R E P E R T O R I O


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A M E R I C A N O


Segunda nueva época N.° 30, Enero-Diciembre, 2020

ISSN: 0252-8479 / EISSN: 2215-6143



POEMAS DE STEFANIA DI LEO

Presagio de descanso

Después de todo cortaremos las distancias

junto a la hierba clavada en los campos,

iremos al río para mojar los sueños,

naufragarán los miedos


entre soplos del viento.

Nosotros, en un batir de ojos

adivinaremos la hilera de columnas,

la claridad del mármol y su frescura.

Sólo un presagio, un presagio distinto

para cada uno.Una paz dorada,

un largo jardín de flores. Luego el descanso

junto a la tierra húmeda del monte.

Después el silencio de la noche,

un triste silencio, y nuestras huellas

solitarias y profundas llenándose de secretos.

Soledad silente

Eterno descanso se adivina

al vuelo de una quimera

bajo el reflejo de una luna calcinada.

En la noche silente

acosados por el tiempo

nos envuelve la soledad,

nos recorre un eco de aleluyas

amparándonos de las penas.

De espaldas a la existencia,

escuchamos los latidos del abandono,

repetimos con resonancia agonizante

una oración sin fin.

Nosotros, andamos por el mundo

pisando senderos deshojados por el viento.

Vivimos deprisa hasta palpar la paz;

después caemos dormidos en el secreto.

Soledad sonora

Atávico misterio es el abandono del hombre

sigilo que resuena entre cánticos de jilgueros.

Soledad sonora guarda el alma,

custodia el miedo que nos acosa

en el túnel de los sueños.

Andamos a solas en un laberinto obscuro

entregamos a Dios nuestra oración,

plegarias de antiguos sufis a Mahoma.

Soledad se propaga entre faros de la noche,

se esparce en el mar lamiendo las rocas,

se derrama entre pliegues de olas enamoradas

se disemina en el viento acariciando a las gaviotas.

Soledad rozando nuestras almas

en un delirio de pájaros canoros,

soledad buscando el rescate

antes de decir perdón,

soledad acunada por aleteos de palomas.

Soledad en el reposo horroroso,

soledad de un ángel mutilado,

soledad del hombre que no cree en Dios.

Misterio hasta acostumbrarnos al sosiego
y repetir amén en el silencio.


Recibido: xx de febrero, 2020

Aceptado: xx de abril, 2020

Doi: 10.15359/ra.1-30.24


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