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ISSN 1023-0890 / EISSN 2215-471X
Número 35 • Enero-junio 2025
Recibido: 22/05/2024 • Corregido: 26/08/2024 • Aceptado: 30/08/2024
DOI: https://doi.org/10.15359/istmica.35.01
Licencia CC BY NC SA 4.0

La expansión novelística en Costa Rica (1990-2024)1

Novelistic expansion in
Costa Rica (1990-2024)

Iván Molina Jiménez

Universidad de Costa Rica

Costa Rica

Resumen

En este artículo, se analiza la expansión en el número de novelas publicadas en Costa Rica entre 1990 y 2024. Tal proceso, favorecido por el crecimiento de la actividad editorial privada, dependió de la capacidad económica de los autores (hombres más que mujeres) para financiar sus obras. A partir del siglo XXI, la autopublicación fue reforzada por el surgimiento de plataformas donde es posible publicar de manera gratuita, como la de Amazon. Dado que esta novelística no respondió a una demanda efectiva de diversas audiencias de lectores, tuvo un alcance limitado: por lo general, las personas solo publicaron una novela, y de la mayoría de los textos, se publicó solo una edición.

Palabras clave: Novela, editoriales, autopublicación, género, derechos de autor

Abstract

This article analyzes the expansion in the number of the published novels in Costa Rica which was favored by the growth of private publishing activity. Therefore, this process depended on the economic capacity of the authors (men more than women) to finance their works. Starting in the 21st century, self-publishing was reinforced by the emergence of platforms where it is possible to publish for free, such as Amazon. Because this boom of published novels did not respond to an effective demand from diverse audiences of readers, it was limited in scope: writers typically published only one novel, and mostly only one edition was published.

Keywords: Novel, publishers, self-publishing, gender, copyright

En diciembre de 2015, el abogado y escritor Álvaro Rojas Salazar, en un artículo publicado en el suplemento cultural “Áncora” del periódico La Nación, indicó: “está a la vista de todos que la novela costarricense pasa por un período de mucha actividad; algunos escritores costarricenses se asoman con sus textos a las páginas de grandes editoriales”.2 Acertó en su diagnóstico, pero el proceso al que aludía no era reciente, sino que se remontaba a un cuarto de siglo antes. Desde la década de 1990, los cambios ocurridos en la industria editorial posibilitaron que un número creciente de personas, de diversas edades, condiciones socioeconómicas, niveles de escolaridad y orígenes geográficos, incursionara en este tipo de narrativa.

Analizar este fenómeno es el propósito fundamental del presente artículo que, en vez de enfocarse en la dimensión literaria de las novelas, se centra en identificar algunas de sus características básicas (distribución geográfica y temporal, entidades que las publicaron y número de ediciones y traducciones alcanzadas) y trazar un perfil de quienes las escribieron (nacionalidad, género, edad, ocupación, estudios y productividad). Su argumento principal es que, entre 1990 y el 2024, la novelística se expandió en una escala sin precedente, un incremento que dependió, de modo decisivo, de la iniciativa de los autores para autopublicarse, ya fuera que contrataran a una imprenta o casa editora con este propósito o utilizaran plataformas que brindan tal servicio de forma gratuita.

Debido a la infraestructura editorial acumulada y al número de concursos y premios literarios disponibles, Costa Rica sobresale, en este campo, en el contexto de Centroamérica, donde una política autoritaria se combina con una creciente desigualdad social.3 Sin embargo, la experiencia costarricense está lejos de ser una excepción: en otros países, las crecientes facilidades para publicar también han favorecido un incremento en la producción novelística.4 A este resultado han contribuido las nuevas opciones abiertas a inicios del siglo XXI, en particular por plataformas como Amazon, que les posibilitan a las personas dar a conocer y comercializar sus obras sin someterlas a procesos de dictaminación ni a los criterios de selección de las librerías, en un vínculo directo con sus potenciales audiencias de lectores.5

A inicios del siglo XXI, la problemática de cómo los cambios en la industria editorial impactaron la literatura empezó a captar el interés de la investigación académica.6 A partir de la década de 2010, se pasó de enfoques generales y datos limitados a un corto período de tiempo a estudios que procuraban identificar el papel de los diversos productores de libros en un plazo más amplio.7 En los últimos años, Priscilla Carballo Villagra ha examinado el surgimiento de algunas editoriales independientes y sus estrategias de comercialización,8 y Mijaíl Mondol López ha analizado el liderazgo de varias casas editoras estatales y privadas en la publicación de distintos géneros literarios.9

Sobre la novelística producida de 1990 en adelante, el principal aporte lo realizó Benedicto Víquez Guzmán (1943-2015), quien identificó 440 obras. De la mayoría, elaboró una sinopsis acompañada por un breve ensayo, en el cual consideró su originalidad y calidad literaria; además, recopiló algunos datos biográficos y bibliográficos acerca de quienes las escribieron.10 Antes de ser incorporada al presente artículo, esta valiosa información fue cuidadosamente revisada, por lo que, cuando resultó necesario, se corrigieron los nombres y las fechas vitales de los autores, así como los títulos de las novelas, la denominación de las editoriales o imprentas que las produjeron y los lugares y años de publicación.

La contribución de Víquez se complementó con 1337 textos más, cuya identificación fue posible al realizar una revisión sistemática de los catálogos del Sistema Nacional de Bibliotecas (Sinabi),11 la Agencia ISBN,12 el Sistema de Bibliotecas, Información y Documentación de la Universidad de Costa Rica (Sibdi),13 el Sistema de Información Documental de la Universidad Nacional (Siduna),14 WorldCat,15 Amazon16 y Goodreads.17 Los datos sobre los escritores proceden del Tribunal Supremo de Elecciones,18 FamilySearch,19 Radaris,20 LinkedIn21 y Facebook;22 de las propias novelas, cuando incorporaron una pequeña biografía del autor, y de comunicaciones con los novelistas, sus familiares y amistades, y con algunas de las editoriales o imprentas que produjeron los libros.

Se consideraron solo las novelas publicadas –en formato impreso, electrónico y en audio– tanto en Costa Rica como en el exterior, siempre que hubiesen sido escritas por costarricenses o foráneos residentes en el país. Los datos del quinquenio 2020-2024 no están completos, en particular los del último año, y es posible que, en relación con el período 1990-2019, haya algún subregistro debido a obras que no pudieron ser identificadas por carecer de ISBN, circular en tirajes muy pequeños y no captar la atención de los medios de comunicación ni de las redes sociales. No obstante, tales omisiones no son tan significativas como para modificar, de modo decisivo, las tendencias que aquí se analizan.

1. Producción, formato y autopublicación

Afectada por la profunda crisis que estalló en 1980,23 la economía costarricense empezó a recuperarse a partir de 1985, gracias a la ayuda financiera estadounidense y a la aplicación de políticas de libre mercado –conocidas como neoliberales–, las cuales promovieron la diversificación de las exportaciones a terceros mercados, la inversión extranjera directa y el ascenso del turismo.24 Entre 1990 y 2005, la inversión social pública tendió al estancamiento, en un contexto en el que la proporción de hogares pobres se mantuvo en alrededor de un 27 por ciento,25 mientras la población crecía de 3 029 336 a 4 215 248 habitantes26 y mejoraba la cobertura de la enseñanza secundaria y universitaria: en el primer caso, la asistencia a las aulas ascendió de 44,9 a 77,5 por ciento de los jóvenes entre 13 y 17 años; y en el segundo, de 15,2 a cerca del 26 por ciento de la población de 18 a 24 años.27

Fue en el marco de esta recuperación económica que la industria editorial experimentó dos transformaciones decisivas: la primera, ocurrida durante la década de 1980, consistió en generalizar el uso de la computadora, lo que simplificó y abarató los procesos de preprensa; la segunda, acaecida en el decenio siguiente, se basó en la introducción de nuevas tecnologías de impresión que posibilitaron hacer ediciones de corto tiraje a precios bajos. Al facilitarse las condiciones para producir libros, el número de nuevas casas editoras privadas se elevó de 43 a 61 entre los quinquenios de 1990-1994 y 1995-1999, y a 65 en el lustro 2000-2004. De estas iniciativas, alrededor de la cuarta parte se especializó en publicar literatura.28

Según se observa en el Gráfico 1, la publicación de novelas respondió consecuentemente a un contexto económico y editorial favorable, al incrementarse en un 46,4 por ciento entre el quinquenio de 1990-1994 y el de 1995-1999, y en un 72,3 por ciento entre este último y el de 2000-2004. En el caso de las personas que incursionaron por primera vez en la producción novelística, las proporciones respectivas se apartaron de la tendencia anterior, dado que, entre esos mismos períodos, ascendieron al 51,2 y al 45,2 por ciento. Tal indicador muestra que, en términos relativos, el principal relevo generacional, en el surgimiento de nuevos cuadros de novelistas, se concentró en la primera mitad del decenio de 1990.

Al comparar los datos de 2000-2004 con los de 2005-2009, resulta claro que el crecimiento se desaceleró, pues el número de novelas se incrementó apenas en un 12,1 por ciento, mientras que el de novelistas lo hizo en un 21,1 por ciento. Probablemente esta pérdida de dinamismo fue resultado de la crisis financiera global de 2007-2008, que afectó a Costa Rica en términos del aumento de la inflación, la baja de los ingresos y las utilidades y la pérdida de empleos.29 Tal impacto, sin embargo, fue amortiguado porque, a partir de 2006, empezó a revertirse el estancamiento en la inversión social pública, que se elevó del 17,5 al 23,4 por ciento del Producto Interno Bruto entre dicho año y 2009, para un aumento de 5,9 puntos porcentuales.30

Gráfico 1. Costa Rica: novelas producidas por quinquenio y novelistas según el lustro en que publicaron su primera obra (1990-2024)

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon.

