estos escenarios conlleva un ejercicio de razonamiento retro y prospectivo en la fabricación de representaciones sociales [RS]. Con base en los planteamientos de la SC, las RS «suponen procesos social-cognitivos que construyen aspectos de la realidad, en este sentido pueden considerarse como pensamiento constituyente; por otra parte, implican contenidos específicos, y pueden ser consideradas como pensamiento constituido».44 En otros términos, las RS son producto de ideas o de hechos, «pero en ambos casos, descomponen y recomponen»45 lo real, en suma: la percepción de las personas y su interacción con el mundo.
Es importante acotar que, en el caso de la problemática de estudio que se expone en este documento, interesan especialmente las RS que derivan de la realidad de la vida cotidiana. Según Berger y Luckmann, este tipo específico de realidad «se presenta ya objetivada»,46 por lo que no requiere, de validaciones propias o individuales de los sujetos que la componen, para existir. A pesar de ello, la realidad de la vida cotidiana depende de la articulación de las experiencias de cada uno de los miembros de la comunidad. Es, por ende, «un mundo intersubjetivo»47 que se estructura a partir de redes compartidas de pensamiento. Dichas redes, sin embargo, son aprehendidas y objetivadas de modos distintos, esto porque la interpretación de las personas va a estar condicionada por el grado de proximidad –in-directo– de aquello que se conoce. Esta variedad de representaciones es, al mismo tiempo, un factor determinante en los procesos de significación, pues son las responsables de instaurar esquemas tipificadores para el establecimiento de reglas en la interacción social.
Ahora bien, en El Valle La Estrella la realidad de la vida cotidiana se desarrolla alrededor de dinámicas hidrológicas que organizan, a su vez, las diferentes relaciones políticas, sociales, ambientales, culturales e institucionales en el territorio. Desde la EP estas asociaciones pueden comprenderse y explicarse por medio de los enunciados provenientes del ciclo hidrosocial [CHS]. En un sentido general, el CHS se define como un proceso socionatural a través del cual el agua y la sociedad se re-configuran mutuamente en el largo plazo;48 es decir, el CHS analiza «la producción político-ecológica de socionaturalezas temporal y espacialmente específicas, en las que se va inscribiendo y co-estructurando lo social, lo natural y lo sobrenatural, para reflejar los intereses y el poder dominantes».49 Básicamente, la utilidad de esta propuesta recae en que permite dilucidar: a) que la gestión del agua repercute en la constitución de la sociedad, b) que las relaciones sociales son «productoras» de agua –representaciones– y c) que los procesos hidrosociales estructuran pero también perturban los entornos y sus tejidos.50
Sobre este último punto, las aportaciones del CHS resultan primordiales para analizar procesos de GRD. En primer lugar, porque posibilitan estudiar las dinámicas de organización y las formas de gestión ante el riesgo de inundaciones. En segundo lugar, porque facilitan acercarse a las relaciones de poder que intervienen en la conformación y sostenibilidad de esas formas y dinámicas. Detrás de estos aspectos se «esconde», por lo tanto, un interés por identificar y descifrar los conflictos y las disputas que existen alrededor del manejo del agua51 [desastres] en territorios con vulnerabilidad socioambiental. Así, desde el punto de vista del CHS los factores naturales se consideran también construcciones políticas que participan y responden al contexto y al desarrollo de las sociedades.52 Esos factores, sin embargo, son objetos de experiencias y representaciones divergentes. En otras palabras, los significados sociales, culturales y ambientales van a ser otorgados por las vivencias específicas de las personas y sus redes conceptuales –lingüísticas–.
Entre bananos, riesgos e inundaciones. Una lectura ambiental de la historia de El Valle La Estrella, Limón, Costa Rica
Mediante el Decreto Ejecutivo 21515-G, del diez de agosto del año 1992 se creó El Valle La Estrella, convirtiéndose así en el distrito número dos del cantón de Limón –mapa 1–.53 Geográficamente comprende un área aproximada de 1238,66 km2 y posee una altitud promedio de dieciocho metros sobre el nivel del mar –m s. n. m. –. Además de su cabecera, la comunidad de Pandora, el territorio está integrado por seis barrios y cuarenta y ocho poblados,54 los cuales albergan a un total 20 617 habitantes, que se dividen en 10 096 hombres y 10 521 mujeres.55 Con respecto a sus características climáticas, El Valle La Estrella presenta una estación lluviosa a lo largo de casi todo el año, con una precipitación anual que ronda entre los 2000 y los 5000 milímetros [mm]; en la parte media y baja de 2000 a 4000 mm. Los meses de julio y diciembre suelen ser los más lluviosos, aportando aproximadamente un 12 % y 11 % respectivamente, de la precipitación promedio anual.56 Un dato a destacar es que debido a su extensión de bosques –10 138,48 hectáreas-59,82 por ciento del total de bosques del cantón–,57 el Valle cuenta con cuatro zonas protegidas, a saber: el Parque Internacional La Amistad, la Reserva Biológica Hitoy Cerere, el Parque Nacional Chirripó y el Refugio de Vida Aviarios del Caribe.
Ubicación de El Valle La Estrella, Limón, Costa Rica
Fuente: Atlas del Instituto Tecnológico de Costa Rica. Autor: MSc. Deivis Anchía Leitón (2022).
Para completar esta «zonificación», es fundamental hacer referencia a dos actores que desempeñan un rol protagónico en el desarrollo y la composición de las relaciones socioambientales de El Valle La Estrella: la Standard Fruit Company –o Compañía Bananera-CB– y el río La Estrella [RLE] –mapa 2–; ya que los dos ejercen una influencia histórica y trascendental en aspectos como el uso del suelo, la apropiación de los recursos, la economía, la formación de experiencias y la participación ciudadana, especialmente aquella interesada en la GRD. Si bien, es imposible desvincular ambas figuras, a continuación, se explicará, de primero, la relevancia de la CB en la configuración territorial de El Valle La Estrella. Desde una perspectiva de largo plazo, el peso de la CB se demuestra con la creación, a finales del siglo XIX, de la «División Limón».58 Esto, porque su instauración fue la llave para la intervención sistemática de las empresas fruteras norteamericanas en esta y otras regiones del caribe costarricense.
Delimitación de la Compañía Bananera y el río La Estrella
Fuente: Atlas del Instituto Tecnológico de Costa Rica. Autor: MSc. Deivis Anchía Leitón (2022).
La consolidación de la CB se dio gracias a la concesión de tierras por parte del Estado, la construcción de líneas férreas y puertos, la inversión de capital extranjero y la implementación de tecnología agrícola.59 Sin embargo, el éxito de las empresas en el control de los territorios se debió, en un alto porcentaje, a la fundación de «ciudades bananeras». Esas ciudades se organizaron a partir de la estructura jerárquica de las compañías y los diferentes inmuebles se trataron de ajustar a las condiciones ambientales del espacio definido para su asentamiento.60 Aunque, su principal rasgo distintivo fue la capacidad que tuvieron para legitimarse entre los trabajadores y sus familias. Este reconocimiento se logró con la aplicación de una serie de estrategias que procuraron el afianzamiento de un proyecto identitario acorde a los intereses de la empresa.61 Es decir, los esfuerzos de la CB se enfocaron en reforzar ideales y valores con el potencial suficiente para generar una memoria colectiva en los habitantes.
