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ISSN 1023-0890 / EISSN 2215-471X
Número 27 • Enero-junio 2021
Recibido: 28/10/2019 • Corregido: 16/07/2020 • Aceptado: 10/08/2020
DOI: https://doi.org/10.15359/istmica.27.5
Licencia CC BY NC SA 4.0

Mujeres ensayistas del Caribe Hispánico: Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. Un estado de la cuestión

Women essayists of the Hispanic Caribbean: Cuba, Puerto Rico and the Dominican Republic. A state of the art

Consuelo Meza Márquez

Universidad Autónoma de Aguascalientes

México

Resumen

En la historia intelectual de América Latina existe una laguna respecto a la producción de las mujeres en el género de ensayo. Son los ensayos de identidad criolla, de hechura masculina, los que construyen el canon respecto a las temáticas y a las maneras de ser abordado. Los ensayos de género que las escritoras han realizado se articulan como respuesta a esta visión dominante de los procesos sociales, políticos y culturales de los países latinoamericanos. Revelan un fuerte descontento con la construcción de la identidad femenina, una preocupación por la construcción de una ciudadanía plena y representan una respuesta a las demandas sociales políticas y culturales de las mujeres y otros grupos marginales. Las intelectuales debatieron, discutieron y polemizaron con las propuestas que al respecto portaban los discursos dominantes y el ensayo de género se vuelve el “arma de combate”. Lo que aquí se presenta, tiene como objetivo la recuperación de este corpus de conocimiento en la historia literaria de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. Una labor de arqueología literaria de temas, obras y autoras a partir del siglo XX. Se brinda, a partir del libro Mujeres ensayistas del Caribe Hispano: Hilvanando el silencio (2007) de Anna Freire Ashbaugh, Lourdes Rojas y Raquel Romeu, una visión panorámica del conjunto de ensayistas de cada país. Otras investigadoras como Catharina Vallejo, Ivette Sóñora, Carmen Dolores Hernández y Consuelo Meza Márquez ampliaran ese corpus y señalan algunos rasgos temáticos de la obra ensayística de autoras como Luisa Campuzano, Mirta Yáñez, Nara Araujo, Marta Núñez Sarmiento y Zaida Capote Cruz de Cuba; Concha Meléndez, Rosario Ferré, Norma Valle Ferrer, Nara Negrón Marreño y Silvia Álvarez Curbelo de Puerto Rico; y, de República Dominicana, Camila Henríquez Ureña, Carmita Landestoy, Carmen Durán y Rosa Inés Curiel Pichardo.

Palabras clave: Mujeres ensayistas, ensayo de género, identidad femenina, Caribe hispánico

Abstract

In the intellectual history of Latin America there is a gap regarding the production of women in the essay genre. It is the essays of identity, of male workmanship, that build the canon regarding the themes and the ways of being approached. The gender essays that the women writers have done are articulated in response to this dominant vision of the social, political and cultural processes of Latin American countries. They reveal a strong discontent with the construction of female identity, a concern for the construction of full citizenship and represent a response to the political and cultural social demands of women and other marginal groups. The intellectuals debated, discussed and argued with the proposals that the dominant speeches carried in this regard and the gender essay becomes the “weapon of combat.” What is presented here is aimed at recovering this body of knowledge in the literary history of Cuba, Puerto Rico and the Dominican Republic. A work of literary archeology of themes, works and authors from the twentieth century. The book Women Essayists of the Hispanic Caribbean: Hilvanando el silencio (2007) by Anna Freire Ashbaugh, Lourdes Rojas and Raquel Romeu, provides a panoramic view of the group of essayists from each country. Other researchers such as Catharina Vallejo, Ivette Sóñora, Carmen Dolores Hernández and Consuelo Meza Márquez will expand that corpus and point out some thematic features of the essayist work of authors such as Luisa Campuzano, Mirta Yáñez, Nara Araujo, Marta Núñez Sarmiento and Zaida Capote Cruz de Cuba; Concha Meléndez, Rosario Ferré, Norma Valle Ferrer, Nara Negrón Marreño and Silvia Álvarez Curbelo of Puerto Rico; and, from the Dominican Republic, Camila Henríquez Ureña, Carmita Landestoy, Carmen Durán and Rosa Inés Curiel Pichardo.

Keywords: Women essayists, gender essay, female identity, Hispanic Caribbean

En la historia literaria de América Latina se considera a las mujeres escritoras en el género de poesía, secundariamente en la narrativa, y se ignora la producción en ensayo, aun cuando son estas mismas escritoras las que lo han generado. Se pretende contribuir a la visibilización y sistematización de este corpus de conocimiento en la historia literaria de los países del caribe hispánico, una verdadera labor de rescate y divulgación de ensayos escritos por mujeres a partir del siglo XX, un trabajo de arqueología literaria, de obras y autoras. Se presenta en un primer momento, a partir del libro Mujeres ensayistas del Caribe Hispano: Hilvanando el silencio (2007) de Anna Freire Ashbaugh, Lourdes Rojas y Raquel Romeu, un panorama por país de las ensayistas.

Posteriormente se toman artículos y ensayos de Catharina Vallejo e Ivette Sóñora para Cuba, Carmen Dolores Hernández para Puerto Rico y de Consuelo Meza Márquez para Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. Se señalan algunos rasgos temáticos de la obra ensayística de autoras como Luisa Campuzano, Mirta Yáñez, Nara Araujo, Marta Núñez Sarmiento y Zaida Capote Cruz para Cuba; Concha Meléndez, Rosario Ferré, Norma Valle Ferrer, Nara Negrón Marreño y Silvia Álvarez Curbelo de Puerto Rico; y, para República Dominicana, Camila Henríquez Ureña, Carmita Landestoy, Carmen Durán y Rosa Inés Curiel Pichardo.

En la historia intelectual de América Latina existe una laguna respecto a la producción de las mujeres en el género de ensayo. Son los ensayos de identidad criolla, de hechura masculina, los que construyen el canon respecto a las temáticas y a las maneras de ser abordado. Los ensayos de género, que las escritoras han realizado, se articulan como respuesta a esta visión dominante de los procesos sociales, políticos y culturales. Revelan un fuerte descontento frente a la construcción de la identidad femenina y los roles asignados a las mujeres que las coloca en el espacio de lo privado y la domesticidad, ausente de los espacios de poder y la toma de decisiones en esos procesos. Las intelectuales debatieron, discutieron y polemizaron con las propuestas que al respecto portaban los discursos dominantes y el ensayo de género se vuelve el “arma de combate”, en el que se articula una respuesta a las demandas sociales políticas y culturales de las mujeres y otros grupos marginales. Las escritoras conscientes de la precariedad de sus lugares de enunciación, articulan un importante corpus crítico en el que se exige educación para las mujeres, igualdad y justicia entre los sexos, igualdad remunerativa, acceso de las mujeres a todas las profesiones y los ámbitos del saber, la participación ciudadana, el derecho a decidir sobre los procesos que se dan en el propio cuerpo, el respeto a las diferencias por género, raza, etnia, y preferencia sexual, y el respeto a los derechos humanos de las mujeres1.

Mary Louise Pratt en “No me interrumpas’: las mujeres y el ensayo latinoamericano” señala la existencia de dos tradiciones de ensayo: El ensayo de identidad que se refiere “a una serie de textos escritos a lo largo de los últimos ciento ochenta años por hombres latinoamericanos, casi todos pertenecientes a las élites euroamericanas y que abordan la problemática de la identidad latinoamericana, especialmente con relación a Europa y Norte América”2. Son estos ensayos de identidad criolla los que construyen el canon respecto a las temáticas y a las maneras de ser abordados.

El ensayo de género se refiere a “una serie de textos escritos por mujeres latinoamericanas a lo largo de los últimos ciento ochenta años, enfocados al estatuto de las mujeres en la sociedad”3. Es una literatura contestataria que confronta y rompe con el monopolio masculino sobre la cultura, la historia y la autoridad intelectual. El ensayo de género representa un subtema del ensayo de identidad: Esa tenaz búsqueda de la identidad nacional presente en muchos ensayos hispanoamericanos, corre paralela a la búsqueda de la identidad de género que aparece frecuentemente “en los trabajos de numerosas escritoras y dentro de todos los géneros: la literatura funciona como espejo, es una búsqueda de identidad” 4.

