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Revista MHSalud® (ISSN: 1659-097X) Vol. 10. No. 2. Agosto-Diciembre, 2013
AUTOEFICACIA GENERAL, ANSIEDAD PRECOMPETITIVA Y SENSACIÓN DE
FLUIR EN JUGADORES (AS) DE BALONMANO DE LA SELECCIÓN NACIONAL DE
COSTA RICA
General self-efficacy, pre-competitive anxiety and flow feeling in handball team players from Costa Rica’s nactional team
Juan Carlos Gutiérrez Vargas, Randall Gutiérrez Vargas, Pedro Ureña Bonilla
Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida.
Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional de Costa Rica.
juan.gutierrez.vargas@una.cr
RESUMEN
El propósito de este estudio
fue describir y relacionar los niveles de autoeficacia, ansiedad
precompetitiva y sensación de fluir en jugadores de balonmano de
la selección nacional masculina y femenina de Costa Rica durante
el Torneo Internacional Feria de la Flores (Colombia 2012). En el
estudio participaron 28 jugadores (14 hombres y 14 mujeres). Se
aplicó la escalas de autoeficacia general, sensación de
fluir y ansiedad competitiva. El valor promedio en relación con
la autoeficacia fue alto (8,40). En cuanto a la sensación
de fluir, los valores promedio oscilaron entre 3,41 (experiencia
autotélica) y 5,78 (sensación de control). La ansiedad
somática fue la más baja (hombres= 1,59 / mujeres= 1,98)
y la autoconfianza la más alta (hombres= 2,99 / mujeres= 2,70).
No se registró cambios significativos a lo largo de los juegos
en relación con la sensación de fluir. La ansiedad
experimentada por los hombres fue significativamente menor a la de las
mujeres, y los niveles de autoconfianza fueron superiores en los
hombres que en las mujeres. No se registró correlaciones
importantes entre autoeficacia y sensación de fluir; sin
embargo, la ansiedad somática mostró correlaciones
significativas con algunas dimensiones de la sensación de
fluir. Los datos registrados evidencian la nece sidad del trabajo
psicológico, para el logro de estados psicofísicos que
favorezcan el logro de rendimientos máximos.
PALABRAS CLAVES: experiencia de fluir, auto-eficacia, ansiedad, autoconfianza.
ABSTRACT
The purpose of this study was to
describe and analyze the relationship between self-efficacy,
pre-competitive anxiety and flow feeling in male and female handball
team players from the Costa Rica national teams. Participants
were 28 players (14 male and 14 female) from both teams. The scales of
general self-efficacy, flow feeling and competitive anxiety were used
to collect data. The average score in relation to self-efficacy was
high (> 8.40). Regarding flow sensation, the average scores were
range from 3.41 (autotelic experience) to 5,78 (control sense).
Somatic anxiety was the lowest in men = 1.59 and women female = 1.98,
and self-confidence was the highest score in men = 2.99 and women =
2.70 respectively. No significant changes were observed
throughout the game in relation to the flow feeling. The anxiety
reported by men was significantly lower than women, and the
self-confidence levels were higher in men than in women. No significant
correlation was found between self efficacy and sense of flow.
Somatic anxiety showed significant correlations with some dimensions of
the flow feeling. In conclusion, these data showed that there is a need
to incorporate psychological interventions to ensure that athletes can
reach optimal psychophysical states in order to perform better.