Aparte de ser una «ciudad bananera», El Valle La Estrella también es un «territorio hidrosocial» –fotografía 1–.62 Esta propiedad es el resultado de la conexión que existe entre las comunidades y la CB con el RLE. La importancia de este río puede justificarse, en primera instancia, por sus sesenta y cinco kilómetros de longitud, su red hidrológica compuesta por diez afluentes y por la cobertura de su cuenca, que se extiende por, aproximadamente, 1031 km2.63 Lo sobresaliente de sus dimensiones y ser uno de los ríos más caudalosos del país, 286,71 litros por segundo [l/s],64 provocó que diferentes sectores ejercieran una fuerte presión por la apropiación de su recurso hídrico. Un estudio elaborado en el año 2009 por el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), concluyó que el 83,21 % –238,56 l/s– del caudal del RLE se utilizó para el riego de plantaciones agrícolas y otras demandas industriales, el 13,2 % [37,86 l/s] para el consumo humano y el 3,59 % –10,29 l/s– para actividades turísticas.65
Vista área de El Valle La Estrella, se observan caseríos y el río de la zona, año 1970
Fuente: Archivo Nacional de Costa Rica [ANCR]. Fondo fotografías. Signatura 000232-S.
Esta dependencia hacia el RLE fue, también, el caldo de cultivo que acentúo las condiciones de riesgo ante desastres en El Valle La Estrella. La cercanía de los centros de población y la necesidad de abastecimiento de agua, por parte de la CB, propició una acción directa del río sobre el distrito. Actuación que, en conjunto con diversos fenómenos hidrometeorológicos provenientes del mar Caribe, se tradujo en deslizamientos, avalanchas, aguas de escorrentía e inundaciones que impactaron las áreas de cultivo de banano y otros productos, asimismo fueron causantes de la destrucción de infraestructura [pública y privada], casas de habitación y desplazamientos humanos. Por ejemplo, a lo largo del período 1970-2021 se registraron sesenta y cinco inundaciones en El Valle La Estrella, de las cuales el 30,76 % fueron ocasionadas por el desbordamiento del RLE y sus afluentes.66 La información que se expone en el Cuadro 1 revela que fueron las fincas propiedad de la CB las que experimentaron, con mayor frecuencia, el embate de este tipo de eventos.
Inundaciones en El Valle La Estrella por década, eventos totales, ubicación y afectación, 1970-2021
Período |
Eventos totales |
Ubicación |
Afectación |
1970-1979 |
11 |
Fincas 10, 13, 17, 18, 19, 25, 29, Sixaola, Penshurt, Fortuna, Pandora |
Casas destruidas, casas dañadas, personas evacuadas, afectación a la clínica, los cultivos agrícolas, las carreteras y muertes |
1990-2000 |
22 |
Chirripó abajo, Fincas 2, 6, 8, 9, 10, 12, 13, 15, 16, 17, Cartagena, Atalanta (Atlanta*), Penshurt, Vesta (Besta*), San Andrés, Bonifacio |
Casas dañadas, personas evacuadas, afectación a la clínica, los cultivos agrícolas, las carreteras y muertes |
2001-2010 |
21 |
Chirripó abajo, Bananito, La Victoria, La Guaria, Parcelas del IDA, Ñari, Tuba Creek, Pandora, Vesta (Besta*), Ruta 36, Fincas 8, 12, 15, 21, Bananito Norte, Penshurt |
Casas destruidas, casas dañadas, personas evacuadas, afectación a la clínica, los cultivos agrícolas y las carreteras |
2011-2021 |
11 |
Penshurt, Pueblo Nuevo, Waghope, San Andrés, Fincas 17, 18, Bananito, Río Duruy, Bananito Sur y Tuba Creek |
Casas dañadas, personas evacuadas, afectación a la clínica, los cultivos agrícolas y las carreteras |
Fuente: Elaboración propia, a partir de https://db.desinventar.org/DesInventar/results.jsp
Nota: Sin datos disponibles para el período 1980-1989.
Experiencias de vida, metáforas, discursos e inundaciones en El Valle La Estrella, Limón, Costa Rica
La sección de Nacionales y Sucesos de los periódicos que circulan en el país, tradicionalmente se refieren a El Valle La Estrella como una región inhóspita. Calificativo que emplean para describir y cuantificar las muertes,67 las personas evacuadas y los daños que suceden durante las temporadas de invierno o con el embate de ondas y tormentas tropicales. No obstante, llama la atención que el foco de interés en las crónicas de los redactores sea siempre la CB, como si el propósito de los fenómenos fuese impactar de manera exclusiva los sembradíos de banano. Además, como si se tratara de un relato legendario, en los reportajes se caracteriza a la CB como un ente capaz de resurgir de los desastres, cual «ave fénix».68 Pero, ¿cuál ha sido la experiencia de los pobladores de El Valle La Estrella con las inundaciones? ¿Qué representa el Valle para las personas que lo habitan? ¿Qué simboliza para las comunidades del Valle la CB? ¿Qué papel desempeñan la CB y el CCEVE en la GRD? ¿Qué redes discursivas, semánticas y conceptuales pueden identificarse en la «memoria ambiental» del territorio? ¿Cuál es el potencial del conocimiento local, histórico y metafórico en la gestión del riesgo de inundaciones?
Las respuestas a estas preguntas se intentarán abordar en las siguientes páginas. Se iniciará por explicar la generalidad de las representaciones [conceptos] a las que recurrieron las personas informantes [PI] para puntualizar qué es para ellas El Valle La Estrella. Tal y como se observa en el Gráfico 1 la categoría que predominó en los testimonios fue la de «comunidad»,69 con una frecuencia de sesenta repeticiones en las cinco entrevistas que se aplicaron. Partiendo de esta categoría fue posible identificar tres lecturas distintas, pero conectadas, sobre el Valle. La primera tiene como base el «tiempo presente» e incorpora continuamente al RLE como elemento sustancial de la realidad y del «discurso comunitario» de las PI. De hecho, «río» ocupó la tercera posición como el término que más se mencionó en los relatos, en un total de cuarenta y dos oportunidades. La segunda de esas lecturas se presenta como una «narración histórica», inserta en un relato pretérito que se funda en las experiencias vividas en la bananera, con las inundaciones y las llenas.
En este punto, es pertinente señalar la diferencia semántica e histórica entre estos dos últimos conceptos; ya que «inundaciones» fue empleado por las PI para explicar, mayoritariamente, el anegamiento por aguas fluviales en las plantaciones bananeras. Mientras que, el de «llenas» lo utilizaron para referirse a la ocupación del agua en los espacios domésticos/privados [casas de habitación] e institucionales/públicos [clínica y centros educativos].70 A pesar de esta diferenciación en los significados, ambas representaciones tuvieron su anclaje en los «cuadrantes»71 que mantuvo en funcionamiento la CB hasta la década de 1990. Justamente, es en estos sitios que se materializa la tercera lectura sobre El Valle La Estrella, una donde el futuro y la incertidumbre son dos variables fundamentales; pero que se nutren por el recuerdo [de lo vivido] y la expectativa [lo que se vivirá]; es decir, constituye una narrativa de la «vulnerabilidad» en dos escalas temporales: el período del asistencialismo, por parte de la CB y el período de autogestión ante el riesgo de desastres, sobre esto se volverá más adelante.
Frecuencia total de «conceptos/palabras» empleadas por las personas informantes que respondieron el instrumento.
Fuente: Elaboración propia, a partir de entrevistas a personas informantes claves del Valle La Estrella, Limón, Costa Rica.
Nota: a) los últimos cuatro espacios del gráfico corresponden a Realidad (6), Recurso (5), Organización (4) y Vulnerabilidad (1). a) Instrumento aplicado, «Percepción sobre la participación ciudadana en proyectos de gestión del riesgo de desastres en la comunidad de Pandora Oeste, Valle La Estrella, Limón».
