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Sobre animalística y bandas precolombinas de la Gran Nicoya About Animalistic and Pre-Colombian Bands in the Great Nicoya Henry O. Vargas Benavides Universidad de Costa Rica Costa Rica |
Resumen
En el actual documento se exponen dos tipos de cerámica policroma precolombina de la Región Gran Nicoya (entre Nicaragua y Costa Rica); son jarrones tipo Jicote y Pataky policromo del periodo 1200 d.C. a 1550 d.C., con el fin de analizar las representaciones de animales y sus bandas complejas que generalmente aparecen representadas en la boca superior de las vasijas. Para realizar la base de datos se registraron los datos y las fotografías de vasijas en el Museo Nacional de Costa Rica. A partir de dicha base de datos, se categorizaron 56 vasijas cerámicas Jicote y Pataky, las cuales fueron agrupadas por los motivos o temas representados en las bandas complejas en dos grandes grupos: a) 12 geométricas y b) 42 figurativas. En el caso de las figurativas se detallan seis casos en los que se han redibujado sus bandas hasta lograr posibles esquemas de representación gráfica y semiótica.
Palabras clave: Diseño precolombino; animales; vírgulas; lenguas; cerámica
Abstract
In the present article two types of Pre-Colombian polychrome ceramics from the Great Nicoya (between Nicaragua and Costa Rica) are exhibited. They are polychrome Jicote and Pataky vases dating from 1200 A.D. to 1550 A.D. The aim is to analyze animal representations and their complex bands that are generally represented in the superior openings of the vases. For the creation of a database, the data and photographs of vases in the National Museum of Costa Rica were recorded. Based on such database, 56 Jicote and Pataky ceramic vases were categorized. They were classified in two major groups according to the motifs or themes represented in the complex bands: a) 12 geometric and b) 42 figurative. In the group of the figurative vases, six cases stand out where their bands have been repainted to achieve possible graphic representation schemes and semiotics.
Keywords: Pre-Colombian design, animals, virgules, languages, ceramics
El presente artículo analiza bandas complejas en vasijas cerámicas tipos Pataky y Jicote policromos de la Región arqueológica Gran Nicoya con representaciones de animales del periodo 1200 a 1550 d.C. Dentro de este documento se entiende por bandas complejas las representaciones iconográficas que repiten ciertos estilos o formas dentro del contexto cultural estudiado. Por tanto, dichas repeticiones en las cerámicas son portadoras de lenguajes comunicativos en los hallazgos realizados en los territorios de la costa pacífica nicaragüense y el norte costarricense, actual provincia de Guanacaste.
En cuanto a la cerámica Pataky policromo se encuentran catalogadas las variedades: Leyenda, Mayer y Pataky y de la Jicote policromo, las variedades Jicote, Tempisque, Pataky, Máscara, Lazo, Madeira, Felino, Luna, Lunita, Bramadero y Cara (Lange et al., 1987a).
Para el desarrollo del proyecto se llevaron a cabo visitas avaladas al Departamento de Protección del Patrimonio Cultural del Museo Nacional, cuya sede se ubica en Pavas, San José. En conjunto con el equipo de arqueología se enlistó y catalogó una base de datos de diferentes piezas arqueológicas de las cerámicas tipo Pataky, Jicote y Papagayo. Cada pieza se registró con diferentes fotografías desde múltiples ángulos, para luego computar sus dimensiones y características en cuanto a tipo, variedad o alguna descripción significativa. Estos datos se sistematizaron en una base de datos desarrollada en el programa Microsoft Excel. Cabe recalcar que no solo se registraron piezas completas, sino también se incluyeron algunas que se encontraban fragmentadas, las cuales fueron de nuevo ensambladas, o bien, otras que no tenían ciertos fragmentos.