KEYWORDS: flow feeling, self efficacy, anxiety, self confidence
INTRODUCCIÓN
Numerosos autores señalan la
relación entre factores psicológicos y ejecución
deportiva (Dosil, 2004; Sherman y Poczwardowski, 2005; Boillos, 2006;
Weinberg y Gould, 2007). La autoeficacia (Feltz, Short y Sullivan,
2008; Myers y Feltz, 2007), la ansiedad precompetitiva (Ranglin y
Hannin, 2000) y la sensación de fluir (Fortier y Kowal, 2007;
Jackson, 2000) son algunos de los constructos que con frecuencia se
reportan vinculados al rendimiento de los deportistas. La autoeficacia
es un constructo acuñado por Bandura (1986) y se entiende como
la convicción que tiene el individuo en relación con su
capacidad para hacerle frente con éxito a las exigencias que
presenta la vida cotidiana (Ceja y Navarro, 2009; Bandura, 1986). Se
trata de una sensación de involucramiento total (Nacke y
Lindley, 2008), que se vincula con una motivación
intrínseca superior (Hong, Chiu, Shih y Lin, 2012), por lo que
su efecto sobre el rendimiento deportivo puede ser muy positivo (Feltz
et al., 2008; Moritz et al., 2000). Las personas con altos niveles de
eficacia son proactivos en la regulación de sus cogniciones,
motivaciones y emociones, lo que le da ventaja para enfrentar los retos
que se les presenten. En contraste, las personas con baja eficacia
evitan metas difíciles, se preocupan demasiado por las cosas, se
esfuerzan menos y se rinden ante el fracaso (Feltz et al., 2008).
Es importante señalar que, las creencias relacionadas con la
eficacia son específicas de diferentes dominios, es decir, la
naturaleza de la situación juega un papel central en el
desarrollo de las creencias de eficacia. Sin embargo, una cosa es
poseer una serie de destrezas y otra es tener la confianza para hacer
uso funcional de esas destrezas en el curso de una acción o
serie de acciones.
La autoeficacia está
determinada fundamentalmente por las experiencias de maestría
“mastery experience” que el individuo haya vivido a lo
largo de su desarrollo ontogenético (Breso, Schaufeli y
Salanova, 2011); es decir, de vivencias en donde la persona haya
experimentado el dominio de una o varias destrezas en particular. Las
expectativas de maestría inciden sobre el rendimiento pero
también, los buenos logros inciden sobre las mismas, es decir,
altos niveles de eficacia tienden a aumentar el rendimiento, y a la
inversa, los buenos rendimientos tienden a aumentar las creencias de
eficacia (Feltz et al., 2008). Desde esta perspectiva, niveles altos de
autoeficacia se correlacionan significativa y positivamente con niveles
apropiados de ansiedad, estrés y fatiga (Breso et al.,
2011). Es decir, la eficacia percibida influencia los niveles de
estrés y ansiedad por medio de las creencias de la persona en
relación con el control de sus acciones, pensamientos y afectos
(Feltz et al., 2008).
En el campo de la competencia
deportiva se distingue diferentes tipos de autoeficacia dentro de las
que se mencionan eficacia paliativa, colectiva, competitiva,
afrontamiento, aprendizaje, ejecución, preparatoria,
auto-reguladora y de tarea. De hecho las creencias de eficacia
son los determinantes primarios de los niveles motivacionales de las
personas cuando se procura una meta. De manera que, las personas
con altos niveles de eficacia comparados con aquellos que tienen
menores niveles, tienden a escoger metas retadoras, perciben los
esfuerzos que hacen como menores y tienen una mayor persistencia en
procura de las metas que desean (Feltz et al., 2008).
Por otro lado, la ansiedad es un
constructo que ha sido extensamente estudiado en el campo de la
psicológica deportiva (León, Fuentes y Calvo, 2011). Se
refiere a estados emocionales inapropiados para el rendimiento
deportivo, caracterizados por nerviosismo y preocupación
(Weinberg y Gould, 2007; Hanin, 2007). En general, se diferencia entre
ansiedad cognitiva y somática (Ramis, Torregosa, Viladrich y
Cruz, 2010). La ansiedad cognitiva se vincula a las preocupaciones que
caracterizan el estilo de pensamiento del deportista, mientras que la
ansiedad somática refleja el correlato orgánico de ese
estado emocional (Hernández, Olmedilla y Ortega, 2008).