La combinación de neoliberalismo moderado con una inversión social pública en vías de recuperación propició que, entre 2006 y 2015, al tiempo que la población del país alcanzaba los 4 832 234 habitantes en este último año,31 la cobertura de la enseñanza secundaria se incrementara del 77,5 al 88,5 por ciento, mientras que la de la educación universitaria aumentaba del 26 al 32,3 por ciento.32 De modo paralelo, la proporción de hogares pobres disminuyó del 27,3 al 18,9 por ciento entre el 2006 y 2017.33 A su vez, el número de nuevas editoriales privadas, que ascendió a 81 en el quinquenio de 2005-2009, se redujo a 67 en el período 2010-2014 y se elevó a 72 en el de 2015-2019. De las 139 casas editoras fundadas en los dos últimos lustros, el 41,7 por ciento se especializó en literatura.34

De acuerdo con el Gráfico 1, las mejores condiciones económicas y editoriales favorecieron que la expansión novelística se intensificara, al superar ampliamente los máximos alcanzados en la última década del siglo XX y la primera del XXI: entre 2005-2009 y 2010-2014, el número de obras publicadas se incrementó en un 60,5 por ciento, y entre este último lustro y el de 2015-2019, en un 55,9 por ciento. En el caso de los nuevos novelistas, las proporciones correspondientes ascendieron al 54,1 y al 42,3 por ciento, estos datos sugieren que, en cifras relativas, la renovación de los cuadros de quienes incursionaron por primera vez en este género literario se concentró en la primera mitad de la década de 2010.

A partir de 2018, Costa Rica fue sometida a una política pública social e institucionalmente regresiva (tanto en términos tributarios como antisindicales), pronto agravada por la pandemia de Covid-19,35 que afectó a las ferias del libro, el principal medio para comercializar las obras producidas en el país. Si bien los datos del quinquenio 2020-2024 están incompletos, la información disponible muestra que no se produjo un descenso abrupto en la publicación de novelas, aunque sí en la cantidad de nuevos novelistas. Este resultado se podría explicar por una situación de inelasticidad: una proporción considerable de tales obras ya estaba en producción o próxima a empezar este proceso antes de que iniciara la crisis sanitaria. Por su parte, las cifras del Gráfico 1 también sugieren una desaceleración en el ritmo de crecimiento, similar a la ocurrida en el lustro de 2005-2009.

En el período analizado, el formato predominante en la publicación de novelas fue el libro impreso (Gráfico 2). La circulación en periódicos y revistas, tan importante en la etapa inicial de la novelística costarricense a finales del siglo XIX y durante las primeras décadas del XX,36 fue una práctica marginal. Aquí debe destacarse el papel del Grupo Nación, cuyas revistas Soho Costa Rica y, sobre todo, Perfil dieron a conocer narrativas originales. Desde el decenio de 1990, Perfil, dirigida a un público femenino de clase media y alta, organizó concursos de obras románticas, cuya premiación incluía la publicación de los textos que alcanzaban los tres primeros lugares. Se debe indicar que la proporción de estos materiales está subvalorada, pues no todos han podido ser localizados.

Si bien antes de 1990 se pueden encontrar algunas novelas cortas que fueron publicadas con textos de otro tipo (principalmente cuentos), tal fenómeno adquirió una importancia creciente en el período analizado. En la última década del siglo XX, su participación fue del 2,9 por ciento de toda la novelística entonces publicada, proporción que ascendió al 6 por ciento en el decenio de 2000, al 6,2 por ciento en el de 2010 y se redujo al 4,6 por ciento en lo que va del quinquenio de 2020-2024 (cálculo preliminar por no estar la información completa). Todo sugiere que la razón principal por la que algunos autores y editoriales han recurrido a esta estrategia es para ahorrar costos, pues dar a conocer estas obras breves como libros independientes requeriría invertir más recursos.

De las dos novelas que circularon originalmente en audio, una lo hizo como radionovela, transmitida por una radioemisora de cobertura nacional, y la otra como pódcast, difundida por diversas redes sociales. Las posibilidades abiertas por las nuevas opciones tecnológicas, evidentes en este último caso, también fueron relevantes en el ascenso de las obras que circularon solo de manera digital. Si en el quinquenio de 2010-2014 supusieron el 2,9 por ciento de todas las novelas publicadas, tal proporción descendió ligeramente al 2,7 por ciento en el de 2015-2019 y ascendió al 6,4 por ciento en el de 2020-2024. De las 50 novelas de esta índole, 16 fueron publicadas en Costa Rica y el resto en otros países, principalmente en Estados Unidos.

Gráfico 2. Costa Rica: distribución de 1.777 novelas según el formato de publicación de la primera edición en porcentaje (1990-2024)*

*Incluye seis novelas gráficas, cuatro en la categoría de Libro impreso y dos en la de Libro digital.

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon.

Al considerar todas las novelas dadas a conocer como libro impreso, tanto de modo independiente como junto con otros textos, se observa que alcanzaron un 96,7 por ciento. Una proporción tan alta se explica por la preferencia de los autores para que su obra circulara como un objeto físico, pero también por la persistencia de una cultura del consumo de textos literarios dependiente de la lectura en papel y no en pantalla. Imprentas y editoriales especializadas en vender el servicio de publicación igualmente contribuyeron a este predominio, pues por razones económicas procuran comercializar todo el proceso de producción, desde la etapa de preprensa hasta el tiraje, y no solo una parte de él.

No se puede determinar con exactitud cuántas novelas fueron costeadas por sus autores, pues algunas casas editoras privadas combinaron la venta del servicio de publicación con el financiamiento de ciertas obras que, por su calidad, podían ser premiadas por diversas entidades estatales, o que, por haber sido escritas por personas de reconocido prestigio literario, parecían tener asegurada una comercialización que permitiría, por lo menos, recuperar los fondos invertidos. Dada esta limitación, los datos consignados en el Gráfico 3 son mínimos: incluyen los textos producidos por imprentas, que siempre cobran por publicar, por editoriales especializadas en este negocio y por plataformas de acceso gratuito.

Gráfico 3. Costa Rica: proporción de novelas financiadas por los autores y de aquellas dadas a conocer en plataformas de publicación gratuita por quinquenios (1990-2024)

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon.

Entre 1990 y 2004, la autopublicación se caracterizó por una tendencia sostenida al ascenso; experimentó un leve retroceso de 2005 a 2009, en el marco de la crisis financiera internacional de entonces; se incrementó con más fuerza en el quinquenio siguiente y volvió a disminuir entre 2015-2019, afectada por las regresivas políticas institucionales implementadas a partir de 2018; y aumentó de modo significativo en el lustro 2020-2024. Aunque desde inicios del siglo XXI algunas novelas fueron dadas a conocer en plataformas de acceso gratuito, este fenómeno solo empezó a adquirir relevancia de 2010 en adelante. De las 130 obras pertenecientes a esta categoría, el 89,2 por ciento circuló en Amazon.

Conviene aclarar que la gratuidad no implica que las empresas correspondientes no cobren comisiones por comercializar las novelas; además, algunos escritores, aunque no están obligados a hacerlo, podrían costear la revisión filológica, la diagramación del texto y la elaboración de la portada para disponer de un producto de mejor calidad. Amazon, en particular, alienta a publicar varias ediciones simultáneas de sus obras: para Kindle, en rústica, en pasta dura y en audio, y a traducirlas a otros idiomas, sobre todo al inglés. El éxito de esta estrategia se comprueba al constatar que, de los 116 textos dados a conocer mediante esta plataforma, apenas el 19,8 por ciento circularon solo en formato electrónico.

Rápidamente desbordadas por la creciente demanda de publicación, las editoriales estatales y otras entidades públicas, que siempre dictaminan los manuscritos, redujeron su participación en la producción novelística. Si en la década de 1990 alcanzaron un 28,8 por ciento de todas las obras, esta proporción disminuyó al 24,9 por ciento en el decenio de 2000, a un 14,2 por ciento en el de 2010 y a un 6,4 por ciento en el quinquenio de 2020-2024. La drástica caída en los dos últimos períodos se explica, además, por el impacto de las políticas social e institucionalmente regresivas puestas en marcha a partir de 2018, que redujeron los recursos para las casas editoras del Estado.

2. Nacionalidad y género

Cuando se analiza la publicación de novelas según la nacionalidad de los escritores (Tabla 1) se observa que, entre la década de 1990 y la de 2000, la participación de las correspondientes a personas nacidas en el exterior no varió de forma significativa, pues apenas pasó del 13,5 al 13,6 por ciento entre el primer decenio y el segundo. Ahora bien, entre 2010 y 2019 esa proporción descendió al 12 por ciento y, en el quinquenio 2020-2024, se redujo al 7,3 por ciento. Si el fenómeno se considera en cifras absolutas, resulta claro que, excepto por el último lustro, el número de textos dados a conocer por extranjeros se ha incrementado, pero su crecimiento ha sido menor al de los producidos por los costarricenses por nacimiento. En su conjunto, los foráneos fueron responsables del 11,3 por ciento de la novelística del período 1990-2024 y representaron el 11,4 por ciento de todos sus nuevos cultivadores.

