R E P E R T O R I O


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A M E R I C A N O


Segunda nueva época N.° Especial, 2020

ISSN: 0252-8479 / EISSN: 2215-6143



José Martí en la historia y la cultura costarricenses, de Mario Oliva Medina


Publicada por la Editorial Nacional en primera edición en 1995, estamos ante una obra de 211 páginas, gran formato, tipografía amplia, ilustraciones (fotos, dibujos), un nutrido apéndice, una cronología de las visitas de Martí a Costa Rica, así como una bibliografía sobre el héroe cubano aparecida en la revista Repertorio Americano entre 1919 y 1955 (de Martí solo aparece un texto de 1924: “La pena de los libertadores”).

El libro inicia con un texto preliminar del erudito costarricense Luis Ferrero (Premio Nacional de Cultura Magón, 1987) donde cuenta su experiencia con el Apóstol Cubano desde su adolescencia y gracias a la influencia de Joaquín García Monge, devoción martiana que llegó a compartir muchos años después con Mario Oliva Medina, el inquieto investigador de la Universidad Nacional. Ferrero insiste en la preferencia del Repertorio Americano (1919-1958) por Martí, resultado evidente de la afinidad de su editor García Monge con el ideario del cubano, como lo demuestra la bibliografía martiana de la revista. Es allí donde Darío, Unamuno, el costarricense Octavio Jiménez y el propio García Monge honran con su pluma la obra, el legado y la figura intelectual de José Martí. Mientras García Monge habla de La Edad de Oro, Unamuno del estilo de Martí y Darío de su poesía, Octavio Jiménez relaciona al “profeta latinoamericano” con sus ideas antiimperialistas -antiyankis- . Advierte Oliva al comienzo de esta aventura investigativa: “Captar el ideario martiano en “Repertorio Americano” durante el periodo 1919-1958 se convierte en uno de nuestros objetivos.” (p.29) Y añade que “el establecer las tendencias y los énfasis expresados en dicha revista, descifrar cuáles martianos costarricenses y extranjeros influyó Martí” (p.29) son parte esencial de este trabajo.

El primer acercamiento de M. Oliva al tema trata sobre la inmigración cubana y las visitas del prócer a Costa Rica en 1893 y en 1894. Inmigración derivada de dos guerras (1868-1878 y 1879-1880) que incluyó a otros países de la región. Destaca entre esta ola migratoria la venida del expatriado general Antonio Maceo, quien se instaló en Guanacaste gracias a un contrato con el gobierno de Costa Rica. Por su parte, las dos estadías de Martí fueron muy bien acogidas y despertaron el interés de la gente y de la intelectualidad en particular. El Liceo José Martí de Puntarenas lleva este nombre en recuerdo de su visita al puerto del Pacífico.

En el segundo apartado, “Clubes, prensa y poetas de la guerra” (p. 43-69), se explica la historia del viajero continental que fue Martí , una vez creado el Partido Revolucionario Cubano -en 1892- y la fundación de clubes cubanos en Costa Rica, desde el Club Maceo (Puntarenas, 1893, con la presencia del mismo Martí), hasta llegar a diecinueve en todo el país. Desde aquí se replicaron otros en diferentes países, como en El Salvador. Así se generó un movimiento latinoamericano que desplegó una gran movilización social por la libertad de Cuba, a la vez que generó una valiosa actividad cultural en nuestro país, la cual se extendió a la poesía. Se trata de composiciones sobre temas libertarios, Cuba, el Prócer Cubano, exhortaciones a la lucha, que en su conjunto hablan de la solidaridad y fraternidad con la isla del Caribe.

Una tercera sección analiza la recepción del ideario martiano en el siglo XX (p. 71-91), sobre todo en la primera mitad de ese siglo cuando germinan las ideas de Martí con más fuerza: pensador, poeta, hombre de acción, escritor. García Monge, principalmente, así como otros intelectuales de Costa Rica, se encargaron de divulgar la obra de Martí. Tanto en su Colección Ariel como en La Edad de Oro y en la revista Repertorio Americano, está presente la obra del cubano. Evocador es el diálogo escrito por Omar Dengo, “América y el Maestro” (1928): “La evocación de Dengo desde el inicio del diálogo une a Martí con América, madre en esperanza” (p.77). Como devoto martiano, García Monge publicó en 1921 La Edad de Oro, de gran impacto en la educación de entonces. “La Edad de Oro fue un noble modelo que propició en Costa Rica el desarrollo de una tendencia ejemplificadora de las revistas para niños y de la literatura infantil hasta nuestros días.” (p.82)

José Martí en la revista Repertorio Americano (p. 93-118) es el tema abordado en la cuarta sección, donde se pone de manifiesto “aunque de manera dispersa, la importancia de las grandes figuras de América” (p. 93) que García Monge dio a conocer por medio de artículos , referencias, reseñas, poemas, imágenes y cartas. Destaca, entre ellas, José Martí a quien dedica varios textos. Entre estos sobresalen los de Octavio Jiménez, Ventura García Calderón, Juan Marinello, José Vasconcelos, Félix Lizaso y Andrés Iduarte. (cf. “Bibliografía martiana en ‘Repertorio Americano’”, p.121-132, 1919-1955, 134 referencias).

La bibliografía relacionada con Martí se complementa con la “Cronología mínima de las visitas de José Martí a Costa Rica” (p.119-120). Los apéndices (p. 139-211) comprenden diez documentos constituidos por un ensayo de Rubén Darío sobre Martí poeta, una carta de Miguel de Unamuno junto con un ensayo sobre el estilo de Martí, un índice de los seis tomos de La Edad de Oro; los demás son de O. Jiménez y versan sobre diversos temas.

Concluye Mario Oliva Medina: “Toda la obra de Martí y su importancia en Costa Rica no solo adquieren su valor como pensador y escritor, sino como guía para el pensamiento y la acción. Generó ideas liberadoras en muchos pensadores costarricenses. Ligado a esto último destaquemos la labor de García Monge como el animador y difusor más destacado de América de la obra de Martí.” (p.118)

Julián González Zúñiga