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Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 9. No. 2. Agosto-Diciembre, 2012
IMPACTO DEL MODELO DEL “JUEGO A LA SALUD” EN LOS ESTILOS DE VIDA SALUDABLES DE ESTUDIANTES DE PRIMARIA
IMPACT OF THE “HEALTH PLAY” MODEL IN HEALTHY LIFE STYLES OF PRIMARY SCHOOL STUDENTS
Carlos Álvarez Bogantes
Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida.
Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional de Costa Rica.
calvarez@una.ac.cr
RESUMEN
El propósito de este
artículo fue el de evaluar el efecto de una intervención
interdisciplinaria en los hábitos de alimentación y la
actividad física de niños y niñas de tercer grado.
Diseño del estudio: Un diseño cuasi-experimental
utilizado a través de 4 meses. Sujetos: tomaron parte en el
estudio 27 niños y 32 niñas con edades promedio de 9.2
años. La intervención fue conducida por la maestra de
grado, el maestro de cómputo, la maestra de educación
para la vida en familia y el profesor de educación
física, quienes proveyeron al grupo experimental con 4
clases académicas y de educación física en el
área de nutrición y actividad física
utilizó el programa Del “Juego a la Salud ”.
Resultados: Los niños y niñas en el grupo de
intervención tuvieron un incremento significativo en el
conocimiento, y en el tiempo reportado en actividad física
(p<.05) a través del reporte dirigido. Además,
ellos mostraron un mejoramiento en el consumo de frutas y
vegetales (p<.01). Con respecto a la actitud de cambio hacia la
actividad física, las mujeres de la intervención
mostraron cambios significativos. Conclusiones: El programa Del
Juego a la Salud, mejoró el tiempo dedicado a la actividad
física y al consumo de frutas y vegetales. Este estudio
demostró ser práctico y que podría ser
fácilmente incorporado al contexto educativo. Este programa
puede mejorar el conocimiento en salud, en la actitud de cambio, y en
las prácticas en nutrición y actividad física.
PALABRAS CLAVES: Intervención, actitud de cambio, actitud,
actividad física, nutrición, niños, niñas.
ABSTRACT
Objective: The purpose of th is
article was to evaluate the impact of a room interdisciplinary health
behavior intervention in diet y physical activity among children in
grade 4. Study design: A cuasi-esperimental field trial, with a 1
intervention conducted from February 15 through May 31. Subjects:
27 boys y 32 girls with a 9.2 age mean, took part in the study. The
intervention, taught by regular teacher, computer teacher, family
education teacher y by the coordinator of the intervention the physical
education teacher, provided the experimental group a nutrition y
physical education health program called “From playing to health.
Results: Children in the intervention group had a significantly greater
health knowledge, y a self-reported physical activity (P<.05)
Besides, they showed an improvement in fruit y vegetables intake
(P<.01). Also, the girls from the intervention group had a
significant change in the scale of the transtheoretical model of
physical activity. Conclusions: This classroom-based program, improved
children s physical time dedicated to physical activity y nutrition
intake of fruit y vegetables; it is practical y fairly easy to
incorporate into school context.. This program can improve health
knowledge, attitude of change y habits (nutrition and physical
activity).
KEYWORDS: Intervention, behavior change, Attitude, physical activity, nutrition.
INTRODUCCIÓN
Es sumamente
difícil convencer a las autoridades educativas, padres y
maestros de la importancia de establecer programas de promoción
de la salud desde temprana edad dentro del currículo escolar.
Esta tarea es incluso más difícil cuando las
políticas educativas responden a esfuerzos no integradores de la
realidad nacional; sin embargo, la evidencia abrumadora del inicio
temprano de las conductas de riesgo de la enfermedad
cardio-degenerativa en los niños, como lo son el sedentarismo y
la obesidad, hace que los programas de prevención basados en la
actividad física, sean una prioridad esencial en el sistema
educacional y en el sistema de salud costarricense (Williams,
1994; Webber, Srinivasan, y Wettigney, 1991).
El seguimiento de las conductas de
riesgo y de factores de riesgo de niños y niñas, sugiere
que la promoción de conductas saludables a edades tempranas,
podría tener efectos positivos a través de la vida.
