Vol 21, N° 41, Enero-Junio 2023
ISSN: 1409-3251, EISSN: 2215-5325

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Entrevista
“La experiencia de las fincas integrales y su contribución para la seguridad y soberanía alimentaria en Costa Rica”.

Entrevista con el Catedrático y Docente pensionado de la Escuela de Ciencias Ambientales, MSc. Wilbeth Jiménez Marín.1

DOI: http://doi.org/10.15359/prne.21-41.3

Mónica Ulate Segura (MUS):

Don Wilberth, para iniciar, quisiéramos agradecerle su disposición para atendernos y poder reflexionar con su persona sobre un tema tan relevante. Pero antes de comenzar, nos gustaría mucho saber un poco más sobre su trayectoria, tanto académica como profesional, y de dónde proviene ese interés suyo en los sistemas de producción agropecuaria desde su trabajo en la Escuela de Ciencias Ambientales de la UNA, donde inicia su formación.

Wilberth Jiménez Marín (WJM):

Muchísimas gracias a ustedes por darme la oportunidad de participar en este espacio, les deseo muchos éxitos en este relanzamiento de la revista, sé que no es nada fácil porque he tenido la experiencia de ser editor de revista muchos años atrás y sé lo trabajoso y complicado que es producir una publicación académica. Todo mundo piensa que es un ratito lo que uno le dedica a eso, pero en realidad el proceso de producción de revistas requiere mucho trabajo, sobre todo si uno quiere cierto rigor científico en la producción. El estar detrás de la gente, que los revisores entreguen, que los autores revisen y corrijan, que rehagan, las artes, el diseño... es un trabajo complicadísimo la producción de revistas, aunque todo mundo piensa que es muy fácil, siendo uno de los trabajos más invisibles pero que más dejan constancia del trabajo que hacen las personas, ya que cuando uno lo pone en el papel, al menos quedó registrado para la historia el conocimiento y la experiencia. Así que les deseo muchos éxitos.

Bien, yo de formación soy ingeniero forestal y bueno, tengo una particularidad que siempre digo que yo nací con la Universidad Nacional, porque cuando yo entré a la Universidad Nacional en el año 1977, esta había iniciado sus planes de estudio tres años antes, o sea, durante esos años de estudio me tocó la experiencia de estar involucrado muy activamente en el movimiento estudiantil a nivel de la Escuela, Consejos de Escuela, etc., siempre muy activo en la vida de la institución. Incluso, yo tenía un pasado de vinculación con los movimientos juveniles, desde los 13, 15 años había sido integrante de grupos juveniles preocupados por los temas sociales. Incluso yo en algún momento pensé que no iba a estudiar Ciencias Forestales porque sentía una mayor vocación por los temas sociales, en realidad, yo debo decir que tengo mucha sensibilidad para esos temas. Pero en algún momento, cuando ya estaba cerca de tener que tomar esa decisión de qué quería hacer a futuro, me llamaban mucho la atención las ciencias y me fui por esta área, aunque nunca pude desvincularme del todo, estudiando y después ejerciendo profesionalmente, de esa dimensión social. De hecho, yo no logro entender, me cuesta mucho entender, aunque respeto y me parece encomiable el trabajo que realizan los científicos puros de trabajar en el área de la ciencia dura y todo eso, pero a veces me parece que es una tarea muy solitaria, y yo no puedo estar solo, necesito vincularme con la gente, entonces, así fue. Terminé mi carrera y comencé a trabajar como asistente de investigación en la universidad con una colega muy conocida, Adelaida Chaverri, que fue una ecóloga que murió hace algunos años, trabajé casi 17 años con ella en investigación en el área ecológica y en el área de silvicultura, que es el arte del manejo del bosque, en la zona alta de la Cordillera de Talamanca, allí estuvimos montando y desarrollando ensayos e investigaciones en esa época.

Pero siempre con el “pica pica”, yo no podía separarme de ese deseo de abordar los problemas sociales y de hecho establecí muchos vínculos con productores y productoras de esa zona, porque siempre, aunque estaba metido en el bosque midiendo y haciendo cosas, siempre había una necesidad de vincularme a la gente. Paralelamente a eso, esa vinculación que tuve en el pasado con organizaciones juveniles, en ese periodo previo a la universidad, se fundaron algunas ONG’s en Costa Rica y yo estuve vinculado, mi hermano ha sido históricamente el líder en muchas ONG’s en este país, vinculadas con la acción social digamos así. Y cuando yo terminé la universidad, me motivó y me dijo “mirá, Wilberth, qué estás pensando, yo sé que vos estás en la universidad, pero yo siento que vos podés aportar mucho en otras cosas y quería ver si te interesaba volver y sumarte a la ONG en la que estamos trabajando y hacer algo con nosotros”. Ese llamado me lo hizo en el año 1986 o 1987 y le dije que sí. Mi hermano me motivó a por qué no montábamos una propuesta de desarrollo en comunidades rurales con un enfoque alternativo.

En esa época se hablaba mucho de ecodesarrollo, que era una corriente del enfoque del desarrollo sostenible muy pensada en esta visión de sincronizar procesos sociales y económicos con ambientales, y entonces echamos a caminar una propuesta en el cantón de Acosta, ahí trabajamos casi 12 años con fondos de la cooperación humanitaria alemana, y entonces me dediqué a ser el coordinador del programa durante varios años, trabajando con comunidades rurales, animando trabajo con pequeños productores con esta nueva visión de incorporar la dimensión ambiental en el proceso productivo, o sea, cómo lograr que la producción de frijol tapao fuera más sostenible; cómo lograr que la producción de café en esa zona fuera más sostenible y que la gente pudiera tener huertas de autoconsumo para el abastecimiento de legumbres y no tradicionales, porque esas zonas tienen lo clásico, maíz, raíces, tubérculos, pero toda la parte de hortalizas no existía, entonces dijimos hay que animar la producción de especies menores no tradicionales, como cabras, cosas de ese tipo y nos metimos en esa onda y, claro, en esa época teníamos mucha energía como jóvenes que éramos, porque trabajé con un grupo de agrónomos en su mayoría graduados de la Escuela de Ciencias Agrarias, con los que trabajé muchos años y nos metimos en esa línea. Ahí empezó fuertemente esta preocupación de los problemas de la producción sostenible y el tema de la autosuficiencia alimentaria de las familias en el campo.

En eso permanecí muchos años y concilié el trabajo en la universidad con el trabajo en la ONG, una tarea un poco complicada, muy cansado, muy pesado, pero tenía la energía y los deseos de hacerlo y durante muchos años me dediqué a eso, después pasé a ser el director de la ONG y abrimos nuevos proyectos de trabajo en esta dimensión del desarrollo sostenible en la región de Sarapiquí, en Pococí y en la zona de Zarcero; años después empezamos a trabajar con los productores de hortalizas orgánicas de la zona, durante bastantes años. En ese impasse que en yo estaba en la universidad hace veinticinco años, había dejado un poco el tema de los estudios, me había concentrado mucho en el trabajo académico-profesional y había descuidado los estudios, pero en la Escuela me dijeron que la licenciatura no era suficiente ante las demandas cada vez mayores en la universidad. Entonces me metí precisamente a la Maestría en Desarrollo Rural de la Escuela de Ciencias Agrarias de la UNA y saqué esa maestría, ya que un tema que me interesaba mucho era el de los sistemas diversificados de producción y su papel en la economía campesina, o sea, cómo funcionan, qué hacen, cuáles son sus aportes, y siempre dije que el conocimiento de la gente en el campo es un conocimiento que está ahí, que ha sido construido por cientos de años, no décadas sino a veces cientos de años de la gente desarrollando una experiencia en los procesos tecnológicos de producción y yo decía, cómo es posible que ese conocimiento esté ahí y que no se documente, algo tengo que hacer, aportar algo en ese proceso de registrar dicha información, documentarla para que no se pierda, porque la gran preocupación, y creo que para ustedes que trabajan también en este mundo rural, está cada vez más claro que el tema de la producción agropecuaria en el mundo rural, pareciera seguir en retroceso sobre todo en la pequeña producción, no la grande producción agro-industrial sino la pequeña producción pareciera estar permanentemente expuesta a un proceso de desatención, de poco interés, de poco apoyo y por eso mi preocupación es que nos vamos quedando sin agricultores, lo cual ha sido documentado ya por el Estado de la Nación sobre el promedio de edad de las personas agricultoras en Costa Rica, que ronda los 54 años, o sea tenemos una población de agricultores bastante adulta y con una tendencia de los jóvenes de no vincularse al mundo de la producción agropecuaria y esto es una señal, muy mala, de lo que está pasando.

Y digo que es una muy mala señal porque yo no puedo entender un país que ponga en riesgo su soberanía y su seguridad alimentaria descuidándola, sin darle la dimensión que requiere, enfocándose en los paradigmas del progreso de la agro-industria de alta tecnología, etc., pero dejando de lado una cosa que es tan básica como el tema de la producción de alimentos. Entonces, efectivamente, ese proceso me llevó a elaborar mi tesis de maestría en ese campo y trabajé en la región del Caribe, donde hice estudios de caso, con una metodología más cualitativa, aunque se usaron elementos cuantitativos, trabajé más el estudio de caso como una metodología de abordaje, precisamente para entender el universo de lo que significa una unidad de producción familiar. Eso me llevó progresivamente, después de que terminé ahí, y después de que terminé mi proceso de investigación en la zona del Cerro de la Muerte, en la zona alta de Talamanca, con un grupo de compañeros, una profesora de la Escuela de Agrarias y un colega de Ambientales, nos metimos en el tema de la forestería comunitaria, cómo la producción forestal no se separa ni se puede separar de la producción agropecuaria en una unidad productiva y cómo lograr desarrollar procesos de producción más sostenible, pero donde el componente forestal también juega un papel muy importante. Entonces nos metimos a hacer algunos estudios de caso en la región Caribe, en la zona de Barva, en la zona de Talamanca y me fui cada vez metiendo más en el rollo de las fincas y ahí fue cuando dije, necesitamos documentar los sistemas agroforestales que existen en Costa Rica.

