N.º 90
Julio - Diciembre 2024
ISSN: 1012-9790 • e-ISSN: 2215-4744
Licencia: CC BY NC SA 4.0

https://doi.org/10.15359/rh.90.2

Fecha de recepción: 31/01/2024

Fecha de aceptación: 18/09/2024


sección costa rica
portada

El pasado y las letras: representaciones históricas y literarias sobre la provincia de Limón, Costa Rica
(1900-1960)

The past and letters: Historical and literary representations of the province
of Limón, Costa Rica (1900-1960)

O passado e as letras: representações históricas e literárias da província de Limón, Costa Rica (1900-1960)

Daniela Pacheco Calderón*

Resumen:

Este artículo analiza las representaciones históricas y literarias en las novelas Murámonos, Federico de Joaquín Gutiérrez Mangel y Limón Blues de Anacristina Rossi, contextualizadas en las plantaciones bananeras de Costa Rica durante las primeras seis décadas del siglo XX. La narrativa brindada por las obras fue secundada por documentación primaria, especialmente, periódicos locales y testimonios de la época, los cuales aportaron mayor contextualización, interpretación y amplitud al tema. La investigación busca destacar la viabilidad en el uso de la literatura como herramienta pedagógica en la enseñanza de la Historia, integrando variables relacionadas con el paisaje literario, la vida cotidiana y los colectivos sociales que fueron reflejados en ambas novelas. Asimismo, el estudio fomenta el análisis crítico, la innovación en las expresiones discursivas y el fortalecimiento de la interpretación literaria desde un punto de vista histórico.

Palabras claves: Costa Rica; didáctica; discurso; historia; literatura.

Abstract:

This article analyzes the historical and literary representations in the novels Murámonos, Federico by Joaquín Gutiérrez Mangel and Limón Blues by Anacristina Rossi, set in the banana plantations of Costa Rica in the first six decades of the 20th century. The narrative provided by the works was supported by primary documentation, especially local newspapers and testimonies of the time, which provided greater contextualization, interpretation and breadth to the topic. The research seeks to highlight the viability of using literature as a pedagogical tool in teaching History, integrating variables related to the literary landscape, daily life and social groups that were reflected in both novels. Likewise, the study encourages critical analysis, innovation in discursive expressions and strengthening literary interpretation from a historical point of view.

Keywords: Costa Rica; didactics; discourse; history; literature.

Resumo:

Este artigo analisa as representações históricas e literárias dos romances Murámonos, Federico, de Joaquín Gutiérrez Mangel, e Limón Blues, de Anacristina Rossi, contextualizados nas plantações de banana da Costa Rica durante as seis primeiras décadas do século XX. A narrativa fornecida pelas obras foi apoiada por documentação primária, especialmente jornais locais e testemunhos da época, o que proporcionou maior contextualização, interpretação e amplitude ao assunto. A pesquisa procura destacar a viabilidade do uso da literatura como ferramenta pedagógica no ensino de história, integrando variáveis relacionadas ao cenário literário, à vida cotidiana e aos grupos sociais que se refletiram em ambos os romances. O estudo também incentiva a análise crítica, a inovação nas expressões discursivas e o fortalecimento da interpretação literária do ponto de vista histórico.

Palavras chaves: Costa Rica; didática; discurso; história; literatura.

Introducción

Desde un enfoque histórico, esta investigación explora la relación entre la Historia, la Literatura y el uso de recursos literarios como herramientas para incentivar la enseñanza de la Historia. Ambas disciplinas están imbuidas de una multiplicidad de discursos destinados a representar el sentir de una sociedad frente a un acontecimiento histórico. A partir de la diversidad de narrativas, surgió la inquietud acerca de la relación entre la ficción y la realidad, así como la viabilidad de utilizar elementos ficticios como herramientas para comprender lo real. Con este punto de partida, el artículo se centra en un análisis crítico de la ficción como un recurso para explicar la realidad, su utilidad para ampliar el enfoque analítico del discurso y fortalecer la interpretación de textos.

Para abordar el tema, se han seleccionado dos obras literarias de destacados escritores costarricenses. La primera es la novela Murámonos, Federico (1973), escrita por Joaquín Gutiérrez Mangel (1918-2000) y el segundo texto, la novela histórica Limón Blues (2002), de la autora Anacristina Rossi (1952). Ambas obras están enmarcadas en el contexto de las plantaciones bananeras en la provincia de Limón, Costa Rica. A través de sus narrativas, las novelas exploran diversas circunstancias que influyen en la vida de los personajes. Considerando los discursos generados a partir de estos acontecimientos, se realiza un análisis crítico de las representaciones que emergen en torno al episodio histórico del enclave bananero, que tuvo lugar durante las primeras seis décadas del siglo XX.

A lo largo de dicho siglo, la región centroamericana experimentó un proceso de adaptación y transformación impulsado por empresas trasnacionales que adquirieron territorio para fortalecer sus actividades comerciales. A partir de la segunda mitad de ese siglo, la industria bananera cobró gran protagonismo, convirtiéndose en un producto clave para las exportaciones y una de las principales fuentes de ingresos para los grupos comerciantes estadounidenses. La zona caribeña atrajo la atención de personas extranjeras, quienes mostraron un interés ambicioso por sus tierras y los frutos que en ellas se cosechaban, destacando Jamaica y Centroamérica como los principales destinos. A través de alianzas estratégicas entre empresas y personas de alto estatus, el 30 de marzo de 1899 se fundó la United Fruit Company (UFCo), una de las corporaciones trasnacionales de mayor impacto en la región centroamericana.1

Minor Cooper Keith (1848-1929), ciudadano estadounidense y uno de los fundadores de la UFCo, se convirtió en propietario de muchas plantaciones bananeras en Costa Rica. Gracias a la influencia en el ámbito comercial, el Secretario de Hacienda, Comercio y Fomento de Costa Rica en esta época, Bernardo Soto Alfaro (1854-1931), suscribió un contrato con Keith para obtener los recursos económicos necesarios con los que finalizaría la construcción del ferrocarril en la zona caribeña. A cambio, la trasnacional colaboraría en la reducción de la deuda externa del país. Así, en 1901 se puso en marcha la Northern Railway Co., una subsidiaria de la UFCo, con el objetivo de gestionar y transportar la producción bananera hacia los puertos de Limón para su comercialización.2 El impacto de esta empresa multinacional provocó cambios significativos en los contratos laborales de las personas residentes de la provincia de Limón, pues se les contrató a tiempo completo en las plantaciones.

Cuando estas compañías llegaron a Costa Rica, requirieron una gran cantidad de mano de obra, tanto para la construcción del ferrocarril como para las plantaciones bananeras. La mayoría fueron personas inmigrantes afrocaribeñas en busca de una fuente de ingresos.3 Sin embargo, debido a la urgencia por completar la infraestructura ferroviaria y aumentar la exportación de banano, se implementaron jornadas laborales excesivamente largas con salarios mínimos. Esta situación generó descontento entre la población trabajadora, quienes iniciaron movimientos sociales en defensa de sus derechos. Aunque a menudo resaltan las oportunidades de empleo y la estimulación económica que proporcionó la compañía, se omiten las largas horas de trabajo y las condiciones precarias para laborar.

Como parte de las manifestaciones llevadas a cabo por la clase obrera, se recurrió a representaciones artísticas para alcanzar a un público más amplio. La lucha por la justicia perduró, y algunos individuos abordaron este tema con el objetivo de ofrecer diversas perspectivas sobre los acontecimientos. Una de las formas utilizadas para esto fue la literatura.4 Tras los eventos significativos que marcaron la primera mitad del siglo XX –Primera y Segunda Guerra Mundial-, se produjo una transformación en el pensamiento humano, impulsándolo a considerar temas de índole político, cultural y artístico. Estos sucesos llevaron a la región centroamericana a obtener una mayor claridad sobre una realidad cruda, incrementando su interés por expresar su postura ante estos nuevos desafíos.

Las alteraciones en la cotidianeidad de la población limonense generaron una percepción errónea sobre la provincia. Como se mencionó, el enclave bananero llevó consigo el abuso de poder de las empresas trasnacionales, provocando molestias y objeciones del pueblo. Al conocer la travesía de la gente, diversas personas autoras intentaron relatar su protesta contra las empresas y el trato injusto, contribuyendo tanto a las modificaciones culturales en la población como a la apertura de opiniones sobre el acontecer político del país. Esta adaptación de percepciones en material artístico, además de servir como protesta, documentó un periodo histórico desde diferentes perspectivas; en otras palabras, además de narrar los hechos, estas manifestaciones transmiten el pensar de una sociedad, un grupo o una persona, logrando una visión profunda y transparente de la época estudiada.

La finalidad de esta investigación radica en la importancia de extraer información de documentos cargados de juicios de valor, ideologías de las personas autoras y visiones subjetivas de quienes vivieron en esa época. Por ejemplo, Gutiérrez Mangel expone su opinión a través de la narrativa de Federico y del resto de personajes, transmitiendo su percepción mediante descripciones de personas, lugares y situaciones en su obra. En caso contrario, Rossi desarrolló una parte de la vida de Orlandus arraigada en su perspectiva personal, pero no su experiencia. Sin embargo, su ficción se basa en fuentes primarias, relatos, periódicos y documentos que respaldan la historia de Limón. Por tanto, es importante aclarar el papel de la literatura en esta investigación, puesto, desde el análisis histórico, presenta una ficción vinculada con una experiencia personal; pero también una opinión conectada a través de otras percepciones y relatos.

Aunque el propósito del trabajo no se limitó a la comparación de los textos, se eligieron ambas obras literarias con el fin de contrastar las descripciones de un mismo período histórico, plasmadas desde diferentes épocas y mediante diversos recursos narrativos. Este enfoque también incluyó la comparación entre una novela basada en la experimentación de Joaquín Gutiérrez Mangel y una novela histórica, resultado del proceso investigativo de Anacristina Rossi, además de la incorporación de la ficción en ambos discursos. Ambos autores son referentes de la literatura en sus respectivas épocas, y sus textos han sido utilizados para difundir la historia, la identidad y la cultura de Costa Rica, lo que justifica la elección de estas obras para el desarrollo de la investigación.

Tras la contextualización histórica y el análisis de las obras, se identificaron tres puntos clave para guiar la investigación: la descripción de los paisajes literarios, las características que aluden a la vida cotidiana de los personajes y los procesos vinculados a los colectivos sociales que surgieron como protesta contra los abusos por parte de las empresas. Una vez analizados estos tres factores, ampliando su interpretación y entrelazando el discurso literario con el histórico, se propone el análisis literario como un recurso didáctico para la enseñanza de la Historia, con el objetivo de fomentar un análisis interpretativo, crítico y profundo sobre la literatura, además de expandir el conocimiento histórico a partir de lo que proponen los textos.

