Patricia Beatriz Lombardo
Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires
patricia@agro.uba.ar
Mabel García
Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires
mabelg@agro.uba.ar
Guillermo Cavagnaro
Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires
gcavagna@agro.uba.ar
Resumen
El contratista rural ha desempeñado, históricamente, un rol significativo en la expansión e intensificación de la actividad agrícola en la región pampeana. En el marco del proceso de modernización, este sujeto social que se ha ido configurando como una pieza clave para el aumento de la efi cia productiva. Su participación dentro del proceso productivo, ya que pueden responder en forma ágil y flexible a los cambios técnicos y de organización laboral, se considera cada día más importante y estratégica debido a su incidencia en las distintas labores agrícolas. El objetivo de este trabajo consiste en cuantificar y caracterizar aquellos agentes productivos que se desempeñan como productores agropecuarios, contratistas de servicios y de producción en la región pampeana. Para la consecución de dicho objetivo, se han utilizado reprocesamientos especiales del Censo Nacional Agropecuario de 2008 y se han realizado estudios de caso en distintas zonas de la región. Los principales resultados obtenidos, dan cuenta de la significación de estos actores sociales como forma de conexión entre el capital, la tierra, el trabajo y la producción así como de su heterogeneidad y complejidad.
Palabras clave: sujeto social agrario, articulación tecnología y producción, pluriactividad.
Abstract
The rural contractor has played historically a significant role in the expansion and intensifi ation of agriculture in the Pampas. In the framework of the modernization process, this social subject has been confi ed as a key to increasing production efficiency, because it can respond swiftly and flexibly to technical changes and labour organization. Its participation is considered daily increasingly important and strategic, due to its incidence on the different farming labours. The aim of this study is to quantify and characterize those productive agents who work as farmers, contractors and agricultural producers in the Pampas. To achieve this objective, special reprocessing data of the National Agricultural Census 2008 and case studies of different areas of the region have been used. The main results obtained, realize the significance of these social actors as a mean of connection between the capital, land, labor and production as well as its heterogeneity and complexity.
Keywords: agricultural social subject, joint technology and production, pluriactivity
Introducción
El contratismo constituye una modalidad de trabajo que acompaña el desarrollo de la agricultura cerealera extensiva pampeana desde sus inicios, principalmente a través de los “contratistas de trilla” (Pucciarelli, 1997).
El surgimiento del contratista como actor social agrario es una consecuencia del proceso de expansión agrícola. Su difusión está relacionada con la intensificación de la agricultura y del proceso de mecanización, incrementándose su importancia con la generalización de niveles tecnológicos más avanzados (Tort, 1983).
Bajo la denominación de contratistas, se incluyen: por un lado, aquellos denominados “contratistas de servicios” que brindan servicios a terceros de laboreo, siembra, protección de cultivos y cosecha, recibiendo como pago por su prestación dinero o especies; por otro, existen también “contratistas de producción o tanteros o accidentales” que son aquellos que toman a porcentaje campos de terceros, a través de la celebración en forma oral o escrita de contratos por una o más cosechas asumiendo todos los riesgos de la actividad.
Estos dos agentes pueden, a su vez, asumir la dirección y el riesgo económico de explotaciones agropecuarias invistiendo también la figura de productor. Asimismo, pueden reunir ambas figuras de contratistas rurales (contratista de servicios y de producción) e incluso reunir las tres figuras (productor agropecuario, contratista de servicios y contratista de producción) en una sola persona (Agüero y otros, 2007).
El contratista de servicios es un actor social agrario de antigua data en la región pampeana y es considerado como la bisagra entre el viejo arrendatario y el contratista accidental a partir de la sobremecanización (Retamoza, 2001). Mientras que se modifica la figura tradicional del arrendatario, cobra fuerza -a partir de la década del 50- el trabajo por tarifa y la prestación de servicios a terceros, transformándose en una etapa transicional hasta la consolidación del contratista de producción (Albanesi et al, 2003).
