REVISTA 97.2
Revista Relaciones Internacionales
Julio-diciembre de 2024
ISSN: 1018-0583 / e-ISSN: 2215-4582
doi: https://doi.org/10.15359/97-2.2
Política Exterior de China: del ascenso pacífico al sueño chino-implicaciones para el análisis de las relaciones internacionales China’s foreign policy: from peaceful rise to the Chinese dream – implications for international relations analysis Juan Carlos Martínez Piva1 |
Resumen
Este artículo tiene como objetivo examinar la evolución de la política exterior china desde la adopción de la política del “ascenso pacífico” hasta la actual, basada en el concepto del “sueño chino” expuesto por Xi Jinping. El análisis se lleva a cabo a la luz de las principales teorías de relaciones internacionales tradicionales e introduce la doctrina que sustenta al “sueño chino” conocida como Tianxia. Se encuentra que la doctrina occidental tradicional carece de una consideración rigurosa de las aristas históricas y culturales asiáticas y esto le impide explicar plenamente el comportamiento internacional de la República Popular China (RPC). En particular, la creciente asertividad de China en sus relaciones internacionales junto a sus avances económicos, militares y tecnológicos, así como los conflictos militares en Ucrania e Israel, han exacerbado las diferencias con Occidente. Es imperativo dotar a la diplomacia de herramientas que permitan valorar el contexto internacional y las posiciones contrapuestas entre Occidente y la RPC a partir de un marco teórico que incorpore elementos como el Tianxia, no en sustitución de los esquemas de análisis de tradición occidental, sino en adhesión, para enriquecerlos. Esto es particularmente cierto, para la defensa y proyección de los intereses de los países en desarrollo, los cuales requerirán de amplias destrezas diplomáticas para navegar este complejo contexto de manera efectiva, como actores proactivos y no espectadores en la arena internacional.
Palabras clave: ascenso pacífico; China; política exterior; relaciones internacionales; sueño chino; Tianxia
Abstract
This article aims to examine the evolution of China’s foreign policy from the adoption of the “peaceful rise” policy to the present one which stems from the concept of the “Chinese dream” presented by Xi Jinping. The analysis is carried out in the light of major traditional international relations theories and introduces the doctrine underpinning the “Chinese dream” known as Tianxia. It finds that western traditional doctrine lacks rigorous consideration of Asian historical and cultural singularities that prevent them from fully explaining the international actions of the People’s Republic of China. In particular, China’s increasing assertiveness in its international relations along with its economic, military and technological advances, as well as the military conflicts in Ukraine and Israel, have exacerbated differences with the West. It is imperative to provide diplomacy with tools to assess the international context and the opposing positions of the West and the PRC that considers a theoretical framework that incorporates elements such as Tianxia, not as a substitute for Western tradition frameworks of analysis, but to enrich them. This is particularly true for the defense and projection of the interests of developing countries, which will require extensive diplomatic skills to navigate this complex context effectively as proactive players rather than bystanders in the international arena.
Keywords: China; Chinese dream; foreign policy; international relations; peaceful rise; Tianxia
Tras el triunfo de las fuerzas comunistas en 1949 y la subsecuente creación de la República Popular China (RPC), la unificación de China puso fin a lo que se conoce como el siglo de humillación, durante el cual el país sufrió derrotas y domino extranjero.
La consolidación del poder del Partido Comunista se acompañó de procesos represivos e iniciativas económicas ruinosas que sumieron a la recién establecida RPC en una crisis cada vez más profunda.
En el año 1979, cuando Deng Xiaoping, líder supremo de la RPC2 entre 1978 y 1989, decidió experimentar con la apertura del país al comercio y la inversión extranjera para impulsar su economía, la nación se encontraba entre las más pobres del mundo.
El progreso impulsado por la apertura ha llevado a la RPC a posiciones de liderazgo económico y tecnológico global y a jugar un papel internacional cada vez más importante. Primero, como parte de la política de going global, en el marco de la doctrina del ascenso pacífico, mediante la cual se impulsó la participación de las empresas chinas en la economía mundial y, posteriormente, de la mano de la política internacional que surge de la doctrina del “sueño chino” desarrollada alrededor del pensamiento de Xi Jinping, el cual proyecta una visión de renacer nacional para alcanzar una China próspera, avanzada y armoniosa.
El creciente rol internacional de la RPC ha sido guiado por la doctrina de las relaciones internacionales adoptada por el país. Esta doctrina se ha adaptado para reflejar la evolución del contexto económico y político global, la proyección internacional de sus intereses, así como las aspiraciones de sus líderes y de la población del país.