Estas interpretaciones sobre el Valle variaron; sin embargo, en función de la experiencia individual de cada una de las PI. Por ejemplo, para la PI5 el «río» fue el eje central de su discurso [Gráfico 2]. Para ella el RLE simboliza una amenaza72 que posee la fuerza suficiente para perturbar el territorio, en sus palabras: «yo cuando veo que empieza a llover y que dicen que el río está lleno, ya yo empiezo a sentirme desesperada y a ver que en cualquier momento se nos vuelve a inundar la casa».73 Por su parte, para la PI3 el interés estuvo dirigido en la CB. Al respecto, la retrató como la «bananera», en un sentido de emblema territorial/comunitario y en otro como «empresa» en referencia a la relevancia económica y política de esta. No obstante, en los dos contextos la CB fue representada como proveedora: a) de asistencia/protección en caso de emergencias por inundaciones/llenas y b) como facilitadora de oportunidades de empleo. Así quedó evidenciado en su testimonio: «si en una comunidad hay que reparar algo, uno recurre a la empresa, tal vez por su estatus económico, conozco de las escuelas que recurren por ayuda de la Compañía, entonces de ciertas maneras sí se ha creado una dependencia hacia la empresa».74
Frecuencia de «palabras/conceptos» empleados por cada una de las personas informantes que respondieron el instrumento.
Fuente: Elaboración propia, a partir de entrevistas a personas informantes claves del Valle La Estrella, Limón, Costa Rica.
Nota: Instrumento aplicado, «Percepción sobre la participación ciudadana en proyectos de gestión del riesgo de desastres en la comunidad de Pandora Oeste, Valle La Estrella, Limón».
Retomando los planteamientos de la HC, es posible clasificar, entonces, a El Valle La Estrella como un «concepto/representación fundamental» en la construcción del sentido de comunidad/realidad –«concepto/representación complementaria»–.75 Esto, porque en él se almacenan un conjunto de experiencias históricas que conservan hechos pasados, moldean sucesos presentes y dirigen el horizonte de expectativas entre la ciudadanía –figura 2–. Esta red de significados toma forma cuando se advierte la importancia de la CB en el territorio, ya que, por un lado actúa como una entidad gestora y reguladora de las relaciones sociales, sus organizaciones y, hasta, de la vulnerabilidad –«conceptos/representaciones sucesivas»–. Pero, por otro lado, opera como un monopolio –«concepto/representación opuesta»– que ejerce un control absoluto en las dinámicas económicas, políticas, culturales y ambientales. Esta monopolización se «flexibilizó» en coyunturas específicas, lo que implicó el traspaso del dominio de los procesos a los habitantes del Valle.
«Red semántica» en torno al distrito de El Valle La Estrella, Limón Costa Rica
Fuente: Elaboración propia, a partir de entrevistas a personas informantes claves del Valle La Estrella, Limón, Costa Rica.
El ejemplo más notorio de esto fue la eliminación de los cuadrantes en las fincas bananeras de la Standard Fruit Company. La erradicación de estas pequeñas «urbanizaciones» liberó a la CB de la responsabilidad en la GRD. Por lo tanto, «ceder la vulnerabilidad» representó, de entrada, una perturbación en El Valle La Estrella que, posteriormente, obligó a los miembros de la comunidad a encontrar nuevas estrategias para la gestión del riesgo ante las llenas y las inundaciones. De igual manera, este proceso acarreó un replanteamiento [o el establecimiento] de las relaciones de la comunidad con la CB, el RLE, el gobierno local [Municipalidad de Limón] y distintas instituciones nacionales como la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias [CNE]. Además, desarrollar proyectos de autogestión desencadenó disputas y fricciones entre los pobladores y los integrantes de los comités comunales de emergencias. Las consecuencias de este proceso son palpables en los testimonios de las PI:
[La Compañía decide eliminar los cuadrantes] porque muchos de ellos eran inundables y a diario se veían las familias con sus muebles y sus pertenencias perdidas, porque se inundaban. Esa es una razón de que se tomará la decisión y la otra razón es porque en Europa solicitaban unos requisitos para que la empresa pudiera seguir vendiendo su producto y en una de las certificaciones se solicitaba que dentro de la plantación bananera no existieran poblados, por el riesgo de las fumigaciones áreas, ya que esa fumigación vendría a afectar la salud de los pobladores. Entonces la Compañía tratando de solucionar la situación paulatinamente fue quitando los cuadrantes, por ejemplo si algún trabajador ya no trabajaba más entonces simplemente esa casa ya no se utilizaría más, también se le avisó a los trabajadores de que el beneficio de la casa no iba a estar y que en algún momento tenían que buscar a dónde irse a vivir, estos casos fueron muy pocos porque en ese proceso de reestructuración la Compañía declaraba inhabitables las casas de los trabajadores que dejaban de trabajar para la empresa.76
En otros de los testimonios se indica lo siguiente:
La bananera siempre ha atendido las necesidades de las comunidades. Por ejemplo, antes en las bananeras estaban ubicados los cuadrantes y la empresa cada vez que había inundaciones tenía que reponer electrodomésticos, camas, colchones, todo eso. A raíz de esto, la empresa tomó la decisión de incentivar a los trabajadores para que cada uno viviera en lugares donde no se inundara, entonces lo cuadrantes que eran de la empresa los cerraron, a excepción de unas pocas casitas, ya que al parecer las personas que las habitaban las habían adquirido. Ahora las personas viven alrededor del área bananera, y se trasladan al trabajo, ya sea en las plantas [empacadoras] o en el campo.77
Cuando vivía en los cuadrantes, todo muy bien la verdad, uno no se puede quejar de la empresa porque estaba pendiente de uno, que uno estuviera bien, si la casa tenía un daño usted nada más lo reportaba y la gente de la finca lo mandaba a arreglar, en el momento de las llenas lo apoyaban mucho a uno, ellos le ayudan a salir, ellos le ayudan a subir sus cositas y en el albergue estaban pendientes de la familia de los trabajadores, porque el que no es trabajador, pues también se le ayuda, porque todos somos humanos, pero siempre, siempre estuvieron muy pendientes de todos nosotros, cuando uno tiene alguna necesidad tratan de ayudarlo, de la Standard no hay queja, ellos siempre han sido muy serviciales con el trabajador.78
Cuando yo me vine para el Valle todavía estaban los cuadrantes y cada vez que ocurría una llena la empresa compraba todo lo que las familias perdían. ¡Qué sé yo! si perdían los sillones, los colchones, la empresa se los recuperaba. Por eso es que mucha gente no tenía casa adonde vivir ni nada porque estaban arraigados a que aquí me dan todo, aquí tengo todo, a mí qué me importa. Después cuando se empezaron a botar los cuadrantes, fue cuando la gente empezó a buscar una propiedad para comprar o para alquilar una casa, se fueron casi como obligados.79
A causa de este proceso de desalojo, surgieron iniciativas locales para la atención de emergencias por «fenómenos naturales». La primera se conformó en el año de 1993,80 a raíz del «terremoto de Limón»81 y su objetivo fue «comunicar, orientar y organizar a las comunidades integrantes ante la posibilidad de un nuevo desastre».82 La segunda se estableció en el 2018, producto del impacto de la Onda Tropical N.o 17 y tuvo como finalidad la elaboración de un plan de acción para la GRD.83 Dicho plan contempló el desarrollo de actividades para la reducción de riesgos y la mitigación de daños «en función de la protección responsable de la vida humana antes, durante y posterior a un fenómeno que se presente en el distrito de El Valle La Estrella».84 A pesar de los intentos de organización, el alcance de estas agrupaciones fue limitada, tanto en términos de la participación ciudadana como en la articulación de sus miembros. Los testimonios que se muestran a continuación son una prueba de lo expuesto:
