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Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 7. No. 2. Diciembre, 2010.
DISLIPIDEMIA Y NIVELES DE LÍPIDOS SANGUÍNEOS EN PACIENTES TRATADOS EN CENTROS DE ATENCIÓN
PRIMARIA DE LA ZONA ESTE DE SAN JOSÉ, COSTA RICA, AÑO 2006
DYSLIPIDEMIA AND BLOOD LIPID LEVELS IN PATIENTS TREATED IN PRIMARY CARE CENTERS IN EAST SAN JOSE, COSTA RICA, 2006
Erick G. Gutiérrez Peña1 y Juan José Romero Zúñiga2.
1Programa de Atención Integral de Salud, Universidad de Costa Rica.
2Postgrado Regional en Ciencias Veterinarias Tropicales, Universidad Nacional,
jromero@medvet.una.ac.cr
RESUMEN
La dislipidemia, o sea, niveles
elevados de lípidos sanguíneos (colesterol y
triglicéridos), está estrechamente asociados con la
Enfermedad Cardiovascular (ECV). Conocer el perfil lipídico de
una persona – y de una población– son
fundamentales para reducir el riesgo de ECV en cualquier momento de la
vida. El objetivo de este estudio fue establecer los indicadores
(estadísticos) de los lípidos sanguíneos y la
prevalencia de dislipidemia, de los pacientes que pertenecen a las
áreas asignadas al Programa de Atención Integral de Salud
de la Universidad de Costa Rica. Se realizó un estudio
descriptivo en 10.044 pacientes entre 20 y 65 años de edad, a
los cuales se les hizo un perfil de lípidos sanguíneos
durante el año 2006. Se trabajó con 2.969 (29,6%) del
sexo masculino y 7.075 (70,4%) del sexo femenino. La edad promedio fue
43,5 años. Los promedios generales para los lípidos
sanguíneos fueron: 203,3 mg/dl para el colesterol total, 50,1
mg/dl para el HDL, 120,1 mg/dl para el LDL y 165,6 mg/dl para los
triglicéridos. Se detectó una prevalencia de 17,2% de
hipercolesterinemia (≥240 mg/dl), 21,3% de nivel bajo de HDL (<40
mg/dl), un 11.9% para niveles altos de LDL (≥160 mg/dl) y 26,3% para
niveles altos de triglicéridos (≥200 mg/dl). Las mujeres
mostraron mayores niveles absolutos de dislipidemia que los hombres.
Según las áreas de salud, no hubo diferencias
significativas en los niveles de lípidos en general, por edad o
por sexo. Estos resultados indican que las prevalencias generales de
dislipidemia se encuentran cerca de la mitad del rango reportado en la
literatura mundial y son inferiores que las evidenciadas en la
literatura nacional; sin embargo, los promedios generales sobrepasaron
los niveles óptimos para cada lípido sanguíneo,
por lo que es pertinente desarrollar intervenciones en la
población para minimizar el impacto de las dislipidemias en la
población estudiada.
PALABRAS CLAVES: lípidos
sanguíneos, perfil lipídico, colesterol,
triglicéridos, dislipidemia, prevalencia, Costa Rica.
ABSTRACT
Dyslipidemia, i.e. high levels of
blood lipids (cholesterol and triglycerides), is strongly related to
cardiovascular disease (CVD). In order to reduce the risk of CVD at any
moment in a person´s life, it is crucial to know his/her
–and the population’s– lipid profile. The aim of this
study was to assess the (statistical) indicators of blood lipids and
the prevalence of dyslipidemia in patients treated in the Integral
Health Attention Program from Universidad de Costa Rica. A descriptive
study was conducted including 10,044 patients aged 20 to 65 years, who
were tested for a blood lipid profile in 2006. A total of 2,969 (29.6%)
male and 7,075 (70.4%) female patients took part in the study, with an
average age of 43.5 years. General averages for blood lipids were:
203.3 mg/dl for total cholesterol, 50.1 mg/dl for HDL, 120.1 mg/dl for
LDL, and 165.6 mg/dl for triglycerides. Prevalence of 17.2% was
determined for hypercholesterolemia (≥240 mg/dl), as well as 21.3%
for low HDL levels (<40 mg/dl), 11.9% for high LDL levels (≥160
mg/dl), and 26.3% for high triglyceride levels (≥200 mg/dl). Women
showed higher overall levels of dyslipidemia than men. Based on health
areas, no significant differences were found in general lipid levels by
age or sex. Results indicate that the general prevalence of
dyslipidemia is close to half the rate reported in worldwide literature
and lower than results reported in Costa Rican studies. However,
general averages exceeded optimal levels for each blood lipid;
consequently, it is important to develop health interventions oriented
to reduce the impact of dyslipidemia in the studied population.