De las 201 novelas publicadas por las 102 personas extranjeras, el 22,4 por ciento fueron escritas por mujeres, quienes representaron el 29,4 por ciento de los autores foráneos. Se desprende de estos datos que existió una ventaja masculina en relación con la productividad, lo cual es efectivamente corroborado por las siguientes cifras: el promedio femenino de publicación alcanzó las 1,5 obras, mientras que el de los varones fue de 2,2 títulos. No obstante, al ponderar la participación de unas y otros con las personas nacidas en Costa Rica, no se encontraron diferencias significativas. Las foráneas concentraron el 9,8 por ciento de todas las novelas publicadas por mujeres y representaron el 11,8 por ciento del total de autoras; en el caso de los hombres, las proporciones correspondientes ascendieron al 11,8 por ciento en lo concerniente a los textos y al 11,2 por ciento en la autoría.

Tabla 1. Costa Rica: novelas publicadas en el país y en el exterior y novelistas según nacionalidad y género por quinquenio (1990-2024)

Novelas

Autores

Costarricenses

Extranjeros

Costarricenses

Extranjeros

Década

F

M

F

M

Total

F

M

F

M

Total

1990-1994

17

45

2

5

69

10

23

3

3

39

1995-1999

24

61

2

14

101

19

35

1

9

64

2000-2004

42

112

5

15

174

17

63

2

8

90

2005-2009

46

119

8

22

195

25

67

6

11

109

2010-2014

57

215

5

36

313

30

114

3

21

168

2015-2019

106

327

14

41

488

59

158

9

13

239

2020-2024

120

285

9

23

437

64

112

6

7

189

Total

412

1164

45

156

1777

224

572

30

72

898

F = mujeres, M = hombres.

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon; FamilySearch, Search Historical Records; TSE, Consultas civiles; Radaris, Fast People Search; LinkedIn, Search; Facebook, Search on Facebook.

De las 30 novelistas mujeres, 8 provenían de Estados Unidos, 4 de Argentina, 2 de Colombia, 2 de Italia, 2 de Nicaragua 2 de Perú y 10 de estos países: Alemania, Canadá, Chile, España, Honduras, México, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En el caso de los 72 hombres de similar condición, el origen por nacionalidad muestra una distribución con algunas diferencias relevantes: 9 nacieron en Cuba, 9 en España, 8 en Nicaragua, 6 en Chile, 6 en El Salvador, 5 en Colombia, 5 en Estados Unidos, 4 en Perú, 3 en Argentina, 3 en Italia, 3 en Venezuela, 2 en Guatemala, 2 en México y 7 en Alemania, Argelia, Canadá, Francia, Inglaterra, Países Bajos y Panamá.

Una vez que la información anterior se considera por grandes regiones geográficas, resulta que las mujeres oriundas de Estados Unidos, Canadá y Europa occidental representaron un 43,3 por ciento, las del resto de América Latina un 40 por ciento, las de los otros países de América Central un 13,3 por ciento y las del Caribe un 3,4 por ciento. La procedencia de los hombres fue bastante diferente: el 31,9 por ciento eran mexicanos y sudamericanos, el 30,6 por ciento, estadounidenses, canadienses y europeos occidentales; el 23,6 por ciento, centroamericanos (incluidos los panameños); el 12,5 por ciento, caribeños hispanohablantes y el 1,4 por ciento provenía de África del Norte.

Entre las novelistas de origen extranjero, la más destacada fue la chilena Tatiana Lobo Wiehoff (1939-2023), quien publicó seis obras entre inicios de la década de 1990 y mediados de la de 2010: Asalto al paraíso (1992), Calypso (1996), El año del laberinto (2000), El corazón del silencio (2004), Candelaria del azar (2008) y El puente de Ismael (2014). Su primer libro, escrito en el contexto de la renovación de la historia colonial de Costa Rica liderada por la historiadora Claudia Quirós Vargas,37 se convirtió en una de las más importantes novelas históricas dadas a conocer en América Central. Tal texto recupera la rebelión indígena de 1709, encabezada por Pablo Presbere contra los asentamientos españoles en Talamanca.38

De los novelistas foráneos varones el más sobresaliente es, sin duda, el filósofo, historiador y artista guatemalteco, Rafael Cuevas Molina (1954), profesor e investigador de la Universidad Nacional. Entre 1998 y el 2020, publicó once novelas donde confluyen los temas del desarraigo, la persecución política y la violencia institucionalizada. Su obra más relevante es 300: elaborada a partir del Archivo Histórico de la Policía Nacional, reconstruye fragmentariamente la cotidianeidad del terrorismo de Estado en Guatemala, mediante una estrategia narrativa que recupera la pluralidad de las voces de las víctimas y los victimarios, tanto en términos de sus especificidades de clase, como de género, étnicas y etarias.39

Pocas de estas personas extranjeras han logrado insertarse en los círculos intelectuales que se han conformado en torno a las universidades públicas y algunas editoriales estatales y privadas. Por esta razón, sus obras no han captado la atención de los principales medios de comunicación del país y no han despertado mayor interés entre los grupos académicos dedicados al estudio de la literatura. Tampoco hay evidencia de que la nacionalidad se haya convertido en un eje articulador, en términos literarios, para quienes comparten un mismo país de origen, con excepción parcial de los estadounidenses que, desde décadas atrás, han forjado una cierta identidad comunitaria y han dispuesto de diversos recursos –como el periódico The Tico Times– para establecer conexiones entre sí e informar sobre las actividades que realizan.40

Los datos de quienes nacieron en Costa Rica (Tabla 1) muestran una tendencia a profundizar la masculinización de la novelística, pues las obras escritas por mujeres representaron un 27,9 por ciento en la década de 1990, disminuyeron levemente al 27,4 por ciento en la de 2000 y se redujeron a un 23,1 por ciento en la de 2010. Solo en el quinquenio de 2020-2024 dicha tendencia se modificó, al alcanzar un 29,6 por ciento. Considerado el asunto a partir de la autoría, resulta que en el primer decenio la participación femenina ascendió al 32 por ciento, bajó a un 25,1 en el segundo, descendió al 24,8 por ciento en el tercero y se recuperó en el último lustro, al subir a un 36,4 por ciento.

En su conjunto, las mujeres produjeron el 25,7 por ciento de las novelas y representaron el 28,3 por ciento de quienes las escribieron, dos indicadores de que la producción novelística ha permanecido fuertemente masculinizada. Dicha situación contrasta con lo ocurrido en otros países como Estados Unidos, donde la autoría femenina de obras literarias ha avanzado de forma significativa desde finales del siglo XX.41 Los datos de 2020-2024, que muestran un ascenso en la proporción de novelas publicadas por mujeres y, sobre todo, en la participación femenina en los nuevos cuadros de novelistas, sugieren que un avance de tal índole podría estar ya en marcha, pero habrá que esperar algún tiempo antes de poder confirmar que se trata de una tendencia sostenida y no de una variación esporádica.

3. Edad, escolaridad y ocupación

Ha sido común que los estudiosos de la literatura costarricense utilicen el concepto de generación para diferenciar a los novelistas según su año de nacimiento y clasificar su producción literaria en función de este criterio temporal.42 Sin embargo, en el presente artículo tal problemática se aborda de una manera distinta: la edad a la que la persona dio a conocer su primera novela. Dicho dato es fundamental porque permite precisar en qué etapa del ciclo de vida ocurrió la primera incursión en la novelística, un factor que, según diversas investigaciones, incide no solo en la productividad, sino también en la originalidad de la obra publicada y su potencial para apartarse del paradigma literario prevaleciente o subvertirlo.43

Conviene advertir que los resultados obtenidos contienen cierta imprecisión debido a que, aunque se conoce la fecha de nacimiento de casi todas las personas, no siempre se dispone de información acerca de cuándo se finalizó la impresión de las obras, pues muchas carecen de colofón. Por consiguiente, la edad a la que los novelistas publicaron su primer texto es exacta en la mayoría de los casos, pero en otros apenas sería aproximada. De los 898 escritores considerados, 153 (el 17 por ciento) se ubican en los años de final o inicio de cada uno de los grupos de edad en que fue organizada la Tabla 2, de manera que, aun si se supone que todos fueron afectados por el sesgo indicado, las tendencias que de seguido se van a examinar no se modificarían de modo significativo.

La primera etapa de la expansión novelística se caracterizó por una notoria pérdida en la participación de las personas de menos de 30 años que por vez primera publicaron novela, la cual se redujo del 28,2 por ciento en el quinquenio de 1990-1994, al 7,8 por ciento en el de 1995-1999. En el de 2000-2004, su posición empezó a mejorar, al alcanzar un 8,9 por ciento, proporción que ascendió a un 10,1 por ciento de 2005 a 2009; es decir, en el contexto de la crisis financiera global y de reactivación de la inversión social en el país. Dicha representación se elevó de un 14,9 por ciento en el lustro de 2010-2014, a un 22,6 por ciento en el de 2015-2019 y volvió a descender en el de 2020-2024, al ubicarse en un 19,1 por ciento.

Por consiguiente, hubo un rejuvenecimiento de los nuevos cuadros de novelistas en la segunda década del siglo XXI, proceso interrumpido durante la regresiva política pública del período 2018-2022 y el estallido de la pandemia por Covid-19. Considerados los datos anteriores por género, se observa que los hombres de menos de 30 años aventajaron ligeramente a las mujeres, al alcanzar un 16,9 por ciento de todos los nuevos novelistas masculinos, mientras que la proporción de sus contrapartes femeninas ascendió al 16,5 por ciento. A la vez, debe destacarse que en el tramo de 14 años y menos hubo un empate en la autoría y que en el de 15 a 19 años predominaron ampliamente las escritoras. Dichas particularidades, en un contexto caracterizado por la centralidad de la autopublicación, se explican por el apoyo económico de las familias, dispuestas a financiar los proyectos literarios tanto de sus hijos como de sus hijas.

