R E P E R T O R I O


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A M E R I C A N O


Segunda nueva época N.° 34, Enero-Diciembre, 2024

ISSN: 0252-8479 / EISSN: 2215-6143



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PRESENCIA DE VICTORIA URBANO

PRESENCE OF VICTORIA URBANO

Luis Gustavo Lobo Bejarano

Investigador independiente

San José, Costa Rica

ORCID: 0009-0004-0831-9558

lobitobueno09@gmail.com

Resumen

Victoria Urbano (1926-1984) es una reconocida pero poco estudiada escritora costarricense que vivió en Estados Unidos, donde desarrolló su actividad académica en una universidad en Texas y fue una promotora de la literatura femenina. En este trabajo se analiza parte de su obra poética y narrativa.

Palabras claves: Victoria Urbano, literatura costarricense, literatura femenina, mujeres

Abstract

Victoria Urbano (1926-1984) is a recognized but little studied Costa Rican writer who lived in USA, where she carried out her academic activity at a university in Texas and also promoted women’s literature. This essay analyzes part of her poetic and narrative work.

Keywords: Victoria Urbano, Costa Rican literature, feminism, women

El Registro Civil custodia, en su sección de Nacimientos, tomo 323, folio 353, asiento 706, el siguiente documento:

Victoria Eugenia Urbano Pérez, nació en Carmen, distrito del cantón central de la provincia de San José a las cuatro horas treinta minutos del día cuatro del mes de junio de mil novecientos veintiséis. Es hija legitima de Víctor Urbano García, comerciante y Aída Pérez Pacheco de oficios domésticos, costarricenses y del mismo vecindario …

Realizó sus estudios primarios en la Escuela República Argentina y los secundarios en el Colegio Superior de Señoritas, instituciones ambas situadas en la capital. Es de hacer notar que la labor cultural de Victoria Urbano tuvo un precoz inicio, ya que siendo alumna de la Escuela República Argentina, le fue concedido el premio Dr. José Arce por un trabajo muy original sobre Sarmiento y en el Colegio Superior de Señoritas dirigió las revistas Ritmo y Ruta; según apunta Ángela Acuña de Chacón en su libro La mujer costarricense a través de cuatro siglos.

A partir de la década de los años cincuenta, Victoria Urbano se radica en el extranjero: viajó a los Estados Unidos donde, en el Colegio Estatal de San Francisco, California, realizó estudios de inglés. Posteriormente, en la Escuela Panamericana de New York realizó estudios de periodismo. Viajó luego a España e ingresó al Real Conservatorio de Arte Dramático de Madrid donde llevó a cabo estudios de dirección de escena. También en la Universidad de Madrid se graduó como Licenciada y Doctora en Filosofía y Letras. De regreso a los Estados Unidos, comenzó a trabajar en la Universidad de Lamar en Beaumont, Texas, donde llegó a ser Catedrática Titular de Lengua y Literatura Española. Su labor en pro de la cultura española e hispanoamericana fue notable. Por su distinguida labor en el campo de la enseñanza y la investigación, esta casa de estudios le otorgó el título vitalicio de Profesora Regente.

Fue también Presidenta Fundadora y Directora Ejecutiva vitalicia de la Asociación de Literatura Femenina Hispánica con sede en los Estados Unidos, así como Presidenta Fundadora del Círculo Hispánico de Lamar y Representante del Instituto de Estudios Hispanoamericanos de la Universidad de Texas, Austin. También fue Miembro de Honor de la Sociedad Nacional Hispánica de Estados Unidos, SIGMA DELTA PI. Además, se desempeñó como Vicecónsul de Costa Rica en Beaumont y en Houston, Texas.

Además de su actividad académica, se dio a conocer como conferencista, investigadora literaria y divulgadora de la literatura femenina americana y de las letras femeninas costarricenses, en inglés, en los Estados Unidos. Esta labor la llevó a ser distinguida en diversas ocasiones: además del Premio Dr. José Arce, en la rama de ensayo, y que recibiera en la Escuela República Argentina, al que ya nos hemos referido, obtuvo -entre otros- el Premio del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid en la rama de historia, en 1968, por su obra Juan Vázquez de Coronado y su ética en la conquista de Costa Rica; el Premio León Felipe de Literatura, en México, en la rama de cuento, en 1969 por su libro Y era otra vez hoy, y el Premio Fray Luis de León en la rama de poesía, en España, en 1970, con su poemario Los Nueve Círculos.

Obtuvo también varios Premios de Investigación Literaria otorgados por el Estado de Texas, por medio del Lamar Research Center por las siguientes obras:

-Una escritora costarricense: Yolanda Oreamuno (1968)

-La luna y tres poetas españoles: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca (1969)

-La mujer de Bath a través de la picaresca española (1970)

-El teatro español y sus directrices contemporáneas (1972; usado como libro de texto en varias universidades)

-Veinte obras maestras del teatro español contemporáneo (1973)

-El teatro centroamericano (desde sus orígenes hasta 1975) y

-El teatro femenino contemporáneo (1975).

Por otra parte, por su notable labor fue incorporada en los siguientes diccionarios biográficos internacionales:

-Who is who among American Women (Quién es quién entre las mujeres de los Estados Unidos).

- Who is who among American Education (Quién es quién en la educación de los Estados Unidos).

-Directory of American Scholars (Directorio de eruditos de los Estados Unidos)

-International Personnel Research (Distinguidas figuras en el mundo de la investigación)

-Creative and Success Personalities of the World (Personalidades creativas y famosas del mundo)

-Dictionary of International Biography, London (Diccionario de Biografías Internacionales, Londres)

-Two thousand women of achievement (Dos mil mujeres de éxito)

-Poets of the World (Directorio Internacional de Poetas) y

-Writers of the World (Directorio Internacional de Escritores).