Posterior a esto, se seleccionaron vasijas trípodes, o de base anular, con las representaciones de animales en relieve, o no, y la repetición de bandas complejas a su alrededor. La mayoría presentaron una banda en la boca superior y, en algunos casos, dos bandas; mientras otras mostraron otra banda repetitiva en la base anular. Seguido a esta preselección, se escogieron y redibujaron bandas con características similares repetidas en al menos dos vasijas. El calco se realizó mediante el encadenamiento de distintas fotografías de las bandas a través de una representación horizontal; gracias a los programas de diseño: Photoshop e Adobe Illustrator, se lograron precisar los dibujos lineales de la vasija y sus tonos planos. En este proceso aparecen principalmente bandas geométricas y las figurativas con aspectos de animales y humanos.
A partir de los dibujos realizados, se establecieron comparaciones, en donde las bandas similares comparten características o posibles filiaciones entre sí. Es oportuno señalar que dentro de los antecedentes de este estudio se encuentra el capítulo titulado “Jarrones que hablan. La cerámica pataky y jicote de la Gran Nicoya”, que forma parte del libro Mundos de Creación Visual de los Pueblos Indígenas, publicado en el año 2019. En resumen, se analiza la representación de bandas complejas con representaciones de rostros de aspecto humano y vírgulas, así como códigos de puntos dentro de las vírgulas repetidos en gran medida en las vasijas estudiadas. En cada una de estas bandas se detallan componentes de repetición de códigos para colocar estos elementos sígnicos y que pueden llevar a una sintaxis visual para aquellas agrupaciones culturales.
Al final de este análisis de bandas complejas con representaciones de animales, se establece una comparación con el contexto mesoamericano de aquel momento histórico, con el fin de determinar si estos patrones de repetición se vinculan con un área mayor, sea de comercio, política, religión, lenguaje o comunicación como la mesoamericana. Lo anterior, debido a que ciertos códigos visuales aparecen también en códices mexicas cercanos a este mismo contexto cultural.
A la región comprendida entre los lagos del suroeste de Nicaragua y Rivas, la provincia de Guanacaste y la Península de Nicoya, se le conoce como la Gran Nicoya, en un periodo aproximado del 500 d.C. al 1522 d.C. En palabra de Jane Stevenson Day señala: “El área de la Gran Nicoya era por tanto una entidad cultural; estaba unida por lenguas, estilos artísticos, e iconografías comunes, así como por vínculos ecológicos, económicos y políticos” (1988, 138).
Por su parte, Tonatiuh (1999), en resumen, parte de que dicha región se sitúa dentro de una macroárea establecida por elementos culturales exclusivos, comunes o aquellos ausentes en la misma. Esto es lo que se conoce como área mesoamericana.
Según Morante (2000), en cuanto a sus ideologías y cosmovisión, el área mesoamericana la conforma un panteón principal en donde su conocimiento deriva de deidades como Quetzalcoatl, Cipactonatl y Oxomoco. Estas deidades comprenden un amplio territorio desde la mayor parte del México actual y hasta la Gran Nicoya, como límite actual en la península costarricense durante el periodo señalado en líneas anteriores.
Fonseca y Richard (1993) describen a la sociedad de la época de estudio caracterizada por contar con atributos tribales, derivados de grupos consanguíneos o políticos; así que su organización política y económica se da más por organizaciones grupales que por centralismos de poder. Esta evolución permite establecer señoríos y cacicazgos en sus sociedades. Aunque esta apreciación se dificulta en la región de la Gran Nicoya, debido a las numerosas migraciones de grupos nahuas.
Los autores citados interpretan que la región se caracteriza por una fuerte existencia económica en cuanto a la manufacturación de la cerámica policromada y con intercambios dentro y fuera de su misma región, como hacia los actuales territorios de El Salvador, Honduras, Pacífico de Nicaragua y sur de México, o dentro del territorio hacia el sur de Costa Rica. En estas sociedades, la navegación jugó un papel determinante para poder cruzar cientos de kilómetros y lograr el intercambio de distintos bienes. Las representaciones de sus deidades en productos como la cerámica, jades, piedras, conchas u otros, conforman esa unidad referida que se conoce como Mesoamérica.