Varios estudios han mostrado resultados relativos en las intervenciones
tradicionales para mejorar la actividad física y la
nutrición en la población escolar (Simons-Morton, Parcel,
Baranowski, Forthofer, O’Hara, 1991). Los estudios realizados en
otros contextos, se han enfocado en poblaciones de alto riesgo, lo que
ofrece un potencial limitado en la aplicación a una
población de mayor espectro (Epstein, Coleman, y Myers, 1996).
El desarrollo de programas de intervención en hábitos de
actividad física y de nutrición, en niños y
niñas, es una empresa importante y retadora, debido a que esta
población sufre cada vez más los efectos de patrones de
vida sedentarios y niveles de obesidad cada vez más altos
(Burke, Frack, Milligan, y Taggart, 1998), propiciada no sólo
por condiciones tecnológicas que estimulan estilos de vida
inapropiados, sino también, por una cultura de inmovilidad, que
eventualmente podría ponerlos en mayor riesgo de enfermedades
degenerativas. (Rowly, 1998; Shephard, 1994).
Los estudios más importantes,
han mostrado que los niños y las niñas más
activos, presentan mejores niveles de aptitud física para la
salud, presiones sanguíneas más bajas, niveles más
bajos de HDL-colesterol y niveles de grasa corporal menores (U.S.
Department of Health y Human Services, 1996), lo que disminuye el
riesgo de enfermedades cardio-degenerativas para este grupo.
Sin embargo, los beneficios de la
actividad física y de la buena alimentación en la
prevención de enfermedades cardio-degenerativas en los
niños y las niñas, no se han establecido
contundentemente, esto debido a que las conductas inapropiadas para la
salud, toman tiempo para que causen los efectos nocivos en el organismo
o para que influencien la aparición de enfermedades
crónicas, las cuales son desequilibrios orgánicos que se
manifiestan en la vida adulta, en la mayoría de los casos (U.S.
Department of Health y Human Services,1996).
Algunos estudios reportan una
relación positiva moderada entre inactividad física y los
factores de riesgo coronario (Welk y Wood, 2000); pero otros han
reportado resultados sin significancia estadística. En la
actualidad, sigue creciendo la información relacionada con el
proceso de inicio de aterosclerosis en edades más tempranas, lo
que aumenta la importancia de la actividad física en el entorno
escolar para poder impactar con mayor éxito los hábitos
saludables de los niños. Aunado a lo anterior, la evidencia
también muestra que los factores de riesgo coronario
(hiperlipidemias, sedentarismo, obesidad y fumado) que propician la
aterosclerosis y la enfermedad coronaria, se extienden dentro de la
vida adulta aumentando las probabilidades del desarrollo de las
enfermedades cardio-degenerativas (Harrell, Gansky, McMurray, Frauman,
y Bradley, 1998).
Gran variedad de estudios han
mostrado la efectividad del uso de la actividad física en
intervenciones con población de niños con obesidad, la
disminución de factores de riesgo de enfermedades degenerativas,
el tratamiento de la diabetes mellitus y la disminución de
niveles de sedentarismo en jóvenes (Epstein, Coleman, y Myers,
1996; Mahoney, Lauer, Lee, y Clarke, 1991; Whitaker, Wright, Pepe,
Seidel y Dietz, 1997; Rippe y Hess 1998). Sin embargo, una
gran cantidad de las intervenciones en niños y niñas en
la promoción de estilos de vida saludables a nivel escolar han
incrementado la cantidad de actividad física durante las clases
de Educación Física; no así el incremento de
actividad física en la vida cotidiana de los niños y
niñas. (Stone, McKenzie, Welk y Booth, 1998; Simons-Morton,
Parcel, Baranowski, Forthofer y O’Hara, 1991). Estos
acercamientos biologistas, se contraponen a la intervención del
Juego a la Salud, que pretende enseñar destrezas conductuales
que ayuden a los niños y niñas a ser activos en
diferentes entornos.
El propósito principal de este
estudio fue el de evaluar el impacto de una intervención
transversal, usando el programa “Del Juego a la Salud” en
niños de tercer grado en las variables de conocimiento, actitud
de cambio y en prácticas de actividad física y
nutrición. Este artículo presenta los resultados de la
intervención.
