REPERTORIO AMERICANO

ISSN-0252-8479

Segunda Nueva Época, N.° 26, Enero-diciembre 2016

Páginas de la 257 a la 270 del documento impreso

URL: http://www.revistas.una.ac.cr/index.php/repertorio/index

Doi: 10.15359/ra.1-26.15



Repertorio Americano, intelectuales y medio ambiente (1919-1929)

Chester Urbina Gaitán1

Instituto de Estudios Latinoamericanos

Universidad Nacional, Costa Rica



Resumen

Repertorio Americano publicó entre 1919 y 1929 un conjunto de escritos que brindan una percepción alternativa a la visión utilitarista capitalista sobre la naturaleza y el medio ambiente. En general, los textos emitidos enfatizan la dependencia del ser humano de la naturaleza, la necesidad de enseñar sobre este tema en la educación primaria, el nivel espiritual superior que tiene la naturaleza – principalmente el árbol – frente a la sociedad humana, la visión socialista de que los intereses de la Tierra están primero; en ella reside la verdadera democracia, aparte de que los recursos naturales no se pueden privatizar ya que pertenecen a todo el género humano. Además, se relaciona la naturaleza con el mundo espiritual y el daño que se le haga a esta se devolverá en la destrucción del ser humano.

Palabras claves: Repertorio Americano, escritores, medio ambiente, árbol, educación, espiritualidad

Abstract

Repertorio Americano published between 1919 and 1929 a set of writings that provide an alternative to the capitalist utilitarian view of nature perception and environment. At a general level texts emphasize the dependence of human on nature, the need to teach on this subject in primary education, higher spiritual level that is nature - mainly tree - against human society, socialist vision that the interests of the Earth are first; true democracy lies in it except that natural resources cannot be privatized because they belong to all mankind. Moreover, the nature relates to the spiritual world, and the damage that would do to nature will be returned in the destruction of the human world.

Keywords: Repertorio Americano, writers, environment, tree, education, spirituality


Introducción

El medio ambiente es un factor fundamental que influye en la configuración de las formas de vida y las relaciones humanas. Tanto los factores sociales como los elementos ecológicos –terreno, flora y fauna, clima y recursos naturales– modelan la cultura y esta a su vez influye en la personalidad. El sistema económico actual se ha sustentado en un desarrollo tecnológico que ha resaltado la idea del progreso ilimitado, donde el ser humano ha subordinado el medio ambiente en función de sus necesidades de movilidad y crecimiento dictadas por una cultura de acumulación y beneficios. Es evidente que los recursos no son ilimitados y que el desarrollo y la estructuración organizacional de la industria orientada al mercado, las prácticas agrícolas masivas, la obtención y uso irracional de la energía y los hábitos de vida y de consumo están dañando casi de forma irreversible los ecosistemas y poniendo en serio peligro la existencia de la vida en el planeta.

A lo largo de la historia, los seres humanos han establecido relaciones con la naturaleza y entre sí mismos a partir de distintas formas de producción y de manejo de los recursos naturales (González de Molina, 1993). El momento histórico actual como seres humanos es el resultado de nuestra relación histórica con los ecosistemas y que la naturaleza como objeto de la ciencia estaría socialmente construida e influida por la historia (Escobar, 1995). Durante su desarrollo histórico los seres humanos se han preocupado por su entorno y por la naturaleza de la cual forman parte.

Desde el siglo XVIII, con el crecimiento de la población y el aumento de la cantidad de tierras cultivadas y con la aparición de la sociedad de mercado, los recursos naturales como la tierra y los bosques pasan a ser meras mercancías, mientras comienza la intensificación de la producción y la acumulación de beneficios que son el sustento de una Revolución Industrial basada en la explotación del trabajo humano y en el consumo de materiales y fuentes de energía no renovables y muy contaminantes. Desde finales del siglo XIX, los países industrializados controlan las fuentes de energía, las materias primas y la mano de obra de los países empobrecidos, imponiendo así un modelo de desarrollo y de producción que provoca la pobreza y la crisis ecológica actual (González de Molina, 1993; Leff, 1994 p.139, p.352).

