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Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 6. No. 2. Diciembre 31, 2009.
ACTIVIDAD
FÍSICA Y GÉNERO: UN ESTUDIO COMPARATIVO ENTRE LOS
JÓVENES DE MONTERREY, MÉXICO Y ZARAGOZA, ESPAÑA
PHYSICAL ACTIVITY AND GENDER: COMPARATIVE STUDY BETWEEN ADOLESCENTS FROM MONTERREY, MEXICO, AND ZARAGOZA, SPAIN
Oswaldo Ceballos-Gurrola1, Javier Álvarez-Bermúdez2, & Rosa Elena Medina-Rodríguez3
1, 3Facultad de Organización Deportiva, Universidad Autónoma de Nuevo León, Mexico
2Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Nuevo León, Mexico
oscegu@hotmail.com
RESUMEN
El propósito del
estudio es comparar el gasto energético medio y los
niveles de actividad física entre los jóvenes de
Monterrey, México y Zaragoza, España; considerando
variables como género, tipo de escuela y momento de la semana
(jornada escolar o fin de semana). Métodología:
estudiantes adolescentes de 12 a 17 años, pertenecientes a las
escuelas públicas y privadas de la ciudad de Monterrey (N= 396)
y Zaragoza (N= 394). Se utilizó el cuestionario Four by one-day
physical activity questionnaire con una fiabilidad de .89, realizado
con un test-retest por su adaptación de formato. Resultados:
existe tanto en Zaragoza como en Monterrey un número importante
de escolares con bajos niveles de actividad física. Casi la
mitad de los escolares se han tipificado como inactivos y muy
inactivos. El gasto energético fue muy similar 37.52
kcal/kg/día ± 2.12 para Zaragoza y 37.66
kcal/kg/día ± 2.95 para Monterrey, en las dos ciudades
señaladas. Conclusiones: en cuanto al género los hombres
presentan mayores niveles de actividad física que las mujeres
dato que coincide con la mayoría de los estudios. Los escolares
realizan mayor nivel de actividad física durante la jornada
escolar que en los fines de semana. Por un lado, obtuvieron un mayor
gasto energético los hombres que estudian en las escuelas
privadas de Zaragoza y por otro lado, las mujeres de escuelas
públicas de Monterrey.
PALABRAS CLAVES: adolescentes, gasto energético, niveles de actividad física.
The purpose
of this study was to compare average energy expenditure and levels of
physical activity between adolescents from Monterrey, Mexico, and
Zaragoza, Spain, taking into consideration variables such as gender,
type of school, and time of the week (week day or weekend).
Methodology: adolescent students between 12 and 17 years of age from
public and private schools in Monterrey (N= 396) and Zaragoza (N=
394). The Four-by-One-Day Physical Activity Questionnaire was
used with a reliability of .89, along with a test-retest due to the
format adaptation. Results: there is a significant number of
students with low levels of physical activity both in Zaragoza and
Monterrey. Almost half of the students have classified themselves
as inactive or very inactive. The energy expenditure was very
similar for both cities: Zaragoza 37.52 ± 2.12 kcal/kg/day and
Monterrey 37.66 ± 2.95 kcal/kg/day. Conclusions: regarding
gender, boys show greater levels of physical activity than girls, which
coincides with the majority of the studies. Students perform a
higher level of physical activity on school days than on
weekends. The highest levels of energy expenditure were shown, on
one hand, by males studying in Zaragoza private schools and, on the
other hand, by females from Monterrey public schools.
KEYWORDS: adolescents, energy expenditure, levels of physical activity.
INTRODUCCIÓN
La actividad física se define
de acuerdo con Caspersen, Powell, y Christenson (1985, p. 126), como
“todo movimiento corporal producido por los músculos
esqueléticos y que ocasiona un gasto de energía que
dependerá de la masa muscular implicada, de las
características de dicho movimiento, de la intensidad,
duración y frecuencia de las contracciones musculares”.
Esta definición es una de las más aceptadas y citada en
diferentes estudios de actividad física y salud
(Gutiérrez, 2000; Kriska y Caspersen, 1997). Cuando se habla de
actividad física se refiere tanto al aspecto deportivo o
recreativo, como a todo un conjunto de factores que están
presentes en la vida de las personas, como son la experiencia personal,
la práctica sociocultural y el movimiento corporal
(Devís, 2000).