Además de la labor como directora de las revistas Ritmo y Ruta en su época colegial, la obra literaria de Victoria Urbano comenzó a ser visibilizada por dos hechos relevantes: la participación que, entre enero y setiembre de 1951 y luego en enero de 1953, le da Joaquín García Monge en su Repertorio Americano y la publicación de su libro Marfil en 1951, a los 25 años. Según José Ricardo Chaves (2019), en este volumen primigenio “se encuentran (…) buena parte de los asuntos que va a desarrollar en sus libros posteriores: las mujeres, la soledad, el cosmopolitismo, la errancia, Costa Rica en la lejanía, el amor frustrado”.

Uno de sus poemas, “Deseo”, retrata y sintetiza su posterior destino:

Pienso y vivo en el deseo

de no compartir con nadie mi existencia,

vivir la vida que en mis ensueños veo

y embriagarme yo sola de su esencia.

Sola y libre ser,

sin nadie que a mi lado

mi pensamiento transportado

de alegría, pueda ver.

Amar la ida que es mi vida.

Ser la reina de su reino silencioso.

Y en este ambiente libre y amoroso

Cerrar los ojos y quedar dormida.

(Marfil, 1951, p.134)

Uno de los cuentos contenidos en Marfil, señala Chaves (2019), “La sombra de la otra”, anuncia el tema de su primera y única novela La niña de los caracoles (Madrid, 1961), ubicada en Limón y que introduce el elemento racial”. Es interesante que la misma escritora califique esa obra como narrativa poética más que como una novela, género en el cual ha sido incorporada según la crítica.

El siguiente texto, Platero y tú, concebido como un libro de prosa poética fue publicado en 1962 en Madrid, como parte de la Colección Orosí. El intertexto es, por supuesto, la obra de Juan Ramón Jiménez publicada en 1914. Aquí, Victoria Urbano hace una re-creación de la obra juanramoniana. Veamos un ejemplo:

28. Amistad

Nos entendemos bien. Yo lo dejo ir a su antojo, y él me lleva siempre adonde quiero.

Platero y tú. Tú y Platero. Dos en uno. Uno en dos. Amigos. Armoniosa unión de lo inseparable. Fuera el egoísmo. La mezquindad. ¡Oh, maravilloso amor donde no cabe hipocresía ni traición! ¡Donde las horas se comparten viviéndolas, no pasándolas!

Infelices aquellos que solo saben dar al amigo que les ama un número miserable en su tabla de equivocados valores.

En 1968, en España concluyó su doctorado con su tesis a la que puso por título: Juan Vázquez de Coronado y su ética en la conquista de Costa Rica (publicada por Ediciones Cultura Hispánica, Madrid, 1968) y que le valiera el premio de dicha corporación en la rama de historia ese mismo año. También, en 1968, ve la luz su ensayo crítico Una escritora costarricense: Yolanda Oreamuno, publicado bajo el sello Ediciones Castilla de Oro, Madrid, Colección Orosí.

En 1978, la Editorial Costa Rica publicó su libro de cuentos Y era otra vez hoy, con el cual había obtenido el Premio León Felipe de Literatura en México, nueve años atrás. El libro es objeto de una nueva edición bajo el título El Fornicador y otros cuentos (Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, Colección Vieja y Nueva Narrativa Costarricense 177, 2018). La edición cuenta con una nota introductoria y dos publicaciones del periódico mexicano El Nacional:

Victoria Urbano recibió el Premio “León Felipe”, estímulo a la fraternidad e inteligencia humanas, publicado el 3 de mayo de 1969 y Victoria Urbano Premio León Felipe del Dr. Francisco Monterde con una nota que señala: Publicamos a continuación las palabras leídas por el Dr. Francisco Monterde, Director de la Academia Mexicana de la Lengua, en el acto de entrega del Premio “León Felipe”. Celebrado en el Palacio de Bellas Artes, la noche del 3 del mes actual, publicado el 11 de mayo de 1969.

Además, las últimas ocho páginas del volumen recogen unos datos biográficos, obras publicadas e inéditas que terminan de convertir esa edición en un documento de altísimo valor. Por su parte, la edición de 2018 viene precedida de una nota del escritor y poeta Guillermo Fernández y, al final, un pequeño resumen biográfico de la autora. El Premio León Felipe es apenas mencionado en el resumen y en ningún lugar se dice que este libro fue objeto de tal reconocimiento.

La producción poética de Victoria Urbano se reduce a dos volúmenes: los poemas contenidos en Marfil (México, Ediciones Botas, 1951) y su poemario Los Nueve Círculos (primera edición: Ediciones Castilla de Oro, Madrid, Colección Orosí, 1970 y segunda edición: Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, San José, Serie Poesía Rescate número 9, 2012, con palabras introductorias de la poeta Mía Gallegos intituladas La voz de Victoria Urbano).

Señala el Diccionario de Literatura Centroamericana coordinado por Albino Chacón que “la poesía de Urbano ha sido señalada equivocadamente como vanguardista por algún sector de la crítica; en ella encontramos más bien elementos modernistas. Rima de Vallbona la calificó como de “alarde preciosista” y de “sinuosidad barroca”; ciertamente, Urbano destaca más como narradora y dramaturga, aunque también debe señalarse la altura que alcanzan los textos de prosa poética que se encuentran en Marfil” (Chacón, 2011, p.449). Estas palabras las encontramos más justas -precisamente- para Marfil, porque en el poemario Los Nueve Círculos hallamos elementos propios de la época en que fuera publicado el texto como la deconstrucción del sentido religioso. Hay vanguardismo en los diversos elementos (pronunciación, redacción) aunque podría verse no como un vanguardismo total sino como un vanguardismo en transición, algo muy presente en autores costarricenses. Encontramos el elemento vanguardista en el uso del lenguaje pues una particularidad de este es la utilización del absurdo, posterior a la Segunda Guerra Mundial, que encontramos muy marcado en la manera de formar sus versos.