En cuanto a sitios arqueológicos, según explica Zárate et al. (2000), se pueden distinguir dos tipos, aquellos sitios superficiales en donde el material se expone en la superficie, sea por la erosión, sedimentación o disturbación, y los otros que serían los sitios en estratigrafía o sellados, en donde el material arqueológico yace dentro de una matriz de sedimentación. En ambos favorecen sus condiciones de análisis espacio-temporales, o su integridad, que al final son profundizadas por especialistas de la arqueología.
En cuanto al material de cerámica precolombina, se infiere que dichos materiales de la Gran Nicoya fueron procesados en cerámica y luego pintados de forma primorosa por especialistas con diversos agentes oxidantes.
Según Lange et al. (1987b) la aparición de la cerámica tipo Pataky surge a final del período policromo medio. En períodos similares, este tipo de cerámica se ha encontrado también en el área de Rivas, Nicaragua. Las evidencias aparecen igualmente a lo largo de la costa guanacasteca en sitios como Bahía Culebra, Vidor, Ruíz y Nacascolo. De la misma manera, estos objetos se han hallado en contextos funerarios.
Otros tipos cerámicos decorados del periodo medio y que continúan hacia el periodo tardío corresponden a Pataky, Papagayo, Santa Marta, Altiplano, Birmania y variedades del Mora Tardío. Asimismo, se originan otras variedades nuevas en el último periodo como Vallejo, Pataky tardío, Guillén negro sobre rojo, Madeira, Bramadero, Casares, Jicote y Luna policromo.
Según Day (1988) la cerámica policroma de la Gran Nicoya pudo haberse desarrollado en dos procesos. En primer lugar, uno en donde el alfarero construye la pieza u objeto tridimensional. En segundo lugar, otro por un pintor experto en escritura de la casta sacerdotal. Al mismo tiempo señala:
Esta decoración especializada de vasijas, las cuales son fundamentalmente utensilios, parece transformar el recipiente básico en la vasija ritual. Con la adición de elementos prescritos, lo profano se vuelve sagrado e indica que en las culturas prehispánicas las adiciones decorativas eran tan importantes como la creación de la vasija misma. (Day 1988, 137-8)
Este tipo de cerámico escenifica a personajes de cierto rango social destacado, pues al aparecer en tumbas con este tipo de cerámico con representaciones de deidades como la serpiente emplumada, el jaguar, Tlaloc y diferentes símbolos cósmicos, se unen a la compleja representación de bandas que se repiten en diferentes vasijas de este periodo. Algunas con signos abstractos, las otras con signos figurativos y a lo que se brinda atención en el siguiente punto.
En cuanto a las bandas geométricas se agruparon las siguientes: a) cinco con círculos, b) cuatro con vírgulas, c) dos geométricas modulares y, d) una sin definir.
Tabla 1. Bandas geométricas.
Bandas geométricas: |
Cantidad |
Geométrica con círculos |
5 |
Geométrica con vírgulas |
4 |
Geométricas modulares |
2 |
Geométrica sin definir |
1 |
Fuente: Elaboración propia.
Respecto a las figurativas se dividieron en las siguientes: 17 cabezas humanas con vírgulas, siete cabezas en dirección izquierda, cuatro cabezas en dirección derecha, una de animales en dirección izquierda, una con animales estilizados, dos con cabezas de serpiente en dirección izquierda y una de un personaje muy estilizado con rasgos humanos. Observemos unos ejemplos:
Tabla 2. Bandas figurativas.
Bandas figurativas: |
Cantidad |
Cabezas con vírgulas |
17 |
Cabezas en dirección izquierda |
7 |
Cabezas en dirección derecha |
4 |
Animales en dirección izquierda |
1 |
Animales estilizados |
1 |
Cabezas de serpiente en dirección izquierda |
2 |
Personaje antropomorfo estilizado |
1 |
Fuente: Elaboración propia.
En cuanto al doble juego de bandas se distribuyen de la siguiente manera: a) cinco vasijas con banda de animales a la izquierda y cabezas de vírgulas, b) una de cabeza de animal hacia la derecha y cabezas hacia la izquierda con vírgulas, c) dos vasijas con cabezas hacia la derecha y geométricas (vírgulas negras con puntos) y d) otra vasija más con cabezas hacia la izquierda muy estilizadas y geométrica.