Tabla 2. Costa Rica: novelistas según la edad a la que publicaron su primera obra por quinquenio y género (1990-2024)

Grupos de edad

14 y menos

15-19

20-29

30-39

40-49

50-59

60 y más

Período

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

Total

1990-1994

1

1

1

2

6

2

5

3

4

2

4

2

6

39

1995-1999

1

2

2

2

8

5

16

5

5

6

12

64

2000-2004

1

2

5

12

7

17

2

19

7

18

90

2005-2009

1

1

10

2

11

5

10

13

17

10

29

109

2010-2014

1

1

3

20

8

25

4

27

5

26

12

36

168

2015-2019

1

5

10

38

15

31

11

35

10

19

17

47

239

2020-2024

1

1

3

2

9

20

20

22

14

26

11

15

12

33

189

Total

3

3

10

5

29

101

49

114

49

135

48

105

66

181

898

F = mujeres, M = hombres.

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon; FamilySearch, Search Historical Records; TSE, Consultas civiles; Radaris, Fast People Search; LinkedIn, Search; Facebook, Search on Facebook.

Antes de 1990, ya en Costa Rica algunos autores juveniles habían publicado novela. Tal fue el caso de José Luis Cardona Cooper (1909-1999) y Emmanuel Thompson Quirós (1908-1989), quienes incursionaron en este género literario en 1926, el primero a los 17 años, en una revista, y el segundo a los 18 años, en un periódico.44 Lo novedoso del período al que se refiere la Tabla 2 fue la publicación de la primera novela escrita por un niño,45 el surgimiento de una tendencia de novelística adolescente y la decisiva incorporación de mujeres a este proceso. De las 21 personas de menos de veinte años que debutaron como novelistas, una tenía 11 años, trece entre 13 y 17 años y siete entre 18 y 19 años; además, solo una no requirió del respaldo financiero familiar para dar a conocer su obra, pues lo hizo en una plataforma de publicación gratuita.46

Durante las décadas de 1990 y 2000, la expansión novelística se caracterizó por un aumento sostenido en la participación de quienes tenían 50 años y más, al ascender del 40,8 por ciento en el primer decenio a un 57,8 por ciento en el segundo, para un incremento de 17 puntos porcentuales. Entre 2010 y 2019, tal proporción se redujo al 42,2 por ciento y experimentó una leve mejora en el quinquenio 2020-2024, al ubicarse en un 42,9 por ciento. Así, quienes estaban próximos a jubilarse o ya se habían retirado perdieron posiciones en los nuevos cuadros de novelistas a medida que se ampliaban las oportunidades de publicación abiertas por plataformas como la de Amazon, espacio que fue ocupado por la población joven y la de mediana edad (de 30 a 49 años).

Si se agregan los datos de quienes incursionaron por primera vez en la publicación de novelas a partir de los 40 años, la proporción correspondiente asciende a un 65 por ciento. La preponderancia de un inicio tardío en la producción novelística se explica porque el reducido mercado cultural de Costa Rica no posibilita vivir de los derechos de autor. Ante esto, los escritores han tendido a priorizar sus estudios superiores de modo que puedan tener más oportunidades para competir por ocupaciones mejor remuneradas. Como se observa en la Tabla 3, quienes cursaron algún año de la enseñanza universitaria ascendieron del 84,5 por ciento en la década de 1990, al 85,4 por ciento en la de 2000, y al 86,5 por ciento en la de 2010; en el quinquenio de 2020-2024, su participación se redujo al 85,2 por ciento. En términos de género, la asistencia masculina a la universidad (87,4 por ciento) fue superior a la femenina (81,5 por ciento).

Tabla 3. Costa Rica: novelistas según escolaridad al momento de publicar su primera obra por quinquenio y género (1990-2024)

Escolaridad

Primaria

Secundaria

Normal

Técnica

Universitaria

Período

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

Total

1990-1994

1

3

1

1

1

11

21

39

1995-1999

4

1

1

2

1

17

38

64

2000-2004

3

4

3

1

1

2

14

62

90

2005-2009

1

2

2

4

1

1

4

26

68

109

2010-2014

2

2

2

8

1

2

4

27

120

168

2015-2019

1

5

5

9

2

6

6

56

149

239

2020-2024

2

11

5

3

7

56

105

189

Total

4

18

26

32

2

7

15

24

207

563

898

F = mujeres, M = hombres.

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon; FamilySearch, Search Historical Records; TSE, Consultas civiles; Radaris, Fast People Search; LinkedIn, Search; Facebook, Search on Facebook.

La persistencia de personas con educación normal es un dato interesante porque muestra que todavía a inicios del siglo XXI debutaron novelistas cuya formación para laborar como maestros de escuela la obtuvieron en instituciones educativas que desaparecieron en la década de 1970. También es interesante comprobar que perduró una corriente de escritores procedentes de las clases trabajadoras, manifiesta en quienes solo cursaron la primaria, en algunos de los que no fueron más allá de la secundaria y en varios de los que adquirieron una preparación técnica (en particular, quienes se especializaron en labores manuales). Sin embargo, a diferencia de sus predecesores, que en el período anterior a 1990 dieron a conocer narrativas que enfatizaban la denuncia de la desigualdad socioeconómica y la explotación laboral,47 la nueva novelística “proletaria” priorizó asuntos de índole religiosa, moral y costumbrista.

En la Tabla 4 se sintetizan las ocupaciones de quienes, por primera vez, incursionaron en el género novelístico durante el período 1990-2024. Para la correcta interpretación de estos datos conviene empezar con tres precisiones: primero, en el caso de los novelistas que iniciaron su carrera luego de acogerse a la jubilación, se consideró el último empleo para evitar la distorsión que resultaría de utilizar el retiro como un criterio de clasificación; segundo, aunque los académicos, educadores y periodistas son profesionales, se individualizaron por su importancia numérica; y tercero, la condición de estudiante se singularizó por su relevancia cuantitativa, aunque no es una ocupación. De seguido, se procederá a caracterizar las categorías seleccionadas antes de examinar su variación a lo largo del período analizado.

Tabla 4 Costa Rica: novelistas según ocupación por quinquenio y género (1990-2024)

Ocupación

Académico

Ama de casa

Docente

Emprendedor/ Empresario

Estudiante

Periodista

Profesional

Técnico

Otros

Período

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

Total

1990-1994

2

7

2

1

2

1

3

3

2

4

1

8

2

1

39

1995-1999

6

15

3

3

3

4

2

1

5

12

1

4

5

64

2000-2004

3

15

3

3

11

3

12

1

1

3

4

2

16

9

1

3

90

2005-2009

7

15

2

5

12

4

6

4

12

9

16

3

10

1

3

109

2010-2014

2

22

4

4

10

7

25

1

10

5

10

6

46

3

7

1

5

168

2015-2019

3

21

7

14

20

9

19

7

10

8

12

13

61

7

18

10

239

2020-2024

4

16

4

10

17

9

9

12

18

6

10

20

33

4

13

1

3

189

Total

27

111

22

40

75

35

76

24

46

26

53

56

192

20

62

4

29

898

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon; FamilySearch, Search Historical Records; TSE, Consultas civiles; Radaris, Fast People Search; LinkedIn, Search; Facebook, Search on Facebook.

Académicos incluye a personas cuyo ingreso dependía de laborar en la educación superior. De las 27 mujeres clasificadas en esta categoría, el 92,6 por ciento trabajaban en universidades públicas y el 7,4 por ciento en establecimientos foráneos; en el caso de los 111 hombres, la distribución fue más variada: el 75,7 por ciento se encontraba adscrito a entidades estatales, el 11,7 por ciento a privadas y el 12,6 por ciento a extranjeras. Entre las novelistas, el 59,3 por ciento estaba empleado por la Universidad de Costa Rica, seguida por la Universidad Nacional con un 29,6 por ciento; en el caso de los varones, las proporciones correspondientes ascendieron al 46 y al 17,1 por ciento. Si en cifras absolutas los hombres superaron ampliamente a las mujeres, estas lograron, en términos proporcionales, una mejor inserción en la principal institución universitaria del país.

Docentes se refiere a quienes impartían lecciones en la educación preuniversitaria. De las 40 mujeres pertenecientes a este grupo, el 50 por ciento laboraba como profesoras de colegio, el 35 por ciento como maestras de escuela, el 7,5 por ciento en preescolar, el 5 por ciento en la enseñanza especial y el 2,5 por ciento en la técnica. Las proporciones respectivas, en el caso de los 75 hombres, ascendieron al 68 por ciento en secundaria, a un 22,7 por ciento en primaria y a un 9,3 por ciento en una modalidad técnica. De esta forma, en las opciones educativas mejor remuneradas hubo un amplio predominio masculino, mientras que la ventaja femenina estuvo asociada con lo contrario.

Periodistas incorpora no solo a quienes laboraban en medios de comunicación, sino también a los que lo hacían en entidades públicas o privadas y a los que trabajaban por cuenta propia, ya fuera de forma individual o como propietarios de una micro o pequeña empresa. Dado que la información al respecto está demasiado incompleta o es muy imprecisa, no se puede analizar su distribución según estos tres segmentos. Sin embargo, sí es posible considerar la composición por género: según la Tabla 4, de los 79 individuos considerados, el 67,1 por ciento eran hombres y el 32,9 por ciento, mujeres. Al analizar los datos por período, se observa que la participación masculina fue mayor entre 1990 y 2009, cuando alcanzó un 75 por ciento y disminuyó al 62,7 por ciento entre 2010 y 2024.