Discursos y mentes: contexto de las obras literarias

Sin duda existe una cantidad significativa de representaciones literarias acerca de la provincia de Limón, con una diversidad de opiniones expresadas a través de narrativas. Sin embargo, en el marco de esta investigación, la elección de las obras se basó en un criterio específico: la inclusión de un escritor que vivió durante el acontecimiento histórico y plasmó sus vivencias, así como de una escritora contemporánea que abordó este período desde una perspectiva basada en fuentes históricas. En consecuencia, fueron seleccionados dos géneros literarios para el desarrollo de este artículo: la novela y la novela histórica. La primera, por su parte, se distingue por su narrativa extensa y compleja, dado que suele incorporar situaciones ficticias, historias inspiradas en hechos reales o incluso fusionar la realidad con la ficción, alimentándose en un tiempo y espacio determinados. Un ejemplo es Murámonos, Federico, obra de Joaquín Gutiérrez Mangel.

Este autor nació en la provincia de Limón, Costa Rica. No obstante, a los nueve años, se vio obligado a emigrar a San José -la capital costarricense-, donde llevó a cabo su proceso de educación y formación. Su padre desempeñó diversas ocupaciones, destacaron sus trabajos como burócrata en la Municipalidad de Limón, su labor como profesor de inglés y su involucramiento en la industria bananera.5 Por tanto, a raíz de las condiciones laborales que experimentó su padre, Gutiérrez Mangel desarrolló una sensibilidad hacia los tratos que recibieron los empleados y el abuso de poder ejercido por algunas empresas, en particular, la UFCo. Este impacto en su vida le llevó a dedicar una parte considerable de su carrera a la lucha por la justicia social, en beneficio de las comunidades sometidas por instituciones, compañías y poderes hegemónicos.

En colaboración con otros intelectuales costarricenses, Joaquín Gutiérrez formó parte de lo que se conoció como la Generación del 40,6 un período en el cual la literatura adquirió un enfoque central en la exploración del contexto social del país, sus problemáticas y el impacto de las empresas trasnacionales en este ámbito. En consonancia con sus creencias y compromiso político, el autor se afilió al Partido Comunista Costarricense en 1931, con la firme intención de defender los derechos de la clase trabajadora y promover mejoras en las condiciones laborales. La arraigada convicción en sus creencias sociopolíticas lo impulsó a plasmar sus puntos de vista en sus obras literarias, donde destacó la influencia de las compañías internacionales, pero también adoptó la perspectiva de la persona costarricense.

En virtud de su compromiso y la influencia de su producción literaria, el escritor fue ampliamente honrado y reconocido como una de las figuras más prominentes de la literatura en Costa Rica. Su trabajo no solo reflejó las preocupaciones y vivencias de la población, sino que también se convirtió en un medio de comunicación para transmitir mensajes tanto nacional como internacionalmente. Además, un medio de comunicación de Chile, país donde residió una parte de su vida, le rindió homenaje a través de un artículo que celebró sus notables contribuciones en el campo literario, político y social. En la publicación expresaron lo siguiente: «Somos deudores de Joaquín Gutiérrez. Nos regaló su talento y los mejores años de su vida. No lo olvidaremos. Allí están sus libros y su labor en los años en que parecía que trabajábamos los sueños».7 Su legado se enfocó en los logros literarios, en su compromiso con la causa de la revolución social y las luchas por los derechos de los grupos más desfavorecidos.

En su obra Murámonos, Federico, publicada en 1973, Gutiérrez Mangel narró la vida de Federico García, un abogado que presumió de haber disfrutado de los privilegios educativos, además de pertenecer a una familia económicamente sólida. Junto a su esposa Estebanita, se trasladaron a Limón, donde fue propietario de la finca «El Zafiro»; ahí nacieron sus dos hijos, Flor de María y José Enrique. La trama de la historia se desarrolló bajo el contexto político de la primera mitad del siglo XX en Limón, período caracterizado por la invasión de empresas extranjeras y la apropiación de tierras. Estas compañías intentaron adquirir las tierras de Federico al ofrecer una suma de dinero, pero, al rechazar la oferta, tomaron medidas en su contra con el fin de obtener sus propiedades. Conspiraron para obstaculizar el acceso de Federico a financiamiento bancario y detuvieron el transporte del banano a través del ferrocarril. Como resultado de la falta de recursos para el cuidado de la tierra, la finca sufrió una invasión de hongos que dañaron la cosecha.

El desenlace trágico de la vida del protagonista se agravó por varios sucesos dolorosos. En primer lugar, su mejor amigo Colacho recibió la noticia del padecimiento de una enfermedad terminal. De forma paralela, su esposa Estebanita, experimentó un cuadro de «depresión histérica». Sus hijos abandonaron el hogar. Y, finalmente, la finca de Federico cayó en manos de los grupos comerciantes por falta de recursos. En el transcurso de la narrativa, destacan aspectos importantes como la percepción de la zona caribeña como un lugar seguro, pacífico y familiar, en contraste con el Valle Central, el cual Federico lo percibe como un sitio peligroso, hostil y negativo.8 Esta inquietud del protagonista por alejarse de la provincia de San José, a pesar de su profesión y elevado estatus social, constituyó una característica distintiva sobre el personaje y la percepción que se quiso mostrar a través de él.

Murámonos, Federico, se erigió como una obra literaria que representó, de manera elocuente, las inquietudes de la sociedad costarricense en relación con el poder ejercido por las empresas, las inequidades laborales y las disparidades en cuanto a derechos fundamentales. Estos temas se abordaron a través de una trama ficticia, aunque sólidamente anclada en una realidad concreta, donde se representaron una serie de episodios que capturaron las condiciones de vida de la población durante este acontecimiento. Conforme el protagonista atravesó diversos conflictos, se percibió el afán de Gutiérrez Mangel por transmitir un mensaje de protesta en respuesta al trato injusto impartido por las corporaciones trasnacionales y la indiferencia de las autoridades costarricenses. En el resto de los segmentos del artículo, se ilustraron ejemplos específicos de cómo la novela plasmó esta realidad; además, se hizo hincapié en la importancia del análisis discursivo.

Por otra parte, la novela histórica se distingue como un género literario que se caracteriza por «la incorporación de un determinado material histórico en la ficción que esa novela desarrolle».9 Esta narrativa se distingue por ser una creación ficticia enmarcada en un contexto histórico, en el cual los personajes son creados a partir de los eventos que el autor eligió punto de partida; por ejemplo, Limón Blues. Su autora, Anacristina Rossi, nació en la provincia de San José, Costa Rica. Destacó no solo como una figura prominente de la literatura costarricense, sino también como ensayista, académica universitaria, columnista y activista ambiental. A lo largo de sus obras, Rossi abordó la representación de la sexualidad femenina, lo cual la llevó a ser considerada como una «autora rebelde», un tema que se explora con mayor detalle en el tercer apartado del artículo.

El proceso de creación de esta novela histórica inició en la infancia de Rossi, con siete años de edad. En este período, su abuelo, José Rossi, ejerció como gobernador de Limón en dos ocasiones, lo cual propició que ella tomara conciencia de las problemáticas inherentes a esta provincia, la diversidad de culturas y otros aspectos que, para ella, no debieron pasar desapercibidos. Durante unas vacaciones en la provincia caribeña, su padre compartió con ella la historia de Marcus Garvey y su influencia en la zona; esto suscitó el interés de la autora, por lo que la llevó a cuestionarse por qué este tema no fue abordado en los centros educativos.10 A partir de este momento, Anacristina Rossi emprendió la tarea de reconstruir la historia de Limón, basándose en documentos históricos y llevando a cabo una rigurosa investigación. Además, se inspiró en personas con quienes mantuvo contacto y habitaron durante este acontecimiento; su esencia fue utilizada para la creación de los personajes.11

Limón Blues, publicada en el 2002, fue elogiada por su calidad literaria, siendo considerada como una «excelente novela, escrita con exquisita pluma, […] combina con la ficción datos históricos nunca antes descritos sobre la cultura afrocaribeña radicada en Limón».12 Esta obra se distinguió por su habilidad para representar la realidad con la ficción, utilizando datos históricos, especialmente en lo concerniente a la cultura afrocaribeña asentada en la provincia. En conjunto con otras obras que abordaron este acontecimiento histórico, Limón Blues constituye una contribución significativa a la representación histórica, cultural y académica del grupo afroantillano que habitó en la provincia.

La narrativa de la obra estuvo centrada en la llegada de Orlandus Robinson a Costa Rica, un jamaiquino enviado con la misión de trabajar en una finca para mantener económicamente a su familia. Durante su estancia en el país centroamericano, el protagonista se encontró con personajes que le brindaron apoyo en su proceso de adaptación, pero también enfrentó a otros que lo confrontaron con la realidad costarricense en el contexto de las plantaciones bananeras. La novela ofreció una ventana para explorar este período histórico y la experiencia de la comunidad afrocaribeña de Limón.

La trama de la obra se centró en las vivencias de las personas afroantillanas, en relación con la construcción del ferrocarril y las demandas impuestas por la influyente United Fruit Company. La figura destacada de Minor Cooper Keith y la aparente negligencia de las autoridades costarricenses en cuanto a la protección de su población, también ocuparon un lugar importante en la narrativa. A través de estos acontecimientos, Rossi transmitió la perspectiva de Orlandus, quien reaccionó ante los sucesos políticos, sociales y económicos de la zona. El protagonista estuvo involucrado de forma activa en movimientos y sindicatos que se centraron en la defensa de los derechos de las personas trabajadoras y, en particular, de la población afrocaribeña en Costa Rica.

El punto culminante de la narración radicó en la destacada visibilización de Marcus Mosiah Garvey (1887-1940), un periodista que destacó por denunciar las injusticias sufridas de las personas trabajadoras a través de su activismo en diversos movimientos y sindicatos. Su presencia en la obra se manifestó por medio de su incansable lucha por los derechos de la comunidad afrocaribeña. Dotado de conocimiento, instruyó a Orlandus en la importancia de unirse a estos colectivos sociales y lo insta a defender su postura frente a los sectores comerciantes, incluso a costa de oponerse a las autoridades costarricenses. La autora incorporó fragmentos de los discursos de Garvey en la novela, cuyas palabras fueron erigidas pilares fundamentales para comprender su trascendental influencia en esta población. Estos pasajes también dejan entrever la afinidad de Rossi por Garvey, sus organizaciones y su apasionado compromiso en la defensa de esta comunidad.

A pesar de que el tema central de la obra versó sobre el contexto sociopolítico, la vida personal de Orlandus adquirió una relevancia significativa a lo largo de la historia. El carácter de Orlandus se vio moldeado por los eventos que enfrentaron desde el comienzo de la narración, lo cual lo llevó a expresar sus emociones y opiniones frente a estas circunstancias. Por ejemplo, su temor fue manifestado ante la idea de embarcarse hacia un territorio desconocido, la presión de proveer económicamente a su familia y su firme determinación para defender sus derechos ante cualquier abuso de poder. Asimismo, la obra exploró el sentir derivado de la relación amorosa de Orlandus con Leonor, así como el carácter de su madre Nanah frente a situaciones que dejaron huella indeleble en la infancia del protagonista, aspectos que se exploraron con mayor profundidad en los siguientes segmentos del trabajo.

