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Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 5.  No. 1.  Julio, 2008.

INSATISFACCIÓN POR LA IMAGEN CORPORAL Y LA BAJA AUTOESTIMA POR LA APARIENCIA FÍSICA EN ESTUDIANTES DE LA FACULTAD DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES DEL ESTADO MERIDA VENEZUELA

BODY IMAGE DISSATISFACTION AND LOW SELF-ESTEEM DUE TO PHYSICAL APPEAREANCE IN STUDENTS OF THE FACULTY OF MEDICINE AT THE UNIVERSITY OF LOS ANDES (MÉRIDA, VENEZUELA)

Lic. Pedro López Atencio1, Dr. José R. Prado P. 2, Lic. Mercedes Montilla2, Lic. Zarela Molina Viana2, Lic. Glenda Da Silva3 y Esp. Fanny Arteaga4
1Departamento de Nutrición Social Escuela de Nutrición y Dietética, Facultad de Medicina. Universidad de Los Andes. lopezp@ula.ve
2Departamento de Educación Física Facultad de Humanidades y Educación, Universidad de Los Andes, jrpp@ula.ve
3Departamento de Nutrición y Alimentación, Escuela de Nutrición  y Dietética, Facultad de Medicin, Universidad de Los Andes.
4Departamento de Biopatología Facultad de Odontología, Universidad de Los Andes. Mérida-Venezuela

RESUMEN

La presente investigación tuvo como propósito central evaluar la insatisfacción por la imagen corporal y su relación con la baja autoestima  por la apariencia  física  en estudiantes  de la Facultad  de Medicina  de la Universidad  de Los Andes en Mérida Venezuela. El estudio fue de tipo no experimental correlacional.  La muestra estuvo constituida por 189 estudiantes, 27% masculino  y 73%   femenino,  con una edad promedio  de 19,58 años ± 1,57 (varones  19,81 años ± 1,74 y para las mujeres  20,24  años  ± 1,76).  Los participantes  fueron  seleccionados  de  los  cursos  del primer  año  de las carreras  de: medicina,  enfermería  y nutrición,  los  cuales  fueron  seleccionados  de  forma  intencional.  El instrumento  empleado  para determinar la Insatisfacción por la Imagen Corporal fue el Body Shape Questionnaire  (Cooper y Taylor,  1987).  El método de Graffar Modificado fue utilizado para determinar el estrato socioeconómico  de los participantes  (Méndez y De Méndez, 1994). A los datos se les aplicó el análisis descriptivo  (frecuencia,  porcentajes,  media) e inferencial  (ANOVA   de un solo factor a través del  paquete estadístico SPSS versión 9.0). Entre los principales hallazgos en el estudio se pudo determinar una  asociación  estadísticamente  significativa  entre  la insatisfacción  con la imagen  corporal,  la baja autoestima  por la apariencia  física  con  el género  χ2   (2,  N=  189)  = 9,686,  p=0,008.  A través  de  ANOVA  se pudo  determinar  que  las diferencias  en las medias  para los niveles  de insatisfacción  y baja autoestima  con   la imagen  corporal  y el género  son estadísticamente   significativas,  F=11,236;  p=0,008,  F=10,23;  p=0,002  respectivamente.   Conclusiones:   los  resultados obtenidos permiten sugerir sobre la relación que existe entre la insatisfacción y la baja autoestima por la apariencia física, existiendo  un rechazo  por la propia imagen corporal  causada  por la percepción  distorsionada  o no de la misma, lo que podría afectar la autoestima  por la apariencia  física.   Además, se observa  que la salud psicológica  de los estudiantes  se relaciona  más con su satisfacción  por su apariencia  física que como se percibe  su imagen  corporal.   Por lo tanto, este grupo  de participantes  debe analizarse  en relación  con su autoestima  por la apariencia  física,  como una expresión  del ambiente institucional.   También es importante enfatizar que el género puede ser un factor de riesgo en los desórdenes de hábitos alimenticios.  Consideramos  lo anterior porque las mujeres mostraron niveles de insatisfacción más altos, ya que su apariencia física se encuentra condicionada por una mayor insatisfacción con su imagen corporal tal como la perciben, que se caracteriza por una sobre estimación de la dimensión física de la imagen corporal.

PALABRAS  CLAVES:  baja  autoestima  por    apariencia  física,  imagen  corporal,  insatisfacción  por  la  imagen  corporal, trastornos de la conducta alimentaria.