Ama de casa reúne a personas que solo laboraban en el hogar; puede ser que realizaran trabajos ocasionales, pero los recursos obtenidos no constituían su principal fuente de ingreso. No se encontraron hombres en esta categoría. El estado civil de las 22 mujeres consideradas fue el siguiente: el 68,1 por ciento estaba casadas; el 13,6 por ciento, viudas; el 9,1 por ciento, divorciadas; el 4,6 por ciento, solteras; y una proporción similar, separadas. Al analizar su escolaridad, resulta que el 50 por ciento tenía algún nivel de enseñanza universitaria, el 27,3 cursó por lo menos un año de la secundaria, un 13,6 por ciento no sobrepasó la primaria y el 9,1 por ciento llevó educación técnica. De esta forma, aun en la categoría ocupacional más tradicional, la mitad de sus integrantes lograron realizar un mínimo de estudios superiores.

Emprendedores abarca a quienes laboraban por cuenta propia o eran propietarios de micro o pequeños negocios; en contraste, empresarios comprende a los dueños de compañías medianas y grandes. De las 35 mujeres en esta categoría, las emprendedoras representaron un 62,9 por ciento (de ellas, un 68,2 por ciento tenía estudios universitarios) y las empresarias un 31,1 por ciento (todas con educación superior). La distribución de los 76 hombres fue similar: los emprendedores concentraron un 65,8 por ciento (de ellos, un 82 por ciento con formación universitaria) y los empresarios un 34,2 por ciento (un 88,5 por ciento con estudios superiores). La desventaja masculina en la escolaridad empresarial se explica por los casos de dos extranjeros y de un costarricense que solo cursaron la secundaria; este último, hizo fortuna en Estados Unidos antes de regresar a Costa Rica.

De las 24 estudiantes, el 45,8 por ciento cursaban la secundaria y el 54,2 por ciento, la universitaria cuando publicaron la primera novela; para los 46 hombres, esos valores ascendieron al 10,9 y al 87 por ciento; el 2,1 por ciento restante correspondió a un alumno de primaria. En lo concerniente a las 13 estudiantes inscritas en la educación superior, el 61,5 por ciento asistía a las universidades privadas, el 30,8 por ciento a las públicas y el 7,7 a una institución extranjera. La distribución de los 40 hombres de igual condición fue muy distinta: el 65 por ciento se encontraba matriculado en entidades estatales, el 30 por ciento, en privadas y el 5 por ciento, en establecimientos foráneos. Si entre los académicos las mujeres lograron una mejor inserción relativa en la enseñanza superior del Estado, en el caso de los estudiantes la ventaja fue masculina, tanto en cifras absolutas como porcentuales.

Profesionales identifica a quienes vivían de ejercer una profesión, ya fuera de forma liberal o como empleados estatales o en el sector privado. De las 56 mujeres en esta categoría, el 26,8 por ciento correspondía a abogadas, el 12,5 por ciento a administradoras públicas o de negocios, el 10,7 por ciento a psicólogas, el 8,9 por ciento a ingenieras y arquitectas y el 41,1 por ciento se dividía entre otras especialidades. En el caso de los 192 hombres, el 21,4 por ciento estaba conformado por arquitectos e ingenieros, el 17,2 por ciento por abogados, el 13,5 por administradores, el 13 por ciento por médicos y el 34,9 por ciento por especialistas en otros campos. Así, mientras entre las mujeres predominaron las profesiones de ciencias sociales, en el caso de los varones el liderazgo correspondió a las tecnológicas.

Técnicos es una categoría más diversa, pues combinó personas con grados de calificación diferenciada, dedicadas, en su mayoría, a actividades de administración o servicios manuales. De las 20 mujeres consideradas, el 35 por ciento lo concentraron las secretarias, el 25 por ciento las administrativas, una proporción igual las dedicadas a prestar diversos servicios y el 15 por ciento las que desempeñaban quehaceres manuales. A su vez, de los 62 hombres, el 38,7 por ciento correspondió a los ocupados en el área de servicios, el 37,1 por ciento a los administrativos y el 16,1 por ciento a quienes ejercían labores manuales. Si la inserción femenina en el sector público alcanzó apenas un 15 por ciento, la masculina ascendió al 22,6 por ciento.

Las ocupaciones menos frecuentes fueron agrupadas en otros. En el caso de las cuatro mujeres, la distribución respectiva fue una pianista, una campesina, una obrera y una que no laboraba por razones de salud. De los 29 hombres, el 31 por ciento correspondió a artistas (pintores y músicos), el 20,7 por ciento a trabajadores manuales de baja o ninguna calificación, el 13,8 por ciento a agricultores y una proporción igual a sacerdotes. El 20,7 por ciento restante se distribuyó entre quienes se dedicaban a actividades diversas. Ninguna de las mujeres incluidas en esta categoría trabajaba en el sector estatal; de los varones, solo el 6,9 por ciento lo hacía en la Fuerza Pública.

Según la Tabla 4, el principal cambio en la ocupación de las novelistas consistió en la pérdida de espacio de las académicas, cuya participación descendió del 24,2 por ciento en el decenio de 1990 a un 20 por ciento en el de 2000 y a un 5 por ciento en el de 2010; en el quinquenio de 2020 a 2024, hubo una leve recuperación, pues alcanzó un 5,7 por ciento. En contraste, las restantes categorías, aunque no de manera sostenida, tendieron a mejorar sus posiciones. Al considerar los datos en su conjunto, se observa que las profesionales lideraron la autoría (22 por ciento), seguidas por las educadoras (15,7 por ciento), las emprendedoras y empresarias (13,8 por ciento), las académicas (10,6 por ciento), las periodistas (10,2 por ciento), las estudiantes (9,5 por ciento), las amas de casa (8,7 por ciento), las técnicas (7,9 por ciento) y las dedicadas a otras actividades (1,6 por ciento).

Un fenómeno similar se presentó en el caso de los hombres. La participación de los académicos disminuyó de un 31,4 por ciento en la década de 1990 a un 20,1 por ciento en la de 2000, a un 14,1 por ciento en la de 2010 y al 13,4 por ciento en el período 2020-2024. Al igual que ocurrió con las mujeres, las restantes categorías aumentaron su representación, aunque no sin retrocesos. Cuando los datos se abordan de manera conjunta, resulta que la autoría estuvo dominada, en primer lugar, por los profesionales (29,8 por ciento), seguidos por los académicos (17,2 por ciento), los emprendedores y empresarios (11,8 por ciento), los educadores (11,7 por ciento), los técnicos (9,6 por ciento), los periodistas (8,2 por ciento), los estudiantes (7,2 por ciento) y los dedicados a otros quehaceres (4,5 por ciento).

Si se agregan los datos de quienes laboraban y estudiaban en la educación superior pública cuando publicaron su primera novela, se observa que la proporción de nuevos autores vinculados con este espacio institucional ascendió al 25,2 por ciento en la década de 1990, disminuyó al 15,6 por ciento en la de 2000, se redujo al 13,5 por ciento en la de 2010 y se recuperó levemente en el quinquenio de 2020-2024, al alcanzar el 14,3 por ciento. De esta forma, ha habido una marginalización creciente de las universidades estatales en la renovación de los cuadros de novelistas, un fenómeno explicable no solo por su diversificación ocupacional, sino por la edad tardía a que incursionaron en la producción novelística.

4. Productividad y comercialización

Dado que no se puede vivir de los derechos de autor, la producción novelística en Costa Rica no ha logrado profesionalizarse debidamente, pues quienes la practican deben dedicarse a otras actividades para poder mantenerse. Como resultado de este condicionamiento, la primera novela fue publicada, de forma predominante, en la mediana edad, en las proximidades de la jubilación o en la vejez. En tales circunstancias, poco sorprende que la mayoría de las personas diera a conocer solo una obra o menos. De acuerdo con la Tabla 5, las novelistas de tal condición representaron el 48,5 por ciento en la década de 1990, el 54 por ciento en la de 2000, el 67,3 por ciento en la de 2010 y el 88,5 por ciento en el quinquenio 2020-2024. En el caso de los hombres, las proporciones correspondientes ascendieron al 47,1 por ciento en el primer decenio, al 59,1 por ciento en el segundo, al 63,1 por ciento en el tercero y al 79,8 por ciento en el lustro indicado.

Tabla 5 Costa Rica: novelistas según el número de novelas publicadas por período y género (1990-2024)

Número de novelas publicadas

-1*

1

2-3

4-5

6-7

8-9

10 y más

Período

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

Total

1990-1994

1

1

5

10

3

6

2

5

2

3

1

39

1995-1999

2

8

22

6

13

2

5

1

2

1

1

1

64

2000-2004

10

37

9

31

1

2

90

2005-2009

2

5

15

46

11

21

3

3

2

1

109

2010-2014

1

3

20

82

8

36

2

10

1

1

1

1

2

168

2015-2019

2

4

45

104

17

52

1

7

2

3

1

1

239

2020-2021

3

59

95

7

21

2

1

1

189

Total

11

13

162

396

61

180

10

33

5

12

3

3

2

7

898

*Las novelas escritas por dos o más personas se clasificaron conforme a las características del primer autor.

F = mujeres, M = hombres.

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon; FamilySearch, Search Historical Records; TSE, Consultas civiles; Radaris, Fast People Search; LinkedIn, Search; Facebook, Search on Facebook.