Desde mediados de los 60 se registró, en gran parte de la región pampeana, un importante incremento de la producción agrícola basado en el encadenamiento de una serie de innovaciones tecnológicas y en la recreación o aparición de relaciones de tenencia de la tierra, en donde la forma de organización de la producción basada en el contratista tantero adquirió una especial significación (Pizarro y Cascardo, 1991).
Los contratistas rurales pueden considerarse como protagonistas fundamentales del cambio tecnológico, que derivó en el aumento de la producción primaria, ya que se encuentran equipados con la tecnología apropiada y han desarrollado destrezas y habilidades que les permiten avanzar en la profesionalización de su actividad. La consolidación de los mismos en la tercerización de las tareas agropecuarias, ha traído aparejado altos niveles de productividad y eficiencia en la búsqueda de rápidos resultados económicos, lo que ha implicado en numerosas ocasiones un desfasaje con los ciclos naturales y con el equilibrio socio-territorial (Bustamante y Maldonado, 2009).
Lódola (2008) sostiene que los cambios tecnológicos evidenciados en el agro fueron, en parte, canalizados hacia los productores por el contratista que, especializado en el manejo de maquinaria agrícola, con capacidad empresarial y financiera, tiene la posibilidad de diversificar el riesgo agropecuario y de mantener estrechas relaciones con el resto de los actores que necesitan aplicar los cambios tecnológicos junto con su conocimiento tácito.
El objetivo de este trabajo consiste en cuantificar y caracterizar aquellos agentes que se desempeñan como contratistas de servicios y de producción y, a su vez, son productores agropecuarios en la región pampeana.
Para la consecución de dicho objetivo se han utilizado, por un lado, reprocesamientos especiales del Censo Nacional Agropecuario 2008 con el propósito de dimensionar la trascendencia de estos sujetos sociales y, por otro, estudios de casos (10) que han permitido un análisis intensivo y en profundidad de cada situación específica llevándose a cabo, posteriormente, un análisis comparativo. Cabe destacar que estos estudios de caso se llevaron a cabo en las provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos.
¿Qué nos dicen las estadísticas oficiales acerca de este sujeto social agrario? Según las últimas estadísticas oficiales, correspondientes al Censo Nacional Agropecuario 2008, existen en la región pampeana 419 explotaciones agropecuarias (EAP) cuyos titulares desempeñan actividades como productores agropecuarios, contratistas de servicios y de producción. Las mismas ocupan una superficie total de 220.897 ha, siendo la superficie media de 527 ha. El 71% de estas EAP y el 64% de la superficie se concentran en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe (cuadro 1).
Cuadro 1
Cantidad de EAP y superficie agropecuaria, según provincia.
Región pampeana
Provincia | EAP | Superficie (ha) | Sup. Media (ha) |
Buenos Aires | 190 | 99.917 | 526 |
Córdoba | 66 | 40.845 | 619 |
Entre Ríos | 42 | 21.142 | 503 |
La Pampa | 11 | 18.278 | 1662 |
Santa Fe | 110 | 40.716 | 370 |
Total | 419 | 220.897 | 527 |
Fuente: Censo Nacional Agropecuario 2008 (INDEC).
A pesar de la complejidad que presenta este sujeto social agrario, en el 68% de los casos el tipo jurídico adoptado es la persona física registrándose sólo un 8% de sociedades comerciales pero que representan el 20% de la superficie ocupada. Asimismo, se han registrado un 24% de sociedades de hecho que se caracterizan por no adoptar ningún tipo societario detallado en la Ley de Sociedades, no tener un contrato escrito ni estar inscripta en el Registro Público de Comercio.
La distribución porcentual de la superficie trabajada para terceros de estos productores agropecuarios y contratistas rurales, según labores realizadas, muestra diferencias para cada provincia debido a sus características productivas específicas. Mientras que en Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe la mayor participación se observa en las labores de mantenimiento de cultivos, en Córdoba y La Pampa se registra una mayor participación en roturación y siembra (cuadro 2).
