N.º 90
Julio - Diciembre 2024
ISSN: 1012-9790 • e-ISSN: 2215-4744
Licencia: CC BY NC SA 4.0
https://doi.org/10.15359/rh.90.6
Fecha de recepción: 13/09/2024
Fecha de aceptación: 11/10/2024
Un lugar de memoria histórico-militar argentino en torno al monumento del general San Martín An Argentine military-historical place of memory around the monument of General San Martín Um lugar de memória histórico-militar argentina em torno do monumento do General San Martín Macarena Gisela Mugione Méndez* |
Resumen:
En 1862, la inauguración del monumento conmemorativo en honor al general José de San Martín determinó la creación y definición de una de las plazas más antiguas de la ciudad de Buenos Aires ubicada en el actual barrio de La Recoleta. La llegada del monumento consagró este lugar como un sitio para conmemorar y recordar a los ejércitos de la independencia y a todos los héroes militares de la nación, ya que, en 1990, el gobierno decidió que era pertinente también erigir un cenotafio a los caídos en Malvinas. Este artículo plantea la idea de que, con la instalación de la estatua del libertador, la plaza San Martín se fue configurando a través de los siglos como un lugar de memoria histórico-militar consolidado, desde la oficialidad, por los hechos militares, las edificaciones que rodean la plaza y los monumentos allí emplazados.
Palabras claves: Buenos Aires, Argentina; espacio; historia militar; memoria; monumento.
Abstract:
In 1862, the inauguration of the commemorative monument in honor of General José de San Martín determined the creation and definition of one of the oldest squares in the city of Buenos Aires located in the current neighborhood of La Recoleta. The arrival of the monument consecrated this place as a site to commemorate and remember the armies of independence and all the military heroes of the nation, since, in 1990, the government decided that it was also pertinent to erect a Cenotaph to those who fell in the Malvinas. This article raises the idea that, with the installation of the statue of the liberator, the Plaza San Martín was configured over the centuries as a place of historical-military memory consolidated, from the officers, by the military events, the buildings that surround the square and the monuments located there.
Keywords: Buenos Aires, Argentina; space; military history; memory; monument.
Resumo:
Em 1862, a inauguração do monumento comemorativo em homenagem ao General José de San Martín determinou a criação e a definição de uma das praças mais antigas da cidade de Buenos Aires, localizada no atual bairro de La Recoleta. A chegada do monumento consagrou esse lugar como um local para comemorar e lembrar os exércitos da independência e todos os heróis militares da nação, já que, em 1990, o governo decidiu que também era apropriado erguer um cenotáfio para os caídos nas Malvinas. Este artigo apresenta a ideia de que, com a instalação da estátua do libertador, a Plaza San Martín foi se configurando ao longo dos séculos como um local de memória histórico-militar consolidado, do ponto de vista oficial, pelos eventos militares, pelos edifícios que circundam a praça e pelos monumentos ali colocados.
Palavras chave: Buenos Aires, Argentina; espaço; história militar; memória; monumento.
Libertador, general en jefes del ejército de los Andes, héroe de la patria, son algunos de los sinónimos para aludir a José de San Martín, militar y político argentino que participó en el proceso independentista de Argentina, Chile y Perú y cuya figura se ha destacado siempre junto a la de Simón Bolívar.1 Su trayectoria profesional y sus funciones como general del regimiento de granaderos a caballo hicieron de él uno de los personajes más importantes para la historia sudamericana haciéndose digno de ser inmortalizado en estatuas y cuadros en diferentes países, americanos y europeos.
En este sentido, no es de extrañar que, en 1859, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires se diera a la tarea de mandar a construir un monumento que conmemorara al libertador, luego de haberse enterado que su país vecino, Chile, iba a erigir precisamente uno en la capital honrando al héroe de la independencia.
Durante estos años el gobierno argentino estaba atravesando un periodo de inestabilidad política caracterizado por el enfrentamiento entre dos facciones, unitarios y federales, sobre la forma de organización que tendría el territorio dentro del proceso de construcción del Estado-nación.2 Es así como la decisión de erigir un monumento se vinculó a la necesidad de materializar la experiencia histórica y de proporcionar un discurso identitario que permitiera generar un sentido de pertenencia.
El monumento fue inaugurado en 1862 y se colocó en un predio que luego fue bautizado con el nombre de plaza San Martín, espacio que previamente había funcionado, no solo como una plaza de toros, sino también como el lugar de los cuarteles para los granaderos durante la lucha por la independencia; de esta manera, la estatua se presenta como una trama capaz de enlazar espacio y tiempo en pos de la consolidación de un relato nacional.3
Reproduce una determinada memoria del pasado, que configura un discurso específico y que ofrece una referencia de identidad a la ciudadanía argentina; en este caso, su fin es recordar y honrar a quienes participaron en la lucha por la independencia por parte del gobierno nacional.
La configuración del relato se realizó desde la oficialidad, no solo definiendo el lugar donde sería colocada la obra, ya que debía ser un espacio que reflejara su posición dominante, la elección fue el área donde antes había estado Campo Marte, cuartel de los granaderos a caballo, regimiento que lideró San Martín; sino también con la selección de artistas que destacaban en ese momento y con la realización de una inauguración en la que estuvo presente el presidente de la nación Argentina, el general Bartolomé Mitre (1821-1906), y figuras políticas y militares importantes.