La ansiedad puede asociarse con malos
rendimientos en la medida en que incida negativamente sobre los
procesos atencionales, la toma de decisiones y el control emocional
(Grossbard, Smith, Small y Cumming, 2009; Thomas, Maynard y Hanton,
2004; Márquez, 2004). Estados emocionales negativos como
la ansiedad, influencian negativamente el juzgamiento que hace el
deportista de su eficacia; mientras que estados afectivos positivos,
como la alegría, mejoran la forma en que la persona juzga su
propio rendimiento. Por lo tanto, se puede hablar de una
relación inversamente proporcional entre ansiedad y autoeficacia
(Cartoni, Mongote y Zelli, 2005).
Asimismo, cuando los valores de
ansiedad cognitiva y somática caen dentro de la zona individual
de funcionamiento óptimo (Ranglin y Hanin, 2000), el rendimiento
del deportista tiende a ser máximo (Cervantes, Rodas y
Capdevila, 2009), por lo que puede hablarse de un rango donde los
niveles de ansiedad se correlacionan con ejecuciones óptimas. En
este contexto, la autoconfianza ha sido considerada un factor mediador
de la ansiedad (Hernández, Olmedilla y Ortega, 2008). De manera
que, deportistas con altos grados de autoconfianza tienden a manejar
mejor dicho estado emocional (Feltz, et al., 2008; Covassin y Pero,
2004). De hecho Jaenes, Peñaloza, Navarrete y Bohórquez
(2012) se refieren a la ansiedad somática, cognitiva y
autoconfianza, como la triada de factores decisivos en el correlato
emocional precompetitivo. En este sentido, se ha reportado relaciones
significativas y positivas entre autoconfianza y rendimiento
(Coudevylle, Ginis y Famose, 2008; Sáenz-López,
Jiménez, Ibañez, Sierra y Sánchez, 2005). No cabe
duda que la autoconfianza es un recurso de mediación fundamental
entre el deportista y los síntomas que genera la
preocupación y la subsecuente interpretación que
éste hace de la misma (Mellaliu, Neil y Hanton, 2006).
Desde el punto de vista de la
teoría cognitiva, la ansiedad es considerada un efecto derivado
de un bajo nivel de eficacia. En relación con el sexo, la
literatura reporta que, las mujeres comparadas con los hombres
presentan niveles más altos de ansiedad cognitiva y
somática, asimismo, muestran valores inferiores en autoconfianza
(Martens, Burton, Vealey, Bump y Smith, 1990).
Finalmente, la sensación de
fluir corresponde a la tradición creada por el enfoque positivo
de la psicología (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). De acuerdo
con Csikszentmihalyi (1992), la experiencia de fluir se caracteriza por
una serie de sensaciones determinantes para el rendimiento del
deportista (Jackson, 2000; García, Jiménez, Santos, Reina
y Cervello, 2008; Nacke y Lindley, 2008; Hodge, Lonsdale y Jackson,
2009; Yamamoto y Avery, 2009; Bakker, Oerlemans, Demerouti, Bruins y
Karamat, 2011): (A) el balance entre destrezas y reto, osea el
deportista percibe que sus habilidades son suficientes para enfrentar
con éxito los desafíos que se le presentan. (B) La
completa absorción en la actividad (fusión en la
acción), que implica que el deportista está concentrado
en la tarea y la ejecución de la misma transcurre
automáticamente, evitando pensamientos que entorpecen. (C)
Claridad de metas, lo que le permite al deportista optimizar su
rendimiento, especialmente por la focalización de la
atención en la tarea. (D) Realimentación directa y clara,
aspecto esencial para saber si se está haciendo las cosas
correctamente. (E) Concentración en la tarea que se está
ejecutando, característica fundamental para lograr rendimientos
óptimos. (F) Sentido de control, esta dimensión se
refiere a la sensación de control y maestría en
relación con la tarea que se está realizando. (G)
Pérdida de la autoconciencia o inhibición, la cual
refleja la capacidad que tiene el deportista para evitar
preocupaciones en relación con la propia destreza. (H)
Distorsión del sentido del tiempo, la que se caracteriza por que
la sensación del tiempo se ve alterada en interés propio,
estimulando una actitud positiva y favoreciendo una mejor
ejecución. (I) Experiencia autotélica, la cual hace
referencia a la satisfacción intrínseca producida por la
tarea. En esencia, la sensación de fluir es un fenómeno
multifacético que incluye muchas características y que se
asocia con una experiencia afectiva positiva (Schüler y Engenser,
2009; Fortier y Kowal, 2007; Jackson, 2000).