El medio ambiente planetario evidencia cada vez más un mayor deterioro debido al uso indiscriminado de los recursos naturales y a la insuficiente atención, en general, que se da a la solución de los efectos negativos que esto produce sobre los seres vivos, incluida la especie humana. El problema del desarrollo sobre la base de la conservación de la riqueza natural y la herencia cultural de los pueblos y naciones demanda una verdadera transformación del saber ambiental (Cook y Borah, 1974 y Gligo, 2001). No sólo en el sentido de las exigencias, en el manejo integral de los recursos naturales, sino de la aparición de una educación ambiental que cree en el ser humano, el amor, la convivencia armoniosa, la responsabilidad, la austeridad, el respeto, la equidad, la sostenibilidad y solidaridad en el cuidado del medio ambiente.

Fundamentado en todo lo anterior es que el presente artículo tiene como objetivo clasificar y contextualizar los textos publicados en la revista Repertorio Americano, entre 1919 y 1929, por géneros literarios según las categorías de análisis crítico con respecto a las percepciones sobre la preservación del medio ambiente, la necesidad de que el sistema educativo incorpore el estudio de la educación ambiental y las percepciones sobre la influencia de la naturaleza en el desarrollo emocional del ser humano. En este texto se abordarán las temáticas anteriores con base en los géneros literarios en los cuales se manifestaron: artículos, narraciones, poemas y cuentos.

Dependencia, respeto, referente moral y espiritualidad: visiones intelectuales sobre el medio ambiente en Repertorio Americano (1919-1929)

1. Artículos

Las diferentes concepciones, ideas y visiones filosóficas sobre el medio ambiente que los intelectuales plasmaron en Repertorio Americano entre 1919 y 1929, constituyen un antecedente intelectual fundamental al movimiento ambientalista que se manifestó mundialmente a partir de la década de los años sesenta. Una idea importante para estos pensadores es la de que el hombre es parte de la naturaleza y no puede explotarla irracionalmente, ya que la vida en el planeta depende de ella, sobre todo de la existencia de los bosques. Es así que, en 1919, sale a la luz el artículo de opinión del intelectual puertorriqueño Ramón Gandia Córdova: “El bosque”, donde se señala que las plantas son sociables como el hombre. La sociedad de las plantas es el bosque, por lo que este constituye la expresión más alta de la organización del reino vegetal (Repertorio Americano, Miércoles 1 de octubre de 1919, p.54). Asimismo, Gandia Córdova señala la dependencia que tiene el hombre de la naturaleza: “El rey de la naturaleza es en realidad esclavo de ella; y el hecho de que sepa utilizar la naturaleza misma, la materia y la fuerza, en su propio beneficio, no es signo de superioridad, sino condición necesaria a su existencia” (Repertorio Americano, Miércoles 1 de octubre de 1919, p.55). Para este autor, el sentimiento religioso que el bosque despertó en la Edad Antigua y el horror supersticioso que inspiró en la Edad Media, fueron sustituidos en el siglo XX por un sentimiento de respeto y amor utilitario nacido en la necesidad consciente de conservar el bosque, no sólo como fuente de riqueza por la aplicación variada de sus productos a la satisfacción de las necesidades humanas, sino como medio de proteger el suelo y de regularizar el régimen de las lluvias y de los cursos de agua en beneficio de la agricultura. En los últimos veinte años se había desarrollado una legislación en el mundo que tendía a conservar y fomentar los bosques; también se preveía la necesidad de despertar en la infancia el amor al árbol y hacer parte de su educación y su recreo la fiesta del árbol, reminiscencia en cierto modo de las fiestas paganas en honor de los dioses moradores de los bosques (Repertorio Americano, Miércoles 1 de octubre de 1919, p.56). Con respecto a don Ramón Gandia Córdova, se sabe que fue un ingeniero puertorriqueño y que en 1904 fue miembro fundador de la Sociedad de Ingenieros de Puerto Rico, la cual llegó a presidir. Fungió como delegado de la Cámara de Representantes en 1906, donde sobresalió como autor intelectual y redactor del proyecto de ley para la organización del Catastro de Puerto Rico; se desempeñó como subcomisionado del Departamento de Agricultura y Trabajo del periodo 1916-22, donde fundó la Revista de la Agricultura de 1917 a 1922; fue miembro y presidente del Comité de Recursos Minerales de Puerto Rico de 1932 a 1935; sirvió como director técnico y administrativo del Negociado de Minas; en 1920 publicó un mapa de recursos naturales de la isla y en 1922 el libro Organización Rural de Puerto Rico (Recuperado de http://www.miramarpr.org/arqalgunosarq.html el 29 de junio de 2016).