Pese a que los elementos modernistas no son fáciles de opacar, no pensamos que su lenguaje pudiera considerarse como tal porque este es totalmente de ruptura y es por esto que percibimos un vanguardismo en transición. Sabido es que la vanguardia conserva elementos de los ismos (romanticismo, modernismo, realismo) sumergidos o atrapados en el génesis textual, en el génesis poético. Es lo que, en ocasiones, se denomina el ADN del texto.

Es de hacer notar que en Una escritora costarricense: Yolanda Oreamuno, la autora anuncia la próxima publicación de su libro de poesía titulado Soledades. Además, Carlos Rafael Duverrán en su antología Poesía Contemporánea de Costa Rica (Editorial Costa Rica, 1973) anuncia como inédito La Soledad Primera. Se trata, presumiblemente, del mismo texto. Sin embargo, no tenemos noticia cierta de dicho poemario.

Su labor poética y cuentística la llevó a ser incluida en distintas antologías entre las que citaremos:

-Cultura (cuento). Ministerio de Educación, San Salvador, El Salvador, 1970.

-Premios León Felipe (cuento). Ediciones Finisterre, México, 1972.

-Da Silva (cuento). Voces de Mañana. Harper and Row, New York, 1973.

-Duverrán, Carlos Rafael [comp.] (poesía). Poesía Contemporánea de Costa Rica. San José, Editorial Costa Rica, 1973.

-Chase, Alfonso [comp.]. Narrativa contemporánea de Costa Rica. San José, Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, 1975.

-Traducción al rumano: Novaceanu, Darie [comp.] (poesía). Antologie Poezie Contemporana Univers. Bucaresti, Rumania, 1975.

La propia Victoria Urbano menciona su inclusión dentro de la Antología Trilingüe de Poesía próxima a publicarse (1978) por una importante casa editora de New York, de la que no contamos con mayores referencias.

Algunos textos de Los Nueve Círculos fueron publicados en La Tijera Literaria. Enciclopedia histórico-antológica de las más famosas obras en lengua castellana. Tomo IX. Madrid, Editorial Siglo Ilustrado, 1972, páginas 2726-2727.

Sobre su producción dramatúrgica tenemos noticias de tres obras:

-El Fornicador (1952), a la que nos referiremos más adelante;

-Agar, la esclava (1953), estrenada por la Compañía de Josita Hernán en el Teatro de Bellas Artes de Madrid y

-La Hija de Charles Green (1954), estrenada en el Teatro del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid.

En 1978, en su libro Y era otra vez hoy, la autora señala que tiene dentro de sus obras inéditas tres obras de teatro. De dos de ellas sabemos por su libro Una escritora costarricense: Yolanda Oreamuno. Ahí se citan los siguientes títulos: El Pájaro Negro y Mentiras Azules.

El Fornicador es, hoy por hoy, la única obra dramática presentada (que tuvimos oportunidad de ver en su momento) en nuestro país en una coproducción del Teatro Nacional y el Teatro Universitario, en 1988. Se presentó en el Teatro Nacional. Participaron Marianella Protti, Tatiana Sobrado, Vinicio Rojas, Agustín Acevedo, Gina Gurfinkel, Rodrigo Fallas, Marco Guillén, Melvin Villalobos, Manuel Ruiz, Ileana Portilla, Kattia Castro, Soledad Cavaría y Ada Acuña, bajo la dirección de María Bonilla.

El periodista Vinicio Chacón, en su artículo Teatro Universitario alcanza 70 años de crítica social y experimentación, reproduce las impresiones de la directora del montaje sobre la obra en cuestión: Bonilla subrayó que para su primera producción como directora –en 1988- fue “muy importante” poder montar El Fornicador, de Victoria Urbano. “Primero, porque era una autora costarricense que había triunfado en Estados Unidos y era desconocida en el país; segundo porque era una obra de un nivel de crítica a la sociedad y al gobierno, a la clase gobernante y política costarricense muy fuerte”. Esa pieza se presentó en el Teatro Nacional y la actriz y directora recordó que “fue un escándalo, por Radio Columbia querían que quitáramos el banner y que se prohibiera la obra”. (Semanario Universidad, 15 de enero de 2020). Esta obra, señala el Diccionario de Literatura Centroamericana, “permite ver a través del ojo y criterio crítico de los personajes femeninos “Ella” -nombre asignado para la madre y la hija- la transformación de San José como ciudad caótica que va perdiendo la educación y cortesía de sus ciudadanos para dar campo a la violencia y al pachuquismo “donde los hombres deshonran a las mujeres con solo mirarlas”. Con su sentido crítico, estos personajes femeninos conducen a considerar cierta similitud entre la fornicación como práctica de muchos hombres casados y la fornicación de los políticos que, no obstante su compromiso con el país, le roban el honor y la dignidad a su pueblo. De esta manera, El Fornicador ataca problemas como la doble moral costarricense, la politiquería mediocre y la represión sexual” (Chacón, 2011, p.448).

Sobre Victoria Urbano, el mismo Diccionario señala: “En el legado de Victoria Urbano la historia de la dramaturgia femenina costarricense tiene una de sus raíces. No sólo podemos hablar de ella como una pionera sino, además, reconocer que empezó escribiendo un teatro en el que se manifiesta una fuerte preocupación social, un cuestionamiento respecto de la identidad, una crítica aguda al machismo y al sistema patriarcal y, ente otros valiosos rasgos, innovadoras estructuras para la época y un tratamiento audaz” (Chacón, 2011, pp.448-449). De sus otras obras teatrales, desgraciadamente, solo tenemos referencias, como en este caso.

