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Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 1. Nº. 1. Setiembre, 2004.
PERSPECTIVA
SUBJETIVA DE LA CALIDAD DE VIDA DEL ADULTO MAYOR, DIFERENCIAS LIGADAS
AL GÉNERO Y A LA PRÁCTICA DE LA ACTIVIDAD FÍSICO
RECREATIVA
SUBJECTIVE PERSPECTIVE OF THE QUALITY
OF LIFE OF SENIOR CITIZENS, DIFFERENCES RELATED TO GENDER AND THE
PRACTICE OF PHYSICAL RECREATIONAL ACTIVITIES
Mónica Mora, Delia Villalobos, Gerardo Araya y Antonieta Ozols
Escuela Ciencias del Deporte Facultad de Ciencias de la Salud Universidad Nacional mokimora@costarricense.cr
RESUMEN
El
propósito de este estudio fue conocer la relación entre
las variables (soporte social, autonomía, salud mental,
actividad físico recreativa) que integran la perspectiva
subjetiva de la calidad de vida, ligadas al género en personas
adultas mayores costarricenses. Además, conocer el principal
motivo de estos sujetos para realizar la actividad física y el
beneficio percibido por estos, de acuerdo al género. En este
estudio participaron 152 sujetos (92 mujeres y 60 hombres) con edades
entre los 60 a 75 años, de 21 centros diurnos, a los
cuales se les aplicó dos instrumentos: un cuestionario de
calidad de vida (INISA,1994) y una encuesta sobre actividad
física recreativa. Los resultados mostraron relación
significativa entre las variables autonomía y soporte
social; autonomía y estado mental; autonomía y
frecuencia de la actividad; autonomía y duración.
Asimismo, en lo que respecta al género; la depresión
geriátrica fue superior en las mujeres (F=5.86). La salud fue el
motivo principal para realizar la actividad física y los
beneficios principales de ésta para ambos géneros fueron,
el sentirse más reanimados, más alegres, con
energía, y el alivio de dolores. Se concluye, que la calidad de
vida (soporte social, autonomía, salud mental) percibida por el
adulto mayor no difiere en lo que respecta al género e incluso
en el motivo o beneficio para hacer actividad física, excepto en
lo que respecta a la depresión, la cual se presenta con mayor
frecuencia en las mujeres. Se comprueba que la actividad física
recreativa le permite obtener al adulto mayor resultados positivos
entre más cantidad de veces y de tiempo por semana le dedique.
PALABRAS CLAVES: calidad de vida, adulto mayor, perspectiva subjetiva, autonomía, salud mental, soporte social, actividad física.
ABSTRACT
The purpose
of this study was to know the relationship between the variables
(social support, autonomy, mental health, and physical recreational
activity) included in the subjective perspective of the quality of life
of Costa Rican senior citizens related to gender. Another
objective was to know the main reason for the subjects to practice
physical activity and the benefits perceived by them, according to
their gender. A total of 152 subjects (92 women and 60 men) ranging
between 60 and 75 years of age from 21 senior centers participated in
this study. Two instruments were applied to the subjects: a
questionnaire on quality of life (INISA, 1994) and a survey on physical
recreational activity. Results showed a significant relationship
between the variables autonomy and social support, autonomy and mental
health, autonomy and frequency of activity, and autonomy and duration.
Regarding gender, geriatric depression was more frequent in women
(F=5.86). Health was the main motivation to do physical activity and
the major benefits for both genders were feeling more revitalized,
happier, energized, and pain relief. In conclusion, quality of
life (social support, autonomy, mental health) as perceived by senior
citizens shows no differences as far as gender or reasons to exercise
or benefits received, except for depression, which is more frequent in
women. It is proven that the more times and the longer physical
recreational activities are practiced by senior citizens per week the
more positive results are received.
KEYWORDS: quality of life,
senior citizens, subjective perspective, autonomy, mental health,
social support, physical recreational activity.
INTRODUCCIÓN
El aumento de la esperanza de vida en
las sociedades avanzadas como consecuencia de la estabilidad y el
bienestar alcanzado, ha ocasionado un
cambio radical en las pirámides
demográficas, produciéndose una transformación
global (Ríos, Ríos y Padial, 2000).