El presente artículo analizará la evolución de la política exterior china a la luz de la teoría y doctrina de relaciones internacionales desde el punto de vista de ese país. Para esos efectos, se identifican los principales elementos de la doctrina china de relaciones internacionales y su evolución desde el ascenso del Partido Comunista de China y estos se contraponen con los principales enfoques tradicionales occidentales que analizan las relaciones internacionales desde una perspectiva pragmática, más que filosófico-académica. Luego, se valoran las tensiones que surgen internacionalmente debido al crecimiento económico chino, así como de una política exterior china más asertiva que resulta de la doctrina del “sueño chino”, y de la visión de las relaciones internacionales, conocida como la escuela de pensamiento Tianxia.
Finalmente, se exponen las reflexiones sobre el impacto de la política exterior asertiva de la RPC en el desarrollo de la diplomacia y en el orden global, lo cual sugiere la necesidad de buscar un nuevo orden en el mundo para evitar el conflicto. En el caso de los países en desarrollo, esto implica un complejo ejercicio de habilidades diplomáticas que permiten establecer su lugar en el nuevo orden y hacer valer sus intereses de manera efectiva.
I. Consideraciones teóricas y metodológicas
El análisis propuesto hace uso del “contraste teórico” a partir del cual se evalúan y comparan diferentes teorías para entender cómo se explican ciertos fenómenos o situaciones. Este enfoque de análisis ha sido utilizado en las relaciones internacionales por autores como Waltz (1979).
Con dicho fin, se contrastan las teorías de relaciones internacionales clásicas de influencia occidental, tanto aquellas con énfasis estadounidense como el realismo y el liberalismo, así como el constructivismo de inclinación europea, con la doctrina china de relaciones internacionales desarrollada desde el establecimiento de la RPC. Esto proporciona una base para comprender de mejor manera cómo estas se manifiestan y explican el contexto internacional; es decir, se revelan desde un punto de vista pragmático. Para ese fin, se identifican y explican las teorías relevantes y sus principales aristas, para luego confrontarlas en su reflejo en las actuales tensiones internacionales. Los modelos de análisis de las relaciones internacionales parten usualmente de concepciones históricas y conceptuales occidentales. Ante esto, el análisis de la política exterior china no ha sido la excepción.
Consecuentemente, es usual que la revisión de las relaciones internacionales se lleve a cabo con base en el instrumental teórico que ofrecen las escuelas liberal, constructivista, estructuralista y realista occidentales. Según Tah-Ayala (2018), estas escuelas de pensamiento se caracterizan por:
-La perspectiva idealista o liberal plantea que el Estado tiene la responsabilidad de establecer la paz por medio de la diplomacia y de otros recursos políticos. La visión idealista apunta a que la guerra debe ser utilizada únicamente como última medida o descartarla en tanto sea posible.
-El realismo aborda el estudio del contexto internacional desde la política exterior de los Estados y se parte de actos lógicos, donde quienes toman las decisiones se interesan en obtener, mantener y consolidar su poder, por encima de otros actores internacionales.
-En el constructivismo, las estructuras centrales del sistema internacional son sociales y las identidades e intereses de los actores se construyen por medio de esas estructuras.
La dificultad para extraer de estos marcos teóricos las estructuras de pensamiento, así como experiencias desde donde se desarrollaron y la ausencia de una consideración rigurosa de las aristas históricas y culturales asiáticas, les impide explicar plenamente el comportamiento internacional de la RPC y de muchos países asiáticos (Qin, 2011).
De este modo, la valoración de las relaciones internacionales desde una perspectiva china deberá considerar la integración de elementos de fuerte arraigo cultural, como es el caso del confucianismo, desde el cual se torna posible comprender la aspiración de construir un orden global “armonioso”, como lo propone la doctrina del “ascenso pacífico” bajo la cual la RPC inició su resurgimiento.
Aunado a lo anterior, deberán integrarse ideas fundamentales en la cultura china como las relaciones basadas en la construcción de redes sociales, aplicables en todos los ámbitos (económicos, comerciales, entre otros), como conductos e instrumentos de política internacional. En esta línea es posible entender los esfuerzos de la RPC por construir iniciativas conjuntas direccionadas, pero no unilaterales, como la “Franja y la Ruta”, inicialmente conocida como la “Nueva Ruta de la Seda”, al igual que las acciones de cooperación no reembolsable.3
Desde estas consideraciones, el análisis de la política exterior china parece responder de mejor manera al enfoque constructivista. No obstante, la creciente asertividad de la política exterior, la cual surge de la doctrina del “sueño chino” y que hace énfasis en retomar el lugar de liderazgo y respeto que le corresponde al país en el concierto de las naciones, podría señalar un giro hacia el realismo diplomático.