Queda señalar que, bajo su dirección académica y ejecutiva se publicó la revista Letras Femeninas de la Asociación de Literatura Femenina Hispánica que, posteriormente, pasó a llamarse Revista de Género y Sexualidades, a partir de 2018. Desde esta revista, Victoria Urbano realizó una notabilísima labor, no conocida ni valorada hasta hoy día. Rocío Quispe-Agnoli, Ana Corbalán y Vinodh Venkatesh en el artículo: “Estrella de ocho puntas”: 45 años de Letras femeninas y la Revista de Estudios de Género y Sexualidades, cuentan que:

En 1975, el primer número de Letras Femeninas (Lf) fue publicado con el auspicio de Lamar University y la Universidad de Colorado, Boulder, bajo la dirección editorial de Eva Kahiluoto Rudat. Victoria Urbano, fundadora de la Asociación de Literatura Femenina Hispánica (ALFH), era uno de los miembros del Consejo Editorial y asumiría la dirección de la revista el año siguiente hasta 1984. En estos números iniciales Urbano publicó cuentos y poemas entre los cuales se destaca una selección de Los nueves círculos. Su poema “Estrella de ocho puntas” entrega dos imágenes poéticas asociadas con lo femenino (estrella y luna) que invocan agencia. (pp.vii-viii)

Agencia y creatividad han sido y son características fundamentales de nuestra asociación y revista. Desde sus inicios, la Revista de Estudios de Género y Sexualidades (REGS, nuevo nombre de Letras Femeninas desde 2018) ha sido y se mantiene como una de las primeras plataformas académicas periódicas dedicada estrictamente a los estudios de género, sexualidades, escritoras y artistas, y crítica feminista en el contexto de las literaturas y culturas hispánicas y lusófonas. En sus 45 años de existencia ininterrumpida (1975-2020), ha publicado más de 90 números que han dado luz a ensayos críticos, entrevistas a escritores/as y artistas, reseñas de libros, obras de creación y reconocimientos académicos. (p.viii)

Urbano también desarrolló una labor importante como crítica y articulista en diversos medios escritos de Europa, Estados Unidos, Costa Rica e Hispanoamérica, muchos de los cuales nos son desconocidos. Recordamos haber leído y estudiado con atención su artículo: Carmen Naranjo y su voz plena en La canción de la Ternura (publicado en Káñina, I, 2, 1977, pp.5-31). En su libro Una escritora costarricense: Yolanda Oreamuno, se indican sus próximas publicaciones, a saber: ensayos (La luna y tres poetas españoles, La mujer y la poesía, Chaucer y la mujer de Bath), relatos (Impresiones de viajes), teatro (El Pájaro Negro, Mentiras Azules), poesía (Soledades) y cuentos (El rostro y otros cuentos).

Algunos de estos títulos ya han sido citados pero otros son verdaderamente desconocidos. En su libro Y era otra vez hoy, cita como de próxima publicación y sin más referencias: El Teatro en Centroamérica (desde los orígenes hasta 1975), nuevos cuentos, dos libros de poemas, una novela y crónicas de viajes. Falta agregar la existencia de dos obras de las cuales no habíamos tenido referencia: Éxodos incontables (Montevideo, ECO, 1982) y Sor Juana Inés de la Cruz: Amor, poesía, soledumbre (Potomac, Estados Unidos, Scripta Humanística,1990), que vio la luz seis años después de su muerte. Los datos sobre este libro los hemos visto únicamente en medios digitales.

Como textos inéditos se citan: Carmen Naranjo y su voz plena en La Canción de la Ternura, al que ya aludimos y Amor y tiempo en la poesía de Mario Picado, texto que no ha sido posible ubicar -aparentemente publicado por el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes-.

Victoria Urbano vivió una vida intensa y apasionada que llegó a su fin en Beaumont, Texas, en 1984. Sin embargo, encontramos el siguiente documento:

Victoria Urbano Pérez, costarricense, cédula 1323-706, mujer, soltera, de cincuenta y ocho años de edad, vecina de Houston, Estados Unidos de Norteamérica, murió de peritonitis en Methodist Hospital Houston, Texas, Estados Unidos de Norteamérica a las no indica hora del ocho de octubre de mil novecientos ochenta y cuatro, hija de Víctor Urbano García y Aida Pérez Pacheco, costarricenses.

Fue sepultada en Forest Lawn Memorial Park, Beaumont, Texas, según consta en el certificado número 145666 expedido por el Registrador Auxiliar de Registro Civil.

San José, dieciocho de junio de mil novecientos ochenta y seis,

(f) M. De Bernardi

Este documento se encuentra en el tomo 352, folio 285, asiento 589 de la provincia de San José, Sección Defunciones, resguardado en el Registro Civil de San José de Costa Rica.

Bibliografía

Victoria Urbano

Marfil. Cuentos y Poesías. México: Editorial Botas, 1951.

Platero y Tú. Madrid: Gráficas Uguina,1962.

Una escritora costarricense: Yolanda Oreamuno (Ensayo crítico). Madrid: Ediciones Castilla de Oro, 1968.

Los Nueve Círculos (Poesía). Madrid: Ediciones Castilla de Oro, 1970 [2ª. ed., Editorial Universidad Estatal a Distancia, San José, Costa Rica, 2012. Serie: Poesía Rescate No. 9].

Y era otra vez hoy (Cuentos. Premio León Felipe 1969). San José: Editorial Costa Rica, 1978 [2ª. ed. Editorial Universidad Estatal a Distancia, San José, Costa Rica, 2018. Colección Vieja y Nueva Narrativa Costarricense; bajo el título El Fornicador y otros cuentos].

Libros

Acuña de Chacón, A. (1970). La mujer costarricense a través de cuatro siglos. Tomo II. San José: Imprenta Nacional.

Castro, M.E. y Colombo Víquez, M.L. (1989). Cantemos los triunfos (Reseña histórica del Colegio Superior de Señoritas). San José: Imprenta Nacional.

Chacón, A. et al. (2011). Diccionario de Literatura Centroamericana. 1ª. reimpresión. San José: Editorial Costa Rica.

Duverrán, C.R. (1973). Poesía Contemporánea de Costa Rica. San José: Editorial Costa Rica.