Son muchas las personas en el mundo
actual que dedican su esfuerzo y estudio a lo que podría
denominarse como la nueva cultura de la longevidad. En realidad, es el
intento de vivir más y en mejores condiciones físicas,
sociales y mentales, producto de que el avance social está
orientado hacia esa dirección, buscando así un modelo de
envejecimiento competente en un sentido útil y productivo, capaz
de fortalecer desde un punto de vista genérico de la salud su
calidad de vida (Ríos y col, 2000). Se define la calidad de vida
como un estado de bienestar; sin embargo, esta noción
tomará diferentes énfasis, según el contexto del
cual parte su valoración (Faden y Germán, 1994).
Giusti (1991), define la calidad de
vida como un estado de bienestar físico, social, emocional,
espiritual, intelectual y ocupacional que le permite al individuo
satisfacer apropiadamente sus necesidades individuales y colectivas.
Para efectos de este estudio ese es el concepto operacional de calidad
de vida. Además de estas consideraciones se toma como una
variable importante el nivel de actividad física de los sujetos
basándose en Abrante, Brito y García (1996); Santana
(1991); García y col. (1990); entre otros. Como se puede
observar, la calidad de vida es un complejo concepto cuya
definición operacional y dimensional resulta francamente
difícil. No obstante, hay acuerdo en cuanto a la necesidad
de abordarla desde una dimensión subjetiva; es decir, lo que la
persona valora de ella sin restringirla a la dimensión objetiva
(opinión de otras personas o terceros) porque lo fundamental es
la percepción propia (Rojas, 1999 y Rojas, 1997).
Autores como Díaz (1987),
Faden y German, (1994), Hernández (2000) y Leturia (1998)
visualizan la importancia de la valoración subjetiva en la
calidad de vida. Sin embargo, usualmente las propuestas dirigidas a las
personas mayores se orientan hacia una evaluación de los efectos
que producen los medicamentos o la enfermedad. La perspectiva subjetiva
de esta en el adulto mayor será el foco de atención de
este estudio y para lo cual, se considerará la propuesta de
Giusti (1991), INISA (1994) y Lawton (1991). De estos trabajos se
considerarán cuatro variables (autonomía, soporte social,
salud mental y actividad física recreativa) para delimitar
operacionalmente la perspectiva subjetiva de la calidad de vida en este
estudio.
Si se toma en cuenta las propuestas
de los autores antes mencionados, las variables que involucran la
perspectiva subjetiva de la calidad de vida se entenderán de la
siguiente forma: autonomía estará definida como capacidad
funcional, que se refiere a si puede o no realizar actividades
básicas e instrumentales; el soporte social que se refiere a las
estrategias (prestar ayuda, colaboración) que permiten
relacionarse con los demás; salud mental el cual involucra el
grado de armonía psicoemocional y la actividad física
recreativa como la satisfacción y la disponibilidad de este para
la realización de dichas actividades. Otros estudios
recientemente han analizado los índices de calidad de vida,
basados en una amplia gama de dimensiones y aspectos en los que se
involucra la edad, el género y el nivel de actividad
física entre las que se puede citar:
Fujisawa (1994), encontró diferencias en los índices de
calidad de vida (apoyo social, autonomía, salud mental,
relaciones familiares) con respecto al género. Roy y Fitz
(1996), señalaron que con la edad avanzada los riesgos de
tensión depositados en los adultos mayores por parte de la
familia aumentan (su mortalidad) y recomiendan otros estudios que
identifiquen predictores de mortalidad como el sedentarismo.
Por su parte, Hernández (2000), señaló que se
podría esperar diferencias en la calidad de vida de los adultos
mayores ligadas a la edad. Sin embargo, no se encontraron diferencias
significativas en cuanto al género.
En el campo específico de Costa Rica algunas de las
investigaciones realizadas en calidad de vida y adulto mayor es posible
citar las desarrolladas por Céspedes y col. (1987), en la que se
señalaron que existen carencias de tipo afectivo por falta de
interacción social, contacto social y problemas de
movilización bastante acentuados. Es decir, que los niveles de
actividad física son importantes predictores de los
índices de calidad de vida de este grupo etario.
