R E P E R T O R I O | A M E R I C A N O | |
Segunda nueva época N.° 33, Enero-Diciembre, 2023 | ISSN: 0252-8479 / EISSN: 2215-6143 | |
Poemas
Marcos Víquez Ruiz
Cinco poemas musicales
Instrumentos
de viento.
Manos extendidas,
manos encontradas,
notas musicales
alrededor del Sena.
II. Guitarras
Melodiosas cuerdas
que se entremezclan
en los dedos.
Guitarras,
uñas mágicas que crean.
Música para alegrar
el alma y desterrar
las penas.
III. Pianos
Teclados danzantes,
volátiles manos,
dedos zigzagueantes
perfección al vuelo.
IV. Violines
Finísimas maderas
de aquilatadas cuerdas,
trabajadas y tocadas
por espíritus selectos.
V. Castañuelas
Lentos y acelerados ritmos
de conchas musicales
afinadas y trabajadas
en coloridas maderas.
Así soñaba yo,
cuando ingresé
por vez primera,
en el amplio salón
de mi escuela.
Me recogía en el aula
y como el girasol,
buscaba la luz
del alfabeto.
Anhelaba
conocer el silabario,
hacer trazos con el lápiz,
pintar un arcoiris
y leer de corrido
para alcanzar una estrella.
Construía aviones
que alzaron vuelo
y barcos de papel
que cruzaron mares,
por medio de mapas,
de relatos, de cuentos.
Y en el mes de mayo,
llevaba blancos lirios,
de muy suave aroma,
casi afelpados.
Hoy,
como un ayer,
conservo una mágica nostalgia
de mi jardín de ensueño.
Y, por tales vivencias,
en agradecimiento
a Dios y a mis maestros,
deposito solemnemente
este ramo
de rojos claveles.
Así soñaba yo,
de camino a la escuela.
Como una sinfonía,
como escarcha de rocío,
y agua de riachuelo
recorriendo su cauce,
así navega el Alma,
en su barca,
sobre el oleaje
de la Vida.
Llegando el estío,
a lo ancho del océano,
Ángeles alados
la conducen a buen puerto,
acompañada de gaviotas
suspendidas en el aire.
El sol se ha puesto,
y el cielo se ha pintado,
con colores pasteles
y un intenso anaranjado.
La luna llena
deja ver su faz
resplandeciente,
casi dorada.
Y multicolores estrellas
salen al encuentro
de la joven doncella.
Y el Alma,
henchida
de Amor,
desplegó todo su vuelo,
y transformó toda su magia,
una vez cruzado
el Horizonte.
Como el alma gozosa
se regocija en tu mirada,
en Dios buscaba Asís
la razón de su existencia.
A ciegas,
no comparto
el refrán popular:
que los ojos reflejan
el estado del alma.
Mas los de Asís
-con intensidad-
alumbraron de par
en par el Firmamento,
y su seráfica entrega
dejó indeleble huella
en la Iglesia.
Con santidad fundó Órdenes,
y de su vital lirismo
afloró el fecundo
Cántico de las Criaturas.
Como el de Asís,
en amistad sincera,
construyamos puentes
de esperanza.
Que el Hermano Sol no se oculte
ni la Hermana Luna duerma,
y se eclipsen los dos
en derredor de la Tierra.
¡Y que el Supremo Hacedor
ilumine por siempre,
el silencio de nuestros pasos.
Frente al tránsito lento
te esperaba,
y frente a él,
me miraba.
Desde el atrio de tan
singular iglesia
te atisbaba,
al tiempo que grumos
de nubes me recreaban.
De la taza de café
con leche exhalaron,
con su aroma,
remembranzas e
ilusiones cálidas.
Algunas fallidas
y otras resucitadas,
me entregué a ellas
en esa mañana.
Y en ellas glorifiqué
el éxtasis vespertino,
en espera de una
feliz noche estrellada.
No añoro manjares
ni riquezas fugaces,
tan solo añoro
tu fecundo abrazo.
Sincronicé en el tiempo
tu adiós sincero,
que me llenó de dicha
e hilvanó esperanzas.
Sos mi luz y mi faro,
y el ayer perdido
que buscaba.
Sos el Ángel lapislázuli
que esperaba.
Equipo Editorial
Universidad Nacional, Costa Rica. Campus Omar Dengo
Apartado postal 86-3000. Heredia, Costa Rica