Ahí propusimos un proyecto de investigación y documentamos sistemas agroforestales en varias regiones del país, en el Valle Central, en Acosta, en Puriscal, en la zona del Caribe, en la zona de San Carlos e hicimos un registro tratando de entender cómo funcionan los sistemas agroforestales desarrollados por los mismos productores que uno diría que están muy difundidos y sí lo están en la práctica, pero no existe casi nada de documentación al respecto. Entonces era ver cómo usan el componente forestal en la unidad productiva y cómo están articulados y ahí fue cuando descubrimos que había fincas integrales y dijimos: vamos a la siguiente fase, trabajemos con esto porque pareciera que el enfoque a futuro pasa más por el modelo de la diversificación productiva y por entender los sistemas de producción en una finca y que se pueden articular, integrar y maximizar el uso de su energía y se pueden maximizar los beneficios de ellos. En ese momento seguimos trabajando con esto y ahí fue donde lanzamos este paquete de cuatro proyectos continuos de documentar en varias regiones del país los sistemas de fincas integrales que habíamos entendido que existían y que venían caminando, pero que tampoco habían sido documentados, por lo que nos propusimos documentar y sistematizar esta información. Así fue como llegamos a esta historia de las fincas integrales y concluyo aquí esta primera parte del recuento histórico para decir hoy día estoy más convencido de que los modelos de diversificación e integración son una estrategia clave en la sobrevivencia de la pequeña producción en el campo, sobre todo de las pequeñas fincas donde el productor está muy expuesto a las oscilaciones de precios en los mercados, a la oferta-demanda. Los sistemas diversificados y las fincas integrales son sistemas salvaguardas, son sistemas que te permiten sobrevivir ante las tempestades del mercado, bajan precios de algunos productos, pero suben otros. Tengo diversidad de productos para asegurar mi canasta básica, alimentos y con eso puedo ir jugándomela, por eso estoy convencido de que es una estrategia, y no digo que no haya otra, pero es para mí una estrategia interesante para la sobrevivencia de la pequeña producción.

Gerardo Cerdas Vega (GCV):

Muchas gracias, don Wilberth. Realmente qué interesante escucharlo y además me quedo pensado en muchas cosas que podríamos aquí desdoblar, podríamos irnos por muchos subtemas asociados a lo que usted va diciendo, pero manteniendo un poco la línea de la entrevista queríamos pedirle que nos cuente, desde su perspectiva y experiencia, porque vea que usted nos está hablando que ya empezó a trabajar con todas estas temáticas desde los años ochenta, entonces justamente esto coincide con la siguiente pregunta que le queríamos hacer. Nos gustaría que usted nos cuente sobre su valoración general de los cambios habidos en la agricultura nacional en los últimos cuarenta años y cómo estos cambios han impactado la soberanía alimentaria y nutricional del país. Entonces, ¿cuál es la valoración suya sobre esas políticas públicas para el sector agropecuario en las últimas décadas?, ya que usted ha acompañado prácticamente todo ese transcurso histórico de los años ochenta hasta el día de hoy y tiene un lugar muy privilegiado porque ha trabajado con estos temas, no es una persona ajena a la temática, usted es una persona inmersa en esas temáticas desde hace muchos años, por eso nos gustaría mucho también contar son su apreciación en este sentido.

WJM:

Bueno, cuando nosotros pensamos en los años ochenta, el trabajo con los modelos de producción y los sistemas de pequeña escala, pequeños productores en las zonas rurales y en dos o tres regiones del país, nosotros decíamos: el Valle Central es una cuna interesantísima de la agricultura más tradicional del país, de la agricultura, digamos, identidad y posiblemente cultural incluso todo el tema de la producción del frijol, maíz, del café, de los sistemas de los policultivos y después estamos en la región caribe en una zona de expansión agrícola de colonización porque los años 1970/1980 fueron años de expansión de asentamientos campesinos en la región Caribe, entonces era contrastando otro patrón de comportamiento de la expansión de la agricultura, y luego en la zona de Zarcero otro concepto totalmente de una agricultura altamente intensiva muy especializada de mucha competencia, muy competitiva con incorporación de tecnología mucho más agresiva que en otras regiones del país. Entonces bueno, son esos escenarios los que me permiten decir que en los años ochenta empezamos a ver materializada la política de los famosos de procesos de ajuste estructural, porque ahí empieza un proceso de modificación en los modelos de producción en el campo con todo el esquema de la agricultura de cambio, de esta idea de que vamos a hacer una agricultura de mayores rendimientos, de mayor oportunidad en el mercado internacional y entonces la aventura de los gobiernos de transformar al pequeño productor tradicional en un productor más eficiente con el tema de los nuevos cultivos: maracuyá, macadamia, palmito, especies aromáticas, cardamomo, chile picante, pimienta, vainilla. No dejan de ser productos interesantes, pero pensado para un mercado exclusivamente de exportación sin haber creado las condiciones para vincular a los productores al mercado de exportación y después de esa política que se suponía tenía como fin transformar el agro en un sector mucho más eficiente, termina por sacar del mundo rural a no sé cuántos productores, los datos que maneja el Estado de la Nación hablan de que entre el año 1980 y antitos del 2000, hay una salida de casi del 15% de la fuerza laboral del campo que dejó de ser productor, pasó a ser del sector servicios y sector comercio o simplemente desapareció como productor, o sea, al final lo que hubo fue una reducción de la población de productores.

Entonces uno empieza a ver que esas políticas tienen como resultado, más que fortalecer el desarrollo de la agricultura, prácticamente llevan a la reducción del sector agropecuario y eso ligado a otro problema muy serio: si las actividades productivas dejan de ser atractivas para el productor y no hay posibilidades de tener una actividad agropecuaria que le permita mantenerse en ese mercado termina, por traerse al traste buena parte de la política de la “reforma agraria” que viene siendo implementada hace años a través del ITCO primero, después del IDA y más recientemente del INDER.

En otras palabras, muchos productores terminaron abandonando o vendiendo las parcelas y en ese mismo proceso, se ha reconcentrado la tierra en las manos de unos pocos consorcios multinacionales, porque mucha de esa producción que, en el caso del Caribe, de la Zona Norte del país, se concentró alrededor de la producción bananera con el auge bananero de los años noventa, que también fue otro nuevo empuje que hubo muy fuerte de la producción bananera de los años noventa, que más o menos que tenía esa consigna, la de avanzar en un crecimiento de la producción exportadora de banano y después, más recientemente unos años después con la producción de piña que se ha convertido en otra concentrador de la tierra en diferentes modalidades, una es la compra de tierras, pero otra es el arriendo de tierras que es una forma mucho más eficiente porque al final de cuentas yo hago un contrato de 10 años a un productor, uso la tierra y ya cuando la tierra no sirve para nada, la entrego y no tengo ninguna responsabilidad al respecto, me quité el problema, las responsabilidades las asume el dueño de la tierra y yo me voy, entonces hay que decir que las políticas estas que salieron entre los años setenta y ochenta, en lugar de potenciar y fortalecer la pequeña producción en el mundo rural, terminaron por despedazarla y desplazarla.

Ahora, eso no quiere decir que no haya pequeños productores que sí lograron colarse en los vagones del tren, algunos productores pequeños han sido eficientes y capaces de vincularse a esos mercados de exportación y a esas formas de producción porque no podemos decir que no ha ocurrido, sería tapar el sol con un dedo. O sea, hay gente que sí lo logró, se especializó en la producción de palmito por ejemplo; a algunos les fue bien, a muchos les fue muy mal y otros se especializaron en la producción de frutas, especies, vainilla, pimienta y han sabido moverse, pero en nichos de mercado muy pequeños, muy especializados, pero esta no ha sido la tendencia generalizada. Vale la pena decir también que este modelo de producción de la agricultura de cambio, vamos a ver, frente a una política también ambiental del país de fortalecer el crecimiento o la conservación de bosques, el crecimiento de las plantaciones forestales como una alternativa, pasó otro fenómeno y fue el caso de los pequeños productores del sector forestal, que sufrieron el mismo fenómeno del sector agropecuario. Muchos pequeños se embarcaron (en el buen sentido de la palabra) a plantar sus fincas con árboles con la expectativa de que este podría ser un buen negocio, pero a la hora de vender madera quedaron exactamente igual como quedaron los productores agropecuarios en general. Es el productor de papaya que termina vendiéndolo a un intermediario y este intermediario termina controlando el mercado y entonces yo me comí la bronca de trabajar la producción de inversión, de lo difícil de hacer que la producción saliera, pero otro se llevó el negocio y controla el mercado. En la producción forestal de los pequeños pasó igual: llegaron los grandes empresarios y empezaron a pagar lo que se les ocurriera por la madera de los pequeños productores y al final los pequeños productores decían: pero yo no gané nada, porque después de esperarme 10, 12, 14 años en un cultivo para producir madera, resulta que lo que me están pagando por cada palo que yo saco es cualquier cochinada y después hago los números y mejor me hubiera dedicado a mantener ganado o meter un poco de plátano, que hubiera resultado en un mejor negocio.

Entonces uno dice que qué difícil, con estas políticas, quisiera no pensar maquiavélicamente, pero es que todo ha sido tan demoledor que uno dice que todo está como orquestado, porque una política totalmente coherente y pensada en función de fortalecer y beneficiar a los pequeños y medianos productores, no hubiese tenido que tener necesariamente como resultado la desaparición de productores, la reconcentración de la tierra, el deterioro del ambiente, o sea al final de cuentas esto pareciera ser como un plan ideado. Entonces es ahí donde uno cuestiona dónde están nuestros gobiernos, en dónde están nuestros políticos. La pregunta es: ¿están pensando en el desarrollo de nuestra nación o están pensando en el desarrollo de los negocios de algunos sectores de esta sociedad? Entonces para mí, los resultados de esto, de estos años ha sido realmente una pérdida del conocimiento, de la tradición productiva, la desaparición de productores, la desaparición de un componente importantísimo de la sociedad, de la estabilidad social de este país. Entonces termino un poco, concluyendo este asunto, que es muy lamentable pero pareciera que ha habido una falta de visión y uno desearía oír propuestas, pero propuestas que se concreten en la práctica, que tengan el fin de por lo menos, contener y en la medida de las posibilidades revertir este proceso, pero pareciera ser como cuando un ferrocarril va a 100 Km/h y usted trata de frenarlo, algún día va a frenar, pero no va a frenar inmediatamente, o sea, la inercia de ese ferrocarril va a continuar por no sé cuantos kilómetros hasta que logre reducir su velocidad y detenerse. Ojalá no estemos llegando al punto de que cuando se detenga el tren, ya no haya nada que rescatar porque todo pareciera indicarnos que la tendencia y patrón es ese, y ahora el último salto al que nos enfrentamos es al tema de la agricultura inteligente como la llaman, no la climáticamente inteligente, sino esa agricultura de alta tecnología aplicada a la agricultura, todo sincronizado, automatizado, todo controlado y yo no lo veo mal, no me suena tan mal salvo algunos aspectos, en especial porque va a generar mayor dependencia tecnológica.

