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Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 9. No. 1. Enero-Julio, 2012
LA INFLUENCIA DE UN PROGRAMA DE ACTIVIDAD FÍSICA SOBRE
PARÁMETROS CORPORALES Y CARDIOVASCULARES EN MUJERES
PREMENOPÁUSICAS
THE INFLUENCE OF A PHYSICAL ACTIVITY PROGRAM ON THE BODY AND THE CARDIO VASCULAR PARAMETERS OF PREMENOPAUSAL WOMEN
Almudena Ramírez Balas1, Diego Muñoz Marín1, Rafael Timón Andrada y Guillermo J. Olcina Camacho1, Mª Concepción Robles Gil2 y Marcos Maynar Mariño3
1Facultad de Ciencias del Deporte. Universidad de Extremadura, España
2Departamento de Didáctica de la Expresión
Musical, Plástica y Corporal. Facultad de Ciencias del Deporte
de Cáceres. Universidad de Extremadura
3Departamento de Fisiología. Facultad de Ciencias del Deporte de Cáceres. Universidad de Extremadura
alraba015@hotmail.com
Durante el ciclo de la vida, la
figura corporal de la mujer se modifica paulatinamente, pero al llegar
la edad mediana, a consecuencia de la pérdida folicular de la
función ovárica entre otros factores, se acentúan
los cambios fisiológicos que pueden aumentar el riesgo para la
salud y el bienestar. La androgenia, en asociación con la
obesidad, aumenta el riesgo de padecer diabetes, hipertensión,
dislipidemia, arterosclerosis, enfermedades cardiovasculares,
colelitiasis, artrosis, artritis, carcinomas femeninos y otras
patologías de la edad mediana. El ejercicio físico ha
adquirido cada vez mayor importancia dentro de la terapéutica en
el climaterio. Se han demostrado los efectos positivos del ejercicio
sobre las enfermedades cardiovasculares y el mantenimiento del peso.
Por todo ello, el estudio pretende conocer la influencia de un programa
de actividad física de cinco meses de duración sobre
factores de riesgo cardiovasculares como la hipertensión
arterial y la composición corporal en mujeres
premenopáusicas. Participaron 20 mujeres premenopáusicas,
separadas en dos grupos de mujeres: menores de 35 años (n=10), y
mayores de 35 años (n=10). Las valoraciones previas y al
finalizar el programa fueron: valoración de la tensión
arterial y de la composición corporal. Los resultados mostraron
una reducción significativa en mayor medida en la tensión
arterial diastólica y en la masa grasa en el grupo de mujeres
mayores de 35 años premenopáusicas. Por ello, practicar
un programa de ejercicio físico basado en el aeróbic,
clases de step y tonificación con mancuernas, mejora factores de
riesgo cardiovasculares como la hipertensión arterial y la
composición corporal en mujeres adultas mayores de 35
años premenopáusicas.
PALABRAS CLAVES: masa grasa, tensión arterial, aeróbic, índice de masa corporal, peso
During the life cycle of a woman's
body figure is changed gradually, but on reaching middle age, as a
result of follicular loss of ovarian function among others, are
emphasized the physiological changes and increase health risk and
welfare. Androgyny in association with obesity increases the risk for
diabetes, hypertension, dyslipidemia, atherosclerosis, cardiovascular
disease, gallstones, osteoarthritis, arthritis, cancers and other
disorders of female middle age. Physical activity has gained importance
increasing in therapy in the climacteric. It has demonstrated the
positive effects of exercise on cardiovascular disease and weight
maintenance. This study investigates the influence of a physical
activity program for five months on cardiovascular risk factors like
high blood pressure and body composition in premenopausal women. The
study included 20 premenopausal women, separated into two groups:
younger than 35 years (n = 10), and over 35 years (n = 10). The
experimental subjects underwent an assessment of blood pressure and
body composition before and after an aerobic training. Results indicate
greater extent in reducing diastolic blood pressure and body fat in
over 35 years premenopausal women. Therefore, performing aerobics, step
and toning improves factors cardiovascular risk as high blood pressure
and body composition in over 35 premenopausal women.