Cuadro 2
Servicios de maquinaria prestados por productores/contratistas, por tipo de labor, según provincia. Región pampeana (en %)
Provincia | Roturación y siembra | Mantenimiento de cultivos | Cosecha de granos | Cosecha de otros cultivos | Preparación de reservas forrajeras | Otras labores |
Buenos Aires | 28 | 42 | 21 | 1 | 0 | 8 |
Córdoba | 40 | 19 | 27 | 3 | 0 | 11 |
Entre Ríos | 15 | 37 | 26 | 7 | 0 | 15 |
La Pampa | 48 | 25 | 27 | 0 | 0 | 0 |
Santa Fe | 24 | 39 | 26 | 0 | 2 | 9 |
Total | 29 | 37 | 24 | 1 | 1 | 8 |
Fuente: Censo Nacional Agropecuario 2008 (INDEC).
La incidencia de estos contratistas en labores de mantenimiento de cultivos así como en la roturación y siembra, podría estar indicando que ocupan espacios que dejan vacantes el resto de los contratistas y que implican una menor inversión de capital en maquinaria.
Cabe destacar que en todas las provincias, con excepción de La Pampa, estos sujetos admiten contratar servicios para realizar la cosecha de granos que representan más del 40% de la superficie total ocupada en Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe (42%, 47% y 44% respectivamente) mientras que en Buenos Aires representa el 16%.
La actividad predominante en todas las provincias es la agrícola. En el siguiente cuadro, se puede observar que en Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe más del 90% de la superficie total implantada corresponde a cultivos anuales. En cambio, los datos correspondientes a la provincia de La Pampa ponen de manifiesto el carácter mixto de la actividad productiva.
Cuadro 3
Superficie implantada, según provincia. Región pampeana (en ha)
Provincia | Total | Cultivos anuales | Forrajeras anuales | Forrajeras perennes | Otros cultivos |
Buenos Aires | 99.648 | 91.536 | 3.633 | 3.900 | 578 |
Córdoba | 40.291 | 37.550 | 1.501 | 1.239 | 0 |
Entre Ríos | 21.843 | 20.620 | 573 | 545 | 105 |
La Pampa | 18.099 | 13.194 | 1.506 | 3.399 | 0 |
Santa Fe | 39.780 | 36.940 | 1.344 | 687 | 799 |
Total | 219.660 | 199.840 | 8.557 | 9.770 | 1.482 |
Fuente: Censo Nacional Agropecuario 2008 (INDEC).
Con respecto a la composición del parque de maquinarias, se destaca que los contratistas localizados en las provincias de Córdoba y La Pampa presentan una cantidad promedio de tractores más elevada (3,2 y 4,1 tractores/EAP respectivamente) que los contratistas de las restantes provincias. Una característica común para los contratistas de todas las provincias, es la antigüedad de los tractores (15 y más años) (cuadro 4).
Cuadro 4
Cantidad de tractores por antigüedad, según provincia. Región pampeana
Provincia | Total | Menos de 5 años | Entre 5 y 9 años | Entre 10 y 14 años | 15 años y más | Sin discriminar |
Buenos Aires | 588 | 90 | 43 | 107 | 345 | 3 |
Córdoba | 212 | 37 | 24 | 32 | 119 | 0 |
Entre Ríos | 110 | 19 | 12 | 17 | 62 | 0 |
La Pampa | 46 | 13 | 9 | 6 | 18 | 0 |
Santa Fe | 305 | 35 | 13 | 35 | 171 | 51 |
Total | 1.261 | 194 | 101 | 197 | 715 | 54 |
Fuente: Censo Nacional Agropecuario 2008 (INDEC).
La potencia del 70% de los tractores no supera los 140 caballos de vapor (CV). Si bien la potencia constituye un dato más que contribuye a caracterizar el parque de maquinaria de estos sujetos sociales, la misma está en función de distintos factores como ser: la superficie trabajada, el sistema productivo, la sucesión de cultivos y las labores a realizar en cada uno de ellos, los tipos de suelos, la planificación del trabajo, etc. Por lo tanto, el tractor más adecuado no es el de mayor potencia sino el que esta adaptado a las necesidades del productor.