Más allá, lo que me preocupa es que esto va a reduciendo y se va volviendo un embudo y se van cerrando puertas porque quienes puedan llegar ahí requieren unos niveles de especialización y capacitación, información y recursos que no todo mundo los tiene. Yo creo que agricultura de precisión y agricultura inteligente sí, pero no todo mundo puede llegar ahí y eso pareciera ser como la solución de la que ahora se habla: ahora deberíamos ir hacia una agricultura de precisión. Bueno...yo tengo mis dudas de si eso pueda resolver el problema, lo que va a tender es a especializar una parte de ese sector productivo, pero no va a resolver en el fondo el problema, pero bueno, no sé si logro, Gerardo, responder la pregunta tuya o queda inconclusa.

MUS:

Justamente eso le íbamos a comentar, don Wilberth, porque con respecto a esta problemática quisiéramos saber cuál es su perspectiva sobre el quehacer de las universidades públicas. Sabemos que, en nuestro país, todas las universidades públicas dan la carrera de agronomía, sin embargo, parece que no se ha logrado contrarrestar las tendencias generales en materia de política agropecuaria a partir de esta formación profesional en las universidades. Quisiéramos saber, de acuerdo con su visión, cuáles son los factores que han limitado y/o potenciado el accionar de las universidades públicas costarricenses, con respecto a esta coyuntura agroalimentaria que vive el país y la región centroamericana, relativa a la implementación de todo este modelo.

WJM:

Bueno ahí voy a hacer una autocrítica constructiva, digo autocrítica porque yo soy parte de este actor de la sociedad que es la universidad, porque estuve vinculado gran parte de mi vida profesional a la universidad y es importante reconocer los errores que, de alguna manera, como institución, hemos cometido. Lo primero es que me parece que, si bien las universidades son espacios estratégicos en una sociedad, muy importantes en la generación de conocimiento y también de formación de recursos humanos, hay que recordar que las universidades somos un actor más, no somos el actor protagónico de la sociedad, somos un actor más que tiene un papel y un rol que cumplir en la sociedad en esas tareas que se le han endosado o reconocido a las universidades como generadoras de conocimiento, formadoras de recursos humanos, productoras de ese conocimiento sistematizado, científico y estimulador o actor, promotor, impulsor de alguna manera de algunas acciones claves en el desarrollo de la sociedad, pero es un actor, existen otros actores que pueden tener y tienen más peso: el gobierno, que controla gran parte del Estado, por ejemplo es el actor para mí más relevante porque es el que materializa a través de la política pública y los recursos públicos lo que se espera o piensa que debe ser el desarrollo de una sociedad o país, entonces hay que hacer esa clarificación y eso me lleva al otro punto de que entonces cómo una universidad, siendo un actor más, puede cumplir un papel en el desarrollo. Yo creo que tal vez ahí el gran problema que para mí hemos tenido como universidades, es que hemos llegado tarde a las cosas y debo decir porque cuando nosotros empezamos en los años ochenta a hablar de agricultura orgánica, que en los países del norte ya venía desde quince años atrás, agricultura orgánica, sostenible, permacultura, todo este tipo de corrientes, agricultura natural, eran agriculturas que ya venían desarrollándose desde los años sesenta y setenta y llegamos aquí a los años ochenta y nosotros recogemos veinte años después estas corrientes, pero las universidades logran incorporar estos elementos de una agricultura diferente, un desarrollo más social, más participativo, otros veinte años después…, por ejemplo, vemos que la Maestría de Agricultura Ecológica de la UNA nace iniciando el año 2000, o sea, muchos años después de haberse iniciado todo ese movimiento hacia una agricultura sustentable en otras partes del mundo.

La sensación que yo tengo es que la universidad llega tardíamente y esto tiene que ver con una cierta lógica, pues los recursos humanos no se forman inmediatamente. As, usted ve una universidad, la gente que estaba formando a los nuevos profesionales en las universidades en los años ochenta, era gente que había sido formada quince años atrás en el enfoque de la revolución verde, de los modelos de desarrollo agroindustrial y les toca la tarea de enfrentarse (pero no lo ven así) a estos cambios y por eso llegamos veinte años tarde. Solo cuando hay un relevo generacional en aquellos profesionales que estaban formados para reproducir esos modelos de producción y formas de trabajo, es que se comienza a fomentar una agricultura diferente. En otras palabras, ese rezago tiene que ver con los recursos humanos que las universidades tienen y que han sido formados en el pasado y nos cuesta mucho asimilar estos cambios y esto también me lleva a la otra cosa, creo que todavía le falta muchísimo a la universidad el tema de la articulación con los actores, porque si bien hacemos un esfuerzo por vincularnos a la gente, yo creo que hacemos un acercamiento siempre desde lo que nosotros pensamos que deberían ser las cosas y no necesariamente lo que debería ser la agenda común de trabajo con esos actores, entonces tenemos una lectura parcial por decir así, del entorno, de lo que está pasando en el entorno y yo creo que si las universidades queremos avanzar más y queremos corregir realmente esos vacíos, tiene que haber una lectura sistemática, permanente de articulación con los actores y pueden ser los pequeños productores, pero estoy hablando también del sector empresarial, sector gubernamental, o sea yo no justifico las críticas que oigo de nuestro señor presidente, críticas arteras a las universidades, pero en el fondo sí creo que hay una deuda de la universidad de no haber hecho saltos cualitativos en esa articulación con los actores sociales, actores en el desarrollo nacional.

Entonces sí creo que es importante revisar hacia dónde y de qué manera la universidad empieza a vincularse cada día más fuertemente a esos actores y cómo hacer una lectura compartida de la realidad y no desde apenas desde la óptica nuestra, o sea, pecamos lamentablemente al pensar que la verdad la conocemos nosotros y que los demás no tienen conocimiento de la verdad. Yo creo que la verdad está en muchos lados y hay muchos sujetos que pueden contribuir a la aproximación a esa verdad, pero hay necesariamente que bajar de ese pedestal y lograr formas y mecanismos más articulados para poder estar llevando el pulso a lo que está pasando y no perder actualidad ni vigencia y a mí lo que más me preocupa hoy día con las universidades es que hemos crecido mucho por un proceso normal de crecimiento de la población y las demandas de servicios educativos superiores, pero en ese crecimiento se van haciendo tan grandes y tan rígidas que les cuesta mucho hacer esos giros de cintura, es como cuando uno tiene 15 años, tiene una agilidad enorme pero cuando llega a los 40 y no se cuidó la panza, cada movimiento de cintura nos cuesta un dolor de espalda, de rodillas y a la universidad le cuesta mucho hacer esos giros. Yo creo que la universidad tiene que hacer un esfuerzo por ver como se rejuvenece en ese sentido y ser mucho más interactiva con la sociedad y en la medida en que se vuelve más interactiva, se vuelve más pertinente; el problema es que podemos perder pertinencia y a mí en esta cruzada de algunos sectores de la sociedad de que al sector público hay que reducirlo, de que es ineficiente y de que las universidades son unas privilegiadas, yo creo que hay que tener mucho cuidado porque tarde o temprano y yo creo que por ahí va la procesión, van a golpear más a las universidades y la única forma de atenuar ese fenómeno es replanteándonos cómo nos vinculamos a la sociedad y a los otros actores de la sociedad.

Entonces esta es mi crítica, creo que llegamos un poco tarde a los procesos, tenemos una lectura de la realidad parcial, no equivocada, pero parcial, no total. Hemos estado muy enquistados en ese mundo en que la universidad se vuelve casi un universo particular y nos cuesta mucho entender que hay galaxias o más universos vecinos y que esos vecinos están, interactúan y funcionan y toman decisiones también y hacen cosas. Entonces hay que romper un poco eso y eso requiere mucha humildad y mucho esfuerzo colectivo para avanzar en ese proceso, yo no digo que no se haga, yo creo que sí hay gente en la universidad, colegas que han hecho un enorme esfuerzo por articular, vincularse y hacer cosas conjuntas, pero no basta con un proyecto de extensión, con una acción de ese tipo, tiene que ser una política mucho más agresiva y pertinente para lograr una vinculación con esos actores.

Por otro lado, yo creo que esto es un reflejo de las tensiones entre las universidades y la sociedad que vienen desde los años ochenta, cuando las universidades eran vistas como los antros de reproducción del pensamiento comunista y socialista. Entonces hay una tendencia a ese aislamiento de la universidad y no solo de ser vista, sino de sentirse distintas por esa herencia pasada que de alguna manera las marcó durante y después de la Guerra Fría, pero creo que es muy importante no tener temor y yo fui parte de ese proceso también, fui formado en ese mundo de perder el temor de sentarse a discutir con los actores privados, yo creo que hay que sentarse a hablar con el sector empresarial, hay que hacerlo pero con nuestras condiciones, con nuestros alcances y hasta donde pensamos nosotros que podemos hacerlo, pero hay que hacerlo porque cada vez este sector nos ve más distantes y nos dice: ustedes gastan mucha plata, tienen privilegios y la verdad es que nosotros no sentimos que ustedes traduzcan eso en un beneficio para nosotros. Y cuando hablo del sector privado, no solo estoy pensando en las grandes empresas, estoy pensando en la pequeña y mediana empresa, pero que son empresas que funcionan con una lógica de mercado y que están ahí y el mercado no es un pecado, está y funciona, lo que hay que ver es que hay que darle otros signos al mercado: mercados más solidarios, más igualitarios, más fraternos, pero no podemos distanciarnos de una realidad que cada vez marca más eso.