Gran parte del pensamiento medioambientalista latinoamericano se asentó sobre la figura del árbol, no sólo como preservador de la vida en la Tierra sino como nuestro gran compañero de existencia. Esto se evidencia en el artículo del escritor mexicano Mariano Silva y Aceves titulado: “La queja de un árbol”, en el cual se señala que los árboles por crecer tan alto en un mismo lugar y durar muchos años, son testigos de nuestras acciones, sean buenas o sean malas (Repertorio Americano, Sábado 1 de noviembre de 1919, p.95). El árbol es un símbolo que hace alusión a la vida en perpetua evolución, en ascensión hacia el cielo, evoca todo el simbolismo de la verticalidad. También representa el carácter cíclico de la evolución cósmica: muerte y regeneración (Chevalier y Gheerbrant, 1986, p.118). Asimismo, el árbol es una figura de lucha política, debido a que la tradición de plantar árboles fue heredada de la Revolución Francesa; es decir de una revolución de la cual se esperaba la defensa de la libertad. Sembrando un árbol en la Plaza Mayor en 1813, Antonio Nariño demostraba su cercanía con los ideales de esta revolución que tanto asustaron a la aristocracia y que en América contribuyeron a poner en entredicho el poder de España en las colonias (“El árbol de la libertad”. Información tomada de: http://cundinamarca-historica.org/arbollibertad.html, el 22 de octubre de 2015). En este sentido, la figura del árbol refiere que la preservación del medio ambiente es, en primer lugar, una lucha política de América Latina contra la explotación de sus recursos por parte de las potencias coloniales (Alimonda, 2006, p.96).

Acerca de don Mariano Silva y Aceves se sabe que fue un escritor e intelectual mexicano que vivió entre 1886 y 1937. Estudió en el Seminario de Morelia y en el Colegio de San Nicolás; concluyó sus estudios preparatorios en la Escuela Nacional Preparatoria y los de abogado en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Fue miembro del Ateneo de la Juventud y secretario del Departamento Universitario y de la Universidad Nacional. En la Facultad de Filosofía y Letras, impulsó la investigación lingüística y creó las carreras de lingüística románica y lingüística de idiomas indígenas de México. En esa misma Facultad se doctoró en 1933. Sobre las características de su obra literaria se tiene que fue un narrador que encontraba la frase inicial para introducirse en el tema sin mayores rodeos, buscaba la sintaxis bien construida y esmerada, el adjetivo justo; introdujo el final abierto y se destacó como un gran creador de atmósferas (“Antología virtual de minificción mexicana”. Recuperado de http://1antologiademinificcion.blogspot.com/2011/02/mariano-silva-y-aceves-1886-1937.html, el 29 de junio de 2016). Con respecto a la celebración del “Día del Árbol” en Costa Rica, este se efectúa desde 1915.

También se nota entre los intelectuales continentales la necesidad de que el sistema educativo de primaria incorpore entre sus contenidos de estudio el cuidado del medio ambiente. En 1920 aparece el artículo del panameño Juan Ramón Uriarte: “La oración cívica del niño”, donde se resalta que los escolares panameños antes de terminar la hora lectiva de la clase de ciencias, pronunciaban una recitación donde manifestaban que creían en Dios, prometían amar y respetar siempre a sus padres y maestros, no hacer daño a los pájaros ni a los árboles y no ser crueles con los animales (Repertorio Americano, Domingo 1 de agosto de 1920, p.95). En este texto se observa un antecedente del panenteísmo (en griego: pan = todo; en = en; theós = Dios) que significa: Dios en todo y todo en Dios. Dios está presente en el cosmos y el cosmos está presente en Dios. Este término fue creado en el siglo diecinueve por Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832). Sin embargo, en los últimos años, en el contexto de la preocupación ecológica, el concepto experimentó una reconceptualización que conlleva una forma ecológica de pensar acerca de Dios. En ella, a la vez que Dios y la creación se distinguen, Dios es comprendido como íntimamente conectado a la creación y viceversa (Mc Daniel, 1995). El panenteísmo es el eje articulador del pensamiento de Leonardo Boff (1995, p.219-242).

