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ISSN 1023-0890 / EISSN 2215-471X
Número 34 • Julio-diciembre 2024
Recibido: 15/04/2024 • Corregido: 05/05/2024 • Aceptado: 06/05/2024
DOI: https://doi.org/10.15359/istmica.34.08
Licencia CC BY NC SA 4.0

Ana Ilce Gómez: poesía asida del misterioso silencio

Ana Ilce Gómez: poetry asided to the mysterious silence

Alexander Zosa-Cano,

Academia de Geografía e

Historia de Nicaragua

Nicaragua

Resumen

Ana Ilce Gómez Ortega es a todas luces la poeta lírica mayor de Nicaragua. Su poesía no es el naufragio, sino que es el velero donde se entrecruzan la soledad y la cotidianeidad de la vida femenina. Una muestra de la poesía de Gómez Ortega, autora de Las ceremonias del silencio (dos ediciones: 1975 y 1989) y Poemas de lo humano cotidiano (2004), es compilada de manera breve para presentarlo a un público centroamericano. Su obra es la manifestación de una vida sosegada alejada de los devenires nacionales demostrando la sobriedad de su quehacer y su compromiso con la poesía. Sus advocaciones entre costumbres y el misterio penden del hilo donde la autora se construye en un silencio autoexigido de donde la imagen de la poeta alcanza la dimensión plena. ¡He aquí: Ana Ilce Gómez Ortega!

Palabras claves: Gómez Ortega, Ana Ilse - poesía nicaragüense – literatura de Nicaragua literatura femenina – literatura regional

Abstract

Ana Ilce Gómez Ortega is clearly Nicaragua’s greatest lyric poet. His Poetry is not the shipwreck, but it is the sailboat where loneliness and loneliness intersect everyday life of women. A sample of the poetry of Gómez Ortega, author of The ceremonies of silence (two editions: 1975 and 1989) and Poems of the Everyday Human (2004), is compiled briefly to present it to a Central American public. His work is the manifestation of a peaceful life away from of national developments, demonstrating the sobriety of their work and their commitment to poetry. His invocations between customs and mystery hang of the thread where the author builds herself in a self-demanded silence from where the image of the poet reaches its full dimension. Behold: Ana Ilce Gómez Ortega!

Keywords: Gómez Ortega, Ana Ilse - Nicaraguan poetry - literature of Nicaragua women’s literature – regional literature

Ana Ilce Gómez (Masaya, 28 de octubre de 1945 – Managua, 1 de noviembre de 2017), fue poeta y periodista nicaragüense, Miembro de Número de la Academia Nicaragüense de la Lengua (ANL) y Miembro Correspondiente de la Real Academia Española.

Con solo dos libros Las ceremonias del silencio (dos ediciones: 1975 y 1989) y Poemas de lo humano cotidiano (2004) que obtuvo el Premio Único del Concurso Nacional de Poesía Escrita por Mujeres Mariana Sansón (2004) se consagró en el ideario nicaragüense como la voz que marca en un parteaguas la literatura nicaragüense escrita por mujeres. Adendum a las obras citadas, se editó en España por la Editorial Pre-Textos —con la introducción de Sergio Ramírez Mercado— la antología post-mortem Poesía Reunida (2018). Toda su obra destila cotidianeidad hogareña y el misterio vestido de «el sabor y la densidad» de su esencia femenina.

Su poesía ha sido difundida en Nicaragua en un sinnúmero antologías: Dos décadas de poesía joven nicaragüense: 1960-1979 (Managua: Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación, 1989), Antología General de la Poesía Nicaragüense (Managua: Distribuidora Cultural, 2007), valorada en el Diccionario de Autores Nicaragüenses (Managua, UCA, 1994) y Literatura Centroamérica (Managua, Fundación Vida, 2003) todos de Jorge Eduardo Arellano; La mujer nicaragüense en la poesía (Managua: Nueva Nicaragua, 1992) de Daisy Zamora; Hija del día. Artes poéticas nicaragüenses (Managua: Nueva Nicaragua, 1994) y El siglo de la poesía en Nicaragua (Managua: Colección Cultural Centroamericana, 2005) ambos de Julio Valle-Castillo; Soles de eternos días. Paradigmas textuales de la poesía nicaragüense del siglo XX (Managua: Centro Nicaragüense de Escritores, 1998) de Anastasio Lovo y Erwin Silva; Flor y canto. Antología de poesía nicaragüense (Managua: Centro Nicaragüense de Escritores, 1998) de Ernesto Cardenal; Generación del 60 y 70: Antología (Managua: El pez y la serpiente, 2000) de Antonio Silva y Pedro Xavier Solís y Nicaragua: el más alto campo. Nueva Antología de la Poesía Nicaragüense (Managua: Fondo Editorial INC, 2012) de Héctor Avellán. Sin embargo, por su personalidad huraña y huidiza, no permitía entrevistas y en esa soledad de lápiz y papel su voz poética fue adquiriendo una consistencia única asida del misterioso silencio.