En este sentido, siempre es significativo analizar el sitio donde estos monumentos son erigidos y así establecer la relación entre este y el tipo de recuerdo que están buscando instalar. Asimismo, hay que tener en cuenta que la elección del espacio donde se colocó la estatua también funciona como contenedor de memoria si consideramos los diversos usos que ha tenido a lo largo del tiempo. 4 De esta manera, la carga histórica que contiene el espacio lo configura como un lugar de memoria con fines conmemorativos, manifestándose «como una praxis política que organiza los hechos acaecidos a principios del siglo xix con la intención de dar cohesión a una sociedad».5 El monumento que aquí presentamos remite a una historia en particular que se asocia específicamente a hechos militares.
Este trabajo tiene como propósito analizar, no solo el monumento desde una perspectiva iconográfica según los lineamientos propuestos por Erwin Panofsky,6 sino también hacer un recorrido por la configuración que atravesó el espacio que, con la llegada del monumento, paso a denominarse plaza San Martín, la plaza más antigua de la ciudad de Buenos Aires.
La importancia de este artículo radica en comprender cómo el espacio se va transformando según los diversos usos que se le ha ido dando y cómo la instauración del monumento ecuestre de San Martín determinó la definición de ese lugar como un sitio de memoria histórico-militar cuya idea fue reforzada, por un lado, con la construcción, a su alrededor, de edificios como el expalacio de la familia Paz, hoy el círculo militar; el expalacio Anchorena, actual palacio San Martín y sede de la cancillería Argentina; y, por el otro, con la inauguración en 1990 del cenotafio en honor a los caídos en Malvinas.
Al momento de llevar a cabo una obra, entran en juego varios elementos que giran en torno a la finalidad de la estatua, es decir, para qué se hace, qué es lo que se pretende recordar, a quién se va a representar; pero también se necesita seleccionar quién será el encargado de ejecutarla.
Inaugurado el 13 de julio de 1862, el monumento conmemorativo al general José de San Martín (1778-1850) fue la primera estatua ecuestre de la Argentina y, como es característico de la mayoría de las obras estatuarias en América Latina, el trabajo fue encomendado a un artista europeo, el escultor francés, grabador de medallas y especialista en caballos, Louis Joseph Daumas (1801-1887),7 proveniente de la Escuela Nacional de Bellas Artes de París y discípulo de David d’Angers (1788-1856), reconocido escultor francés formado en el neoclasicismo.8
La elección de este artista por parte del gobierno argentino estuvo determinada por el hecho de que era Daumas el encargado de realizar la estatua chilena que se finalizó en 1860, pero se inauguró el 5 de abril 1863 para el aniversario de la batalla de Maipú,9 unos meses más tarde que en Argentina; esto es importante aclarar ya que la obra original corresponde a Chile. Es así como se conformó una comisión10 que se encargaría de la contratación, no solo del artista, sino también del ingeniero Nicolás Canale, que estaría a cargo del embellecimiento del paseo público donde se colocaría el monumento.
Daumas realizó la figura del libertador sobre su caballo, a la que luego se le sumo el grupo escultórico y los relieves dispuestos alrededor del basamento, elaborados por el alemán Gustav Heinrich Eberlein (1847-1926),11 escultor, pintor, escritor y uno de los artistas más activos de la escuela de escultura de Berlín en el siglo XIX. Con relación a esto, en 1909, un año antes de que se llevara a cabo la celebración por el centenario de la Revolución de Mayo, el gobierno decidió que había que embellecer aún más el austero basamento de la estatua del general, por lo que le encomendó Eberlein una ampliación dirigida a conmemorar a los ejércitos de la independencia. Precisamente, el artista se encontraba ese año en Buenos Aires participando en un concurso destinado a la elaboración de un monumento conmemorativo a la Independencia. Eberlein aceptó el encargo e inició la obra en su país natal, Alemania. 12
La inauguración oficial del conjunto se llevó a cabo el 27 de mayo de 1910, y se aprovechó entonces para darle la actual orientación con la estatua mirando al norte, es decir, hacia la cordillera de los Andes. Al evento concurrieron el presidente de la nación Argentina de ese momento, Figueroa Alcorta (1906-1910), el presidente de Chile, Pedro Montt Montt (1906-1910), batallones del ejército y delegaciones de los países limítrofes.13
El monumento es una escultura en bronce sobre una base de granito rojo pulido; el segundo cuerpo, comenzando de arriba hacia abajo, teniendo en cuenta los años de su elaboración, está conformado precisamente por la figura del general con un rostro sereno, su sombrero falucho y patillas largas; lleva su vestimenta militar compuesta de una guerrera con faldón que se prende en el medio, botas granaderas con espuelas, una banda que cruza su pecho y charreteras de general;14 se le suma a esto su montura y su sable corvo, fiel representación de las originales, esto se debió a que sus familiares las habían conservado luego de su muerte. Está montado en su caballo y con su brazo derecho extendido15 señalando el camino a los soldados hacia los Andes.