2. Narraciones

En 1921, aparece la publicación de Enrique Jiménez Núñez: “La tala de los bosques”, la cual es un diálogo entre dos mujeres: Agripina, quien obtenía placer en derribar los árboles con su hacha, y Margarita, la cual se esfuerza en convencer a la primera de que el hombre no es el rey de la creación, el cual puede usar las plantas y los animales en forma ordenada para su adelanto y el de ellos (Repertorio Americano, sábado 30 de julio de 1921, p.378). Este texto es un primer antecedente a obras literarias en las que el ser humano bota la montaña como El Jaúl de Max Jiménez (1937), Juan Varela de Adolfo Herrera García “(1939) y El sitio de las abras de Fabián Dobles (1950). También en esta publicación se subraya que el ser humano que no ha sentido el misterio de los bosques, no ha sentido nunca un vislumbre de lo divino y está como los animales con la cabeza inclinada hacia la tierra (Repertorio Americano, Sábado 30 de julio de 1921, p.379). Margarita termina su exhortación dando varios consejos para no destruir los árboles en Costa Rica: restaurar las florestas a medida que se utilizan sus productos; crear reservas forestales en donde se necesiten para la conservación de las aguas; multiplicar artificialmente los árboles útiles para crear parques y plantar alamedas en el centro de los pueblos, ya que ellos son los pulmones de las ciudades y, por último, se debe suprimir el sistema de las quemas. Todo lo anterior es lo que hacía la sección de Silvicultura hasta su eliminación oficial (Repertorio Americano, Sábado 30 de julio de 1921, p.379).

En el texto anterior se encuentra un antecedente del ecocentrismo donde se dicta que los deberes del ser humano son: cuidar la tierra, evitar el desperdicio y los excesos, reconocer la espiritualidad en todo lo no-humano, y venerar la fuerza creadora con respeto y responsabilidad ambiental (“El pensamiento ambientalista”, p.214-215. Recuperado de http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/7/3074/10.pdf el 24 de junio de 2016). Por otra parte, en la supresión de la sección de Silvicultura se desconoce lo señalado por José Martí en torno a que los gobernantes deben saber: “con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en conjunto para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas” (Martí, 1975, p.521). Pese a esto, en Costa Rica ya existían varios antecedentes en torno a la conservación de los recursos naturales. En 1833, la Constitución Política demostraba el interés creciente por conservar los recursos naturales al señalar la necesidad de plantar árboles para asegurar el futuro abastecimiento de madera. Para 1863 se decretó inalienable una faja de tierra de 1 kilometro a cada lado de la carretera al Norte. En 1888, se consideraba que era de utilidad pública la conservación de las montañas que tenían los arroyos y manantiales que abastecían de agua a las provincias de Heredia y parte de Alajuela, por lo que se declaraba inalienable una zona de terreno de 2 kilómetros a ambos lados de la montaña del volcán Barva (Morales Díaz, 1984, s.p.).

Posteriormente, en octubre de 1924, aparece el artículo de Juana de Ibarbourou denominado “Los árboles”, en el cual se establece un diálogo entre cuatro niños y el tío Carlos, donde al final este último propone como referente moral la figura del árbol, porque era trabajador, puesto que brota y florece constantemente; perseverante, pues primavera tras primavera da hojas y ramas nuevas; útil y bueno porque purifica el aire, proporciona leña y madera; y da sombra, cobija nidos; alegre, porque es verde y rumoroso; fiel, pues echa hondas raíces donde se le planta; valiente, porque resiste las tormentas, los huracanes, las heladas, los ardientes soles, las noches solitarias y negras. Aparte de todo esto es también dadivoso, caritativo, optimista y paciente. Asimismo, influía positivamente en el corazón del hombre al darle también el espectáculo de su vigor, de su belleza y de su salud (Repertorio Americano, Lunes 6 de octubre de 1924, p.78). En la obra literaria de la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou sobresale el optimismo por la vida, los contrastes entre alegrías y tristezas, el amor por la naturaleza, la humanidad, la libertad, el sacrificio del amor y la belleza (“Juana de Ibarbourou”. Recuperado de http://www.viajeauruguay.com/cultura/biografia-y-obra-de-juana-de-ibarbourou.php, el 3 de julio de 2016).