ABSTRACT

The purpose  of this investigation  was to evaluate  body image  dissatisfaction  in relation  to low self-esteem  due to physical appearance  in  students  of the Faculty  of Medicine  at the University  of Los Andes  in Mérida,  Venezuela.    It was  a non- experimental and correlational  study.  The sample included 189 students (27% male and 73% female) with an average age of 19.58 ± 1.57 (men: 19.81 years of age ± 1.74 and women: 20.24 years of age ± 1.76).  Participants were intentionally selected from first-year courses of the Medicine, Nursing and Nutrition programs.   The Body Shape Questionnaire  (BSQ) (Cooper and Taylor, 1987) was the instrument used to measure body image dissatisfaction  and Graffar’s modified method (Méndez and De Méndez,  1994)  was  applied  to  determine   the  participants’   socioeconomic   status.     A  descriptive   analysis   (frequency, percentages, mean) and an inferential analysis (one-way ANOVA) were applied to the data using SPSS (Statistical Package for Social  Sciences)  version  9.0.    One  of  the  most  important  findings  in  this  study  was  the  determination  of  a  statistically significant  relationship  between  dissatisfaction  and body image and between  low self-esteem  and gender χ2 (2, N= 189) =9.686, p=0.008.   Using  ANOVA  also helped  determine  that differences  in the mean for dissatisfaction  and low self-esteem levels  with  body  image  and  gender  are  statistically  significant,  F=  11.236;  p=0.008,  F=10.23;  p=0.002,  respectively. Conclusions:  results obtained suggest a relationship  between dissatisfaction  and low self-esteem due to physical appearance. Consequently,  subjects reject their body image because of a distorted or undistorted  perception of their physical appearance, which can possibly affect self-esteem.   Moreover, it is observed that the students’ psychological  health is more related to their satisfaction with their body-image than to the way their body image is perceived. Consequently, this group of participants must be  analyzed  regarding  their  self-esteem  due  to body  image,  as an  expression  in the institutional  environment.    It is also important  to emphasize  that gender  may be a risk  factor  concerning  eating  disorders.    We believe  the foregoing  because women showed higher dissatisfaction  levels because of their physical appearance being conditioned by a higher dissatisfaction with their perceived body image, which is characterized by an overestimation of the physical dimension of their body image.

KEYWORDS: low self-esteem due to physical appearance, body image, body-image dissatisfaction, eating disorders.

INTRODUCCIÓN

Banfield y McCabe (2002), han señalado que en los últimos años la imagen corporal ha tomado un inmenso auge en las sociedades modernas, muchas de las cuales han creado toda una subcultura basada en la percepción y la importancia de la imagen ideal. De igual forma, los referidos autores han resaltado la influencia de los medios de comunicación y la presión social entre los factores de mayor influencia para seguir una imagen ideal, que en muchas ocasiones es imposible o difícil de alcanzar.

La imagen  corporal  hoy constituye  la base  de muchos  estudios  desde  el punto  de vista sociológico  en virtud de que la percepción de la misma es uno de los factores de riesgo asociado a los trastornos de la conducta alimentaria.  Dichos trastornos  ya no constituyen solamente  un  problema  de  salud  pública  en  los  países  desarrollados,  sino  también  en aquellos donde su perfil de salud está caracterizado por altos niveles de pobreza.

Según Brown, Cash y Milkulka (1990), la imagen corporal incluye múltiples dimensiones como las actitudes, la cognición, el comportamiento,  los afectos, el miedo a ser obeso, la distorsión  del  cuerpo,  la  insatisfacción  corporal,  la  evaluación,  la  preferencia  por  la delgadez, la restricción al comer y la percepción.

La percepción de la imagen corporal es parte integral del funcionamiento de una persona y una distorsión de la misma puede llevar o contribuir a una condición más seria, como lo son
los Trastornos  de la Conducta Alimentaria  (TAC). Los más prevalentes  son la   anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa (American Psychiatric Association, 2000).

En   un   estudio   realizado   por   Xie   y  otros   (2003),   destacan   que   las   personas   con autopercepción de sobrepeso presentaron mayor riesgo de baja autoestima y depresión que los  individuos  con  percepción  de  imagen  corporal  normal  o  de  bajo  peso.  Así  mismo, estudios realizados por Straus y Pollack (2003), evidencian que los individuos con autopercepción de sobrepeso son socialmente marginados y que la insatisfacción corporal y la discriminación pueden complicar las consecuencias sociales y emocionales.

Bonilla y Martínez (2001), mencionan que la prevalencia de los TAC ha aumentado, no sólo en el número de personas que lo padecen, sino que se ha| extendido por amplios grupos poblacionales, existiendo incluso, indicios de estas patologías alimentarias bajo algunos comportamientos considerados habituales o incluso deseables, como las dietas restrictivas o el ejercicio excesivo. Un estudio realizado por Buddeberg, Klaghofer y Reed (1999), el cual tuvo como propósito explorar la asociación entre el peso corporal, desórdenes psiquiátricos e imagen   corporal   en  féminas   jóvenes,   encontraron   que,   en  general   las  jóvenes   que presentaron sobrepeso tenían una imagen corporal negativa, es decir, se sentían menos atractivas y menos confiadas en sí mismas. También encontraron una correlación positiva entre diagnósticos psiquiátricos y una visión no favorable de la imagen corporal. Asimismo, mayores  distorsiones  en la imagen  corporal  y mayor  sobrepeso,  se  correlacionaron  con mayor morbilidad psiquiátrica.