A su vez, la asertividad del Estado chino debe considerarse en el marco conceptual que ofrece el esquema de pensamiento Tianxia; literalmente “todo bajo el cielo” para explicar las relaciones internacionales. Si bien este concepto surge de la China imperial durante la dinastía Zhou (1045-256 a. C.) con el fin de explicar el poder ostentado por el emperador y el orden que brindaba a sus dominios (Zhao, 2018); la concepción moderna de este esquema de pensamiento fue desarrollada principalmente por Zhao Tingyang.4 En ella el mundo se entiende en tres dimensiones: física, filosófica e institucional; se sustenta en el principio de inclusión de todo y de todos los pueblos, y se otorga importancia al contar con una institucionalidad global al más alto nivel político o autoridad bajo la cual se subsumen los intereses nacionales para la búsqueda del bien común.
En esta acepción, el orden mundial se visualiza como un sistema caracterizado por la armonía y la cooperación, mejor entendido bajo el concepto de racionalidad relacional inmersa en la noción confuciana de ren, según la cual una entidad solo puede definirse en relación con otras, no mediante la existencia individual. Bajo este concepto, existencia presupone coexistencia.
El concepto de Tianxia se expone en contraposición con las teorías occidentales de las relaciones internacionales, las cuales centran su análisis en las naciones-Estados y sus intereses, y no solo en el mundo como unidad. De acuerdo con Zhao, el enfoque occidental ha contribuido a la ocurrencia de procesos cíclicos de crisis entre los Estados.
La doctrina de Tianxia responde a los deseos de China por desarrollar sus propias teorías sobre esta nación y el orden mundial; particularmente, en el marco de una autopercepción como un agente con un papel cada vez más importante y constructivo en las relaciones internacionales. En ese sentido, es vista como una alternativa para moldear un nuevo orden global que refleje las nuevas realidades a partir de un marco filosófico diferente.
En este punto, se torna importante subrayar varios elementos de esta teoría y su aplicación en el contexto actual. En particular, se evidencia un sentido de jerarquía y prioridades del bienestar común sobre el individual cuya búsqueda requiere de un orden e institucionalidad capaz de coordinar el proceso. Además, este nuevo orden debe reflejar las realidades del contexto internacional y el papel de los grandes países. En ese sentido, el replanteamiento de las estructuras internacionales de poder a partir de un enfoque filosófico distinto debe reconocer el peso de la RPC en el concierto de las naciones, sus intereses y aspiraciones.
Cuando Deng Xiaoping inició el proceso de apertura de la RPC en el año 1979, al establecer la primera zona económica especial del país en Xiamen, ciudad costera de la provincia de Fujian; el país representaba el 1,8 % del producto interno bruto global y para el año 2022 ese porcentaje ascendió al 17,7 % (Banco Mundial, 2024).
El triunfo del Partido Comunista sobre las fuerzas del Partido Guomindang, lideradas por Jiang Jieshi5 en1949 y su huida a la isla de Formosa o Taiwán, logró unificar el país y poner fin a lo que Mao Zedong, fundador de la RPC y su líder hasta 1976, denominó el siglo de la humillación impuesto por la intervención de potencias y el imperialismo extranjero.6
No obstante, el país se encontraba en ruinas. A la ocupación japonesa se le unieron las fallidas iniciativas económicas, así como las sucesivas olas de represión contra intelectuales e individuos considerados opuestos a la revolución comunista, quienes llevaron al país a una crisis cada vez más profunda.
El éxito del proceso de apertura hacia afuera, mediante la atracción de inversión extranjera directa exportadora impulsado por Deng, le permitió elevar el ingreso de la población en general y sacar, entre los años 1990 y 2019, a alrededor de 800 millones de personas de la pobreza7 y destronar en el 2010 a Alemania como el mayor exportador del mundo (Ven-Dee Huan, W, 2013). Actualmente, China es el país con el mayor registro anual de patentes (WIPO, 2023).
El resurgimiento económico de la RPC es quizás el caso de éxito más significativo en la historia económica. Lejos quedaron las crisis autoimpuestas por el régimen de Mao Zedong, la gran hambruna que provocó la política del Gran Salto Adelante (1957-1962), la cual ocasionó una disminución en la producción de alimentos (Ruiz-Morillas, 2016) y la muerte de entre 15 y 45 millones de personas; así como la Revolución cultural (1966-1976), en la que se reprimió a los grupos de intelectuales y toda persona identificada como opuesta al régimen comunista.