Varias semanas después aparece el texto de César Falcón titulado “La vida junto a los árboles”, donde se plantea lo efímero de la existencia y del trabajo de los hombres frente a la vida de los árboles: “Los árboles que cortan los campesinos de Lusso no los han sembrado ellos ni sus padres. El campesino, es verdad, hace su casa. Pero lo propio, lo natural del campesino, no es la casa, sino el árbol. Los hombres que plantaron los cedros de Bussaco, hace varios siglos que están hechos polvo. No obstante, los cedros crecen y engrosan todavía, y no es muy probable que sean los hombres actuales los que los corten” (Repertorio Americano, Lunes 24 de noviembre de 1924, p.189). Falcón fue un escritor e intelectual peruano que vivió entre 1892 y 1970, quien junto a José Carlos Mariátegui fundó el Partido Socialista Peruano (“César e Irene Falcón: un matrimonio con compromiso”. Recuperado de https://ciudad-futura.net/2010/11/22/cesar-falcon_jgz/, el 3 de julio de 2016). En este poema se le da un carácter eterno a los árboles frente a la corta vida de los seres humanos, lo que les da a los primeros un nivel espiritual superior sobre los segundos.

El 6 de julio de 1925, se da a conocer el escrito de Blanca Milanés (seud.) titulado “Los dos pinos”, el cual era dedicado a don Ricardo Fernández Guardia. En este texto se narra el diálogo de dos pinos, donde uno le expresa al otro su queja acerca de la impiedad de los hombres que los cortan, lo que los convierte en sus mortales enemigos. El otro pino le responde diciendo que no es así, que el hombre por naturaleza es ingrato y se matan en parejas o colectivamente. Sin embargo, deberían de ser más bondadosos, pues ellos le daban sombra, frutos y la madera para construir su casa. Asimismo resalta que el árbol acompaña al ser humano desde que nace hasta que muere, pues le da la madera para su cuna y para su ataúd, donde se pudre con él (Repertorio Americano, Lunes 6 de julio de 1925, p.268). En este texto se evidencia la influencia del naturalismo debido a que en este movimiento literario el instinto, la emoción o las condiciones sociales o económicas rigen la conducta humana (“Naturalismo en Arte”. Recuperado de http://www.ecured.cu/Naturalismo_en_Arte, el 10 de agosto de 2016). Esto es referido por la autora al utilizar la oposición que existe entre la ingratitud del ser humano y la bondad de la naturaleza. Debe aclararse que Blanca Milanés, fue el seudónimo que utilizó la escritora costarricense Carlota Brenes Argüello, quien vivió entre 1905 y 1986. Aparte de escribir se dedicó al dibujo, organizó las exposiciones de pintura y ganó una medalla de oro en una exposición nacional de artes plásticas. Fue directora técnica de dibujo en Costa Rica por siete años y como tal publicó el Programa de dibujo para las escuelas primarias. Fue docente en Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica. Publicó Música sencilla, poesía en prosa y crónicas (“Mujeres en el Repertorio Americano”. Recuperado de http://www.scriptorium.una.ac.cr/index.php/costa-rica/blanca-milanes, el 3 de julio de 2016).

Para 1927 sale a la luz “La voz de la Pacha” de Fausto Burgos, donde se cuenta que la “Pacha Mama”, deidad indígena sudamericana que vive en la cumbre de los cerros colorados, dueña de las bestias cerreras, del oro que esconden los roquedos, del agua de los ojos montunos, de los montes y del aire, se le aparece a Tarky, un arriero indígena quechua y le reclama porque le vendió su hija a un hombre blanco, quien era enemigo de su raza (Repertorio Americano, Sábado 5 de mayo de 1928, pp.261-262). En el texto de Burgos se manifiesta una oposición entre la cultura blanca occidental y las culturas originarias americanas, entre el hombre blanco enemigo de la naturaleza y el indígena amigo de ella. En esta narración es posible encontrar un primer antecedente de la filosofía ambiental latinoamericana donde la Pacha Mama – deidad indígena protectora de la naturaleza – trata de romper con la dominación cultural del indígena latinoamericano. La filosofía ambiental latinoamericana busca ser un pensamiento incluyente, integral y holístico que se arraigue en los ecosistemas donde habitan las culturas con sus cosmovisiones y sus filosofías de vida; se abre al pensamiento desde el otro y lo otro; a una ética de la tierra, de la sustentabilidad y de la vida que permita religar la naturaleza y la espiritualidad de los pueblos (Boff, 1995 y Boff 2001 Ética Planetaria desde el Gran Sur. Citados en: Leff, p.13. Recuperado de http://www.cep.unt.edu/papers/leff-span.pdf, el 24 de junio de 2016). Con respecto a Fausto Burgos, fue un escritor argentino (1888-1953) que se ocupó de la narrativa rural, vertiente del realismo tradicional. En su novela El gringo, de 1935, trata el tema de la inmigración europea y la explotación imperialista usando elementos opuestos como los gringos y los criollos, el corte y la aldea, y la naturaleza y la mano del hombre (González Rouco, María. “Fausto Burgos: gringos y criollos”. Recuperado de http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/gonzalez_rouco_maria/fausto_burgos.htm, el 3 de julio de 2016).