KEYWORDS: fat mass, blood pressure, aerobics, body mass index, weight
INTRODUCCIÓN
En relación con el biotipo y
climaterio femenino, según Díaz Sánchez
(1999), durante la edad adulta de la mujer se incrementa el
exceso de grasa central que usualmente coexiste con un aumento de su
condición mórbida. La función ovárica
normal tiende a acumular más grasa alrededor de las caderas y
los glúteos que en la región abdominal, aunque algunas
exhiben un patrón superior ya desde la premenopausia. Con el
advenimiento del climaterio femenino este morfotipo es más
evidente, y se asocia a la declinación de la producción
de estrógenos. El déficit de la producción
estrogénica asociada a la disminución de la
función ovárica, produce alteraciones a nivel
fisiológico y morfológico. Con la edad la mujer cambia su
composición corporal: pérdida de masa ósea,
fracciones minerales en el hueso e incremento de la grasa total,
visceral y fluido extracelular. Todas estas manifestaciones se
incrementan con la menopausia.
Por lo tanto, durante el ciclo de la
vida la figura corporal de la mujer se modifica paulatinamente, pero al
llegar la edad mediana, a consecuencia de la pérdida folicular
de la función ovárica entre otros factores, se
acentúan los cambios fisiológicos que pueden aumentar el
riego para la salud y el bienestar. La androgenia en asociación
con la obesidad, aumenta el riesgo de padecer diabetes,
hipertensión, dislipidemias, arterosclerosis, enfermedades
cardiovasculares, colelitiasis, artrosis, artritis, carcinomas
femeninos y otras patologías de la edad mediana (Hauner, 1995).
Actualmente se ha demostrado que la
obesidad y la falta de ejercicio físico en mujeres contribuyen
de manera independiente al desarrollo de diabetes tipo 2 (Rana, Li,
Manson, y Hu, 2007), a un mayor riesgo de enfermedad coronaria
(Arsenault y col., 2009), una mayor prevalencia de factores de riesgo
cardiovasculares (Henry-Okafor y cols., 2011), así como el
aumento de sufrir la enfermedad divercular (Hjern, Wolk, y Hakansson,
2011).
Además, los factores del
estilo de vida que intervienen directamente en el entorno de la mujer
guardan relación con sus características físicas.
La distribución de la adiposidad se asocia a un bajo nivel de
actividad física y educacional, consumo de alcohol,
hábito de fumar e historia de infertilidad, entre otras
características (Kaye, Folsom, Prineas, Potter, y Gapstur,
1990).
Los estudios que han investigado
sobre la adiposidad en mujeres, indican que una alta adiposidad
abdominal (índice cintura/cadera) se asocia con un riesgo de
sufrir enfermedades cardiovasculares en mujeres mayores obesas y no
obesas (Montalcini, Gorgone, Garzaniti, Gazzaruso, y Pujia, 2010); y
con el accidente cerebro vascular isquémico en mujeres adultas
(Kizer y cols., 2010).
Un estudio demuestra que los
hábitos perjudiciales para la salud, entre ellos, el
sedentarismo, se están convirtiendo en hechos cada vez
más precoces en la vida de las personas. Además, este
comportamiento negativo se intensifica más en los adultos
jóvenes (Leyk y col., 2008). Por esto, el ejercicio
físico ha adquirido cada vez mayor importancia dentro de la
terapéutica en el climaterio, dado que se ha demostrado que por
sí solo puede afectar a los factores de riesgo de las
enfermedades cardiovasculares. Se han demostrado los efectos positivos
del ejercicio sobre las enfermedades cardiovasculares (Cowley y col.,
1992) y el mantenimiento de peso (Owens, Matthews, Wing, y
Kuller, 1990).