El ensayo de género, agrega Pratt, se expresa también en artículos periodísticos, programas radiofónicos, cartas, conferencias y discursos que señalan la condición de las mujeres y su preocupación por la construcción de una ciudadanía plena. Son dos las maneras en las que se articulan los ensayos: una se centra en enumeraciones históricas de mujeres ejemplares y sus contribuciones a la sociedad, y el ensayo analítico que polemiza sobre la condición social y cultural de la mujer. Es en este último donde se impugna la racionalidad y los cánones de la creación masculina como el paradigma en el conocimiento y esa adscripción que realiza de lo masculino en el ámbito de lo público, y lo femenino en el de la reproducción de la especie humana. Esa invisibilización de la producción ensayística femenina ha dejado fuera de la historia intelectual latinoamericana un corpus importante del conocimiento.

Carmen Centeno Añeses en Nacionalismo cultural, historia y raza: coordenadas del ensayo contemporáneo en el Caribe hispánico (2007), se coloca dentro de la tradición del ensayo de identidad y señala que el ensayo constituye un espacio discursivo en el que en lo temático se reflexiona sobre el nacionalismo cultural, la identidad, la modernidad, la globalización, el desarrollo y la interpretación de hechos históricos significativos para la región. En lo epistemológico, afirma, se rompe con las visiones eurocéntricas legitimadoras del pensamiento colonial; y en lo teórico se da un profundo repensar, a la luz de nuevos cánones formulados bajo el influjo de las teorías poscoloniales y subalternas. Persiste, además, una escritura derivada de los relatos emancipatorios que nacen de las especificidades del Caribe. Señala la autora que ese tipo de discurso se produce tanto en las islas como en los intelectuales que han emigrado a los Estados Unidos, estableciendo un diálogo sobre propuestas alternativas en torno a la identidad nacional, la raza y la interpretación histórica5.

En Puerto Rico, país de origen de Centeno, las temáticas se desarrollan “en torno a la modernidad, la globalización, la exégesis del 98 y de la invasión norteamericana, el desarrollo, la hispanofilia, la posmodernidad, lo identitario y lo nacional” 6. El centro de las discusiones gravita en la identidad y el nacionalismo cultural ligados a los temas de la posmodernidad y al surgimiento se la esfera global. Carmen Centeno brinda los nombres de alrededor de 15 ensayistas y los cinco textos más importantes. Solamente se encuentra una mujer, Irma Rivera Nieves y el libro Polifonía Salvaje: ensayos de cultura y política en la postmodernidad (1995) editado por ella7.

En República Dominicana, Carmen Centeno señala a un grupo importante de ensayistas que trabaja en la deconstrucción de la identidad que surge del pensamiento eurocéntrico y colonizador que incidió en las élites criollas, la gesta de Trujillo y el nacionalismo, el antihaitianismo, la hispanofilia, el nacionalismo esencialista y el racismo8. Entre los ensayistas no menciona ninguna mujer.

Para el caso de Cuba, Carmen Centeno señala la dificultad de acceder a las obras fuera de la isla y, por otra, que en Cuba no se privilegia la temática tradicional del ensayo que reflexiona sobre lo nacional, la historia, la globalización y sus efectos en la cultura. Una excepción son los ensayos que reflexionan sobre la religiosidad cubana y la diáspora. El tipo de ensayo que se escribe, señala, se refiere en su mayoría a temas artísticos y literarios, aunque a veces se realizan desde nociones de lo nacional y su inserción en lo global como es el ensayo Literatura latinoamericana y posmodernismo: una visión cubana (2007) de Margarita Mateo Palmer9. Margarita Mateo es una importante crítica literaria cubana que se especializa en la literatura caribeña y cubana, pero su obra no recupera las aportaciones de las mujeres.

El ensayo de identidad criolla de Carmen Centeno corresponde a los cánones literarios masculinos, por ello, no permite visibilizar las inquietudes y temáticas que como contradiscurso ofrece el ensayo de género. Sin embargo, se toma como el espejo que, en la opacidad, obscurece la visión de las mujeres e inhibe la capacidad de autoreflexión y autorepresentación.

Una visión distinta se encuentra en la antología Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio (2007) que compilan Anne Freire Ashbaugh, Lourdes Rojas y Raquel Romeu, recuperando una producción de ensayo de género que cubre desde finales del siglo XIX hasta el presente. Las editoras se refieren al ensayo de las islas hispanoparlantes como parte de la tradición ensayística femenina de Latinoamérica y del Caribe. Como figuras importantes de esta tradición señalan a Victoria Ocampo de Argentina, Rosario Castellanos de México; Ercilia Pepín, Salome Ureña de Henríquez y Abigail Mejía de República Dominicana; y Rosario Rexach, Mercedes García Tuduri y Lydia Cabrera de Cuba.

Definen el ensayo como “el campo de expresión literaria de pensamientos y reflexiones que surgen en torno al yo como sujeto de la escritura, y que a la vez se despliega desde un nosotras como sujeto autorial del discurso”10. Lo anterior implica, en principio, la inclusión de la perspectiva de género, y una continuidad en ese dialogo que establecen las ensayistas para reflexionar sobre la condición de la mujer y ofrecer soluciones a los problemas sociales de las que fueron testigos como mujeres y ciudadanas. Lo hicieron frecuentemente en periódicos o en publicaciones modestas.

Raquel Romeu, en el ensayo introductorio a Cuba, señala como la iniciadora de esta tradición a María Mercedes Santa Cruz y Montalvo (1789-1852), condesa de Merlin por matrimonio, que en sus libros de viaje como La Havane (Paris, 1844) incluye la Carta XXV que muestra la presencia de la mujer blanca, la negra libre y la negra esclava en relación con los usos y las costumbres de la sociedad cubana del siglo XIX11. Gertrudis Gómez de Avellaneda inicia la publicación de Album Cubano de lo Bueno y lo Malo (1860). La publicación constó de 12 números, representó un espacio para la publicación de poesía y ensayos de otras escritoras cubanas y una Galería de Mujeres Famosas. En el segundo número, Gertrudis publicaría la primera parte de su ensayo en tres emisiones de “La Mujer”. La presencia de Gómez de Avellanada y sus obras, brinda a las mujeres cubanas nuevos elementos simbólicos para incitarlas al reclamo de sus derechos12.

Ana Betancourt de Mora se dirige a los integrantes de la Asamblea Constituyente de Guáimaro, en abril de 1869, y reclama los derechos de la mujer en una revolución justa que rompa con el yugo de las mujeres y desate sus alas. Por ello es conocida como la primera feminista cubana. El ensayo de Berta Arocena, es una conferencia que ella lee en la Escuela de Periodismo el 12 de noviembre de 1945 y que se publica al día siguiente en el periódico El Mundo. En esta recupera la figura de Marta Abreu y Arencibia (nacida en 1846 en Villa Clara), quien dispuso de su fortuna para el bienestar de los humildes y la independencia de Cuba13.

En los primeros años de la República, surgen las voces de educadoras como María Luisa Dolz (1854-1928) y María Corominas (1880-1958) que expresan y fomentan la educación como medio de la liberación de la mujer. Asimismo, publicaciones periódicas con artículos que promueven una nueva visión de la mujer en la sociedad, como el ensayo “La mujer cubana” de Africa Fernández Iruela. Estas voces se recogen en la publicación Florilegio de Escritoras Cubanas (1910)14.