Podría decirse que la
sensación de fluir es el resultado de una gran motivación
intrínseca (Fortier y Kowel, 2007) y se relaciona de manera
estrecha con variables motivacionales como por ejemplo la competencia
percibida (Martin y Cutler, 2002). La sensación de fluir se
relaciona positivamente con el rendimiento deportivo por dos razones
principales: la primera, porque estimula el rendimiento por sí
mismo y la segunda, porque los individuos que experimentan esa
sensación están más motivados para llevar a cabo
actividades con la intención de experimentar nuevamente ese
estado psicofísico, por lo que se pondrán metas retadoras
(Bakker et al., 2011).
El estado del conocimiento alrededor
de esta problemática sugiere relaciones estrechas entre
autoeficacia, ansiedad y sensación de fluir. En general los
deportistas con una mejor autoeficacia, reportan menos ansiedad
precompetencia (Breso et al., 2011) y mayores valores en
sensación de fluir. En el marco de estos antecedentes, el
propósito de este estudio fue describir y relacionar los
niveles de autoeficacia general, ansiedad precompetitiva y
sensación de fluir en jugadores (as) de las selecciones de
balonmano de Costa Rica, durante el Torneo Internacional de la
“Feria de las Flores” llevado a cabo en agosto del 2012 en
Colombia. Es válido mencionar que este estudio representa un
primer intento por introducir la psicología del deporte en el
balonmano costarricense, a partir de datos descriptivos y derivaciones
correlativas, lo que agrega valor indiscutible a esta experiencia.
METODOLOGIA
Sujetos. Se contó con la
participación de los jugadores (as) de la selección de
balonmano de Costa Rica (n=28). El equipo masculino estuvo integrado
por 14 jugadores con una edad promedio de 27,57 ± 5,09
años, y el femenino por 14 jugadoras con una edad promedio de
22,84 ± 3,7 años.
Instrumentos. Se aplicó la
escala de autoeficacia general propuesta por Espada, González,
Orgilés, Carballo & Piqueras (2012); la que está
compuesta por 10 ítems, que son evaluados mediante una
escala likert de 10 opciones, para identificar el nivel de acuerdo en
relación con cada ítem, donde 1 corresponde a totalmente
en desacuerdo y 10 a totalmente de acuerdo. Puntajes
superiores son indicadores de una mejor autoeficacia. Se le reporta una
consistencia interna correspondiente a un alfa de Cronbach de 0.89,
así como también buena estabilidad temporal y
validez. La escala CSAI-2 de ansiedad competitiva de Martens,
Burton, Vealey, Bump & Smith (1982), traducción realizada
por 2 personas bilingües (español – inglés) en
procura de mantener el sentido original de los ítems, y
posteriormente confrontada con el criterio de los autores. Este
instrumento consta de 27 ítems distribuidos en 3
categorías: ansiedad cognitiva, ansiedad somática y
autoconfianza. Valores superiores en cada factor son indicadores de
mayores niveles de ansiedad cognitiva, somática, pero
también de mayor autoconfianza (Martens et al., 1982). Para este
instrumento se reportan coeficientes de consistencia interna
superiores a 0.70 en cada sub-escala (Lane, Sewell, Terry, Bartram, y
Nesti, 1999) y utiliza un formato de respuesta tipo likert de 4
opciones, donde 1 corresponde a nada y 4 a mucho.