La estatua ecuestre fue realizada en Francia y llegó desarmada a Buenos Aires el 13 de abril de 1862. Respecto a esto, hay que tener en cuenta dos cuestiones, por un lado, la falta de empresas de fundición artística en América Latina determinó que la mayoría de los monumentos en bronce sean vaciados en centros europeos y que el artista, incluso, llevara a cabo su trabajo en su país para luego ser trasladado.16 Por el otro, el hecho de que realizaran las obras en otro país, dificultó la supervisión del trabajo artístico, lo que determinó que la fidelidad histórica de lo que se estaba representando pudiera resultar distorsionada o relegada ante la necesidad de exaltar el hecho de una manera más grandilocuente; como consecuencia de esto, en varias ocasiones se ha optado por ejecutar una imagen simbólica del personaje.17
Originalmente, se llevó a cabo la inauguración sobre un pedestal de mármol blanco y mirando al este —figura 1—, pero actualmente, está sobre uno de granito rojo que tiene una altura de 3,5 metros.
Normalmente los monumentos ecuestres están reservados para los héroes militares que combatieron en batallas; asimismo, existe controversia respecto al significado de la posición de las patas del caballo, en tanto que, si tenemos en cuenta el código que se ha establecido al respecto, cuando el caballo tiene las dos patas en el aire es porque la persona falleció cumpliendo su deber en la batalla;18 pero en este caso no fue así ya que el general San Marín murió en Boulogne Sur Mer, Francia, por causas naturales. Esto determinaría que no existe una correlación entre la posición de las patas del equino y el significado otorgado. Asimismo, «existen diferencias con respecto al corcel criollo que usó el general en aquella gloriosa contienda, básicamente, porque el artista no pudo contar frente a él con un ejemplar de aquella raza. Estas se manifiestan en especial en la cola del equino, algo inexacto en la anatomía de los caballos criollos».19
Figura 1
Monumento a don José de San Martín en Buenos Aires, 1863
Fuente: Colección patrimonial Museo Vicuña Mackenna, Serpat, Chile, núm. SUR 9-317.
Al tener en cuenta la tradición de la imagen, la idea de una estatua ecuestre tiene sus orígenes con el artista Lisipo (370-310 a. n. e.) quien retrató a Alejandro Magno (356-323 a. n. e) sobre un caballo en el acto de batalla; actualmente, se puede observar una copia de bronce en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
En ese sentido, sería la primera estatua donde el caballo aparece como arma de guerra y no de caza o de deporte, con el fin de representar «A un hombre que es ya un nombre, una personalidad descollante y digna de ser representada, de ser retratada; a alguien que merece ser recordado y registrado para la posteridad en sus facciones personales, y no solamente un ser cualquiera o un héroe mítico o un dios…».20
Esta forma de representación fue apropiada en América Latina para homenajear a reyes durante el periodo virreinal como fueron el Arco del Puente realizado por el artista Baltazar Gavilán en 1700, en Lima, Perú, en homenaje a Felipe v, obra que estaba coronada con una estatua ecuestre del rey;21 o la obra de «El Caballito» de Manuel Tolsá en la Ciudad de México, en honor a Carlos iv, construida entre 1796 y 1803.22
Con la independencia de las naciones americanas, fueron los próceres los que pasaron a ser representados en las estatuas ecuestres públicas como símbolos patrios, vinculados a las gestas militares de liberación. Aquí encontramos las figuras de Simón Bolívar y, precisamente, la de José de San Martín23.
En el caso que nos compete, se dice que el artista se basó en un retrato litográfico24 de 1819 de Théodore Gericault para realizar la obra, persona que nunca vio a San Martín y se desconoce si sabía de sus hazañas, pero trató de imponerle la fuerza y la gallardía de los grandes hombres de Europa siendo que esta era su referencia más próxima;25 esto lo podemos apreciar, de la misma manera, en un grabado dedicado a Manuel Belgrano que está en la misma posición, montado a caballo, pero con su sable —figura 2—, y que fue realizado por el artista el mismo año.
Es interesante señalar que esta estatua ecuestre es una réplica del monumento realizado por el propio Daumas en Chile en 1860, pero posee algunas modificaciones, ya que como en la ciudad de Buenos Aires no se presentan movimientos sísmicos, la cola del caballo no fue necesaria que estuviera apoyada sobre el pedestal y se le quitó la bandera que el prócer debía llevar en su mano derecha; en su reemplazo su mano indica el camino a sus soldados, tal como está en la litografía anteriormente mencionada. También, existen réplicas del monumento argentino de Daumas en la provincia de Mendoza, Argentina, inaugurado en 1904; otra en la ciudad de Berazategui26 emplazado en 1965, Buenos Aires; y en la ciudad de Cádiz, España, que se realizó en 1975, por mencionar algunas.27
Figura 2
Théodore Gericault, Retrato del Gral. Manuel Belgrano. Grabado, 1819
Fuente: Museo Histórico Nacional, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Respecto al primer cuerpo, se trata de un grupo escultórico sobre un basamento de granito rojo dragón pulido de cinco metros de largo por tres metros de ancho y todo el monumento, a su vez, está sobre una plataforma de 11 metros de largo por 11 metros de ancho.
En la parte frontal de lo que sería el fuste, justo por debajo de la figura ecuestre se encuentra el dios Marte —figura 3—, dios de la guerra de la mitología romana, y que representa la virilidad masculina, la violencia, la pasión, la victoria en las guerras, la perfección y la belleza. Esta sosteniendo con su pierna izquierda a un cóndor, 28 esta ave podría tener diferentes significados si tenemos en cuenta que se trata de un símbolo de grandeza y dominio, similar al águila en la mitología grecorromana; de igual manera, en muchas culturas andinas, es una representación patriótica del poder, el progreso, la independencia y la liberación.29
Escultura de bronce representando a Marte en el Monumento al
General San Martín, 5 de agosto de 2008
Fuente: Roberto Fiadone. Obtenida de Wikipedia.