A diferencia del parque de tractores, las cosechadoras que poseen estos sujetos presentan una antigüedad mucho menor y mayor potencia (más de 180 CV). La cantidad promedio es de 1 cosechadora por EAP (cuadro 5).
Cuadro 5
Cantidad de cosechadoras de granos de los productores/contratistas, por antigüedad, según provincia. Región pampeana
Provincia | Total | Menos de 5 años | Entre 5 y 9 años | Entre 10 y 14 años | 15 años y más | Sin discriminar |
Buenos Aires | 205 | 88 | 24 | 31 | 62 | 0 |
Córdoba | 64 | 37 | 13 | 6 | 8 | 0 |
Entre Ríos | 46 | 13 | 11 | 8 | 14 | 0 |
La Pampa | 11 | 9 | 0 | 1 | 1 | 0 |
Santa Fe | 128 | 50 | 19 | 26 | 22 | 11 |
Total | 454 | 197 | 67 | 72 | 107 | 11 |
Fuente: Censo Nacional Agropecuario 2008 (INDEC).
Según un informe elaborado por Méndez y otros (2014), desde mediados de la década de los 90 se observa que las cosechadoras tienen una potencia cada vez mayor a la estimada. Este mismo informe sostiene que si bien a medida que las cosechadoras incrementan su tamaño son más eficientes, el logro de esta efi cia depende de las condiciones de los cultivos y de las capacidades logísticas. Por lo tanto, una cosechadora de gran capacidad trabajando en una zona en donde los cultivos están por debajo del rendimiento medio, seguramente estará subutilizada lo que la hará más ineficiente. Asimismo, se considera que aquel contratista que pretenda adquirir una cosechadora de mayor potencia y, por ende de mayor capacidad de trilla, deberá evaluar la expansión de la superficie de trabajo así como los rendimientos promedios donde va a trabajar.
Análisis comparativo de los estudios de casos
En todos los casos analizados, estos sujetos sociales consideran a la producción agropecuaria como su actividad principal y la prestación de servicios de maquinarias a terceros como un complemento de la misma. Es por ello que priorizan el uso de las maquinarias dentro de sus predios y prestan servicios cuando disponen de tiempo ocioso de las mismas, limitando su radio acción a la localidad donde residen o no más allá de localidades vecinas. Su trayectoria como productores agropecuarios es anterior a la de contratistas de servicios. Dicha transformación se origina, tradicionalmente, a partir de una sobremecanización del productor que lo lleva a ampliar sus tareas, utilizando también sus máquinas en campos vecinos y en otras zonas de la región (Agüero y otros, 2007). La realización de servicios a terceros, es una de las formas extendidas de las actividades extraprediales que les permite ampliar sus ingresos mediante un uso más intensivo de sus parques de maquinarias (Azcuy Ameghino y Fernández, 2008).
Asimismo, en tres casos además de estas actividades admiten realizar tareas como transportistas de carga (2) así como de provisión de insumos agropecuarios y asistencia técnica (1), lo que les permite diversificar, aún más, sus fuentes de ingresos extraprediales.
La combinación de tierra en propiedad y contrato accidental, procurando una alternativa expansiva, constituye una estrategia para aumentar la escala de producción y, por ende, los ingresos. La tenencia de las maquinarias requeridas por el modelo tecnológico vigente, facilitan dicha estrategia y, como bien destaca Lódola (2008), se torna más eficiente el uso de la tierra debido a la aplicación de las innovaciones tecnológicas.
La superficie promedio operada como productor agropecuario es de 1.078 ha (con un mínimo de 350 ha y un máximo de 3.000 ha), en tanto que la superfi media trabajada para terceros es de 2.345 ha (con un mínimo de 400 ha y un máximo de 6.000 ha).