Romeu (2007) señala que al final del periodo colonial en 1898, la sociedad cubana se regía bajo los mandatos culturales del modelo patriarcal español, pero con la primera intervención norteamericana cientos de mujeres jóvenes viajaron a Estados Unidos para capacitarse como maestras. En ese país, conocieron los movimientos sufragistas y, a su regreso, dieron inicio a los movimientos de mujeres en Cuba. Primero en 1915, se funda el Partido Nacional Sufragista; segundo, en 1918, el club femenino de Cuba que constituye la Federación Nacional de Organizaciones Femeninas que, en 1923, organiza el Primer Congreso Nacional de Mujeres, el primero en Hispanoamérica. Las cubanas culminan su lucha por el voto en 1934 (el cuarto país en América Latina), las norteamericanas lo habían obtenido en 192015.

Elena Inés Mederos y Cabañas, nacida en La Habana en 1900, dedica su vida a la lucha por los derechos de los desprotegidos y la preocupación particular por los derechos de la mujer se expresa, en 1928, como secretaria de la Alianza Nacional Feminista. Fue delegada de Cuba en la Comisión Interamericana, en la primera conferencia que se celebró en La Habana en febrero de 1930. Fue una de las mujeres que fundaron el Lyceum, institución social y cultural, que entre sus actividades contaba con un departamento de Asistencia Social y una Escuela Nocturna para Adultos gratuita. En 1938, funda el Patronato de Servicio Social del que surge la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de La Habana. En 1948, establece contacto con la UNICEF, organización con la que posteriormente trabajaría a favor de los niños. La preocupación por las mujeres pobres y el destino de sus hijos se refleja en el ensayo Las instituciones para niños desamparados publicada en la revista Lyceum en agosto de 195016.

Rosario Rexach en el ensayo El Lyceum de la Habana como institución cultural señala el gran impacto para la sociedad de esta institución fundada y dirigida por mujeres, y sobre todo por las actividades realizadas a favor de la mujer17. En la conclusión del ensayo, la autora señala el cierre de la institución después de 39 años de gestión cultural debido a que el gobierno cubano decidió su incautación el 16 de marzo de 1968. Mercedes García Tuduri presentó en 1937, en el Lyceum, un estudio sobre la familia cubana que posteriormente fue publicado en la Revista Bimestre Cubana. “La familia cubana: su tipo y su medio de vida” analiza los factores históricos, sociales y económicos que dieron lugar al modelo de familia cubana de la época18.

La antropóloga Lydia Cabrera dirige su mirada a la recuperación de la cultura afrocubana como una de las raíces de la identidad cubana. Su ensayo Chicherekú y Ndoki (2007) recupera una rica visión de los valores de la mujer negra y su papel en la concepción mítica afrocubana19. Dos ensayistas recientes que darán continuidad a la preocupación de Lydia respecto a la condición de la mujer negra son Ileana Fuentes que, en el ensayo ¡Este es para ti, Mariana Grajales! (2007), escribe sobre la mujer esclava y su invisiblidad en los registros bibliográficos oficiales; y Madeline Cámara que, en Lecturas de Ochún en el discurso fundacional de la nación cubana (2007), escribe sobre la figura de Ochún/Virgen de la Caridad y el proceso de sincretismo que ha generado un poderoso símbolo que se desdobla en la virgen como madre del pueblo cubano y en una hermosa joven mulata protagonista de episodios amorosos ilícitos; y Emma Álvarez Tabío que en La Habana hablada a tres (2007) reflexiona sobre la ciudad vista por Guillermo Cabrera Infante, Alejo Carpentier y José Lezama Lima20. Las autoras de las que Romeau incluye ensayos son: María de las Mercedes Santa Cruz y Montalvo (1789-1852), Gertrudis Gómez de Avellanada (1814- 1873), África Fernández Iruela, Berta Arocena y Meitín de Martínez Márquez (1899-1956), Lydia Cabrera (1899-1991), Elena Mederos y Cabañas (1900-1982), Mercedes García Tudurí (1904-1997), Rosario Rexach y Cao (1912-2003), Ileana Fuentes (1948), Madeline Cámara (1957), y Emma Álvarez-Tabío Albo (1962).

Anne Freire Ashbaugh señala que las ensayistas puertorriqueñas explican “desde la óptica femenina sus ideas sobre la condición humana, la situación social, la opresión política y la carencia económica21. Las ensayistas que se recuperan son: Luisa Capetillo (1879-1922) y el ensayo Mi opinión sobre las libertades y deberes de la mujer como compañera, madre y ser independiente (1911); Antonia Sáez (1889-1964) y Significación del vernáculo: apuntes lingüísticos (1961); María Teresa Babín (1910-1989) y su ensayo Asomante en la cultura puertorriqueña (1973); Ethel Ríos de Betancourt y La influencia de los medios de comunicación, la educación, la literatura y el arte en la visión de la mujer (1978); Magali García Ramís (1946), No queremos a la virgen (1991); Ana Lydia Vega (1946), Para pelarte mejor: memorias del desarrollo (1991); y Washa-Biwa!: Martinica y Puerto Rico en concierto (1991); incluye, también, el ensayo Las mujeres son, son, son… Implosión y recomposición de la categoría de la autoría de Nydza Correa, Heidi Figueroa Barriera, María Milagros López y Madeline Román.

Lourdes Rojas incorpora la reflexión de las mujeres en el ensayo dominicano. Son ensayos de género de distintas generaciones de mujeres, en los que se recuperan las voces de ensayistas conocidas con otras apenas conocidas. En su conjunto, se observan diferentes preocupaciones temáticas: reflexiones sobre el racismo, el papel de la escritora en la sociedad, incluso, las experiencias de la escritora en la diáspora dominicana. Lo anterior, señala Rojas, muestra que la escritora dominicana ha estado siempre presente en la construcción de un discurso nacional con contenido social, cultural, educativo y político.

Camila Henríquez Ureña (1894-1973) escribe sobre su madre, en el ensayo Palabras sobre Salomé Ureña de Henríquez (1960). Aurora Tavarez Belliard (1894-1972) escribe Evolución y feminismo (1989). Andrea Checo escribe el ensayo Manifestación del racismo en República Dominicana (1987); Luisa Vicioso escribe Texto de Julia de Burgos, la nuestra (1948); Carmen Durán Jourdain escribe Mujer y racismo en República Dominicana: algunas reflexiones para su estudio (2007); Alejandra Liriano escribe Papel de la mujer negra en la esclavitud colonial: el caso de La Española (2007); Ángela Hernández Núñez (1954) escribe Los círculos concéntricos: obras literarias femeninas (1954) y Las poetas en los ochenta: desvío fundacional (1954). Daisy Cocco de Filippis escribe Eso que llamamos nuestro hogar: reflexiones en torno a la diáspora y los libros (2005).

Sobre la producción ensayística de mujeres en Cuba

Consuelo Meza Márquez en el capítulo sobre Cuba en Ensayistas Latinoamericanas, Antología Crítica, Época Contemporánea (2018), presenta un intento de construcción de una ruta disciplinaria y temática de las ensayistas cubanas a partir de ocho autoras: Ivette Sóñora, Catharina Vallejo, Luisa Campuzano, Mirta Yáñez, Nara Araujo, Marta Núñez Sarmiento, Zaida Capote Cruz y Nancy Alonso.

Ivette Sóñora Soto en el ensayo Feminismo y Género: el debate historiográfico en Cuba (2011) incorpora la perspectiva de género y afirma que, en la década de los ´60 del siglo XX, con el triunfo de la Revolución cubana, se reflexiona sobre un proyecto de reconstrucción de la identidad cubana orientada al proyecto socialista a través de la reafirmación de sentimientos patrios. En este debate, señala, estuvieron ausentes las mujeres porque el discurso identitario femenino giraba en torno a la representación de la perfecta casada y madre entregada.

Sin embargo, ya en las primeras décadas del siglo XX, se contaba con una producción bibliográfica que exploraba la situación de la mujer en lo político, lo cultural, lo social, y de clase. Esta discusión se da sobre todo en la prensa y las revistas con la periodista Mariblanca Sabas Alomá (1901-1983). Sus artículos se reunirán en el libro Feminismos. Cuestiones sociales y críticas literarias (1930, 2003).