KEYWORDS: blood lipids, lipid profile, cholesterol, triglycerides, dyslipidemia, prevalence, Costa Rica.
INTRODUCCIÓN
Existe una relación
significativa, confirmada durante la década de los 90, entre las
Enfermedades Cardiovasculares (ECV) y la alteración en las
concentraciones de lípidos sanguíneos (dislipidemia);
específicamente de los triglicéridos y del colesterol,
sean total o en alguna de sus dos formas, de baja densidad (LDL) o de
alta densidad (HDL) (Watkins, 2003).
En el año 2004, el National
Institute of Health y el National Heart, Lung and Blood Institut de los
Estados Unidos de América, publicó el Adult Treatment
Panel III (Grundy et ál., 2002) el cual contiene los valores
óptimos para el colesterol total, el LDL colesterol, el HDL
colesterol y los triglicéridos en nivel individual. Teniendo
estos valores como referencia se han desarrollado, en el nivel mundial,
múltiples estudios poblacionales que reportan amplias
variaciones en las prevalencias de dislipidemia y en los promedios de
los diferentes lípidos; así, se reportan prevalencias de
dislipidemia extremas como 12,3% (Petrella, Merikle y Jones, 2007;
Petrella y Merikle, 2008) y 60,5% (Aguilar-Salinas et ál., 2010)
en estudios en Canadá y México, respectivamente.
En el nivel nacional, las ECV
constituyen la principal causa de muerte de la población. La
Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicó en
2005 una tasa estimada de mortalidad por enfermedades del sistema
circulatorio –ajustada por edad– para el año
2002, de 147,1/100.000 habitantes, además de una tasa estimada
de mortalidad por enfermedad isquémica del corazón para
ese mismo año del 57,8/100.000 habitantes (Organización
Panamericana de la Salud, 2005). Entre las investigaciones hechas en el
nivel nacional para las dislipidemias como uno de los principales
factores de riesgo para ECV, se encuentra un estudio desarrollado en la
provincia de Cartago en el 2001 (Tacsan y Asencio, 2003) en un total de
894 personas, en que se reporta que las dislipidemias aumentan con la
edad, sobrepasando los niveles deseables de colesterol total,
triglicéridos y LDL. Asimismo, en la población de 15 a 34
años de edad, la prevalencia de colesterol alto (≥ 240
mg/dl), fue del 20%.
El año 1999 inicia sus labores
el Programa de Atención Integral de Salud (PAIS) de la
Universidad de Costa Rica (UCR) como proveedor externo de la Caja
Costarricense de Seguro Social, para dar atención primaria en
salud. Actualmente, el PAIS cubre una población total aproximada
de 170.000 habitantes distribuidos en tres áreas de salud: el
Área de Salud de Montes de Oca con quince EBAIS distribuidos en
cinco sedes, el Área de Salud de Curridabat con quince EBAIS
distribuidos en seis sedes y el Área de Salud de
Concepción, San Diego y San Juan que posee 12 EBAIS distribuidos
en cinco sedes. En estas áreas de salud no se cuenta con
estadísticas locales que permitan conocer aspectos
básicos de las dislipidemias y de los pacientes afectados por
ellas, lo que constituye un problema en la toma de decisiones
administrativas y operativas. El propósito de este estudio es
proporcionar los indicadores (estadísticos) específicos
de los lípidos sanguíneos y, con ello, la prevalencia de
dislipidemias en los y las pacientes que pertenecen a las áreas
de salud asignadas al PAIS.