Tabla. 3. Doble banda.
Doble banda |
Cantidad |
I. A) Animales hacia la izquierda B) cabezas con vírgulas |
5 |
II. A) Cabezas de animal hacia la derecha B) cabezas hacia la izquierda con vírgulas |
1 |
III. A) Cabezas hacia la derecha B) Geométrica. Vírgulas negras con puntos |
2 |
IV. A) Cabezas hacia la izquierda muy estilizadas B) Geométrica |
1 |
Fuente: Elaboración propia.
En cuanto a las figuraciones de animales se enfatiza en dos dibujos de las bandas de las vasijas con el número de registro 29750 y 4308. La vasija 29750 procede del Pacífico Norte de Costa Rica, es de tipo periforme trípode, con soportes abiertos, lo que les convierte en sonajeros. Presenta una cabeza modelada de animal, las patas delanteras sostienen la cabeza y las traseras terminan en los soportes, en la parte trasera tiene cola en bajo relieve y es de tres tonos, base casi blanca, tono oscuro, tono rojizo y tono café claro. A continuación, se muestran dos vistas de la pieza:
Figura 1. Jarrón periforme trípode, soportes abiertos. Pacífico Norte. Vista de tres cuartos. Fuente: Fotografía de H. Vargas B., 2019. |
Figura 2. Jarrón periforme trípode, soportes abiertos. Pacífico Norte. Detalle de vista frontal.
Fuente: Fotografía de H. Vargas B., 2019. |
La banda alargada dispone de tres variaciones similares de la figura. Cada una de estas está dividida por una franja roja en vertical, además se detallan las plumas de remate que se observan en otras divisiones de bandas:
Figura 3. Dibujo alargado de la banda de la vasija 29750. Repetición modular de tres figuras.
Fuente: Ilustración de Alexandra Cardenal, 2019.
Por su parte, la vasija 4308 es también periforme, más alargada que la anterior, no obstante, es de base anular, en donde existe otra banda con animales estilizados. Cuenta con una cabeza de animal que se sostiene con las patas delanteras, no se observan sus patas traseras, pero en la parte opuesta se ve su cola en bajo relieve. Es de tres tonos: base blanco crema, oscuro y rojizo naranja. La particularidad es que procede de Cartago, Costa Rica, sitio La Angelina.
Figura 4. Jarrón efigie zoomorfa y decorado. Cartago, La Angelina. Vista de frente. Fuente: Fotografía de H. Vargas B., 2019. |
Figura 5. Jarrón efigie zoomorfa y decorado. Cartago, La Angelina. Vista posterior.
Fuente: Fotografía de H. Vargas B., 2019. |
En la parte inferior tiene otra banda de animales estilizados que se encuentran vueltos al revés o posición de cabeza. Son animales de cabeza alargada, lengüeta roja y remate de este color en sus patas y cuerpo postrado al suelo. El detalle de la fotografía volteada al revés muestra uno de los animales. En su lomo sobresalen dos protuberancias:
Figura 6. Jarrón efigie zoomorfa y decorado.
Cartago, La Angelina.
Detalle de la banda de la base anular.
Fuente: Fotografía de H. Vargas B., 2019.
En cuanto a la banda superior, la figura del animal se representa solo una vez en el anillo superior del jarrón. En detalle, la figura alargada de un módulo se extiende desde su cabeza, continúa su cuerpo enrollado y culmina en sus patas traseras, para luego dar forma a otro cuerpo similar encogido y sin cabeza, hasta la doble pluma a la izquierda. La banda abre el remate con tres puntos a la derecha y encierra el animal con líneas verticales y oscuras, hasta culminar en los tres puntos a la izquierda. Nótese la nariz alargada del personaje, probablemente simula la estilización de un tipo de danta o tapir.
Figura 7. Jarrón efigie zoomorfa y decorado.
Cartago, La Angelina.
Detalle de la banda superior.
Fuente: Ilustración de Alexandra Cardenal, 2019.