Entonces sí perder un poco temores sin ser ingenuos tampoco, pero hay que hacerlo y creo que son los retos que las universidades públicas tenemos realmente y tienen que ver con un juicio de un tema de sobrevivencia o de pertinencia, de permanencia también, porque si no, van a darnos duro, muy duro.

GCV:

Muy bien, don Wilberth, excelente. Esto es todo un tema, justamente esta semana nuestra universidad acaba de lanzar una estrategia en el contexto del 50° aniversario de la UNA, lanzado por la rectoría y vicerrectoría, donde se establecen y priorizan las estrategias institucionales que van en esa línea que usted apunta de buscar diálogo con los actores empresariales y tratar de superar ese aislamiento relativo en que la universidad ha caído. Tengo mis críticas al asunto, pero vamos a ver en qué medida esto puede implementarse. Pero Wilberth, pasando al siguiente bloque y para entrar al tema de las fincas integrales y la soberanía alimentaria que sería el centro de esta entrevista, nos gustaría que nos comente un poco sobre la historia de estas fincas, porque tal vez eso no queda tan claro y sería importante recuperar esa trayectoria. ¿Qué son las fincas integrales? ¿Cuáles son sus características? ¿Cuáles son sus principios? ¿Dónde están? Sería interesante si usted nos cuenta un poco, a partir de la investigación realizada en los últimos años, en qué situación se encuentran actualmente y cuáles son las perspectivas de estas experiencias productivas alternativas.

WJM:

Vamos a ver, como les contaba anteriormente, precisamente llegamos a las fincas integrales después de que descubrimos que sí hay trabajo en esta línea, es decir, que hay productores que tienen estos modelos de finca. Es interesante, hay un viejo académico que trabajó muchos años en el CATIE, después trabajó en la Universidad para la Paz, don Gerardo Budowski, él era un agroforestal, en realidad su enfoque y todo su esfuerzo fue sobre los sistemas agroforestales, y él tiene un artículo muy pequeñito que siempre llamó mi atención, porque dice que la agroforestería es un nuevo nombre para una vieja práctica y eso me lleva a decir que yo creo que en el caso de las fincas integrales pasa lo mismo, es un nuevo nombre para una vieja práctica. Efectivamente, creo que los modelos de producción del estilo de finca integral tienen una larga data, incluso creo que los primeros creadores de estos modelos de producción son los indígenas. Si uno va a las fincas de producción de los indígenas de Talamanca, bribris y cabécares, uno va a descubrir que sus fincas son en realidad, como llamarían en otros países, chacras. Son sistemas donde hay árboles, frutales, hay pejibaye, hay cacao, hay maderables, hay plantas medicinales, tubérculos, todo eso mezclado, imbricado con conceptos incluso de distribución espacial muy interesantes. Un día, hablando con una colega, ella me decía que los modelos de producción, en el caso de Talamanca, están organizados en la forma del círculo, al contrario de la agricultura moderna que está construida sobre la simetría de las figuras geométricas de rígidas paralelas y perpendiculares, entonces un cultivo se siembra a 2 x 2, pero en el concepto de la agricultura indígena, el concepto es el círculo.

Los árboles y plantas se plantan en forma de círculos, que son una condición totalmente diferente, tiene que ver con el tema de los astros, la organización del planeta, la luna, son las famosas mándalas que utilizan muchos, por ejemplo, los hindúes las practican y son sus formas de producción, una producción concéntrica, son círculos y se van sembrando de afuera hacia adentro, con diferentes mezclas de cultivos, distanciamientos diferentes hacia un punto central para concentrar la energía. Estos conceptos de agricultura, aunque parecieran ser novedosos, me parece más bien que se están revitalizando, tienen un origen ancestral, viejísimo, entonces los modelos de producción antiguos tenían una herencia muy importante de la cultura indígena y algunos de estos sistemas se mantuvieron y se han mantenido a lo largo de la historia. Por ejemplo, el sistema de producción del cacao arbolado, que se practica en Talamanca, tiene esta herencia. Se trabaja el cacao asociado a plátano o banano con árboles forestales o frutales, pejibayes incluso. Este modelo tiene un origen en esa cultura productiva; en el Valle central, uno entra a los sistemas de café más tradicionales y encuentra en un cafetal desde guabos, porós, frutales, naranjas, jocotes, además del café, encuentra algunos cultivos metidos en los cafetales, el uso de cercas con rompevientos, es decir, son modelos que recuperan en buena medida esas prácticas y conceptos pasados, entonces vuelvo a subrayar, yo hablaría que una finca integral es un nuevo nombre para una vieja práctica. Ahora, el que se le ponga ese nombre no quiere decir que se le esté bajando el piso, lo que digo, por dicha estamos recuperando este concepto, no importa el nombre que le pongas, lo importante es que estamos recuperando estas formas de producción que en el pasado se practicaban mucho.

Cuando entra la revolución verde, este modelo parte del concepto de la simetría, del aumento de la productividad promedio por hectárea, lleva a la simplificación del ecosistema, al pasar un sistema de policultivo a uno de monocultivo para ser más eficientes, más rentables, pero va perdiendo la perspectiva de la sostenibilidad del sistema y de la auto seguridad alimentaria, o sea pasamos de un modelo de producción diversificado a un modelo de producción simplificado, muy productivos, con una enorme demanda de insumos externos, de energía externa que es otra de las debilidades de la agricultura comercial industrial, dependemos demasiado de los hidrocarburos, maquinaria, combustible, herbicidas, insecticidas, fertilizantes para que esos sistemas funcionen, a diferencia de los sistemas tradicionales antiguos donde prácticamente la energía que se utilizaba era la que el mismo sistema era capaz de recircular. Entonces hoy día llegamos a replantearnos que la agricultura debería estar haciendo una vuelta al pasado, pero agregando los avances que tiene la ciencia y estos avances tienen que ver con estas innovaciones tecnológicas, cuando uno ve a la gente donde ahora yo puedo hacer que mi productividad promedio manteniendo esa diversificación, no sea la misma de hace dos siglos, sino que pueda duplicar, pero que pueda usar abonos orgánicos, sí claro y puedes usar abonos como el bocashi, que es una innovación de la agricultura japonesa, hoy día muy internacionalizada en nuestros medios, el uso de microorganismos de montaña también que han sido desarrollados históricamente a través de la agricultura oriental y que llegan al país y pueden llegar a hacer mi plantación o mi huerto más productiva y puedo ir haciendo evaluaciones. Si yo tengo problemas porque la producción de hortalizas se realiza en ambientes abiertos, donde hay alta humedad y mucha radiación, se puede entonces usar ambientes protegidos y comenzar a producir hortalizas donde antes no había, en zonas bajas y haciendo más eficiente tu producción.

Hoy podemos avanzar hacia el modelo de producción recuperando la cultura productiva pasada, haciendo innovaciones y entonces aquí es donde siento que el aporte de las universidades es central, porque desarrollar mejoras en los sistemas de producción requiere históricamente muchos años de prueba y error, así fue como se desarrolló la cultura del maíz, frijol, cacao, café en el mundo pero uno puede abreviar estos procesos y ahí la universidad lo puede hacer, porque podemos empezar a trabajar con algunas cosas, incorporemos este componente, démosle vuelta a esto, probemos este nuevo insumo que hemos desarrollado… ¿por qué no utilizamos cepas locales de tal cosa? Control biológico que ya lo tenemos, incorporación del componente de las abejas locales para mejorar la polinización. Hay muchísimo conocimiento hoy día que las universidades podemos incorporar en la mejora de los sistemas de producción. Entonces, origen ya existe, hacemos modificaciones y mejoras. Cuál ha sido la tendencia, cuando nosotros empezamos a trabajar en la ONG que estuve vinculado, teníamos menos herramientas de las que hoy existen, pero ya en aquel momento se hablaba del concepto de la permacultura, que son los modelos de producción que de alguna manera imitan lo que pasa en la naturaleza. Hay un nuevo concepto que se está desarrollando que se llama forestería análoga, que dice que los sistemas de producción tradicionales nacieron en el bosque y hoy lo que hay que hacer es un retorno a modelos de producción que imitan la dinámica de los ecosistemas naturales, pero con componentes más vinculados al mercado, más comerciales, entonces yo puedo tener árboles que producen frutas pero también madera, pero porque están pensadas en función de eso, priorizo bejucos que producen ciertas cosas, orquídeas que producen cierto tipo de compuestos que se pueden comercializar, se puede hacer ese tipo de cosas. En esa época no teníamos, hoy día tenemos más experiencias desarrolladas.

Me acuerdo que más o menos en el año 2005/2007, el gobierno de Costa Rica logró el financiamiento de un famoso proyecto con el BID, para fortalecer el mejoramiento de los sistemas de producción agropecuaria sostenible. Era un proyecto financiado con fondos del BID, era un proyecto como por doce millones de dólares para promover modelos de producción mucho más sostenibles, me pareció una cosa interesante, no habíamos tenido en la historia de este país proyectos con recursos multilaterales de ese tamaño pensados en modelos de producción agropecuaria sostenible y no de agricultura de alta tecnología moderna, sino era cómo trabajar modelos de producción más sostenibles y uno de los componentes importantes que encontramos era precisamente la promoción de fincas integrales, ya el concepto existía y se oficializa y debo decir que algunas de las fincas que nosotros documentamos en el trabajo que hicimos vienen de esto, o sea del esfuerzo que se hizo en aquel momento con fondos de cooperación internacional para mejorar los sistemas de producción de una forma mucho más sostenible. Ese proceso como todo en este país, como todo lo trabajamos a muy corto plazo, no hay proyectos de largo alcance, salvo la circunvalación que llevamos ya cuarenta años, es el proyecto de más largo alcance que hemos tenido. Uno dice no hay proyectos de visión de mediano y largo plazo, proyectos país que dicen que vamos en esta ruta y esta ruta es de veinte años hacia adelante, no importa el gobierno que llegue, esta es la ruta que va el país por los próximos veinte años. Se habla mucho de planificar a largo plazo, pero el gobierno que llega nuevo, lo primero que hace es desterrar todo lo que el anterior gobierno hizo porque queremos poner nuestro sello y decir que esto es nuevo y así perdemos cuatro años más. Entonces ese proyecto no tuvo continuidad, se dejó botado y a mí me parece una barbaridad que lo hayan dejado tirado, ese proyecto lo jefeaba el MAG de las pocas cosas buenas que ha hecho el MAG en los últimos años, es ese proyecto y lo dejaron botado. Entonces yo digo, qué pena no darle continuidad a eso. A pesar de ello, muchas fincas se han mantenido, algunas desaparecieron, pero muchas de esas fincas se han mantenido y han ido mejorando.