De  este  modo,  mejorando  la  satisfacción  corporal  no  sólo  permitirá  influir  sobre  la incidencia de los trastornos del comportamiento alimentario, sino también sobre otros problemas  frecuentes  en los jóvenes:  baja  autoestima,  fracaso  académico  y social,  entre otros.

Actualmente muchos jóvenes manifiestan afinidad hacia una determinada estética impuesta por la sociedad contemporánea,  sobre este particular, Fernández y Rodríguez (2004), han manifestado  que la población  joven presenta una preocupación  excesiva por su cuerpo y llevan a cabo conductas de riesgo que pueden conducir al  desarrollo de TAC.

La distorsión de la imagen corporal como lo revelan diversos estudios, ha demostrado que afecta particularmente al género femenino, que por motivos de índole comercial constituyen el centro en la promoción  de una imagen corporal ideal, creando  un culto a la delgadez (Bener y Tewfik, 2006).

Intervenciones   dirigidas  a  elevar  la  autoestima  corporal  como  medida  preventiva  se justifican para evitar el desarrollo de los trastornos alimentarios. En estudios realizados en adolescentes  del género femenino, se pudo determinar  que las que tiene niveles bajos de autoestima  eran ocho veces más propensas  a desarrollar  trastornos  alimentarios  (Wardle, Williamson, Johnson y Edwards, 2006).

En  ésta  investigación  se pretende  conocer  cómo  se relaciona  la  baja  autoestima  por  la apariencia física con la insatisfacción por la imagen corporal, en una muestra constituida por estudiantes   de  Ciencias   de  la  Salud,  Facultad  de  Medicina,   Escuelas   de  Medicina, Enfermería y Nutrición de la Universidad de Los Andes.
 
Por tanto el objetivo de este estudio es evaluar  la insatisfacción por la imagen corporal y su relación con la baja estima por la apariencia física en estudiantes de la Facultad de Medicina de La Universidad de Los Andes.

METODOLOGÍA

Sujetos: constituido  por  189  estudiantes  (27%  masculino  y  73%  femenino).  La  edad promedio de los universitarios participantes fue de 19,58 años ± 1,5 (varones 20,24 años ±1,76 y las mujeres 19,81 años ± 1,74) de las carreras de la Facultad de Medicina: medicina, enfermería  y nutrición,  los cuales  fueron  seleccionados  de forma  intencional,  ya que  el objetivo del estudio tenía por finalidad conocer la presencia de factores de riesgo en una población  de  individuos  cuya  formación  se  oriente  a  la  prevención  de  trastornos  de  la conducta  alimentaria.  Para  tal  fin,  se seleccionó  el curso  único  del  primer  año  de cada carrera.

Instrumentos: Para la evaluación  de la insatisfacción  corporal  se utilizó el Body Shape Questionnaire  (BSQ) (Cuestionario sobre forma corporal) diseñado por Cooper y Taylor, (1987) y adaptado a la población española por Raich et al. (1996a). La decisión de usar este cuestionario se fundamentó en los siguientes aspectos: 1) Por ser una prueba especifica para la evaluación de insatisfacción corporal, su brevedad y su facilidad de aplicación. La confiabilidad  del  BSQ  se  calculó  usando  el  alfa  de  Cronbach  con  el  coeficiente  de correlación   intraclase.   Los  resultados   confirman   la  estabilidad   y  coherencia   de  los presupuestos teóricos, pues su alfa fue de 0,96 con intervalo de confianza del 95% y que tuvo un límite inferior de 0,961 y un límite superior de 0,966. El factor que evalúa insatisfacción  corporal tuvo un alfa de 0,95 con un intervalo de confianza del 95%   y un límite inferior de 0,94 junto a un límite de 0,95. El BSQ  mostró elevada validez concurrente con  otros  instrumentos  similares  como  el  multidimensional  Body  Self-Relation Questionnaire  (MBSRQ)  y la subescala  de insatisfacción  corporal  del Eating  Disorders Inventory  (EDI)  (Raich,  Torras  y  Figueras,  1996.)El  cuestionario  consta  de  34  ítems referentes a la autoimagen que se evalúan mediante una escala de frecuencia de seis puntos (1. Nunca, 2. Raramente, 3. A veces, 4. A menudo, 5. Muy a menudo, 6. Siempre). De modo que el rango de la prueba es 34-204. Los factores que evalúa el BSQ son: insatisfacción corporal, miedo por engordar, sentimientos de baja autoestima por causa de la apariencia y deseo de perder peso. Para determinar la insatisfacción por la imagen corporal se sumaron los  valores  individuales  reportados  por  cada  participante,  en  cada  uno  de  ítems  que componen el cuestionario,  posteriormente  se determinó la media. Estableciéndose  que los valores superiores a esta son considerados como “alta insatisfacción corporal” y los valores por debajo de la media se evaluaron como “baja insatisfacción corporal”.