Asimismo, Villalobos (1989) mostró que las personas mayores no
cuentan con suficientes recursos económicos para satisfacer en
forma adecuada sus necesidades básicas; en contraparte las que
están institucionalizados, experimentan sentimientos de soledad
por encontrarse separados de su núcleo familiar,
mostrándose apáticos, poco participativos en las
actividades programadas por los centros y tiene mayores
factores de riesgo como sedentarismo
y aislamiento. Además evidencian
discapacidades más visibles y requieren mayor ayuda para
realizar actividades de la vida diaria; en el caso de las personas
mayores que vivían con su familia y eran atendidos en el centro
diurno aportaron ayuda económica o de intervención en
alguna tarea doméstica agrícola entre otras. Estos
sujetos se mostraron más activos, participativos y se
mantuvieron ocupados en diferentes tareas.
Agüero (1993), evidenció que el grupo sometido al programa
de actividad física presentó una disminución de FC
(frecuencia cardiaca) en reposo (3 lat/min) en comparación con
el grupo control se mantuvo al mismo nivel; en cuanto a su PA
(presión arterial) en reposo también se redujo hasta 9
mm/Hg a diferencia del grupo control que fue únicamente de 2
mm/Hg únicamente. Se desprende finalmente que la persona mayor
que realiza actividad física, mejora su condición
cardiovascular.
Aragón y Salas (1996), encontraron que los problemas
físico-funcionales se relacionaron con la pérdida de
fuerza muscular, flexibilidad, equilibrio, vista, memoria y
audición, mientras que los problemas psicosociales respondieron
a la pérdida de salud, tristeza, deterioro de las capacidades
funcionales y discriminación familiar, entre otros.
Quirós (1996), en su estudio mostró que en las
áreas urbanas los adultos mayores presentaron más
autonomía, estimulación y proyectos de vida, por lo que
se hace aún más necesario dicho modelo.
Por su parte Ureña y Delgado (1998), analizaron la
relación entre ejercicio físico y la percepción
subjetiva de la persona mayor en 90 adultos con edad promedio de 71.4
años; los resultados mostraron que el grupo de actividades
acuáticas tenían una percepción más
positiva de sí mismos, aunque difieren poco de los reportes del
grupo de manualidades, caso contrario al presentado por el grupo
control. El ejercicio físico implicado en las actividades
acuáticas y la atmósfera que se genera en este contexto,
visualizan positivamente esta actividad como opción importante
para desarrollar una posición optimista en el adulto mayor.
Bolaños y Mora (1999), en su investigación sobre
actividad física – recreativa y estado emocional en dos
grupos gerontológicos del área central (San José
– Heredia), encontraron que los sujetos participantes eran
activos físicamente y su principal motivación es su
estado de salud integral; asimismo se determinó que de acuerdo a
la actividad física practicada, los estados emocionales resultan
beneficiados y respecto al medio acuático se lograron determinar
mejores sensaciones que el medio terrestre.
Rojas (1999), en su investigación sobre calidad de vida y
autonomía en personas mayores, desde un enfoque cualitativo y en
el cuál realizó un estudio de 8 casos de personas de 70
años (4 hombres y 4 mujeres) y cuyo objetivo fue explorar la
percepción de calidad de vida de estas, con base en su
autonomía psicológica y conducta funcional. Los
resultados mostraron que en general los adultos perciben un sentimiento
de bienestar desde los diferentes ámbitos físico, social,
espiritual, ocupacional, intelectual y psicoemocional; el cuál
se fortalece por ser personas autónomas y funcionales.
El propósito fue conocer la relación entre las variables
autonomía, soporte social, salud mental (depresión,
estado mental) y actividad física (frecuencia semanal de
actividad física recreativa, tiempo diario, disfrute de la
actividad que realiza y la edad de los sujetos); considerando
diferencias que se puedan presentar en esas relaciones por
género. De esta manera, se analizará el efecto del
género sobre las variables dependientes mencionadas.
Además, se pretende determinar cuál es el principal
motivo para realizar la actividad física recreativa y
cuáles son los beneficios que esta población presenta
según el género.
METODOLOGÍA
Sujetos:
en el estudio participaron de 92 mujeres y 60 hombres adultos mayores
de 60 a 75 años de edad que asistían regularmente a 21
centros diurnos debidamente especificados como tal. La selección
de los sujetos fue por el método aleatorio simple; utilizando
una lista previa a la visita a cada centro. Con la tabla de
números aleatorios se realizó la selección al azar
de los sujetos del estudio en cuestión.