Cuando acá se llena a nadie atienden bien, cada uno atiéndase como pueda y si puede salir salga y sino pues que Dios lo ampare, en el albergue hay que andar rogándole a la gente para que abra la escuela, hay que ir a buscar a la señora que tiene las llaves, la atención que nos dan dentro del albergue es difícil porque ya no hay quien cocine, tenemos que cocinar entre las mismas personas que estamos ahí. Siento que ellos [el CCEVE], cuando está lloviendo mucho, deberían estar un poquito más pendientes de las personas de acá del río, por lo menos venir a darle una vuelta al río, ir midiéndolo, para que cuando ellos lo vean muy lleno decirle a la gente que ya el río está muy lleno, estar apoyándonos, estar pendientes, más que todo porque aquí hay mucha persona mayor, mucho niño, o sea, a ellos no les importa, se llenó, se llenó, nada más vienen a ver cómo están las casas, yo siento que ellos deberían de tener un plan de emergencias para estar pendiente, pero ellos no.85
Por su parte, otra de las PI e integrante del CCEVE indicó que:
El problema es que la gente piensa que el comité de emergencias tiene un stock de comida, un stock de colchonetas y cobijas, que tiene todo ahí amontonado, nada más de agarrar y tome. La gente confunde eso, uno está a aquí para monitorear las zonas, cómo están los ríos, las quebradas, los otros compañeros de las otras comunidades también monitorean, todos le pasamos las fotos al Presidente del comité y él hace el informe y lo envía a la Municipalidad, ellos verán si reparten o no comida, pero la gente piensa que uno tiene aquí la comida. Pero también uno se desmotiva, porque tiene que estar insistiendo a los compañeros del comité, somos pocos los que estamos interesados en el proyecto, hay que estar rogando a la gente para que cumplan, si yo me meto en algo es porque voy a ser responsable, sino mejor le doy el campo a otro.86
En estos testimonios subyacen, asimismo, discursividades que abonan al entendimiento de las conflictividades y las disputas en torno a la GRD en El Valle La Estrella –tabla 1–. En ellas, el tiempo, la memoria y el recuerdo se convierten en legitimadores históricos de los actores y sus acciones en la gestión de las llenas y las inundaciones. Al respecto, es posible advertir, desde la perspectiva de las PI, posiciones contrapuestas entre la actuación de la CB y los comités locales, comunales y municipales de emergencias. Por ejemplo, la CB es una representación, en el largo plazo, de seguridad y estabilidad ante los eventos. Mientras que el CCEVE y el Comité Municipal de Emergencias de Limón representan incertidumbre e incapacidad para resolver las problemáticas derivadas de los desastres. En otras palabras, para las PI estos no poseen la misma fuerza de asistencialismo que la CB. Grosso modo, la validación histórica es también un juego de relaciones de poder por el control de la territorialidad y, por ende, la GRD.
Metáforas, discursos y representaciones en la GRD
en el Valle La Estrella, Limón, Costa Rica
Metáfora |
Discurso |
Representación |
|
---|---|---|---|
PI1 Integrante CCEVE |
“La bananera de una u otra manera ha estado ahí presente ayudando al trabajador en los tiempos de los cuadrantes”. |
Memoria histórica y asistencialismo |
Tiempo y Compañía Bananera |
PI1 Integrante CCEVE |
“La bananera tiene un monopolio”. |
Control y relaciones de poder (territorial, ambiental, comunal, social, empleo) |
Compañía Bananera |
PI1 Integrante CCEVE |
“En Sixaola nos formamos en la escuela de la experiencia. Allá las inundaciones son el pan diario”. |
Gestión del riesgo |
Inundaciones |
PI1 Integrante CCEVE |
“El río está prácticamente en el patio”. |
Territorio y gestión del riesgo |
Inundaciones y paisaje |
PI2 Integrante CCEVE |
“Para esta última llena que fue en el 2018 sí vinieron a dejar unas cosas a la Escuela, pero ya no tanto como en el tiempo de antes”. |
Memoria histórica |
Tiempo y Compañía Bananera |
PI2 Integrante CCEVE |
“La Municipalidad también tiene una comisión de emergencias municipal, a uno como que lo ven como mantequilla”. |
Relaciones de poder y gestión del riesgo |
Comité Comunal de Emergencias del Valle La Estrella (CCEVE) |
PI2 Integrante CCEVE |
“La Municipalidad se encarga de llevar la comida y todo entonces uno es mantequilla, que uno trabaja y queda mal, porque mucha gente le reclama a uno”. |
Relaciones de poder y gestión del riesgo |
Ciudadanía y Comité Comunal de Emergencias del Valle La Estrella (CCEVE) |
PI2 Integrante CCEVE |
“Yo aquel día dije uno está pintado aquí y yo le dije a Gonzalo usted debería coordinar para levantar un informe hecho por todos los compañeros, uno se agüeva de ver que no lo toman en cuenta a uno”. |
Relaciones de poder y gestión del riesgo |
Comité Comunal de Emergencias del Valle La Estrella (CCEVE) |
PI3 |
“Muchos de esos cuadrantes eran inundables y a diario se veían las familias con sus muebles y sus pertenencias perdidas”. |
Memoria histórica y gestión del riesgo |
Tiempo, Compañía Bananera e inundaciones |
PI4 |
“Es que esto es un caos aquí”. |
Territorio, gestión del riesgo e incertidumbre |
Inundaciones y paisaje |
PI4 |
“Tal vez se llevaron tres o cuatro familias, pero el resto sígase ahogando”. |
Territorio y gestión del riesgo |
Inundaciones |
PI4 |
“Aquí no hay organización de nada, cada uno búsquela y súmela como pueda”. |
Territorio y gestión del riesgo e incertidumbre |
Inundaciones y Comité Comunal de Emergencias del Valle La Estrella (CCEVE) |
PI4 |
“Cuando el avión pasaba fumigando todo el mundo salía bañado con el líquido que tiraba el avión, entonces se veía mucha persona perjudicada en la piel por el riego”. |
Territorio y ambiente |
Compañía Bananera |
PI5 |
“No es un lugar como que me encante para vivir, pero lo he ido superando. Hay mucha vulnerabilidad”. |
Territorio y gestión del riesgo |
Inundaciones y paisaje |
PI5 |
“Hay muchas alternativas detrás de toda la realidad que se vive en la comunidad”. |
Arraigo |
Territorialidad y ciudadanía |
PI5 |
“Pues yo veo que son [los trabajadores] nada más un recurso para ellos, para que su empresa tenga todo lo necesario”. |
Control y relaciones de poder |
Compañía Bananera |
PI5 |
“Ese año se nos inundó [la casa] y yo en ese momento sentí lo que sentía el otro sector, yo miraba a las personas que corrían de un lado para otro, que corrían guardando las cositas, que el agua les llegaba hasta el techo de la casa, yo antes de eso era nada más como una espectadora y esperando que me pidieran ayuda y si ver si podía brindársela”. |
Desigualdad |
Inundaciones |
PI5 |
“A partir de ahí es donde uno se sensibiliza más con la realidad que vive la comunidad”. |
Territorio y gestión del riesgo |
Inundaciones |
PI5 |
“Pero cuando se vino la realidad de nosotros, cuando yo miré todo un mueble que se nos cayó de donde lo habíamos puesto sentí otra situación diferente. Ahí es donde uno ya empieza a entender la realidad que está viviendo la otra persona”. |
Otredad |
Inundaciones, territorialidad y ciudadanía |
PI5 |
“Cuando uno se da cuenta ya el río se desbordó, ya no se pudo sostener y corre como si fuera un lago”. |
Territorio y ambiente |
Inundaciones |
Fuente: Elaboración propia, a partir de entrevistas a personas informantes claves del Valle La Estrella, Limón, Costa Rica.