En 1961, en la Revista Cuba Socialista, órgano oficial del Partido Comunista Cubano, Vilma Espín publica su artículo La mujer en la Revolución cubana. Este año fue de definiciones con el Congreso de Educación y Cultura que pretendía la reflexión alrededor de la construcción de “un hombre nuevo” alejado de vicios y prejuicios burgueses. Ese sujeto universal-proletario era el varón heterosexual, y temas como el racismo y las mujeres quedaron fuera de la discusión.

Ese mismo año, la revista Casa de las Américas publica un dossier dedicado a La Mujer en el que destaca el artículo La mujer y la revolución en Cuba (1961) de Ana Ramos. En 1975, en la Revista de la Universidad de Oriente, se publica La mujer y su emancipación social en los trabajadores del siglo XIX de Mariana Serra. En 1980, Diana de la Cruz publica el libro Movimiento femenino cubano. Bibliografía.

Sóñora señala que la participación de las mujeres de la academia surge a partir de la década de los ´90, a pesar de que los estudios e investigaciones sobre género inician en la Catedra de la Mujer de la Universidad de la Habana en l985, y la Catedra de la Mujer y la Familia en la Universidad de Oriente. Entre las investigadoras se encuentran Graciela González Olmedo, Marta Núñez Sarmiento, María del Carmen Barcia Zequeira, Raquel Vinat de la Mata y Rosa María Reyes22.

En el año 2002, la Editorial Oriente inicia la Colección Mariposa que se dedicaría a la publicación de textos escritos por mujeres. Las temáticas son diversas: literatura, arte, historia, testimonios y literatura de viajeras, entre otros. La directora de la editorial es Aida Bahr. Publicarán en la colección Mirta Yáñez, Nara Araujo, Liliana Casanellas Cué, Susana Montero, Mariblanca Sabas Alomá, Ofelia Rodríguez Acosta, Carolina Wallace, Eva Canel, Ana Manuela Mozo de la Torre y Olga García Yero23.

Según Sóñora, es hasta el año 2001, con la revista Del Caribe de la Oficina del Historiador de la Ciudad, cuando inician los estudios con el enfoque de género. El primer artículo es De divorciadas y abandonadas: acerca de los conflictos familiares en Santiago de Cuba en el siglo XIX (2001) de María de los Ángeles Meriño, le seguirá Olga Portuondo y Aisnara Perera. En el Departamento de Arte de la Universidad de Oriente publican Etna Sanz, Tania García, Lidia Alba y Susana Carralero, ensayistas que aplicaran la perspectiva de género a investigaciones de la obra pictórica. Otras investigadoras que publican ensayo de género con una visión histórica son María Cristina Hierrezuelo, Damaris Torres e Ivette Sóñora24.

Catharina Vallejo en el ensayo Vasos Comunicantes: persistencia, revisión y el nuevo ensayo de mujeres cubanas, 1947-2007 (2012) desarrolla el ensayo de género y señala a Gertrudis Gómez de Avellaneda como “la madre del ensayo escrito por mujeres en Cuba, al publicar ella ya en 1860 sus pensamientos sobre la situación femenina de su época”25, le sigue Aurelia Castillo de González, ambas publicaran en el siglo XIX artículos periodísticos. En el presente, Mirta Yáñez, Marilyn Bobes y Lady Fernández de Juan han publicado sus reflexiones acerca de la literatura en los prólogos de obras colectivas. Otras ensayistas son las historiadoras Ana Cairo y María del Carmen Barcia, las críticas literarias Fina García Marruz y Beatriz Maggi, y la crítica de arte pictórico Adelaida de Juan, entre muchas otras26. Vallejo señala que, en la década de 1930, “hubo un grupo de mujeres en Cuba que abogaba por los derechos femeninos en conferencias, aulas universitarias, páginas periódicas y tratados publicitarios: Mariblanca Sabas Alomá, Camila Henríquez Ureña, Ofelia Rodríguez Acosta, Graciela Garbalosa y Dulce María Borrero de Luján son algunos de los nombres que se destacan”27. Destaca la importancia de Mirta Aguirre (1912-1980), en 1947 escribe La Influencia de la mujer en Iberoamérica que recibió el premio de ensayo en el concurso convocado por la Unión Femenina Iberoamericana de México.

Vallejo afirma que son cinco las ensayistas paradigmáticas del periodo conocido como Rectificación: Graziella Pogolotti (1932), crítica de arte; Luisa Campuzano (1943) y Nara Araujo (1945-2009), críticas literarias; Margarita Mateo Palmer (1950), crítica literaria y cultural; y la crítica literaria, Zaida Capote Cruz (1967). La apertura posibilitada por el Periodo de Rectificación a mediados de los ´80 permitió una toma de conciencia como mujeres y como mujeres escritoras. Se inician las revisiones, los cambios y las rectificaciones de las perspectivas hacia la mujer. Luisa Campuzano es la iniciadora de este tipo particular de ensayo, en 1984, con La mujer en la narrativa de la Revolución: ponencia sobre una carencia (Vallejo 2012, 523).

Uno de los ensayos más conocidos y reproducidos de Luisa Campuzano es el que se dicta inicialmente como conferencia, en 1990, con el título Las muchachas de La Habana no tienen temor de Dios que inicia como sigue: “En Cuba no ha habido crítica feminista: recién ahora intentamos comenzar” y continua “Voy a hablar con el desafuero de los neófitos” y retomando a Jean Franco señala “como una crítica de desagravio, destinada a la doble tarea de la desmitificación de la ideología patriarcal y a la arqueología literaria”28.

Luisa Campuzano es la coordinadora del Programa de Estudios de la Mujer de la Casa de las Américas, institución que tiene alrededor de 25 años de existencia. Cada año se convoca a un coloquio sobre alguna temática relacionada con la historia y la cultura de las mujeres latinoamericanas y caribeñas. Son numerosas las obras colectivas que se han publicado como resultado de esos coloquios.

El ensayo Ser cubanas y no morir en el intento de Campuzano se publica en 1996. Desarrolla la dinámica de la incorporación, los avances de las mujeres y su contribución en distintos momentos históricos como son: el periodo inmediatamente posterior a la Revolución, la caída del socialismo y la desaparición de la Unión Soviética que llevó a Cuba, en los inicios de la década de los ´90, a una situación de emergencia económica, el recrudecimiento del bloqueo norteamericano y la estrategia del gobierno cubano para enfrentar la crisis o el “Periodo Especial”. Este se caracteriza por la exigencia de “grandes sacrificios a la población, y en particular a las mujeres, que, dadas las características culturales patriarcales del país, son las responsables de la atención, en todas sus demandas, de la familia”29. Este contexto de carencias y sacrificios representó para las mujeres un estímulo que les permitió alcanzar niveles más altos, respecto a los varones, en los índices de educación, salud y participación económica. Si se toma en cuenta que, en el contexto de una transformación radical de la estructura económica y política del país, la categoría que dinamizaba el proceso era la de clase y no la de género, la hazaña es mayor. Este es el contexto, señala Campuzano:

En que distintas académicas, escritoras, artistas y comunicadoras, por separado o en conjunto, con o sin apoyo institucional, nos fuimos convenciendo poco a poco de la necesidad de intervenir en nuestra azarosa contemporaneidad para introducir en ella una conciencia de género que ayudara principalmente a fortalecer la autoestima de las cubanas, tan necesaria en estos momentos para defender sus avances, y que contribuyera a otorgarles mayor visibilidad a su historia y a sus realizaciones culturales30.

El ensayo de Mirta Yáñez (1947) que tiene como título Y entonces la mujer de Lot miró… es un fragmento del prólogo de Estatuas de sal. Cuentistas cubanas contemporáneas. Panorama crítico (1959-95), libro compilado por ella y Marilyn Bobes. En este caracteriza lo que es la narrativa de las mujeres, el corpus que comprende y el poder de subversión a partir de las desobediencias al discurso patriarcal en torno a la identidad femenina y a los cánones literarios. En relación con el título de la antología señala que conforme a las historias bíblicas la primera desobediencia fue compartida por un hombre y una mujer y se vieron expulsados del bienestar. El segundo castigo lo recibió solo una mujer por el delito de la curiosidad, la Mujer de Lot se atrevió a mirar y fue convertida en estatua de sal. El título alude a las desobediencias en los cuentos. Señala que, para la mujer latinoamericana, escribir no ha sido solo un modo de expresión sino una manera de defensa contra la opresión, un contradiscurso que se enfrenta a la exclusión y marginación.