Instrumento:
se tomó como base dos instrumentos; el primero es el
cuestionario de calidad de vida elaborada en Costa Rica por el
Instituto de Investigación en Salud (INISA), mediante el
Programa de Investigación sobre el Envejecimiento en 1994 con
una consistencia interna de 0.77, lo cual se considera apropiado
estadísticamente (Thomas y Nelson, 1990). Este cuestionario se
aplicó para medir las variables autonomía, soporte social
y salud mental, parte del constructo calidad de vida y
valoración subjetiva. Dicho instrumento constó de cinco
partes dentro de las que se destacan: una primera de
identificación, la cual consta de anotación de datos
generales como nombre, lugar, el número de persona, fecha de la
entrevista; se aplicó cada ítem igual que la
versión final INISA (1994). Una segunda parte acerca de las
características sociodemográficas en la que se indaga
sobre su género, fecha de nacimiento, estado civil, grado de
escolaridad alcanzado, tipo de pensión y seguro, la que no se
tomó en cuenta debido a que no es un factor importante para
efectos de este estudio, salvo el género y la fecha de
nacimiento. Una tercera parte sobre soporte social en donde se pregunta
acerca tiempo de radicar en la vivienda, número de personas que
conviven en ésta, su parentesco, cuál es su
desempeño dentro del seno familiar, participación en la
comunidad y se tomó en cuenta solamente éstos dos
últimos (ítems 14 y 15), los cuales permiten una mayor
facilidad para cuantificar las respuestas de los sujetos. La cuarta
parte de actividades del diario vivir en la que se le indaga al adulto
mayor con preguntas cerradas sobre su alimentación, algunas
actividades de higiene y cuido personal (y si requiere ayuda para
ellas). Finalmente, la quinta parte sobre salud mental donde se
examina al adulto mayor en algunos rubros psicológicos
básicos lo que permite descubrir su nivel mental y de
depresión. Se aplicó completos todos los ítemes de
estas dos últimas partes. En cuanto a la calificación, se
le asignó un cero a la respuesta “NO” o negativa y
un punto a la repuesta “SI” o afirmativa en cada uno de los
ítems. Una excepción fue en la cuarta parte (salud
mental) en donde cada ítem tenía un puntaje diferente, el
cual osciló desde tres hasta seis puntos, dependiendo del
número de preguntas por ítem. El segundo instrumento fue
una encuesta sobre actividad físico recreativa para adulto
mayor, construida adaptando información por parte de la
investigadora, tutora, variables del cuestionario de Actividad
Física de Zutphen (Capersen, Bloemberg, Saris,
Merrit y Kromhout, 1991); el cual reporta una validez de 0.78 y
una confiabilidad de 0.89 y del cuestionario modificado de Baecke
de adultos mayores (Voorrips, Ravelli, Dongelmans, Deurenberg, y Van
Staveren, 1991) con una validez de 0.61 (p< 0.05) y una
confiabilidad de 0.93, p< 0.05. En ésta encuesta se
indagó sobre el tipo de actividad, preferencia y tiempo de las
actividades. Además, se contó con la participación
de tres encuestadores a los cuáles se les dio la
capacitación respectiva.
Procedimiento:
El estudio de la perspectiva subjetiva de la calidad de vida que
presentan los adultos mayores de 60 a 75 años de edad de 21
centros diurnos a nivel nacional, es una investigación ex-post
facto exploratorio-diagnóstica según. Se realizó
en primera instancia una revisión y selección de posibles
centros a trabajar, con el correspondiente permiso y en los cuales se
dio a conocer los propósitos y la colaboración necesaria
para dicha investigación. Luego se procedió una vez
aceptada la propuesta oficialmente, a capacitar durante una semana a
los encuestadores en el uso de los instrumentos para la
recolección de datos. La perspectiva subjetiva de calidad de
vida, se determinó mediante cuatro variables: autonomía,
soporte social, salud mental y actividad físico recreativa. Las
tres primeras serán medidas por el cuestionario de calidad de
vida INISA y la cuarta por la encuesta sobre actividad física
para adulto mayor. La aplicación de los instrumentos se
realizó con la visita personal de la investigadora en
compañía de dos colaboradores previamente capacitados
para la aplicación de los instrumentos a los sujetos
seleccionados, además del apoyo correspondiente del coordinador
de cada centro diurno. La duración del proceso de
recolección de datos por sujeto encuestado fue de
aproximadamente 20 minutos.