De los discursos sobre el Valle que se identificaron posterior a la aplicación de las entrevistas, el 100 % señala a las «inundaciones/llenas» como el elemento representativo del territorio en la fotografía 2.
Actividades virtuales realizadas con el Comité Comunal de Emergencias Valle la Estrella
Fuente: Captura de pantalla de actividades ejecutadas mediante plataforma Zoom con personas informantes claves del Valle La Estrella, Limón, Costa Rica.
Pero lejos de restringirlas a la noción «desastres» como en el artículo de La República de 1970, las PI las incluyeron como parte de un complejo sistema de relaciones que las posicionan en el eje central y no como el factor determinante en los procesos hidrosociales [Figura 3]. En este sentido, emerge la desigualdad [geográfica, ambiental, económica y social] como un aspecto que incrementa el riesgo de experimentar una inundación/llena. Esto, porque «la mayoría de las casas están en el borde, en las llanuras del río»87, otras, en cambio, están alejadas de las márgenes del RLE. De igual manera, el arraigo como «discurso síntesis»88 simboliza un desafío en la construcción de propuestas de futuro y en la consolidación de proyectos sobre GRD, que promuevan la participación ciudadana y fortalezcan estrategias como el CCEVE.
«Redes discursivas» y representaciones en torno a la GRD
en el Valle La Estrella, Limón, Costa Rica
Fuente: Elaboración propia, a partir de entrevistas a personas informantes claves del Valle La Estrella, Limón, Costa Rica y la Tabla 1 de este documento.
Nota: CCEVE-Comité Comunal de Emergencias del Valle La Estrella.
Como conclusión general del estudio aquí propuesto se desprende que, el conocimiento metafórico constituye un indicador de «remanentes históricos» que albergan una serie de procesos inconclusos en el largo plazo. En este sentido, los conceptos y sus redes discursivas son, a la vez, representaciones de los conflictos y de las dinámicas empresariales, gubernamentales, políticas, culturales y ambientales heredadas por la interacción de diferentes actores –la CB, el CCEVE, el RLE entre otros– en la GRD –inundaciones/llenas– en El Valle La Estrella. De igual manera, el conocimiento metafórico deja al descubierto la existencia de un ciclo hidrosocial pendiente de resoluciones, en donde la gestión ciudadana y territorial actúan como detonantes en la generación de fricciones y disputas sociales. Esas disputas, sin embargo, son necesarias para analizar, de forma contextualizada, las relaciones socionaturales y los significados culturales que las personas le otorgan a los elementos fundacionales de su entorno. Así, la magnitud del impacto provocado por los eventos naturales, generadores de desastres, está en función, por un lado, de la dimensión propia del evento natural y, por el otro, de las características socioculturales de las sociedades afectadas,89 razón por la cual, los discursos presentados y analizados en esta investigación evidencian una mirada significada desde la historia y las vivencias, lo que permite que la localidad se autorreconozca y establezca mecanismos de acción.
En el caso específico de El Valle La Estrella el autorreconocimiento característico es el agua. Más allá de sus propiedades físicas, este recurso es fundamental por su capacidad para fabricar, almacenar y organizar experiencias, condiciones de vida y paisajes. En otras palabras, el agua opera como un agente movilizador de la sociedad en el tiempo y en el territorio. Por lo tanto, comprender el agua como una fuerza política, cultural y ambientalmente activa implica reconocer las vinculaciones existentes entre los sistemas naturales y sociales. Esta consideración conlleva, asimismo, la implementación de un estricto y riguroso paradigma de investigación; el cual debe atender, obligatoriamente, a cuestiones referentes con el estado/aspecto de la realidad –ontología–, los saberes que la explican [epistemología], los conocimientos que se pueden obtener de ella –metodología– y la pertinencia y utilidad «concreta» de estos últimos –axiología–. La inclusión de estas dimensiones supone, además, una responsabilidad ética en la producción de información que oriente las acciones para la resolución de las problemáticas.
A este respecto, resultan particularmente importantes las diferentes narrativas históricas acerca de la gestión de las inundaciones/llenas y los patrones que describen el comportamiento de las relaciones sociohídricas en el Valle. Es por ello, que el lenguaje –los conceptos y las metáforas/tropos– pasan a ser una fuente indispensable para la creación de esquemas explicativos sobre la evolución del territorio y las estrategias que se han empleado en la GRD. De este modo, la experiencia individual y colectiva se convierten en herramientas diagnósticas y propulsoras de iniciativas y planes de acción. Así, el potencial aplicado del conocimiento local, histórico y metafórico en la gestión del riesgo de inundaciones/llenas radica en aportar detalles sobre acontecimientos –pasados, presentes y futuros– de la realidad de la vida cotidiana. De ahí que una de las principales contribuciones de este trabajo sea evidenciar el alcance de la historia y los saberes comunitarios como los artífices en la producción de marcos de interpretación y procesos de toma de conciencia social.
Sumado a lo anterior, el potencial aplicado en esta investigación recae en la oportunidad de fomentar el pensamiento y la conciencia política en los ciudadanos. Representa una valiosa oportunidad para identificar las unidades político-administrativas de mayor riesgo, con el fin de priorizar acciones de riesgo de desastres90, esta acción, aunque menos tangible, representaría un mecanismo que podría, en el largo plazo, recrear nuevas experiencias y puntos de vista que les permitan a las personas habitantes de El Valle La Estrella reflexionar y encontrar soluciones a las condiciones sociales, políticas, ambientales, culturales e institucionales en la GRD. Por esta razón, considerar los postulados del CHS facilita orientar las acciones en función de los modos en que se han gestionado las relaciones entre la CB, el RLE, el CCEVE y el resto del territorio. De esta manera, el marco lingüístico –conceptos y metáforas– se convierte en el instrumento dinamizador de la realidad, esto, a través de la selección de contenidos político-sociales que integren la pluralidad de perspectivas, formas de organización y relaciones de poder. En síntesis, el desafío radica en alcanzar la participación ciudadana en los procesos de autogestión y gobernanza.
Finalmente, esta pesquisa aporta una nueva narrativa histórica sobre El Valle La Estrella en Limón, Costa Rica. Lo novedoso de esta lectura es que incorpora como base referentes epistemológicos y metodológicos de la historia conceptual, la historia ambiental, la ecología política, el análisis crítico del discurso y los saberes locales, entre otros. La integración de estos enfoques fue esencial para entender cómo las políticas empresariales de la CB, la influencia del RLE, la conformación de asentamientos de familias trabajadoras en las fincas bananeras y el establecimiento de comités comunales de emergencias favorecieron un conjunto de procesos territoriales que definieron, en buena medida, el «régimen de inundaciones/llenas» que ha persistido en esta región del caribe costarricense. Al mismo tiempo, la articulación de los planteamientos hizo posible adentrarse en el universo lingüístico –simbólico y de representaciones– que sustentan las experiencias y forman las realidades cotidianas en torno a la GRD.
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1 La frase fue aportada por una de las personas participantes del Taller: «Llenas de memoria. La importancia del conocimiento histórico en la construcción de una cultura de prevención del riesgo». Para más detalles, véase: Franciny Torres y Jimena Valverde, Conociendo sobre la gestión del riesgo: memorias y aprendizajes de talleres participativos en El Valle La Estrella, Limón, Costa Rica (Heredia, Costa Rica: IDESPO-UNA, 2022).
2 Resultados preliminares de esta investigación se presentaron en el IX Encuentro Latinoamericano de historia oral y justicia: retos para una sociedad moderna, que se llevó a cabo, de manera virtual, entre el 17 y el 19 de agosto del 2022 en la Ciudad de Guatemala. En esa oportunidad, se presentó la ponencia titulada: «Memorias e inundaciones. Metáforas y discursos en torno a la gestión del riesgo de desastres en El Valle La Estrella, Limón, Costa Rica».