En estudios recientes se demuestran
los beneficios de un estilo de vida activo, como realizar ejercicio
regular mantiene o mejorar la salud funcional y mental en adultos
mayores (Wang y cols., 2010); así como llevar a cabo un programa
de ejercicio estructurado centrado en la resistencia, fuerza,
flexibilidad y ejercicio de equilibrio postural mejora la capacidad
cardiorrespiratoria y muscular en adultos (Van Roie y cols., 2010). Por
todo ello, llevar un estilo de vida no saludable, como consumir tabaco,
tener una dieta deficiente y no realizar ejercicio físico,
incrementan el riesgo de sufrir enfermedades crónicas
cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer, diabetes y
enfermedades pulmonares crónicas (Anthony y cols., 2012).
La actividad física regular
puede reducir el riesgo de la muerte prematura por enfermedades
coronarias, hipertensión, diabetes tipo II, cáncer de
colon y mama y depresión (Godfrey y Nelson, 2009).
En la tabla 1 que se muestra a
continuación, se pueden ver los efectos de distintos programas
de actividad física:
El objetivo del presente estudio es
conocer la influencia de un programa de actividad física de
cinco meses de duración, sobre factores de riesgo
cardiovasculares como la hipertensión arterial y la
composición corporal en mujeres premenopáusicas.
METODOLOGIA
Muestra experimental
En el estudio participaron mujeres
premenopáusicas (n=20), separadas en dos grupos de diez mujeres:
menores de 35 años (n=10) y mayores de 35 años (n=10).
Las características de la muestra se recogen en la tabla 2:
Cada una de las mujeres firmó
un consentimiento informado, cumpliendo los principios de la
declaración de Helsinki y sus revisiones posteriores para
estudios en humanos. De esta forma se garantiza la confidencialidad de
los datos, entre otros. Las muestras serán anonimizadas,
asegurando la imposibilidad de inferir su identidad, para su estudio y
potencial análisis ulterior.
Como criterios de inclusión en el estudio hay que
señalar: no tener historia de cáncer, no padecer diabetes
mellitus, no tener desórdenes endocrinos y no tomar
medicación que pudiera afectar a los parámetros del
estudio.
Diseño experimental
Para el estudio, se estableció
un programa de intervención de aeróbic, clases de step y
tonificaciónde 5 meses de duración, con una frecuencia
semanal de 3 días alternos y con una duración de 70
minutos cada sesión a una intensidad entre el 60 – 70% de
la frecuencia cardíaca máxima de reserva. Cada
sesión estaba estructurada de la siguiente forma:
Un calentamiento, en el que se
realizan estiramientos de los principales grupos musculares implicados,
así como ejercicios de movilidad articular. Esta parte de la
sesión tiene una duración entre 5-7 minutos.
Un período de actividad
física moderada entre 40-45 minutos. La actividad física
desarrollada era diferente dependiendo del día: los lunes se
realizaban coreografías de aeróbic; los miércoles,
una coreografía con step y los viernes se ejecutaban
coreografías de aeróbic con la intensificación del
movimiento de brazos con dos mancuernas de ½ kg o 1kg. Las
coreografías eran más cortas y se introducían
ejercicios de glúteos, piernas, pecho y brazos.
Una penúltima parte de tonificación de abdominales y lumbares, con una duración de 10 minutos.
Una última parte de vuelta a
la calma, en la cual se realizaban ejercicios de relajación y
estiramientos. Esta fase tenía una duración entre los 5
-7 minutos.
Los sujetos experimentales fueron
sometidos a unas valoraciones tanto previas a la realización del
programa, como al finalizar el mismo: historia clínica y
deportiva, valoración de la tensión arterial y
valoración de la composición corporal.
Para evaluar la tensión
arterial fue utilizado un tensiómetro Omron 7051T (HEM-759-E),
Intelli sense. Los resultados que se obtienen son: tensión
arterial sistólica en mmHg en posición sentada;
tensión arterial diastólica en mmHg en posición
sentada; y frecuencia cardiaca (en reposo) en posición sentada
expresada en pulsaciones por minuto (ppm).