Ciertamente, a partir de 2015, a medida que se acorta el período analizado, la posibilidad de producir una segunda novela se reduce, un condicionamiento que se acentúa en el quinquenio 2020-2024; sin embargo, la tendencia identificada es clara: la mitad de los escritores publicaron solo una obra o menos. Se detectan tres factores principales que influyeron en este resultado: el primero fue el carácter testimonial de muchos de estos textos, por lo que la materia prima utilizada para su elaboración se agotó una vez finalizados; el segundo fue que la expectativa de éxito comercial que impulsó a ciertas personas –especialmente a emprendedores– a incursionar en este género literario, no se cumplió; y el tercero fue que la experiencia de novelar, en algunos casos, resultó algo de solo una vez para cumplir con las tareas de un proyecto de vida.

Aunque antes de 1990 algunas novelas fueron escritas por más de una persona, esta práctica adquirió mayor relevancia de dicho año en adelante: de las 254 mujeres, el 4,3 por ciento escribió solo parte de una novela; en el caso de los 644 hombres, tal proporción ascendió al 2 por ciento. La situación extrema fue la novela Milagros sueltos, publicada en 2008 y escrita por siete individuos.48 En contraste con los casos anteriores, se encuentran los autores más prolíficos del período bajo estudio: entre las mujeres, las más productivas han sido la actriz y directora de teatro, María Bonilla Picado (1954) con diez obras publicadas entre 1996 y 2022, para un promedio de una novela cada 2,6 años; y María Pérez Yglesias (1948), con la misma cantidad de títulos dados a conocer entre 2011 y 2024, para un promedio de una obra cada 1,3 años.

Entre los hombres, el más productivo ha sido el sociólogo Francisco Rodríguez Barrientos (1956), quien utiliza el seudónimo de Celso Romano; entre 2016 y 2021 dio a conocer quince novelas, algunas como obras cortas primero, luego integradas en textos más extensos.49 Su promedio de producción fue de una obra cada 0,3 años. Inmediatamente después de él se ubican Calandre Peterson Lizano (1977), un costarricense que reside en Estados Unidos y emplea el seudónimo de K. C. Ames, con catorce novelas dadas a conocer entre 2013 y 2023, para un promedio de una novela cada 0,7 años; y Guillermo Fernández Álvarez (1962), también con catorce obras publicadas entre 2001 y 2022 (ocho son novelas cortas), para un promedio de un texto cada 1,5 años.

Se debe aclarar que el liderazgo de las personas anteriores corresponde a quienes publicaron su novela por primera vez de 1990 en adelante, pues el autor con más obras en este período fue Marino Ramírez Huertas, un técnico agrónomo oriundo del cantón de San Ramón de Alajuela. Luego de dar a conocer su primera novela en 1978, Ramírez empezó a publicar por cuenta propia, antes de fundar en 2006 la Editorial Industrias Marino.50 Entre 2000 y 2023 publicó 56 novelas para un promedio de una novela cada 0,4 años. Su vasta producción representa el 3,2 por ciento de todas las novelas publicadas en el período analizado. Aunque aún no existe un estudio sobre esta novelística, una revisión preliminar muestra que se trata de textos ensayísticos, en los cuales la trama está al servicio –si es que no es absorbida– por discursos de base religiosa, opuestos tanto a la orientación de la sociedad costarricense en función de las políticas de libre mercado como a los derechos reivindicados por las comunidades sexualmente diversas.

La edad promedio a la que las mujeres publicaron su primera novela fue de 47 años y su producción promedio alcanzó las 1,7 obras; en lo concerniente a los hombres, el primer indicador ascendió a 48,2 años y el segundo a 1,8 textos. No encontrar diferencias de género significativas en esta área se explica porque la expansión novelística dependió fuertemente de una incursión tardía en dicho género literario, lo cual resultó en una baja productividad. Dada la pequeñez del mercado cultural costarricense y la preferencia de las diversas audiencias de lectores por la literatura extranjera,51 el desempeño comercial de la mayoría de las novelas dadas a conocer se limitó a una edición (Tabla 6).

Tabla 6. Costa Rica: novelas según el número de ediciones que alcanzaron por período y género de los autores (1990-2024)

Número de ediciones

1

2

3-4

5-6

7-9

10 y más

Período

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

Total

1990-1994

6

23

5

14

2

7

2

1

2

2

5

69

1995-1999

17

48

3

16

4

7

2

2

1

1

101

2000-2004

28

91

10

21

6

12

2

2

1

1

174

2005-2009

37

96

12

24

3

13

1

7

1

1

195

2010-2014

33

156

12

52

14

39

2

3

1

1

313

2015-2019

80

243

32

83

6

32

2

9

1

488

2020-2024

89

216

32

64

8

23

4

1

437

Total

290

873

106

274

43

133

9

28

7

6

2

6

1.777

F = mujeres, M = hombres.

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon.

Antes de analizar los resultados obtenidos, conviene resaltar dos innovaciones relacionadas con la actividad editorial. Por un lado, durante el período en estudio, el tamaño de los tirajes de los libros impresos tendió a disminuir: de 1000 a 1500 ejemplares en la década 1990, a entre 500 y 750 en la de 2000 y a 300 o menos en la de 2010; por tanto, el aumento en el número de ediciones no es un indicador necesariamente de un mayor consumo. Por otro lado, a finales del siglo XX, las editoriales, que solían considerar como nueva edición toda reimpresión de la misma edición, empezaron a diferenciar las ediciones de las reimpresiones (estas últimas no incluyen ningún cambio); para efectos del cálculo aquí realizado, cada reimpresión se contabilizó como una nueva edición.

También es preciso considerar dos cambios institucionales que afectaron la comercialización de las novelas. El primero fue que, a partir de 2001, el Ministerio de Educación Pública empezó a modificar la lista de lecturas obligatorias de la segunda enseñanza, un proceso que culminó con la flexibilización de los textos que podían utilizar los docentes, reforma aprobada en 2010 y puesta en marcha en 2011.52 Para la novelística aquí analizada esto significó perder posiciones en un estratégico mercado cautivo que se conformó a inicios de la década de 1970.53 El segundo se relaciona con la reforma fiscal de 2018: al gravar con el impuesto al valor agregado tanto los procesos y las materias primas necesarios para producir libros como los derechos de autor, encareció las obras producidas en el país.54

De acuerdo con la Tabla 6, la proporción de novelas escritas por mujeres que solo tuvo una edición ascendió al 51,1 por ciento en la década de 1990 y al 64,4 por ciento en la de 2000; se redujo al 62,1 por ciento en la de 2010 y se elevó a un 69 por ciento en el quinquenio de 2020-2024 (aumento esperable porque, entre más cerca de la finalización del período se encuentre la publicación del texto, disminuyen las posibilidades de una segunda edición). En el caso de los hombres, las cifras respectivas fueron un 56,8 por ciento en el primer decenio, un 69,9 por ciento en el segundo, un 64,5 por ciento en el tercero y un 70,1 por ciento en el lustro ya indicado. Así, la novelística femenina tuvo levemente un mejor desempeño comercial que la masculina. Sin embargo, considerados los datos en su conjunto, de las 1777 novelas publicadas en todo el período, el 65,5 por ciento solo alcanzó una edición.

La novela escrita por una mujer que logró el mejor desempeño comercial fue La loca de Gandoca, de Anacristina Rossi Lara, que alcanzó 22 ediciones entre 1992 y 2022, un promedio de una edición cada 1,4 años; en segundo lugar, se ubicó Asalto al paraíso, de Lobo, editada 14 veces entre 1992 y 2017 para un promedio de un tiraje cada 1,8 años. En el caso de los hombres, la novela más exitosa en términos de sus ventas fue Única mirando al mar, de Fernando Contreras Castro, que acumuló 19 ediciones entre 1993 y 2022 para un promedio de una edición cada 1,5 años, y del mismo autor, Los peor, de la que se han hecho 17 ediciones entre 1995 y 2018, para un promedio de un tiraje cada 1,4 años.

Con el propósito de conocer mejor el funcionamiento del mercado novelístico, se elaboró la Tabla 7, la cual muestra el número de años transcurridos entre la primera y la segunda edición. En lo que respecta a las mujeres, las obras con un segundo tiraje antes o después de cumplirse el año de su publicación representaron un 40,9 por ciento en la década de 1990, un 22,2 por ciento en la de 2000, un 39,1 por ciento en la de 2010 y un 97,5 por ciento en el quinquenio de 2020-2024. Para los hombres, la participación respectiva ascendió al 25,9 por ciento en el primer decenio, a una proporción igual en el segundo, al 61,4 por ciento en el tercero y a un 96,7 por ciento en el lustro antes especificado.

Tabla 7. Costa Rica: novelas publicadas más de una vez según los años transcurridos entre la primera y la segunda edición por período y género de los autores (1990-2024)

Años entre la primera y la segunda edición

-1

1

2

3-9

10-19

20 y más

Período

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

F

M

Total

1990-1994

1

3

6

5

3

4

10

3

2

3

40

1995-1999

1

2

5

1

4

4

9

7

2

1

36

2000-2004

1

1

2

6

1

9

17

5

11

2

55

2005-2009

4

4

1

10

2

4

10

16

11

62

2010-2014

3

37

2

14

5

13

19

24

7

124

2015-2019

17

61

5

23

7

14

11

27

165

2020-2024

32

78

7

11

1

3

132

Total

58

185

25

74

16

42

57

103

5

39

6

4

614

F = mujeres, M = hombres.

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon.