Te puedo decir que las fincas integrales hoy en día, vamos a ver, sería muy interesante un proyecto de investigación para documentar, aunque no se puedan hacer estudios a profundidad, por lo menos para identificar cuántas fincas integrales tenemos en el país. Nosotros fuimos a la zona norte, San Carlos, Los Chiles, Upala, Guatuso, visitamos ahí más de treinta de fincas, de ahí solo incluimos tres para documentar, pero habían muchas más fincas que la gente nos decía que existían, pero no había capacidad para cubrir e ir a visitarlas, entonces en el país tenemos una batería más grande de fincas integrales que esas treinta que en aquel momento nosotros registramos y es posible que en otras regiones del país, también hayan pasado por el mismo fenómeno, existen más fincas pero no tenemos nosotros los datos, de hecho yo lo que he estado haciendo entre todo lo que me aparece de finca integral nueva o que yo oigo, busco, me meto a Facebook o me meto a YouTube porque hay algunas que incluso han hecho pequeños vídeos y entonces encuentro esta finca tal en tal lugar, yo no la conocía y ya sé que existe una finca de tal naturaleza. Te puedo decir que avanzan, pero a un ritmo que las posibilidades de los productores permiten, no es que estén avanzando y apareciendo nuevas fincas sistemáticamente año con año, porque no hay una política que esté pensada para favorecer estos modelos de fincas. Uno de los resultados de la investigación nuestra fue tratar de lograr que los productores elaborasen una propuesta, un plancito de trabajo de cómo se concebían ellos, el proceso de fortalecer y el fomento de las fincas integrales en Costa Rica y me acuerdo que en el taller de cierre construimos un documento que incluye tres grandes objetivos con un paquete de veinte acciones que están pensadas en esa dirección, en cómo podemos fortalecer el desarrollo de las fincas integrales. Pasaban por el tema de simplificar trámites para muchas cosas, si yo quiero producir y llevar un producto semielaborado o elaborado al mercado, ¿por qué tengo que pasar procesos tan complicados para registrar una marca, un registro sanitario? Si quiero avanzar en los procesos de certificación de algún tipo, ¿por qué es tan engorroso el proceso de certificación y no se pueden simplificar esos trámites?

Hay una serie de propuestas que se elaboraron ahí, en el momento en que sale esa propuesta de un plancito de acción estaba empezando el gobierno de Carlos Alvarado y nosotros pensábamos que era un buen momento para ver si el gobierno podía adoptar algo de esto. Nos parecía novedoso, esa propuesta la firmó el rector, nosotros la enviamos al ministro de Agricultura, al viceministro de Agricultura, al presidente de la República, al Ministerio de Planificación, pero nunca, nunca logramos que nos devolvieran siquiera una llamada para darnos acuse de recibo. Nosotros quisiéramos sentarnos como actores, no solo la universidad, sino los productores, porque se constituyó una red de fincas integrales en Costa Rica que existe como una asociación para proponer al gobierno implementar alguna de esas cosas en sus planes y políticas, para que las incluya con acción específica del MAG. Pero nunca se logró, hoy día tengo más claro de que no hay un rumbo hacia dónde quieren avanzar los gobiernos en el sector agropecuario de este país. Hoy día estoy seguro de que no hay claridad, eso es lo más dramático, no sabemos dónde estamos parados, no sabemos si realmente les interesa o no les interesa, entonces eso es un poquito como el balance, yo creo que estamos estancados en el sentido de que no hay expresamente en la política ni del gobierno que recién terminó, ni del nuevo, claridad sobre el rumbo del sector agropecuario como un todo. Y este gobierno declaró en algún momento que la agricultura sostenible y orgánica la iba a ayudar, porque era un nicho de mercado, pero absolutamente nada, es puro discurso, no hay nada concreto, no se mira en la práctica nada que esté incluido como acciones específicas del Estado para el fomento, el fortalecimiento de estos modelos de producción.

MUS:

Don Wilberth, a partir de este concepto de finca integral, nosotros también quisiéramos que nos hablara un poquito de la diferencia entre finca integral y finca integral agroecológica, ¿vienen siendo lo mismo o hay alguna diferencia entre ellas?

WJM:

Vamos a ver, son cosas diferentes, pero están muy relacionadas. Vamos a ver, la red de fincas integrales que se creó, se llama Red de Fincas Integrales de Costa Rica, es interesante porque se vincularon doce de las fincas estudiadas y se sumaron el año pasado más o menos diez o doce fincas nuevas, ahorita la red está constituida por al menos veinticinco fincas y su intención es poder crecer en cuanto a la membresía. Pero curiosamente en la red el concepto es mucho más amplio y va más allá de la finca integral, en otras palabras, cuando digo más allá es que la finca agroecológica es para mí como la utopía deseable, todos quisiéramos llegar a tener fincas integrales agroecológicas, lo que pasa es que si lo ponemos como condición, la red se nos queda como con cinco miembros, porque no todo mundo puede avanzar en esa dirección ni está en condiciones de avanzar en esa dirección, entonces dijimos: no, la red es una red de fincas, de tal manera que pueden haber fincas integrales que no necesariamente son orgánicas o agroecológicas, pero que tienen los componentes básicos que definen una finca integral y hay fincas dentro de estas que están en ese nivel o ya están llegando cerca de ese nivel, porque son fincas totalmente agroecológicas, dentro de las que nosotros documentamos, están asociadas hoy día a la red, habrán unas seis fincas que están en ese nivel que son agroecológicas, algunas ya están certificadas, pero hay otro grupo de fincas que ni siquiera les interesa el tema de la certificación porque nadie en el mercado les reconoce el valor de esa certificación. Entonces dicen basta con que lleguemos al mercado y la gente nos reconozca que somos más limpios, sostenibles y entonces no nos interesa la certificación, pero entonces, ¿en dónde está la diferencia? Porque el principio básico para que una finca sea integral, es que al menos tenga diversidad de sistemas de producción, que sean diversos es lo que interesa, un sistema pecuario determinado, un sistema agrícola que tenga diferentes componentes.

Yo puedo tener en una finca integral por ejemplo, un cafetal, pero puedo tener un área de producción de hortalizas y tener otros cultivos asociados como el maíz, frijol, chiverre o ayote, ese es un sistema diversificado como tal y tiene su naturaleza y su forma de organización particular, entonces la suma de esos sistemas de producción agrícola me conforman el sistema productivo agrícola, puedo tener cabras, ganado vacuno, puedo tener ovejas, pollos de engorde y gallinas ponedoras y tengo un componente pecuario y tengo también un componente forestal que puede tener árboles en las cercas, área de conservación, área productiva de árboles maderables o en sistemas agroforestales y tengo así el componente forestal. Ahora, la otra condición es que esos sistemas de alguna manera estén articulados, que no veamos el componente forestal distanciado de la parte pecuaria, ese árbol forestal de madero negro produce forraje para las cabras, para el ganado, por ejemplo.

El componente agrícola, plátano, banano va para el mercado, pero una parte se usa para la alimentación de los cerdos, para las gallinas, etc. Tengo el componente maíz, lo proceso, lo saco para producir tortillas o para vender en elote, pero la caña la uso para alimentación, la pico y la uso para alimentación del ganado también. Los desechos de esa producción del ganado, de los cerdos los puedo convertir en energía para hacer un biodigestor o puedo usar ese desecho para producir compostaje o simplemente como rastrojo para mejorar la condición del suelo. El otro principio que decimos de la finca, es que además de tener diversos sistemas, estos sistemas están conectados, es decir, los circuitos de energía están conectados, esa es la otra condición. Otros elementos importantes: la condición del suelo, nos interesa que lo suelos estén protegidos, protección de las fuentes de, es importante que haya protección y cobertura, canalización de aguas, entonces todo lo que son obras de conservación de suelos es importante para evitar su erosión y deterioro. Los elementos que tienen que ver con la diversificación nos permiten de alguna manera establecer mecanismos de autocontrol de las poblaciones de insectos o de hongos que pueden ser patógenos y lograr mecanismos de autocontrol del sistema para no depender del uso de mecanismos externos de control, la idea es que los sistemas sean lo más naturales posibles y que no generen demasiado trabajo.