Monge, C.F. (1992). Antología crítica de la poesía de Costa Rica. San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica.

Zeledón Cartín, E. (1997). Surcos de lucha. Libro biográfico, histórico y gráfico de la mujer costarricense. Heredia: Instituto de Estudios de la Mujer, Universidad Nacional.

Artículos

Chacón, V. (2020). Teatro Universitario alcanza 70 años de crítica social y experimentación. Semanario Universidad, 15 de enero. https://semanariouniversidad.com/cultura/teatro-universitario-alcanza-70-anos-de-critica-social-y-experimentacion/

Chaves, J.R. (2019). 35 años sin Victoria Urbano. La Nación, 30 de noviembre. https://www.pressreader.com/costa-rica/la-nacion-costa-rica/20191130/281930249840761

Quispe-Agnoli, R., Corbalán, A. y Venkatesh, V. (2020) “Estrella de ocho puntas”: 45 años de Letras femeninas y la Revista de Estudios de Género y Sexualidades. Revista de Estudios de Género y Sexualidad / Revista de Estudios de Género y Sexualidades, 46 (1-2): vii–xiii.
https://doi.org/10.14321/jgendsexustud.46.1-2.0vii

El Fornicador (elenco y participantes del montaje). http://www.teatro.ucr.ac.cr/node/518

Urbano, V. y Glenn, K. (1976). “La filosofía literaria de Victoria Urbano: Nuestra Fundadora Entrevistada.” Letras Femeninas, 2 (1): 5–12. http://www.jstor.org/stable/23066479.

Documentos

Acta de nacimiento de Victoria Eugenia Urbano Pérez. Asiento 706, Folio 353, Tomo 323 de la provincia de San José. Sección Nacimientos. Obtenida en el Departamento Civil del Registro Civil, San José de Costa Rica.

Acta de defunción de Victoria Urbano Pérez. Asiento 569, Folio 285, Tomo 352 de la provincia de San José. Sección Defunciones. Obtenida en el Departamento Civil del Registro Civil, San José de Costa Rica.

Entrevista

La filosofia literaria de Victoria Urbano: Nuestra fundadora entrevistada por Kathleen Glenn. Letras Femeninas, 2 (1) (primavera de 1976): 5-12.

ANEXOS

Anexo 1

A manera de anexo y por considerarla de mucho interés, nos permitimos transcribir la entrevista titulada La filosofía literaria de Victoria Urbano. Nuestra fundadora entrevistada, que le realizó Kathleen Glenn y publicada en Letras Femeninas (II, 1, 1976, pp.5-12), que nos parece una conversación asombrosa donde queda muy claramente expuesto el pensamiento de la escritora.

¿Cuándo nació su vocación como escritora?

Pienso que nací con la vocación al hombro, pues a los seis años escribí mi primer poema y desde entonces continué escribiendo episodios novelescos, prosa y poesía.

¿Hay mucho de sus propias experiencias en sus obras? ¿Utiliza Ud. la autobiografía directa?

Todo escritor tiene que utilizar sus propias experiencias como material de creación, ya sea directa o indirectamente. Yo entiendo por “experiencia” todo momento vivido, toda impresión recibida, toda actitud personal frente al mundo que nos rodea. Por lo tanto, mis obras tienen de mí lo que yo tengo de ellas. Esto no quiere decir que sean autobiográficas, pues, mis personajes de creación gozan de una identidad propia aunque en algunos puntos coincidan conmigo o se me parezcan. Así pasa con las criaturas humanas creadas por Dios, las cuales, aunque fueron hechas a su imagen y semejanza, no son nunca Dios.

En sus cuentos Ud. menciona frecuentemente obras pictóricas, por ejemplo las de Goya, Velázquez, Gauguin y Botticelli. ¿Ha estudiado pintura?

Sí, la pintura y el arte en sus diferentes manifestaciones me han emocionado siempre. Cuando viví en España estudié Historia del Arte durante dos años y en Europa hice ejercicio diario de visitar los museos en una comunión espiritual con los grandes maestros presentes, por una eternidad, en la belleza de sus obras que nutrieron mi inspiración y me han ayudado a matizar, dentro de mis medios expresivos, el pensamiento y el espíritu que me animan.

¿Cuáles son sus lecturas preferidas y sus escritores predilectos?

Siento predilección por aquellas obras que expresan los siete dones del artista verdadero: sinceridad, ingenio, sutileza, refinamiento espiritual, cultura amplia, imaginación y conocimiento profundo del idioma. Me encantan la poesía y el teatro; los clásicos españoles que más han influido en mi intelecto son Cervantes, Quevedo y Unamuno.

¿Sigue Ud. alguna modalidad literaria?

Yo sólo sigo la modalidad que me dicta mi propio estilo, mi manera de ser, mi personalidad pensante y sintiente. Dentro de mi propio estilo puede ocurrir que coincida con otros escritores, pero si eso pasa no es porque yo me lo proponga ni siga nunca modelos. Me sobra y basta con escribir como lo siento y necesito hacerlo.

¿Cómo resumiría su visión del mundo y su filosofía de la vida?

Si por mundo entendemos la tierra en que vivimos, la naturaleza y los seres humanos que nos circundan y el misterio de todo lo creado, entonces tendré que decirle que el mundo me maravilla, me asombra y me hace admirar a Dios, creador en una sola línea de este poema inmenso que es el Universo. Mi filosofía es positiva y optimista, y por eso el negativismo espiritual que hoy día parece imperar en la juventud me entristece.

Creo que la muerte y la soledad son temas centrales en su obra. ¿Está de acuerdo?