Si en la década de 1990 casi la mitad de las novelas dadas a conocer por mujeres tuvieron un segundo tiraje antes o después de cumplirse el año de su publicación, tal situación se explica por la influencia de la novelística infantil y juvenil, la cual suele caracterizarse por un desempeño comercial más exitoso: de las siete obras consideradas, tres pertenecen a dicha categoría. Excepto por esta situación, los datos de la Tabla 7 sugieren que hubo una mejora sostenida en la comercialización de los textos, tanto en el caso de los hombres como de sus contrapartes femeninas, de 2010 en adelante. Sin embargo, esta tendencia fue resultado de la influencia de Amazon: de las 167 novelas escritas por mujeres que fueron editadas más de una vez, en el 32,9 por ciento de los casos la segunda edición se realizó en esta plataforma; para los 447 textos de hombres de similar condición, la proporción correspondiente ascendió al 43,2 por ciento.

De esta forma, de las 614 novelas editadas más de una vez, el 40,4 por ciento volvió a circular no para atender una demanda efectiva, sino como una estrategia de los autores para diversificar la oferta, pues Amazon los incentiva a publicar, de manera simultánea, más de una edición. A esto cabe añadir que el 8,8 por ciento de las obras se editó por segunda ocasión diez o más años después de su publicación original, un indicador de que se trató más de experiencias de rescate cultural de textos que de satisfacer los requerimientos del mercado. En pocas palabras, casi la mitad de las segundas ediciones fue independiente de su desempeño comercial.

5. Internacionalización y diversificación geográfica

Se puede lograr una aproximación inicial a la internacionalización de la novelística analizada a partir de la Tabla 8. Las novelas escritas por mujeres y publicadas fuera de Costa Rica representaron un 13,3 por ciento del total en la década de 1990, se redujeron a un 5 por ciento en la de 2000, ascendieron a un 12,6 por ciento en la de 2010 y se elevaron a un 34,1 por ciento en el quinquenio de 2020-2024. En el caso de los hombres, las obras dadas a conocer en el extranjero alcanzaron un 12,8 por ciento en el primer decenio, bajaron a un 10,4 por ciento en el segundo, aumentaron a un 17 por ciento en el tercero y su participación se incrementó ligeramente más en el lustro antes referido, al concentrar un 17,5 por ciento.

Tabla 8. Costa Rica: novelas según país y provincia de publicación por período y género de los autores (1990-2024)

País de publicación

Provincia de publicación

Costa Rica

Otros

San José

Otras

Período

F

M

F

M

Total

F

M

F

M

Total*

1990-1994

15

45

4

5

69

12

42

3

3

60

1995-1999

24

64

2

11

101

22

57

2

7

88

2000-2004

46

113

1

14

174

41

92

5

21

159

2005-2009

50

131

4

10

195

45

112

5

19

181

2010-2014

55

205

7

46

313

38

158

17

47

260

2015-2019

104

309

16

59

488

91

261

13

48

413

2020-2024

85

254

44

54

437

74

204

11

50

239

Total

379

1121

78

199

1777

323

926

56

195

1500

F = mujeres, M = hombres.

*No incluye las 277 obras publicadas en el exterior.

Fuente: Víquez Guzmán, El arte literario; Sinabi, Catálogo; Sibdi, Catálogo; Siduna, Catálogo; Oficina ISBN, Consultar libros; WorldCat, Advanced Search; Goodreads, Search and Browse Books; Amazon, Search Amazon.

De las 78 novelas publicadas por las mujeres en el exterior, el 55,2 por ciento lo fue en Estados Unidos, el 20,5 por ciento en España, el 7,7 por ciento en México, el 6,4 por ciento en Canadá, una proporción similar en Luxemburgo, el 2,5 por ciento en Argentina y el 1,3 por ciento en Panamá. En el caso de los hombres, de las 199 obras dadas a conocer en el extranjero, el 62,3 por ciento correspondió a Estados Unidos, el 11,6 por ciento a España, el 7,5 por ciento a Canadá, el 7 por ciento al resto de Centroamérica y Panamá, el 5 por ciento a México y el 6,6 por ciento se repartió entre Alemania, Argentina, Finlandia, Francia, Inglaterra, Italia, Uruguay y Venezuela. Así, Estados Unidos y España se convirtieron en los principales lugares de publicación externa para hombres y mujeres, con la importante diferencia de que estas últimas incursionaron poco en los mercados literarios de América Central.

Ahora bien, de las 277 obras publicadas en el exterior, el 21,3 por ciento fueron escritas por foráneos (la mayoría publicó en sus países de origen). Además, de todas esas novelas, el 68,6 por ciento fue autopublicado. En esta categoría, el liderazgo correspondió a Amazon, pues concentró el 41,9 por ciento del total de textos. Si se excluyen los libros autopublicados y los de los autores extranjeros, el número de obras de escritores costarricenses publicadas en el exterior por iniciativa de casas editoras foráneas se reduce a 54 títulos. Tal cifra representa apenas el 3,4 por ciento de las 1576 novelas publicadas entre 1990 y 2024 por quienes nacieron en Costa Rica.

En contraste con las 277 novelas dadas a conocer en el exterior, donde la distribución fue de 28,2 por ciento para las mujeres y de 71,8 por ciento para los hombres, en esos 54 títulos la brecha de género fue menor: el 63 por ciento para los varones y el 37 por ciento para las mujeres; un indicador que sugiere que, en condiciones donde la calidad literaria podría estar en juego, la participación femenina mejora. También hubo una diferencia importante en el origen geográfico: si en las 277 obras el principal lugar de publicación fue Estados Unidos, que concentró el 60,3 por ciento, en lo que respecta a las 54 obras indicadas el liderazgo le correspondió a España con el 42,6 por ciento, mientras que la participación estadounidense se redujo a un 11,5 por ciento.

Para complementar el análisis de la internacionalización, es preciso considerar las traducciones. De las 457 novelas escritas por mujeres, el 4,6 por ciento fue vertido a otros idiomas; en el caso de las 1320 obras producidas por hombres, esa proporción ascendió a un 3,9 por ciento. Ahora bien, de los 72 textos traducidos, el 30,6 por ciento correspondió a escritores extranjeros, el 33,3 por ciento a autopublicaciones, por lo cual resulta probable que la traducción fuera hecha o financiada por el autor; el 29,2 por ciento a obras cuya traducción fue costeada por la editorial y un 6,9 por ciento a novelas no autopublicadas en su edición original en español, pero cuya traducción fue efectuada o pagada por quienes las escribieron.

De este modo, de las 1576 novelas escritas por personas nacidas en Costa Rica, solo el 1,3 por ciento fue vertido a otros idiomas por iniciativa de una casa editorial foránea. En términos de género, de estas 21 novelas, el 33,3 por ciento fue escrito por mujeres y el 66,7 por ciento por hombres. A su vez, 16 fueron traducidas a solo un idioma, 3 a dos idiomas y 2 a tres idiomas; de las 28 traducciones efectuadas, el 35,7 por ciento fue al inglés, una proporción igual al francés, el 14,3 por ciento al alemán, el 7,1 por ciento al italiano, el 3,6 por ciento al portugués y el 3,6 por ciento al tailandés. Las dos novelas más traducidas han sido Única mirando al mar (1993), de Contreras Castro, y Puerto Langosta (2019), de Eduardo José Brenes Cerda.

En el período analizado, la producción de novelas en el país tendió a diversificarse en términos del lugar de publicación, un proceso que caracterizó más la experiencia masculina que la femenina. De las obras escritas por mujeres, las publicadas en la provincia de San José representaron un 87,2 por ciento en la década de 1990, un 89,6 por ciento en la de 2000, un 81,1 por ciento en la de 2010 y un 87,1 por ciento en el quinquenio de 2020-2024. Las proporciones correspondientes, en lo que respecta a los hombres, ascendieron al 90,8 por ciento en el primer decenio, se redujeron a un 83,6 por ciento en el segundo, bajaron a un 80,4 por ciento en el tercero y disminuyeron a un 80,3 por ciento en el lustro ya indicado.

Al considerar los datos en su conjunto, de las 1500 novelas publicadas en el país entre 1990 y 2024, San José concentró un 83,3 por ciento, Alajuela un 7 por ciento, Heredia un 6,1 por ciento, Cartago y Guanacaste con un 1,4 por ciento cada una y Puntarenas con un 0,8 por ciento; en Limón no hubo publicación novelística. Cuando los datos se analizan a escala cantonal, a San José le correspondió un 37,9 por ciento y a Montes de Oca, un 28,7 por ciento. De esta forma, dos tercios de la producción novelística procedieron del cantón en donde se asienta la capital y de aquel donde se ubican dos de las principales editoriales universitarias públicas (la de la Universidad de Costa Rica y la de la Universidad Estatal a Distancia), y algunas casas editoras privadas.

Poco más de una quinta parte de esa producción se distribuyó entre cuatro cantones: Curridabat, donde se encuentran varias de las principales editoriales privadas del país, con un 8,5 por ciento; Heredia, sede de otra relevante editorial universitaria, la de la Universidad Nacional, y de algunas casas editoras privadas, con un 5,6 por ciento; Palmares, situado en el oeste de la provincia de Alajuela y base de la editorial de Ramírez Huertas, previamente analizada, con un 4,1 por ciento; y Pérez Zeledón, localizado al sur de la provincia de San José y donde existe una red de pequeñas editoriales privadas, con un 3,9 por ciento. El 11,3 por ciento restante se repartió entre 19 cantones más, algunos de los cuales están en proceso de constituirse en nichos de una novelística local o regional predominantemente masculina.