Análisis estadístico:
El tratamiento estadístico de las variables a estudiar se
realizó con el paquete estadístico SPSS y se
aplicó el promedio (X), desviación estándar (S).
También se aplicó el análisis de
correlación r de Pearson para determinar la relación
entre la autonomía, soporte social, salud mental
(depresión, estado mental) y actividad física (frecuencia
de la actividad, duración, disfrute y edad) y el coeficiente de
determinación (r²) para cada r. También se
procedió al cálculo de la Chi- cuadrada con el fin de
determinar si existían diferencias en los motivos para realizar
actividad física y en los beneficios que aporta esta actividad
ligados al género de acuerdo a la encuesta sobre actividad
físico recreativa.
RESULTADOS
A continuación, se presentan los resultados obtenidos en el presente estudio.
En la tabla 1 se puede observar que tanto en hombres como en mujeres el
promedio de autonomía fue similar; considerando la escala de
calificación según INISA (1994), ambos se clasificaron
como independientes en cuanto a esta variable. Por otra parte, en
cuanto al soporte social, el promedio obtenido por los hombres y las
mujeres estuvo ubicado en el puntaje intermedio de la escala, por
tanto, el puntaje en ambos grupos fue regular. En lo que respecta a la
depresión en el caso de las mujeres fue superior al de los
hombres; sin embargo, de acuerdo al puntaje obtenido, ambos se
clasificaron con depresión leve. Se puede apreciar cómo
los sujetos, tanto hombres como mujeres, tuvieron un promedio de estado
mental que les ubicó en la categoría de trastornos
depresivos y alteraciones cognitivas (según INISA, 1994). Con
respecto a la frecuencia semanal de actividad física se puede
observar que en ambos casos era entre 3 y 4 veces a la semana. Con
respecto a la duración de la actividad física recreativa
diaria se apreció que tanto hombres como mujeres tienden a hacer
actividad física más de una hora diaria pero menos de una
y media.
Por otra parte, entre las variables
calidad de vida y actividad física semanal en hombres, se
presentó una correlación significativa entre
autonomía y soporte social (r=.28; p<0.05; coeficiente de
determinación r²=7.84% de varianza compartida); entre
autonomía y estado mental (r=.27; p<0.05; r²=7.29). Se
presentó además una correlación significativa
entre autonomía y actividad física semanal (r=.33;
p<0.05; r²=10.89%). Es decir que entre mayor frecuencia
en la actividad física mayores niveles de autonomía
presentó el adulto mayor. Además, en la matriz de
correlaciones de las variables calidad de vida y actividad
física semanal en mujeres; se presentó una
correlación significativa entre autonomía y soporte
social (r=.24; p<0.05; el coeficiente de determinación
r²=5.76% de varianza compartida).
Se presentó además una
correlación significativa entre autonomía y frecuencia de
la actividad física (r=.24; p<0.05; r²=5.76% de varianza
compartida) y entre estado mental y actividad física semanal
(r=.23; p<0.05; r²=5.29%). Es decir que entre mayor frecuencia
en la actividad física mayores niveles de autonomía
y salud mental presentaron. En lo que respecta a la matriz de
correlaciones de las variables calidad de vida horas diarias de
práctica o actividad física en hombres; se
presentó una relación significativa entre
autonomía y soporte social (r=.28; p<0.05; r²=7.84%);
entre autonomía y estado mental (r=.27; p<0.05;
r²=7.29%). Se presentó relación significativa entre
autonomía y horas diarias de actividad física (r=.28;
p<0.05; r²=7.84%) y entre el soporte social y horas diarias de
actividad física (r=.27; p<0.05; r²=7.29%).
Es decir que entre mayor tiempo de actividad física mayores
niveles de autonomía y soporte presentó el adulto mayor.
Matriz de correlaciones de las variables calidad de vida horas diarias
de práctica o actividad física en mujeres; se
presentó una relación significativa sólo entre
autonomía y soporte social (r=.24; p<0.05; r²=5.76%).