Nara Araujo (1945-2009) en Repensando desde el feminismo los estudios latinoamericanos (1999-2000) señala que su intención es, en primer lugar, revisar los planteamientos fundamentales de la crítica literaria feminista, no en los términos de un inventario exhaustivo de títulos y autorías sino que, en una praxis crítica, destacar las acciones y autoras que han contribuido a refigurar los tópicos de los estudios literarios latinoamericanos, ampliando sus referentes y objetos de estudio así como sus puntos de vista. En segundo, insertar en ese cambio, la acción desestabilizadora del libro Ella escribía poscrítica (1995) de Margarita Mateo, publicado en el Período Especial.

En ese escenario de crisis, de cortes de electricidad, de escasez de productos de consumo como alimentos y medicamentos, de la casi desaparición de los medios de transporte, el libro de Mateo, señala Araujo, se inserta dentro de una estrategia de sobrevivencia personal y colectiva, del esfuerzo individual de afanarse en la escritura, a pesar de las dificultades en la vida cotidiana, “y del estado de ciertos movimientos culturales, marginales, que indican de qué manera el contexto cubano manifestaba e interpretaba el clima de lo posmoderno”31.

El ensayo de la socióloga Marta Núñez Sarmiento (1946) se inscribe dentro de los estudios del trabajo. Un modelo “desde arriba” y “desde abajo”: el empleo femenino y la ideología de género en Cuba en los últimos treinta años” pretende explicar cómo la feminización de la fuerza laboral cubana y la de las profesiones, han contribuido a transformar el significado de ser mujer y ser hombre en Cuba. El nombre del ensayo propone que los programas para promover la participación de la mujer han funcionado en dos niveles interrelacionados: el de las políticas generales elaboradas “desde arriba” y el de las reacciones “desde abajo” con las que las mujeres responden a estas políticas.

Zaida Capote Cruz en El cuento cubano, panorama de su desarrollo entre 1988 y 1998 (1967) realiza un recorrido por la trayectoria seguida por cuentistas jóvenes como una respuesta a las difíciles condiciones del Período Especial. Señala Capote que la década de los ´90 representó una prueba para toda la población, pero los jóvenes fueron un grupo social que quedo a expensas de sí mismo, y diseñaron sus propias respuestas a la crisis. Un espacio para ello fue el literario que el ensayo recrea:

Verónica Pérez Konina (1968) y su “invención” de los cuentos “friqui”, la temática “gay” que ingresa en la narrativa cubana con escritores varones y que representa una apertura del canon, provocando una irrupción de escritoras que habían estado fuera del panorama literario durante un tiempo, como María Elena Llana (1936) y Esther Díaz Llanillo (1934). Marilyn Bobes (1955) publica Relatos de Mujeres (1995) y un año después se edita la antología de cuento Estatuas de sal (1996). Se publican novelas de Sonia Rivera Valdés (1937), Nancy Alonso (1946), Aida Bahr (1958), Adelaida Fernández de Juan (1961), Mylene Fernández Pintado (1963) y Anna Lydia Vega Serova (1968). El renacer del cuento se encuentra, asimismo, en la literatura del exilio con numerosos autores varones, pero también mujeres como Sonia Rivera Valdés y Zoé Valdés.

Zaida Capote finaliza su ensayo señalando que el signo de la década de los ´90 está en la emergencia de temas o grupos relegados, grupos emergentes que irrumpen como una de las más ricas generaciones en la producción de narrativa. Los jóvenes y las mujeres expresan el descontento con la realidad cubana, el tratamiento dado a la homosexualidad y la concepción del erotismo, transformando el imaginario cultural cubano.

En el 2014, Nancy Alonso y Mirta Yáñez publican el libro Damas de Social. Intelectuales cubanas en la Revista Social. Social era una revista mensual que se publicó desde enero de 1916 hasta agosto de 1933 y, de septiembre de 1935 a mayo de 1938. Recupera a las mujeres que escribieron ahí. El libro incluye una semblanza biobibliográfica, sus escritos en la revista que son de diferentes ámbitos: literario, de crítica musical, pedagogía, periodística, y de activismo cultural y feminista; y un ensayo sobre la autora y su obra realizado por 28 intelectuales cubanas que, desde el presente, escriben sobre ellas. El libro representa una importante aportación para la historia de las mujeres cubanas y del Caribe.

Sobre la producción ensayística de mujeres en Puerto Rico

Carmen Dolores Hernández en el artículo Literatura femenina en Puerto Rico que se publica en el 2012, en el suplemento La Jornada Semanal del periódico La Jornada en México, ofrece un panorama de las escritoras a partir del siglo XIX, entre las que se encuentran las ensayistas. Recupera, en principio, a Luisa Capetillo a quien llama “ensayista contestaría”. Afirma que, en el siglo XX, la literatura femenina adquiere una fuerza arrolladora y que esto sucede, sobre todo, con investigadoras y ensayistas que escribían sobre los cambios a los que la sociedad se enfrentó al convertirse en posesión de Estados Unidos, tras la guerra hispanoamericana. Es a partir de este texto periodístico que se traza una ruta del desarrollo del ensayo en la isla.

En 1903 se estableció la primera universidad, empezó como escuela normal y, por ello la mayoría del estudiantado eran mujeres. Por otra parte, durante la guerra un grupo de periodistas estadounidenses visito la isla como corresponsales de periódicos: Mary Elizabeth Blake, Margaret Sullavan y Margherita Arlina Hamm, quien también escribió un libro. Es probable que estas mujeres representaran un estímulo para escribir. Otros libros que circularon sobre la isla fueron el de Marian M. George que tenía una intención didáctica y otro turístico de Elizabeth Kneipple Van Deusen y su marido, un funcionario estadounidense en la isla.

En las primeras décadas del siglo XX surge un grupo de intelectuales dedicadas al ensayo investigativo. Concha Meléndez (1895-1983) fue la primera mujer en obtener un doctorado en Filosofía y Letras, en 1932, en la Universidad Nacional Autónoma de México, fue pionera en los estudios de literatura latinoamericana y puertorriqueña, con una extensa bibliografía. Aunque escribió poesía es reconocida por su labor ensayística. Margot Arce de Vázquez (1904-1990) escribió crítica sobre la obra de Garcilaso de Vega y ensayos sobre la situación del país. Mary Louise Pratt menciona a estas dos ensayistas en su ensayo No me interrumpas (2003) como las únicas que han sido señaladas en las antologías de ensayos de hechura masculina (Pratt 2000). Sobre la situación del país escriben también Carmen Gómez Tejera, Antonia Sáez, María Teresa Babin y Nilita Vientós Gastón, quién escribía la columna periodística Índice Cultural, que se publicó de 1948 a 1986, en el periódico El Mundo. Nilita publicó durante 40 años la revista literaria Asomante que cambió después a Sin nombre y escribió sus memorias bajo el título, El mundo de la infancia.

En 1970 surge la figura de la narradora Rosario Ferré. Publica con Olga Nolla, su prima y novelista, la revista Zona Carga y Descarga. En 1980, Ferré publica su primer libro de ensayos Sitio a Eros, del que proviene un ensayo que le diera gran reconocimiento, La cocina de la escritura. El libro desafía desde diversas perspectivas y medios literarios la estructura patriarcal. Pudiera afirmarse que este libro es el primero que reúne las características temáticas del ensayo de género.

A finales del siglo XX, otra promoción de investigadoras, se dedican a diferentes disciplinas: las hermanas Luce y Mercedes López Baralt se dedican a la crítica literaria pero no incorporan la perspectiva de género; María Luisa Moreno, Silvia Álvarez Curbelo y María de los Ángeles Castro, investigan en historia, urbanismo, arquitectura y arte32.