En la base del pedestal se encuentran cuatro bajo relieves que aluden a la batalla de Salta —figura 4—, la toma de Montevideo, el paso de los Andes y la proclamación de la independencia del Perú. Además, se pueden observar algunos elementos que adornan la obra como laureles, ubicados sobre el pedestal; y cascos y palmetas como decoración al final de las escaleras. En la parte elevada del basamento, ya en la parte inferior del conjunto, se encuentran otros siete bajo relieves que hacen referencia a las tres acciones militares más importantes del libertador: la batalla de Chacabuco, la batalla de Maipú y el combate de San Lorenzo.30
Por último, se observan en los distintos frentes cuatro alegorías hechas en bronce y de unos dos metros de alto: 1) La Partida: un civil y un soldado, en el suelo, una bandera y un parche roto de tambor; 2) La Batalla: representada a través de un soldado caído y otro que sostiene una bandera, en sus pies una cureña31 de cañón rota; 3) La Victoria: se trata de una alegoría femenina alada con una corona de laurel en su mano derecha en alusión al triunfo militar y está coronando a un soldado; en la mano izquierda lleva una hoja de palma, representación de la victoria, el triunfo y la paz; a sus pies se encuentra una canasta con frutos que refieren a la abundancia; por último, 4) El Regreso del vencedor: un soldado que abraza a una mujer en cuyas manos sostiene una hoja de palma y, junto a sus pies, una corona de laurel,32 en representación al triunfo militar.33
Figura 4
Placa de bronce representando la batalla de Salta en el Monumento al General San Martín y a los Ejércitos de la Independencia, 5 de agosto de 2008
Fuente: Roberto Fiadone. Obtenida de Wikipedia.
Una vez planificado el proyecto, era importante la selección del espacio por parte de las autoridades para saber dónde se emplazaría la obra; en este caso en particular, la estatua conmemorativa se encuentra en una plaza ubicada en el barrio de La Recoleta en la zona céntrica de la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Este sitio antes de constituirse como la actual plaza de San Martín tuvo otros usos y ha sido testigo de muchos hechos históricos. Remontándonos al siglo xviii, este lugar fue protagonista de uno de los mercados más inhumanos, la trata de esclavos, hasta que, pasando de manos inglesas a españolas, la tierra fue subastada públicamente en 1772 y allí se decidió construir una escuela de práctica de artillería y un cuerpo de guardia.
Ya entrando al siglo xix, precisamente en 1801, se inaugura una plaza de toros34 que funcionó como tal hasta que en 1806 y 1807 el espacio fue protagonista de las invasiones inglesas como consecuencia de su proximidad al Río de la Plata y pasó a denominarse «Campo de la Gloria».
Durante los preparativos para la lucha independentista, a partir de 1810, se instaló en sus alrededores un cuartel para el regimiento de granaderos a caballo liderados por el general José de San Martín. De esta manera, el sitio pasó a conocerse como «Campo Marte» y se convirtió en testigo de la partida y el regreso del ejército nuevamente a los cuarteles.35 Este hecho histórico justifica y explica la elección de las alegorías que presenta el monumento en la actualidad.
Una vez finalizado el proceso de independencia, la ciudad comenzó a progresar y la población porteña decidió que era necesario que el lugar se convirtiera en un espacio verde que embelleciera la ciudad y esto se concretó en 1862 cuando se llevó a cabo la instalación e inauguración del monumento ecuestre conmemorativo al general, rodeado de iluminaria y de jardineras, surgió así la actual plaza San Martín.36
Para finales del siglo xix y principios del siglo xx, se amplió el terreno desocupando los cuarteles, ya desaparecidos en 1893, y expropiando las fincas que se encontraban a su alrededor. En su lugar se erigieron varios palacios pertenecientes a familias aristocráticas. De esta manera, surgen el palacio de la familia Paz, hoy el «Círculo Militar»; el palacio Anchorena, actual sede ceremonial de la cancillería argentina; el pabellón que funcionó como sede del Museo Nacional de Bellas Artes hasta 1933; el palacio Ortiz Basualdo y el Hotel Plaza, hoy inexistentes.37 Para 1942 la plaza San Martín fue declarada un lugar histórico nacional —figura 5—.
Figura 5
Estatua de José de San Martín, 12 de marzo de 2015
Fuente: Nicolásrnphoto. Obtenida de Wikipedia.
