R E P E R T O R I O


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A M E R I C A N O


Segunda nueva época N.° 30, Enero-Diciembre, 2020

ISSN: 0252-8479 / EISSN: 2215-6143



Siete poemas de terror post-utópico

David Boza Méndez

Futuro

cuando pienso en el Futuro siento que voy a vomitar―

náufrago en el mar del yo, buscando tierra común,

caminando solo en un bosque de espejos,

viviendo el infierno de la búsqueda que no termina,

aprovechando cada segundo pues 

el pasado te los roba y se los come

y repetir el castigo día a día

el Futuro se convierte en una peste―

el miedo a un sufrimiento que no llega  

a una soledad que llueve y

se clava en la piel como aguijones,

el esfuerzo para evitar la angustia 

pero llegar cansado a la meta

llegar sin rodillas:

leer hasta la ceguera para evitar el Alzheimer, 

huir del infarto comiendo odiosa lechuga,

dolor y abstinencia para no llegar tan viejo a viejo

y llega el Futuro

el fruto de humo de un árbol seco, 

el trago rancio de un ayer manso, 

la melancolía de los pasos que se dieron

sin saber que se dieron

sin saber por qué se caminaba 

sin saber que se vivía

un animal que no sabía que respiraba

walkman

somos la generación que colecciona abrazos secos,

besos muertos 

y risas vacías,

que se consume en los bares

en las noches de perros olvidados

[press play]

nos encontramos entre las líneas 

que dibujan los espejos y los billetes

pero las alas no duran para toda la noche,

para cruzar el río de miseria de la mañana: 

solo―

hijo de nadie 

padre de nadie

hermano de nadie 

amigo de nadie

nadie―

solo 

[press rewind]

el arcoíris comienza

donde nace tu lengua,

cuando la vena cede

al dolor y al placer 

y caemos 

todos

nos escurrimos por el agua muerta de los caños

las ratas huyen de nuestra podredumbre 

[press pause]

cuando el sol nos encuentra

somos la sombra de la piedra

somos el reflejo de calles agrietadas

con la cara floja―a punto de desmoronarse 

con migajas en lugar de alma 

[press repeat]

daño cerebral

mi espejo omnipresente muestra

a una Kardashian rumiando goma de mascar

y haciendo una burbuja con la forma de su culo

las ventas de sus labiales se multiplicaron un 300%

el daño cerebral es irreparable

la TV me enseña a un político de piedra

―que debe impuestos y le espera un juicio por acoso―

vestido en cuero, azotando a homosexuales

y a sus secuaces con rosarios de Marx

el daño cerebral es irreversible

el ángulo perfecto esconde mi parte humana

este clic no me esculpe en el infinito

este clic me escupe al río de ruido

luz vacía + sombra vacía = sonrisas de dientes huecos

el daño cerebral es inmensurable

un remolino de hostales, milanesas y push-ups

me embiste y me arranca la piel

me deja como perro colgando

en la vitrina de algún mercado clandestino

y propago el virus

―tríptico de romances malentendidos―

mi corazón brinca cuando veo una comedia romántica

mis pupilas se dilatan

mis pupilas se dilatan cuando veo un anuncio con una rubia

semidesnuda

semidesnuda me imagino a mi compañera de trabajo

la que nunca me sonríe

la que nunca me sonríe es mi vecina cuando saca la basura

los martes por la noche

los martes por la noche veo mi serie favorita

una sitcom que se llama

mi corazón brinca

popularidad salvaje

una violenta ola nos embiste:

nos filtramos

más altos―casi tocando el cielo―pero le rehuimos

porque ser poeta maldito está de moda

únicos―como si nuestra identidad

no fuera invento de quien nos vendió los zapatos

amueblamos el alma con plástico tóxico

que nos recetan en el muro

el muro de luces que todo lo oscurece

posamos

sexo con espectros en Santorini

baile con osos en Yosemite

el café y cerveza artesanal

nos secan las entrañas

pero trepar la valla publicitaria lo vale

domar el Everest y reclamar corazones

recortamos la imagen

dejamos la espera por fuera

el esfuerzo por fuera, las neuronas, fuera

con dientes tan blancos que ciegan al sol

y reclamamos corazones

con ropa importada del año 3001:

listos para (ser) la cena esta noche

un Alzheimer nos abraza, nos arrulla, y nos susurra al oído

notificación

creí que todas las fotos eran de la misma persona

creí que todas las fotos eran de la misma persona

no importaba si eran polillas robándole dientes a las estrellas

no importaba si eran espectros colándose por la hendija

de entre la piedra y el beso

creí que todas las fotos eran de la misma persona

un lente engreído arrastrándose por las esquinas de los prostíbulos

una sonrisa que vende sola, y las cuentas bancarias estallan de ceros

(y luego en cero)

y el fondo de los océanos se ahoga con vestidos de baño

creí que todas las fotos eran una:

ardiendo de brillo, gordas de contraste, reventadas de color:

vací ova cíova cío vacío vací ov ac íovac íovacío

las mañanas y las tardes y las noches

las mañanas y las tardes y las noches:

las manos deshechas de tanto escurrir y

los yogas y los libros y los cines europeos

las sonrisas y los romances y los coitos:

los pies deshechos en campaña y

las victorias y los alardeos y las idolatrías

los tiquetes y las olas y las fotografías:

las venas bajo la piel resecas y

las oficinas y los perros y los top-performance

recogemos migajas de esplendor

y las guardamos en sacos con agujeros

y los pacientes ratones del olvido las devoran…

la imagen del vacío nos empuja del filo de la cama

a rasgar con un cuchillo otra marca

en el muro de los días aprovechados

Sísifo topó con más suerte


Doi: 10.15359/ra.1-30.26


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