La actividad física se
constituye como un elemento importante en todas las etapas del
desarrollo, en la etapa del desarrollo juvenil, la actividad
física ofrece grandes posibilidades de mejora de habilidades,
hábitos y actitudes que estarán presentes a lo largo de
su vida. Son numerosos los trabajos (Álvarez, 2004; American
College of Sports Medicine-ACSM, 2009; Serra, 2001) que han mostrado,
como la actividad física regular, produce importantes beneficios
en la salud. Pero también se ha encontrado que en muchos
adolescentes, la única actividad que realizan en su vida diaria
es la que desarrollan durante la clase de educación
física (Booth, Okely, Barman & Macaskill, 2002; Ceballos,
Álvarez, Torres y Zaragoza, 2006; Cox, Smith, y Williams, 2008),
estando lejos de los estándares mínimos (ACSM, 2009), los
cuales son indispensables para obtener beneficios en la salud de las
personas.
Los estudios epidemiológicos
de la actividad física se han enfocado generalmente a investigar
su relación con la salud, enfermedad o conductas como el consumo
de alcohol, tabaco, obesidad, etc. El conocimiento de estos estudios es
usado en la prevención y control de la enfermedad y la
promoción de la salud. Dentro de esta línea, existen
estudios epidemiológicos que han señalado los beneficios
que proporciona la práctica saludable de una actividad
física regular, en el nivel fisiológico,
biológico, psicológico y social (Álvarez, 2004;
Pérez, 2000), así como sus efectos en diferentes
patologías, ya sea en el nivel de prevención o de
tratamiento. La práctica de la actividad física casi
siempre es beneficiosa, al mejorar el rendimiento de casi todos los
sistemas: cardíaco, vascular, respiratorio, músculo
esquelético, digestivo, endocrinológico y
neurológico (Serra, 2001).
La actividad física ofrece
grandes posibilidades para el disfrute y el bienestar
psicológico y social, pero por el contrario, posee los riesgos
de las lesiones y los derivados de la competitividad y el contexto
social que rodea a esta actividad (Devís, 2000). Generalmente,
los riesgos son causados por un ejercicio excesivo en cuanto a
duración e intensidad. Un ejemplo claro de ello son los
deportistas de alto nivel, los cuales están sometidos a riesgos
físicos, psicológicos y sociales de diversa índole
(Álvarez y López, 2005).
Algunas recomendaciones básicas para la prescripción del
ejercicio son que en general el niño, el joven, el adulto, el
deportista, etc., aprendan no solo a conocer y dirigir su cuerpo hacia
una actividad física determinada, sino también que
aprendan a reconocer las dificultades que el espacio físico y
social le pueden interponer en la consecución de su actividad,
considerando el tipo, intensidad, duración, frecuencia y
progresión del ejercicio físico (Álvarez, 2004;
Ceballos, 2002).
Los métodos de medición que se utilizan en la actividad
física y gasto energético son: calorimetría,
clasificación del trabajo, marcadores fisiológicos,
observación del comportamiento, registros mecánicos y
electrónicos (pulsómetros, podómetros y
acelerómetros), medidas dietéticas y los métodos
de autoinforme (encuestas), siendo estos últimos los
instrumentos más prácticos y más ampliamente
utilizados para medir la actividad física en el contexto de la
investigación epidemiológica en grandes poblaciones
(Booth, Okely, Barman, & Macaskill, 2002; Cantera, 1997; Ceballos,
Pérez, Medina, Calatayud & Segura, 2005; Kriska y Caspersen,
1997; Kurpad, Raj, Maruthy & Vaz, 2006); algunos ejemplos de
instrumenos son: cuestionarios de actividad física de recuerdo
IPAQ versión corta (Rangul, Holmen, Kurtze, Cuypers &
Midthjell, 2008), 7 –day physical activity diary (Rush, Valencia
y Plank, 2008).