En este sentido, no es fortuito que el «Círculo Militar» se haya instalado en esta zona en 1938, si tenemos en cuanta la significación histórica que tiene este espacio para la memoria militar del país. También se encuentra allí, en un extremo, el Museo de Armas de la Nación «teniente general Pablo Riccheri», una antigua mansión colonial que posee una colección de armas de fuego, ballestas y espadas del siglo xx; en el otro, está la Torre monumental, antes conocida como la «Torre de los ingleses», su nombre fue cambiado cuando se llevó a cabo la Guerra de Malvinas en 1982; se trata de una construcción donada por los residentes británicos con motivo del centenario del gobierno patrio y erigida en la plaza «Fuerza Aérea Argentina» en 1916.38
A toda esta carga militar del espacio, se le suma la importancia que toma la cancillería argentina denominada como palacio San Martín, donde se reciben y se agasajan a los representantes diplomáticos de otras naciones. A su vez, el hecho de que este edificio esté ubicado precisamente frente a la plaza donde se encuentra la obra que aquí nos compete, se conjuga con las ceremonias oficiales que se llevan a cabo; para los bicentenarios de la independencia de Argentina, Chile y Perú,39 las autoridades civiles y militares de la ciudad de Buenos Aires realizaron actos conmemorativos, precisamente, en el monumento ecuestre del libertador; se invitaron a los representantes de cada uno de los países, se dieron discursos y se cantaron los himnos pertinentes. El acto público político funciona como un mecanismo de memoria de los hechos militares y de las relaciones internacionales que se han forjado como consecuencia de estos.40
Reforzando la memoria histórica-militar
El monumento conmemorativo al general San Martín y a los ejércitos de la independencia fue creado para mantener la memoria de las luchas independentistas y del prócer militar y, así, educar a la sociedad respecto a los héroes de la patria;41 pero también ha configurado el espacio donde fue erigido como un sitio dónde recordar aquellos hechos históricos militares que marcaron al país. En ese sentido, y retomando a Martínez Gutiérrez, «No hay memoria que no se inscriba en un marco espacial: se trata de una referencia básica para ubicar y afirmar el recuerdo de acontecimientos vividos o transmitidos, de hechos o personas que hemos conocido».42
Es por esto por lo que, junto a la estatua ecuestre, en la misma plaza, hoy se encuentran otros dos monumentos que refuerzan esta memoria: por un lado, una pequeña muralla en forma de tríptico con una placa que dice «Hito de la argentinidad núm.12. Aquí lucharon y vencieron los reconquistadores de Buenos Aires el once de agosto de mil ochocientos seis en la primera invasión inglesa». A su lado, se encuentra una imagen de la virgen del Lujan, patrona de la Argentina.43 Ese monolito es uno de un total de cuatro que se encuentran distribuidos por la ciudad de Buenos Aires y que fueron colocados por el Instituto de Investigaciones Históricas en 1980 con la intención de rememorar los sucesos ocurridos durante la reconquista de Buenos Aires en 1806. Por el otro, un cenotafio a los caídos en Malvinas —figura 6— inaugurado en 1990 para conmemorar a los héroes que participaron en la Guerra de Malvinas en 1982.
Se trata de un monumento con 25 placas de granito negro en la que se encuentran grabados los nombres de 649 soldados que perdieron la vida; además en el suelo se hayan los 23 escudos de las provincias, el de la ciudad de Buenos Aires y el de la Nación.44 Sobre el ala izquierda de la obra hay una lámpara votiva símbolo del recuerdo eterno y en el centro hay una escarapela nacional; también hay una bandera argentina que es izada y arriada por la guardia que está compuesta por las tres Fuerzas Armadas: la Marina, el Ejército y la Fuerza Aérea, y los Regimientos de Patricios y Granaderos.
Entendemos así que todos estos monumentos fueron creados con un fin conmemorativo en torno a una determinada memoria oficial de los hechos históricos-militares del país; la manera de apropiarse del espacio está dada por la narración que se establece a través de los monumentos y de los proyectos arquitectónicos.45 Solo nos queda saber cómo se ha llevado a cabo la recepción de las obras por parte de la ciudadanía que habita el espacio y lo recorre permanentemente, principalmente del monumento a San Martín.
Figura 6
Monumento a los caídos en las Malvinas en Buenos Aires, 4 de enero de 2006
Fuente: Roberto Fiadone. Obtenida de Wikipedia.
Estamos frente a una memoria mediada desde la oficialidad, es decir, en donde la población que la recuerda no participó de los hechos, pero se acerca a ella a través de los relatos que el gobierno construye en torno a la estatua y el espacio.46 Asistimos a la configuración de una memoria desde arriba cuyo objetivo es reforzar una determinada identidad y de reproducir un relato histórico nacional oficial con relación a lo que fue la construcción del Estado-nación a partir de una obra monumental.47 El espacio público se presenta, así, como un lugar ideológico, accesible y abierto a la sociedad,48 una ciudadanía que interactúa con los monumentos, que los reconocen como una representación de su pasado y que, por lo tanto, están sujetos a acciones o intervenciones por parte de esta.
En este sentido, ¿dónde queda la memoria colectiva en el discurso oficial y qué tipo de relación han establecido con la estatua de San Martín? Ante la censura de algunos monumentos, como por ejemplo la estatua de Cristóbal Colón reemplazado en 2015, por la de Juana de Azurduy, una heroína de la independencia americana, la figura del general José de San Martín continúa siendo vigente y no existe un cuestionamiento social sobre su persona.