METODOLOGÍA
Sujetos. Esta investigación
fue implementada con la participación de 27 niños y 32
niñas de cuarto grado de una escuela pública urbana de
San José, durante 4 meses en el 2002, seleccionados al azar
entre 6 grupos del nivel.
Instrumentos. Los niños y
niñas participantes fueron evaluados y re-evaluados con: una
prueba de conocimientos, reportes dirigidos de actividad física
y nutrición y una escala de actitud de cambio. El mismo
procedimiento fue realizado al grupo intervenido, siendo cada
instrumento revisado con el niño y el padre. Adicionalmente, a
los participantes se les consultó acerca de las barreras para
realizar actividad física. Se hicieron mediciones de: grasa
corporal con caliper marca Lange (Cambridge Scientific, Md.), los
pliegues cutáneos fueron medidos tres veces en cada sitio y un
promedio fue registrado. El índice de masa corporal fue
calculado dividiendo el peso en kilos por el cuadrado de la estatura de
cada participante. Todas las mediciones fueron realizadas a ambos
grupos pre y post intervención, siguiendo el mismo orden en
ambas mediciones.
Procedimientos. La
intervención consistió en aplicar instrucción
transversal, se utilizó los espacios de las materias de
ciencias, computación, educación para el hogar,
especialmente, las clases de educación física. Los
niños y niñas recibieron de cuatro a seis lecciones
semanales, en las cuales se usó material en enfermedades no
transmisibles, sobre buena alimentación y sobre la importancia
de realizar actividad física, siguiendo el modelo
transteorético de cambio de conducta. En las clases de
educación física, el profesor de educación
física aplicó el programa “Del Juego a la
Salud”, que consistió en los siguientes momentos: en los
primeros 5 o 10 minutos de la lección se hizo un recordatorio de
los conceptos teóricos de las lecciones previas, seguido del
calentamiento dirigido por alguno de los alumnos del grupo. Posterior a
esto, el profesor dirigió uno o dos juegos que enfatizaron el
concepto teórico de la semana. Una vez finalizada esta
sección, el profesor, junto con los alumnos, realizaron una
sesión de realimentación, donde los participantes
recomendaron diferentes formas de realizar las actividades
lúdicas. En la segunda parte de la clase, los alumnos
practicaron diferentes destrezas físicas, que les
ayudarían a ser más activos en el tiempo libre. La clase
finalizó con la distribución de las actividades extra
clase o con la toma de decisiones en cuento a las metas que cada uno se
propondría en su camino para un estilo de vida saludable.
Los padres del grupo intervenido
participaron en dos reuniones educativas sobre salud, con el fin de
involucrarlos y capacitarlos en estilos de vida saludables.
Análisis estadístico.
En todas las variables medidas se aplicó una T-Student
para determinar las condiciones iniciales de ambos grupos. Posterior a
esto, se ejecutaron análisis de varianza de tres vías
(género x grupo x mediciones) para determinar el impacto de la
intervención en las variables de conocimiento, prácticas
en actividad física y nutrición. En el caso de la actitud
de cambio un análisis de signos fue utilizado.
RESULTADOS
Como resultado de tratamiento, las
variables fisiológicas no variaron en el post test, como se
esperaba. Sin embargo, en la variable conocimiento (cuadro 1) hubo un
incremento de un 45% en el grupo experimental, encontrándose una
interacción positiva entre el pre y el post test del grupo
experimental en comparación al control, lo que demuestra un
efecto positivo de la intervención en esta variable.
Con respecto a la variable de actitud
de cambio, se encontró una interacción positiva entre las
niñas del grupo experimental y control, en el pre test y post
test. Esto demuestra un efecto positivo en la actitud de cambio hacia
la actividad física de las mujeres del grupo experimental (<.05).
El incremento porcentual del grupo
experimental fue de 68%. En el análisis de la variable de
alimentación, como se aprecia en el cuadro se encontraron
interacciones positivas entre los grupos experimental y control en el
pre test y post test, lo que demuestra un efecto positivo de la
intervención (<.05).
Al analizar la variable de incremento
de tiempo (cuadro 2) dedicado a la actividad física moderada, se
encontró que hubo interacciones positivas entre el grupo
experimental y control en el pre test y el post test, notándose
cambios mayores en las mujeres del grupo experimental en
relación con los hombres del mismo grupo (<.05).