En 1929, se publicó el texto de Tadeusz Stefan Zielinski “La Madre-Tierra como sentimiento religioso”, donde el autor señala que la Tierra no está hecha para el pueblo, sino el pueblo para la Tierra. Son los intereses propios de la Tierra los que deben estar en primer término. Es en la Tierra donde reside la verdadera y provisora democracia. La Tierra es más que el pueblo, pues ella contiene en germen vital todos los descendientes del pueblo que actualmente viven (Repertorio Americano, Sábado 9 de marzo de 1929, p.160). Este texto hace un llamado de atención sobre si la democracia tiene algún vínculo con la crisis ambiental contemporánea. Sobre Zielinski se conoce que fue un historiador, filólogo y traductor ucraniano (1859-1944). Fue el autor de obras en polaco, ruso y alemán sobre la antigüedad clásica, el arte, cultura y religión de la Grecia antigua, los autores latinos y la popularización de los estudios clásicos, que han sido publicadas ampliamente y traducidas a varios idiomas (Bubík y Hoffmann, 2015, p.98).

En el año 1929 sale publicado el articulo de Alberto Masferrer denominado: “El Minimun Vital. Su definición y alcances”, donde indica que la doctrina vitalista predicaba que se debía proteger a los animales no dañinos, y especialmente a los pájaros, como eficaces auxiliares de nuestra vida. Asimismo, se debía respetar y proteger al árbol, como acumulador y distribuidor de la vida en el planeta (Repertorio Americano, Sábado 23 de marzo de 1929, p.181). Masferrer establece una analogía entre los pájaros habitantes de los árboles y los seres humanos habitantes de la Tierra. Además, el escritor salvadoreño señala que toda criatura, por el simple hecho de nacer y vivir, tiene derecho a que la colectividad le asegure, mediante una justa y sabia organización de la propiedad, del trabajo, de la producción y del consumo, un Mínimo de Vida Integra, o sea la satisfacción de las necesidades primordiales. Para Masferrer, la tierra, el agua, el aire, la luz y el calor solar son sustancias comunes, herencia y propiedad de todos los seres y, por consiguiente, no aprobables a título perenne por ningún individuo, sino por usurpación, que nada puede jamás justificar. De esta forma, ningún hombre es dueño legítimo de la tierra: usa de ella en cuanto se lo permiten las leyes y costumbres creadas por la colectividad, que es la sola y legitima poseedora (Repertorio Americano, Sábado 23 de marzo de 1929, p.182). En la propuesta masferriana sobre la preservación de la naturaleza y el medio ambiente, se aprecian ciertas premisas socialistas, las cuales posteriormente serán retomadas por Iván Frolov, quien considerara como una necesidad ecológica y como la única forma de subsistencia y desarrollo de los seres humanos transitar del capitalismo al socialismo y al comunismo (La sociedad y el medio ambiente. Concepción de los científicos soviéticos. (1981). Moscú: Progreso. pp-14-17. “El pensamiento ambientalista”. pp.236. Recuperado de http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/7/3074/10.pdf el 24 de junio de 2016). Para Marta Elena Casaús, por su componente anarquista, el vitalismo teosófico centroamericano fue una de las corrientes regeneracionistas más fuertes, que abarcó múltiples espacios públicos socioculturales y políticos y tuvo una clara vertiente socialista y anarquista. En el pensamiento vitalista existía un cúmulo de corrientes dispersas y dispares, pero con muchos lugares comunes cuyos fundamentos filosóficos, políticos y sociales eran similares: espiritualismo, teosofía, anarquismo y socialismo utópico y fabiano (Casaús Arzú, Marta Elena. (2013-2014). “El pensamiento de Alberto Masferrer en el siglo XXI”. Cuadernos Americanos, 146. Recuperado de http://www.cialc.unam.mx/cuadamer/textos/ca146-67.pdf el 3 de julio de 2016).