Existen muy pocos estudios sobre la actividad física en la
población mexicana, uno de ellos es el realizado por la
Comisión Nacional del Deporte (CONADE, 2009), que en su informe
señala algunas características sobre los hábitos
deportivos de los jóvenes, la educación física y
la infraestructura. Este estudio plantea la poca calidad y las pocas
horas (a veces ninguna) dedicadas por semana a las clases de
educación física, el desinterés de los
jóvenes de 14 a 18 años que dejan de practicar deporte,
pues la materia deja de ser obligatoria en el nivel de bachillerato,
así como el incumplimiento de la recomendación dada por
la UNESCO respecto de las horas enfocadas al deporte, ya que la
cobertura de maestros de educación física está muy
por debajo de las necesidades, además de la existencia de
instalaciones inadecuadas y sin equipo.
En el caso de Monterrey, México algunos estudios han mostrado
que las mujeres practican menos ejercicio que los hombres, ellas lo
asocian más a cuerpos esbeltos y distintividad social, en cambio
los hombres lo asocian más a ser reconocidos por sus pares, por
su voluminosidad muscular y como alternativa a dejar de comer, para
estar “bien”, practican más deporte en forma
colectiva (Álvarez, 2004; Ceballos et al., 2005).
Algunos trabajos respecto al tema de la actividad física
presentan una comparación entre poblaciones de distintos
países (Dugas et al., 2008; Ceballos et al., 2006) para
mostrar las diferencias y similitudes, producto de su propia cultura,
lo cual habla de la necesidad de desarrollar estudios de este tipo.
Con base en lo anteriormente expuesto se decide realizar un estudio con
el objetivo de comparar el gasto energético medio y
niveles de actividad física entre los jóvenes de
Monterrey, México y Zaragoza, España considerando
variables como el género, tipo de escuela y momento de la semana
(jornada escolar o fin de semana).
METODOLOGÍA
Sujetos:
se eligió una muestra al azar con un error del 5%, de las
escuelas secundarias y preparatorias, tanto públicas como
privadas de la ciudad de Monterrey como de Zaragoza, una vez obtenidas
las escuelas, se eligieron los participantes al azar considerando la
proporción por grado y género. La muestra de Monterrey
quedó constituida por 396 estudiantes de ambos géneros
(193 hombres y 203 mujeres) con edad comprendidas entre los 12 y los
17años, con una media de edad de 14 años; en el caso de
Zaragoza, España fue de 394 estudiantes (199 hombres y 195
mujeres) con una media de edad también de 14 años.
Instrumentos:
el cuestionario utilizado para evaluar la actividad física de
los estudiantes adolescentes fue el Four by one-day physical activity
questionnaire de Cale y Almond (1997) con una adaptación
transcultural por Cantera (1997); se considera conveniente, debido a la
modificación de formato realizado, constatar la fiabilidad del
instrumento aplicando la prueba test-retest; para ello, en una muestra
de 20 adolescentes (10 hombres y 10 mujeres) se aplicó el
cuestionario de referencia y a las dos semanas el cuestionario
modificado; al comparar los resultados, se encontró que el gasto
energético medio para el primer cuestionario fue 34’66
± 1’62 mientras que el segundo fue 34’43, ±
1’70 estimado en Kcal/kg/día.
Para analizar la fiabilidad, en
primer lugar se calculó la correlación existente entre
los datos mediante la ρ Spearman, siendo esta alta (.89). En
segundo lugar, se realizó un contraste de medias mediante la U
de Mann-Whitney que resultó no significativo (p>.631), lo que
demuestra que no existen diferencias en las medidas obtenidas con ambos
cuestionarios. Por todo ello, se puede considerar que el cuestionario
modificado es un instrumento fiable y mantiene su estructura original
dividiéndose las actividades realizadas por la mañana,
tarde y noche; también se tuvo una validación de expertos
por la adaptación de contexto cultural (tipo de hábitos
de las dos ciudades), teniendo cambios en cuanto al nombre de algunas
actividades, en palabras como: piscina-alberca, hacer deberes-hacer la
tarea, fregar-trapear, andar-caminar, ordenador-computadora.
Este cuestionario se empleó
para conocer el gasto energético medio (G. E. M.) diario en
kcal/kg/día, según la distribución de las
actividades realizadas, agrupadas en categorías de intensidad.
Este gasto energético medio será el que registre cada
estudiante en diferentes momentos del curso escolar, sin valorar el
período vacacional.