DISCUSIÓN
Este estudio evaluó el efecto
de una intervención de 16 semanas en niños y niñas
de cuarto grado de una escuela pública de Costa Rica, siguiendo
el programa Del Juego a la Salud, el cuál recomienda el uso de
educación para la salud y actividad física siguiendo los
elementos básicos del Círculo Analítico, en
unión con los procesos del modelo Transteorético de
cambio de conducta. Los resultados de este estudio muestran que es la
primera intervención conocida en el ambiente costarricense
educativo, que evidencia, que es posible incrementar la
participación en actividad física en los niños a
partir del ambiente educativo. Después de estar expuestos
al Programa del Juego a la Salud, los niños y niñas
participantes, reportaron incrementos de un 20% y un 48%
respectivamente, de actividad física moderada en su vida
cotidiana. Este estudio muestra que es posible implementar programas a
nivel escolar que promuevan no solo la actividad física en los
niños y niñas, pero que también contribuyan al
objetivo de salud pública de incrementar los niveles de
movimiento entre nuestros niños.
Es evidente, que este estudio fue
único, debido a que fue conceptualizado como una
intervención en salud pública que se concentró en
niños y niñas, que atendieron a un nivel escolar
determinado. A diferencia de muchos estudios conocidos, que han
reclutado sujetos para participar en el estudio (Pate et al, 2003;
Gutin, Barbeau y Owens, 2002). Los hallazgos de este estudio mostraron
un incremento mayor en actividad física moderada en el grupo de
niñas, en comparación a los niños. Aunque este
cambio no alcanzó los niveles que se recomiendan para los
niños y niñas (Corbin y Pancrazi, 1996; Pancrazi, Corbin
y Welk, 1996), si es importante, ya que indica que si fuera aplicado a
la población de niños y niñas del país, se
estaría en camino de lograr los recomendado en el ámbito
de salud para esa población.
Gran cantidad de escuelas en nuestro
país ofrecen la materia de educación física; sin
embargo, son programas tradicionales que fallan en enseñar
destrezas conductuales que puedan ayudar a los estudiantes a ser
activos en la vida cotidiana (Centers for Disease Control and
Prevention, 1998).
Todo hace indicar, que la
intervención realizada en esta investigación fue
más efectiva cuando se compara con las intervenciones, como
Program Lifestyle Education for Activity (Ward et al, 2006) o la
del proyecto Coordinated School Health Program (CSHP) Model
(Felton et al, 2005), los cuales duraron más de un año.
Estos estudios reportaron buenos resultados cualitativos en la
participación de las niñas; sin embargo, este estudio
mostró más impacto en la variable de
actividad física en ambos sexos, en comparación a
los estudios anteriores. En el estudio de Harrel et al. (1996)
llamado Salud Cardiovascular de los Niños, lógicamente se
obtuvieron buenos resultados en el ámbito de actividad
física en los participantes, pero fue un estudio más
intenso, que se basó en actividad física todos los
días y clases magistrales durante un año.
Se observa, que los resultados del
estudio sobre las otras variables, tuvieron un efecto positivo en las
variables de conocimiento, actitud de cambio y prácticas en
nutrición y tiempo dedicado a la actividad física, con
respecto al grupo control. requiere de aumentos, aunque estos sean
mínimos. Aunque los resultados de esta
investigación no posibilitan mostrar una tendencia hacia la
inactividad física a través del tiempo, si se
podría mencionar que estos datos reflejan un alto grado de
conducta sedentaria en el ámbito de las niñas, el
cuál coloca a esta población con una
situación de riesgo a temprana para el desarrollo de
enfermedades cardio-vasculares, obesidad y diabetes (Epstein, Saelens,
Myers y Vito, 1997).
La obesidad ha aumentado
dramáticamente entre los niños durante los últimos
tiempos. Las autoridades en salud y en educación han
identificado que la promoción de la actividad física es
un estrategia indispensable en el ataque de este problema (American
Academy of Pediatrics, 2002). En este estudio, los resultados del
análisis de grasa corporal pos-test, no mostraron cambios
significativos en los niños y niñas de este estudio. Los
resultados no solo sobrepasan los valores apropiados para la salud
conocidos, sino que también son superiores a los valores del
estudio nacional realizado por Fernández, Ulate, Romero, y
Murillo (1996), lo que reforzó el conocimiento que los cambios
en grasa corporal requieren de intervenciones más prolongadas
(Mahoney et al., 1991).