Dupey (2015a) analiza las vírgulas de serpientes y flores en códices mexicas, pero esta vez no desde los sonidos, sino de los olores. Formas de serpientes y de flores evidencian gráficamente “la presencia, el origen y naturaleza de los olores” (Dupey 2015a, 50). Esto se demuestra en los códices del Posclásico Tardío y coloniales tempranos en el Centro de México. Tales ejemplos se pueden hallar en las vírgulas y volutas que emergen de las ofrendas a deidades en la lámina 9 de Códice Laud, lámina 72 de Códice Vaticano B 3773 o en la lámina 4 de Códice Borgia, por citar algunas de las evidencias presentadas por la autora. Las formas de volutas, de serpientes con cuerpos de tonos de color, las formas de flores, son las que sirven para caracterizar los aromas.
En un segundo artículo de Zarate et al (2000) en la lámina 14 de Códice Borgia, el olor se enuncia como inverso a los ejemplos anteriores. En este caso la deidad Mictalntecuhtli, dios del inframundo, absorbe los excrementos de un humano flechado, pues en el mundo de los muertos, es el lugar donde los seres se comen todo lo que se traga la tierra, al igual que los malos olores.
Al extraer los detalles de ambas vasijas, la de código 29750 y la 4308, se acierta lo siguiente: las cabezas están en posición hacia la derecha, de sus bocas sale un tipo de tallo con hojas o flor, cuentan con un anillo rojo en sus mejillas, el cuerpo se extiende hacia atrás y tienen motivos de plumas al final del costado izquierdo. De tal manera que la planta, tallo o flor está en dirección contraria a la nariz y es sujeta en la boca del animal, donde intenta consumirla. Por tal razón, este código de repetición indica más el sabor o el gusto en esta sintaxis visual. Ambos esquemas redibujados lo comprueban. Se puede revisar también las láminas XVI del libro Cerámica de Costa Rica y Nicaragua (2000), de Kirkland y Meneses, en donde se atisba una pieza cerámica trípode de Nicaragua con una banda similar a las anteriores, la cual representa una efigie de ave en relieve. La lámina L en donde tres bandas también representan un animal, dos con un elemento floral y el otro con un elemento geométrico que sale de sus bocas1.
Figura 8. Desglose y análisis de elementos de la banda de la vasija 29750. Abajo: Banda con repetición de la forma en tres módulos. Medio: Módulo de figura alargada con elemento en su boca. Superior: Detalle de flor que sale de su boca.
Fuente: Ilustración de Alexandra Cardenal, 2019. Infografía: H. Vargas.
Figura 9. Desglose y análisis de los elementos de la banda de la vasija 4308. Inferior: Banda alargada de personaje. Centro: detalle de cabeza de personaje de animal con nariz alargada y elemento que sale de su boca. Arriba: posible rama o flor que sale de la boca del animal.
Fuente: Ilustración de Alexandra Cardenal, 2019 e infografía de H. Vargas.
Este esquema de cabezas, se remarca también en otras vasijas, sin embargo, esta vez por sus lenguas. En la banda de la vasija 29694 existe un motivo repetitivo de dos cabezas semejantes de serpiente emplumada. La separación de bloques lo sugiere una doble línea roja vertical y plumas en direcciones contrarias a cada lado de las líneas. Las distribuciones de las cabezas, en este caso, se muestran todas en dirección a la izquierda y solo a una se le extiende la lengua en ondulante punta, mientras que la siguiente cabeza no se le representa la lengua. En ambas cabezas se destacan características rojizas. Obsérvese el siguiente esquema.
Figura 10. Banda de la vasija 29694. Abajo: Banda alargada de la vasija en donde se presenta el motivo de cabezas de serpiente emplumada. Centro: Extracción de los dos módulos que luego se repinte. Arriba: Separación de cabeza de serpiente con lengua saliente, motivo de plumas a la izquierda, motivo de plumas a la derecha y cabeza de serpiente.
Fuente: Ilustración de Alexandra Cardenal, 2019 e infografía de H. Vargas.