El protocolo empleado fue indicar a
los sujetos que permanecieran sentados unos minutos previos a la
medición. No se debía haber consumido bebidas
alcohólicas ni productos a base de tabaco ni cafeína
durante los 30 minutos previos a la medición. El brazo derecho
se colocaba sobre una mesa al nivel del corazón, ligeramente
flexionado, con la palma de la mano hacia arriba. El investigador
colocaba el borde inferior del manguito a 2,5 cm por encima de la
articulación del codo. Una vez realiza la medición, se
descansaba un minuto y se procedía a realizar la medición
dos veces más. Se anotaba el valor medio de las últimas
dos mediciones.
El protocolo seguido consistió
en decir al ejecutante que se desprendiera del calzado. Se le
colocó de espaldas a la regla y mirando horizontalmente hacia
delante. La espalda debía estar en contacto con la regla del
tallímetro que tenía detrás. El que
registró los datos debió comprobar que el cursor estaba
totalmente horizontal con respecto al suelo para así registrar
la altura en centímetros y milímetros.
El peso corporal se obtuvo a
través de una báscula de precisión de 50 gr. marca
Seca. Se calibró la báscula antes de comenzar a registrar
los pesos, para ello la báscula fue colocada sobre un plano
horizontal. La valoración del peso se registró en
kilogramos (kg). Para su valoración el sujeto se sube a la
báscula descalzo, con la mínima ropa posible. Debido al
lugar donde se realizó el registro de datos, se recomendó
que la medición se realizase en pantalón corto y con una
camiseta ligera. La persona se mantuvo inmóvil durante unos
segundos hasta que la báscula fijara el peso, y así se
registró el peso del sujeto en kg y gr.
Para evaluar la composición
corporal se empleó la técnica de bioimpedancia. El
material utilizado fue: Tanita Body Composition Analyzer BF-350.
Max=200kg/440 Ib, y el programa informático: Suite
Biológica 7 (Versión 7.0.1.201) – Suite Biologica
Lite. Los datos obtenidos de la bioimpedancia fueron: peso (kg); masa
libre de grasa (kg y %); masa grasa (kg y %); agua corporal (kg y %); e
índice de masa corporal (kg/m2).
El protocolo de medida seguido para
la bioimpedancia consistió en: no tomar líquidos 4 horas
antes, no consumir alcohol 24 horas antes de la prueba, o no realizar
ningún ejercicio físico, ni tomar cafeína o
alimento 4 horas antes de la prueba, entre otras.
Análisis estadístico
Para analizar los datos se
utilizó el programa estadístico SPSS versión 17.0.
Se estudió la normalidad de los mismos mediante la prueba de
Kolmogorov-Smirnov. Dado que cumplieron los criterios de normalidad, se
utilizó una ANOVA de 2 vías, para así comparar las
dos mediciones realizadas por los dos grupos de edad de las mujeres.
Para analizar las diferencias
existentes entre ambos grupos de edad, jóvenes y adultas, se
utilizó la prueba ANOVA de 1 vía, siendo el factor la
edad, y la variable dependiente el porcentaje de cambio (Dif) de las
diferentes variables dependientes estudiadas.
Se consideraron como diferencias significativas aquellas con una probabilidad de ser debidas al azar menor al 5% (p<0.05).
Los resultados se expresan mediante su media ± desviación estándar.
RESULTADOS
Los resultados obtenidos se muestran
registrados en función de la edad y del programa de actividad
física. Además se han insertado columnas llamadas:
Diferencia (Dif) expresada en porcentajes (%). Éstas reflejan
los incrementos (+), o descensos (-) producidos en cada una de las
variables evaluadas.