La memoria no es un acto individual aislado, sino un proceso profundamente influenciado y moldeado por los entornos sociales y los grupos a los que pertenecemos, y el libertador forma parte de una identidad colectiva y patriótica49 que une a la sociedad argentina. Se considera un líder clave en la independencia del país y, por lo tanto, no deja de pertenecer al relato de la construcción del Estado-nación y de la historia, de los recuerdos compartidos, construidos, preservados y transmitidos por las estructuras sociales. Incluso, es considerado «Padre de la Patria». En este sentido, no es de extrañarse que su presencia en la plaza San Martín sea un hecho naturalizado. La apropiación del espacio y del monumento por parte de la población ha sido de dos maneras, por un lado, una positiva, porque utilizan el basamento para sentarse y pasar la tarde; pero, por el otro, se tiene registros de actos vandálicos que, si bien no han cuestionado el poder simbólico del monumento, han provocado daños que determinaron la restauración y el consecuente cercado de la obra para evitar futuros problemas.50
Con relación a esto, se sabe que, en 2016, se produjo el robo del sable y la vaina de uno de los granaderos, la destrucción de la corona de laureles y, además, se detectaron faltantes en las garras del águila; mientras que, entre 2019 y 2020, se detectó la sustracción de 16 piezas ornamentales y del bajo relieve de la batalla de Maipú.51
Es importante señalar, que el hurto de las piezas de bronce ha tenido un único fin, venderlas. Como consecuencia de estos actos, el gobierno, en 2001, ordenó su restauración de manera respetuosa y con las reglas pertinentes al trato que debe recibir la obra como patrimonio cultural y estuvo a cargo de profesionales especialistas en el tema,52 el moa −Monumentos y Obras de Arte− también conocido como «el hospital de las estatuas», donde se llevan a cabo labores de conservación y restauración. De los 16 yelmos decorativos que originalmente eran de bronce, se recuperaron cuatro y con esos originales se hicieron los moldes y se realizaron las nuevas piezas en cemento platinado.53 Al finalizar la restauración, la obra fue aislada tras unas rejas de 3,3 metros de alto sostenidas por columnas de hierro reforzado. Así continua en la actualidad.
El monumento conmemorativo al general San Martín y a los ejércitos de la independencia inauguró la configuración de la plaza San Martín como un espacio para conmemorar a los héroes militares de la patria Argentina. Se consagró como un lugar de memoria histórico militar que se construyó desde la oficialidad, definiendo el lugar de emplazamiento, al ser este el antiguo «Campo Marte», espacio de los cuarteles pertenecientes al regimiento de granaderos a caballo de San Martín; eligiendo a artistas de reconocimiento de esa época como lo fueron Louis Joseph Daumas (1801-1887) y Gustav Heinrich Eberlein (1847-1926); y llevando a cabo actos conmemorativos en los que se hacen presente autoridades políticas y militares, nacionales e internacionales.
Al recuperar los vestigios históricos como exsitio de los cuarteles del regimiento de granaderos a caballo, la configuración del espacio se fue orientando precisamente, a darle esta connotación histórica y militar reforzada con edificaciones como el «Círculo Militar», trasladado a esa zona en 1938; la cancillería argentina; el Museo de Armas de la Nación «teniente general Pablo Riccheri» y la Torre monumental; hasta la posterior instauración del «Hito de la Argentinidad núm. 12» y del cenotafio a los caídos en Malvinas.
La elección del lugar de emplazamiento no deja de ser un acto político cuya intención es vincular la memoria y el discurso oficial con este y con los monumentos allí erigidos para configurar una identidad nacional54 que gira en torno a gestas militares. El hecho de que solo se lleven a cabo allí ceremonias conmemorativas por parte de las autoridades nacionales y que se haya realizado rápidamente su restauración y protección deja ver la importancia ideológica que este tiene por parte del gobierno.
Más allá de los actos vandálicos que representan una ínfima parte de la apropiación que realiza la población del espacio y el monumento, el general San Martín está profundamente ligado a la memoria colectiva argentina en tanto que representa un símbolo nacional clave de la independencia y la identidad patriótica del país en torno a los ideales de liberación y autodeterminación; en la actualidad continua siendo un ancla de la memoria que moldea la manera en que los argentinos recuerdan y valoran su historia55.
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1 Antonio Gutiérrez Escudero, «José de San Martín: rasgos de su personalidad», Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades 9, núm.18 (2007): 319-337.
2 Ignacio Zubizarreta, «Reflexiones sobre el “orden”: sus significados y su funcionalidad política durante las guerras civiles entre unitarios y federales», PolHis, vol. 6, núm.11 (2013): 117-127.
3 Carlos N. Mora Duro, «Habitar la historia: lecturas y transgresiones del monumento conmemorativo», en La experiencia como hecho social: ensayos de sociología cultural, ed. por Liliana Martínez Pérez y Santiago Carassale (México: FLACSO, Sede México, 2016), 113-136.
4 Emilio Martínez Gutiérrez, «Espacio, memoria y vínculo social», Urban Tribuna / Tribune, NS07 (2014): 7-23.
5 Macarena Mugione Méndez, Una mirada más allá de lo estético: representaciones y funciones complejas en los murales recientes de Puebla. El caso del Colectivo Tomate y su proyecto «Mayúscula» (tesis de maestría, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2022), 114.
6 El método iconográfico consiste en tres pasos: primero, un análisis formal de la imagen que incluye su descripción; segundo, se realiza una recuperación de los temas sobre los que trata, a través de conceptos e ideas, historias y alegorías vinculadas a un contexto histórico y cultural; por último, se lleva a cabo una lectura interpretativa que se complejiza con el acercamiento a otras fuentes. Erwin Panofsky, Estudios sobre iconología (Alianza Editorial: 1972), 392.
7 Otras obras del artista son: el Guerrero Romano de 1853 sobre el puente de Jena en París; y el Genio de la Navegación de 1847 ubicada en el puerto de Tolón y elaborada en 1847.