MATERIALES Y MÉTODOS
Tipo de estudio
La investigación corresponde a
un estudio de tipo descriptivo de la información recopilada
entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del 2006. Las tres
áreas de salud que participaron fueron el Área de Salud
de Montes de Oca, el Área de Salud de Curridabat y el
Área de Salud de Concepción, San Diego y San Juan. La
población blanco está constituida por aproximadamente
107.000 pacientes entre 20 y 65 años de edad. Los y las
pacientes de la muestra fueron seleccionados mediante un muestreo
aleatorio simple.
El diseño del estudio fue
aprobado por el Comité Evaluador de Trabajos de
Investigación del Postgrado en Epidemiología de la
Universidad Nacional, en sus aspectos técnicos y los
ético-científicos, específicamente los relativos a
la discreción en el uso de la información y la
retroalimentación a la comunidad con los resultados obtenidos.
Además, se contó con la aprobación de la
Coordinación Académica y la Dirección General del
PAIS quienes son los responsables de avalar la ejecución de
investigaciones y la divulgación de información generada
en él.
Origen y edición de los datos
Se tomó como base poblacional
a la totalidad de pacientes pertenecientes al PAIS con datos en el
registro del Laboratorio Clínico de la Universidad de Costa
Rica, a los cuales se les realizó un Perfil de Lípidos
Sanguíneos (PLS), durante el período de estudio. Las
pruebas utilizadas para determinar las concentraciones de
lípidos sanguíneos son reconocidas, aceptadas y
supervisadas por el Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de
Seguro Social.
La base de datos existente incluye,
para cada paciente: nombre y número de identificación,
área de salud y EBAIS al que pertenece, edad en años
cumplidos, sexo, fecha de realización del PLS y los valores para
el colesterol total, HDL colesterol, LDL colesterol y los
triglicéridos. Estos registros se encuentran en un formato de
Hoja Electrónica del Software Excel® de Microsoft®. Los
y las pacientes que se incluyeron en el estudio cumplían con los
siguientes criterios: adscripción a un EBAIS perteneciente a las
áreas de salud asignadas al PAIS, indicación
médica del PLS como parte de su control de salud, y edad entre
20 a menos de 65 años. Se excluyeron de la muestra los y las
pacientes que cumplían con al menos uno de los siguientes
criterios: portador previamente diagnosticado de diabetes mellitus o
hipertensión arterial, embarazo, reportes
biológicamente no plausibles (fuera de 3 desviaciones
estándar), datos faltantes, mal digitados o en blanco o
pacientes con varios PLS realizados durante el año, para lo cual
se conservó el primer reporte registrado y se eliminaron los
restantes. La edad de los y las pacientes fue categorizada en
quinquenios, resultando 9 categorías en total.
Siguiendo los criterios establecidos
por la literatura (Grundy et ál., 2002), los lípidos
fueron categorizados según el nivel sanguíneo que
presentaban (Tabla 1).
Se verificó la normalidad de
las variables cuantitativas mediante la prueba de Shapiro-Wilks y se
comprobaron los criterios de representatividad, tanto en los aspectos
relacionados con la cantidad mínima necesaria para desarrollar
el análisis estadístico, así como los aspectos
referentes a la correlación de la base de datos con la
distribución poblacional vigente.
Las estadísticas descriptivas
utilizadas fueron el promedio con su respectivo intervalo de confianza
al 95% (IC 95%), la desviación estándar (DE) y las
prevalencias. Las estadísticas inferenciales analizadas fueron
la prueba de Chi-cuadrado (χ2), la prueba de t-Student, la
diferencia de promedios (DX) y la diferencia de prevalencias (DP),
todas con sus respectivos IC 95%. Para realizar los cálculos
relacionados con la DP se dividieron a los y las pacientes en dos
grupos con la finalidad de construir tablas de contingencia (2x2), que
contenían aquellos o aquellas pacientes con niveles del
lípido sanguíneo en valores óptimos o normales y
los o las que presentan alguna dislipidemia, con este criterio el
colesterol se dividió en valores <200 mg/dl y valores ≥200
mg/dl; el HDL en resultados <40 mg/dl y ≥40 mg/dl; el LDL en
valores <100 mg/dl y ≥100 mg/dl; finalmente, los
triglicéridos se clasificaron en <150 mg/dl y ≥150
mg/dl.