Las representaciones de Marcus Garvey se entrelazaron con la participación de personajes como Gutzmore, quien asumió la responsabilidad de defender los derechos de las personas trabajadoras jamaiquinas en la UFCo. Este personaje amplió la temática relacionada con los derechos laborales en su lucha contra la discriminación y la explotación que padecieron de manera constante. La imposición de poder ejercida por las personas comerciantes y propietarias de las empresas fue abordada a través de menciones sobre Cooper Keith. Además, destacó la falta de respuesta de las autoridades británicas13 y costarricenses, a quienes acudieron en busca de ayuda, pues sus solicitudes quedaron sin respuesta. Adicionalmente, la novela exploró la representación de los personajes femeninos y el papel de algunas mujeres en el contexto de las plantaciones bananeras, lo que añadió una capa adicional de complejidad a la narrativa.

Con el fin de proporcionarle al lector una representación que lo acercara al contexto del acontecimiento histórico en el que se desarrolla la obra, Anacristina Rossi se comprometió a realizar una amplia exploración de diversas fuentes primarias que sustentaron las ideas plasmadas en el texto. Realizó una revisión exhaustiva y prolongada de los medios de comunicación, especialmente de los periódicos vinculados a Marcus Garvey. Estos diarios se revelaron como recursos enriquecedores para el contenido del libro, pues se basaron en los discursos de Garvey, mensajes de empoderamiento destinados a la población afrocaribeña y su percepción sobre el contexto costarricense. En el país, Rossi se encargó de transcribir los periódicos nacionales con el fin de recopilar toda la información que estos medios ofrecieron acerca de este acontecimiento histórico, logrando una perspectiva integral de los eventos en cuestión.14

Un impacto notorio de Limón Blues fue su inclusión como lectura obligatoria en los centros educativos de Costa Rica. Esta decisión se tomó con el objetivo de difundir conocimientos sobre temáticas que no fueron abordadas en los planes de estudio. Según lo indicado por una profesional en pedagogía, la historia del Caribe se trató en las instituciones educativas a partir de «la implementación del modelo bananero, en qué consistía la compañía, cómo es que llega, por qué nos vinculamos con el exterior, el papel de Minor Keith, la construcción del ferrocarril y la plantación bananera».15 La obra resultó especialmente atractiva debido a su capacidad para aportar una perspectiva fresca sobre temáticas que pasaron desapercibidas para la comunidad académica. Estos temas incluyeron las migraciones desde países antillanos, en especial Jamaica, la influencia de Marcus Garvey en la cultura limonense y el maltrato hacia las personas trabajadores de las trasnacionales.

En contraste, Murámonos, Federico se enfocó en presentar la realidad desde una perspectiva distinta. La obra de Gutiérrez Mangel plasmó la ambición y el abuso de poder de los grupos comerciantes a través de la usurpación de fincas y territorios pertenecientes a personas establecidas en la provincia. Como se mencionó en líneas anteriores, el autor canalizó las experiencias laborales de su padre a través del texto, lo cual representó una realidad para numerosas familias que habitaron en Limón durante este acontecimiento. Su profunda incomodidad ante la explotación laboral, la restricción de derechos y la injusticia que sufrieron las personas trabajadores, lo impulsaron a transformar su discurso en una representación literaria arraigada a su propia realidad, aportando una perspectiva valiosa sobre las problemáticas enfrentadas durante el período en estudio.

El propósito de las novelas seleccionadas es dar voz a una historia que fue silenciada, presentando dos perspectivas distintas en términos de posición socioeconómica y cultural, tal como las representaron Federico y Orlandus en sus respectivos textos. Además, se tuvo en cuenta la diferencia en las fechas de publicación, lo cual se vinculó con las experiencias y las influencias que tanto Rossi como Gutiérrez vivieron en la creación de sus libros. Por un lado, Joaquín Gutiérrez tomó la inspiración de su figura paterna; además, vivió parte de este período en primera persona, al participar de forma activa en las luchas y movimientos a favor de la clase trabajadora. Por otra parte, Anacristina Rossi basó su narrativa en lo dictado por las fuentes primarias que consultó, así como en las percepciones establecidas sobre estos hechos a partir de la influencia de su abuelo. Estas novelas permitieron una exploración completa sobre algunas de las complejidades que englobó este período histórico desde diferentes perspectivas.

Tanto Murámonos, Federico como Limón Blues se convirtieron en una herramienta importante para transmitir una parte de la historia que fue ignorada, lo cual permitió mayor implicación de la persona lectora en los discursos narrados. El análisis de un texto literario ofrece la posibilidad de sumergirse en el mundo de los personajes, así como en el pensamiento de quien escribe, la sociedad de la época y las interpretaciones. Por lo tanto, los procesos de escritura y preparación proporcionaron una contextualización profundizada del pensamiento que representan las obras. A partir de estos análisis, fue posible sumergirse en el entorno físico de cada personaje, comprender aspectos de su vida cotidiana y explorar algunos de los significados de las problemáticas sociales que afrontaron. Esto convirtió a las novelas en herramientas educativas aplicables para la enseñanza de temas históricos, y facilitó una comprensión envolvente de un espacio temporal, una cultura específica y una mayor criticidad de los acontecimientos. Asimismo, la apertura a una mayor interpretación y análisis del discurso se convierte en un aporte aplicable al proceso de aprendizaje de la Historia.

Verde y gris: un enfoque al paisaje literario

Los elementos simbólicos que conforman una imagen son de gran importancia para la interpretación de quien escribe. De acuerdo con la propuesta del historiador William Mitchell (1942), las imágenes desempeñan un papel fundamental en la comprensión, cómo el ser humano percibe el mundo que lo rodea y de qué forma transmite sus sentimientos por medio de las descripciones que utiliza.16 Por lo tanto, comprender una imagen va más allá de lo que las palabras pueden expresar. Es crucial recordar que, al analizar una representación de un paisaje, son explorados aspectos físico-geográficos; por ejemplo, el clima, el relieve y la vegetación.17 Sin embargo, se hizo hincapié en los aspectos físicos, las palabras para describir el paisaje y la forma implícita en la que se vincula lo artístico, la sensibilización y un sentir social con su entorno.

El estudio del paisaje literario se basó en la Geografía Histórica, lo cual implicó considerar tanto los aspectos geográficos como los históricos, con el objetivo de analizar un lugar y los cambios experimentados a lo largo del tiempo.18 Siguiendo la metodología propuesta por esta disciplina, se llevó a cabo un contraste entre el discurso narrativo de las obras y la información proporcionada por fuentes primarias, fotografías e investigaciones científicas. Al trabajar con estos documentos, se profundizó en el análisis de las transformaciones físicas y cómo se relacionaron con el contexto histórico, lo cual permitió mostrar la evolución del paisaje, de las sociedades que lo poblaron y las percepciones de las comunidades con respecto a los cambios en el espacio físico.

En lo concerniente al espacio geográfico de las novelas, estas son contextualizadas en la provincia caribeña. A lo largo de los textos son mencionadas otras regiones y países que argumentan la narrativa; sin embargo, la mayor parte de las historias ocurrieron en Puerto Limón. Este lugar es considerado como uno de los más importantes del país debido a su ubicación estratégica para la exportación de productos, incluyendo el banano y el cacao. Desde principios del siglo XX, Puerto Limón destacó por su «atmósfera cargada de humedad y el calor tropical»,19 lo cual contribuyó a la exuberancia de sus bosques, caracterizados por árboles altos y con hojas densas que impresionaron a quienes lo visitan –tal como se muestra en la figura 1–. Esta descripción se complementa con lo relatado en Limón Blues, donde fue descrito como «[…]una selva densa y oscura, inimaginable»,20 o «selva virginal»21 como la describió Federico en la novela de Gutiérrez Mangel.

Conforme se desarrollaron las novelas fue posible observar las modificaciones con respecto a construcciones, edificaciones y otros componentes que alteraron los paisajes verdes de la provincia. La principal transformación en Limón se dio con la llegada de los grupos de comerciantes y la colonización que ejercieron sobre estas tierras. Por lo tanto, fue indispensable la construcción de vías férreas a lo largo de estas zonas para agilizar el transporte de los cultivos bananeros. La importancia de los ferrocarriles condujo a terrenos no explorados que resultaron provechosos para las cosechas de esta fruta, siendo Puerto Limón uno de ellos.22 El proceso metamórfico que atravesó la provincia no se vio únicamente con la aparición de rieles y máquinas de vapor viajando de un lado a otro, también se presentó un aumento de comercios, poblaciones, calles y edificaciones que marcaban las diferencias económicas.

Tal como lo publicó el periódico Correo del Atlántico23 en 1907, la municipalidad presentó un proyecto dedicado a ensanchar la ciudad, el cual refiere a la compra de terrenos para la creación de calles y alamedas. No obstante, esto causó una molestia en la población, porque le exigieron al ente municipal tratar primero los temas pendientes como los problemas con las tuberías y el daño en las cloacas, antes de incorporar nuevos proyectos. La municipalidad recibió constantes reclamos de la población, ya que, al ser una zona donde llueve en abundancia, los daños afectaron las viviendas de forma constante, pero el ente municipal no brindó ninguna solución.

Según la activista, escritora y pedagoga Luisa González Gutiérrez (1904-1999), en una gira realizada a la zona bananera, comentó esta diferencia de estructuras. A pesar de que visitaron, en su mayoría, las regiones del Pacífico, estas diferencias de clases se hicieron notar en la totalidad de las plantaciones bananeras del país. Por ejemplo, describió la zona de la población trabajadora como «una promiscuidad espantosa, horrible, duermen hombres, niños, muchachas, ancianos […] Todos, absolutamente todos sin protestar, porque la Compañía así lo ordena». Mientras que, las familias propietarias de la UFCo encendieron gran parte de la ciudad con sus casas iluminadas, jardines, campos de juego, etc.24 Estas características son representadas tras una narración de Orlandus, donde mencionó lo siguiente:

Abajo vio un área prístina separada del resto por una alta cerca y alambres de púa. Tenía canchas de tenis, hermosos jardines y casas muy grandes pintadas de claro. Mientras observaba ese mundo cercado escuchó una voz atrás. Se volvió. Una negra alta y gruesa le estaba explicando que eso era la Zona Norteamericana.25

Se vinculó con lo representado como «monstruoso» en la literatura costarricense.26 Antes de explicar su relación, fue necesario entender que lo vinculado a este concepto es considerado feo, pero no bajo una noción estética, sino a una ruptura del discurso moral que se ha desarrollado durante mucho tiempo. Lo feo, dice Umberto Eco (1932-2016), es un «desequilibrio en la relación orgánica entre las partes de un todo».27 Resulta importante comprender la diferencia con lo estético porque, a pesar de lo que contrariamente suele suceder, en ocasiones esa «monstruosidad» se representa con lo considerado «bello». En otras palabras, los grupos empresarios y personas de élite pertenecientes a la UFCo fueron descritos en las novelas como personas bien vestidas, propietarias de casas extravagantes y habitantes de zonas lujosas, llamativas y hermosas, haciendo un contraste con las características de la población afrocaribeña y los lugares en donde habitaron.