Además, algunas otras
explicaciones de los resultados obtenidos podrían ser que
no se ofreció un manejo más amplio del control de ingesta
calórica. Como se puede apreciar con los cambios en las
prácticas alimenticias, se mantuvo la base de arroz, aceite,
azúcar y en alguna medida frijoles después de la
intervención. También se encontró un incremento en
la ingesta de frutas y vegetales, en una forma amplia. Adicionalmente,
se notó una disminución en la ingesta de embutidos, lo
que significa una disminución en la ingesta de grasa saturada,
según las proporciones recomendadas por el Ministerio de Salud
(1996). Sin embargo, cambios en la compasión corporal,
posiblemente, requerirán al menos una intervención
durante la primaria. Estudios futuros deberán tratar de darle
respuesta a esta disyuntiva.
Aunque las clases de educación
física y el rol del educador físico fueron esenciales, la
información de este estudio sugiere, que el efecto total no se
le puede achacar expresamente a la participación en las clases
de educación física, sino a la intervención
transversal-integral que ejecutó este estudio.
En el caso del Programa del Juego a
la Salud, se decidió utilizar una intervención que no
implicara inclusión de nuevos elementos en el currículo,
por lo que lo que se realizó fue un reordenamiento de los
contenidos en salud que los educadores ya realizaban. El articular los
conocimientos en salud permitió un refuerzo constante entre cada
uno de los contenidos cubiertos. El único que asumió un
rol más activo, fue el educador físico, el cuál
coordinó y reforzó el trabajo de los otros educadores,
utilizando el formato del juego a la Salud. Aunque los padres jugaron
un papel de facilitadores o modificadores del entorno en esta
propuesta, correspondió a los niños, con sus nuevas
actitudes, destrezas y conocimientos propiciar un cambio en su hogar.
Se debe recalcar el hecho de que este programa obtuvo cambios radicales
en conocimiento, actitud de cambio, hábitos de movimiento
y prácticas de alimentación en los participantes, siendo
las niñas las que mayores cambios tuvieron.
CONCLUSIONES
Gran cantidad de conductas
relacionadas a la salud son formadas en la niñez, lo que sugiere
que la escuela primaria ofrece un punto crucial para intervenir. Se
necesita identificar programas de intervención que no solo sean
efectivos, sino que también respeten la idiosincrasia de los
niños y niñas escolares de Costa Rica, que efectivamente
mejoren las conductas en salud, especialmente las relacionadas con la
nutrición y la actividad física, con el afán de
reducir los factores de riesgo cardiovasculares. Este estudio es el
primer estudio conocido que interviene a niños escolares con
gran éxito a un costo ínfimo.
Este programa demostró que el
usar el modelo transteorético de cambio de conducta se
logró un incremento sustancial en las proporciones de alimentos
diarios de los estudiantes del grupo experimental, especialmente en lo
referente a frutas y vegetales. En relación con el conocimiento,
este mejoró sustancialmente, al igual que el tiempo dedicado a
la actividad física, aunque en esta última variable, no
se lograron los valores recomendados para la salud. En la variable de
cambio de conducta se lograron cambios prometedores y exitosos en el
uso del modelo utilizado, fundamentalmente en las mujeres.
Se sugiere, sin embargo, que para
lograr resultados permanentes en las variables estudiadas y en el
perfil de riesgo cardiovascular, se recomienda intervenir una vez al
año durante los cinco años de la primaria y la
secundaria, lo que deja un gran reto a los promotores en salud de
Costa Rica, con respecto al desarrollo de insumos que puedan ser
utilizados en todos los niveles educativos, pero sobre todo la lucha
que tiene que ver con la inclusión de esos elementos en el
currículo escolar.
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Recepción: 21 de mayo del 2008.
Corrección: 4 de octubre del 2011.
Aceptación: 4 de octubre del 2011.
Publicación: 31 de diciembre del 2012.
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