El G. E. M. es una de las formas
más utilizada en estudios epidemiológicos para medir y
clasificar las actividades físicas, esta puede ser en MET o
equivalente metabólico. Un MET, es la energía consumida
por una persona durante su metabolismo basal o de reposo, que es de
aproximadamente 1 Kcal/kg/hora ó 3.5 ml/kg/min (McArdle, Katch
& Katch, 1994; Ainsworth et al., 2000).
Procedimiento:
se solicitó el consentimiento tanto de los directivos de las
escuelas como de los estudiantes para su participación. El
cuestionario se aplicó en el aula en grupos de 10 alumnos con el
apoyo de un encuestador. La primera vez que se responde al cuestionario
el encuestador comienza leyendo las instrucciones y una a una las
preguntas, al mismo tiempo los estudiantes las van contestando,
así hasta que se logra comprender totalmente el mecanismo de
llevarlo a cabo, para después continuar personalmente.
Análisis estadístico:
los datos fueron recogidos en grupos de 10 estudiantes, mediante un
cuestionario autoadministrado con el apoyo del encuestador, con la
información e instrucciones adecuadas, utilizando un lugar
apropiado para su aplicación (sala de clase, de usos
múltiples y/o biblioteca).
El análisis estadístico
utilizado fue en principio un test de normalidad de las variables
(Kolmogorov-Smimov) y posteriormente el contraste de medias (T-Student,
p< .05 y IC 95 %), para comparar el gasto energético
según ciudad, grupos de edad, género, tipo de escuela,
jornada escolar y fin de semana; los niveles de actividad física
se compararon mediante tablas de contingencia con la Chi-cuadrada. Para
el procesamiento de los datos se utilizó el programa SPSS
versión 15.0.
RESULTADOS
A continuación se describen los resultados del presente estudio.
Edad y género
Al comparar las dos ciudades
analizadas en el presente estudio (gráfica 1), no se encuentra
diferencias significativas entre el G. E. M. de los hombres de
12–14 años para las dos ciudades estudiadas; sin embargo,
las mujeres de Monterrey de este mismo grupo de edad, presentan un
gasto superior (p=.000), 37.60 ± 1.96 kcal/kg/día frente
a Zaragoza 36.76 ± 2.06 kcal/kg/día. Ahora bien, al
comparar tanto a los hombres como a las mujeres de 15–17
años, no se aprecian diferencias significativas entre estas dos
ciudades. Es importante señalar que en todo momento los hombres
registran ser más activos que las mujeres.
Actividades vigorosas
Al analizar el gasto
energético medio en actividades vigorosas (actividades
clasificadas como fuertes y muy fuertes que ocasionan en la persona un
aumento rápido de su frecuencia cardiaca, temperatura corporal y
falta de aliento) estimado por los escolares adolescentes de las
ciudades de Zaragoza y Monterrey según edad y género, se
observa (gráfica 2) que los hombres realizan actividades
vigorosas durante más tiempo (p= .003) que las mujeres en las
dos ciudades estudiadas (5.19 kcal/kg/día ± 3.71 vs
2.08 kcal/kg/día ± 2.01 y 4.21 kcal/kg/día
± 3.66 vs 2.42 kcal/kg/día ± 2.65 Zaragoza; 3.24
kcal/kg/día ± 2.53 vs 1.73 kcal/kg/día
±1.36 y 2.78 kcal/kg/día ±2.01 vs 1.70
kcal/kg/día ± 1.11 Monterrey). Además, los
escolares de Zaragoza obtienen un gasto energético medio
superior en este tipo de actividades respecto a los de Monterrey en
cada variable de comparación; dicho de otra manera, los
zaragozanos practican más actividades vigorosas y/o deportivas
que los regiomontanos.
Tipo de escuela
Al comparar el G. E. M.
(kcal/kg/día) de los escolares adolescentes de las ciudades de
Zaragoza y Monterrey, se aprecia una diferencia significativa mayor (p=
.015) en los hombres que estudian en escuelas privadas de Zaragoza
(38.11 kcal/kg/día ±3.01 vs 37.05 kcal/kg/día
±1.66); por el contrario, las mujeres de escuelas
públicas de Monterrey muestran un valor superior (36.84
kcal/kg/día ±2.18 vs 38.04 kcal/kg/día
±2.02; p= . 000).