Con base en lo anterior, surgió otro de los componentes del paisaje: los olores. A partir de un estudio psicológico y antropológico se llegó a la conclusión de que el sentido del olfato se encuentra directamente vinculado con la capacidad de diferenciar, recordar y asociar el olor con las emociones.28 El olfato tiende a estar más presente de lo que parece. En Limón Blues se presentan descripciones como «el viento le traía un hedor a excremento, a gente sin lavarse, lo que los negros de Cuba llamaban el olor portugués, el olor español». También, «Orlandus tenía leves recuerdos: el perfume penetrante de las hojas secas, el olor del sol en la piel de su esposa, el aire más liviano […]».29 Ambas frases mencionaron los olores bajo diferentes emociones, lo cual lleva a una interpretación distinta según el contexto en el que fueron mencionados.

A lo largo de este segmento, se tuvo como finalidad comprender lo que hay más allá de un paisaje literario. Se inició con la teorización de la imagen y sus representaciones, para demostrar que cada elemento tiene su propio significado, esto puede hacerlo la persona autora de forma consciente o inconsciente, pero, de igual forma, abre una gran variedad de interpretaciones para quien recibe el discurso. Posteriormente, se vinculó con la geografía histórica, la disciplina que estudia la evolución de un paisaje y una sociedad a través de la Historia, lo cual se mostró con ambas descripciones: el paisaje verde –ambiente, bosques y árboles– y el paisaje gris –edificaciones, ferrocarriles y estructuras–.

Figura 1

Zona exótica cercana a Puerto Limón, 1903

Fuente: Sistema Nacional de Bibliotecas (SINABI), álbum de «Fotografías históricas de la provincia de Limón» (1903).

La figura 1 muestra una zona cercana a Puerto Limón, lugar donde se desarrollaron los acontecimientos descritos en ambas obras literarias. En esta región abundó la vegetación alrededor de los hogares, lo cual le otorgó un carácter rural y agrícola a la vida cotidiana de sus habitantes. La mayoría de las personas que vivieron en este entorno se dedicaron a la agricultura y, además de trabajar la tierra, obtuvieron un profundo conocimiento sobre el manejo de sus cultivos. 30 Este saber, tanto teórico como práctico, les permitió garantizar el crecimiento adecuado de sus cosechas, tomaron en cuenta factores esenciales como el clima, el tipo de terreno y los cuidados específicos que requirieron sus plantaciones. La competencia con las grandes empresas trasnacionales les forzó a ofrecer sus productos a precios bajos, a menudo sacrificando el valor real de su producción.

Sin embargo, con la llegada de las compañías bananeras y la construcción del ferrocarril, estos paisajes experimentaron modificaciones sustanciales, que los intereses de los grupos comerciantes extranjeros dictaron cambios en la distribución de la tierra y el uso de los recursos, transformando el entorno de manera irreversible. A través de la fotografía se puede apreciar el paisaje rural y las oportunidades de subsistencia que predominaron en 1903, antes de la llegada de las empresas y negocios transnacionales que, con su arribo, trajeron consigo profundas transformaciones tanto urbanas como comerciales. Esta imagen –figura 1– captura un momento previo a los cambios drásticos que alteraron el equilibrio entre la vida agrícola tradicional y las nuevas dinámicas económicas impuestas por el capital extranjero.

Figura 2

Muelle de Limón, 1915

Walter Goebel Prestinary, Fotografías históricas de la provincia de Limón, «Muelle de Limón», 1915.

Fuente: Sistema Nacional de Bibliotecas (SINABI), álbum de «Fotografías históricas de la provincia de Limón» (1915).

Los movimientos migratorios aumentaron considerablemente durante este período. Mientras algunas personas llegaron a las costas en busca de oportunidades laborales, otras se vieron obligadas a colaborar con la UFCo como mano de obra para la construcción del ferrocarril. La figura 2 muestra el Muelle de Limón, lugar de arribo para las personas comerciantes, lo cual explica la vestimenta elegante y sofisticada. Las estructuras del muelle se adecuaron a su alta concurrencia; además, se incorporaron comercios cercanos, mejoraron carreteras y construyeron edificios.

En 1907 se publicó una solicitud para ensanchar, nuevamente, el paisaje urbano de la provincia. Sin embargo, la población expresó su inconformidad con la municipalidad, pues, al incluir nuevas edificaciones y modificar estructuras, se dejaron de lado algunas de las necesidades planteadas por la comunidad.31 El contraste entre las figuras 1 y 2 ilustra claramente la transformación de un paisaje rural a un entorno urbano, en donde el comercio y la presencia de personas extranjeras adquirieron una posición dominante en la zona. Este cambio no solo afectó el aspecto físico del lugar, sino que también alteró la dinámica social y económica, marcando una transición crucial en la historia de la región.

En 1911, el presidente de la República, Ricardo Jiménez Oreamuno (1859-1945), visitó la provincia con el objetivo de conocer las necesidades de la población.32 Su recibimiento fue grato, pues para la ciudadanía limonense no era común la llegada de los mandatarios a la zona. Jiménez Oreamuno aprovechó la ocasión para generar un sentimiento de esperanza, y prometió cambios positivos para la región. Sin embargo, la sueño de las personas limonenses se transformó en disconformidad debido a la despreocupación de las autoridades costarricenses por la provincia. En la década de 1930, la producción y venta del banano disminuyó y, por ende, los ingresos económicos causaron disconformidad; a partir de esto, los sectores comerciantes buscaron otra zona para explotar las tierras. La comunidad limonense manifestó su molestia al aludir que Limón no estaba muerto, pero sí abandonado. Publicaron su malestar en los medios de comunicación locales con los siguientes titulares: «Capitalistas de San José se dieron cuenta de que la siembra de bananos no fabricaba millonarios, retiraron el apoyo a toda empresa de esta índole».33

Por su parte, lo monstruoso hizo referencia a la representación de lo «malo» en las historias, así como la descripción de olores nauseabundos o malolientes al referirse a personas de alta clase. El discurso de ambas obras radicó en exponer la jerarquía de las personas comerciantes y dueñas de las empresas; por eso, su abuso de poder y la injusticia se hicieron notar a través de diferentes manifestaciones. Tal como se explicó antes, en algunos casos es parte de la descripción inconsciente que realizaron los autores, pues, al vincularse con la historia, sus emociones son expuestas de forma implícita. Este tipo de detalles y análisis llevaron a entender la importancia de prestar atención a los componentes de su paisaje, no solo como un escenario más, sino como parte de la historia. Al igual que los personajes, el paisaje estuvo en constante cambio.

A modo de reflexión, las descripciones del entorno cargaron una vasta cantidad de significados que explicaron el contexto social, político, económico y cultural en donde se desarrolló la historia. En su mayoría, estas teorías están asociadas al campo artístico; no obstante, se demostró la derivación histórica a partir de estos análisis. La aplicación de este tipo de estudio aportó mayor criticidad al trabajo, así como una amplitud de vertientes temáticas, las cuales son aspectos que fundamentaron el proceso de enseñanza de la Historia. De modo que, la aplicación de teorías, fuentes históricas y la interpretación de las obras literarias fortalece el pensamiento analítico y crítico de la persona estudiante.

Voces y actos: roles de género y colectivos sociales

La teoría feminista tiene como objetivo cuestionar y transformar las desigualdades de género, así como las estructuras que fomenten este tipo de discriminación. A pesar de los espacios donde se ha marginado el rol femenino, las mujeres han sido y han hecho historia, aunque se les haya impedido ser parte de eso. Como parte del estudio, se decidió tomar a las representaciones femeninas de cada obra, Estebanita y Flor de María de Murámonos, Federico, y Nanah, Leonor e Irene de Limón Blues, quienes fueron los ejemplos para este segmento. Para analizar los roles de género, se consideró no solo las características utilizadas para sus respectivas descripciones, sino también su nivel de importancia para el desarrollo de las narrativas y la representación de la sociedad a través de ellas.

Antes de adentrarse en este apartado, es importante ubicar a los personajes mencionados. Estebanita fue una mujer de familia, tuvo dos hijos en su matrimonio con Federico, arraigada a sus creencias religiosas, solía dedicar mucho tiempo a sus pensamientos que, la mayoría de las veces, la consumían y la hacían desconectarse de la realidad. «Su vida –dice el narrador– era el mísero solar vacío en donde todos arrojan basura. A su alrededor solo niebla, una bruma densa de expectativas hueras, de noches inacabables. Y de temor».34 Por su parte, Flor de María, hija del matrimonio de Estebanita y Federico, quien se dedicó a cuidar a su madre de una enfermedad, exhausta de la situación y de la condición de su familia, huyó con su novio. A raíz de su actuar, Flor de María fue juzgada por esta decisión.

En Murámonos, Federico, publicada en 1973, se abordó temas asociados a la feminidad durante el siglo XX. La novela comenzó con la duda y molestia de Federico; acudió a su mejor amigo Colacho para desahogarse, su tormento fue que Estebanita estaba sospechando de su infidelidad con otra mujer. De esta conversación se extrajo la siguiente frase: «Decís que no se deja. ¿Dijiste, verdad, que no se deja? Que vos la mandás una cosa y ella ¿te dice que no? ¿Estoy tan borracho?».35 Este tipo de conversaciones lleva al lector a una época donde fue normalizado el dominio del hombre sobre la mujer, a tal punto que es algo anormal que la ella no «obedezca» a su esposo o al hombre a cargo.

Durante el proceso en que Estebanita sospechó de una traición de su esposo, Federico culpó a los celos, los cuales consideró pensamientos irracionales; su amigo Colacho, le aconsejó llevarla a un médico. Al final de la historia, Estebanita fue diagnosticada con depresión histérica, a pesar de que la infidelidad de Federico fue verdadera. El personaje de Estebanita cargó con toda una representación de la época, a pesar de su poca aparición y de tener una vida vacía como se menciona en la novela. Por un lado, se puede conversar sobre la exteriorización de sentimientos femeninos y cómo estos fueron tratados como síntomas de locura o histeria, menospreciando su sentir por el hecho de ser mujer. Gerda Lerner se refiere al control patriarcal diciendo que:

Pero la escena ha sido concebida, pintada y definida por los hombres. Ellos han escrito la obra, han dirigido el espectáculo, e interpretado el significado de la acción. Se han quedado las partes más interesantes, las más heroicas, y han dado a las mujeres los papeles secundarios.36

Es importante aclarar que Lerner hizo referencia a la sociedad patriarcal de modo general. En otras palabras, escribió sobre la percepción femenina en los tiempos donde lo masculino predominó en cualquier representación artística. El destino de Estebanita la llevó a una crisis ideológica con respecto a la religión. El divorcio no tuvo buena aceptación de la Iglesia católica, por lo que tuvo un cargo de consciencia que la llevó a estar en cama el resto de su vida, dio señales de demencia mientras esperaba la llegada de la muerte a su vida, siendo la única solución viable. Por su parte, el personaje de Flor de María se redujo a la huida con su novio, abandonó sus labores y su familia sin razón alguna.