Para  determinar   la  percepción  de  la  imagen  corporal  se  diseñó  un  cuestionario   de autoregistro   validado   por   expertos,   especialistas   en   nutrición,   médico-nutriólogos, sociólogos  y  psicólogos  clínicos,  donde  se  le  solicitaba  al  participante  seleccionar  una opción entre cuatro alternativas  diferentes  de percepción  de imagen corporal (Preventing and Managing the Global  Epidemic (1997).  (Delgado, normal, sobrepeso y obeso), y que fuese la más representativa  de su condición  actual, de acuerdo  al peso y la talla de los participantes, para luego proceder a clasificar a los estudiantes, de acuerdo a las opciones presentadas. Posteriormente  se procedió a determinar la frecuencia de la percepción de la imagen corporal de acuerdo a las variables en el estudio: sexo, condición social, carrera, etc.

Para los fines de determinar la validez, los expertos participantes realizaron una apreciación cualitativa  de  cada  uno  de  los  criterios  contentivos  en  el  instrumento,  lo  que  incluyó: claridad en la redacción de las opciones ofrecidas, pertinencia de la variable con los indicadores,  relevancia  del contenido  y factibilidad  de aplicación.  Para los efectos  de la validación, se  aplicó el coeficiente de proporción de rangos (CPR), el cual permitió calcular la validez del contenido de cada opción, la validez del contenido de todo el instrumento y el nivel de concordancia  entre  jueces  que validaron  la prueba.  Las respuestas  obtenidas  se sometieron al análisis cuantitativo obteniéndose una proporción de 0,9632, lo cual indica que el   instrumento   presenta   una   excelente   validez   y  concordancia.   Para   determinar   la confiabilidad se utilizó el coeficiente Alpha Cronbach, el cual requiere una sola aplicación del instrumento  y produce valores entre 0 y 1. Este es un coeficiente  que se utiliza para instrumentos con escalas de varias opciones como fue utilizado en la presente investigación. El  coeficiente  Alfa  Crombach  obtenido  fue  de  0,92,  lo  que  determinó  que  existe  una correlación alta entre las opciones presentadas a los participantes, esto significó que el instrumento podía ser aplicado a la muestra seleccionada con alto grado de confiabilidad.

Para determinar la condición socioeconómica de los estudiantes se aplicó el Método Graffar Modificado  por  Méndez  y  De  Méndez  (1994).  Este  método  consta  de  4  variables:  1. Profesión del jefe de familia, 2. Nivel de instrucción  de la madre, 3. Principal fuente de ingreso  de la familia  y 4.Condiciones  de la  vivienda.  Cada  una  de estas  variables  está conformada por cinco ítems, a cada ítem corresponde una ponderación decreciente del 1 al 5, la  suma  de  los  ítems  determina  el  estrato  a  que  pertenece  la  familia  del  estudiante investigado de acuerdo con una escala previamente diseñada.

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Para la confirmación  de la consistencia  de las variables  utilizadas  en el Método  Graffar Modificado, fue realizada una investigación por el Profesor Guillermo Laxague, Profesor de la Cátedra de Estadística y Matemática, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela, de la cual las conclusiones de la investigación fueron las siguientes: a) se demostró relación entre las variables cualitativas entre sí y con las cuantitativas, b) el Método Graffar Modificado es un instrumento útil y científicamente apto para cumplir  con los objetivos  de estratificación  social que le han sido asignado  por su sencillez de implementación en el nivel práctico y por su eficacia para describir la realidad social.  a) La aplicación  del  método  en las distintas  áreas de investigación  ha permitido demostrar  su  sensibilidad  y consistencia  en  la  determinación  de las  distintas  cuestiones investigadas  y su relación generalmente  determinante  según estrato social (Méndez  y De Méndez 1994).

Procedimiento: se seleccionaron  los participantes  del estudio por conglomerados  de una sección del primer año de las carreras de la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes.  Luego  se  procedió  a  la  entrega  de  los  instrumentos  para  la  recolección  de  la información socioeconómica, demográfica, antropométrica y de Imagen Corporal (delgado, normal, sobrepeso, y obesidad).
 
Análisis Estadístico: A los datos se les aplicó análisis descriptivo (frecuencia, porcentajes, ANOVA de 1 solo factor para las variable independientes: género, carrera de estudio, estrato socioeconómico, y percepción de la imagen corporal) a través del  paquete estadístico SPSS versión 9.0.