En el acto de incorporación de la ANL, Julio Valle-Castillo, expresó: «es una poeta lírica y en este particular, la más alta categoría del poeta en todos los tiempos, lírica pura, desnuda de los datos concretos de la anécdota y escasamente narrativa». Y, esa vivacidad de la poesía de Ilce Gómez le permitió verse desde el otro lado de la avenida, siempre militando su soledad: «La que escribe no soy yo». Aquí, en esta colección de poemas, no encontraremos a Ilce Gómez sino a «la otra» la que le dicta las imágenes y versos. Entremos, disimulados, sin pedir permiso, a escuchar las visiones del silencio de la mujer que ha trazado su destino en contra del olvido.

Alexander Zosa-Cano

AGHN

ESA MUJER QUE PASA

¿Quién es esta mujer que pasa,

esta sombra,

esta noche?

¿Quién conoce su nombre?

¿Quién la nombra

del otro lado de la nada

para nada?

¿Quién es esta mujer que pasa

y no deja nada de sí?

Sólo su paso rueda en la noche,

Sólo su voz.

YO HE MILITADO

Yo he militado no sin gloria

en las lides del amor

y mi obra no podrán destruirla

ni las lluvias persistentes

ni la perenne marcha del tiempo.

Porque mi arte no fue inútil

ni siquiera contigo,

contigo que jurabas no conocerme

pero que un día llenaste

la ciudad entera con mi nombre.

LO PERECEDERO

Lo perecedero no soy yo

sino mi sombra reflejada en este muro.

FILOSOFÍA

Para qué sirve la filosofía me pregunto

sino para hacer calvos y ceñudos a los hombres?

Más nos valdría ser panaderos, ser jardineros

y tener grandes cestos de pan

y una flor para regar por las mañanas.

PERO LA VIDA

No soy mujer de multitudes ni inevitable

en los círculos de amigos.

Mis amigos son pocos pero muchos

Vivo el drama de todos y me desnudo el alma

cuando toca.

Amo el vino callado

La palabra tranquila

Extraño de veras los poemas que no escribí

Así transcurre mi existencia en abandonos

aparentes

Pero la vida me cuenta sus secretos.

ESTOY SOLA AHORA

Estoy sola ahora, pero él ronda mi vida afuera.

Das vueltas alrededor de mi cuerpo.

Sé que estás ahí.

Sé que siempre has estado en tu pequeño estrado

bajo el sol, esperando que yo salga

--contra viento y marea, rabioso y terco

aguardando la hora de mi amor-.

Pero sé que estás ahí donde no estoy,

donde nunca -mi vida- he estado

donde jamás me buscaste ni te hallaste

para trocar tu victoria en mi derrota

y mi muerte

en tu vida.

Ahora das vueltas alrededor de mi cuerpo.

Ahora estoy sola.

Muy lejos de donde tú, en mi eterna búsqueda

golpeas irrefrenablemente la puerta

gritando con

toda tu alma: «¡Sé que estás ahí!»

Donde no hay ya claridad

ni huella alguna que te salve.

TEATRO

Flota tu cabello suelto de infeliz ahogada

mujer sola, mujer pospuesta

como postre a la mesa.

La trama sigue mientras tanto

el tiempo sigue andando

se marchan todos.

Mujer ahogada en agonías

mujer feliz en una que otra escena:

este teatro te conduce a la miseria.

MÁSCARA DEL SUEÑO

Sueño que el agua borra mis pies

que tengo una zarza entre las manos

que me muero de sed

que hay una piedra.

Sueño con rostros abolidos

por la muerte lejana

con árboles y pájaros inciertos

con un vasto desierto

y una rama de olivo.

Sueño con el vino y el pan

del ofertorio,

sueño que olvido.

Recostada en el agua

sueño que soy un pez primerísimo

y lejano.

Sueño que soy poeta

y escribo este poema.

ARIA

No soy ángel

que preside la vida

ni sabia

ni agorera.

Únicamente

soy una mujer

cálida

intensa

que en su más apartada

intimidad

cree tener voz

y canta.

LA MUERTE NO ES UNA MUJER

La muerte no es una mujer

con el cráneo pelado y una corva guadaña

entre las manos.

La muerte es un hombre que galopa

entre las noches que columpia el insomnio.

Es un varón disfrazado de oscura damisela.

Tiene unas rosas en las manos

y un cordel para colmar el cuello.

Alguien un día dibujó a la muerte

con rostro de doncella. Pero ella es él,

pálido, abyecto,

que en la noche se llega hasta mi sueño

y como un perro fiel

me hace aspirar su aliento de témpano

y misterio

y con fría insistencia se me acerca

y me lame los pies.

ÍTACA

He tejido esta tela

y la he destejido mil veces

esperándote.

Si tú lo merecieras

Si tú lo merecieras

Por esperarte agotaría

Todos los telares de la tierra.

EUNA UNA

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