La importancia de este tipo de lecturas, así como la comprensión de los personajes, se basó en estudiar las influencias que llevaron a las personas autoras a utilizar estas características y atribuciones a las representaciones femeninas de las novelas. Con la intención de comprender el significado de leer textos ambientados en esos años y épocas anteriores. Ericka Calderón Rojas, profesional en el campo de la literatura y género37 explica que una de las funciones de los textos literarios es promover un contenido crítico, más allá de las ideologías de quien escribe. Es decir:

Más allá de quién fue como ser humano, lo importante es que él plasmó, a través de sus textos, las situaciones que se estaban viviendo. Y, gracias a eso, en la época contemporánea podemos hacer una lectura crítica. Una lectura crítica de la sociedad. Una lectura crítica desde la propuesta histórica que era Costa Rica en ese momento, cómo se comportaban las personas costarricenses en ese momento y hacia dónde es que queremos ir para no repetir esos patrones, para no seguir en lo mismo, sino movilizarnos hacia otro lugar.38

Un ejemplo de las rupturas de patrones se ubicó en Limón Blues. Anacristina Rossi se ha caracterizado por el desarrollo de sus personajes femeninos, quienes sobresalen por la fortaleza con las que fueron descritas. Verbigracia, las características de Nanah como un personaje de carácter fuerte, también fue comerciante durante su estadía en Limón; características que fueron utilizadas como contraparte de la feminidad. Por su parte, Leonor e Irene fueron una representación de la sexualidad femenina. Un ejemplo del dominio patriarcal se muestra en la expresión sexual de las mujeres en algún texto, sea literario o académico; desde décadas atrás, la mención del placer femenino se relaciona directamente como una actitud lasciva, morbosa y enferma. Tal es el caso de la escritora Rossi, quien mencionó que, a lo largo de su carrera, ha sido acusada por escribir «textos pornográficos», a lo que ella considera como escritura para las mujeres.

Durante una entrevista a la autora, manifestó su interés por abordar la sexualidad femenina, porque «cuando se expresaba, los hombres se asustaban muchísimo»,39 significó mayor libertad para las mujeres. En las primeras décadas del siglo XX, las expresiones, emociones o algún comportamiento de connotación sexual femenina fueron diagnosticados como «ataques de manía». Asimismo, el Dr. Daniel Schreber (1842-1911) –quien fue conocido por sus aportes al estudio de los delirios psicóticos, esquizofrenia y otros temas psiquiátricos del siglo XIX– concluyó en sus análisis que la persona adulta debía ser la encargada de detener la impulsividad, violencia o histeria que sean consecuencia de una vulnerabilidad femenina. Para obtener ese «control» se debió optar por sanciones autoritarias, de modo que transformaran la violencia parental en autocontrol, entonces «uno se convierte en el dueño de la niña para siempre».40

A lo largo del análisis de las novelas, resaltaron las descripciones monótonas que suelen ser atribuidas para los personajes masculinos en la literatura del siglo anterior: fuertes, rabiosos, agresivos y poco vulnerables. No obstante, esta modificación es notable en algunas de las obras literarias de la actualidad. Desde la perspectiva de la literatura, Calderón Rojas comentó que «es posible observar una masculinidad cotidiana, hombres que atraviesan situaciones de diferentes índoles, pero que deben resolverlo con las herramientas que tengan en su momento, rompiendo lo hegemónico de lo masculino y siendo más real».41 Sin embargo, la adaptación de un comportamiento varonil cotidiano y alejado, poco a poco, de las imposiciones sociales, no solo se debe a esa evolución de pensamiento que ha atravesado el ser humano, sino que también se debe a la normalización de la vulnerabilidad en sus representaciones artísticas, expresando un sentimiento de aceptación.

En Limón Blues, durante la crisis financiera de su familia, el protagonista fue obligado a trabajar donde una familia con un rango social alto. Mientras realizó su trabajo, Orlandus fue abusado sexualmente por su jefe; esta situación causó la molestia de Nanah, quien le advirtió a su hijo que tomaría venganza. En esta escena destacaron dos temáticas: el abordaje de un tema poco hablado como lo es el abuso sexual hacia el género masculino y, también, las emociones que suelen ser atribuidas a los hombres; por ejemplo: la venganza es una característica poco atribuida a un personaje femenino. El personaje de Orlandus demuestra la exteriorización de los sentimientos de los hombres en la literatura, pues, desde el inicio de la novela, expresó la nostalgia, añoranza, el miedo y dolor de estar alejado de sus tierras, su familia y el acoplo a una vida nueva. En contraparte, Murámonos, Federico no interiorizó los sentimientos masculinos más allá de la ira guardada por Federico al momento de perder su finca.

De esta forma, Calderón Rojas explicó que:

Hemos tenido más la posibilidad de ver en diferentes escenarios a hombres expresar sus sentimientos de alegría, miedo, dolor, etc. Entonces, ese proceso de cambio social responde en la literatura, tiene su énfasis y cala en la literatura. […] Toda la propuesta psicológica, y cómo esa propuesta psicológica de un personaje nos habla de lo que está sucediendo en la sociedad. […] Al avanzar la sociedad, avanza la literatura.42

Anacristina Rossi define la literatura como algo catártico, un medio que ayuda a vivir y a entender lo que se está viviendo; esto se debe a la conexión entre lo imaginario y lo real, un vínculo que ayuda a desarrollar lo ficticio y a comprender la realidad. Al tomar estas palabras en cuenta, así como el análisis discursivo sobre los roles de género y sus representaciones literarias, fue posible conocer la sociedad, la evolución histórica, social y de pensamiento a través de la literatura. Gutiérrez Mangel aborda, de forma muy breve, el voto femenino con esta frase: «Pues eso del voto femenino –dijo Federico para ponerle punto final al tema– yo creo que sí, que a las mujeres deberían darles, pero no solo un voto sino cinco o seis. Con tal, eso sí, de que no les den voz».43 De esta forma, a través de lo escrito por el autor, a pesar de estar en una historia ficticia, tiene matices de realidad que relataron el pensar de la época en la que fue desarrollada la historia. Por lo tanto, los autores expusieron su pensar en las novelas porque estuvieron rodeados del contexto social en el que las personas tuvieron pensamientos similares.

La construcción del ferrocarril tuvo muchas implicaciones a nivel social, político y económico. A pesar de que fue uno de los acontecimientos estudiados ampliamente por personas investigadores nacionales y extranjeros, algunos hechos fueron pasados por alto por historiadores e historiadoras, mas no por las personas autoras, quienes tomaron herramientas para transmitir el pensamiento de la población sobre el ferrocarril, las bananeras y la llegada de comerciantes estadounidenses a tierras limonenses. Como ya se mencionó, las zonas costeras llamaron la atención de empresas bananeras, donde aludieron la tierra y el clima beneficioso para las cosechas, por lo que se formalizó la introducción de grupos que llevaron a cabo la instalación de transporte férreo para la movilización del producto, además de agilizar su producción. La construcción del ferrocarril significó una apertura de trabajo para la provincia, por lo que la mayoría de los hombres recurrieron a la oportunidad laboral que se les presentó.

La presentación de una empresa con la iniciativa de ampliar las oportunidades laborales, la plantación de un producto que sería exportado para su venta, así como un nuevo medio de transporte adecuado para su movilización, lo hizo llamativo para la población costarricense. El júbilo por las nuevas opciones laborales fueron un tema que trataron los medios de comunicación. Por ejemplo, en 1903, por medio del «Limón Weekly News» se informó que, debido a la alta demanda de productos, se necesitó mano de obra en Bocas del Toro reconociéndolo como una gran oportunidad laboral, lo cual generó entusiasmo e ilusión para la población de Limón, pues serían las primeras personas en recibir la información relacionada a los puestos de mano de obra. En la publicación informaron que:

[…] un representante del Daily Telegraph fue informado por un señor de Bocas del Toro, que es probable que la United Fruit Company pueda dar trabajo en sus plantaciones en ese lugar a 3000 hombres.44

Para Costa Rica, el interés de las empresas trasnacionales resultó significativo e innovador, especialmente para su economía. En este contexto, es relevante destacar el concepto «imaginarios sociales», tal como lo definió la investigadora Lidia Girola, quien los define como «estructuras de sentido, esquemas de interpretación de la realidad, generados social e intersubjetivamente por grupos sociales».45 En otras palabras, estos imaginarios sirvieron como fundamentos para comprender lo que se considera como «real». Cuando estas manifestaciones de la realidad no son desafiadas por otras ideas, se convierten en creencias sociales, lo cual significa que se vuelven incuestionables para la sociedad, que acepta sus dictámenes sin objeciones. La mayoría de estas creencias son adoptadas por individuos en posiciones jerárquicas, con altos rangos de poder, con el objetivo de obtener beneficios a partir de estas ideas.

Un ejemplo del concepto mencionado fue la visión otorgada al estadounidense Minor Cooper Keith quien, como ya se mencionó, fue propietario de las plantaciones bananeras en Costa Rica y otros países latinoamericanos, además de ser uno de los fundadores de la UFCo. Una persona generadora de comercio siempre fue un gran interés para cualquier país, Costa Rica no fue la excepción. Para el Gobierno costarricense, ser uno de los principales países en plantar banano y convertirse, paulatinamente, en un país exportador fue una idea resonante, pues benefició la economía y, por ende, exaltó a los jerarcas costarricenses de ese momento. De esta forma, la historiadora Adriana Sánchez Lovell, resume el rol de Keith de la siguiente manera:

Minor Cooper Keith, quien había fungido como representante del gobierno y a quien, a cambio, se le otorgaron centenares de miles de hectáreas de tierra y le adjudicó la administración de la vía férrea por 99 años, lo cual se negoció durante el gobierno de Próspero Fernández (1882-1885) y se institucionalizó por medio del Contrato Soto-Keith (1884).46

La relación entre Keith como imaginario social se fortaleció por ser el dueño de la compañía, por todo lo que incluyeron las plantaciones bananeras en el país y la forma en la que se romantizó hasta la actualidad. Es común referirse a este acontecimiento como uno de los más favorables para Costa Rica y el resto de Centroamérica, pues significó una activación en la economía de la región; sin embargo, fueron ignoradas las condiciones y las consecuencias que trajeron consigo. El trato de los gobernantes costarricenses hacia Keith ocasionó mayor ovación hacia el estadounidense, tal como lo relató Limón Blues, sus recibimientos en territorio costarricense fueron motivo de celebración: «Son los cañonazos que dispara el barco yanqui cada vez que llega el Rey, Mistah Keith».47 Asimismo, Rossi hizo mención al apodo propuesto por la prensa británica, donde lo nombraron como el «rey sin corona de Costa Rica»:

—¿Orlandus, sabes cómo le dicen a Keith? “The uncrowned king of Costa Rica”. Y la verdad es que los costarricenses se lo deben todo: Keith saneó Port Limón, ayudado por su sobrino político el Presidente Yglesias. También levantó la capital, San José: le construyó las cloacas, el mercado, las cañerías, el tranvía, le puso el teléfono y la electricidad. San José fue la tercera ciudad del mundo en tener alumbrado eléctrico y telefonía.48

A partir de estos ejemplos, fue posible reconocer a las plantaciones bananeras como un imaginario social y, por ende, a Minor Cooper Keith como un contribuyente a la creación de este imaginario, creado por las jerarquías políticas nacionales e internacionales, mediadas por opiniones de mandatarios, británicos y estadounidenses, quienes tomaron el monopolio bananero como un acontecimiento positivo para la región. No obstante, esto provocó mayor explotación laboral, desfinanciamiento para las obras del ferrocarril y problemas monetarios. Dicha imagen otorgada al empresario fue desmoronada con su engaño de identidad, ya que fingió ser inglés para mantener la lealtad de la población inmigrante afrocaribeña, especialmente jamaiquina, quienes no discutieron la ascendencia de la Corona británica. La mentira de Keith provocó una molestia incontrolable en la comunidad limonense, donde comenzaron a cuestionar su comportamiento ante el pueblo y su manejo en la compañía.