Una finca orgánica es muy linda, pero una finca orgánica demanda mucho trabajo y si yo tengo que hacer composteras todas las semanas y ver lo que es hacer composteras, he tenido la experiencia de hacerlas no solo para efectos didácticos, sino también para experiencias personales. Yo tengo un pedacito de una finca aquí donde vivo y yo hago abonos y todo, y uno dice que es un brete demasiado duro, muy pesado y para un productor que está solo o con un hijo, es mucho trabajo. Buscamos sistemas que sean lo menos demandantes de trabajo, no porque queremos estar en la hamaca, sino porque no damos abasto con todo, entonces el otro elemento es que la finca tiene que generar ingresos, la finca no se hace solo para demostrar que es sostenible ambientalmente, se hace para que produzca la plata que usamos para comer y otras cosas, pero además de eso necesitamos que genere empleo y que además genere alimentos de autoconsumo, y este para mí es un elemento importante: si la finca al menos genera banano, plátano, yuca, frijoles, un poco de leche, carne, aves, huevos (que van para mercado), diay, tenemos el 90% del casado en la casa, está listo, la comida está. Y aunque haya crisis y yo no puedo vender, al menos tengo la comida asegurada. Estos elementos, hay doce elementos que definen a una finca, incluso de que se conviertan en modelos de réplica, motivación, educación, y hay fincas que tienen una oferta formativa, son fincas que reciben gente, grupos de niños, jóvenes para mostrar cómo se hace y cómo producir, algunos hasta tienen oferta turística. Conozco de las que son parte de la red, hay unas cinco o seis fincas que tienen una oferta turística, reciben turistas y realizan turismo rural comunitario, agroecológico, entonces las fincas tienen esas características. Ahora, la diferencia con una finca agroecológica es con el uso o el no uso de la energía externa sintética, o sea, una finca integral agroecológica es aquella que no usa pesticidas de ninguna naturaleza, ese es el sello de diferencia con respecto a la otra. A la larga es una sola característica, pero esa es muy determinante porque esa es la más complicada de resolver en los sistemas de producción, el tema de la energía, el tema de la calidad del suelo, la disponibilidad de nutrientes, el control de enfermedades y plagas son algunas de las cosas fundamentales por las cuales de alguna manera nació la agricultura agroecológica, o sea, ese salto de agricultura de finca integral a finca agroecológica se las trae, pero yo veo la finca integral agroecológica en una etapa más avanzada en este proceso de construcción de modelos de alternativas de producción, esa es tal vez como la característica diferenciadora.

MUS:

Claro, claro, con respecto a esto se podría afirmar que estas fincas integrales constituyen una experiencia pionera en la difusión de la agroecología y con respecto a lo que usted nos está comentando, estas formas y alternativas de producción son a veces un poco cuestionadas por la parte de la eficiencia o ineficiencia económica, entonces queríamos con respecto a lo que usted nos comentó, que ya tal vez nos adelantó un poco, cuál es nivel de eficiencia productiva y reproductiva de estas fincas con respecto a la parte económica y a la parte de producción.

WJM:

Claro. Vieras que interesante, tengo un amigo de hace muchos años, un productor de la zona de Acosta que tiene una finca que se llama Finca Armonía, es un productor (yo digo que autodidacta) porque su nivel de escolaridad formal fue limitado, digamos, sexto grado de escuela y nunca tuvo oportunidad de ir a la secundaria, pero es un autodidacta en toda su expresión porque lee de todo y da gusto poder hablar con él sobre estos temas por la calidad y la profundidad con la cual analiza las cosas y eso siempre me llamó la atención. Yo iba a la finca de él, una finca diversificadísima, produce plantas medicinales, naranjas, mandarinas, limones ácidos y dulces, procesa plantas y seca plantas, produce sagú, produce este que está de moda ahorita, este tubérculo que se usa para las comidas, cúrcuma, produce un montón de cosas, tiene aves, procesa la cúrcuma, produce achiote pulverizable y lo vende también como polvo de achiote. Es un tipo con mucha capacidad, la finca es hermosísima, tiene plantas ornamentales, orquídeas por todo lado porque él dice, y esto es otra cosa interesante, él dice que la finca tiene que ser bonita, usted tiene un lugar bonito para trabajar, usted no va a un lugar incómodo y feo para trabajar, usted necesita el lugar con las mejores condiciones para trabajar y para sentirse bien, entonces la finca tiene que ser exactamente igual, el lugar tiene que ser un lugar bonito para usted sentirse bien, entonces la finca tiene que estar bonita, nada de basura, nada de cosas tiradas, aseada y tiene un concepto que siempre me llamó la atención, él decía que la finca tiene que ser un lugar en el que no se genere más allá de aquel trabajo que sea el necesario y el indispensable, si una finca empieza a esclavizarte, empezó a dejar de ser el lugar agradable para trabajar.

La finca tiene que generar el menos esfuerzo posible, entonces yo le preguntaba: ¿por qué no procesas abonos orgánicos? “Es que yo no necesito abonos orgánicos”, me decía, “yo trabajo con todo lo que uso de las chapias, corto el pasto y lo dejo ahí, dejo que las hierbas se descompongan y a veces pasa el caballo y deja la boñiga, o la vaca pasa y yo la distribuyo y ahí queda y yo me evito hacer más que eso, ¿para qué voy a meter más compost si mis palos de naranjas producen bien y están sanos? ¿cuál es la gracia? El sistema es sencillo, produce y si tuviera un problema, yo tengo que ver como resuelvo ese problema, pero ahorita los árboles producen sin mayor problema, frondosos, sanos, buena cantidad, buenas cosechas, no necesito hacerle mayor cosa, entonces ¿para qué necesito hacerle mayor cosa? ¿Y para que entonces voy a hacer abonos? ¿Para decir que tengo una finca orgánica?” No, esa no es la idea, entonces aquí un elemento importantísimo de este concepto es que la agricultura debe traducirse en una forma agradable de producción, bonita, pero además de eso, generar menos trabajo y el menor esfuerzo físico posible para poder invertir ese otro tiempo en la realización de otras cosas que el agricultor puede hacer, apoyar los servicios de la comunidad, poder dedicar tiempo a las cosas básicas y necesarias de la vida.

Hay otra finca donde hay otro productor gringo, que tiene una finca en Quepos, es una finca que está trabajada sobre el modelo de forestería análoga, él imita lo que sucede en un sistema natural, ecológico, un bosque y solo que ahí tiene canela, nuez moscada, arboles maderables, cacao, frutales, guaraná, o sea, él tiene un montón de componentes y usted entra y dice que esto es un bosque, sí es un bosque, pero es un bosque productivo, entonces el concepto de él es que dice: yo no uso abonos tampoco, porque los árboles se encargan de generar la materia orgánica que el sistema necesita, entonces no tengo que estar abonando, me demanda muy poco trabajo, lo que tengo que estar es aclarando un poco, porque se cierran mucho las copas, entonces algunos árboles se afectan, pero el sistema funciona por su propia dinámica, entonces vamos avanzando hacia modelos de producción que cada vez sean menos demandantes de trabajo, pero que ambientalmente son cada día mucho más adecuados para mi sistema de producción. Entonces a lo que me refiero es que el concepto, si bien es cierto mi sistema puede ser menos productivo que es la crítica que se le hace a veces a los sistemas de producción de estos modelos. Sí, yo produzco, pero en lugar de producir una, dos, cuatro toneladas de maíz, produzco una tonelada, pero produzco no sé cuántas naranjas, pejibayes, cacao, otros frutales, produzco tilapia, carne de cerdo, huevos, y usted suma la totalidad de eso, ¿de qué estamos hablando? ¿De la productividad de un único cultivo o la de un sistema diverso como tal?

Esto me lleva a un planteamiento que hacia un amigo brasileño una vez que vino a dar una conferencia que me gustó muchísimo, que dice que la gran crítica que hoy día tenemos que hacerles a los sistemas de producción en general es sobre el tema de la energía. Él decía: en un sistema de producción de soya, para producir una kilocaloría de soya usted tiene que invertir 10 kilocalorías de energía. ¿Y cómo se invierten esas 10 kilocalorías de energía? Bueno, hay que meter maquinaria para preparar el terreno, hay que meter fertilizante para fertilizar el terreno, maquinaria para sembrar el terreno… y una vez que la soya está sembrada hay que aplicarle pesticidas para controlarle enfermedades y plagas y malezas, entonces el tema es: yo produzco 1 kilocaloría de energía invirtiendo 10 y usted se va a los sistemas tradicionales de los indios, los tupí, o los guaraníes, ellos para producir 10 kilocalorías de alimento en la selva, sea cual sea, invierten 1 kilocaloría de energía, entonces la pregunta es: ¿cuál sistema es más eficiente energéticamente? El de los indígenas, obvio, pues invierten una y producen diez, el otro sistema invierte diez y produce una. Entonces el tema de la eficiencia se vuelve a caer cuando lo pasamos y materializamos en temas de energía, con otro elemento, en el sistema indígena, el efecto ambiental adverso es mínimo, en el sistema de la soya es terrible, lo tenemos en el caso de la piña, el melón, entonces la pregunta es, si realmente valoráramos las externalidades ambientales y las externalidades sociales como dicen los economistas, que tienen los sistemas de producción, todo mundo estaría diciendo que es un mal negocio estar invirtiendo en soya, o en piña o en melón, pero claro hay grandes empresas que viven del negocio de vender semillas, hay empresas que viven del negocio de colocar pesticidas, entonces en el conjunto, la soya va a seguir siendo interesante y atractiva porque es un negocio redondo para muchas empresas, entonces el tema de la eficiencia es discutible, depende de donde se mire, para mí el conjunto es que el define si mi unidad productiva genera mucho más energía con menos inversión que aquella, yo me quedo con mi unidad productiva diversificada e integrada porque me hace eso.

Y eso se logra en la medida en que todo lo que se supone que es un desecho, no se convierte en un desecho, sino en un residuo utilizable para otra actividad adicional, así el modelo funciona y va a seguir funcionando, es decir, soy muy eficiente energéticamente. Y voy a cerrar tu pregunta Mónica, con una cosa que me llamó la atención en un trabajo que hicimos en la tesis de maestría donde hice una entrevista a un productor de la zona de Sarapiquí, él era productor de papaya, pero también producía bananos, tenía naranjas y era interesante, porque tenía las naranjas en la cerca viva de la finca, pegada a la cerca principal de la finca, sacaba cocos, pipas también, su producto estrella era la papaya, pero tenía también cerdos, aves para autoconsumo, los cerdos para fines en teoría de autoconsumo y comercial, la historia es que haciendo el análisis económico de la finca descubrimos que los cerdos dejaban pérdidas, o sea, si usted agarraba el cerdo, pero es que esos cerdos les mete tanto y les saca tanto, y entonces pareciera que usted está perdiendo en el negocio de los cerdos y me dice: sí es cierto, los cerdos así como están me dejan pérdidas, pero es que vea, yo produzco el biogás, entonces la pregunta es cuanto me economizo yo en el gas, pero además otra cosa, toda el estiércol que se produce yo lo uso para abonar, entonces yo me estoy ganando el abono, entonces él decía yo los cerdos con lo que me queda del suero de las vacas, yo aprovecho el suero porque si no yo tendría que botar el suero y yo se lo doy a los cerdos, entonces ahí se procesa el suero y lo aprovecho y así no lo pierdo.

