Mario Sancho Jiménez (1889-1948) fue un notable escritor costarricense, destacado por su fina pluma y su labor como ensayista. Al igual que muchos escritores, artistas e intelectuales de la primera mitad del siglo XX, contribuyó a enaltecer las páginas de Repertorio Americano (1919-1958) con su indiscutible aporte.

Empecemos por las márgenes de este libro, donde destaca una llamativa cubierta diseñada a partir del rostro del escritor tomado de un grabado de F. Amighetti aparecido en la revista en 1934. Otros elementos son las solapas que contienen opiniones sobre Mario Sancho por reconocidas figuras de la intelectualidad costarricense. Además, en la contracubierta, María Bonilla resume la trayectoria de la revista y Monthia Sancho señala la presencia del escritor en esta publicación cultural, desde 1923 hasta su muerte en 1948.

Dos textos introductorios acompañan la compilación de los 45 escritos de Mario Sancho en Repertorio Americano. La compiladora presenta al escritor como “el incansable ensayista costarricense”. Por su lado, M. Bonilla trata sobre la revista y su editor Joaquín García Monge bajo el título “Repertorio Americano: identidad, libertad, independencia”.

En su alocución, Monthia Sancho Cubero destaca la participación del escritor en diferentes medios de la prensa, entre los cuales Repertorio Americano fue una de sus principales tribunas, donde publicó los textos aquí recuperados que datan de 1923, 1927-1938, 1942-1943 y 1947-1948. Como se puede observar, su obra discurre por periodos de mucha intensidad social, cultural y política. Desde cartas hasta ensayos sobre temas muy variados -literatura, política, arte, historia, religión y filosofía- muestran su vasta cultura y su visión humanística. “En todo su trabajo queda manifiesto su melancólico y vivaz punto de vista y su profundo, punzante y satírico estilo.” (p.7-8) Monthia Sancho presenta el contexto en el que el escritor elaboró su obra, además de poner en valor Repertorio Americano y otras publicaciones previas a 1919 donde él también escribió. El “Repertorio” como tribuna de ideas goza de un reconocido valor, así como promotor de la obra de jóvenes talentos que empezaban a surgir, unos, y a consolidarse, otros. También señala la autora la poca presencia de las mujeres en estas publicaciones de época debido, según ella, a su baja escolaridad y al machismo dominante, entre otros motivos.

En su semblanza de Mario Sancho, la autora apunta a hechos más relevantes de la vida del intelectual nacido en Cartago el 13 de junio de 1889, ávido lector desde temprana edad. Estudió en el prestigioso Colegio San Luis Gonzaga, luego en la Escuela de Derecho -sin tener una verdadera vocación-, viajó a París con el científico Clodomiro Picado -amigo de toda la vida- y conoció a Joaquín García Monge previamente a este viaje a Europa. Vivió en Nicaragua, donde fundó un diario y una revista. Opositor de la dictadura de los Tinoco, regresó al país. Defensor de los derechos y libertades, luchó contra el fascismo y el franquismo. Sin partido político ni iglesia, se declara “pizote solo”. Ocupó cargos diplomáticos, estudió en los Estados Unidos y se desempeñó como profesor en su amado Colegio San Luis Gonzaga, en Cartago, su ciudad de origen. “Sus años en el exterior y sus viajes contribuyeron a la formación de su vasta cultura y a la concepción de su visión objetiva de la Costa Rica que le tocó vivir.” (p.15)

Monthia Sancho, con esta obra, contribuye a los estudios sobre la revista Repertorio Americano (1919-1958) que ya existen*, fuente inagotable de material de estudio en sus más de 18 000 páginas y cincuenta tomos. Pero, sobre todo, saca del olvido la figura y una parte importante de los escritos del intelectual costarricense Mario Sancho Jiménez -los publicados en la revista, donde compartió con muchísimas voces de diferentes partes del mundo-.

Concluimos con estas palabras de Mario Sancho con motivo de la muerte del maestro Omar Dengo: “El oficio de enseñar (…) es el más difícil de todos. No bastan talento y cultura para ser un buen maestro.” (p.56)

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