La tabla 3 se muestra que las mujeres
menores de 35 años alcanzaron tensiones arteriales mayores al
final del programa de actividad física, mientras que la
frecuencia cardiaca descendió, pero en ninguno de los valores se
alcanzó significación estadística (p>0.05).
Por otro lado, las mujeres mayores de
35 años descendieron todos los parámetros
cardiovasculares, pero sin llegar a ser significativos.
Con respecto a las diferencias entre los porcentajes de cambios entre
ambos grupos de edad, la tensión arterial diastólica resulta ser la
única variable estadísticamente significativa (p<0.05), por su gran
descenso en las mujeres mayores de 35 años.
La tabla 4 muestra los parámetros de composición corporal en cada grupo de edad.
En ella se refleja cómo las
mujeres menores de 35 años disminuyeron todos los
parámetros corporales, excepto el porcentaje de masa grasa, que
sufrió un ligero aumento. En ninguno de los casos fue
estadísticamente significativo (p>0.05).
Con lo que respecta a las mujeres
mayores de 35 años, excepto la masa libre de grasa (%) y el agua
corporal (%), el resto de variables disminuyeron, siendo el descenso de
la masa grasa (en kg y en %) estadísticamente significativo
(p<0.05).
Las diferencias de los porcentajes de cambios entre grupos no fueron estadísticamente significativas.
Discusión
En relación con la
tensión arterial, y en concreto, al descenso significativo de la
tensión diastólica en el grupo de mujeres mayores de 35
años, coincide con los resultados de una investigación
donde un programa de actividad física moderado se asoció
con la disminución de la tensión arterial
diastólica (Mensink, Heerstrass, Neppelenbroek, Schuit, y
Bellach, 1997).
Por otro lado, varios estudios
también refuerzan estos cambios, pero con la peculiaridad de
encontrar mejoras en ambas tensiones (diastólica y
sistólica). Estos estudios informan de los efectos positivos en
personas que realizan actividad física como Tai-chi (Ko, Tsang,
y Chan, 2006) o aquaeróbic (Saavedra, De La Cruz,
Escalante, y Rodriguez, 2007); personas activas (Fuster, Rebato,
Rosique, y Fernández Lopez, 2008; Palatini y col., 2009); en
poblaciones con mayor nivel de actividad física (Gregory,
Martorell, Narayan, Ramirez-Zea, y Stein, 2009); con dos
programas distintos como la práctica del fútbol o la
carrera continua mejora la salud cardiovascular (Krustrup y col.,
2010). Estas mejoras se han observado incluso en pacientes con
insuficiencia cardíaca crónica tras un programa de
entrenamiento aeróbico (Kavanagh y col., 1996). Este descenso
podría deberse a que las personas físicamente activas
utilizan más los ácidos grasos como fuente
energética, disminuyen el nivel de colesterol, mejoran la
circulación y disminuyen el nivel de estrés, entre otras,
llegando de esta manera a reducir la presión sanguínea.
También existen algunos
estudios que establecen que esta reducción de la tensión
arterial diastólica podría ser debida a una mejora en el
retorno venoso (Goberna, 2002). Éste señala
cómo las mujeres de mediana edad que realizan ejercicio
físico mejoran la circulación venosa de retorno y el
bombeo muscular, por lo que previene problemas de hipertensión.
En un estudio sobre la adiposidad
central, la condición aeróbica y la presión
arterial, se informa que en mujeres premenopáusicas hispanas, la
presión arterial sistólica fue atribuida en un 25% a la
edad y un 8% al perímetro de la cintura; mientras que la
presión arterial diastólica fue explicada en un 26%
sólo al perímetro de la cintura (Afghani y col., 2004).
Estos datos indicaron que la adiposidad central es un predictor
importante en la presión arterial en reposos en mujeres
hispanas. Esta información vuelve a coincidir con los resultados
de la muestra experimental, en la que aparecen las mayores tensiones
arteriales en el grupo de mujeres de mayor edad y con mayor porcentaje
de masa grasa.