3. Poemas

Según se ha visto en el pensamiento latinoamericano, la naturaleza está ligada al plano de lo espiritual frente a lo artificial del ser humano. Para 1919, aparece el poema del escritor cubano Mariano Brull “Hacia la montaña”, donde se narra cómo unos infantes después de oír la misa dominical iban con sus cestas de merienda hacia la montaña, donde se extasiaban en la primavera de la belleza del cielo y del brillo del sol. Brull pone en un plano espiritual superior la cumbre de la montaña con respecto a la morada de los seres humanos:

“En la cumbre, el viento sonoro; en la cumbre

el Cielo más cerca; y el pueblo, allá abajo…

¿Por qué no vivían los hombres arriba

en el mundo libre de los montes altos?

(Repertorio Americano, Lunes 1 de diciembre de 1919, p.364)”.

La obra literaria de Brull se caracteriza por una búsqueda de la belleza recóndita que se esconde tras la apariencia de las cosas (“Mariano Brull. Vida y obra”. Recuperado de http://www.cubaliteraria.cu/autor/mariano_brull/biografia.htm el 3 de julio de 2016). En 1925, sale a la luz el poema de Agustín Acosta: “El árbol bueno”, donde se exalta la generosidad del árbol al darle al ser humano sombra, perfume y el canto de las aves, amén de que se alza como un intercesor ante Dios. Además, se acota que el árbol es el pulmón del mundo y consoladora medicina del cielo. La dependencia que el ser humano tiene hacia el árbol es tan grande, que hace que Acosta señale que si el leñador lo tumba para quemar sus ramas, él ardera también (Repertorio Americano, Lunes 21 de setiembre de 1925, p.47). Agustín Acosta (1886-1979), junto a Regino Boti (1878-1958) y José Manuel Poveda (1888-1926), fueron los mayores exponentes del movimiento posmodernista, que marcó cronológica y estéticamente el inicio de la poesía cubana del siglo XX. Su principal aporte a la renovación de la lírica cubana es la emotiva sencillez que domina sus mejores versos, que se considera como un temprano antecedente del coloquialismo de los años cincuenta y sesenta (“Agustín Acosta. Poemas”. Recuperado de https://diazmartinez.wordpress.com/2007/09/02/agustin-acostapoemas/ el 3 de julio de 2016).

Para el año 1927, aparece el texto del escritor venezolano Alfredo Arvelo Larriva denominado: “Tierra de jaguares”, donde se refiere que el jaguar es el fiel guardián de América, que cuida de sus tesoros naturales. Este felino mata a los buscadores de petróleo y a los mineros (Repertorio Americano, Sábado 12 de noviembre de 1927, p.280). En la mitología maya, el reino del jaguar domina las fuerzas cósmicas del día y la noche, por lo que la figura de este animal simboliza la fuerza divina y el control sobre todas las cosas del cielo y de la tierra. En 1929, se da a conocer el poema infantil anónimo denominado “La ceiba amada”, en el cual se establece que la ceiba es un árbol de bien y por eso la sembraron los abuelos indios. Es un árbol de bien porque en él se reúne una muchedumbre de pájaros todas las tardes, y aunque a él lleguen pájaros perezosos que no quieren hacer nidos, la ceiba los cobija y les da su sombra (Repertorio Americano, Sábado 2 de febrero de 1929, p.75). En estos dos textos se perciben algunas ideas que serán parte del Kay Pacha o Ecología Chamánica, donde se hace una dura crítica al mundo occidental debido a que presenta la devastación de la naturaleza vis à vis el conocimiento ancestral que dejaron los antepasados indígenas (“El pensamiento ambientalista”. pp.226. Recuperado de http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/7/3074/10.pdf el 24 de junio de 2016). Acerca de la obra literaria de Arvelo Larriva se sabe que los temas de su poesía están dentro de las dos tendencias señaladas en el modernismo venezolano: la del estetismo y la del nativismo. En Arvelo se fusionan las dos preocupaciones (“Alfredo Arvelo Larriva”. Recuperado de http://www.ecured.cu/Alfredo_Arvelo_Larriva el 3 de julio de 2016).

En el poema “Árbol”, el costarricense Carlos Luis Sáenz presenta a este ser vivo como un prodigio de la naturaleza, que al echar flores es igual al corazón del Maestro Jesús. La espiritualidad y pureza que Sáenz le da al árbol lo convierte en un mediador entre el cielo y la Tierra:

Árbol, si creces libre hacia los cielos

en esta santa tierra de piedad,

evocarás al Maestro, y, tu ser puro,

será lección de nuestra soledad

(Repertorio Americano, Sábado 1 de junio de 1929, p.324)”.