La figura jurídica predominante es la persona física (60%), seguida en importancia por las sociedades comerciales (30%) y solo un pequeño porcentaje (10%) son sociedades de hecho. Las sociedades comerciales identificadas guardan relación con el nivel de complejidad alcanzado.
En la mayoría de los casos (8), la organización laboral está basada en mano de obra asalariada de tipo permanente y/o contratada y solo en algunos de ellos (3) el productor admite realizar la ejecución de tareas en forma directa. En el resto de los casos (2), que son aquellos que se caracterizan por sus bajas escalas operativas, la mano de obra es predominantemente familiar y con la participación de los productores en la ejecución directa de tareas.
En su rol como contratistas de servicios de maquinarias, todos - con excepción de uno que solo realiza cosecha y preparación de reservas forrajeras - prestan servicios de labores vinculadas con el modelo tecnológico vigente (basado en soja transgénica, siembra directa y uso de glifosato). Sin embargo, el 50% de los mismos también llevan a cabo labranza y labores complementarias para la preparación del suelo. Como bien sostienen Neiman y otros (2013), estas son labores que han ido disminuyendo en importancia ante la expansión de la siembra directa. Sin embargo, ciertos contratistas mantienen algunas maquinarias para realización de roturación y acondicionamiento de suelos que suelen llevarse a cabo en circunstancias específicas.
Se debe resaltar que los parques de maquinarias, que se adecuan a los servicios prestados, se pueden considerar modernos y actualizados y, en la mayoría de los casos, acorde a los adelantos tecnológicos registrados en la última década. Todos han realizado, en los últimos cinco años, inversiones en maquinarias y equipos estimándose el monto promedio invertido en $ 1.139.000 lo que equivaldría a 134.000 dólares (Esta suma se calcula considerando un tipo de cambio 1 dólar = $8,5.)>. Inversiones, que en todos los casos implican al menos la adquisición de un tractor, que han sido financiadas en su mayoría mediante la combinación - en distinta proporción – de recursos propios con otros provenientes de la banca pública. Las excepciones las constituyen los casos extremos: el productor de mayor escala operativa que, a su vez, presenta el mayor nivel de inversión ($2.604.000 o bien 306.353 dólares) ha accedido a un financiamiento proveniente de una fábrica de maquinarias; en cambio, los dos productores que se caracterizan por presentar las menores escalas operativas fi ancian el 100% de sus inversiones a través de financiamiento bancario.
Por último, el 60% afirma asistir a reuniones técnicas sobre distintas temáticas, principalmente, aquellas relacionadas con aspectos tecnológicos y productivos organizadas por instituciones públicas y privadas así como por empresas del sector, poniendo de manifiesto que la constante capacitación y adquisición de conocimiento, destreza y habilidad les permiten avanzar en la profesionalización de su actividad.
Algunas reflexiones finales
Entre las diversas transformaciones productivas, económicas y sociales que se han producido en la región pampeana, se destaca la difusión de una serie de innovaciones tecnológicas destinadas a aumentar la productividad de las unidades productivas y, por ende, su competitividad. En este contexto, los servicios brindados por los contratistas de rurales se han ido configurando como piezas claves dentro del desempeño global del sector.
Si bien el universo de análisis es acotado, la información relevada pone de manifiesto la complejidad de la figura de este sujeto social. Es así que este sujeto no sólo se puede vincular con pequeños y medianos productores sobremecanizados si no también con otros con una mayor dotación de tierra y capital implicando, de este modo, diferencias en los objetivos que persiguen, en su estrategia productiva, su capacidad económico-financiera, su organización laboral y el nivel de profesionalización alcanzados.
Una última reflexión, consiste en la posibilidad de vincular la figura del contratista a un proceso de concentración de la producción ya que la indivisibilidad del capital invertido en tecnología mecánica incentiva el aumento de escala, incidiendo también en los cambios en la estructura agraria pampeana. Asimismo, como bien sostiene De Martinelli (2008) en cierta medida, constituye una síntesis de las nuevas formas sociales de producción.
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