¿Omnipresencia de Joaquín García Monge hoy? No es una pregunta difícil de contestar. El maestro García Monge pervive en la cultura costarricense y en el imaginario nacional principalmente, aunque su legado y su reconocimiento traspasan nuestras fronteras. Muy valorado por intelectuales y por la academia, la figura de este hombre de letras, educador y gestor cultural no pasa inadvertida a casi 140 años de su nacimiento (1881). Mucho se ha escrito y dicho sobre él, tanto en relación con su breve obra literaria, como por su vasta producción cultural y educativa plasmada en múltiples ediciones, revistas, epístolas, conferencias, ensayos, polémicas, debates, labor docente y bibliófilo.

Su crítica social progresista lo alejó de los grupos de poder y lo convirtió en un rebelde ante la política tradicional ejercida por la hegemonía aristocrática, lo cual no ha cambiado esencialmente; hoy se continúa hablando de élites del poder.

García Monge tiene aún mucho que enseñarnos, mucho que decir con su diáfana voz desde el pedestal donde la patria al fin lo ha colocado, con ese espíritu libertario y justiciero que implantó en su obra y acción a lo largo de su fructífera vida de servicio honesto a la sociedad. Además, puede enseñarnos con su ejemplo de humildad a pesar de su erudición, sabiduría, reconocimientos y homenajes. La gran cantidad de amistades y lazos que creó en todo el mundo, le permitió tejer una red de intelectuales consolidada en la convergencia de pensamientos diversos.

Hombre polémico que fue, enfrentó y soportó con valentía los ataques de los poderosos y de la maledicencia, sobre todo por sus posturas políticas, sus convicciones y su crítica a las dictaduras y autoritarismos.

¿Cómo hablar hoy de Joaquín García Monge? Con la certeza de lo que él representa en la historia cultural de nuestro país como intelectual que luchó por el bienestar de todos y de todas, por una educación de calidad, por el compromiso con uno mismo y con los demás en aras de la justicia y la libertad, valores siempre vigentes y actuales.

De toda su obra impresa, hay una que lo retrata en toda su dimensión y nos lo trae al presente: la revista Repertorio Americano que publicó por casi cuatro décadas (1919-1958). En esta magna obra de divulgación de la cultura dejó parte de su vida y pensamiento al generar un punto de encuentro de grandes, medianos y pequeños escritores y escritoras, pensadores y pensadoras, artistas, hombres y mujeres de ciencia, ensayistas, formadores de opinión y creadores en general. Esta convergencia de la palabra, polifonía al fin, se materializa en 1181 números de la revista, con más de 18.000 folios que en conjunto constituyen un patrimonio de lujo para las bibliotecas y centros documentales en el mundo. Hoy, el Repertorio es un hiperdocumento electrónico que nos permite navegar por un mar lleno de abundante información a la espera de ser estudiada y analizada desde una perspectiva actual, con los insumos de las ciencias de la información y de la investigación académica.

Presente y visible, gracias Joaquín García Monge, en el centenario del primer número de Repertorio Americano, porque ambos conforman una sola unidad indisoluble, un solo ser.