En cuanto al rubro motivo para hacer
la actividad física no se encontró diferencias
significativas (X²=4.59, p>0.05) de acuerdo al análisis
estadístico; por lo tanto hombres y mujeres reportaron
motivos similares y coincidieron en señalar principalmente la
salud para hacer actividad física.
De acuerdo con el análisis
estadístico, se obtuvo una X² =22.49, p< 0.05 lo cual
indicó que los hombres y las mujeres percibieron beneficios
similares en la actividad física. Los hombres expresaron que la
actividad física los hacía sentirse más reanimados
y sienten que se alivian los dolores y las mujeres por lo general
expresaron que la actividad física les hacía sentirse
menos tensas, más alegres y con energía.
DISCUSIÓN
El propósito del presente
estudio fue conocer la relación entre las variables
autonomía, soporte social, salud mental (depresión y
estado mental) y actividad física (frecuencia semanal, tiempo
diario de la actividad, disfrute), considerando diferencias de
género y edad, determinar el motivo principal para realizar la
actividad física y el beneficio de acuerdo al género.
Por lo tanto, y de acuerdo con los
resultados se determinó que la relación entre todas las
variables de calidad de vida y la actividad física semanal tanto
en hombres como en mujeres presentaron relaciones significativas entre
autonomía y la actividad física semanal; es decir, que
entre más actividad física hacían por semana,
mejores niveles en autonomía presentaban; destacándose
que al tener más personas asistentes a centros diurnos son
más independientes (Céspedes, 1987) y colaboradores
siendo congruente con el estudio de Rose Medical Center y el Rose
Health Care System en Colorado (2001) de que los adultos mayores al
estar involucrados en programas de actividad física recreativa
en los centros diurnos se aumentan los niveles de movilidad e
independencia y autoconcepto lo que contribuye a un aumento en los
índices de apreciación de vida y de actividad
física. Además de que la actividad física
metódica y programada genera según Ramos (1992), mejoras
en la producción de placer y bienestar corporal y mental, ya sea
en la conservación y consecución de independencia y
autonomía tanto física como psíquica. Se
presentó además relaciones significativas entre
autonomía y soporte social en ambos géneros;
destacándose que entre más autónomos sean mayor
Soporte Social presentan, siendo congruente con el estudio de
Céspedes (1987), en donde las personas al ser asistentes a
centros diurnos, tienen mayor grado de independencia y al ser miembros
dentro de las familias y comunidades exigen en éste mayor
participación, opinión y toma de decisión, lo que
favorece al desarrollo de su independencia según Quirós
(1996); siendo además congruentes estos resultados con los
expuestos por Rojas (1999) en su investigación sobre calidad de
vida y autonomía, en general los adultos perciben un sentimiento
de bienestar, fortalecido por ser personas independientes y
funcionales; en los hombres se presentó además
relación significativa entre autonomía y estado mental;
tomando en cuenta que son personas más participativas y
activas según Villalobos (1989), lo que les permite según
Quirós (1998), en su salud mental enfrentar de manera exitosa y
satisfactoria su vida.
Además, se encontró
relación significativa entre el estado mental y actividad
física semanal en las mujeres. Es decir que entre mayor
frecuencia en la actividad física mayores nivelen la salud
mental presentaron siendo congruente con lo apuntado por Ramos
(1992) acerca de que la actividad física metódica y
programada genera mejoras en la producción de placer y bienestar
tanto corporal como mental.
En lo que respecta a la
relación de todas las variables con las horas diarias de
práctica en hombres, se presentaron relaciones significativas
entre autonomía y horas diarias de práctica física
y entre soporte social, horas diarias de práctica, es decir que
entre mayor duración en la práctica de actividad
física mejores niveles de autonomía y soporte social
presentaron; destacándose que entre más independientes,
colaboradores; los adultos mayores asistentes en centros diurnos son
más participativos y activos; con lo que se justifican la
disposición y el tiempo para realizar la actividad física
(Villalobos,1989); además de que se compara la actividad
física con la experiencias ascética, caracterizada
ésta por aquellas actividades que requieren de un entrenamiento
largo y cansado, condicionamiento pero finalmente presentan
gratificaciones a largo plazo según el modelo multidimensional
propuesto por Kenyon (1980).