Se utilizó también la
escala de fluir, en su versión española propuesta por
Calvo, Jiménez, Santos-Rosa, Reina y Cervello (2008), la cual
consta de 36 ítems distribuidos en 9 factores: balance
entre nivel de destreza y reto (BDR), concentración en la tarea
(CT) , realimentación directa (RD), distorsión del
sentido del tiempo (DT), sentido de control (SC), experiencia
autotélica (EA), claridad de metas (CM), funcionamiento
automático (FA) y pérdida de la autoconciencia (PA). El
formato de respuesta es tipo likert de 7 puntos, donde 1 corresponde a
totalmente en desacuerdo y 7 a totalmente de acuerdo. Valores
superiores según la escala de valoración respectiva son
reflejo de una mejor disposición para vivir la experiencia de
fluir (Calvo et al., 2008). Para esta escala se reporta coeficientes de
consistencia interna (alfa de Cronbach) superiores a 0.70 en cada sub
escala (Calvo et al., 2008).
Asimismo, se utilizaron dos
ítems elaborados por los investigadores para valorar la
auto-percepción de los participantes en relación
con la condición física y técnica actual,
para lo cual se utilizó una escala tipo likert que iba de
0 – 10, donde 0 corresponde a la peor valoración y 10 a la
mejor valoración.
Procedimiento. Todas las mediciones
se realizaron durante el Torneo Internacional “Feria de las
Flores” celebrado en Colombia en agosto del 2012. La
selección femenina jugó 5 partidos y la masculina
7. La escala de autoeficacia general se aplicó un
día antes de salir hacia el citado torneo, asimismo, antes y
después de cada partido tanto de la selección femenina
como masculina, se aplicó el test de ansiedad
precompetitiva y la escala de fluir respectivamente. La
ansiedad precompetitiva fue medida 1 hora antes de cada partido y se
aplicó antes de todos los juegos realizados tanto por la
selección masculina como femenina. El cuestionario de
autoeficacia general se aplicó antes de partir al torneo
internacional supra-referido. La escala de fluir adaptada se
administró 30 minutos después de finalizado cada
partido. La participación de los (as) jugadores (as) fue
voluntaria y a todos ellos se les explicó el propósito de
la investigación que se estaba realizando.
Análisis estadístico.
Se calculó estadísticas descriptivas (promedios y
desviaciones típicas), correlaciones producto momento de
Pearson, contraste de promedios mediante t–student
para las comparaciones según sexo y análisis de
varianza con medidas repetidas y con ajuste Bonferroni para el
seguimiento de los factores estudiados a lo largo de los juegos
realizados por la selección femenina y masculina. El nivel de
significancia utilizado para todos los contrastes fue de 0,05.
RESULTADOS
La apreciación de la
condición física por parte de los hombres arrojó
valores promedio de 7,33 ± 1,33 y para las mujeres de 7,07
± 1,63. No se encontró diferencias significativas entre
ambos grupos (p > 0,05). En cuanto a la valoración de la
condición técnica, el promedio para los hombres fue de
7,64 ± 1,08 y para las mujeres de 6,71 ± 1,63. No se
registró diferencias importantes entre ambos grupos (p
> 0,05). Asimismo, la autoeficacia general de los hombres
mostró un promedio de 8,41 ± 0,70 y para las mujeres de
8,59 ± 0,88, sin diferencias estadísticas entre ambos
grupos (p > 0,05).
De acuerdo con la lectura de la tabla
1, los valores promedio más bajos corresponden a experiencia
autotélica, distorsión del sentido del tiempo y
realimentación directa. Como contraste los valores promedio
superiores fueron registrados en los factores: sentido de control y
pérdida de autoconciencia. Análisis de varianza para
medidas repetidas no encontró diferencias importantes
relacionadas con la sensación de fluir entre juegos (p >
0,05).