3 Este artículo forma parte de los productos que derivaron del proyecto «0139-19, Aportes para la gestión ciudadana ante el riesgo de inundaciones en la comunidad de Pandora Oeste en El Valle La Estrella Limón», el cual estuvo vigente de enero del año 2020 a diciembre del 2022, y fue ejecutado por el Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO) y la Escuela de Historia, ambas unidades académicas de la Universidad Nacional (UNA), Costa Rica.
4 La República, «Expansión bananera frenada a causa de los últimos temporales», 10 de diciembre de 1970, 1.
5 Adolfo Quesada-Román, «Impactos geomorfológicos del terremoto de Limón (1991; ms=7.5) y consideraciones para la prevención de riesgos asociados en Costa Rica», Revista Geográfica de América Central, vol. 1, núm. 56 (2016): 93-111, https://doi.org/10.15359/rgac.1-56.4
6 El concepto de «evolución» hará referencia a procesos de cambio, continuidades, transformaciones y rupturas en El Valle La Estrella.
7 Stephan Moebius, «Posestructuralismo y ciencias sociales», en: Tratado de metodología de las ciencias sociales: perspectivas actuales, coord. Enrique de la Garza Toledo y Gustavo Leyva (México: FCE. UAM-Iztapalapa, 2012), 539.
8 ProNacE SSyS, Glosario. Programa Nacional Estratégico. Sistemas Socioecológicos y Sustentabilidad (ProNacE SSyS) (México: ProNacE SSyS, 2021), 21.
9 Para los efectos de este artículo el concepto de interdisciplinariedad se empleó en los términos planteados por Jorge Wagensberg, quien afirmó que «la interdisciplinariedad es toda una manera de reflexión que maneja sobre todo ideas, [además constituye una herramienta y un método] cuando el pensamiento se agota [o cuando se necesita] mirar por encima de la frontera [disciplinaria]». Para más detalles, véase: Jorge Wagensberg, El pensador intruso: el espíritu interdisciplinario en el mapa del conocimiento (España: Editorial Tusquets, 2014), 12-13.
10 Edgar Morin, Introducción al pensamiento complejo (España: Editorial Gedisa, 1998), 67.
11 Diego Olstein, Pensar la historia globalmente (México: Fondo de Cultura Económica, 2019), 156.
12 En este trabajo se utiliza el término «enfoque» como sinónimo de «metodología»; es decir, ambos se definen como el soporte discursivo que orienta la selección, pertinencia y coherencia de los métodos. Por lo tanto, «enfoque» se opone a la división clásica de lo cualitativo y lo cuantitativo.
13 Mario Samper, Metodologías convergentes e historia social del cambio tecnológico en la agricultura (San José, Costa Rica: Progreso Editorial, 2001), 15.
14 Según Todd Jick, «The effectiveness of triangulation rests on the premise that the weaknesses in each single method will be compensated by the counter-balancing strengths of another. That is, it is assumed that multiple and independent measures do not share the same weaknesses or potential for bias». Para más detalles, véase: Todd Jick, «Mixing qualitative and quantitative methods: triangulation in action», Administrative Science Quarterly, vol. 24, núm. 4 (1979): 604, http://www.jstor.org/stable/2392366
15 Samper, «Metodología convergentes e historia social…», 28, 40-41.
16 Ibid., 30.
17 Ibid., 41.
18 Ambrosio Velasco Gómez, «Hermenéutica y Ciencias Sociales», en: Tratado de metodología de las ciencias sociales: perspectivas actuales, coord. Enrique de la Garza Toledo y Gustavo Leyva (México: FCE. UAM-Iztapalapa, 2012), 210.
19 Juan Nadal Palazón, «Hermenéutica, pragmática y análisis del discurso», en Manual de hermenéutica, coords. Mauricio Beuchot y Alberto Vidal (México: Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Filológicas, 2018), 205.
20 Grosso modo, por actos del habla se entienden aquellas emisiones lingüísticas que derivan en la realización de una acción. Los actos del lenguaje, como también se les denomina, son dependientes de contextos históricos, contextos de intención y contextos de significación. Asimismo, se enmarcan en dimensiones políticas, de poder y control. Para más detalles, obsérvese: Miriam Jerade, «Repolitizando las diferencias. Derrida y la teoría de los actos del habla», ISEGORÍA-Revista de Filosofía Moral y Política, núm. 62 (enero-junio, 2020): 151-168, https://doi.org/10.3989/isegoria.2020.062.08
21 Nadal Palazón, «Hermenéutica, pragmática…», 198.
22 Joan Miquel Verd, «Análisis reticular del discurso», en: Análisis sociológico del discurso. Enfoques, métodos y procedimientos, eds. Benno Herzog y Jorge Ruiz (España: Universitat de Valencia, 2019), 180.
23 Carlos Lozares y Joan Miquel Verd, «Redes sociales, entornos situacionales, entornos reticulares: representaciones distribuidas o el poder borroso de las cliques», Revista Hispana para el Análisis de Redes Sociales, vol. 28, núm. 2 (2017): 48, https://doi.org/10.5565/rev/redes.674
24 «Un entorno reticular es una red constituida por vínculos entre entornos situacionales. […] Dicha red es inducida directamente de la realidad», véase para más información: Carlos Lozares y Joan Miquel Verd, «Redes sociales…», 47-48, https://doi.org/10.5565/rev/redes.674
25 Andrea Silva Domingues, «Algunas cuestiones metodológicas: historia oral, discurso y memoria» (Ponencia presentada en las XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia de la Universidad de Cuyo, Mendoza, Argentina, 2013).
26 Raúl Buendía Chavarría, «Intersecciones. Historia y Hermenéutica», en Manual de hermenéutica, coords. Mauricio Beuchot y Alberto Vidal (México: Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Filológicas, 2018), 144.
27 El objetivo con la aplicación de las entrevistas fue conocer la percepción de los habitantes sobre el impacto de las inundaciones en el paisaje, la vida cotidiana y las actividades sociales y económicas de El Valle La Estrella y la comunidad de Pandora Oeste. De igual manera, se buscó indagar en el punto de vista de las personas con respecto a las acciones desarrolladas por el CCEVE en la gestión del riesgo y la prevención de desastres. Para el cumplimiento de este objetivo, se diseñó el instrumento Percepción sobre la participación ciudadana en proyectos de gestión del riesgo de desastres en la comunidad de Pandora Oeste, Valle La Estrella, Limón. El instrumento se dividió en tres ejes: a) datos personales, historia de vida y cotidianidad, b) gestión del riesgo de desastres y fenómenos hidrometeorológicos en El Valle La Estrella y c) comité comunal de emergencias y participación ciudadana.
28 La realización de las entrevistas se ajustó a la reglamentación y el protocolo establecido por el Comité Ético Científico de la Universidad Nacional (CEUNA), Costa Rica.
29 Allan Abarca Rodríguez, «El análisis de contenido», en Técnicas cualitativas de investigación, eds. Allan Abarca Rodríguez, et al., (Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2013), 197.
30 Terence Turner, «Tropos, marcos de referencia y poderes», Revista de Antropología Social, vol. 15, (2006): 311, https://revistas.ucm.es/index.php/RASO/article/view/RASO0606110305A
31 Reinhart Koselleck, Historias de conceptos. Estudios sobre semántica y pragmática del lenguaje político y social (España: Editorial Trotta, 2012), 166.