Jornada escolar y fin de semana
Sólo las mujeres de 12 y 14
años de la ciudad de Monterrey, presentan un G. E. M. superior
(p= .026) (38.01 kcal/kg/día ± 2.45) a las de Zaragoza
(37.07 kcal/kg/día ± 2.48), durante la jornada escolar.
Sin embargo, para el resto de las comparaciones realizadas por grupos
de edad y sexo no se dan diferencias (Gráfica 4).
En la siguiente gráfica (5),
se observa que las mujeres de la ciudad de Monterrey (37.20
kcal/kg/día ± 2.36) realizan más actividad
física (p=. 033) durante el fin de semana, respecto a las de
Zaragoza (36.46 kcal/kg/día ± 2.95). En las demás
variables comparadas no hay diferencias.
Niveles de actividad física globales
La comparación de los niveles
de actividad física globales de las dos ciudades analizadas, se
presenta en la tabla 1; se puede resaltar que la ciudad de Zaragoza
tiene un mayor porcentaje de escolares activos (19.3%) con respecto a
Monterrey (10.9%); por el contrario, existen más escolares
moderadamente activos en Monterrey (46.7%) que en Zaragoza (33.5%).
DISCUSIÓN
Se encontró que existen
promedios similares en la variable gasto energético entre las
dos muestras de estudio, lo cual de acuerdo a la clasificación
de Cale y Almond, (1997) y Cantera (1997) son personas moderadamente
activas. Dicho dato permite suponer que, al parecer, existe una
disposición cultural de poca estimulación a realizar
actividad física (Dugas et al., 2008), ya que en ambas muestras
hay un número importante de escolares con bajos niveles de
actividad física, donde casi la mitad de los mismos se han
tipificado como inactivos y muy inactivos.
Por otro lado, respecto a la variable actividad vigorosa, se encuentran
que existen diferencias entre las muestras, los jóvenes
mexicanos dedican menos tiempo a las mismas comparados con los de
España, lo que habla de que los jóvenes mexicanos en su
actividad diaria no realizan actividades que les implique un esfuerzo
físico, a diferencia de los españoles que reportan
realizar un poco más, pero sin ser óptimo en ambos
grupos, ya que lo sugerido sería de al menos 30 minutos diarios
de acuerdo a la ACSM (2009), lo anterior se puede deber a que existen
factores relevantes que pueden influir en el nivel del gasto
energético medio de los jóvenes como son: el tiempo
dedicado a ver la televisión, el poco tiempo que se dedica en
las escuelas tanto públicas como privadas a la actividad
física, así como la cultura personal y familiar.
Asimismo, se encuentra una tendencia de que los hombres realicen
actividades físicas durante más tiempo en
comparación con las mujeres y por consiguiente obtienen un mayor
gasto energético. Al parecer este resultado es una tendencia
transcultural de género, ya que resultados de otras
investigaciones coinciden en que los hombres son más activos que
las mujeres, además éstas tienen niveles más bajos
en el gasto energético y que en general las personas disminuyen
su actividad física conforme a la edad
(Domínguez-Berjón, Borrell, Nebot & Plasencia, 1998;
Castillo y Balaguer, 1998; Piéron, Telama, Almond &
Barreiro, 1999; Telama & Yang, 2000; Cantera y Devís, 2000;
Tercedor, 2001; Cantera y Devís, 2002; Trost et al., 2002;
Ekelund, Yngve, Brage, Westerterp & Sjöström, 2004;
Jago, Baranowski, Zakeri & Harris, 2005; Bratteby, Sandhagen,
Samuelson, 2005; Barnett, Gauvin, Craig & Katzmarzyk, 2007; Dugas
et al., 2008).
(Barnett, Gauvin, Craig, y Katzmarzyk, 2007; Bratteby, Sandhage, y
Samuelson, 2005; Cantera y Devis, 2000, 2002; Castillo y Balaguer,
1998; Domínguez-Berjón, Borrell, Nebot, & Plasencia,
1998; Dugas et al., 2008; Ekelund, Yngve, Brage, Westerterp, y
Sjöström, 2004; Jago, Baranowski, Zakeri, y Harris, 2005;
Piéron, Telama, Almond, y Barreiro, 1999; Telama y Yang, 2000;
Tercedor, 2001; Trost et al., 2002).