Los valores contenidos en la Tabla 2,
muestran los promedios más bajos en las categorías:
distorsión del tiempo, experiencia autotélica y
realimentación directa. Como contraste, los promedios más
altos se registran en los factores, pérdida de autoconciencia,
sentido de control y balance entre destreza y reto. No se
registró diferencias significativas entre los valores promedio
según juego (p > 0,05).
Como se observa en la Tabla 3, los
valores promedio más altos corresponden al factor
autoconfianza. Un segundo rango en importancia según los valores
promedio registrados, lo ocupa la vivencia de ansiedad cognitiva.
Análisis de varianza para medidas repetidas mostró
diferencias significativas entre juegos en relación con los
factores ansiedad somática y autoconfianza. En el primero de los
casos, se registra diferencias significativas entre el J-1 y J-4. Los
valores más bajos relativos a la ansiedad somática
se registraron en el juego 4. En cuanto a la autoconfianza, las
diferencias se dan entre los juegos J-2 y J-3. Los valores más
altos relativos a la autoconfianza se registraron en el J-2.
De acuerdo con los valores contenidos
en la tabla 4, los valores promedio más altos corresponden al
factor autoconfianza a lo largo de los 7 juegos, seguido por los
valores pertenecientes al factor ansiedad cognitiva. Análisis de
varianza para medidas repetidas no mostró diferencias
importantes entre juegos en relación con los factores evaluados
(p > 0,05).
La lectura de la Tabla 5, permite
evidenciar que no existen diferencias significativas en cuanto a
la sensación de fluir según el sexo. Los valores promedio
generales más bajos relativos a la sensación de fluir
corresponden a los factores: distorsión del tiempo, experiencia
autotélica y realimentación del rendimiento. En
contraste, los promedios más altos están en los factores,
pérdida de la autoconciencia, sentido de control y balance entre
destreza y reto.
De acuerdo con la información
contenida en la Tabla 6, hay diferencias importantes en cuanto a la
vivencia de ansiedad precompetitiva según el sexo. Los hombres
comparados con las mujeres, muestran valores más bajos en
ansiedad cognitiva y somática, así como también,
evidencian un puntaje superior en autoconfianza.
Se realizó análisis de
correlación a partir de los valores globales tanto en la escala
de fluir como en la escala de ansiedad precompetitiva. No se
encontró correlaciones significativas entre las dimensiones de
la escala de fluir y el valor promedio general de la autoeficacia (p
> 0,05). Sin embargo, la ansiedad somática global se
correlacionó significativamente con el ítem
“distorsión del sentido del tiempo” (r = 0,40; p =
0,03). Por otro lado, la autoconfianza mostró relaciones
significativas con los ítems “balance entre destreza
y reto” (r =0,49; p = 0,008), “funcionamiento
automático” (r = 0,38; p = 0,04) y “pérdida
de autoconciencia” (r = 0,38; p = 0,04). Asimismo, la
valoración subjetiva de la condición física se
correlacionó significativamente con la condición
técnica (r = 0,39; p = 0,03), con la autoeficacia (r
= 0,37; p = 0,04) y con experiencia autotélica (0,42; p = 0,02).
No se registró correlaciones significativas entre
condición técnica y la sensación de fluir
global (p > 0,05); tampoco entre autoeficacia general y las
dimensiones correspondientes a la sensación de fluir (p >
0,05).