En la siguiente figura se detalla cómo el doble plumaje en direcciones opuestas indica el fin y principio de cada uno de los módulos de repetición. Véase el plumaje que corona, también, a ambas cabezas de serpientes:
Figura 11. Banda de la vasija 29694. Separación de los elementos del módulo, las dos cabezas y doble plumaje que indica el inicio y el término.
Fuente: Ilustración de Alexandra Cardenal, 2019 e infografía de H. Vargas.
En la vasija 23391, la banda que se representa la componen dos cabezas separadas por franjas verticales. Esta representación es una de las de mayor abstracción del rostro de las que se han registrado, en donde apenas se percibe en la izquierda su ojo, boca dentada, tocado en la cabeza y al frente una triple línea roja que sale de la boca con tres puntos. En la cabeza siguiente, se distingue el ojo, nariz de gancho y la línea roja que bordea la boca y concluye al frente en triple línea y tres puntos. Se nota, de nuevo, esos tres puntos en módulos cuadrados en la siguiente división.
Figura 12. Vasija 23391, abajo: extensión de una sección de la banda, arriba: dos de las cabezas que se repiten modularmente.
Fuente: Ilustración de Kenlly Agüero, 2019 e infografía de H. Vargas.
La representación en la vasija 29079 corresponde a un animal enrollado con cuerpo de felino y cabeza con cresta como la de un ave. El cuerpo del animal es formado por una serie de puntos característicos en los felinos; en la cabeza se denota una cresta y de su pico surge un módulo cuadrangular que se resalta por línea roja. Nuevamente, esta figura se repite alrededor de la boca del cuenco.
Figura 13. Figura modular de felino y ave en la banda de la vasija 29079.
Fuente: Ilustración de Ignacio Vázquez, 2019 e infografía de H. Vargas.
En la cerámica policroma número 31273, la repetición de este jocoso personaje de nariz alargada alrededor de la vasija de forma globular, juega tanto con la lengua como con la cola del siguiente personaje. En este caso, la representación de la lengua, como característica del sonido o del habla, se mezcla con la cola del siguiente personaje que simboliza el aspecto del comer o tragar que se evidencia en las dos primeras cerámicas analizadas al inicio. La presencia de un punto es evidente alrededor de la misma que intercala con cada animal y solo en el personaje que saca la lengua aparecen dos puntos.
Figura 14. Vasija 31273. Dibujo de la banda de la cerámica con representación de animales en repetición con diferentes movimientos.
Fuente: Ilustración de Alexandra Cardenal, 2019 e infografía de H. Vargas.
Al integrar y comparar el contenido anterior, la cabeza de los personajes en estas bandas complejas se enmarca como principal motivo de representación de sus códigos visuales; sea que la cabeza gire a la derecha o la izquierda. Además, es destacable lo que sale de su boca, sean ramas, hojas o flores, sean sus lenguas, o elementos geométricos como puntos, cuadros vacíos o ramificaciones de lengüetas. Las cabezas y bocas determinan dirección y, a su vez, al lenguaje o al sentido del gusto, se enfatiza la lengua, para luego dar pase formas semi abstractas hasta las geométricas.
Otra de las características de estos códigos visuales es que no solamente se repiten en la misma vasija, sino que se representan de forma similar en otras piezas cerámicas. En estas repeticiones son las cabezas con vírgulas las que más proliferan, seguidas de cabezas de personajes antropomorfos o zoomorfos las que ganan en este escenario sígnico simbólico durante los siglos XIII al XVI en la historia antigua costarricense.
En primer lugar, la falta de hallazgos de objetos precolombinos en contexto, impide detallar los propósitos bajo los que fueron creados o utilizados, pero gracias a las pocas excavaciones en donde han aparecido piezas cerámicas en la Gran Nicoya se pueden determinar relaciones jerárquicas y ritos de pasaje, por ejemplo, el del mundo de los humanos al mundo de los muertos. Los hallazgos de sitios donde se fabricaron permiten determinar que un amplio conglomerado de comunidades dio uso a las piezas de tipo Jicote y Pataky, las cuales también revelan un alto conocimiento de códigos de comunicación visual al elaborarlas. Sean castas sacerdotales, escribanos o conocedores de dicha información, las vasijas que presentan las bandas complejas llegaron a un alto nivel comunicativo por un espacio de más de 300 años, en lo que respecta a las cerámicas de este estudio.