Sin lugar a dudas. La soledad es mi palacio de trabajo, “mi castillo interior” donde vislumbro todo el panorama de la vida y donde medito sobre su fin inevitable que es la muerte. Aunque una sea parte de la otra, sólo sé que para “vivir la muerte” hay que “morir la vida” y este misterio absoluto me asombra, me inquieta y me hace apegarme más a la vida que tengo. De este modo la muerte se me torna intelectualmente conflictiva y poética. Mejor dicho, yo hago poesía filosófica alrededor de la muerte pues es la única forma en que puedo acercarme a ella sin temor.

¿Qué fines busca al escribir?

Crear con el arte un autoespejo para conocerme mejor y, en función a los demás, tender un puente de pensamientos, emociones y palabras por donde el espíritu pueda proseguir la búsqueda de la belleza y de la verdad interior.

¿Cómo concibe Ud. la función del escritor en la sociedad? ¿Es conciencia de su tiempo?

El escritor se hace en el tiempo que vive y se nutre de la circunstancia que le rodea. Si su obra es subjetiva o poética nos revelará un estado anímico, una angustia o un optimismo vital, productos de la sociedad que se lo inspiran. Si su obra es testimonial o crítica, encontraremos en ella una actitud y un mensaje. Por lo tanto, hay que decir que el escritor sí es conciencia de su tiempo y su función en la sociedad es catártica.

Me parece que en las obras suyas Ud. plantea problemas ontológicos más bien que sociales. ¿Quiere comentar?

Las obras mías que Ud. conoce como Los nueve círculos, “La isla de Avery”, “Tríptico” y “El rostro” sí caen dentro de la problemática ontológica. Pero también tengo piezas de teatro, novela y cuentos en los que expongo problemas sociales. Las comedias que se estrenaron en Madrid, Agar, la esclava y La hija de Charles Green son buen ejemplo de ello. Y, aunque Ud. no lo crea, también practico el género humorístico en forma de colmos y cuento breve.

José Donoso ha dicho que cree que el escritor verdadero no sabe lo que está escribiendo, que la ambigüedad es parte de la obra de arte. ¿Quiere comentar?

No estoy de acuerdo con semejante teoría, pues, a juzgar por mí misma, siempre he sabido lo que deseo escribir y lo hago plenamente consciente, con ese empeño artístico de encontrar la palabra exacta o más cercana a lo que pienso o siento. El escritor “verdadero” no puede nunca escribir “ambigüedades”, pues aun cuando el escritor tropiece con imágenes o metáforas que le resultan herméticas o ambiguas, para el escritor que las ha creado no lo son porque él posee la llave mágica que les abre su propio misterio.

En Último Round Julio Cortázar dice que escribir es exorcizar, rechazar criaturas invasoras, como si el autor hubiera querido desprenderse lo antes posible y de la manera más absoluta de su criatura, exorcizándola. ¿Está de acuerdo?

Creo que todas las maneras de pensar sobre la creación literaria son válidas cuando las hace el autor sobre sí mismo. Los griegos llamaban catarsis a lo que Cortázar llama ahora exorcismo. Para mí la creación es un medio de autoenriquecimiento, pues puedo captar subjetivamente lo que he creado objetivamente.

Ud. ha escrito poesía, obras teatrales, cuentos y ensayos. ¿En qué género literario se siente más cómoda?

Todos los géneros literarios que practico han sido elegidos libremente por mí para expresar los distintos estados anímicos tanto, cada uno, según la ocasión, me produce gozo. En todos me siento cómoda “como Pedro por su casa”.

De los libros que Ud. ha publicado hasta la fecha, ¿cuál le gusta más y por qué?

Los nueve círculos y “La isla de Avery” porque en esas obras he logrado la madurez de estilo que configura mi personalidad anímica, y una fluidez verbal que se ajusta a los cánones estéticos que persigo.

¿Me quiere decir si “La isla de Avery” está inspirada en el lugar del mismo nombre que queda en Louisiana? ¿Fue ese sitio el estímulo inmediato para su obra?

Efectivamente. Algunos elementos de ese parque, los cisnes, el bambú, el Buda, fueron incorporados en las metáforas y planos psicológicos de la obra.

¿Tiene Ud. un interés específico en el budaísmo? [sic] ¿Qué representa para Ud.? Se lo pregunto porque la figura de Buda aparece también en su cuento “Tríptico”.

El budaísmo [sic] como religión no entra en mi obra. La imagen del Buda en “La isla de Avery” la uso para representar al poeta que todos llevamos dentro, o a Dios-poeta, o a la imaginación que a veces puede hacer de Buda su propio terror.

Ud. no solamente se dedica a escribir; también es catedrática de literatura española e hispanoamericana. ¿Cree Ud. que el escribir y el enseñar son actividades complementarias?

Sí, son dos profesiones recíprocamente valiosas porque el escritor y el profesor tienen que expresar sus ideas con absoluta claridad para lograr sus respectivos cometidos. Al ejercitarse juntos los dones del estudio y la cultura, de la palabra escrita y la oral, el profesor puede desentrañar con intuición de creador los textos que enseña, y el escritor, con la sabiduría objetiva del académico, podrá darle mayor dimensión a su obra.

Ud. es fundadora de la Asociación de Literatura Femenina Hispánica. ¿Cuál es el propósito de esta asociación?

El propósito de esta asociación es promover el estudio de las letras femeninas en un amplio, noble y serio intento de sacar del anonimato la obra espléndida de tantas escritoras que no han alcanzado la fama y el renombre que se merecen. Ello nos permitirá hacer una valoración de la contribución femenina en el campo de las letras y nos permitirá ampliar el panorama de estudio de las literaturas hispanas. Además, pretendemos dar un estímulo intelectual a las escritoras jóvenes para que no abandonen la vocación literaria por falta de oportunidades que las den a conocer. Y, por último, nos proponemos entablar una preciosa comunicación entre los profesores, estudiantes y escritores que se asocien.

Ud. nació en Costa Rica, se doctoró en España y ahora enseña en los Estados Unidos. Así conoce tres mundos bastante distintos. ¿Podría comentar la situación de la mujer y particularmente la de la escritora en estos tres mundos?

