R E P E R T O R I O | A M E R I C A N O | |
Segunda nueva época N.° 29, Enero-Diciembre, 2019 | ISSN: 0252-8479 • Doi: 10.15359/ra.1-29.34 | |
Balance penúltimo del “Proyecto Internacional de Poesía Gráfica”
Diego Vadillo López
El 31 de julio de 2015 dio comienzo la singladura del Proyecto Internacional de Poesía Gráfica, una aventura lírico-pictórica y transcontinental cuya génesis data de una tarde del mencionado mes de julio en la que nos reunimos Tudor Serbanescu (otrora maestro de Dibujo y en la actualidad, de un largo tiempo a esta parte, ilustrador y pintor) y quien esto escribe, brotando allí la común intención de sacar adelante tan entonces difusa idea.
Una dilatada trayectoria internacional ya acompañaba a Serbanescu cuando yo lo conocí, y este antes de marchar a su Rumanía natal tras varios años vividos en España me propuso coordinar un proyecto en el que diésemos participación a una serie de poetas de distintas nacionalidades en aras de solicitarles una serie de poesías las cuales serían ilustradas por él mismo, ya que se había desempeñado profusamente en esa práctica en los últimos tiempos. El Proyecto empezó en Madrid y halló continuidad sucesivamente en Rumanía, Costa Rica, Brasil, Argentina, Chile y Perú. Comenzamos siendo doce los participantes para consolidarnos como grupo cuando se sumaron otras cuatro personas, quedando, de este modo, representados tres continentes y once países.
En todas las naciones donde tuvo cabida el Proyecto, a los miembros del grupo se fueron sumando múltiples “compañeros de viaje” que contribuyeron no poco a otorgar grande lustre a todos los eventos auspiciados al calor de tamaña ilusión poética trascendida mundialmente gracias a la fraternal entrega humana y literaria de cada participante; de hecho, todo este caudal de lírica y ensueño halló material plasmación en un volumen antológico: “Poesía Gráfica” (Rotipo, Iasi, 2016), en él se pueden leer poemas de Elisei Virgil, Domnita Neaga (Rumanía), Dusica Nikolic Dann (Serbia), Luis Arias Manzo, Rita Valencia Saldivia (Chile), Beatriz Rastaldo (Argentina), Alexander Anchía Vindas (Costa Rica), Alba Azucena Torres (Nicaragua), Maggy Gómez Sepúlveda (Colombia), Álvaro Torres Calderón (Perú), Tales Jaloretto (Brasil), George Roca (Australia), Blanca del Valle, Ana Jiménez Herrero y yo mismo (España), todos ilustrados por Tudor Serbanescu.
A lo largo de estos dos años las constantes vitales del Proyecto Internacional de Poesía Gráfica han sido magníficas, no en vano hemos ido poniendo de nuestra parte en nuestros respectivos emplazamientos geográficos para que así fuera, destacando el esfuerzo de algunos miembros como Tudor Serbanescu, que estuvo implicado conmigo en el inicial de Madrid y en otros tantos en Rumanía; como Alexander Anchía Vindas, que organizó un increíblemente glamuroso y brillante acto en la sede de la Unesco en San José de Costa Rica con la participación de la agregada cultural de dicho organismo en Costa Rica, doña Montserrat Martell Domingo. También fue una celebración digna de todo el encomio la desarrollada poco después en Brasil, en la Casa da Palavra, por el polifacético Tales Jaloretto, quien montó un acto en el que tuvieron cabida muy diferentes actividades culturales: teatro, poesía, música… y no le fueron a la zaga las de Argentina, Chile o Perú, todas celebradas en incomparables marcos llenos de tradición artística y encanto cultural.
Antes, y tras participar en la inaugural en Madrid, como he dicho más arriba, Tudor Serbanescu desarrolló varias en Rumanía, mereciendo especial mención, por lo entrañable de la misma, la primera, celebrada en la Galería Pavel Temov de Alexandria el 30 de septiembre de 2015.
Otra que no le fue a la zaga en cuanto a la entrañabilidad fue la que coordinó la encantadora Beatriz Rastaldo, arropada por el grupo poético Artesanos de la Palabra. Fue realizada esta ceremonia el 6 de mayo en la Biblioteca José Hernández, en Las Parejas (Argentina).
Y de Argentina viajaría el Proyecto hacia Chile, donde esperaba el simpar anfitrión Luis Arias Manzo, que aguardaba junto a Maggy Gómez Sepúlveda y a muchos de los miembros de su multinacional y multicultural asociación Poetas del Mundo. Por allí acudieron también Rita Valencia y Alexander Anchía. Allá, tras desarrollar multitud de actividades poético-culturales, de las cuales fue dando cuenta Alexander Anchía a través de unas crónicas elaboradas con magistral técnica periodística y no menos aderezo de poética sensibilidad, celebraron el encuentro en el remozado Teatro Serrano de Melipilla, un entorno histórico que ofreció todas las posibilidades.
Al fin, el último de los encuentros tuvo lugar en Perú, en la sede de la editorial Fondo de Cultura Económica. Como en los anteriores, allí recitaron las más variopintas personalidades, entre las que cabe destacar al miembro del Proyecto Álvaro Torres Calderón y al compañero de viaje del mismo Emanuel Bringas, editor de la revista cultural “Dúnamis”, que además puso mucho de su esfuerzo en la organización de dicho evento.
Todos los actos acabaron albergando las más diversas y sugerentes muestras de arte y cultura. Además, la aventura tuvo el ingrediente añadido de que se organizaban recitales en los que primaba la colectividad, sobreponiéndose todos los participantes a la mera mostración de obrado por sí mismos, sino recitando todos lo de todos, una fantástica vacuna, qué duda cabe, para sobrevolar narcisismos y egos mal administrados. Quien se implicaba sabía que participaba en la conformación de una plataforma colectiva, lírica y plural, con todo lo que de enriquecimiento mutuo comporta tal premisa.
No sabemos si habrá secuelas de este sueño, pero las haya o no, ya nadie nos podrá arrebatar la delicia de unos años cargados de ilusión, creatividad y fraternal encuentro de sensibilidades solo distanciadas por el matiz geográfico.
Antes de dar por concluido este sucinto recorrido por la singladura que ha supuesto el Proyecto Internacional de Poesía Gráfica, quisiera dar encarecidamente las gracias a todos los medios informativos que se han hecho eco en cada país por el que ha pasado de nuestras actividades, y en especial a la revista cultural “Azay Art Magazine”, que se convirtió desde el principio en nuestra principal tribuna, desde la que se daba cuenta de todos y cada uno de los derroteros que tomaba el proyecto.
¡Gracias a todos y hasta siempre!