RESULTADOS

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En el estudio realizado participaron 189 estudiantes, 39% se seleccionaron de la Escuela de Nutrición,  27%  de  la Escuela  de Enfermería  y el  34%  de  la Escuela  de  Medicina.  La diferencia en los porcentajes se debe a que el número de estudiantes varía según la carrera. Es importante destacar, que para la carrera de Nutrición y Dietética, y Enfermería solo existe un curso de primer año, mientras que para el primer año de la carrera de Medicina existen 3 cursos, para efectos del estudio fue seleccionado un solo curso, el cual estuvo conformado por 63 estudiantes (Tabla 1).

La participación  según  género  señala  que  un 27% son varones  y 73%  son  mujeres.  La diferencia en el número de universitarias del género femenino se debe a la estructura de la población estudiantil de la Facultad de Medicina.

En cuanto a la percepción de la imagen corporal de los estudiantes participantes, el 62.5% se perciben con una imagen corporal normal, el 25.9% se definen como delgados y el 11.6% se perciben con sobrepeso (Tabla 2).

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Respecto  a  la  percepción  de la imagen  corporal  y género,  en la tabla  3 se observaron diferencias en el porcentaje, donde existe una mayor percepción de imagen corporal caracterizada por el sobrepeso y la obesidad en las mujeres. A través de la prueba de Chi cuadrado se pudo determinar una relación estadísticamente significativa entre el género y la imagen corporal percibida χ2  (2, N= 189) = 9,586, p=0,008. Para efectos de este estudio se detectó un caso con obesidad, femenino de la clase media alta, que fue asimilado por la categoría de sobrepeso pues solo se trataba de un sujeto.

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En relación con la percepción de la imagen corporal según el área de estudio, se observó mayor frecuencia de imagen corporal de sobrepeso en los universitarios que cursan la carrera de  Nutrición  y Dietética  (8%).  El  porcentaje  de  estudiantes  que  se  autoperciben  como delgados fue similar en las tres escuelas (Tabla 4).

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Con respecto al estrato social de los universitarios  y  la imagen corporal, se observó que el Estrato  III  registró  los  porcentajes  más  elevados  con  la percepción  de normal  (37,6%), delgado  (14,8%)  y sobrepeso  (6,9%),  reportándose  el  único  caso  de  autopercepción  de obesidad en el referido estrato social (Tabla 5).

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Una  vez  descritos  los  valores  que  expresan  la  imagen  corporal  de  los  estudiantes, corresponde analizar las cuestiones referidas a la insatisfacción relacionada con esa imagen; el género, el área de estudio y estrato socioeconómico.

INSATISFACCIÓN  POR  LA IMAGEN CORPORAL

Insatisfacción con la Imagen Corporal y Percepción de la Imagen Corporal

Obtenida  la media  de la insatisfacción  corporal  de los participantes,  se observa  que los sujetos  con percepción  de sobrepeso  registraron  niveles  de insatisfacción  superiores  a la media obtenida para el total de estudiantes (120 ± DE = 16.77 puntos); los estudiantes con percepción normal obtuvieron puntajes aproximados a esa media y los que se percibieron como delgados alcanzaron valores por debajo de la misma (58.24 ± DE = 12.49 puntos). Las diferencias entre las medias de insatisfacción según el tipo de imagen corporal percibida son estadísticamente significativas (F= 11.236; p<0.001). Por tanto, es evidente que el nivel de insatisfacción de los participantes puede estar asociado con su imagen corporal percibida.

Insatisfacción con la Imagen Corporal y Género

En cuanto a la insatisfacción con la imagen corporal relacionada con el género, se encontró que  la  población  femenina  reportó  una  media  de  insatisfacción  (70.01  ±  DE  15.77 puntos) significativamente más alta (F=10.23; p=0.002) en relación con el género masculino (59.48 ± DE 15.79 puntos). Esto evidencia que la insatisfacción con la imagen corporal se asocia con el género y por tanto, debería analizarse desde esta perceptiva. Las féminas, por tanto, presentaron mayor preocupación por la imagen.

Insatisfacción  y Área de Estudio

En cuanto a la comparación de insatisfacción con la imagen corporal, por área de estudio, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas (F=0.085;  p=0.918). En cuanto a la insatisfacción con la imagen corporal comparada según el estrato socioeconómico, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas (F=0.665; p=0.575).  Lo cual  demuestra  que las diferencias  en la insatisfacción  no se asocian  a la variable condición social de los participantes.

BAJA  AUTOESTIMA POR LA APARIENCIA FÍSICA

Baja autoestima por la Apariencia Física  y Percepción de la Imagen Corporal

En relación con la baja autoestima por la apariencia física, una vez calculada la media (9.69 ± DE 4.14), se observa que los universitarios con percepción de sobrepeso (11.77 ± DE  6.89)  reportaron  niveles  de  baja  autoestima  por  la  apariencia  física  más  altos  que aquellos que reportaron percepción de delgado (8.36 ± DE 2.24) y normal (10.17 ± DE  3.80).  Los  valores  de  la  prueba  Post  hoc  de  Duncan  para  baja  autoestima  por  la apariencia física, se presentan en la Tabla 6.