Entonces al final de cuentas, la conclusión a la que llegamos, esa actividad específica del cerdo si fuera una gran empresa de producción porcícola, estamos seguros de que ya hubiera cerrado y se hubiera pasado a otra actividad, pero como su negocio no es la porcicultura, sino que el cerdo es una parte del sistema, porque además le genera la carne de autoconsumo cada seis meses, tiene para consumir su carne y toda la cosa, y vende, si produce algunos lechones los puede vender, es que el cerdo cumple un rol importante en el modelo de su finca, si quita el cerdo no puede procesar el suero, si quita el cerdo no hay biogás, si quita el cerdo no hay afluente, desaprovecha muchos residuos, y se queda sin el cerdo para los tamales de navidad, entonces la lógica es que ese componente del sistema puede no resultar rentable, pero en el conjunto tiene un rol importante, entonces no va a quitar el cerdo ni los va a eliminar, posiblemente pueda mejorar cosas del sistema, sí, para mejorar la productividad, pero lo cierto es que el cerdo tiene una función en la totalidad de su sistema. Y yo creo que es ahí donde hay que analizar estos modelos de producción con esta óptica, en su eficiencia, pero no solo productiva, sino su eficiencia en el ciclo de la energía, en el aprovechamiento de los residuos de la finca como un todo, es para mí donde tiene la gran bondad el modelo las fincas integrales, en esa complejidad y esa interacción.

GCV:

Wilberth, solo complementando en esa misma línea, todo eso que nos cuentas se da en una escala que atiende las necesidades del núcleo familiar, es decir en una pequeña escala, pero ¿usted ve que la experiencias de las fincas integrales tiene potencial para garantizar soberanía alimentaria, seguridad alimentaria, para la población nacional, por lo menos parcialmente? Es decir, como una solución que integre un paquete de soluciones dentro de un contexto donde tenemos un país que importa la casi totalidad de los granos básicos y se ha agudizado con las recientes medidas del Gobierno de la República, esta controversial “ruta del arroz”, que más bien es la ruina del arroz. Entonces ¿considera usted que las fincas integrales tendrían un potencial en esa línea? Más allá de la satisfacción inmediata, de las necesidades del consumo familiar, digamos.

WJM:

Sí, yo creo completamente que tiene posibilidades. En todas las fincas que analizamos en el estudio, su economía giraba alrededor de lo que generaban, todas las fincas estaban articuladas al mercado, eso sí con mercados con una cierta diferenciación, o sea, por ejemplo, un productor que visitamos que producía cerdos y los vendía al mercado normalmente, pero algunos otros productos que él colocaba, por ejemplo quesos de cabra, él tenía mercados muy específicos para esos productos, había identificado mercados en algunas ferias y él tenía compradores directos de su queso de cabra, además fabricaba como 18 quesos diferentes, hasta ahumados y con especies y de todo, pero tenía claramente identificado su mercado. Lo que digo es que todas las fincas tenían producción que se colocaba en el mercado y resolvían el tema del autoconsumo, esa es la primera cosa; la segunda cosa que yo sí creo es que si uno hace un análisis de cuánto, quiénes son los productores que sostienen la alimentación de la población costarricense, si usted hace un registro, son productores de plátano, banano, hortalizas, la mayoría son pequeños productores, incluso hasta los paperos que uno puede decir, usted no encuentra finca de papa de 200 hectáreas en Costa Rica, los paperos más grandes del país rondarán 30/40 hectáreas, los más grandes y exagerando mucho, es decir la mayor parte son medianos o pequeños productores que tienen 1 o 2 hectáreas y las producen en sus fincas. Estamos hablando de pequeños, si uno piensa quienes son los que proveen la alimentación nacional en realidad son los pequeños. Ahora, en el caso de los granos, ahí tenemos otro rollo que está mediado por políticas, en el caso del plátano este país es autosuficiente y en el caso de cítricos y un montón de productos de consumo interno, pero en el caso del maíz responde a políticas públicas, del Estado, de comprar maíz barato subsidiado en los Estados Unidos o de comprar frijoles a precios mucho más bajos en el resto de Centroamérica o que vienen de China o no sabemos de dónde viene porque ahorita no sabemos si los frijoles vienen de Argentina, Chile, China o de dónde pericos vienen.

Los nicaragüenses ya dejaron de producir y dicen que ya no van a producir más frijol porque han sufrido mucho y ya ni siquiera le compramos a Nicaragua frijol, entonces hoy día en el caso de los granos es una variable que hay que analizarla de manera diferente, la conclusión mía es que este modelo de fincas integrales tienen la posibilidad de producir la alimentación nacional y podrían haber fincas de mayor escala en la medida que el mercado las potencie, las privilegie, es decir, si hubiera políticas expresas para fortalecer estos modelos de producción, posiblemente habrían productores que en lugar de estar produciendo plátano en 3 hectáreas para tener en el mercado, podrían tener modelos de producción de plátano asociado con un montón de cultivos, 20/30 hectáreas con cacao, coco, pejibaye, tubérculos y podrían estar abasteciendo el mercado, o sea, la escala puede cambiar, es posible, pero eso va a depender mucho de la política interna de seguridad alimentaria del país y el gran problema de este país es que no hay seguridad de mercado ni de sobrevivencia, es que el caso de los arroceros es el caso perfecto, usted le dice le dice a los arroceros, los saca del mercado ahorita porque todavía se importa el arroz y dentro de dos años el país dice: Mirá, tenemos una crisis, se dispararon los precios internacionales del arroz, hay que producir arroz, ¿con qué velocidad la gente puede meterse a producir arroz en la escala que se requiere? Usted no puede decir fácilmente voy a ir a comprar una cosechadora, cuando el gobierno toma una decisión de esta naturaleza efectivamente está liquidando a los productores de arroz, no hay otra, porque hacerse la infraestructura y lo que se requiere para producir arroz no es tan fácil, entonces sí, yo creo que los productores necesitan señales de más estabilidad y seguridad y yo creo que es lo que no han tenido durante los últimos 40 años, desde que el CNP2 desapareció y las políticas de control sobre precios que ejercía el Estado desaparecieron, los productores han quedado al garete, viven en una incertidumbre enorme, sin saber si pueden vender su producto porque el precio subió o bajó... Yo creo que eso es lo que está matando a los productores, la falta de una política consistente en la materia de seguridad de mercado.

MUS:

Con relación a ese aspecto de toda la parte histórica y esta falta de políticas sectoriales claras, también hay un tema que nos ha venido preocupando (y que además usted tocó al principio), que es este cambio generacional que realmente ya mucha gente no se queda en el campo, ahora todo mundo quiere trabajar detrás de una computadora y listo. Además, también de la desigualdad que siempre ha existido con respecto al género, más que todo en las zonas rurales, que sabemos que hay mucho machismo y todo está impregnado de esa cultura patriarcal tan fuerte. Entonces la pregunta es: ¿las fincas integrales favorecen una mayor participación de toda la familia, en especial de las mujeres y de los jóvenes, en su gestión productiva?

WJM:

Yo creo que una característica de las fincas integrales es que la finca integral resulta también atractiva en la medida que la familia se apropia del modelo de producción, esto no significa, en los estudios que nosotros hicimos, cuantificamos toda la mano de obra invertida por todos los actores de la familia, por ejemplo, si a la señora le tocaba elaborar los quesos, nosotros le preguntábamos que cuántas horas invierte usted por día para sacar ese queso, ah bueno, yo dedico una hora y media, dos horas para hacer los quesos, entonces a esas dos horas le dábamos el precio de mercado, tomando como base el jornal agrícola de la zona. La hora vale tanto en la zona y eso está cuantificado para ver efectivamente si valía la pena, porque lo que ocurre mucho en las economías familiares es que la tendencia al no pago de ese jornal se encubre, entonces la finca es rentable, sí, pero a costas de no pagar a la hija/hijo el tiempo que invirtió en el trabajo. Entonces lo que hicimos fue un esfuerzo de cuantificar, por eso en unas fincas dan márgenes más pequeñitos de utilidad que otras porque se reconoce todo eso, pero lo interesante de esto es que de alguna manera el trabajo familiar puede ser visibilizado más y ahí las mujeres tienen una mayor participación, lo que pasa es que hay algunas labores que son más especializadas, por ejemplo, las mujeres en las fincas integrales tienen el trabajo de campo, hay mujeres que hacen el trabajo de campo y lo vimos ahí, vuelan pala, pico y abonan, pero en otras fincas, las hijas se encargan en la fase de la elaboración de productos, procesamiento, se encargan de algunas fases del procesamiento o del mercadeo. Resulta que son las hijas las que se encargan de hacer la parte de comercialización o son las que se encargan de llevar los registros de información de cuanto se está gastando, tienen más habilidades para una computadora, entonces llevan alguna información registrada para ver cómo están saliendo los negocios.

Claro, ahora hay muchos espacios de participación, sí se diferencian de acuerdo a las habilidades que tiene cada uno en la finca y hay modelos interesantes, hay fincas que nosotros valoramos que tienen un modelo de gestión empresarial muy llamativo, eso en algunas fincas (no son la generalidad), pero son modelos que valdría la pena evaluar para ver si se pueden implementar en otras. Hay fincas donde un hijo/a es la responsable de un proyecto productivo, entonces hay una finca allá en Cariari que la familia hizo lo siguiente: el hijo se encarga del manejo del ganado y junto con el papá se encarga de la fase de ordeño, entonces la leche se la venden internamente a la mamá porque es ella quien se especializa en quesos, ella es la que hace los quesos, yogurt, natilla y otros productos, entonces vea que interesante, en el modelo dice: bueno, hoy te entregamos tantos litros de leche, ella tiene que pagarle la leche a ellos que son los que producen la leche, porque esa plata que generan es para pagar el trabajo de ellos, pero también para pagar los insumos que se usan para el ganado, el alambre de las cercas, tienen un modelo bien interesante. Otro hijo manejaba los pollos de engorde, y él le pagaba a quien le correspondía si entregaba algún alimento para los pollos dentro del modelo de finca, entonces se manejaban como pequeños proyectos financieramente autónomos, pero todos integrados en el modelo de la finca, cada uno era responsable de que los pollos tenían que producir pollos de engorde, y los otros tenían que producir huevos y tienen que producir las ganancias necesarias para poder hacer frente a los compromisos.