Análisis estadístico
Para determinar una posible tendencia
o patrón a través del año se calcularon los
promedios mensuales y sus IC 95% de todos los lípidos
sanguíneos, los cuales fueron comparados con el promedio anual
respectivo.
Los paquetes de cómputo
utilizados fueron SPSS versión 13.0, Epi Info versión
3.4, Info Stat versión 1.1 y Win Episcope versión 2.0.
RESULTADOS
Descripción general
La base de datos resultante consta de
un total de 10.044 pacientes. El promedio anual para el colesterol fue
de 203,3 mg/dl (IC 95%: 202,5-204,1; DE: 39,6), para el HDL fue de 50,1
mg/dl (IC 95%: 49,8-50,3; DE: 13,11), para el LDL fue de 120,1 (IC 95%:
119,4-120,8; DE: 34,2) y para los triglicéridos fue de 165,6
mg/dl (IC 95%: 163,7-167,5, DE: 96,4).
Se determinó una prevalencia
de 51,4% de pacientes con niveles superiores a 200mg/dl de colesterol
total, con un 17,2% con niveles considerados altos (> 240mg/dl). Por
su parte, al explorar el HDL, se halló que cerca del 20% de los
y las pacientes presentaron niveles altos (> 60 mg/dl); asimismo, se
determinó que la prevalencia de niveles no óptimos
de LDL fue de 11,9% (> 160 mg/dl), aunque hubo un 24,8% con niveles
en la categoría limítrofe alto (130-159 mg/dl).
Finalmente, para los triglicéridos se observó que el
26,3% de los y las pacientes presentaron niveles altos o muy altos
(> 200 mg/dl).
Descripción por edad
La categorización de los y las
pacientes por quinquenio presentó una distribución de
tipo normal, caracterizada por un promedio general de 43,5 años
(IC 95%: 43,3-43,7 y DE: 11,0). El menor número de pacientes
participantes en una categoría fue de 450 (20-24 años)
mientras que el mayor fue de 1.585 (40-44 años).
En relación con el colesterol
se observó un aumento paulatino de los promedios conforme se
avanzaba en las categorías de edad. Por su parte, el HDL
presentó un comportamiento levemente oscilatorio sin un
patrón como en los demás lípidos. En el caso del
LDL se apreció una tendencia al aumento conforme avanza la edad
con un máximo valor en la categoría de 50 a 54
años. Para los triglicéridos se observó un
crecimiento constante de los promedios con un valor máximo en la
categoría de 55 a 59 años (Figura 1).
Descripción por sexo
De los y las 10.044 pacientes
incluidos e incluidas en el estudio, un total de 2.969 (29,6%)
pertenecen al sexo masculino y 7.075 (70,4%) pertenecen al sexo
femenino. Para el colesterol y el LDL colesterol, la dispersión
de los datos fue semejante en ambos sexos; mientras que para el HDL la
dispersión tendió a ser mayor en el sexo femenino y para
los triglicéridos es mayor en el sexo masculino. Los promedios
para cada uno de los lípidos sanguíneos en
relación con el sexo muestran cifras mayores en el sexo femenino
para el colesterol, el HDL y el LDL colesterol (Tabla 2). Todas las
diferencias de promedios cuenta con alta significancia
estadística (P <0,01) según las pruebas de T-Student.
Los niveles de colesterol total y de
LDL colesterol no fueron diferentes entre los sexos, en ninguna de las
categorías; no ocurrió así con el HDL colesterol
en que hay una relación inversa en los niveles < 40mg/dl y
> 60mg/dl, siendo mayor la prevalencia en los hombres en el primero
(35,5% vs. 15,4%) y en las mujeres para el segundo (24.3% vs. 7.6%). La
prueba de χ2 con estas frecuencias aportó un valor P
<0,001 lo cual indica que la distribución en los niveles de
HDL es dependiente del sexo. La prevalencia global para los valores de
<40 mg/dl de ambos sexos se encuentra en 20,1% (IC 95%:
18,2-22,1; P > 0.05) (Tabla 3).