Conforme aumentaron las molestias de las personas trabajadoras bananeras por el trato de los comerciantes y dueños de la empresa, la idea romantizada sobre la UFCo comenzó a modificarse. A partir de lo relatado por un hombre que laboró como liniero en las bananeras del Atlántico, el personal no contaba con hospitales, dispensarios, ni medicinas. Al pasar gran parte del tiempo entre las plantaciones, el riesgo de convivir con animales venenosos aumentó considerablemente; sin embargo, no tenían apoyo médico, ni suero para las mordeduras de culebras y tampoco tuvieron conocimiento de cómo reaccionar ante ellas. Posteriormente, llegaron al acuerdo de construir centros médicos, pero se ubicaron en zonas de difícil acceso.

Además, el liniero mostró su indignación al comentar que las leyes nacionales no los respaldaron en ningún momento, aun conociendo las condiciones en las que trabajaron por muchos años.49 Gutiérrez Mangel incorporó su pensamiento sobre la desprotección de las autoridades costarricenses, en la siguiente frase citada por el protagonista de su obra, «tené la seguridad de que van a usar contra vos todas las armas, las legítimas y las prohibidas. Olvídate de la Constitución, esa vieja ya se acuesta también con ellos».50

Al conocer la opinión de las personas trabajadoras, se tomó en cuenta el similar de los imaginarios sociales, las «representaciones sociales». Para ello, Sergio Moscovici, psicólogo social y teórico del tema, las catalogó como el conocimiento colectivo y objetivo de las personas para comprender su entorno.51 Las representaciones sociales refieren a la forma en cómo las personas construyeron y fortalecieron ideas sobre temas específicos, a diferencia de los imaginarios, quienes tienden a ser amplios y abstractos. Con base en esto, y en las molestias de quienes trabajan en las bananeras, se tomaron en cuenta los derechos laborales como una representación social, la cual tiene como objetivo cambiar la percepción que impusieron los dueños de la compañía y fomentar el pensamiento de justicia al resto de la comunidad. Es decir, modificaron la creencia de que la UFCo tuvo, como una de sus funciones, ampliar los puestos laborales y beneficiar a la sociedad, influir y cambiar la opinión pública con el objetivo de obtener los derechos de la clase obrera.

Las condiciones deplorables que vivieron las personas trabajadoras impulsaron a que la población se organizara con el objetivo de hacerse escuchar ante los dueños de la compañía y contar con el apoyo de las autoridades costarricenses. Los medios de comunicación locales establecieron un papel importante ante esta situación, incluso desde la fundación de los periódicos locales mantuvieron el presentimiento de que sería algo imposible no utilizarlo para manifestar sus reclamos ante la UFCo. Las compañías fueron descritas como «grandes poderes en manos de administradores poco escrupulosos en el cumplimiento del contrato público que regula su existencia».52 Un aspecto por el cual comenzaron a formalizar su organización y manifestación de molestia se refiere a los sueldos recibidos como remuneración de su labor. Según el liniero del Atlántico:

Se ganaban salarios entre dos cincuenta y tres pesos diarios. Muchas veces la compañía pagaba en boletos que luego teníamos que cambiar en los comisariatos de su propiedad. No nos pagaban en dinero efectivo… solo los condenados boletos.53

Tras la ambición de los grupos empresarios por agilizar sus compañías, recurrieron a aumentar las jornadas laborales pero con un salario que no cubrió el tiempo laboral de las personas trabajadoras dentro de las plantaciones. De esta forma, tanto hombres como mujeres tomaron apropiación de los tribunales, instituciones oficiales y cualquier persona con cargo de élite para denunciar violencia, racismo y despreocupación por parte de los yanquis.54 Asimismo, a inicios de 1908, surgió el rumor de que los salarios tendrían un rebajo «según unos en un 20%, según otros en un 15% los sueldos de los empleados públicos, del Presidente de la República para abajo».55 Por supuesto, al no tener un sueldo establecido adecuadamente según las horas de trabajo en las bananeras, las personas trabajadoras percibieron esta noticia como parte de la desigualdad y explotación de las trasnacionales.

En Murámonos, Federico, Gutiérrez Mangel manifestó su molestia ante estas situaciones, al comentar a través de su protagonista que «Como Costa Rica es un plato de babas que les ofrece estupendas seguridades a los inversionistas extranjeros, por eso los europeos ahora se están dejando caer por aquí como zopilotes».56 Además de lo mencionado anteriormente, este comentario surgió por la insistencia de los grupos comerciantes por tomar la finca de Federico que, al no ser vendida por él, tomaron acciones que lo perjudicaron para obligarlo a dejar sus tierras. De esta forma, la toma de terrenos vacíos no fue el único objetivo de estas empresas, pues también recurrieron a los dueños nacionales que al inicio formaron parte de sus compañías para luego adueñarse de ellas. A partir de todas estas molestias, destacó un personaje mencionado con frecuencia en Limón Blues, Marcus Garvey (1887-1940).

La aparición de Garvey en Limón Blues marcó un hito importante en la narrativa, así como su participación en la realidad. Marcus Garvey fue un importante e influyente líder y activista jamaiquino, quién motivó a grupos extensos de población afrocaribeña a luchar por su libertad, justicia y derechos. Se caracterizó por utilizar los periódicos como principal herramienta para poder llegar al resto de personas afroantillanas, con el objetivo de informar, pero también alertar del maltrato que estaban recibiendo de las compañías. Garvey fue el encargado de informar a Orlandus sobre el papel que el resto impuso sobre ellos; a partir de esto, Rossi extrajo unas palabras dichas por Garvey durante sus discursos como activista, quien lo utilizó en la obra como parte de una carta dirigida a Orlandus:57

[…] los negros somos el fondo, la hez, no sabemos organizarnos duraderamente y no tenemos líderes. Cuando ya no soportamos más la injusticia, hacemos incendios. Entonces nos martirizan. Y viendo eso yo me pregunté: ¿Dónde está el Gobierno del Hombre Negro? ¿Dónde su Reino, su Presidente, su País, su Embajador, su Ejército, su Fuerza de Marina, sus hombres de grandes negocios? No pude encontrarlos y entonces declaré: Yo voy a tratar de lograr que existan.58

Marcus Garvey creó la Asociación Universal para la Mejora del Hombre del Color –Universal Negro Improvement Association, UNIA–, la cual se focalizó en promover una unión entre las personas afrocaribeñas. Este movimiento trajo consigo la unión de personas afroantillanas y la creación de una ideología que contribuyó a un manejo colectivo; logró percatar sobre la discriminación racial y el trato irracional hacia este grupo. De esta forma, el empeño de Garvey contribuyó a difundir las injusticias sociales y económicas a las que sometió la compañía. El trato deshumanizado por las bananeras fue representado por algunas características en Limón Blues, donde lo describió de la siguiente manera: «[…] mendigos hediondos con la piel llena de costras, sin manos y sin pies. Pregunté si venían de una guerra y me dijeron que de la construcción del ferrocarril».59 Para incluirlo como personaje en su obra, Anacristina Rossi visitó Londres, donde revisó los periódicos ingleses de Garvey. El impacto de este movimiento provocó que la UFCo cerrara los periódicos de afrodescendientes, pues fueron considerados como agitadores a favor de los trabajadores.60

Los derechos sociales, laborales y la lucha por la justicia, fueron un conjunto de convicciones que compartieron la sociedad en relación con las injusticias laborales, las cuales influyeron en la percepción que crearon para comprender su entorno durante este acontecimiento. De esta forma, estas representaciones sociales tomaron forma y fortalecieron los colectivos sociales que surgieron por la lucha a favor de los derechos de las personas afrocaribeñas y costarricenses. Tanto Limón Blues como Murámonos, Federico mostraron una visión cercana de la cotidianeidad que atravesaron las personas trabajadoras por el trato de las compañías. Asimismo, el respaldo de las publicaciones de la época, así como el relato de un trabajador del Atlántico, dieron firmeza a los discursos presentado en las obras. Resultó importante resaltar la participación de Marcus Garvey por su liderazgo e influencia sobre esta comunidad. Por último, el análisis a través de los imaginarios y representaciones sociales en la literatura permitió el estudio de las narrativas en las fuentes utilizadas, pues ofreció una visión más cercana al pensamiento de este colectivo.

Leer y aprender: la enseñanza de la Historia

La Historia y la Literatura se han visto inmersas en una pugna que, en ocasiones, ha tergiversado las funciones de ambos campos. Como se mencionó al inicio del texto, uno de los principales objetivos de la disciplina histórica es exponer los acontecimientos del pasado con el objetivo de comprender el desarrollo del ser humano. Este proceso requiere de una metodología rigurosa e investigativa que le permite al profesional en Historia aproximarse a la realidad de manera objetiva. En contraste, la Literatura se ha caracterizado principalmente por ser un medio de expresión artística a través de las palabras, donde la imaginación y la subjetividad juegan un papel central. La principal diferencia entre las disciplinas radicó en la aplicación de la ficción en textos literarios, mientras que la labor de la persona historiadora consiste en representar acciones limitando la «distancia entre el objeto y el lector, ponen directamente a este en contacto con la “realidad”, [...] la historia es plenamente realista».61

De acuerdo con Jessica Ramírez Achoy, el conocimiento transmitido hacia el estudiado debe evaluarse; el historiador o la historiadora no transmite información completamente verdadera, pues esta debe ser cuestionada desde un punto de vista crítico y analítico para que quien lee pueda crear su propia opinión.62

Ante esto, la propuesta metodológica de este trabajo consistió en integrar obras literarias al proceso de enseñanza de la Historia, utilizando como ejemplo dos novelas emblemáticas de Costa Rica. La metodología histórica ha evolucionado de forma significativa, comenzando con la influencia de la Escuela de los Annales, la cual introdujo un enfoque en el análisis social más allá de la política. Posteriormente, la Nueva Historia se centró en la cotidianeidad humana, abriendo nuevas ramas historiográficas. En este contexto, la Historia Cultural se volvió relevante al estudiar cómo las representaciones artísticas y culturales explican el comportamiento social.