Asimismo, se presentó
relación significativa entre autonomía y soporte social
en ambos géneros los adultos mayores asistentes en centros
diurnos son más participativos y activos (Villalobos, 1989) y al
ser miembros dentro de las familias y comunidades tienen mayor
participación, opinión y toma de decisión,
según Quirós (1996). Por otra parte, en los hombres se
presentó relación significativa entre autonomía y
estado mental; al ser personas independientes son más
participativos y activos según Villalobos (1989) lo que les
permite según Quirós (1998) en su salud mental enfrentar
de manera exitosa y satisfactoria su vida.
Por otra parte, se destacó
que, con respecto a la depresión, en las mujeres fue superior al
de los hombres, siendo congruente con Stephens (1988), el cuál
menciona que la depresión y la ansiedad es más frecuente
en las mujeres; pudiendo ser producto de las actitudes de la familia,
comunidad y sociedad en general como rechazo, sobreprotección o
abuso contra ellas. Sin embargo, hay que mencionar que en cuanto a los
resultados tanto hombres como mujeres se clasificaron con
depresión leve, siendo congruente con lo apuntado por
Quirós (1996), acerca de que la depresión en el adulto
mayor es una de las condiciones más frecuentes y de mayor
cuidado; además de que se rechaza el mito de que la
depresión es una enfermedad característica de la mujer y
comprender que según Marín y col (2000), los factores que
contribuyen al desarrollo de la depresión no dependen del
género sino de la problemática social en el que
esté inserto (abuso y abandono).
Se determinó que los adultos
mayores tienen cierto grado de deterioro tanto físico como
mental; sin embargo, los sujetos hombres y mujeres con mayores niveles
de actividad física reportados tanto en frecuencia como en
duración diaria; tienden a un estado mejor; lo que indica que a
pesar de que continúa el deterioro normal, la actividad
física en estas poblaciones es fundamental para mantener un
adecuado nivel de calidad de vida congruente con los estudios de
Hernández (2000), Esquivel y Jiménez (1997), Fugisawa,
(1994), entre otros.
En lo que respecta al motivo para
realizar actividad física tanto hombres como mujeres coinciden
en señalar la salud, siendo congruente con los resultados del
estudio sobre actividad física y estado
emocional (Bolaños y Mora, 1999),
asimismo es congruente con Schwenkmezger (1993,
citado en Ureña, 1996), el cuál destaca que el motivo
salud tienen un valor preponderante considerando la parte
somática y la dimensión psicosocial. Siendo además
congruente con Idespo (1985), ya que en general los adultos mayores
manifestaron interés en actividades productivas; y la
motivación que genera la actividad físico recreativa
aumentaron en ellos el autoconcepto, la autoestima y las emociones,
distrayéndose al hacer algo en lo que se sentían
útiles y ocupados como en el caso de los sujetos del presente
estudio.
Finalmente, en cuanto a los
beneficios o disfrute de la actividad física los valores para
ambos géneros fueron elevados, les aliviaban los dolores y en le
caso de las mujeres les hacía sentirse menos tensas, más
alegres y con energía, siendo congruente por lo planteado por
Ureña y Delgado (1998), sobre la percepción subjetiva de
la persona mayor en relación con el ejercicio físico,
mostrando una percepción más positiva de sí
mismos, un mayor disfrute. Asimismo, la actividad física ha
demostrado notables mejoras en la producción de placer y
bienestar corporal y mental (Ramos, 1992); por lo que coinciden los
resultados encontrados en este estudio.
CONCLUSIONES
En síntesis, se puede concluir
que la calidad de vida (autonomía, soporte social, salud mental,
actividad física recreativa) difiere en lo que respecta al
género. La depresión geriátrica presentó
diferencias significativas en cuanto al género siendo superior
en las mujeres. La salud en ambos fue el principal motivo para realizar
la actividad física recreativa y los beneficios fueron sentirse
reanimados, aliviados; más alegres y con energía. Los
adultos mayores con mayores niveles de actividad física tanto en
frecuencia como en duración diaria tienden a tener un mejor
nivel de calidad de vida.
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Recepción: 04 de agosto del 2004.
Corrección: 23 de setiembre del 2004.
Aceptación: 23 de setiembre del 2004
Publicación: 24 de setiembre del 2004.
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