En relación con los
triglicéridos, se encontró que el sexo femenino tiene una
prevalencia significativamente mayor en el nivel < 150 mg/dl (58.4%
vs. 43.0%), mientras que el sexo masculino es más prevalente en
el nivel de 200 a 499 mg/dl (34.2 vs. 21.3) En la prueba χ2 se
obtuvo un valor P <0,01 lo cual confirma que la distribución
en los niveles de triglicéridos de acuerdo al sexo no son
independientes; además, la DP para los valores ≥150 mg/dl en
ambos sexos se encuentra en 15,5% (IC 95%: 13,3-17,6) (Tabla 3).
Descripción por Áreas de Salud
El Área de Salud de Montes de
Oca aportó al estudio 3.611 pacientes (40,0%), el Área de
Salud de Curridabat 3.296 (32,8%) y el Área de Salud de
Concepción, San Diego y San Juan 3.139 (31,2%), para un total de
10.046 pacientes estudiados. Para las tres áreas de salud, el
promedio general de colesterol resultó sin diferencia. El
Área de Salud de Montes de Oca presentó un promedio
general de HDL superior que las otras dos áreas de salud (P <
0,05), mientras que el Área de Salud de Curridabat y el
Área de Salud de Concepción, San Diego y San Juan
presentaron promedios iguales entre sí. En el caso del LDL las
tres áreas de salud presentaron promedios generales
equivalentes, que rondaron los 120 mg/dl. Respecto a los
triglicéridos, el Área de Salud de Concepción, San
Diego y San Juan presentó el valor más alto (P<0.05),
siendo 13mg/dl y 5 mg/dl mayor que el Área de Salud de
Curridabat y el Área de Salud de Montes de Oca, respectivamente
(Tabla 4).
Descripción por tiempo
Para el colesterol y sus formas HDL y
LDL, no se observaron cambios significativos en sus promedios mensuales
y sus respectivos IC 95%; cosa que sí ocurrió con los
triglicéridos que presentaron algunos altos entre agosto y
octubre, así como unos bajos en la primera mitad del año,
principalmente (Figura 2).
Descripción bivariada
Niveles según sexo por
áreas de salud: el colesterol no mostró diferencias entre
las áreas de salud (interáreas) en relación con
los promedios de cada sexo, aunque dentro del Área de Salud de
Curridabat (intraárea), se presentó una diferencia entre
los promedios de cada sexo (P <0,05), siendo mayor el femenino
(205,2mg/dl vs. 199,5mg/dl). El HDL, por su parte, presentó
mayores valores en las mujeres, en las tres áreas de salud
(P<0,05); adicionalmente, en el Área de Salud de Montes de
Oca se presentó los promedios más altos en ambos sexos
(P<0,05). El LDL no mostró diferencias significativas entre
las áreas para el mismo sexo, rondando los 118mg/dl para los
hombres y los 120,5mg/dl para las mujeres; sin embargo, sí
hubo diferencias entre sexos dentro de una misma área,
especialmente en el Área de Salud de Curridabat, con valores
medios de 118,0mg/dl (IC95%: 115,9-120,1) para los hombres y de
122,3mg/dl (IC95%: 120,9-123,7) para las mujeres. Finalmente, los
triglicéridos no presentaron diferencias entre áreas para
sujetos del mismo sexo, pero siendo significativamente mayores los
valores en los hombres en todas las áreas respecto a los valores
presentados por mujeres, con diferencias entre 30,2 mg/dl y
40,2mg/dl para las áreas de salud de Montes de Oca y
Curridabat, respectivamente (Tabla 5).
Niveles según edad por
áreas de salud: los promedios de colesterol de cada área
revelaron una tendencia de aumentos semejantes con un máximo en
la categoría 7, en las restantes dos categorías, se
presentaron leves variaciones entre las áreas. El HDL en el
Área de Salud de Montes de Oca y en el Área de Salud de
Curridabat presentaron patrones iguales, el Área de Salud de
Concepción, San Diego y San Juan presenta una tendencia
caracterizada por oscilaciones mayores entre las categorías.