DISCUSIÓN
En relación con la
autoeficacia general, los resultados encontrados evidencian a un grupo
de deportistas con una alta convicción (de acuerdo a la escala
de respuesta) en cuanto a su capacidad para hacerle frente a los retos
que la vida les presenta, lo que podría asociarse con un nivel
elevado de motivación intrínseca. En estos deportistas
podría esperarse un involucramiento intenso con la tarea que
realizan (Nacke y Lindley, 2008) y una alta motivación interna
(Hong et al., 2012). Por otro lado, se puede suponer en estos (as)
deportistas experiencias positivas en situaciones
generales de la vida diaria que fortalecen la autoeficacia (Breso
et al., 2010). Sin embargo, la autoeficacia no se asoció de
manera significativa con las dimensiones de la sensación de
fluir. Esto podría indicar que tener gran convicción para
enfrentar los retos de la vida diaria, no necesariamente es una
condición fundamental, para que los deportistas
experimenten la sensación de fluir en competencia deportiva.
Podría argumentarse que la competencia deportiva tiene
características muy particulares, por lo que tendría que
acuñarse un concepto diferenciado de autoeficacia, es decir
específico para cada deporte (Hernández,
Velásquez, Martínez, Garoz y Tejero, 2011; Feltz et al.,
2008). Aunque la autoeficacia general, sí se
vinculó de manera significativa a la percepción subjetiva
de la condición física que tienen los deportistas; lo
cual indica que sentirse bien físicamente es importante para
tener esa convicción general en relación con la capacidad
para resolver dificultades del diario vivir. De manera que, la
sensación de una buena condición física es
fundamental para sentirse en capacidad de resolver las eventualidades
que la vida presenta.
Por otro lado, en cuanto a la
sensación de fluir los valores promedio registrados evidenciaron
un perfil promedio alto en el 44 % de las dimensiones de este
constructo. Sin embargo, en la mayoría de los factores que
caracterizan la sensación de fluir se registró
valores relativamente bajos. El valor más bajo se da en
relación con la experiencia autotélica, lo que
podría evidenciar el nivel reducido de satisfacción
intrínseca que experimentaron los deportistas encuestados en
relación la competencia vivida a lo largo del torneo. Esta
situación no solo puede afectar el nivel de disfrute de los
deportistas sino que también podría incidir negativamente
en su rendimiento (Jackson, 2000; Fortier y Kowal, 2007). Similar
comportamiento se observa en relación con el factor
distorsión del tiempo.
Los valores promedio registrados
parecen evidenciar que los (las) deportistas encuestados (as) no
estuvieron suficientemente compenetrados con el juego, como para
experimentar alteraciones en la percepción del tiempo en
beneficio propio, por lo que difícilmente podría
esperarse una actitud positiva y un nivel motivacional óptimo.
En este sentido, por ejemplo, percibir que el juego transcurrió
velozmente, podría significar una gran concentración del
deportista, lo que se interpreta como beneficio para el deportista
(Abernethy, Maxuell, Masters, Van Der Kamp y Jackson, 2007). Otro
factor que mostró valores relativamente bajos es la
realimentación directa, lo cual podría indicar que
los deportistas que participaron en este torneo, no tienen la costumbre
de realimentar positiva y permanentemente su desempeño en la
competencia.
Aunque paradójicamente, estos
deportistas reportaron valores relativamente altos en cuanto a
sensación de control y maestría en el desempeño,
así como valores relativamente bajos relativos a la
preocupación por la propia destreza. En este sentido es
importante señalar que, el proceso de realimentación es
una fuente directa de percepción de competencia (Hein y Koka,
2007) y es fundamental para el deportista en la medida en que puede
contribuir con los procesos de autorregulación necesarios para
realizar ajustes psicomotrices y cognitivo-emocionales en
función de un mejor rendimiento (Weinberg y Gould, 2007).
A lo largo de todos los juegos, se
mantuvo un perfil similar relativo a la ansiedad somática.