En relación con la
composición corporal, y respecto a los cambios significativos en
la pérdida de masa grasa en mujeres mayores de 35
años premenopáusicas, coincide con la
bibliografía encontrada. Programas similares al de este trabajo
alcanzaron los mismos resultados: doce semanas de entrenamiento con
clases de aeróbic con step tanto continuo como
interválico (Mosher y col., 2005; Isler, 2006).
Según otro estudio realizado
con mujeres premenopáusicas obesas, un entrenamiento de tres
días a la semana durante seis meses de cuarenta y cinco minutos
cada sesión, también reduce los niveles de lípidos
(tejido adiposo) e induce una pérdida de peso (Dansou, Kotin,
Laleye, Lawani, y Darboux, 2004).
Los motivos podrían atribuirse
a las mejoras de los perfiles lipídicos y lipoproteicos que
provoca un programa de aeróbic con step (Kin Isler y col.,
2001), aunque también se han registrado pérdidas de masa
corporal y grasa abdominal con programas de ejercicio al 55% del
consumo máximo de oxígeno (Despres y col., 1991). De
hecho, la ganancia de peso es debido al incremento de la masa grasa en
personas sedentarias (Schmitz y col., 2007). Estos autores aseguran que
las mujeres estadounidenses premenopáusicas (25-44 años)
ganan cada año 0.5-1kg, la mayoría a causa del incremento
de la masa grasa. El estudio concluyó que el entrenamiento de
fuerza es eficaz para evitar el aumento de porcentaje de grasa corporal
en mujeres premenopáusicas.
Sin embargo, otras investigaciones
asocian los descensos de masa grasa y el peso corporal no sólo
con la actividad física, sino también, con una
restricción calórica (Tucker y Bates, 2009; Ito y
col., 2001). En relación con la alimentación, Tucker
y Thomas (2009) comprobaron que el incremento de ingesta de fibra
reduce el riesgo de ganar peso y grasa en mujeres.
Finalmente, cabe destacar la
importancia de practicar actividad física en mujeres adultas, ya
que les va a permitir mejorar la presión sanguínea y los
niveles de grasa. Las mejoras alcanzadas por mujeres adultas son muy
favorables, ya que suponen una medida para evitar la
hipertensión arterial y otros factores de riesgo de enfermedades
cardiovasculares. Con respecto a las mujeres jóvenes,
quizás sería necesario un programa de mayor intensidad.
Fritz, (2009) dice que la clave para mejorar los niveles corporales es
la frecuencia de ejercicio semanal, aunque sin embargo, en otra
investigación realizada con niños (Harris, Kuramoto,
Schulzer, y Retallack, 2009) se incrementó la cantidad de
actividad física en el colegio para prevenir la obesidad
infantil, y no mostraron mejoras en el índice de masa corporal.
Tampoco encontraron cambios consistentes en otros parámetros de
la composición corporal. Sería aconsejable para futuras
investigaciones, comparar los efectos de programas con distinta
frecuencia semanal en los diferentes parámetros corporales y de
tensión arterial, y de esta manera, conocer el grado de
importancia de dicha variable, y así tenerla en cuenta en los
entrenamientos.
CONCLUSION
Finalmente, este estudio muestra que
un programa de ejercicio físico basado en el aeróbic,
clases de step y tonificación con mancuernas, a lo largo de
cinco meses, realizado durante 3 días alternos a la semana, y
con una duración de 70 minutos cada sesión, mejora
factores de riesgo cardiovasculares como la hipertensión
arterial y la composición corporal, por su reducción en
mayor medida en la tensión arterial diastólica y en la
masa grasa en el grupo de mujeres mayores de 35 años
premenopáusicas.
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Recepción: 28 de noviembre de 2011.
Corrección: 17 de mayo de 2012.
Aceptación: 17 de mayo de 2012.
Publicación: 31 de julio del 2012.
Artículo de la Revista MHSalud de la Universidad Nacional, Costa Rica protegido por Licencia
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