Para el LDL la tendencia es semejante entre las áreas hasta la
categoría 7, en las categorías 8 y 9 cada área
mostró un patrón diferente con variaciones leves en los
promedios. Los triglicéridos en las tres áreas de salud
mostraron una tendencia de aumento por edad igual entre sí.
DISCUSIÓN
El estudio analizó
aproximadamente el 9% de la población estimada entre 20 y 65
años de edad asignada al PAIS; además, tomó en
cuenta prácticamente a toda la población que se
realizó un perfil lipídico, lo que le otorga importante
representatividad.
Se determinó que las
prevalencias generales de todos los lípidos se encuentran cerca
de la mitad del rango reportado en la literatura mundial (Dobson,
2004). Todos los promedios generales sobrepasaron los niveles
óptimos establecidos para cada lípido sanguíneo
(Grundy et ál., 2002).
Las prevalencia de dislipidemias,
tanto si se toma cada lípido en forma individual, como si se
identifica dislipidemia por un nivel elevado de cualquiera de los 4
parámetros, fueron inferiores que las evidenciadas en la
literatura nacional (Tacsan y Asencio, 2003; Roselló-Araya y
Guzmán Padilla, 2008) e internacional (Petrella y Merikle, 2008;
Petrella, Merikle y Jones, 2007; Steinhagen-Thiesen et ál.,
2008), no así para los triglicéridos en que la
prevalencia fue más baja en nuestro estudio. Si bien es cierto
que las prevalencias de dislipidemias en nuestro estudio son inferiores
a las reportadas en otras área de salud, como la del
cantón Central de Cartago (Roselló-Araya y Guzmán
Padilla, 2008; Tacsan y Asencio, 2003), en términos absolutos la
cantidad de pacientes portadores de estas patologías resulta
bastante importante y representa un alto impacto económico y
social para cualquier sociedad por su estrecha relación con ECV
y la carga de enfermedad derivada de ella.
Los pacientes estudiados y las
pacientes estudiadas presentaron una clara tendencia al aumento en las
concentraciones de colesterol, LDL y triglicéridos conforme
avanza la edad, llegando a un máximo valor en las
categorías posteriores a los 50 años. Este hallazgo esta
reforzado con los reportes en los que se documenta que posterior a esa
edad el riesgo y las manifestaciones de ECV son más notorios
(Lloyd-Jones et ál., 2006; Pilote et ál., 2007). En el
caso del HDL, si bien el comportamiento fue oscilatorio, su promedio
general se encontró en el rango de normalidad, lo cual aporta un
beneficio importante en la prevención de las ECV (Windler,
Schöffauer y Zyriax, 2007).
El sexo masculino presentó un
perfil general caracterizado por prevalencias mayores en los niveles
<40 mg/dl de HDL y de triglicéridos ≥150 mg/dl; mientras
que el sexo femenino se caracterizó por prevalencias mayores en
los niveles de HDL >60 mg/dl y triglicéridos <150 mg/dl.
Estas particularidades están determinadas por procesos
fisiológicos, principalmente relacionados con procesos
hormonales en las mujeres, especialmente de los estrógenos que
juegan un papel importante en el desarrollo de dislipidemias (Castelli,
1986). Las manifestaciones finales de estas diferencias se concretan en
los indicadores como el riesgo, la prevalencia, las hospitalizaciones,
la morbilidad y la mortalidad asociadas a ECV que cada sexo manifiesta,
que son mayormente importantes en los hombres antes de los 50
años, pero que casi se iguala para las mujeres en la edad
menopáusica, por reducción del efecto protectivo de los
estrógenos (Jafar, Qadri y Chaturvedi, 2007; Nippon data 80
Research Group., 2006; Pilote et ál., 2007). Así, por
ejemplo, existe el reporte de que en EEUU casi la mitad de muertes por
ECV, específicamente por infarto agudo del miocardio, se produce
en mujeres (The Expert Panel, 1993).