8 David d’Angers se formó en la Academia Francesa de Roma bajo la influencia de Jacques-Louis David, Bertel Thorvaldsen y Antonio Canova. Recibió el premio de Roma por su obra titulada «La muerte de Epaminondas» de 1811 y fue el encargado de la realización de medallones, bustos, bajorrelieves y estatuas a reconocidos personajes franceses como el marqués de La Fayette, Thomas Jefferson y Napoleón. Tomás Fernández y Elena Tamaro, «Biografía de David d›Angers», Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea, 2004. Acceso el 11 de octubre de 2024. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/david_d_angers.htm
9 Sonia Berjman, María Magaz y Roxana Di Bello, «Más de dos siglos de historia en la Plaza San Martín. Evolución cronológica de uno de los espacios verdes más emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires», La Nación, 2013, acceso el 3 de septiembre de 2024, https://www.lanacion.com.ar/revista-lugares/mas-de-dos-siglos-de-historia-en-la-plaza-san-martin-nid28072021/
10 La comisión estuvo integrada por un presidente, Joaquín Cazón; un vicepresidente, Constante Santa María; un secretario, Leonardo Pereyra; un tesorero, Santiago Rufino Albarracín; y los vocales Manuel Alejandro Aguirre e Hilarion Medrano. Nicolás Gutiérrez, «La estatua ecuestre de San Martín. Obra de Daumas», Legado. Revista del Archivo General de la Nación de la República Argentina, núm. 3 (2016):13-22.
11 Gustavo Eberlein ha llevado a cabo otras obras como la Fuente Alemana de Santiago inaugurada en 1912 en Santiago de Chile; y el monumento a Goethe realizado en Villa Borghese, Roma, en 1904.
12 María del Carmen Magaz, Monumentos y Esculturas de Buenos Aires, Belgrano, Retiro y Puerto Madero: espacios simbólicos y arte público (Argentina: Dirección General Patrimonio e Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, 2023), 312.
13 Magaz, Monumentos y Esculturas…, 312.
14 Gutiérrez, «La estatua ecuestre de San Martín...»,13-22.
15 Carlos María Toto, Leticia Maronese y Carlos Estévez, Monumentos y Obras de Arte en el espacio público de la Ciudad de Buenos Aires (Argentina: Colección cuadernos educativos, Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, 2007), 76; Sonia Berjman, Roxana Di Bello y María Magaz, Plaza San Martín, imágenes de una historia (Argentina: Ed. Nobuko, 2003).
16 Gutiérrez Viñuales, «La independencia de Hispanoamérica…», 173-198.
17 Rodrigo Gutiérrez Viñuales, «La independencia de Hispanoamérica a través de los monumentos de sus naciones», en Historia y política a través de la escultura pública 1820-1920, ed. por María del Carmen Lacarra Ducay y Cristina Giménez Navarro (España: Institución «Fernando el Católico», 2003), 173-198.
18 Marco Chavarría, «La leyenda de las estatuas: ¿revelan la muerte de quien está representado?», La razón, 19 de diciembre de 2023. Acceso el 4 de septiembre de 2024. https://www.diariodeloriente.es/2019/05/05/las-patas-del-caballo/
19 Gutiérrez, «La estatua ecuestre de San Martín...», 15.
20 Néstor Madrid Malo, «Origen y evolución de la estatua ecuestre», Revista UNAL, vol.1, núm.4-5 (1985): 47.
21 El arco y la estatua se derrumbaron durante el terremoto que afectó a Lima en 1746; se reconstruyó años más tarde, pero un incendio en 1879 la destruyó. Francisco Stastny Mosberg, «Una estatua ecuestre temprana y el hispanismo limeño», Talleres de arte colonial. Vuelo. I editado por Sonia V. Rose y Juan Carlos Estenssoro Fuchs (Instituto Francés de Estudios Andinos, 2013), 273-279.
22 Rodrigo Gutiérrez Viñuales, Monumento conmemorativo y espacio público en Iberoamérica (España: Editorial Madrid, 2004), 373.
23 Gutiérrez Viñuales, «La independencia de Hispanoamérica…», 173-198.
24 Una litografía es una técnica de estampación difundida ampliamente en el siglo XIX; la obra es dibujada sobre una piedra especial y de allí se imprime sobre papel. Ernesto Beretta García, «La litografía, la difusión de la imagen y su papel como herramienta propagandística en Montevideo durante el siglo XIX», Cuaderno de Historia, núm. 9 (2009): 17-38.
25 Gutiérrez Viñuales, «La independencia de Hispanoamérica…», 173-198.
26 Inicialmente, la estatua estaba en la ciudad de Quilmes y fue donada a la ciudad de Berazategui cuando se llevó a cabo su autonomía. Para conocer más sobre este monumento en particular se recomienda leer el libro de Orlando Cella, El monumento al libertador General José Francisco de San Martín erigido en la ciudad de Quilmes- su historia. Crónica de una postergada reinstalación (Argentina: Editorial Jarmat, 2006).
27 Existen otras réplicas tanto en Argentina como en otros países; para conocer más al respecto véase Gutiérrez, «La estatua ecuestre de San Martín...», 13-22.