En algunas corrientes historiográficas, la interacción de lo subjetivo e interpretativo fue rechazado, pues se mantuvo la idea de que, al incorporar el pensamiento de la persona especializada en la historia, la información obtenida por las fuentes sería alterada. Sin embargo, al estudiar textos literarios y obras artísticas, quien investiga debe afrontar un conjunto de subjetividades y discursos cargados de ideologías. De esta forma, y afirmando lo estipulado por Johan Huizinga (1852-1945), el historiador o la historiadora cultural debe «describir los pensamientos y sentimientos característicos de una época y sus expresiones o encarnaciones».63 Adentrarse a estas representaciones, incluye un análisis profundo del elemento discursivo, así como metáforas, tipos de lenguajes y, especialmente, el contexto en el que se encontró el autor durante su escritura. A partir de esto, Diana Rojas Mejía, historiadora especializada en la Historia Cultural, reforzó este análisis:

A mí me parece que esa es la libertad que te da la fuente de origen artístico […], porque esa subjetividad te lleva a comprensiones más profundas de los fenómenos que estás estudiando, que no necesariamente la encuentran en un rígido documento administrativo o un dato estadístico. […] Desde luego que debemos de mantener una rigurosidad científica, y el uso de fuentes que provengan de la subjetividad, no significa que la investigación sea débil o que carezca de validez, porque para eso te fijas una problemática y una base para una investigación histórica.64

Durante el proceso de creación de Limón Blues, Anacristina Rossi quiso reconstruir la historia de Limón con un documento histórico, agregando la ficción para representar de mejor forma el contexto en donde se desarrolló. Con el objetivo de mostrar la realidad en su obra, se dedicó a la revisión documental de fuentes primarias con las cuales mantuvo un acercamiento a ese acontecimiento que narró más adelante. De esta forma, al analizar esta obra fue posible rescatar aspectos que fueron respaldados por documentación de la época; no obstante, no solo se llevó un proceso de contraste, sino también todo un análisis triangular de fuentes que permitió profundizar los temas tratados. Por su parte, Murámonos, Federico mostró una visión más personal de este hecho histórico, pues el autor mantuvo una cercanía con este período.

El sociólogo francés Michel Verret (1927-2017) definió la didáctica como «la transición de aquellos que saben a aquellos que no saben. De aquellos que han aprendido a aquellos que aprenden».65 En la enseñanza de la Historia, el método tradicional suele seguir una estructura fija de parámetros, técnicas y fuentes, lo cual, a menudo, genera resistencia a la innovación metodológica. En este contexto, se aplicó el concepto de «transposición didáctica»66 como un aporte a la Historia y su método de enseñanza. Este proceso implica adaptar el conocimiento a un formato más accesible y comprensible para estudiantes o personas familiarizadas con el tema.

La idea de integrar recursos literarios en el proceso de enseñanza surgió con el propósito de superar la concepción de que la Historia se limita solo a la memorización de hechos pasados. Se propuso, por tanto, incorporar la Literatura como herramienta para enriquecer el conocimiento y mejorar la interpretación de contextos históricos. Roger Bartra (1942), antropólogo y sociólogo, explicó que «los estudios de antropólogos, historiadores, lingüistas, sociólogos y psicólogos han revelado la necesidad de acudir a explicaciones meta-sociales para completar la interpretación de los fenómenos culturales».67 En otras palabras, para lograr un análisis interpretativo completo y comprender la forma de vida del ser humano, se torna fundamental integrar diversas disciplinas y perspectivas para construir una interpretación más profunda y multifacética.

En este contexto, otro resultado de integrar la Literatura en la Enseñanza de la Historia fue el desarrollo de un enfoque interdisciplinario. Al analizar las dos novelas, se incorporaron argumentos de diversas disciplinas para fortalecer la hipótesis y abordar la problemática de investigación. La interdisciplinariedad se utilizó desde el inicio del trabajo, al requerir de un análisis preliminar de los textos seleccionados como objetos de estudio. Posteriormente, al definir las variables, se consultaron fuentes relacionadas con geografía, estudios de género, movimientos sociales, interpretación del discurso, lingüística, pedagogía y otros campos, lo que enriqueció la planificación del trabajo. Finalmente, la resolución de las preguntas de investigación y el desarrollo de los apartados implicaron una constante interacción con estas disciplinas externas, las cuales se integraron con la Historia para ofrecer una visión más completa.

Por muchos años, la historia proveniente de África, su cultura y sus orígenes ha sido negada de figurar en investigaciones históricas y otras representaciones. Esto fortaleció la imagen de la persona “negra” como trabajadora y no como portadora de cultura.68 De esta forma, se percibió la función de la Literatura en «nombrar, traducir, transcribir otras modalidades culturales y sociales».69 Al desarrollar narrativas que contengan una representación de una cultura, crea en quien lee una sensibilización sobre los acontecimientos descritos en la obra, al establecer una cercanía con el contexto y la forma en que lo vivió la población. Anacristina Rossi comentó que su función como escritora de Limón Blues fue «externar algo que está callado»;70 es decir, buscó transmitir la vida cotidiana de una población que vivió desde la otredad; lo cual fortaleció el aprendizaje a partir de la experiencia de otro.

La aplicación de los recursos literarios para comprender un tema histórico permite un acercamiento al ambiente en donde se está desarrollando la narrativa. Desde los beneficios de la interpretación, el incorporar estos materiales en la enseñanza de la Historia le aporta al estudiantado el poder desarrollar habilidades intelectuales dinámicas, las cuales lo transportan más allá del texto. Una obra literaria, independientemente del género al que pertenezca, aborda una vasta cantidad de temas, ideologías y representaciones; por ende, la persona tiene la posibilidad de analizar el texto desde una perspectiva acorde a sus intereses. Al tomar en cuenta sus beneficios, Lode Cascante Gómez, profesional en el área de la pedagogía, comentó lo siguiente:

«La literatura permite crear otras realidades, le permite visión de mundo, amplía un mundo donde se da cuenta que la historia no es solamente textos escritos, sino que la literatura tiene una serie de matices históricos, reales no son fantasiosos. [...] Tal vez no con datos históricos, pero sí con hechos históricos. [...] Le permite al estudiante desarrollar otras habilidades [...], porque están acostumbrados a la inmediatez».71

La Historia es la disciplina encargada de otorgar un acercamiento de realidad a los textos cargados de subjetividades. La literatura es una herramienta para explicar y comprender ese mundo.72 La amplitud de percepciones y significados que surgen a partir de las obras literarias las convierten en un medio aplicable para la enseñanza de la Historia, pues su análisis permite enriquecer y aportar nuevos conocimientos al estudio. La finalidad de su implementación es modificar el proceso lineal y tedioso utilizado en la actualidad, además de fomentar una idea dinámica de la Historia, aplicar nuevos recursos para el conocimiento que representen la esencia de la disciplina.

Conclusiones

El desarrollo de este artículo promueve un análisis crítico de las obras literarias Murámonos, Federico y Limón Blues, a través de tres variables que determinaron la elaboración de sus objetivos. El primer capítulo tuvo un enfoque en el estudio del paisaje literario, utilizando teorías de referencia que fundamentaron su elaboración. Este apartado concluyó que, al interpretar una obra escrita, es esencial considerar la simbología que la compone. Además, se debe profundizar en el discurso para comprender lo que la persona autora intentó transmitir a través del texto.

Como parte de su análisis, se exploró la relación entre lo estético y la teoría de lo monstruoso, donde se incorporaron conceptualizaciones de lo «feo» y lo «bonito», así como las características utilizadas para determinarlo. Asimismo, se hizo una relación con las emociones que expusieron los personajes al momento de describir el espacio físico en donde estuvieron. Sin embargo, las descripciones no se limitaron a las palabras que hicieron referencia a lo captado por la vista, también se exploró a partir de la Historia del olor, la cual consiste en una rama relacionada con la psicología donde se propone que los olores mantienen una conexión con el pensamiento humano.

El desarrollo de las emociones también se abordó desde una perspectiva de género. Para ello, se tomaron las características y atribuciones de los personajes, adentrándose a las representaciones de lo femenino y masculino desde la época de las personas autoras. Es decir, por medio de sus descripciones, Joaquín Gutiérrez Mangel mostró lo cual fue percibido como femenil y el comportamiento varonil que predominó en su época. Por otro lado, Anacristina Rossi representó el avance de percepciones sobre el género en su obra; pues las características atribuidas a las mujeres de la novela evidencian una evolución con respecto a las de Murámonos, Federico. Asimismo, su papel con respecto a los colectivos sociales y manifestaciones estuvo arraigado a la diferencia de años en los que se escribieron las obras.

En el contexto de la novela de Gutiérrez Mangel, Federico canalizó su molestia defendiendo su finca, conversando con su amigo sobre su inconformidad. Mientras que Rossi mostró un desarrollo de luchas, organizaciones y sindicatos como reacción a las injusticias de las empresas transnacionales. Esta diferencia de puntos de vista son fundamentales para ampliar y conocer las diversas condiciones que atravesó la sociedad durante las plantaciones bananeras. Además, se toma en cuenta la escritura de la novela como una experiencia personal, acompañada de ficción; con lo narrado por una novela histórica con fundamento bibliográfico. Este tipo de comparaciones con respecto a su proceso de escritura y discursos, promueven una discusión argumentada y, por ende, mayor comprensión sobre el tema.

Como último punto, se abordó el vínculo de la Historia y la Literatura dentro del campo de la enseñanza. A lo largo de este apartado se mostró algunos de los elementos utilizados en esta investigación, con la finalidad de ejemplificar las formas en las cuales las obras literarias pueden contribuir al proceso de aprendizaje. La incorporación de nuevos discursos es pertinente para abrir nuevas fuentes de investigación e interpretación. Esta propuesta tiene el propósito de contribuir al fortalecimiento del análisis histórico desde la crítica, al obligar a quien lee a estudiar lo que está leyendo y aplicar un conocimiento que fortalezca sus argumentos desde la Historia. Por tanto, el papel de la transposición didáctica es adaptar esta herramienta según la comunidad que se desee aplicar.

Desde un punto de vista historiográfico, esta investigación aporta al análisis de la vida cotidiana, las dinámicas sociales y cuestiones culturales desde nuevas perspectivas. Al realizar una investigación histórica es fundamental conocer el período, la temporalidad y el contexto en el que ocurrió el evento por estudiar. El uso de las obras literarias brindó la descripción de elementos de su cotidianeidad, al proporcionar una comprensión de la sociedad. Además, la aplicación de la perspectiva interdisciplinaria y multidisciplinaria argumentó de forma provechosa las interrogantes que plantearon el estudio. Por último, a través de la enseñanza de la Historia es posible adecuar el proceso metodológico, aprender sobre el manejo de fuentes mientras se explora cuestiones de género, poder y una concientización sobre las luchas sociales que ocurrieron en las novelas. Finalmente, la inclusión de la Literatura como una herramienta didáctica brinda una perspectiva innovadora para la enseñanza de la disciplina.

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  1. 1 Stacy May y Galo Plaza, La empresa estadounidense en el extranjero: La United Fruit Company en América Latina (Ciudad de México, México: Imprenta Nuevo Mundo, S. A., 1959), 4-8.