Las guerras y las revoluciones económicas han sido una vía de liberación femenina. En general, la mujer norteamericana cuenta con más holgura económica porque en este país el trabajo está mejor remunerado y, por lo tanto, ella va a la cabeza del movimiento independiente. La mujer española está muy liberada y en las grandes capitales se maneja con soltura y si es intelectual, aunque esté casada, usa y firma con su apellido de soltera. La mujer costarricense por pertenecer a un país sumamente pequeño está más sujeta al provincialismo, la tradición y el miedo al “qué dirán”, factores que restringen la libertad femenina. No obstante, hay muchas mujeres costarricenses que ganan un sueldo mejor que algunos hombres, y otros preclaros ejemplos que han llegado a ocupar puestos altos por vías de la política.

En cuanto a la situación de las escritoras en estos tres países, podemos establecer el mismo orden anterior con relación a las oportunidades de publicar y darse a conocer. La norteamericana que escribe y publica tiene a su alcance una publicidad fabulosa y un mercado que puede enriquecerla económicamente. En España hay muchísimas escritoras de prestigio que han tenido que pagar por la publicación de sus libros y a lo sumo han ganado un premio en efectivo por medio de concursos literarios. En Costa Rica hay muy pocas escritoras porque ninguna podría vivir de lo que escribe. Por eso es todavía más admirable y meritoria la dedicación de las escritoras que hacen su obra sin remuneración ni esperanzas de alcanzar el pináculo de la fama. A ellas rindo yo mi homenaje y mi respeto.

Wake Forest University

Anexo 2

Tres poemas y un cuento de Victoria Urbano en Repertorio Americano

TARDE LLUVIOSA

¡Cuán lluviosa está la tarde!

Un ruido se oye en los ventanales

Al golpear las gotas sus claros cristales.

En ellos apoyo mi frente

Que de fiebre arde,

Y al sentir mis lágrimas brotar de repente,

Pronuncio: ¡Cuán lluviosa está la tarde!

Allá, apoyada en los cristales de su ventana,

Está una viejecita de cabeza cana;

La miro contemplar con cara temblorosa

Las lágrimas que mojan su ventana,

Y presiento en sus labios: ¡Cuán lluviosa…

cuán lluviosa está la tarde!

22 de setiembre de 1943, Marfil, p.147

En: Repertorio Americano, 47 (2), 15 de enero de 1951, p.29

TORMENTO

Tormento de soledad

que no se llena nunca.

Ansia inacabable

de ternura

que ya es necesidad.

Delirio inmenso y palpable

de querer y ser querida.

Angustia que es locura

y tormento de mi vida.

Soledad que me llena

de rígido vacío,

y destila en mí la pena

de amoroso desvarío.

Soledad que se convierte

en anemia del corazón

que ya presiente

la agonía de mi ilusión.

¡Oh enorme tormento

que de mi alma se alimenta

sin nunca acabar!

¡Oh angustia de soledad

que hasta en el pensamiento

yace y se acrecienta

como una tormentosa

necesidad de amar!

3 de setiembre de 1948

ídem

INQUIETUD

¡Sí, quiero vivir!

Chupar la vida

Hasta sus raíces

Y no dejar que ella

Me chupe a mí.

¡Morir, quiera tal vez!

Pero morir con toda

La potencia de mi juventud

En la plenitud

De mi vejez.

Porque me da miedo perder

El sabor que traerá mañana,

Dejando yo de ser

En hora muy temprana.

Y miedo me da también

La firmeza de la muerte,

¡Tan abstracta y tan palpable!

Tan inerte…

Y sobre todo, ¡tan inevitable!

Porque no sé si tras el horizonte

Donde acaba la vida

Y que habré de traspasar,

Existe otra vida

Con otro verde monte,

Otro dulce cielo

Y otro inquieto mar.

17 de agosto de 1948

ídem

TRES MUJERES Y LA LUNA

Quizás somos amigos de la noche, porque la noche es ciega. Pero cuando la luna como una catarata en su pupila atormentada, deja escapar un rayo de luz que nos delata, entonces se arremolinan nuestros íntimos temores y volvemos a ser lo que no somos.

Así precisamente, el cielo oscuro fue poco a poco desnudándose en estrellas, mientras en un rincón perdido de la tierra, tres mujeres solitarias se entregaban desplegadas a la noche.

Selma, la criatura más trivial, la más simple, la que menos sabía de la vida, sintióse libre en su propia compañía. Nunca antes había experimentado tan loco sentimiento, pero miró su cuarto con más cariño y arrimando un sillón a la ventana, contempló los negros tejados de las casas vecinas con un desbordamiento ¡casi humano!

El airecillo helado le erizó la piel y entonces Selma enrollóse en las cortinas como lo hubiese hecho el más casero de los gatos. Y así, abrazada a esas telas de Damasco, respiró el olor de apolillados años y se puso a pensar en la naturalidad de sus antojos. Tanto, tanto pensó en ellos, que de pronto, los brazos de damasco inquietamente la sofocaron… la confundieron... le revelaron... ¡Cuántas cosas! ¡Que era mujer y que estaba sola!

En ese momento, la luna reventó su red de nubes y como un pez de plata se dibujó en la oscuridad del cielo.

***

Reneé, la más vivida, la más gastada, la más solitaria de todas, salió de su cuarto. Las paredes la aprisionaban. Cuadraban macizamente millares de pecados... Salió. Fue a coger el ascensor, pero se arrepintió enseguida. Sus piernas necesitaban ejercicio, sentir que aún eran parte de su cuerpo. Subió las escaleras y los vientos encontrados de la azotea, trenzaron en desorden sus cabellos.

El pez de plata, luchaba nuevamente con las redes, se escapaba, caía... y en eléctrico aleteo, su alaste brillo se hundió por fin entre una fuerza opaca.