32 Para Marradi, et al., los EC «no se tratan de una opción metodológica sino de la elección de un objeto de estudio; es el interés en el objeto lo que define y no el método que se utiliza. Cualquier unidad de análisis puede convertirse en ese objeto (“el caso”) el cual se puede tratar tanto de una unidad individual como colectiva. […] En resumen, metodológicamente los EC son multimétodo, dado que el objetivo es abordar un fenómeno complejo en forma holística, el investigador se aproxima al caso a través de diferentes métodos de investigación o triangulación metodológica». Si se desean conocer más detalles, obsérvese: Alberto Marradi, et al., Metodología de las ciencias sociales (Argentina: Emecé Editores, 2007), 238.
33 Ibid.
34 Felicitas Macgilchrist y Tom Van Hout, «Análisis etnográfico del discurso», en Análisis sociológico del discurso. Enfoques, métodos y procedimientos, eds. Benno Herzog y Jorge Ruiz (España: Universitat de Valencia, 2019), 202.
35 Koselleck, Historias de conceptos…, 13.
36 Sebastián Fernández. Historia conceptual en el Atlántico Ibérico: lenguajes, tiempos, revoluciones (Madrid: Fondo de Cultura Económica, 2021), 61.
37 Faustino Oncina. Historia conceptual, Ilustración y Modernidad (Barcelona/México: Anthropos Editorial/ Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa, 2009), 28 y 36.
38 Turner, «Tropos, marcos de referencia y poderes», 311, https://revistas.ucm.es/index.php/RASO/article/view/RASO0606110305A
39 Fernández. Historia conceptual en el Atlántico Ibérico…, 318.
40 José Luis Villacañas, «Antropología fenomenológica como histórica», en Epistemología histórica e historiografía, coord. Norma Durán (México: Universidad Autónoma Metropolitana, 2017), 43.
41 Oncina. Historia conceptual…, 65.
42 Koselleck, Historias de conceptos…, 20.
43 Oncina. Historia conceptual…, 73.
44 Ligia Girola, «Representaciones e imaginarios sociales. Tendencias recientes en la investigación», en Tratado de metodología de las ciencias sociales: perspectivas actuales, coord. Enrique de la Garza Toledo y Gustavo Leyva (México: FCE. UAM-Iztapalapa, 2012), 445.
45 Serge Moscovici, Psicología social II. Pensamiento y vida social. Psicología social y problemas sociales (Buenos Aires: Paidós, 1986), 32.
46 Peter L. Berger y Thomas Luckmann. La construcción social de la realidad (Buenos Aires: Amorrortu Editores, 2012), 37.
47 Ibid., 38.
48 Jamie Linton y Jessica Budds, «The hydrosocial cycle: Defining and mobilizing a relational-dialectical approach to water», Geoforum, vol. 57 (2014): 6, https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2013.10.008
49Gabriel Garnero, «La historia ambiental y las investigaciones sobre el ciclo hidrosocial: aportes para el abordaje de la historia de los ríos», HALAC-Historia Ambiental, Latinoamericana y Caribeña, vol. 8, núm. 2 (2018): 98-99, https://doi.org/10.32991/2237-2717.2018v8i2.p91-120
50 Linton y Budds. The hydrosocial cycle…, 6: https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2013.10.008
51 De acuerdo con los planteamientos del ciclo hidrosocial, el agua no es un elemento neutral de la naturaleza. Es, por el contrario, una fuerza activa con la capacidad de producir, transformar y organizar formas de vida y relaciones políticas, culturales, ambientales e institucionales. En síntesis, el agua es hecho social. Para más detalles sobre este concepto véase: Jeremy Schmidt, «Historicising the hydrosocial cycle», Water Alternatives vol. 7, núm. 1 (2014): 220-234, https://www.water-alternatives.org/index.php/volume7/v7issue1/242-a7-1-13/file
52 Anna Wesselink, Michelle Kooy y Jeroen Warner, «Socio-hydrology and hydrosocial analysis: toward dialogues across disciplines», WIREs Water, vol. 4 (2017): 8, https://doi.org/10.1002/wat2.1196
53 Vinicio Piedra Quesada, División territorial administrativa de la República de Costa Rica (San José, Costa Rica: Imprenta Nacional, 2017), 103.
54 Ibid., 103. Barrios: Colonia, Finca Ocho, Guaria, Loras, Pandora Oeste, Río Ley. Poblados: Alsacia, Armenia, Atalanta, Bananito Sur, Boca Cuen, Boca Río Estrella, Bocuare, Bonifacio, Brisas, Buenavista, Burrico, Calveri, Caño Negro, Cartagena, Casa Amarilla, Cerere, Concepción, Cuen, Chirripó Abajo (parte), Durfuy (San Miguel), Duruy, Fortuna, Gavilán, Hueco, I Griega, Jabuy, Llano Grande, Manú, Miramar, Moi (San Vicente), Nanabre, Nubes, Penshurt, Pléyades, Porvenir, Progreso, Río Seco, San Andrés, San Carlos, San Clemente, San Rafael, Suruy, Talía, Tobruk, Tuba Creek (parte), Valle de las Rosas, Vegas de Cerere, Vesta.
55 Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), Estadísticas vitales 2019: población, nacimientos, defunciones y matrimonios (San José, Costa Rica: INEC, 2020), 34.
56 Instituto Meteorológico Nacional (IMN), Estudio de las cuencas hidrográficas de Costa Rica. Análisis biofísico, climatológico y socioeconómico (San José, Costa Rica: PNUD-IMN-MINAET, 2011), 39.
57 Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), https://inec.cr/estadisticas-fuentes/censos/censo-agropecuario-2014
58 Además de la Standard Fruit Company, en El Valle La Estrella se asentó la United Fruit Company [UFCo] que, de 1883 a 1930 controló la producción y el mercado de banano en el caribe costarricense. Por su parte, la «División Limón» comprendió los territorios de Santa Clara, Siquirres, Zent, Río Banano y Estrella. Para más información consúltese: Jeffrey Casey Gaspar, Limón: 1880-1940. Un estudio de la industria bananera en Costa Rica (San José, Costa Rica: Editorial Costa Rica, 1979).
59 Ciro Cardoso y Héctor Pérez, Centroamérica y la economía occidental (1520-1930) (San José, Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1977), 278.
60 Lucía Riba y Julián Monge, «Percepción del cambio en la calidad ambiental del paisaje cultural: la cuidad bananera de Golfito de Costa Rica», InterSedes vol. 19, núm. 40 (2018): 9, https://doi.org/10.15517/isucr.v19i40.35651
61 Sobre las «ciudades bananeras» y la memoria, Conejo afirma lo siguiente: Las ciudades bananeras se convirtieron en espacios de intercambio cultural. […] Si bien es cierto en la ciudad bananera no había museos o monumentos a héroes caídos, […] la ciudad en sí se convertía y era simbolizada como un lugar con importancia para los trabajadores bananeros. […] La UFCo, desarrolló e inventó para sus ciudades bananeras una serie de efemérides empresariales que fueron distribuidas por los diferentes medios de comunicación de la empresa, logrando, de ese modo, crear una estructura fuerte que reforzara los valores propios de la empresa. […] Los medios de transporte fueron muy utilizados por la compañía como elementos legitimadores de la llegada de la civilización a los trópicos, y aunque mayoritariamente se utilizaban para transportar productos como el banano o el abacá, también fungieron en la doble tarea de llevar y traer turistas y trabajadores a las ciudades bananeras. Para más detalles, véase: Luis Conejo Barboza, «Divisiones bananeras y memoria: un acercamiento al legado de las ciudades bananeras de la United Fruit Company en Centroamérica durante el siglo XX», Revista de Historia, núm. 78 (2018): 95-118, https://doi.org/10.15359/rh.78.5
62 Los «territorios hidrosociales» son: […] socially, naturally, and politically constituted spaces that are (re)created through the interactions amongst human practices, water flows, hydraulic technologies, biophysical elements, socio-economic structures, and cultural-political institutions. Para una noción más profunda y precisa del concepto, véase: Rutgerd Boelens, Jaime Hoogesteger, Erik Swynedouw, Jeroen Vos y Philippus Wester, «Hydrosocial territories: a political ecology perspectives», Water Internacional, vol. 41, núm. 1 (2016): 1-14, https://doi.org/10.1080/02508060.2016.1134898
63 Instituto Meteorológico Nacional (IMN), Estudio de las cuencas hidrográficas…, 27. Los afluentes del río La Estrella son: Cuen, Suruy, Mut, Abuy, Hitoy-Cerere, Moín, Bitey, Niñey, Ley y Tuba.