En segundo lugar, distintas vasijas similares se encuentran dispersas en otras colecciones en Nicaragua, como en el Museo Nacional ubicado en el Palacio Nacional de Cultura, El Ceibo en Ometepe, el Museo de Historia y Arqueología en Estelí, el Museo Arqueológico Tenderí, el Museo de Antropología e Historia en Rivas, el Museo Precolombino de Chaguitillo, el Museo de Santo Domingo, el Museo Arqueológico de Cerámica Precolombina, entre otros. Por esta razón, en un futuro libre de conflictos políticos y de pandemias, se debe revisar en detalle la existencia o no de este tipo de cerámica policromada, que brinden más pistas a las presentes huellas. Al igual que en Costa Rica, queda pendiente por analizar cerámicas en exhibición en el Museo Nacional, el Museo del Jade y la colección de los Museos del Banco Central, así como alguna pieza en préstamo en algún otro sitio.
Como bien se señala, se hicieron comparaciones entre las vasijas de tipo Jicote y Pataky con algunos rasgos en Mesoamérica. Queda pendiente cotejar estos datos con otras vasijas en colecciones dentro del territorio de Nicaragua, que por razones políticas o por la pandemia no se ha logrado. Esto procurará determinar si se mantienen rasgos similares o bien, se identifican las diferencias según las zonas a las que señalen diversos contextos arqueológicos y en otros escenarios. A lo anterior, debe dársele continuidad preferiblemente con la experiencia de un equipo investigativo que desarrolle bases de datos para que los resultados puedan ser compartidos de manera interactiva, y así generar la posibilidad de que surjan nuevas lecturas.
En esta misma línea, las muestras pueden ampliarse con otros periodos que contengan bandas complejas que puedan comparar otros códigos de comunicación visual. A pesar de una ruptura con el mundo precolombino desde el siglo XVI, producto de la conquista, todavía subsisten indicios prehispánicos, e incluso algunas que se continuaron elaborando en siglos posteriores.
Finalmente, estos nuevos avistamientos deben ampliarse entre visiones inter, trans o multidisciplinarias, que abarquen un amplio número de objetos dispersos que conforman la historia de nuestros antepasados. Quedan tareas para continuar por más tiempo.
Tonatiuh, Alejandro. 1999. Mesoamérica: historia y reconsideración del concepto. CIENCIA ergo-sum, Revista Científica Multidisciplinaria de Prospectiva 6 (enero-abril): 233-42.
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Day, Jane. 1988. «Iconos y símbolos: la cerámica pintada de la Gran Nicoya». Mesoamérica 9 (enero-diciembre): 137-62.
Dupey, Éloide. 2015a. «De vírgulas, serpientes y flores. Iconografía del olor en los códices del Centro de México». Arqueología mexicana 135 (septiembre-octubre): 50-5.
Dupey, Éloide. 2015b. «Olores y sensibilidad olfativa en Mesoamérica». Arqueología mexicana 135 (septiembre-octubre): 24-9.
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Lange, Frederick, Suzanne Abel, Claude Baudez, Ronald Bishop, Leidy Bonilla, Marlin Calvo, Winifred Creamer, Jane Day, Juan Guerrero, Paul Healy, John Hoopes, Silvia Salgado, Robert Stossner y Alice Tillet. 1987b. Principales tipos cerámicos y variedades de la Gran Nicoya. Período Bicromo en Zonas. Vínculos 13 (enero-diciembre): 111-49.
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Morante, Rubén. 2000. El universo mesoamericano: Conceptos integradores. Desacatos 5 (enero-diciembre): 31-44.
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1 Revisar también la forma similar de animales con brotes que salen de sus bocas en las bandas de las vasijas del Museo Nacional de Costa Rica números de registro 31274, 24165 y 32040.
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