El proceso de apertura se acompañó de la construcción de una doctrina de relaciones internacionales diseñada para facilitar el crecimiento de la RPC, la cual se conoció como como la doctrina del “ascenso pacífico”. El desarrollo del país, su creciente peso político y económico, pero principalmente, el ascenso de Xi Jinping y su visión del “sueño chino” dieron paso a una nueva etapa en la conceptualización y el ejercicio de una política exterior china asertiva en la proyección y defensa de sus intereses.
III. Doctrina del ascenso pacífico
La doctrina del ascenso pacífico forma parte del marco conceptual y teórico que acompaña al proceso de apertura impulsado por Deng Xiaoping. En palabras del expresidente de la RPC Hu Jintao: “el ascenso pacífico de China significa que luchamos por un entorno internacional pacífico para desarrollarnos, mientras empleamos nuestro propio desarrollo para mantener la paz mundial. China es una fuerza firme para el mantenimiento de la paz mundial” (Zheng, 2006).
El ascenso pacífico de China8 contempla tres elementos fundamentales: (a) el ascenso integral del país como parte del plan de modernización nacional que convertirá a China en un país desarrollado de nivel medio, relacionado con el crecimiento económico apoyado en la tecnología; (b) la construcción de un socialismo con características chinas, asociado con una forma de gobierno autóctona, y (c) la búsqueda de un entorno global pacífico conducente para el desarrollo propio y de otras naciones (Zheng, 2005), relacionado con una creciente presencia internacional que evite retar a las naciones poderosas.
En esta doctrina se subsumen varios elementos importantes de mencionar. En primer lugar, reconoce la necesidad de la RPC de llevar a cabo un proceso de desarrollo sin conflictos que puedan comprometerlo. En segundo, trata de evitar que el ascenso como potencia emergente derive en conflictos con otras ya establecidas. En tercer lugar, su crecimiento no es aislado, sino parte del concierto de las naciones para no obstaculizar el desarrollo de otros países. En último y cuarto lugar, refleja la intensión de diseñar un modelo de desarrollo ideológico, político, económico y cultural propio.
Además de asegurarle a la potencia incumbente la no competencia, también parece ser un intento por diferenciar su postura en cuanto a la proyección del modelo de desarrollo a otros países, lo cual caracteriza al consenso de Washington. En este sentido, el ascenso pacífico se sustenta en los principios del respeto mutuo, la igualdad y el no intervencionismo en asuntos internos de otros países, dentro del cual se evita proyectar otros principios considerados como conducentes o necesarios para el desarrollo de las naciones y el bienestar de su ciudadanía (Shiu, 2020).
En relación con el modelo de desarrollo de China, para Fanjul (2011, p.47) “el modelo chino de desarrollo, lo que podría denominarse el Consenso de Beijing, tiene cinco componentes clave: capitalismo de Estado, gradualismo en la política de reformas, liberalización y apertura al exterior, autoritarismo político y capacidad de innovación y flexibilidad”.
Cabe mencionar que Occidente, quizás en un ejemplo de etnocentrismo, en sus valoraciones iniciales sobre la apertura de la RPC, presumió que la exposición de la ciudadanía a la cultura, al modelo de consumo y a la libertad económica occidental terminaría por impulsar la transformación política del régimen, acercándole a ese modelo.
En el marco de la doctrina del ascenso pacífico, la RPC lleva a cabo un proceso de expansión exportadora alimentada por la inversión extranjera que le permite convertirse en la gran receptora de inversión extranjera directa y, con ello, en la fábrica del mundo (Bellabona y Spiragelli, 2007). En este proceso juega un papel crítico la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el diciembre del 2001, lo cual le permitió acceder a los mercados del sistema multilateral de comercio y convertirse una plataforma exportadora global.
Al éxito económico como exportador, le sigue la política de going global o la globalización mediante la promoción de la inversión china en el extranjero, la cual se consolidó cuando fue incluida como uno de los elementos centrales del XI Plan Quinquenal (2006-2010) de la RPC.9 Mediante esta política se incentivó la inversión y expansión de empresas chinas en el resto del mundo.
Con esta política, la RPC se convirtió en el 2018 en el segundo inversionista en el extranjero a nivel global (UNCTAD, 2020) y le sirvió como mecanismo para asegurarse el acceso a productos y materiales críticos que le permitieran sostener el crecimiento del país; esto incluye el acceso a tecnologías y mercados, materias primas, alimentos y mejora en su posición en las cadenas de valor (Sauvant y Zintian, 2014).