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Baja Autoestima por la Apariencia Física y Género

Acerca  de  la  baja  autoestima  y el  género,  los  valores  para  la  población  femenina  son apreciablemente elevados (10.36 ± DE 4.42) con respecto a la media calculada (9.95 ± DE  4.14) y también con los valores de la población masculina (8.37 ± DE 2.33). Las diferencias encontradas en la baja autoestima por la apariencia física, según el género, son estadísticamente significativas (F=5,45; p=0.021).

Baja Autoestima por Apariencia Física y Área de Estudio

Los participantes de las escuelas de Enfermería (10.26 ± DE 4.9) y Medicina (10.66 ±DE 3.15) presentaron registros de baja autoestima por la apariencia física más altos que los obtenidos  por  los  estudiantes  de  nutrición  (9.61  ±  DE  3.70).  Cabe  destacar  que  las diferencias encontradas en baja autoestima por la apariencia física, según el área de estudio, no son estadísticamente significativas, por lo que la baja autoestima por la apariencia física no está asociada a la carrera cursada por los participantes (F=0.606;  P=0.547).

Baja Autoestima por Apariencia y Condición Social

En relación con la baja autoestima por la apariencia   física, según la condición social, se puede apreciar descriptivamente, que los participantes de los estratos sociales media, baja y obrera, registraron niveles de baja autoestima por la apariencia física superiores a los de los sujetos pertenecientes  a los estratos sociales media alta y media. Pero no se encontraron diferencias significativas en los valores reportados para cada clase social (F= 1.54; p=0.206).

DISCUSIÓN

Los resultados obtenidos ponen de manifiesto diferencias por género, en lo que respecta a la percepción de la imagen corporal entre los universitarios participantes. Al respecto, existe un mayor número de participantes del género femenino con percepción de sobrepeso. La percepción de una imagen con estos rasgos crea un mayor descontento por el aspecto fisiológico global en las mujeres que en los hombres, mientras que ser demasiado delgado se relaciona con una pobre valoración del autoconcepto físico particularmente en los hombres Estos  resultados  son  comparables  a  los  obtenidos  en  investigaciones  con  los  mismos propósitos   (Davison y McCabe, 2006). También para este aspecto de la distorsión de la imagen  corporal,  se  encuentran  coincidencias  con  los  estudios  sobre  valoración  de  la percepción  de  la    imagen  corporal  mediante  modelos  anatómicos  (Montero,  Morales, Carvajal 2004), donde se observan claramente  diferencias  en la percepción  de la imagen corporal en función del género; las mujeres se perciben más obesas de lo que  en realidad son, mientras que los hombres se perciben en forma más real. Las diferencias  anteriores obtenidas  por  el  género  y  su  coincidencia  con  las  investigaciones  citadas,  reflejan    la existencia de mayor insatisfacción con su propio cuerpo por parte de las féminas (Furnham, Badmin y Sneade,  2002).

Según Moore (1993), los individuos que están inconforme con su imagen corporal presentan mayor riesgo en prácticas de control de peso potencialmente perjudiciales, tales como; hacer dietas, inducción del vómito, uso de diuréticos, laxantes y uso de anorexigenos. La insatisfacción con la imagen corporal y su relación con las áreas de estudio y la condición social  de  los  participantes  se  estableció,  en  primer  lugar,  que  a excepción  de un  valor superior a la media calculada en medicina, no se observaron  diferencias  estadísticamente significativas  entre los niveles de insatisfacción  encontrados  y las escuelas evaluadas; en segundo lugar, a pesar de reportarse que los estudiantes de procedencia media baja, tienen valores  de insatisfacción  superiores  a la media,  no se observaron  diferencias estadísticamente significativas en relación con la insatisfacción reportada para el resto de los participantes. Tal hecho demostraría que las diferencias en la insatisfacción  no se asocian a la variable condición social de los participantes. En esto hay una relativa diferencia con  los estudios que han relacionado la influencia de la clase social con los niveles de insatisfacción con la imagen corporal, al respecto.

Ozmen, Ozmen Ergin y Cakmakci (2007), han informado sobre el factor predictivo que tiene la condición social en la satisfacción con la imagen corporal, donde las mujeres de estratos socioeconómicos más alto presentaron niveles más elevados de insatisfacción  con la imagen percibida que aquellas pertenecientes a estratos socioeconómicos más bajos.