El texto de Sáenz es un precursor del concepto del Cristo Cósmico referido por Pierre Teilhard de Chardin en los años cincuenta, donde alude a la transparencia de Dios: “El gran misterio del cristianismo no es la aparición sino la transparencia de Dios en el universo. Oh sí, Señor, no solamente el rayo que aflora mas el rayo que penetra. No tu Epifanía, Jesús, sino tu Dia-fanía” (Teilhard de Chardin, Pierre. (1957). Le milieu divin. Paris, Seuil. p.162). Este concepto será retomado por Mattew Fox, quien aduce que la visión del Cristo Cósmico es la única posibilidad de impedir la muerte de la Madre Tierra. Tierra que está muriendo en la mística, en la creatividad, en la sabiduría, en los jóvenes, los pueblos indígenas y las iglesias (Fox, Mattew. (1991). Creation Spirituality. San Francisco: Harper. pp.69-150). Con respecto a Carlos Luis Sáenz, se sabe que junto a los escritores nacionales Luisa González y Carlos Luis Fallas insistieron en la educación y la ciencia como liberadoras de la superstición y como camino de superación individual y de servicio a la sociedad (Ovares, Flora. (2009). “Repertorio Americano y el discurso cultural (1919-1949)”. Cuadernos Americanos, 127. p.37).

4. Cuentos

En febrero de 1927, Repertorio Americano publicó el cuento del uruguayo Horacio Quiroga titulado: “La guerra de los yacarés”, donde se narra la lucha de unos yacarés o caimanes por no permitir que pasara en el río donde habitaban un buque de guerra, el cual espantaba a los pescados de los cuales se alimentaban. Los yacarés hicieron explotar el buque de guerra con la ayuda de un surubí – un pez – que le lanzó un torpedo (Repertorio Americano, Sábado 12 de febrero de 1927, pp.94-96). En esta narración se señala que el daño que se le haga a la naturaleza se devolverá en la destrucción del ser humano. En los cuentos de Quiroga reina una atmósfera de alucinación, crimen y locura situada en la Naturaleza salvaje de la selva (“Quiroga, Horacio”. Recuperado de https://www.escritores.org/biografias/247-horacio-quiroga el 3 de julio de 2016). Este texto mantiene la temática del carácter vengativo de la Naturaleza de la novela La Vorágine (1924) de José Eustasio Rivera.

Conclusión

Frente a la visión utilitarista capitalista sobre la naturaleza y el medio ambiente, Repertorio Americano da a conocer, entre 1919 y 1929, un conjunto de escritos que ofrecen una visión alternativa a esta idea. Con respecto a lo expresado en el área de los artículos sobre el medio ambiente, se tiene que Ramón Gandia, Mariano Silva y Juan Ramón Uriarte coinciden en la dependencia del ser humano de la naturaleza y la necesidad de enseñar esto en la educación primaria. En el ámbito de las narraciones, el pensamiento de los escritores señala dos ideas fundamentales; la primera cobija las ideas de Enrique Jiménez Núñez, Juana de Ibarbourou, César Falcón, “Blanca Milanés” y Fausto Burgos, y está relacionada con el nivel espiritual superior que tiene la naturaleza – principalmente el árbol – frente a la sociedad humana y los problemas culturales de la dominación del indígena latinoamericano. Aquí encontramos un antecedente del ecocentrismo. La otra idea la refieren los escritos de Tadeusz Zielinski y Alberto Masferrer, donde se expresa una visión socialista de que los intereses de la Tierra están de primeros; en ella reside la verdadera democracia y que los recursos naturales no se pueden privatizar y pertenecen a todo el género humano. En lo concerniente a los poemas, las ideas expresadas por Mariano Brull, Agustín Acosta, Alfredo Arvelo, un autor anónimo y Carlos Luis Sáenz coinciden en relacionar la naturaleza con el mundo espiritual, lo que constituye un antecedente de la Ecología Chamánica. Por último, en el cuento de Horacio Quiroga se narra que el daño que se le haga a la naturaleza se devolverá en la destrucción del ser humano. Todas estas ideas apelan a nuestro entendimiento y señalan que somos parte de la naturaleza, necesitamos preservar el medio ambiente, los recursos naturales nos pertenecen a todos los seres humanos y que su destrucción irremediablemente lleva a nuestro aniquilamiento.

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1 El autor agradece a la M. Sc. Nuria Rodríguez Vargas por las observaciones hechas a una versión preliminar de este texto.


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