Al valorar el debate en la RPC sobre el ascenso pacífico a la luz de las tres corrientes occidentales de pensamiento, en materia de política exterior, se destaca que, de acuerdo con la escuela realista de las Relaciones Internacionales, es imposible que una potencia global ascienda de manera pacífica. En este sentido, se interpreta que los espacios económicos, políticos y tecnológicos, por mencionar algunos, en donde la potencia emergente empieza a ocupar un lugar significativo, representarán una reducción (o percepción de reducción) del poder de la potencia incumbente y llevarán inevitablemente a conflictos en cada uno de ellos. Esto parece confirmarse con la reacción de Occidente al avance de la RPC en tecnologías consideradas estratégicas, en particular, en las telecomunicaciones y semiconductores.
Por otro lado, si bien quienes defienden las posiciones liberales y constructivistas apoyaban el ascenso pacífico, el énfasis del liberalismo se encontraba en el beneficio de la institucionalidad internacional, mientras que el constructivismo se centraba en el fortalecimiento de una identidad china (Qin, 2011). Un componente importante de la estrategia de desarrollo económico chino es la política o conjunto de políticas que surgen de la iniciativa “Made in China 2025” o “Hecho en China 2025”. Esta tiene por objetivo transformar al país de una “fábrica del mundo” que manufactura productos baratos, de baja calidad y contenido tecnológico, a partir de mano de obra de bajo costo y reducida sofisticación, a una economía impulsada por la innovación autóctona de productos y servicios de alto valor agregado y contenido tecnológico (State Council, 2015).
Si bien la RPC ha apoyado su desarrollo en amplios y agresivos ejercicios de políticas industriales, la iniciativa “Hecho en China 2025” recibió mucha atención internacional debido al impacto que las grandes economías percibían podía tener sobre su liderazgo comercial y tecnológico. El apoyo estatal chino a sus empresas, en la forma de subsidios, financiamiento favorable, entre otras formas de apoyo, para adquirir y desarrollar propiedad intelectual que les permita alcanzar y superar a las empresas occidentales fue considerado por muchos países como una amenaza.
Así, en el año 2018 una investigación de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) concluyó que las acciones de China en una amplia gama de políticas comerciales, incluida la iniciativa “Made in China 2025”, eran “irrazonables y discriminatorias”. La administración del presidente Donald Trump utilizó estas conclusiones como parte de la justificación para dar inicio a una guerra comercial de gran alcance contra China, la cual incluyó la imposición de aranceles cada vez mayores sobre crecientes montos de exportaciones chinas. Por su parte, las represalias de este país asiático incluyeron, además de aranceles sobre importaciones estadounidenses, sanciones a las personas funcionarias norteamericanas. Así, las fricciones entre las dos mayores economías del mundo han continuado y se ampliaron para incluir elementos militares durante la administración del presidente Joe Biden, en especial luego de la invasión rusa a Ucrania. Esto ha causado una incertidumbre significativa para la economía mundial al incrementar el potencial de conflictos bélicos y comerciales.
Con el liderazgo de los Estados Unidos, las economías occidentales iniciaron un proceso de desacople y reducción de riesgo (decoupling and de-risking) de la relación con China. Como parte de estas acciones, se promueve el retorno de las operaciones de empresas norteamericanas al país o países cercanos geográficamente (nearshoring) y luego a aquellos que le son afines (friendshoring).10 Esta iniciativa se hizo acompañar de políticas industriales representadas por la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) y la de Semiconductores y Ciencia (Chip Act), mediante la cual se creó el Fondo Internacional de Innovación y Seguridad Tecnológica (Fondo ITSI) dirigidas a mantener el liderazgo tecnológico de los Estados Unidos.
De manera similar, otros países desarrollados han respondido con sus propias políticas de apoyo a la industria local. Este es el caso de la Unión Europea, la cual avanza en la implementación de una estrategia para reducir el riesgo y desacoplarse de lo que se denomina competidores económicos y rivales sistémicos (que impulsan sistemas alternativos de gobernanza), como es el caso de China.11
Por su parte, la iniciativa de la Franja y la Ruta fue percibida por Occidente como un esfuerzo de la RPC por extender su influencia económica y política en el mundo. Evidentemente, el proyecto tiene implicaciones geopolíticas significativas, aparte de su magnitud en términos económicos, número de iniciativas, su amplio alcance sectorial y territorial. La iniciativa contempla, además, coordinación de políticas públicas, conectividad de la infraestructura, facilitación de comercio, integración financiera y el establecimiento de redes de negocios y sociales.12 Estos elementos se reconocen como parte de la racionalidad sobre la cual se sustenta el enfoque Tianxia de las relaciones internacionales (Vargas-Céspedes & Viales Hurtado, 2024).