Consuelo Meza Márquez en el capítulo sobre Puerto Rico en Ensayistas Latinoamericanas, Antología Crítica, Época Contemporánea (2018), parte de las coordenadas señaladas por Carmen Dolores Hernández profundiza y hace crecer el corpus. Iris Zavala (1936) es una importante historiadora feminista que en el ensayo Escribir desde la frontera publicado en 1996, plantea la necesidad de desescribir la historia, afirma que los textos anudan y desanudan, y también el acto de lectura. Y en esa relación de los textos que conocemos es urgente “desescribir el futuro que se experimenta como si estuviera escrito y estructurado por las palabras y los hechos con los que se ha identificado. El hacerlo nos permite desescribir el futuro, borrarlo y no caer en la repetición de las identificaciones”33.

El ensayo El cuento contemporáneo en Puerto Rico escrito por Concha Meléndez (1895-1983), se refiere a autores varones, solo una mujer es mencionada con gran admiración y esperanza para el futuro de la producción de cuento. La cuentista es Magali García Ramis. El cuento Todos los domingos se publica en la revista Sin nombre (número 4, 1971), la única información referente a la autora es que es puertorriqueña y trabaja en Nueva York. Se destaca en el ensayo la importancia de la revista literaria Asonante que, como se señaló líneas arriba, fue el primer nombre de la revista Sin nombre que Nilita Vientós fundara y dirigiera durante cuarenta años.

La cocina de la escritura de Rosario Ferré (1938) inicia con un epígrafe que anuncia un diálogo intertextual con Sor Juana Inés de la Cruz: Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito34. Su ensayo termina como sigue: el secreto de la escritura, como el de la buena cocina, no tiene absolutamente nada que ver con el sexo, sino con la sabiduría con que se combinan los ingredientes35. El ensayo se divide en varios apartados que le van otorgando un hilo conductor: De cómo dejarse caer de la sartén al fuego, De cómo salvar algunas cosas en medio del fuego, De cómo alimentar el fuego, y De cómo lograr la verdadera sabiduría de los guisos. Recupera su propia experiencia de escribir utilizando metáforas construidas a partir de la actividad de cocinar: “Pese a mi metamorfosis de ama de casa en escritora, escribir y cocinar a menudo se me confunden, y descubro unas correspondencias sorprendentes entre ambos términos”36. El texto es una invitación a la transgresión, establece un puente de complicidad con las lectoras invitándolas a atreverse y exponerse a la vida y al cambio. Realiza, asimismo, una analogía entre el propio cuerpo y el cuerpo del texto que se crea, el escribir como un acto de amor, el acto de hacer el amor y el gozo, un gozo que se encuentra ausente en el logos masculino.

Norma Valle Ferrer es periodista, escritora y catedrática de Comunicación en la Universidad de Puerto Rico. Su ensayo Las mujeres periodistas y la globalización (2002) afirma que, con el feminismo, las mujeres han subvertido ese lugar que representa el hogar. Un espacio que para ellas ha sido su refugio y esfera de poder, pero también de su clausura y, frecuentemente, de violencia en todas sus manifestaciones. Señala que las escritoras latinoamericanas han contribuido a problematizar y globalizar el espacio de la casa en sus obras, entre ellas: Laura Esquivel, Sara Sefchovich, Mariela Sala, Isabel Allende, Gioconda Belli y Rosario Ferré. Termina su ensayo invitando a las periodistas y comunicadoras a utilizar los medios de comunicación a los que tienen acceso, para deconstruir ese hogar/lugar y reconstruirlo como un mejor lugar para los seres humanos.

Mara Negrón Marrero (1961-2012) en Otros géneros en ensayo (2006) plantea que el ensayo en Puerto Rico ha tenido como finalidad el construir un sujeto nacional pero que, a partir de la segunda mitad de la década de los ´80, las mujeres toman este género literario por asalto ensayando otras formas del mismo. Como la autora indica:

Las escritoras ya no tienen como referente ni como agenda política, la construcción de una identidad nacional que por lo demás siempre ha sido falologocéntrica. Así han desestabilizado ese espacio discursivo. De suerte que podemos decir que se ensayan otros géneros en la escritura37.

Para degustar, probar y degustar otros géneros en ensayo, toma como pretexto el género literario escrito desde la óptica de la diferencia sexual centrándose en dos libros que se publicaron en el año 2004: Femina Faber: letra, música, ley de Aurea María Sotomayor y El fin del reino de lo propio de María I. Quiñones. El objeto de estudio de Sotomayor proviene de la literatura, la pintura y la danza; y el de Quiñones del campo de la antropología. Señala Negrón la importancia de otras ensayistas en el mismo afán de “ensayar”: Irma Rivera Nieves y su libro Cambio de cielo. Viaje, sujeto y ley (1993); y Vanessa Vilches con De(s)madres o el rastro materno en las escrituras del Yo (2003).

Silvia Álvarez Curbelo en Imágenes de lo puertorriqueño en la escena mediática estadounidense (2007) expresa una de las grandes preocupaciones de los puertorriqueños por su relación con los Estados Unidos. Sitúa su artículo en el terreno de la representación y prácticas de significación, “imaginarios massmediáticos con resistencias y apropiaciones subalternas”38. Recupera esos imaginarios y los discursos de la subalternidad que se producen en la película West Side Story (1961) y la serie televisiva Law and Order (1990), en particular un episodio basado en los desórdenes que se dieron en el año 2000, con motivo del Desfile Anual Puertorriqueño en el Parque Central de Nueva York. Sin embargo, es en la industria del entretenimiento que lo puertorriqueño se convierte en un producto de consumo domesticado con figuras de la música y cine como: Ricky Martin, Jennifer López, Marc Anthony, Chayanne y Daddy Yankee.

Sobre la producción ensayística de mujeres en República Dominicana

Consuelo Meza Márquez en el capítulo sobre República Dominicana en Ensayistas Latinoamericanas, Antología Crítica, Época Contemporánea (2018) señala la dificultad para identificar textos que brindaran una visión panorámica de la producción ensayística femenina en República Dominicana. Por ello se integra una ruta crítica respecto a las temáticas, a partir de los ensayos de Camila Henriquez Ureña, Carmita Landestoy y Carmen Durán que provienen del sitio del Archivo General de la Nación. Se concluye el recorrido con un ensayo de Ochy Curiel, activista del feminismo negro lésbico.

Camila Henríquez Ureña (1894-1973) escribe su texto La mujer y la cultura (1939) para ser leído en un acto, del Congreso Nacional Femenino, celebrado en Cuba el 9 de marzo de 1939. Hernández Ureña es una ensayista reconocida en su país y en Cuba donde vivió y desarrolló gran parte de su vida intelectual. Hernández Ureña afirma que antes de fines del siglo XIX no existía una cultura femenina, se educaba a las mujeres para ser hijas, esposas, madres, hermanas o esposa del Señor, recluida en un convento. Su condición era análoga a la de un esclavo y no podía ser ella misma, ni desarrollar una individualidad humana. Esta situación se prolongó hasta los inicios del siglo XX y solamente las mujeres excepcionales pudieron destacarse. Por ello, el verdadero cambio empieza cuando las excepciones dejan de parecerlo. Para llegar a ese momento, propone como requisito una campaña de propagación de la cultura que brinde los conocimientos que las mujeres necesitan para crear una verdadera cultura femenina que permita enfrentar con seriedad su trabajo y la vida, una formación que permita la toma de conciencia en torno a su responsabilidad colectiva.

Carmen Leonor Landestoy Felix (1894-1988), conocida como Carmita Landestoy escribe ¡Yo también acuso! Rafael Leonidas Trujillo, tirano de la República Dominicana (2011), un libro que desde el título anuncia su intención. El capítulo “¿En qué leyes se apoya Trujillo para permanecer en el Poder?”, inicia con el siguiente párrafo:

Ninguna Ley escrita, ni ninguna Ley humana autoriza a Trujillo a quedarse permanentemente en el Poder. Nuestra Constitución no dice que hombre alguno tiene derecho a ser Presidente vitalicio; y tampoco lo autoriza ninguna humana, porque precisamente él las atropella todas39.