28 Toto, Maronese y Estévez, Monumentos y Obras de Arte…, 76.
29 Ileana Almeida, «El cóndor andino y sus simbologías», Rebelión, 10 de junio de 2024. Acceso 11 de octubre de 2024. https://rebelion.org/el-condor-andino-y-sus-simbologias/; Juan Duputel, «El cóndor de los Andes: símbolo de los países liberados por Simón Bolívar», El café latino, 13 de marzo de 2024. Acceso el 11 de octubre de 2024. https://elcafelatino.org/es/condor-de-los-andes/
30 Toto, Maronese y Estévez, Monumentos y Obras de Arte…, 76; Berjman, Di Bello y Magaz, Plaza San Martín….
31 La cureña es el armazón compuesto de dos tablones fuertemente unidos y colocados sobre ruedas, sobre la cual se monta el cañón de artillería.
32 Toto, Maronese y Estévez, Monumentos y Obras de Arte…, 76.
33 Recordemos que las alegorías son una herramienta de los estados democráticos emanados de la concepción liberal de los siglos XVIII y XIX para consolidar el sentido de pertenencia y fomentar la convivencia de las ideas liberales y las instituciones democráticas. Gutiérrez Viñuales, Monumento conmemorativo…, 373.
34 Esta decisión se justificaba por la exigencia de los vecinos del barrio Lima y Belgrano donde se encontraba otra plaza de toros, denominada Monserrat e inaugurada en 1781, y que con el paso del tiempo había transformado el lugar en un sitio de apuestas, corrales de animales, «casas de mala fama» y peleas. Es así como el virrey, en ese entonces Avilés, decidió demolerla entre 1799 y 1800. Adrián Pignatelli, «Corridas de toros en Buenos Aires: dinero, conflicto con la iglesia y prohibición», Infobae, 3 de enero de 2022, acceso el 3 de septiembre de 2024, https://www.infobae.com/sociedad/2022/01/04/corridas-de-toros-en-buenos-aires-dinero-conflicto-con-la-iglesia-y-prohibicion
35 Berjman, Magaz y Di Bello, «Más de dos siglos de historia…».
36 Una explosión de un depósito de pólvora en el cuartel de artillería en 1864 provocó el abandono de la plaza hasta 1876 que un jardinero municipal, Eugene Courtois, volvió a restaurarla. Berjman, Magaz y Di Bello, «Más de dos siglos de historia…».
37 Berjman, Magaz y Di Bello, «Más de dos siglos de historia…».
38 Alejandro Lingenti, «Torre de los ingleses: la historia de un ícono porteño que hoy reabre», La Nación 27 de junio de 2019, acceso el 3 de septiembre de 2024, https://www.lanacion.com.ar/sociedad/torre-ingleses-historia-icono-porteno-hoy-reabre-nid2262097/
39 El bicentenario argentino se celebró el 25 de mayo del 2010; el bicentenario chileno el 18 de septiembre del 2010 y el bicentenario peruano el 28 de julio del 2021.
40 María Rosa Catullo y María Rosa Sempé, «Antropología y muerte. Monumentos conmemorativos de hechos políticos luctuosos en el cementerio de La Plata, Argentina», Runa, vol. 37, núm. 2 (2016): 41-60.
41 Gutiérrez Viñuales, Monumento conmemorativo…, 373.
42 Martínez Gutiérrez, «Espacio, memoria y…», 11.
43 «Observar y conocer. Un hito de la argentinidad», La Gaceta del Retiro, 26 de abril de 2020, acceso el 3 de septiembre de 2024, https://www.lagacetadelretiro.com.ar/observar-y-conocer-un-hito-de-la-argentinidad/
44 Toto, Maronese y Estévez, Monumentos y Obras de Arte…, 76.
45 Ricoeur, Tiempo y narración. I…, 628.
46 Catullo y Sempé, «Antropología y muerte…», 41-60.
47 Luz Mary Arias Alpízar y Oriester Abarca Hernández, «El estudio de los lugares de la memoria y la historia regional y local», Diálogos. Revista Electrónica de Historia (2012): 83-99.
48 Manuel Delgado, «El espacio público como ideología», Ponencia presentada en Jornadas Marx Siglo XXI (ponencia, Universidad de la Rioja, diciembre 2007).
49 Maurice Halbwachs, La memoria colectiva (Francia: Prensas Universitarias de Francia, 1968), 192.
50 Jonathan Lukinovic Hevia, «Intervención y destrucción de monumentos públicos en América Latina como respuesta ante el dominio cultural e ideológico del espacio público», Contenciosa, vol. 8, núm. 10 (2020), https://doi.org/10.14409/rc.v0i10.9147
51 «El monumento a San Martín en Retiro fue restaurado: los secretos de su «internación y cura» en el Hospital de las Estatuas», La Nación, 15 de agosto de 2021, acceso 3 de septiembre 2024, https://www.lanacion.com.ar/buenos-aires/el-monumento-a-san-martin-en-retiro-fue-restaurado-los-secretos-de-su-internacion-y-cura-en-el-nid15082021/
52 José Antonio Terán Bonilla, «La importancia del patrimonio arquitectónico como documento histórico», Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, vol. 34 (2002): 195-206. https://revistaseug.ugr.es/index.php/caug/article/view/8955
53 Redacción, «El monumento a San Martín…».
54 Martínez Gutiérrez, «Espacio, memoria y…», 11.
55 Halbwachs, La memoria colectiva, 192.
* Argentina. Máster en Historia por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades «Alfonso Vélez Pliego», Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, México. Actualmente, cursa el doctorado en Estudios Históricos en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades «Alfonso Vélez Pliego» de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, México. Investigadora independiente. macarena.mugionem@alumno.buap.mx https://orcid.org/0000-0002-7654-0666
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