El 15 de noviembre de 2012 se dio el ascenso de Xi Jinping como secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China y a la presidencia de la RPC el 14 de marzo del 2013, estos sucesos significaron cambios en la visión sobre las relaciones internacionales del país. En su discurso inaugural, Xi trazó una nueva doctrina nacional alrededor de lo que denomina “el sueño chino”, el cual debe entenderse como opuesto al siglo de humillación (Rosales, 2020). En materia de relaciones internacionales, “el sueño chino” plantea que China ocupe el lugar que “le corresponde” en el concierto de las naciones y gane respeto pleno para el 2049, el centenario del ascenso del Partido Comunista de China (Ishak, 2020), esto daría paso a una política exterior china asertiva.
El sueño chino es multidimensional, es un sueño de personas, de cooperación y de paz, el cual da lugar a una política exterior china asertiva. También, se relaciona con el desarrollo de una identidad propia, al socialismo con características chinas y a una política exterior identitaria, lejos de una interpretación o mimetización de modelos occidentales, marxistas o liberales.
El nuevo enfoque en la política exterior es inseparable de la consolidación del presidente Xi y del PCCh al interior del país en todos los ámbitos y marca el final de la era de liderazgo colectivo consensuado bajo los mandatos de Jiang Zeming y Hu Jintao. En el campo político, además de asumir el liderazgo de las tres grandes ramas de poder en el Estado chino, secretario general del PCCh, presidente de la Comisión Militar Central y presidente de la RPC, se eliminó el límite de dos mandatos presidenciales y se concentró de forma funcional la toma de decisiones en el PCCh y, por ende, en Xi. En el plano económico se establecieron fuertes controles sobre los sectores de tecnologías de la información, bienes raíces y educación.
En el plano internacional, sobresalen el abandono del enfoque de “un país de dos sistemas” que desarrolló Deng Xiaoping, en relación con la gobernanza de Hong Kong13 y el Consenso de 1992 sobre la reunificación de Taiwán. En lo concerniente a Hong Kong, mediante un proceso para ejercer control que culmina con las declaraciones de Lu Kang, ministro de Relaciones Exteriores de la RPC en el 2017 en las que afirma por primera vez que la Declaración chino-británica de 1985 es un documento histórico que “ya no cuenta con ningún significado real” (CGTN, 2017). En el caso de Taiwán, durante la apertura del XX Congreso del PCCh, el presidente Xi confirmó el compromiso de China con la promoción de las relaciones económicas y culturales, y la búsqueda de la reunificación pacífica, también indicó: “nunca renunciaremos al uso de la fuerza y nos reservamos la posibilidad de tomar todas las medidas necesarias” (Xinhuanet, 2023).
Estas posturas reflejan el pivote desde las posiciones conciliadoras propias del ascenso pacífico, hacia posturas firmes en defensa de los intereses nacionales dirigidas a alcanzar el sueño chino.
De manera similar, se ha intensificado el ejercicio material de los reclamos en el Mar de China, mediante la construcción de islas artificiales, así como el conflicto territorial en las islas denominadas Diaoyu por China y Senkaku por Japón.14
El presidente Xi ha hecho un llamado por la reforma de la institucionalidad internacional bajo el liderazgo chino, pues considera que no responde al contexto internacional actual y, en general, no proporciona al país una representatividad equiparable con su poder económico. En esta nueva realidad, la diplomacia china tiene entre sus objetivos la revisión del proceso de toma de decisiones de la gobernanza internacional, desde uno centrado en el gobierno de occidente, hacia otro sustentado en un gobierno global.
Esta transformación se impulsa desde la creciente influencia en la institucionalidad global, mediante el fortalecimiento o la ampliación del alcance de instancias alternativas regionales o contextuales, así como con la creación de nuevas, como la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO, por sus siglas en inglés), la cual coordina esfuerzos conjuntos en la región de Eurasia.
En el ámbito financiero, se han redoblado los esfuerzos por convertir a la moneda nacional china el renminbi, no solo en una moneda para el comercio internacional, sino en una de reserva. El impacto de las sanciones impuestas por EE. UU. sobre Rusia, debido al conflicto con Ucrania, ha intensificado el interés en desarrollar un sistema financiero internacional global alejado del dominio del dólar estadounidense, tanto en China como en otros importantes países en desarrollo.