Recupera la trayectoria de la vida de Trujillo para mostrar que lo logrado “ha sido a base de engaños, hurtos, homicidios, y a un inhumano proceder en el cual, usando siempre la fuerza, ha atropellado todos los sentimientos humanos y violado todas las leyes”40. Relata la manera en que el dictador se apodero del poder, en 1930, uniéndose a las fuerzas interventoras norteamericanas. Asimismo, señala la participación del partido dominicano para cerrar todos los cauces posibles de libertad. Termina el capítulo señalando:

Y ahora como ven, todos los dominicanos, absolutamente todos, hombres y mujeres, tienen que estar inscritos en el Partido Dominicano, quiero que se pregunten, ¿cómo puede nadie opinar acerca de nada que no sea la bondad y beneficios que para el pueblo reporta dicho partido?; y quiero que se pregunten, ¿cómo puede formarse otro partido político…? Según vive sugiriendo Trujillo41.

“Género, etnia y clase. Una aproximación desde la perspectiva de género” forma parte del libro Historia e ideología: mujeres dominicanas, 1880-1950 (2010) de la autoría de la historiadora feminista Carmen Durán (1949). Señala la autora que la historiografía dominicana no ha centrado su atención en investigaciones que recojan el problema del racismo y de la participación de la mujer como sujeto histórico. El interés está puesto, en el siglo XX, en el hispanismo y antihaitianismo y su identificación con el poder despótico de la dictadura de Trujillo, ideologías utilizadas para legitimar la dictadura, la opresión colonial y el racismo. Crítica a los ideólogos de la interpretación racista de la historia dominicana y la invisibilización de la mujer en los textos de historia. Proporciona estadísticas de la composición étnica de 1550 a 1821 y también conforme al Primer Censo Nacional de 1975.

En relación con las mujeres señala que tuvieron un papel determinante en el proceso histórico del siglo XVI. Explotada como mercancía en la trata negrera, como reproductora de la fuerza de trabajo en la plantación, violada y usada por el amo. Es así, señala Carmen Durán, que se dio ese mestizaje etnorracial y cultural que da origen a la primera población mulata del continente; y de cara al siglo XXI representa un 92% de la población total. En este contexto, la valoración de la supuesta inferioridad de la mujer se justifica en la ideología patriarcal, en el sexismo y por los condicionamientos de clase. La cuestión etnorracial es, asimismo, una referencia obligada para comprender la cotidianeidad de la mujer y su condición social y racial como negra o mulata, mujer y pobre.

Rosa Inés Curiel Pichardo (1963) es investigadora, activista del movimiento feminista de mujeres negras y del movimiento lésbico latinoamericano y caribeño. El ensayo Identidades esencialistas o construcción de identidades políticas: El dilema de las feministas negras (2002) pretende dar respuesta a tres preguntas centrales desde su posición de activista: ¿Bajo qué postulados, presupuestos y premisas políticas se sustenta la lucha contra el racismo, el sexismo, el clasismo y el heterosexismo? ¿Cuál sería la estrategia, que desmantele estos sistemas de opresión y exclusión, para su erradicación? ¿Cómo evitar la pérdida de estrategias y categorías conceptuales nacidas como respuesta a las concepciones binarias del patriarcado y que se definen por sus contenidos identitarios subversivos? Para responder a estas inquietudes parte de su experiencia como activista feminista, lesbiana y afrodescendiente. Aborda el pensamiento feminista respecto a la conceptualización de las identidades desde una visión histórica y en el presente, y en particular los dilemas a los que se enfrentan las feministas negras para lograr escapar de esas diferencias construidas alrededor de los ejes de raza y sexualidad. Surge una nueva pregunta: ¿Cómo conciben las mujeres negras la identidad? Ochy Curiel responde con las voces de mujeres negras que ha recuperado en una investigación con grupos de mujeres de República Dominicana, Brasil y Honduras. Entre estos se encuentra un grupo constituido por garífunas de Honduras.

A manera de conclusión

El ensayo presenta una primera aproximación de este importante corpus de conocimiento que ha sido relegado e ignorado en las historias literarias de los respectivos países y en los diferentes espacios que institucionalizan y canonizan lo que debe ser difundido, enseñado y aprendido en relación con la historia de la cultura y la literatura.

Para el caso de Cuba, se lograron identificar 59 ensayistas que no incluyen a las más jóvenes. En Puerto Rico, son 27 las ensayistas identificadas que escriben en español, otras más lo hacen en inglés desde instituciones norteamericanas. República Dominicana fue un territorio difícil de explorar, sin embargo, se logró identificar 12 ensayistas.

Esta primera aproximación, hizo posible localizar a autoras con cierto grado de reconocimiento, generalmente residentes en las ciudades capital de los respectivos países e incorporadas en mayor o menor grado a la Academia. Un segundo acercamiento tendría que realizarse acudiendo directamente a los países o teniendo como colaboradoras a investigadoras en cada uno de ellos. Sin embargo, este primer ejercicio de visibilizar a un grupo importante de ensayistas, sus obras y temáticas, rompe con el silencio y el prejuicio de que las mujeres no han participado en el debate respecto a los acontecimientos sociales, políticos, económicos y culturales de los respectivos países.

Se ofrece, para terminar, un cuadro en el que se ordenan las ensayistas por país y año de nacimiento. Aquellas de las que no se encontró este último, se colocan al final, alfabéticamente.

Tabla 1

Cuba

Puerto Rico

República Dominicana

1. María Mercedes Santa Cruz y Montalvo, Condesa de Merlin, (1789-1852)

2. Ana Manuela Mozo de la Torre (1802-1873)

3. Gertrudis Gómez de Avellanada (1814-1873)

4. Ana Betancourt de Mora (1832-1901)

5. Aurelia Castillo de González (1842-1920)

6. María Luisa Dolz (1854-1928)

7. Eva Canel (1857-1932)

8. María Corominas (1880-1958)

9. Dulce Borrero de Luján (1883-1945)

10. África Fernández Iruela (1892-1978)