64 Ibid., 44.
65 Ibid. En el rubro de consumo humano también se incluye los datos para acueducto.
66 Cálculos propios, con base en DesInventar, https://db.desinventar.org/DesInventar/results.jsp
67 De acuerdo con la base de datos DesInventar, https://db.desinventar.org/DesInventar/results.jsp, entre 1970-2021 se contabilizaron cuatro fallecimientos a raíz del impacto de fenómenos de tipo hidrometeorológico –deslizamientos e inundaciones–.
68 Por ejemplo, en el año de 1991, unas semanas después del «terremoto de Limón» el periódico La República publicó «actividad bananera revive al Valle de La Estrella», en alusión a las labores que llevó a cabo la CB para reconstruir su infraestructura y reincorporar a los trabajadores a sus funciones. Al respecto, consúltese: La República, «Actividad bananera revive al Valle de La Estrella», 01 de mayo de 1991, 2.
69 Dreher indicó que «las comunidades o las sociedades, se desarrollan conjuntamente con la objetivación de los mundos simbólicos recibiendo, de este modo, su efectividad. El conocimiento simbólico es internalizado en el curso de la socialización del individuo, convirtiéndose así en un componente del conocimiento subjetivo del hombre o la mujer. Las ideas y los conceptos que trascienden el ámbito finito de sentido de la vida cotidiana, los cuales son compartidos y legitimados como parte de los ámbitos simbólicos de la realidad, producen la constitución de entidades sociales en contextos de interacción específicos». Para más detalles: Jochen Dreher, «Fenomenología: Alfred Schütz y Thomas Luckmann», en Tratado de metodología de las ciencias sociales: perspectivas actuales, coord. Enrique de la Garza Toledo y Gustavo Leyva (México: FCE. UAM-Iztapalapa, 2012), 111.
70 Un uso similar puede encontrarse en las notas periodísticas.
71 Los cuadrantes fueron «urbanizaciones» que la CB construyó al interior de las fincas, en ellos se localizaron las viviendas de los trabajadores y las oficinas administrativas, entre otras edificaciones.
72 Según el Marco de Sendai, una amenaza es un «evento físico potencialmente perjudicial, fenómeno o actividad humana que puede causar pérdida de vidas o lesiones, daños materiales, grave perturbación de la vida social y económica o degradación ambiental. Las amenazas/peligros incluyen condiciones latentes que pueden materializarse en el futuro. Pueden tener diferentes orígenes: natural (geológico, hidrometeorológico y biológico) o antrópico (degradación ambiental y amenazas tecnológicas)». Consúltese para más detalles: Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres [UNDRR], Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 (Ginebra: UNDRR, 2015), 9.
73 Persona informante 5, videollamada por Zoom, 11 de junio de 2021.
74 Persona informante 3, videollamada por Zoom, 10 de junio de 2021.
75 Aunque no de manera estricta, en este trabajo se sigue la división conceptual realizada por Koselleck, en la que clasificó a los conceptos en: fundamentales, complementarios, sucesivos, contraconceptos, correlativos y opuestos. Para más información, consúltese: Koselleck, Historias de conceptos.
76 Persona informante 3, videollamada por Zoom, 10 de junio de 2021.
77 Persona informante 1, videollamada por Zoom, 28 de mayo de 2021.
78 Persona informante 4, videollamada por Zoom, 11 de junio de 2021.
79 Persona informante 2, videollamada por Zoom, 03 de junio de 2021.
80 Como antecedentes inmediatos de esta organización se pueden mencionar el Comité Cívico de El Valle La Estrella, la Asociación de Desarrollo Integral del Barrio Los Corales, el Comité de Desarrollo de San Rafael de Pandora, la Asociación de Desarrollo Integral de El Valle La Estrella, el Comité de Desarrollo Comunal de El Valle La Estrella, la Comisión de Emergencias de El Valle La Estrella y el Comité de Caminos de Buena Vista que estuvieron vigentes entre mediados de la década de 1980 y los primeros de 1990. Entre otras cosas, desarrollaron acciones para la atención, prevención y mitigación de desastres, como, por ejemplo, planes para el mejoramiento de infraestructura vial [puentes y caminos] y solicitud de ayuda ante fenómenos como el Huracán Joan-Juana [1988]. Para más información: Archivo Municipalidad de Limón [AML]. Actas Municipales 1986-1991.
81 Sobre este evento léase: Daniela Campos, Ronnie Quintero y Tatiana Abarca, «Terremoto del Valle de La Estrella: análisis sísmico, cascada de desastres y pérdidas económicas en valor presente (2020)», Revista Geológica de América Central, vol. 65, núm. 1 (2021): 1-23, 10.15517/rgac.v0i65.47079
82 Comisión Nacional de Emergencias [CNE], Comité local de emergencia Valle de La Estrella. Plan local de emergencia (Costa Rica: CNE, 1993), 2.
83 DesInventar, https://db.desinventar.org/DesInventar/results.jsp
84 Comisión Nacional de Emergencias [CNE], Directorio Comité Comunal de Emergencia del Valle La Estrella (Costa Rica: CNE, 2018), 1.
85 Persona informante 5, videollamada por Zoom, 11 de junio de 2021.
86 Persona informante 2, videollamada por Zoom, 03 de junio de 2021.
87 Persona informante 5, videollamada por Zoom, 11 de junio de 2021.
88 Arraigo como síntesis de: a) el sentido de pertenencia, b) la identidad, c) la corresponsabilidad y d) la evolución histórica del territorio.
89 Gustavo Barrantes Castillo y Jacqueline Vargas Bogantes, «La zonificación de amenaza por inundación como herramienta para el ordenamiento territorial en el valle del río Sixaola», Revista Geográfica de América Central, vol. 1, núm. 46 (2012): 67-85, https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/geografica/article/view/3292
90 Quesada-Román Adolfo, Flood risk index development at the municipal level in Costa Rica: A methodological framework, Environmental Science & Policy, vol. 133 (2022): 98-106, https://doi.org/10.1016/j.envsci.2022.03.012; https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1462901122000995
* Costarricense. Máster en Historia Aplicada por la Universidad Nacional (UNA), campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica. Docente de la Escuela de Historia e investigador del Observatorio de Historia Agroecológica y Ambiental (OHAA), ambos pertenecientes a la Universidad Nacional (UNA), campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica.
Correo electrónico: wainer.coto.cedeno@una.cr ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5060-3553
**Costarricense. Máster en Gestión Ambiental con énfasis en Desarrollo Sostenible por la Universidad Nacional (UNA), campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica. Docente, investigadora y extensionista del Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO) y Coordinadora del Programa Horizontes Ambientales del IDESPO, Universidad Nacional (UNA), campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica.
Correo electrónico: jcenteno@una.ac.cr RCID: https://orcid.org/0000-0002-8994-4002
Escuela de Historia, Universidad Nacional, Campus Omar Dengo
Apartado postal: 86-3000. Heredia, Costa Rica
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