En cuanto al gasto energético y tipo de escuela, se ha observado
que los escolares de escuelas privadas de la ciudad de Zaragoza son
más activos que los de escuelas públicas; por el
contrario, los escolares de Monterrey que estudian en escuelas
públicas obtienen un mayor gasto energético en contraste
con los que estudian en escuelas privadas y además se muestran
más activos que los de las escuelas públicas de Zaragoza.
Por el contrario en las escuelas privadas se reporta menos
práctica de actividad física siendo menor aún en
las escuelas privadas de Monterrey. Al parecer en México se da
más oportunidad a los jóvenes de desarrollar actividades
físicas en el ámbito escolar público, dichos datos
nos orientan también a opinar que quizás en las escuelas
privadas estudiadas de ambas poblaciones no se le dedica mucho tiempo a
la actividad física, quizás por no considerarlo
prioritario en la formación de los estudiantes. Asimismo, estos
datos difieren de los de otros estudios con muestras españolas,
ya que Cantera (1997) no encontró diferencias con respecto a la
práctica de actividad física, según el tipo de
centro escolar en la provincia de Teruel. Por su parte, Tercedor (1998)
tampoco encontró diferencias en las niñas de 10
años, pero sí en los niños de la misma edad, pues
realizan más actividad física los de centros privados de
la ciudad de Granada. Este resultado hace ver la necesidad de conocer
los aspectos básicos culturales de los jóvenes respecto a
este tipo de actividades para, por ejemplo, ofertar una variedad de
actividades que conecte con los intereses y motivaciones tanto de las
mujeres como de los hombres para que de esta forma incrementen su
actividad física.
Otro dato encontrado es que los escolares realizan más actividad
física durante la jornada escolar que en el fin de semana. Lo
que habla de que la cultura de actividad física es más
bien impuesta desde el ámbito escolar y no del familiar o
personal. Se considera probable que la práctica del deporte
organizado en el entorno escolar (actividades extraescolares y clases
de Educación Física) y el disponer de mejores o
más accesibles instalaciones deportivas, podría
justificar esta diferencia. Los datos de Gavarry, Giacomoni, Bernard,
Seymat & Falgairette (2003) en cuanto a que los escolares de
Francia son más activos durante la jornada escolar que en fin de
semana, concuerdan con los de este estudio.
Un resultado destacado en este estudio es que existe un alto
número de escolares adolescentes con bajos niveles de actividad
física, lo cual se explica señalando como posibles
causas, el tiempo dedicado a ver televisión, la existencia
de déficit de instalaciones y programas deportivos para estas
edades, más allá del ámbito escolar, aunado a
hábitos inadecuados como el fumado y el sedentarismo, y
también son causa de ello los factores culturales que no tienden
a considerar relevante la actividad física en la
educación o en la vida diaria (Álvarez, 2004; Henry,
Lightowler & Al-Hourani, 2004).
CONCLUSIONES
Aunque no se encontraron diferencias
significativas en el gasto energético medio de los escolares de
Monterrey y Zaragoza, existe en ambas muestras, un número
importante de escolares con bajos niveles de actividad física,
donde casi la mitad de ellos, se han tipificado como inactivos y muy
inactivos.
También se encontró que las mujeres de 12-14 años
de Monterrey son más activas que las de Zaragoza. Sin embargo,
los hombres hacen más actividades vigorosas que las mujeres, y
los adolescentes de Zaragoza hacen más actividades vigorosas que
en Monterrey.
Los niños de las escuelas privadas de Zaragoza son más
activos que en Monterrey, pero las mujeres escuelas públicas de
Monterrey son más activas que Zaragoza. Sin embargo, los
niños de Monterrey tienen más G. E. M que los de
Zaragoza, tanto en jornada escolar como el fin de semana.
Se establece entonces una tendencia de que los hombres presenten mayores niveles de actividad física que las mujeres.
Por último, consideramos que el modelo de abordaje de la
actividad física utilizado en el presente estudio para medir el
gasto energético medio de los escolares es pertinente por su
sencillez y fácil aplicación.
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Recepción: 03 de Noviembre del 2008.
Correción: 25 de Agosto del 2009.
Aceptación: 25 de Agosto del 2009.
Publicación: 31 de Diciembre del 2009.
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