11. Graciela Garbalosa (1895-1977)

12. Meitín de Martínez Márquez (1899-1956)

13. Lydia Cabrera (1899-1991)

14. Elena Inés Mederos y Cabañas (1900-1982)

15. Berta Arocena de Martínez Márquez
(1901-1956)

16. Mariblanca Sabas Alomá (1901-1983)

17. Ofelia Rodríguez Acosta (1902-1975)

18. Mercedes García Tuduri (1904-2003)

19. Mirta Aguirre (1912-1980)

20. Rosario Rexach y Cao (1912-2003)

21. Fina García Marruz Badía (1923)

22. Beatriz Maggi Bethencourt (1924-2017)

23. Adelaida de Juan (1931-2018)

24. Graziella Pogolotti (1932)

25. María del Carmen Barcia Zequeira (1939)

26. Luisa Campuzano (1943)

27. Olga Portuondo (1944)

28. Nara Araujo (1945-2009)

1. Luisa Capetillo (1879-1922)

2. Antonia Sáez (1889-1964)

3. Carmen Gómez Tejera (1890-1973)

4. Concha Meléndez (1895-1983)

5. Nilita Vientós Gastón (1903-1989)

6. Margot Arce de Vázquez (1904-1990)

7. María Teresa Babin (1910-1989)

8. Iris Zavala (1936)

9. Rosario Ferré (1938-2016)

10. Mercedes López Baralt (1942)

11. Magali García Ramís (1946)

12. Ana Lydia Vega (1946)

13. Norma Valle Ferrer (1947)

14. Luce López Baralt (1950)

15. Silvia Álvarez Curbelo (1951)

16. Aurea María Sotomayor (1951)

17. Irma Rivera Nieves (1953)

18. Mara Negrón Marreño (1961-2012)

19. Ethel Ríos de Betancourt

20. Heidi Figueroa Barriera

21. María Milagros López

22. Madeline Román

23. María Luisa Moreno

24. María de los Ángeles Castro

25. María I. Quiñonez

26. Nydza Correa

27. Vanessa Vilches

1. Ercilia Pepín (1886-1939)

2. Camila Henríquez Ureña (1894-1973)

3. Aurora Tavarez Belliard (1894-1972)

4. Carmen Leonor Landestoy Felix (1894-1988)

5. Abigail Mejía (1895-1941)

6. Luisa Vicioso (1948)

7. Carmen Durán Jourdain (1949)

8. Daisy Cocco de Filippis (1949)

9. Angela Hernández Núñez (1954)

10. Rosa Inés Curiel Pichardo (1963)

11. Alejandra Liriano

12. Andrea Checo

29. Marta Núñez Sarmiento (1946)

30. María Cristina Hierrezuelo (1946)

31. Raquel Vinat de la Mata (1947)

32. Mirta Yáñez (1947)

33. Ileana Fuentes (1948)

34. Nancy Alonso (1949-2018)

35. Ana Cairo Ballester (1949-2019)

36. Margarita Mateo Palmer (1950)

37. Susana Montero Sánchez (1952-2004)

38. Olga García Yero (1954)

39. Marilyn Bobes (1955)

40. Vilma Espín (1956-2007)

41. Madeline Cámara (1957)

42. Emma Álvarez Tabío Albo (1962)

43. Liliana Casanellas Cué (1965)

44. María de los Ángeles Meriño (1966)

45. Zaida Capote Cruz (1967)

46. Aisnara Perera (1967)

47. Ana Ramos

48. Carolina Wallace

49. Diana de la Cruz

50. Damaris Torres

51. Etna Sanz

52. Graciela González Olmedo

53. Ivette Soñora Soto

54. Lady Fernández de Juan

55. Lidia Alba

56. Mariana Serra

57. Rosa María Reyes

58. Tania García

59. Susana Carralero

Fuente: Elaboración propia.

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1 Prado Traverso, Marcela, Coltters Illescas y Navarro Frozzini, Edda. Ensayistas Hispanoamericanas Antología Crítica, Tomo I, Época Moderna. (Editorial Punta Ángeles, Universidad de Playa Ancha, Chile, 2014), 29.

2 Pratt, Mary Louise. “No me interrumpas: las mujeres y el ensayo latinoamericano”. En Debate feminista, (2000), 74.

3 Pratt. “No me interrumpas: las mujeres y el ensayo latinoamericano”, 76.

4 Romero Chumacero, Leticia “Exterior, forastera y crítica: ensayistas mexicanas del siglo XX”, en Tema y variaciones de literatura (Literatura mexicana, siglo XX). Vol. 16 (semestre 1, 2001), pp. 95-112. (consultada 30 de junio de 2020).

5 Centeno Añeses, Carmen. “Nacionalismo cultural, historia y raza: coordenadas del ensayo contemporáneo en el Caribe hispánico” (2007), http://www.cielonaranja.com/centeno coordenadas.htm (consultada 30 de junio de 2020).

6 Centeno, “Nacionalismo cultural, historia y raza: coordenadas del ensayo contemporáneo en el Caribe hispánico” (2007), http://www.cielonaranja.com/centeno coordenadas.htm (consultada 30 de junio de 2020).

7 Centeno, “Nacionalismo cultural, historia y raza: coordenadas del ensayo contemporáneo en el Caribe hispánico” (2007), http://www.cielonaranja.com/centeno coordenadas.htm (consultada 30 de junio de 2020).

8 Centeno, “Nacionalismo cultural, historia y raza: coordenadas del ensayo contemporáneo en el Caribe hispánico” (2007).

9 Centeno, “Nacionalismo cultural, historia y raza: coordenadas del ensayo contemporáneo en el Caribe hispánico” (2007).

10 Freire Ashbaugh, Anne, Lourdes Rojas y Raquel Romeu, Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio (Madrid: Verbum, 2007), 10.

11 Freire, Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 15.

12 Freire, Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 15-6.

13 Freire, Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 15-6.

14 Freire En Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 15-6.

15 Freire En Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 15-6.

16 Freire En Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 16-7.

17 Freire En Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 16.

18 Freire, Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 16-7.

19 Freire, Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 17.

20 Freire, Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 18.

21 Freire, Mujeres ensayistas del Caribe hispano. Hilvanando el silencio, 135.

22 Sóñora Soto, Ivette. “Feminismo y género: El debate historiográfico en Cuba”: Feminismo y género: El debate… Ivette Sóñora Soto, Anuario de Hojas de Warmi n° 16, (2011); 13-23.

23 Sóñora. “Feminismo y género: El debate historiográfico en Cuba”, 24.

24 Sóñora. “Feminismo y género: El debate historiográfico en Cuba”, 24-6.

25 Vallejo, Catharina. “Vasos comunicantes: Persistencia, resistencia, revisión y el nuevo ensayo de mujeres cubanas, 1947-2007”. En Revista Iberoamericana, Vol. LXXVIII, Núm. 240, Julio-septiembre 2012, 525.

26 Vallejo. “Vasos comunicantes: Persistencia, resistencia, revisión y el nuevo ensayo de mujeres cubanas, 1947-2007”, 523.

27 Vallejo. “Vasos comunicantes: Persistencia, resistencia, revisión y el nuevo ensayo de mujeres cubanas, 1947-2007”, 526.

28 Campuzano, Luisa. “Las muchachas de La Habana no tienen temor de Dios”. En Las desobedientes. Mujeres de nuestra América. Comp. Betty Osorio y María Mercedes Jaramillo (México: SEP, 2003), 65.

29 Campuzano, “Ser cubanas y no morir en el intento”, http//www.temas.cult.cu/Sites/default/files/archivotemas/Temas05-ene-mar-1996-pdf (consultada 30 de junio de 2020).

30 Campuzano, “Ser cubanas y no morir en el intento”, http//www.temas.cult.cu/Sites/default/files/archivotemas/Temas05-ene-mar-1996-pdf (consultada 30 de junio de 2020).

31 Araujo, “Repensando desde el feminismo los estudios latinoamericanos” en Lectora: revista de dones i textualitat. No. 5-6. (1999-2000): https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2227653 (consultada 30 de junio de 2020).

32 Carmen Dolores Hernández, “Literatura femenina en Puerto Rico” en La Jornada: http//www.jornada.unam.mx/2012/10/14/sem-carmen.html (consultada 30 de junio de 2020).

33 Iris Zavala, “Escribir desde la frontera” en Teoría, Crítica e Historia: https://www.ensayistas.org/critica/teoria/debates/iris-zavala.htm (consultada 30 de junio de 2020).

34 Rosario Ferré, “La cocina de la escritura”, en Sitio a Eros. Joaquín Mortiz, México, 1986 (Primera edición 1980), p. 13.

35 Ferré, “La cocina…”, 33.

36 Ferré, “La cocina de la escritura”, 31.

37 Mara Negrón, “Otros géneros en ensayo”, en Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, No. 16, diciembre de 2006, 212.

38 Silvia Álvarez Curbelo, “Imágenes de lo puertorriqueño en la escena mediática estadounidense”, Revista Telos Núm. 70 (Enero-Marzo 2007), 1-4.

39 Carmita Landestoy, “¿En qué leyes se apoya Trujillo para permanecer en el Poder?”, en ¡Yo también acuso! Rafael Leonidas Trujillo, tirano de la República Dominicana, Archivo General de la Nación: http://es.calameo.com/read/0003452147332d0e899bc (consultada 30 de junio de 2020)

40 Landestoy, “¿En qué leyes se apoya Trujillo para permanecer en el Poder?”, Archivo General de la Nación: http://es.calameo.com/read/0003452147332d0e899bc (consultada 30 de junio de 2020)

41 Landestoy, “¿En qué leyes se apoya Trujillo para permanecer en el Poder?”, Archivo General de la Nación: http://es.calameo.com/read/0003452147332d0e899bc (consultada 30 de junio de 2020)

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