Este tema figuró de manera prominente en la XV Cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en agosto del 2023, con el llamado a la creación de un sistema de pagos internacionales que permita, en una segunda etapa, establecer una moneda conjunta y alternativa al dólar. De hecho, desde el año 2010, el BRICS Interbank Cooperation Mechanism fue creado para facilitar pagos entre países BRICS en sus monedas.
Por su parte, el conflicto en Ucrania ha resonado también en los prospectos de solución en el estrecho de Taiwán. Las expresiones de apoyo de EE. UU. para Taiwán han encontrado su respuesta en manifestaciones del presidente Xi, la más reciente en su mensaje de año nuevo en diciembre del 2023, cuando indicó la inevitabilidad de la reunificación de China (Xi, 2023). El triunfo de Lai Qingde, defensor de la soberanía de la isla, en las elecciones presidenciales celebradas en Taiwán en enero del 2024 podrían intensificar este conflicto.
La guerra en Ucrania ha acelerado el impulso por crear un sistema global multipolar. El acuerdo más importante de la XV Cumbre de los BRICS fue quizás la ampliación del bloque para incluir a la República Argentina, la República Árabe de Egipto, la República Democrática Federal de Etiopía, la República Islámica de Irán, el Reino de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Si bien Argentina, bajo el mando de un nuevo presidente, declinó a última hora integrarse al bloque, los otros invitados pasaron a formar parte del grupo a partir del 1 de enero del 2024. Con los nuevos miembros, el bloque de países concentra ahora el 29 % del producto interno bruto global (Banco Mundial, 2024) así como el 47% de la producción de petróleo mundial (OPEC, 2023).
Un contexto global de conflicto es una oportunidad y una amenaza para la RPC. Si bien pone en riesgo el crecimiento del país, le ofrece la posibilidad de asumir un rol protagónico en el concierto de las naciones. Esto lo ha hecho impulsando, infructuosamente, acercamientos entre Moscú y Kiev para poner fin a la guerra, así como, con mejor suerte, propiciar los acuerdos entre Irán y Arabia Saudita mediante los cuales se restablecen las relaciones diplomáticas luego de siete años de impasse.
Una mirada desde el prisma teórico occidental de las relaciones internacionales podría llevar a argumentar que la asertividad del sueño chino representa el triunfo de la visión realista de las relaciones internacionales. No obstante, se debe reconocer también que esa visión está impregnada de la necesidad de renovar o rediseñar la institucionalidad global, lo cual seguiría un apego al enfoque de la escuela liberal, así como del desarrollo de alianzas de la escuela estructuralista.
En este contexto, el marco conceptual que aporta el enfoque Tianxia podría contribuir a entender mejor el ejercicio de la diplomacia internacional que persigue la RPC. Un ejercicio en el cual, como se ha observado, las relaciones internacionales buscan el desarrollo de un enfoque integral que procure el orden y el bienestar común asegurado por una nueva institucionalidad, construida a partir de las nuevas realidades y pesos relativos de los grandes agentes. La nueva gobernanza global que esto supone requiere de una redistribución de los poderes o influencia de los actores y esto lo percibe Occidente, particularmente la potencia incumbente, como una reducción de su dominio y, por lo tanto, como una amenaza que debe contenerse.
V. Perspectivas para la diplomacia en un mundo en conflicto
El éxito económico de la RPC ocurre a contrapelo del consenso de Washington, el cual llama, en términos económicos, a la liberalización del comercio, la reducción del Estado mediante la privatización de empresas estatales y la expansión de las fuerzas del mercado como mecanismos para impulsar el crecimiento15 (Williamson, 2004). Además, en el marco de un sistema político que dista mucho del modelo occidental. Consecuentemente, el éxito económico del modelo de desarrollo chino representa una alternativa opuesta al modelo occidental, esto es fuente de tensiones y, en parte, a lo que se refiere la Unión Europea cuando designa a la RPC como un rival sistémico.
Las tensiones entre Occidente y China son evidencia de que, para evitar la trampa de Tucídides,16 no es suficiente que la potencia emergente asuma una actitud pacifista, como la propuesta bajo la doctrina del “ascenso pacífico”, pues una mayor relevancia en la política internacional, del éxito con un modelo alternativo o el mayor peso económico pueden considerarse una amenaza de la potencia incumbente.
Más aún, la política exterior delineada en el “sueño chino”, los avances económicos, militares y tecnológicos de la RPC, así como los conflictos militares en Ucrania, Israel y Palestina, han exacerbado las diferencias con Occidente y parecen llevar al mundo hacia la senda del conflicto alejándole de la acción coordinada y la cooperación requeridas para resolver los grandes retos globales.
