R E P E R T O R I O | A M E R I C A N O | |
Segunda nueva época N.° Especial, 2020 | ISSN: 0252-8479 / EISSN: 2215-6143 | |
Entrevista a Julián González Zúñiga, director de la revista REPERTORIO AMERICANO
Nuria Rodríguez Vargas
Julián González Zúñiga es director de la revista REPERTORIO AMERICANO. Ha estado ligado al Instituto de Estudios Latinoamericanos por muchos años. Es un gran conocedor de la obra y vida del costarricense Joaquín García Monge, en especial, de su gran proyecto editorial. Con motivo de la conmemoración de los 100 años del Repertorio Americano conversamos con él sobre su historia y la importancia que tiene para el Instituto y para la Universidad Nacional.
N. R. ¿Cuál ha sido su trayectoria en el IDELA?
J. G. Para hablar de mi trayectoria en el Instituto de Estudios Latinoamericanos, tengo que referirme a la década de los 80 cuando ingresé como asistente de investigación o de los investigadores y luego fui adquiriendo otras responsabilidades entre ellas el cargo de secretario, que así se llamaba, de la Revista Repertorio Americano y alguna actividad en las otras áreas, en la docencia, en la investigación y principalmente en el área de extensión.
También, tuve la posibilidad, a la par de que era el secretario de la revista y luego pasé a ser director de la revista REPERTORIO AMERICANO, o me dieron la oportunidad mis colegas del Instituto, de asumir la subdirección del IDELA, luego asumí la dirección, luego volví a la subdirección y luego de nuevo estuve dos periodos más en la dirección. Paralelamente seguí a cargo de la revista con la cual sigo vinculado aún después de mi jubilación, que ocurrió hace diez años, de tal forma que el vínculo con los estudios latinoamericanos y con los estudios literarios, que es mi área de especialidad, sigue vigente hasta la fecha.
N. R. Es bien sabido el aporte de don Joaquín García Monge al mundo cultural costarricense y continental. ¿Cómo lo definiría y cuáles son algunos datos relevantes de su vida?
J. G. Joaquín García Monge fue, llamémosle así, un prócer costarricense, un prócer no militar, un prócer de la cultura y de la educación que nació en 1881 y desarrolló una gran actividad educativa y cultural en la primera mitad del siglo XX. Además de su labor como educador, como profesor, como maestro, fue director de la Escuela Normal de Costa Rica, por ejemplo, fue Secretario de Instrucción Pública, lo que hoy sería Ministro de Educación, y director de la Biblioteca Nacional que fue el último cargo público que desempeñó. También, realizó una labor editorial trascendental para esos tiempos como fue la publicación a partir de 1919 de la revista Repertorio Americano hasta su muerte en 1958, o sea durante casi 40 años, y otras actividades vinculadas de carácter editorial sobre todo dirigidas a la juventud y a la niñez. Además de su muy conocido trabajo como escritor, como literato, como narrador ---que inició en 1900, con la publicación de El Moto y que abandonó en 1917-, porque desde entonces dejó de publicar su obra literaria para consagrarse sobre todo al proyecto de Repertorio Americano que nació justamente en esos años entre el 17 y el 18. Fue una idea que se gestó en Estados Unidos, en Nueva York, en un viaje que él hizo y que puso en ejecución a partir de setiembre de 1919, hasta su muerte en el año 1958, que fue el año en que se publicó el último número de Repertorio Americano.
N. R. ¿Cuál es la relación Repertorio Americano con la Universidad Nacional y el Instituto de Estudios Latinoamericanos?
J. G. Hay un hecho histórico importante que tiene que ver con la creación de la Universidad Nacional en 1973, año en el que se crea esta facultad, entonces se llamaba Facultad de Filosofía, Artes y Letras, y además incluía educación, y conjuntamente con la creación de la Universidad Nacional, con la creación de la facultad y con la creación del IDELA en 1974, está la incorporación de la Revista Repertorio Americano a la Universidad Nacional, por una decisión de la familia heredera de los derechos de publicación de la revista, o sea el hijo de don Joaquín García Monge -el doctor Eugenio García Carrillo- y algunos intelectuales de la Universidad Nacional, profesores y académicos nacionales, que hicieron una gestión para que la revista reapareciera o fuera reeditada en la Universidad Nacional a partir del año 1974. Por el tipo de temas que publicó la revista se consideró que el Instituto de Estudios Latinoamericanos era la unidad académica más afín para asumir la responsabilidad histórica y cultural de volver a publicar la revista. La Universidad empezó a publicarla en una edición muy similar al formato de la revista original, tipo tabloide, y se publicaban cuatro números al año, o sea la revista era trimestral originalmente, y sobre temas relacionados principalmente con América Latina -con Hispanoamérica como se decía también- y con España, esos eran básicamente. Luego la gama temática fue ampliándose hacia otros temas, no necesariamente relacionados con América Latina, pero sí relacionados con la cultura universal.