Reneé, inmóvil. La oscuridad, el silencio y su miseria eran sus redes y la ahogaban. Pero ella no se defendía. Iba a morir... Un solo salto la terminaría para siempre. El pavimento la llamaba. Un solo salto y ni ella misma se vería su estela opaca. Se restregó las manos por la cara, por el pecho... ¿qué esperaba de la vida?

Y en eso, nació la luna libertada. Nació como una bolita de vidrio. Reneé respiró muy hondo, se restregó las manos por el pecho y recordó qué esperaba de la vida: ¡un hijo!

***

Myrtala, la más profunda, se quedó callada y en amigable ofrecimiento le abrió las ventanas a aquella alma redonda.

Corrió a la victrola y puso una sinfonía... La quinta de Tchaikovsky. ¡Cuán apropiada para una noche así!

Se sintió trivial, alegre... Como si todo el peso de sus pensamientos hondos, se hubiese convertido en etéreo bailarín. Fue entonces que ella también quiso danzar, danzar como un rayito de luna y dar unas cuantas pataletas por el aire. ¡Ah, qué hermosa era en verdad la vida!

Después, se rió Myrtala. Se rió de sus locuras, de todo lo que encerraba su cuaderno, de lo que pensaría de ella la vieja luna, pero ya la luna estaba durmiendo. Durmiendo como una niña pequeña.

Victoria E. URBANO

San Francisco, California, julio de 1950

Marfil, pp.17-19

En: Repertorio Americano, 47 (2) [15 de enero de 1951], p. 29

AGUSTINA

Es un cuento de la escritora costarricense

Victoria E. URBANO

-¡Hermana, busca tu profundidad y encuéntrate el alma!

Así exclamó Agustina al verse ella misma en el espejo de cristal de roca donde todos los antepasados habíanse conocido el rostro. Pero ella quería más. Quería conocerse esa fuerza interna que era su Yo y luchar por sacarlo a luz, porque le ahogaba sentirlo como flor de penumbra.

-¡Hermana -volvió a decirse- júrate que a partir de este momento jamás pronunciarán tus labios mentira!

Y besándose los dedos en cruz: ¡Juró!

Se alisó el pelo y la decisión tomada asomóse en sus ojos como una claridad. Ella sería otra Juana de Arco, la reencarnación en mujer de Don Quijote, una idealista pura, una Agustina verdadera.

Cuando sus familiares la vieron transformada, riéronse inconteniblemente creyendo que se trataba de uno de esos tantos caprichos femeninos.

Agustina permaneció serena y contemplando los rostros de sus hermanos horriblemente convulsos por la risa, sintió piedad por ellos. Su calma les detuvo y les dijo entonces:

-¡Sois demasiado pobres para comprenderme!

-¡Y tú demasiado loca! -respondiéronle a cuatro voces. ¡Necesitáis marido para entreteneros!

-¡Grotescos sois! ¡Hijos al fin de la carne, pero os perdono porque ese es mi escudo!

En la noche, el sueño de los hombres despertó al silencio y Agustina, presta ya a iniciar su ruta, escribió:

Madre, nací de ti,

como el árbol de la tierra,

pero al crecer me desprendí

porque en la vida

no es el alma

árbol que se aferra.

Es semilla recogida

en la intrincada palma

del destino

y solo espera el milagro

del impulso

para ir en busca del camino.

Y a eso, madre, voy.

A plantar la vida

con mi sueño

porque el impulso

me ha llegado hoy.

Adiós, madre afligida.

No me creas hija ingrata

que si no voy

en pos de mi empeño

el alma se me mata.

Agustina hizo pausa aquí porque hay instantes en que el sentir no debe aprisionarse y el de ella era abundante y sobrenatural. Abandonó su casa y se entregó al camino solitario y negro. Nada le atemorizaba. La vida llevaba adentro. Cuando niña, contempló la montaña gigantesca tan lejana. Ahora esa misma montaña venía a su encuentro. Internóse en ella como el ermitaño que busca libre albergue y se halla palacio y aunque le sangraban los pies cantó alabanzas a la vida.

La claridad del amanecer le dibujó un lecho de hierba suave y ahí tendióse ella como una cruz humana. No se levantó jamás. La lluvia y el sol de noche y de día fuéronle dejando la túnica de musgos y de flores y la forma de su silueta fue ya, parte de la tierra.

***

Pasada una generación, subió a la montaña un labrador y dando de hachazos al árbol más grande descubrió en su blanca carne esta inscripción:

Ama soy de mujer

que de su profundidad nací,

y en su fortaleza puedes ver

si me miras tú a mí.

El labrador arrodillóse estupefacto y queriendo abarcar toda la frondosidad del árbol, se encontraron sus ojos con otra inmensidad: La del cielo.

San Francisco, California, 11 de mayo de 1950

Marfil, pp.29-31

En: Repertorio Americano, 47 (10) [1 de setiembre de 1951], p. 159

ALMA

Alma,

en el silencio que te abisma

muy dentro de mí misma,

palpo tu forma y te presiento

cual una ráfaga de viento

que se calma.

Soplo de viento fino

perfumado en las tristezas

flotantes del camino

que atraviesas.

Yo te adivino,

alma,

muy dentro de mí misma,

pues hoy callas y te aquietas

y te encierras en un prisma

de silencio cristalino.

No te opacan las negras siluetas

de misteriosas penas

y siento que corre por tus venas

la savia erguida de los pinos.

Ama,

¡yo sé tu forma!

Te palpo y te presiento

como una inmensa forma

transparente y lisa,

o como una ráfaga de viento

hundida a prisa

en la calma que te abisma

muy dentro de mí misma!

San Francisco, California, 16 de enero de 1952

En: Repertorio Americano, 48 (2) [15 de enero de 1953], p. 29


Recibido: 25 de febrero de 2024

Aceptado: 20 de marzo de 2024

Doi: 10.15359/ra.1-34.5


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