En  cuanto  a  la  autoestima  por  la  apariencia  física,  se  encontró  que  el  nivel  de  baja autoestima por la apariencia física es estadísticamente significativo en relación con la percepción de la imagen. En la población estudiada se observó que los participantes  con autopercepción  de obesos  y sobrepeso,  tienen  niveles  de bajo autoestima  más altos que aquellos  que  se  perciben  delgados  y normales.  Estos  resultados  coinciden  con  aquellos estudios que señalan como la baja autoestima por la apariencia física   se convierte en una consecuencia asociada a la pobre imagen corporal (Bener y Tewfik, 2006). También dejan en evidencia  que  la población  femenina  tiene  valores  apreciablemente  elevados  de baja autoestima con respecto a la masculina. Igualmente es observable que la baja autoestima por la apariencia no está asociada a la carrera cursada por los participantes, ya que si bien los de enfermería  y medicina  presentan  baja  autoestima  más  elevada  que  los  de nutrición,  las diferencias no son estadísticamente significativas. Esto se observó también en los resultados para la condición  social,  los cuales no expresan  diferencias  significativas  en los valores reportados para cada clase social.

Un  enfoque más integral para interpretar los resultados, va a considerar a la autoestima por la apariencia física, en la población investigada, como un hecho institucional dinamizado por factores  sociales  condicionantes.  Esto  se  afirma,  porque  precisamente,  cada  uno  de  los valores obtenidos  para la baja autoestima,  son constituyentes  de las relaciones sociales e interpersonales, que influyen para la conformación de la autoestima por la apariencia física.

Finalmente los resultados obtenidos permiten sugerir sobre la relación que existe entre la insatisfacción y la baja autoestima por la apariencia  física, donde  el rechazo por la propia imagen corporal causada por la percepción distorsionada o no de la misma, podría afectar la estima por la apariencia física. El presente estudio confirma algunos hallazgos realizados en otras latitudes donde la baja autoestima por la apariencia física se encuentra relacionada con los niveles de insatisfacción por su imagen corporal. Ozmen, Ozmen y Ergin (2007). Según el referido estudio los resultados  indican que el bienestar psicológico de los adolescentes se relaciona más a la satisfacción con la imagen corporal que con la imagen corporal percibida.

Por consiguiente, el grupo participante  debe ser analizado en su autoestima por la apariencia física, como una expresión en el ámbito institucional,  de una problemática  presente en la población   joven   venezolana,   así   como   en   la   diversidad   de   países,   unos   llamados desarrollados  y otros  en  vías  de  alcanzarlo.  De  acuerdo  a  los  resultados  obtenidos,  la población investigada es una muestra representativa de los problemas relacionados con la imagen corporal y a la insatisfacción con la misma. Es importante señalar, para la caracterización de los participantes, que su edad promedio los aproxima a los grupos adolescentes y a sus problemas característicos. Este hecho puede relacionarse con el proceso de ingreso a la Universidad de los Andes, ya que en su matrícula se incorporan porciones importantes  de  esos  grupos  de  edad,  provenientes  también  de  esta  región  y del  Estado Mérida.  Al respecto,  es pertinente  señalar  que para los resultados  de esta investigación, pueden  considerarse  como  significativos  los  hallazgos  del  estudio  realizado  por  López (2004), referidas a la influencia de los factores sociodemográficos sobre la Imagen corporal en adolescentes en la ciudad de Mérida.

El grupo investigado, como representativo de la problemática mencionada y en su condición de expresión institucional, al formar parte de las relaciones interpersonales presentes en el nivel  familiar,  institucional  y social  en  general,  de  acuerdo  a  los  resultados  obtenidos, muestra cómo cada uno de sus participantes hacen una evaluación cognitiva de su propio cuerpo, y por lo tanto, de su apariencia. De los resultados se infiere que siendo un grupo integrado en un 76% por el sexo femenino; de procedencia social de clase media y media alta  en  un 77%  y con  una  imagen  corporal  de  delgado  y normal  de  más  de 88%,  sus participantes experimentan niveles de inquietud o preocupación en parámetros que pueden considerarse normales o no excesivos en tal evaluación cognitiva; lo cual puede traducirse

en una incidencia relativa para la autoestima tanto en lo grupal como en lo individual. Al respecto, es demostrativo cómo los valores de la baja autoestima, se expresan en los  niveles relativamente homogéneos en todos los participantes, sin obviar las excepciones impuestas por las razones del sexo y la condición social.

Esos niveles de homogeneidad no excluyen, las influencias que experimenta el grupo, justamente por la propia dinámica de las relaciones sociales e interpersonales de los cuales forma parte; entre otros, su exposición permanente a los mensajes de los medios de comunicación, cuando estos difunden los llamados ideales físicos; la existencia de la comparación social en lo interpersonal, manifestándose en el miedo por ganar peso corporal y  en  las  expectativas  para  el  mejoramiento  de  la  apariencia,  etc.  Es  obvio  que  estas cuestiones están presentes como motivaciones en este grupo de estudiantes de Ciencias de la Salud.