En el caso de los hombres no hubo diferencias inter-juegos, es decir,
la respuesta orgánica del estado emocional denominado ansiedad
fue similar. Sin embargo, en el caso de las mujeres, la ansiedad
somática del primer juego fue la mayor y difiere
significativamente de la experimentada en el juego número 4, no
así en los demás juegos. Esto se puede explicar por
cuanto los primeros juegos en torneos de esta naturaleza suelen generar
respuestas orgánicas ansiógenas, que podrían
atentar contra un buen rendimiento (Hanin, 2007; Ranglin y Hanin,
2000). Asimismo, para el caso de las mujeres, el menor nivel de
autoconfianza se registró en el juego 3. En contraste, los
hombres mostraron valores promedio similares en cuanto a los factores
de la ansiedad a lo largo de todos los juegos. La autoconfianza
alcanzó los mayores puntajes, lo que podría considerase
como evidencia de que los deportistas encuestados poseen buena
seguridad en sí mismos y por lo tanto buena capacidad para
controlar su ansiedad. Por otro lado, los hombres comparados con las
mujeres evidenciaron un estilo de pensamiento menos ansiogénico,
una menor respuesta somática ante la ansiedad y un nivel
superior de autoconfianza. Estos datos concuerdan con Martens et al
(1990), quienes refieren que las mujeres puntúan más alto
que los hombres en ansiedad somática - cognitiva, y tienen
además menor autoconfianza.
En términos de
asociación, la reacción somática ante la ansiedad
se vinculó de manera positiva y significativa con la
sensación de distorsión del tiempo, lo que indica que un
nivel de ansiedad somática específico podría ser
importante, para experimentar alteraciones en la sensación del
tiempo y obtener mejores rendimientos. En este contexto el modelo de
zonas de óptimo funcionamiento individual propuesto por Ranglin
y Hannin (2000), pareciera ser de utilidad explicativa de este
fenómeno. Es decir, no es la absoluta ausencia de una respuesta
orgánica ansiógena la que garantiza esa zona de
rendimiento apropiado, o de fluir, sino que más bien es preciso
cierto grado de respuesta somática o bien de activación
física para que el deportista alcance la zona psicofísica
apropiada para rendir. La autoconfianza mostró ser un factor
relacionado con la sensación de balance entre destreza y reto,
con la sensación de ser uno con la tarea que se está
realizando y con el olvido de preocupaciones relacionadas con la propia
destreza. Estas son sin duda condiciones subjetivas importantes para
entrar en la zona donde se da la compenetración con la
competencia, donde se logran los mejores rendimientos. En este sentido
llevan razón Hernández et al., 2008) cuando
señalan que la autoconfianza tiene una función mediadora
fundamental en el marco de la triada que caracteriza la ansiedad
precompetitiva en los deportistas (Jaenes et al., 2012).
Los datos registrados han permitido
conocer sobre la autoeficacia general del grupo de jugadores y
jugadoras de las selecciones nacionales de balonmano de Costa Rica y
darle seguimiento a los constructos ansiedad precompetitiva y
sensación de fluir a lo largo del Torneo Internacional de la
Flores de Colombia. La información recopilada ha sido
básica para que los entrenadores (as) de balonmano de las
suprareferidas selecciones, hayan abordado desde una perspectiva
idiográfica, la realimentación de estos deportistas en
torno a la vivencia subjetiva de los mismos durante la competencia. No
cabe duda que, la sistematización de la experiencia subjetiva
del deportista constituye un insumo fundamental para promover el
proceso metacognitivo necesario para que los (as) jugadores (as) de
balonmano mejoren sus mecanismos de autoregulación emocional y
afectiva.
REFERENCIAS
Abernethy, B., Maxuell, J., Masters, R., Van Der Kamp, J. &
Jackson, R. (2007). Attentional Processes in skill Learning and Expert
Performance. In G. Tenenbaum & R. Eklund (Eds.), Handbook of Sport
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Recepción: 21 de abril de 2013.
Corrección: 4 de setiembre de 2013.
Aceptación: 4 de setiembre de 2013.
Publicación: 31 de diciembre de 2013.
Artículo de la Revista MHSalud de la Universidad Nacional, Costa
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