REPERTORIO AMERICANO |
ISSN-0252-8479 Segunda Nueva Época, N.° 27, Enero-diciembre 2017 Páginas de la 171 a la 172 del documento impreso Sitio Web: http://www.revistas.una.ac.cr/index.php/repertorio/index Doi: 10.15359/ra.1-27.13 |
La tierra de las
hormigas rojas
Nuria Rodríguez Vargas
A Elaine
Las aguas dulces y saladas se encuentran, se besan y divorcian. Santuario ecológico rodeado por más de dos mil islas e islotes, nenúfares gigantes que la resguardan. Así de encantadora es la isla de Marajó. Ella, se maravillaba con la naturaleza que tenía ante sus ojos… Un marzo lluvioso y húmedo. Pensaba en el futuro del Norte de su país, pensaba en grande.
El pensamiento de Katarina Tomasevski estaba plasmado en su discurso inaugural. Repasó las últimas líneas. Había gran entusiasmo, los estudiantes de primaria, botones de canela y vainilla, inundaban de alegría y frescura el ambiente. Ella, portadora de ideas modernas para desarrollar en la tierra de las hormigas rojas; como los llamaron sus enemigos ancestrales.
El segundo estado más extenso del Brasil y uno de los más ricos en recursos naturales y diversidad biológica debía progresar. Los jóvenes de la región necesitaban más posibilidades en el mercado laboral. Ella, Aleina D. Corrida era la representante en Brasil de la Organización que financiaba la mayor parte del proyecto. ¿Cómo olvidar en su discurso el reconocimiento del “sector privado como un componente estratégico para garantizar el éxito en los principales retos sociales”?
En otra parte del país, su detractora, una pequeña pero poderosa hormiga roja, preparaba su ataque.
La periodista Tavares había estado en la región meses atrás cuando le había tocado cubrir el acto inaugural de la puesta en marcha del “Pacto para la Educación en Pará,” auspiciado por una reconocida institución de financiamiento multilateral en América Latina.
En esa oportunidad había cuestionado que el proyecto se enfocara solamente en el mejoramiento de la Educación Básica y que uno de los alcances de la infraestructura fuera la construcción de casi trecientas canchas deportivas. Había mantenido una disputa epistolar con Aleina D. Corrida.
Abrió la ventana, aspiró la brisa marina. Florianópolis, ciudad que la había adoptado, isla adorada. Encendió un cigarrillo. En unas horas le esperaba una batalla más. No podía dormir, necesitaba escribir. “O relato da violencia contra os povos indígenas no Brasil é, como sempre, um grito lancinante. O que se espera é que ele não fique no vazio”.
Un concierto de maullidos la despertó. Se había quedado dormida sobre la computadora. A través de la cortina verdeamarela, un rayo de luz, amenazante y atrevido insistía en filtrarse. Bajó a su cuarto, miró por la ventana, miró a su compañero dormido, miró su casa… y sonrió. Se llenó de energía hogareña antes de empezar una nueva batalla.
Campeche, Florianópolis, Brasil,
2014
Universidad Nacional. Facultad de Filosofía y Letras Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA) Campus Omar Dengo, Heredia, Costa Rica |