N. R. ¿Cuáles son los antecedentes y cuáles han sido las etapas que ha experimentado la revista?
J.G. Hubo un Repertorio Americano que se publicó en Londres en 1826, cuando Andrés Bello era representante de su país, de Venezuela, en Inglaterra y publicó una revista llamada así durante un corto periodo, creo que se publicaron tres o cuatro números, pero un poco con la intención, que está presente en el Repertorio Americano de don Joaquín, de dar a conocer el quehacer cultural latinoamericano en otras latitudes. Don Joaquín García Monge lo que hizo, me parece a mí, fue tomar la idea en el sentido de que la revista fuera una ventana al mundo desde Costa Rica y a su vez fuera receptora de la cultura y de otros temas sociales, políticos y artísticos de otras latitudes y, además, utilizó el mismo nombre “Repertorio Americano” bajo la consigna de revista miscelánea, en el sentido de que los temas publicados en ella eran muy variados: estudios literarios, creación literaria, historia, ciencia, geografía, poesía, etc. Entonces la revista bajo es consigna fue muy amplia; eso es lo que yo llamaría la primera etapa del Repertorio, la llamada edición García Monge, porque él fue su editor del 19 al 58 como mencioné anteriormente, y luego la nueva etapa es la que llamaríamos segunda etapa, es la de la Universidad Nacional a partir de 1974 y hasta el día de hoy. Sin embargo, esa etapa de la UNA tiene dos o tres momentos, uno es el que nace justamente con la creación de la Universidad Nacional en 1974, que se publica hasta los años 80 y algo, con el formato grande tipo tabloide muy similar al de la revista original de García Monge, y luego una segunda época, que así le llamamos, cuando se le cambió el formato y se pasa al de libro, de revista moderna que es tipo libro, ya no tipo cuadernillo grande o tipo periódico, sino más bien como un libro con el lomo engomado. Este es más o menos el formato que adquirió la revista (lo muestra) que también coincide con los cambios que sufre la revista en el nivel internacional cuando se adquiere el sello editorial, cuando se empieza a publicar la revista bajo cánones internacionales y lo que yo podría llamar la modernización de la revista; esta tiene dos épocas también, una que es la que llamamos nueva época, que es cuando publicamos la revista dos veces al año y luego cuando se decidió publicarla en forma anual pero más voluminosa y se llama segunda nueva época, que es la que rige hasta la fecha.
N. R. De acuerdo con lo que explica, es innegable la importancia del Repertorio Americano en el ámbito costarricense, ¿y a nivel regional y universal?
J.G. No se puede negar la importancia en la historia cultural de Costa Rica y de América Latina de la revista Repertorio Americano, no solo por la validez de sus temas, la importancia, el que la revista fuera vehículo para dar a conocer la pluma y el saber de muchos científicos y artistas; sino también, porque fue una revista muy constante que se publicó durante casi cuatro décadas y en forma muy consecuente con el pensamiento de su editor y fundador Joaquín García Monge, pero también con un gran esfuerzo, un gran sacrificio pudo mantener su permanencia durante todo ese periodo tan largo y llegar a publicar casi mil doscientos números, lo que equivale a más de dieciocho mil páginas; entonces, para la época y para las condiciones tecnológicas de la edición de textos y de la difusión internacional de una revista, creo que fue una labor titánica lograr que una revista publicada en un país tan pequeño pudiera mantenerse durante tanto tiempo, durante tantas décadas y que además, fuera enviada a tantos países del mundo con los cuales don Joaquín tenía contacto, relación y amistad, y que diera la posibilidad a muchos escritores en aquel momento novatos o jóvenes de empezar a publicar sus obras; solo para mencionar a Gabriela Mistral, y a Pablo Neruda, quienes publicaban en el Repertorio Americano en sus primeros años como escritores y muchísimos otros más latinoamericanos, europeos y obviamente costarricenses.
N.R. ¿Por qué es trascendental la celebración del centenario de Repertorio Americano?
J. G. Destacar la importancia del centenario de la revista Repertorio Americano se torna necesario. Hablamos del centenario de su nacimiento que fue en 1919 y el trabajo que está haciendo el IDELA para resaltar el valor para la cultura costarricense, para la cultura latinoamericana y para la cultura en general de que en nuestro país se publicara una revista tan sólida, tan coherente, tan valiosa durante tantos años y que hoy gracias al desarrollo tecnológico podemos tener acceso a ella para su consulta, y creo que vale la pena consultarla, y sigue siendo fuente de información y conocimiento para muchos investigadores e investigadoras con interés en estos temas.
N.R. Usted conoce muy bien el Repertorio Americano en todas sus etapas; además como director, profesor, tutor en el IDELA ha leído y conocido trabajos de graduación relacionados con la revista. En relación con lo último que comenta y pensando en el futuro: ¿cuáles temas, que no han sido muy explorados, recomendaría para futuras investigaciones?
J.G. La revista cuenta con una enorme variedad de temas a lo largo de su existencia de 39 años. Se sabe, también, que ciertos temas nunca fueron tratados, es decir, la revista -o su editor- fue omisa. Esto se relaciona, creo yo, con situaciones o visiones que don Joaquín no compartía, lo cual es muy respetable ya que era “su” revista y él decidía qué publicar y qué no. Nunca aceptó presiones de nadie y mucho menos del Estado. Sin embargo, su legado es grande y, en esta misma línea, se puede observar que muchos temas fueron tratados solo una o pocas veces, mientras que otros ameritaron muchas páginas en distintos números. Esto es ventajoso para quien investiga porque puede seguirles la pista y compilar una cantidad suficiente de textos para iniciar un estudio. Al respecto, hay temas que esperan ser atendidos en algún momento; por ejemplo, los que se refieren al arte costarricense, a autores literarios costarricenses, latinoamericanos y extranjeros, a movimientos literarios, a las ciencias, a la filosofía, a algunos temas educativos, al género epistolar -muy importante en la revista-, a los debates y a otros temas ya investigados que podrían ser retomados a la luz de nuestra realidad presente (antiimperialismo, dictaduras, jóvenes y educación, paz). Repertorio Americano es una fuente muy rica y su consulta en línea motiva a seguir adelante con nuevas investigaciones.
NR. Muchas gracias.