Los promedios generales de los cuatro
lípidos sanguíneos para las tres áreas de salud
fueron semejantes, a pesar de que se presentaron pequeñas
diferencias entre un área y otra, estas no son significativas.
No se dispone de documentación que justifique un comportamiento
distinto al observado en las poblaciones incluidas en el estudio. Es
posible que los resultados observados en el Área de Salud de
Montes de Oca fuera asociado a efectos aleatorios de la muestra
incluida o a elementos no contenidos en el diseño del estudio.
Existen reportes que evidencian una
estacionalidad en las concentraciones de los lípidos
sanguíneos en diversas poblaciones (Matthews et ál, 2001;
Ockene et ál., 2004); sin embargo, estas conclusiones
sólo fueron posibles al incluir en el estudio diversos factores
fisiológicos y ambientales que pudieron jugar un papel en la
regulación de las concentraciones sanguíneas. Es
necesario recopilar la información de un período de
tiempo mayor a fin de determinar si existe o no un fenómeno de
estacionalidad.
Hubo patrones semejantes para todos
los lípidos, dentro de cada sexo, en las tres áreas de
salud. Con estos resultados es posible concluir que la zona de
residencia no juega un papel determinante en las diferencias atribuidas
a cada sexo. No existe evidencia documentada para pensar que las
tendencias de los lípidos sanguíneos puedan variar entre
las áreas de salud participantes por algún criterio en
especial.
Los promedios observados para cada
uno de los lípidos, así como las prevalencias de
dislipidemia por categorías de edad, en las tres áreas de
salud, mostraron patrones semejantes para todos los lípidos.
Asimismo, los aumentos paulatinos en las concentraciones de los
lípidos fueron independientes del lugar de residencia del
paciente.
Se considera que los resultados
de este estudio son suficientemente significativos debido a, entre
otras razones, que: 1) los criterios de representatividad en cuanto al
número mínimo de pacientes necesarios para realizar el
análisis fueron superados en todos los casos, 2) la
distribución de la muestra por categorías de edad
mostró una alta correlación con la distribución
poblacional estimada, 3) los pacientes incluidos y las pacientes
incluidas en la investigación asistieron de forma aleatoria y
voluntaria a los servicios de salud del PAIS. Sin embargo,
podría haberse dado cierto grado de sesgo de selección
dado que la muestra no necesariamente representan todos los estratos
posibles que se puedan derivar de la población blanco y a que,
existe la probabilidad de que pacientes no diagnosticados previamente
con HTA o DM, hayan formado parte de los pacientes estudiados y las
pacientes estudiadas, esta situación podría incrementar
en alguna medida los promedios de los lípidos y, por tanto
inducir a una sobre estimación de la prevalencia de estos
problemas.
CONCLUSIONES
Todos los resultados obtenidos
brindan un aporte en la caracterización de las poblaciones y un
insumo en la toma de decisiones futuras. Si bien es cierto, los
promedios generales de los lípidos y las prevalencias
encontradas no son tan altas como en otros estudios, tanto nacionales
como internacionales, sí es importante recalcar que hay una
importante cantidad de personas con problemas de lípidos y a
riesgo de sufrir ECV con los costos personales, familiares y sociales
conexos. Así, una vez recopilada la información de cada
área de salud, es pertinente desarrollar intervenciones en la
población con la finalidad de minimizar el posible impacto de
las dislipidemias en la calidad de vida de los y las pacientes.
Agradecimientos
Los autores agradecen a la Dra.
Sandra Meléndez por la revisión crítica de la
propuesta de investigación; asimismo, agradecen al Dr. Bernardo
Vargas Leitón por su asesoría técnica
estadística y por la revisión crítica de la
propuesta de investigación y del manuscrito final. Por
último, se le agradece a la Dra. Gabriela Salguero López
por la revisión técnica del manuscrito.
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Recepción: 20 de julio del 2010.
Corrección: 16 de setiembre del 2010.
Aceptación: 16 de setiembre del 2010.
Publicación: 31 de diciembre del 2010.
Artículo de la Revista MHSalud de la Universidad Nacional, Costa Rica protegido por Licencia
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