Conclusión

De 1990 en adelante, Costa Rica experimentó una expansión sin precedente en la producción de novelas, favorecida primero por el abaratamiento de los procesos de preprensa (posibilitado por la generalización del acceso a la computación) y luego por la introducción de tecnología que permite realizar tirajes pequeños a precios competitivos. Como resultado de estos cambios, se incrementó el número de editoriales privadas, las cuales tendieron a concentrarse en los cantones de San José y Montes de Oca; además, muchas empezaron a comercializar el servicio de publicación. Tal opción, que redujo al mínimo la participación de las casas editoras estatales, encontró su clientela principal entre personas de mediana edad, próximas a jubilarse o ya retiradas, predominantemente con estudios universitarios, por lo que disponían de los recursos necesarios para costear la edición e impresión de sus manuscritos.

A partir de la primera década del siglo XXI, el proceso anterior fue reforzado por la posibilidad de que las novelas circularan en plataformas de publicación gratuita, un fenómeno que se intensificó de 2010 en adelante, liderado por Amazon. De esta forma, un número creciente de escritores, que por vez primera incursionaron en el género novelístico, dieron a conocer sus obras en el exterior (sobre todo en Estados Unidos), a veces en tres ediciones simultáneas y, en algunos casos, con traducción al inglés. No obstante, esta internacionalización fue inducida desde la oferta, no como resultado de una demanda que suscitara el interés de casas editoras extranjeras por publicar los textos o traducirlos. Solo una proporción muy pequeña de la novelística analizada se ubicó en esta categoría, un indicador de que su proyección fuera de Costa Rica fue exigua.

Pese al amplio predominio masculino en la producción total de novelas, probablemente relacionado con un mayor acceso a los recursos económicos indispensables para costear su publicación, no hubo diferencias significativas en la productividad entre hombres y mujeres. De hecho, la mayoría de las personas que incursionaron en este género literario durante el período 1990-2024 solo dio a conocer una obra. Así, una proporción considerable de estos textos fue resultado de una experiencia de una sola vez, ya fuera por su carácter testimonial, porque nunca existió la intención de darle continuidad a la creación literaria o porque su limitado desempeño comercial disuadió a los escritores de perseverar en este campo.

Solo se hizo una edición de la mayoría de las novelas; además, de las que fueron editadas más de una vez, casi la mitad circuló en Amazon, como respuesta a la estrategia de esta plataforma de promover varias ediciones simultáneas, o la nueva edición fue resultado de una iniciativa de rescate cultural, no de un imperativo comercial. Al no poder vivir de los derechos de autor, quienes incursionaron en este género literario debieron dedicarse a otras actividades para asegurarse un ingreso estable. La desconexión entre producción y demanda, que se desprende de estos datos, explica que, excepto por un pequeño círculo de personas, la profesionalización de la novelística fuera muy limitada.

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  8. 9 Mijaíl Mondol López, «El aporte de la Euned al desarrollo de la literatura costarricense contemporánea», Revista Nacional de Cultura, n.° 75 (2019): 23-28; Mijaíl Mondol López, Editorial ex machina: producción editorial y literatura costarricense (1990-2020) (Heredia: Editorial Universidad Nacional, 2023).

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  23. 24 Mary A. Clark, Gradual Economic Reform in Latin America. The Costa Rican Experience (Albany: SUNY Press, 2001); Eva Paus, Foreign Investment, Development and Globalization: Can Costa Rica Become Ireland? (Nueva York: Palgrave Macmillan, 2005).

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  25. 26 Instituto Nacional de Estadística y Censos, Estimaciones y proyecciones de población por sexo y edad 1950-2050 (San José: INEC, 2013), 22.

  26. 27 Iván Molina Jiménez, «Estadísticas de financiamiento, salarios docentes, matrícula, cobertura y graduación en la educación costarricense: una contribución documental (1827-2016)», Cuadernos del Bicentenario, n.° 1 (2017): 31, 39. La cobertura universitaria de 2005 es una estimación.

  27. 28 Iván Molina Jiménez, Multiplicarse y desaparecer. La expansión de la actividad editorial en Costa Rica (1990-2021) (San José: Centro de Investigaciones Históricas de América Central, 2023), 3, 13, 21, 26.

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  29. 30 Juan Diego Trejos Solórzano, La inversión social en un contexto de restricciones fiscales y recuperación económica: el 2010 (San José: Programa Estado de la Nación, 2011), 4.

  30. 31 Instituto Nacional de Estadística y Censos, Estimaciones, 65.

  31. 32 Molina Jiménez, «Estadísticas», 31, 39. La cobertura universitaria de 2006 es una estimación.

  32. 33 Fernández Arauz y Jiménez Rodríguez, «Incidencia», 70.

  33. 34 Molina Jiménez, Multiplicarse, 21, 36, 46.

  34. 35 Iván Molina Jiménez y David Díaz Arias, eds., El Gobierno de Carlos Alvarado y la contrarrevolución neoliberal en Costa Rica (San José: Centro de Investigaciones Históricas de América Central, 2021).

  35. 36 Iván Molina Jiménez, «La producción de novelas en Costa Rica (1873-1989», Revista de Historia de América, n.° 167 (2024): 150-151.

  36. 37 Elizet Payne Iglesias, «Claudia Quirós Vargas, su aporte a la historia colonial de Costa Rica y Centroamérica», Revista de Historia, nos 57-58 (2008): 9-20.

  37. 38 Margarita Rojas González y Flora Ovares Ramírez, 100 años de literatura costarricense, t. II (San José: Editorial Costa Rica y Editorial Universidad de Costa Rica, 2018), 817-820.

  38. 39 Ivannia Barboza Leitón, «300 de Rafael Cuevas Molina: caleidoscopio de la violencia y la memoria», Ístmica, n.° 19 (2016): 205-219.

  39. 40 Atalia Shragai, Cold War Paradise: Settlement, Culture, and Identity-Making among U.S. Americans in Costa Rica, 1945-1980 (Lincoln: University of Nebraska Press, 2022).

  40. 41 Joel Waldfogel, «The Welfare Effect of Gender-Inclusive Intellectual Property Creation: Evidence from Books» (Working Paper n.° 30987, National Bureau of Economic Research, Cambridge MA, 2023).

  41. 42 Rogelio Sotela Bonilla, Valores literarios de Costa Rica (San José: Imprenta Alsina, 1920); Rojas González y Ovares Ramírez, 100 años de literatura.

  42. 43 Scott Barry Kaufman y James C. Kaufman, «Ten Years to Expertise, Many More to Greatness: An Investigation of Modern Writers», Journal of Creative Behavior, vol. 41, n.° 2 (2007): 114-24; Dean Keith Simonton, «Creative Life Cycles in Literature: Poets Versus Novelists or Conceptualists Versus Experimentalists?», Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts, vol. 1, n.° 3 (2007): 133-139; Eduardo, Gaffeo, Antonello E. Scorcu y Laura Vici, «Demand Distribution Dynamics in Creative Industries: The Market for Books in Italy» (Quaderni-Working Paper DSE, no. 630, Dipartimento di Scienze Economiche, Università di Bologna, Bologna, 2008).

  43. 44 Eugenio Quesada Rivera, «Les capucins et la “Bonne Presse”. La production journalistique de l ’imprimerie El Heraldo de Cartago au Costa Rica (1913-1967)», Tesis de Doctorado (École des Hautes Études en Sciences Sociales, 2022), 4, 39, 72, 272; Víquez Guzmán, El arte literario.

  44. 45 Sael Smith Sojo, Detrás de la puerta mágica (San José: Edinexo, 2021), 91.

  45. 46 Bianca Muñoz Vargas, Doppelganger. Proyecto Inside Trinity (Barcelona: megustaescribir, 2015).

  46. 47 Iván Molina Jiménez, Príncipes de las remotidades. Carlos Luis Fallas y los escritores proletarios costarricenses del siglo XX (San José: Editorial Universidad Estatal a Distancia, 2016).

  47. 48 Dorelia Barahona Riera et al., Milagros sueltos. Una novela colectiva (San José: Editorial Lumbre, 2008).

  48. 49 Adriano Corrales Arias, «La literatura de la Región Norte Costarricense. Un caso paradigmático: Francisco Rodríguez-Barrientos», Temas de Nuestra América, vol. 35, n.° 66 (2019): 11-23.

  49. 50 Molina Jiménez, Multiplicarse, 29-30.

  50. 51 María Fernanda Fallas Rodríguez et al., «Prácticas de lectura de novelas literarias en estudiantes de la Universidad de Costa Rica», Reflexiones, vol. 93, n.° 1 (2014): 19-32.

  51. 52 Raquel Gólcher Beirute, «Marcos Ramírez también se va», La Nación, 6 de junio de 2001, 16A; Grettel Arias Orozco y Lorraine Vargas Valverde, «Los textos literarios que asigna el MEP para el tercer ciclo de la educación general básica en Costa Rica: algunas reflexiones al respecto», Revista Actualidades Investigativas en Educación, vol. 16, n.° 2 (2016): 1-17.

  52. 53 David Chavarría Camacho, Historia de la Editorial Costa Rica (1959-2023), 2da. edición (San José: Editorial Costa Rica, 2024), 123-127.

  53. 54 Iván Molina Jiménez, «Industria editorial, reforma tributaria y Covid-19 en Costa Rica (2018-2021)», Sur y Tiempo. Revista de Historia de América, n.° 7 (2023): 209-241.

  1. 1 Este artículo fue elaborado en el marco del proyecto «La publicación de novelas en Costa Rica en la larga duración (1869-2021)», realizado en el Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas y financiado por la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Costa Rica. Se agradece el apoyo de los estudiantes Rafael González Ovares, Nicolás Salazar Garita y Michael Solano Mora en la recolección de la información.

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