Yo creo que hay diversas formas de organización productiva y que hay que explorarlas y que lamentablemente sobre eso no se ha trabajado mucho, sobre los modelos de cómo se gestiona administrativamente y tecnológicamente la finca para lograr encontrar un espacio para cada uno de los integrantes de la misma. Pero sí, yo creo que hay enormes posibilidades y sobre todo en el campo yo creo que si bien es cierto los hijos varones cada vez son menos, mucho menos son las mujeres, pero precisamente son las mujeres las que hoy en día tienen mayores niveles de formación primaria, secundaria e incluso universitaria, que los varones en el campo, entonces tienen más posibilidades de meterse en áreas especializadas de mercadeo, espacio virtual y cosas de esas que posiblemente los varones no lo pueden hacer o no lo saben hacer porque no tienen esas habilidades. Sí, yo creo que hay espacio para posibilidades de innovación y participación de otros miembros de la familia, pero hay que trabajarlas y ahí es donde uno dice que hace falta el rol de las universidades, el rol de las instituciones públicas para cómo ayudar a configurar o a darle mejor forma a esos modelos de administración y gestión de las unidades productivas.

GCV:

Don Wilberth, ya casi finalizamos. Ha sido muy interesante y muchas de las cuestiones que teníamos, usted las fue respondiendo conforme iba hablando, pero sí quería finalizar con un asunto que es importante y que tiene que ver con el futuro. Ya hicimos un recorrido por su trayectoria, también por su visión de los últimas décadas, las políticas agrícolas y un poco sobre las fincas integrales. Pero también se pregunta uno, a futuro: ¿cuáles considera usted los principales obstáculos y las oportunidades existentes que existen, a nivel nacional, para que los sistemas de base agroecológica puedan ganar escala, apoyo de la población y de la propia institucionalidad, incluso de las mismas universidades? ¿Cuáles ve usted que serían esos obstáculos principales, pero también oportunidades que surgen en el contexto actual? Y ya para ir finalizando, después de eso si usted quisiera agregar algún tópico que considere que quedó por fuera o que usted quiera retomar o enfatizar, adelante, don Wilbert.

WJM:

Uno podría decir que uno de los principales cuellos de botella para estos modelos de producción tiene que ver con el tema de inversión, por ejemplo, algunos productores podrían hacer mucho más eficientes sus procesos de producción si tuvieran acceso a recursos financieros en condiciones relativamente favorables. Se habla mucho de la banca para el desarrollo pero todo mundo sabe que esa banca para el desarrollo no es nada fácil de acceder, hay limitaciones, hay mucho recurso pero los requisitos siguen siendo una pega para muchos productores. Entonces, el tema de la inversión es fundamental, si un productor produce un cierto tipo de productos en ambiente protegido, podría mejorar aún más si pudiera aumentar su área de invernaderos, o si por ejemplo pudiera tener alguna máquina que le ayude a simplificar algunos procesos. Yo produzco muchos estiércoles para producir abono, pero resulta que, para procesar ese abono de una manera eficaz, yo necesito una pequeña máquina, no significa un tractor agrícola, podría ser un mono cultivador, alguna pequeña máquina que me permita a mí facilitar el proceso y que no me toque hacer todo a pala. Me refiero a ese tipo de inversiones, a veces los productores necesitan recursos para mejorar algunas partes de su proceso productivo y no tiene que ser un montón de plata. Otra clave para mí tiene que ver con el mercado, cómo hace falta una estrategia que fomente el mercado. Por ejemplo, cuando yo estaba colaborando con CEDECO3, recuerdo que una discusión que teníamos era: ¿es necesario crear nuevas ferias de productos orgánicos? Sí claro, hay que crearlas, en aquella época habían 3 o 4, hoy día hay más ferias de productos orgánicos, pero un productor de finca integral no necesariamente puede ir a un mercado de orgánicos porque si su finca no está certificada, no puede entrar, pero sí puede entrar a un mercado con cierta diferenciación que diga que su producto viene de una finca más sostenible, una finca que no contamina, que además hacen uso eficiente de los recursos naturales, pero que no necesariamente toda su producción está exenta del uso de algún producto químico determinado. Entonces, ¿cómo fomentar esos mercados diferenciados? A mí me parece que aquí hablábamos de las ferias del agricultor, si este país tiene no sé cuántas ferias establecidas en el país, ¿para qué queremos un mercado nuevo? Lo que hay que hacer es negociar con los centros agrícolas la posibilidad de crear capítulos dentro de una feria que permitan comercializar productos diferenciados, por ejemplo, decir esta es el área de los productores orgánicos, esta es el área de las fincas diversificadas e integrales que no necesariamente son orgánicas, aquí están los productores convencionales y así como hay la sección de artesanía, productos cárnicos, que haya espacio para otros tipos de producción. Pero eso requiere una estrategia bien pensada y trabajada y ahí tienen un papel muy importante el MAG4, el CNP, instituciones que están pensando en cómo desarrollar esos mercados, que definan qué tipo de certificaciones se requieren para eso, que no sean tan engorrosas como conseguir una certificación orgánica, por ejemplo, mediante sistemas de certificación participativa como ya pasa en otros países.

Crear diferentes sellos que te diferencian, por ejemplo, yo puedo producir un producto de finca integral, pero también puedo producir un producto además de ser integral, de cero emisiones y puedo crear un certificado para cero emisiones y el productor dice: yo no estoy dando un producto orgánico, estoy vendiendo un producto que produce cero emisiones. Bueno, hay que ideárselo, porque el mercado, eso le permite eventualmente a ese productor con ese margen de diferenciación poder conseguir un margen de utilidad diferente en su producto a la hora de colocarlo en el mercado. El tema de desarrollo de mercado a mí me parece clave, ligado a una buena política de construcción de sellos, y de más bajo costo, menos complejos.

El otro tema tiene que ver con la difusión de estas prácticas y modelos de producción, para que la población en general y el consumidor sepa que existen y cómo funcionan y por qué son importantes, me parecen claves como un cuello de botella que hoy día no está resuelto, a estos productores les cuesta difundir lo que hacen. El otro tema tiene que ver con el tema del procesamiento, productos más o menos elaborados, pero conseguir una licencia del Ministerio de Salud, o conseguir un empaque, el diseño de un empaque para poder empacar, se vuelve una inversión y una locura para muchos productores, así que en eso deberían estar las instituciones diciendo: tenemos un área en la que ustedes pueden desarrollar marcas, formatos y presentaciones de empaque y toda la cosa y te pueden dar ese servicio, no necesariamente regalado, pero a un muy bajo costo y sobre todo con tramites rápidos y agiles. Aquí un registro de marca cuesta un montón y un registro de producto cuesta otro tanto y es una locura meter un producto en el sistema, ese tipo de cosas son de las que urge y se requieren para dinamizar la producción y el otro tiene que ver con el tema de las compras verdes, para mí si el Estado comprase productos amigables con el ambiente y se los comprase a los productores nacionales, muchos productores tendrían asegurado su mercado, el sistema de los hospitales, penitenciarios, orfanatos, asilos de ancianos, que solo compren productos con sello verde con diferenciación verde, que pueden ser algunos de estos sellos, donde el mejor sería totalmente orgánico agroecológico, pero al menos uno de bajo insumo, podrían ser una buena alternativa. Ese tipo de cosas podría ser el mismo Estado como comprador de esos productos, ya lo hace en algunas áreas, pero no con todas esas características de diferenciación. Entonces ese tipo de cosas yo creo que son cuellos que se podrían superar, si el Estado definiera esas cuatro rutas, no vamos a hacer nada más, nos concentramos en esas cuatro rutas, capacitación sí, pero capacitación hace el INA, ONG, las universidades y muchos de esos productores son capacitadores.

Vamos a ver, lo que necesitamos son recursos para que estos productores difundan, pero ya no necesitamos tanto aquellas capacitaciones que se daban, salvo que sean áreas especializadas que se pueden abordar a través de los institutos de investigación de las universidades, pero la norma general es que los productores hoy en día tienen una experiencia enorme y mucho acceso a información, entonces lo que hay que potenciar es cómo resuelven lo que tiene que ver con las externalidad de mercado, de financiamiento, de certificaciones, registros de marcas, ese tipo de cosas es donde el Estado tiene una función que debería estar cumpliendo y no se cumple y me parece que es clave para dinamizar estas y/o otras agriculturas, agriculturas más sostenibles.

GCV:

Don Wilberth, no sé si ya usted lo mencionó, ¿cuál es la estimación que tiene usted de cuántas fincas integrales hay el país?

WJM:

Mirá, yo así a groso modo, es una estimación a partir de lo que nosotros documentamos, calculo que debe haber por lo menos por lo menos unas 200 en todo el país y estoy casi estoy seguro de ese número porque en este proceso hemos descubierto muchas fincas que no sabíamos que existían, había una en Turrialba que no sabíamos y así vas descubriendo que hay gente que ha ido avanzando por su propio ritmo en ese modelo. Es posible que tengamos 300 o 400 fincas en el país que marchan en esta dirección y por eso es importante seguir investigando al respecto para poder fomentar más este tipo de experiencia tan importante para la sustentabilidad y para la garantía de seguridad y soberanía alimentaria en el país.

--- Fin del documento ---


1 Entrevista realizada el día 10 de febrero de 2023, a cargo del Dr. Gerardo Cerdas Vega y de la MSc. Mónica Ulate Segura, editores de la Revista Perspectivas Rurales.

2 Consejo Nacional de la Producción. Nota del editor.

3 Corporación Educativa para el Desarrollo Costarricense. Nota del editor.

4 Ministerio de Agricultura y Ganadería. Nota del editor.

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