  2. 2 Ronny Viales Hurtado, «La segunda colonización de la región Atlántico/Caribe costarricense. Del siglo XVI hasta la construcción de la red ferroviaria», en: La conformación histórica de la Región Atlántico/Caribe costarricense, ed. Ronny Viales Hurtado (San José, Costa Rica: Editorial Nuevas Perspectivas, 2013), 113-115.

  3. 3 Stacy May y Galo Plaza, La empresa estadounidense…, 8.

  4. 4 Javier Sancho Rodríguez, «La nueva novela histórica: Espacio para el encuentro entre literatura e historia en América Latina y el Caribe en la óptica de Carpentier», Revista de las Sedes Regionales, vol. 4, núm. 06 (2003): 78,

  5. 5 Gerardo Contreras, «Joaquín Gutiérrez Mangel: un escritor comprometido con la Revolución Social», Revista Comunicación, vol. 12, núm. 01 (2002): 5.

  6. 6 Las personas intelectuales que conformaron la Generación del 40 mantuvieron como objetivo la modificación del imaginario creado por la jerarquía trasnacional, por lo que utilizaron las obras literarias como un medio de comunicación para cambiar la nación y brindar protagonismo al grupo dominado.

    Francisco Rodríguez Cascante, «Escribir un compromiso: La Generación del 40», Revista Artes y Letras, vol. 31, núm. 02 (2007): 228.

  7. 7 Luis Alberto Mansilla, «La huella de Joaquín Gutiérrez», La Nación, 24 de octubre de 2000,

  8. 8 Margarita Rojas González, 100 años de literatura costarricense (San José, Costa Rica: Ediciones FARBEN, 1995), 139.

  9. 9 Ana García Herranz, «Sobre la novela histórica y su clasificación», EPOS, vol. 25 (2009): 302.

  10. 10 «Conversaciones para leer. Escritora Anacristina Rossi», 26 de agosto de 2020:

  11. 11 Club de lectura CCSS, «Reunión 72: Conversamos con Anacristina Rossi acerca de su novela Limón Blues»:

  12. 12 La Nación, «Limón Blues», 30 de diciembre de 2002.

  13. 13 Jamaica –país caribeño– se independizó de Gran Bretaña en 1962. Sin embargo, forma parte de la Mancomunidad de Naciones –Commonwealth–, una organización compuesta por países independientes que mantienen un vínculo histórico con Reino Unido. Por esta razón, las personas migrantes jamaiquinas acudieron al cónsul y vicecónsul británico de Costa Rica con la intención de solicitar protección de la Corona británica.

  14. 14 Club de lectura CCSS, «Reunión 72: Conversamos con Anacristina Rossi acerca de su novela Limón Blues»:

  15. 15 Lode Elena Cascante Gómez, entrevista realizada por Daniela Pacheco Calderón, Costa Rica, 14 de septiembre de 2023.

  16. 16 W. J. T. Mitchell, Teoría de la imagen: Ensayos sobre representación verbal y visual (Madrid, España: Ediciones Akal, S. A., 2009), 19-39.

  17. 17 Blanca Rebeca Ramírez y Liliana López Levo, Espacio, paisaje, región, territorio y lugar: La diversidad en el pensamiento contemporáneo (Ciudad de México, México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2015), 70.

  18. 18 Carl O. Sauer, «Hacia una geografía histórica», Geografía en español, núm. 4 (2010): 11.

  19. 19 Ronny Viales Hurtado, «La apropiación territorial en la región Atlántico/Caribe costarricense. 1870-1930. Políticas agrarias, actores, modalidades y resultados», editado por Ronny Viales Hurtado en: La conformación histórica de la región Atlántico/Caribe costarricense: (Re) interpretaciones sobre su trayectoria entre el siglo XVI y el siglo XXI, (San José, Costa Rica: Nuevas Perspectivas, 2013), 142.

  20. 20 Anacristina Rossi, Limón Blues (San José, Costa Rica: Editorial Costa Rica, 2021), 15.

  21. 21 Joaquín Gutiérrez Mangel, Murámonos, Federico (San José, Costa Rica: Editorial Costa Rica, 1993), 38.

  22. 22 Stacy May y Galo Plaza, La empresa estadounidense en el extranjero: La United Fruit Company en América Latina (Ciudad de México, México: Imprenta Nuevo Mundo, S. A., 1959), 10-11.

  23. 23 Sistema Nacional de Bibliotecas (SINABI), «Correo del Atlántico», 20 de octubre de 1907:

  24. 24 Luisa González Gutiérrez, Dos viejos relatos: Una jira por la zona bananera y Tierra y Paz (San José, Costa Rica: Comité Nacional Ejecutivo de la Alianza de Mujeres Costarricenses, 1954), 11.

  25. 25 Anacristina Rossi, Limón Blues…, 23.

  26. 26 Guillermo Murillo Ramírez, La función de lo monstruoso en la Literatura costarricense (1910-1930) (Tesis de Licenciatura en Literatura y Lingüística con énfasis en español, Universidad Nacional, 2021), 15.

  27. 27 Umberto Eco, La historia de la fealdad (Londres, Reino Unido: Penguin Books, 2016), 9.

  28. 28 Martín José Bonadeo, Odotipo: Historia natural del olfato y su función en la identidad de marca (Tesis de Doctorado, Universidad Austral, Buenos Aires, Argentina, 2005), 91.

  29. 29 Anacristina Rossi, Limón Blues…, 88.

  30. 30 Correo del Atlántico, «Agricultura», 29 de diciembre de 1907, 2.

  31. 31 Correo del Atlántico, «Ensanche de la población», 20 de octubre de 1907, 2.

  32. 32 The Nation, «Visita del señor presidente de la República», 25 de abril de 1911.

  33. 33 La voz del Atlántico, «Editorial», 14 de julio de 1934.

  34. 34 Gutiérrez Mangel, Murámonos, Federico, 149.

  35. 35 Ibid., 15.

  36. 36 Gerda Lerner, La creación del patriarcado (Barcelona, España: Editorial Crítica, 1990), 30.

  37. 37 Filóloga. Máster en Literatura Latinoamericana con énfasis en Centroamérica Contemporánea por la Universidad de Costa Rica. Especializada en Género y Derechos Humanos por la Universidad de Chile.

  38. 38 Ericka Calderón Rojas, entrevista realizada por Daniela Pacheco Calderón, Costa Rica, 07 de septiembre del 2023.

  39. 39 «Conversaciones para leer. Escritora Anacristina Rossi», 26 de agosto de 2020:

  40. 40 Mercedes Flores González, Locura y género en Costa Rica (1910-1950) (San José, Costa Rica: Editorial UCR, 2019), 238-241.

  41. 41 Ericka Calderón Rojas, entrevista realizada por Daniela Pacheco Calderón, Costa Rica, 07 de septiembre de 2023.

  42. 42 Ibid.

  43. 43 Gutiérrez Mangel, Murámonos, Federico, 45.

  44. 44 Limón Weekly News, «United Fruit Co, wants workers», 04 de julio de 1903, 4.

  45. 45 Lidia Giraldo, «Imaginarios y representaciones sociales, Teoría del Actor-Red y cambios en la socialidad y la gestión de los afectos», Revista Cultura y Representaciones Sociales, núm. 29 (septiembre del 2020): 94.

  46. 46 Adriana Sánchez Lovell, El mundo de trabajo en la Northern Railway Company: una historia empresarial, del mercado laboral y de las condiciones de trabajo en la Región Atlántico Caribe, Costa Rica (1920-1970) (Tesis de Doctorado en Historia, Universidad de Costa Rica, 2020), 122.

  47. 47 Anacristina Rossi, Limón Blues…, 28.

  48. 48 Ibid., 27.

  49. 49 Asamblea Legislativa de Costa Rica, Vida y lucha de los trabajadores bananeros (Relato de un viejo liniero del Atlántico) (San José, Costa Rica: Asamblea Legislativa, 1967), 5.

  50. 50 Joaquín Gutiérrez Mangel, Murámonos, Federico…, 131.

  51. 51 Martín Mora, «La teoría de las representaciones sociales de Serge Moscovici», Athenea Digital, núm. 02 (2002): 5.

  52. 52 Correo del Atlántico, «El Ferro-Carril», 17 de noviembre de 1907, 2.

  53. 53 Asamblea Legislativa de Costa Rica, Vida y lucha…, 5.

  54. 54 Forma de referirse a las personas provenientes de Estados Unidos. Término muy utilizado por lo afrocaribeños durante el marco de las plantaciones bananeras.

  55. 55 Correo del Atlántico, «Rumor alarmante», 23 de febrero de 1908.

  56. 56 Joaquín Gutiérrez Mangel, Murámonos, Federico…, 130.

  57. 57 Marcus Garvey y Bob Blaisdell, Selected writings and speeches of Marcus Garvey (Massachusetts, EE. UU.: Courier Corporation, 2004), 3.

  58. 58 Anacristina Rossi, Limón Blues…, 79.

  59. 59 Ibid., 11.

  60. 60 Club de lectura, «Reunión 72: Conversamos con Anacristina Rossi acerca de su novela Limón Blues»:

  61. 61 Iván Jablonka, La historia es una literatura…,129.

  62. 62 Jessica Ramírez-Achoy, «Prácticas docentes en la formación inicial para la enseñanza de la Historia. Un estudio de caso en Costa Rica», Revista Colombiana de Educación, núm. 84 (marzo-junio, 2020): 04. https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/view/11395/10560

  63. 63 Peter Burke, ¿Qué es la Historia Cultural? (Barcelona, España: Ediciones Paidós Ibérica, S. A., 2006), 22.

  64. 64 Diana Rojas Mejías, entrevista realizada por Daniela Pacheco Calderón, Costa Rica, 11 de septiembre de 2023.

  65. 65 Michel Verret, Le temps des études (París, Francia: Librairie Honoré Champion), 139.

  66. 66 Yves Chevallard, La transposición didáctica: Del saber sabio al saber enseñado (Buenos Aires, Argentina: Editorial AIQUE, 1998), 46.

  67. 67 Roger Bartra, «Antropología del cerebro: determinismo y libre albedrío», Salud Mental, Vol. 34, núm. 1 (enero-febrero, 2011): 5. https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252011000100001

  68. 68 Bastide, Las américas negras (Madrid, España: Alianza Editorial, 1969), 7.

  69. 69 Landry-Wilfrid Miampika, «Identidades de Calibán e imaginario transliterario», en: África/América: Literatura y Colonialidad, ed. por Ana Pizarro y Carolina Benavente (Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica, 2014), 209.

  70. 70 Club de lectura, «Reunión 72: Conversamos con Anacristina Rossi acerca de su novela Limón Blues»:

  71. 71 Lode Elena Cascante Gómez, entrevista realizada por Daniela Pacheco Calderón, Costa Rica, 14 de septiembre de 2023.

  72. 72 Iván Jablonka, La historia es una literatura…, 229.


  1. * Costarricense. Bachiller en Historia por la Universidad Nacional (UNA), campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica. Estudiante de la Maestría en Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional (UNA), campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica. Investigadora independiente. Correo electrónico: dpachecocal06@outlook.com ORCID: https://orcid.org/0009-0003-6462-4293

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