Los resultados obtenidos en la presente investigación, acerca de los grados de preocupación con la imagen corporal y los problemas que se le vinculan, en los estudiantes de Ciencias de la Salud, confirman las conocidas consecuencias para la insatisfacción corporal ligada a la baja autoestima; sobre los trastornos de la conducta alimentaría, etc., como factores de riesgo que conducen a la anorexia y la bulimia. También ilustran sobre las expectativas que desarrollan acerca del mejoramiento de la figura, incluso, con las experiencias de la cirugía estética.

Para interpretar los resultados, al asumir que están relacionados con factores socioculturales; también servirían para analizar los grados de diferenciación existentes entre los estudiantes participantes de Ciencias de la Salud. Esto puede significar, que independientemente  de la condición para todos como actores participantes en el campo de la salud, los de medicina y enfermería son visualizados ocupándose solamente de lo orgánico-funcional, mientras los de nutrición estarían más directamente ocupándose, como actores también participantes, de las variables que miden la presión social bajo la óptica de lo orgánico-corporal.

Finalmente,  como  una  interpretación  de  esta  relativa  condición  diferenciada  para  los estudiantes de nutrición, como participantes de esta investigación, debe afirmarse que teóricamente experimentan una propensión más acentuada para elevar su autoestima por la apariencia.

CONCLUSIONES

Los hallazgos obtenidos en el presente estudio son reveladores de la presencia de factores de riesgo relacionados con los trastornos de la conducta alimentaria. A pesar de que el objetivo del estudio fue determinar o diagnosticar la existencia de Trastornos de la Conducta Alimentaria,  se puede considerar  que una parte de los individuos  que participaron  en el estudio se encuentran en riesgo de padecer o sufrir  dichas patologías. Estos resultados deben ser tomados en cuenta por los entes gubernamentales con el propósito de elaborar programas preventivos  para mejorar  la salud mental  de los jóvenes.  Es importante  destacar  que las intervenciones  deben considerar  a los grupos poblacionales  con mayor  riesgo, particularmente desde la infancia. La literatura hace referencia que los trastornos de la alimentación  no  establecen  diferencia  en cuanto  a la condición  social,  raza  etc.  Se han considerado un verdadero problema de salud pública, en virtud, de las consecuencias que se asocian en ellas. Entre las que se pueden citar están los altos costos del tratamiento y los graves problemas de tipo psicológico de quien  la padece.
 
En Latinoamérica,  particularmente en Venezuela apenas se hacen intentos por conocer los aspectos epidemiológicos relacionados con el tema, sin considerar la urgente necesidad de que las actividades  preventivas  tienen un carácter prioritario,  al respecto, es muy poco o nada lo que se ha hecho sobre el particular, ya que no se cuenta con la experiencia   y el personal especializado para dar inicio a la toma de conciencia de este nuevo flagelo que la sociedades modernas han creado.

RECOMENDACIONES

Teniendo presente los resultados obtenidos de la investigación, sobre la existencia entre la población  universitaria  estudiada,  de  una  problemática  que  se  manifiesta,  entre  otras cuestiones,  por   su   preocupación  por la imagen corporal y los grados de trastornos  que ocasionan. Los resultados sugieren la conformación de un equipo multidisciplinario  con la finalidad de evaluar e implementar medidas preventivas que tengan como objetivos incluir el impacto de la distorsión de la imagen corporal de los universitarios, lo cual se constituye en una magnifica oportunidad para los estudiantes del área de nutrición y dietética de participar en  actividades  de  extensión  de  las  ya  mencionadas  para  promover  el  bienestar  de  la población estudiantil.

Los  hallazgos  encontrados  tienen  implicaciones  para  la prevención  y tratamiento  de los trastornos  psicológicos  de  los  adolescentes  con    alteraciones  distorsión  de  su  imagen corporal, particularmente aquellos que manifiestan niveles de insatisfacción con su imagen más alta.

Es importante destacar que las actividades preventivas deben tomar en consideración como población objetivo, a los padres, particularmente  en aquellos casos donde las alteraciones por la imagen  corporal  puedan  presentarse  en edades  más temprana  con la finalidad  de minimizar el impacto en la autoestima.

En virtud, del papel que juegan los medios de comunicación en el desarrollo de las actitudes relacionadas con la imagen corporal, es necesario que se implemente políticas que tengan como objetivo la promoción de hábitos alimenticios saludables y la práctica de ejercicio con el propósito de prevenir la obesidad en los grupos de mayor vulnerabilidad.

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Recepción: 9 de noviembre del 2007.
Correción: 31 de marzo del 2007.
Aceptación: 31 de marzo del 2007.
Publicación: 31 de julio del 2008.

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