En este contexto, es imperativo contar con herramientas para valorar el contexto internacional y el ejercicio de las relaciones internacionales contrapuestas entre Occidente y la RPC desde un marco teórico que incorpore elementos como el Tianxia; no en sustitución de los esquemas de análisis de tradición occidental, sino para enriquecerlos.
Hoy más que nunca el mundo requiere del ejercicio de una diplomacia proactiva e innovadora capaz de transformar conflictos en soluciones. Esto requiere favorecer canales diplomáticos que permitan frecuentes diálogos de alto nivel capaces de construir confianza entre las partes. En este sentido, el encuentro entre los presidentes Biden y Xi en noviembre del 2023 dio resultados positivos, aunque con poco concretos, lo cual es una muestra de posturas conciliadoras que llaman al diálogo basado en la “igualdad y el respeto” alejada de la fuerte retórica de los últimos años. El logro más significativo de este encuentro fue el acuerdo de retomar los canales militares de comunicación, suspendidos durante cerca de dos años, lo cual contribuirá a mitigar el riesgo de errores que lleven a enfrentamientos innecesarios y sirvan de mecanismos para evitar la escalación de conflictos, esto resulta particularmente importante en el contexto actual.
El trabajo coordinado en las causas comunes puede servir para acercar posiciones en áreas contenciosas mientras se atienden apremiantes retos globales. Este es el caso del cambio climático, pero puede extenderse al ámbito económico, como lo es la crisis de la deuda del Sur global y la estabilidad macroeconómica, al igual que los ámbitos social y de salud. De hecho, uno de los acuerdos concretos alcanzados en la cumbre Cumbre Biden-Xi se refiere a reiniciar la cooperación en el combate del tráfico de narcóticos, particularmente de precursores para elaborar fentanilo. Al referirse a este acuerdo, durante la XXX Reunión de Líderes Económicos de APEC, el presidente Xi indicó: “China se solidariza profundamente con el pueblo estadounidense, especialmente con los jóvenes, por los sufrimientos que les ha infligido el fentanilo” (Xi, 2023)
En el largo plazo, la transformación del conflicto entre China y Occidente requerirá de una diplomacia sofisticada con visión prospectiva provista de un instrumental de análisis capaz de generar cambios conducentes a soluciones duraderas más allá de la atención a crisis puntuales. Esta diplomacia deberá adaptarse a la evolución del contexto geopolítico y los temas apremiantes de corto plazo para enfrentar aspectos complejos como la evolución y el fortalecimiento de las normas y la institucionalidad internacional, de forma que evite y medie conflictos en el marco de nuevas realidades internacionales.
El contexto internacional en conflicto podría considerarse una oportunidad para desarrollar un nuevo orden y gobernanza globales. Puede argumentarse que, en el marco de la doctrina de Tianxia, esta situación propicia que la RPC impulse su visión de orden mundial y se constituya como un protagonista en la construcción de ese nuevo orden.
Un mundo en conflicto en el plano económico, político y militar representa retos particulares para los países en desarrollo, en particular para aquellos de reducido peso geopolítico y económico. La defensa y proyección de los intereses de estos países requerirá de amplias destrezas diplomáticas para navegar ese contexto de manera efectiva. Para estos efectos, deberán contar con el conocimiento, instrumental teórico, técnico y la empatía cultural que permita desarrollar respuestas oportunas y adecuadas.
El desarrollo y seguridad del Sur global depende de una gobernanza internacional fortalecida que afirme el cumplimiento de reglas y esté sustentada en el multilateralismo. Los países en desarrollo deben promover y participar activamente en la construcción los foros multilaterales y ser parte del proceso de definición del nuevo orden.
Para estos efectos, es imperativo contar con herramientas que permitan valorar el contexto internacional y el ejercicio de las relaciones internacionales desde un marco teórico que incorpore elementos como el Tianxia para que, junto al instrumental teórico de sobre las relaciones internacionales, amplíen las herramientas disponibles para su análisis, mejoren su comprensión y el diseño de estrategias en defensa y proyección de los intereses de los países en desarrollo.
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1 Universidad Nacional de Costa Rica. Docente y consultor internacional. Máster en Política Económica con especialidad en Economía Internacional del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (CINPE) de la Universidad Nacional. Correo electrónico: juan.martinezpiva@outlook.com
2 La denominación de Líder Supremo es un término informal aplicable al líder político más prominente de la RPC. El término se usa con menos frecuencia para referirse a los sucesores de Deng quienes han ocupado formalmente los cargos de Secretario General del Partido Comunista de China y Presidente de la República Popular de China.
3 Aunque algunas de las relaciones que implican el desarrollo de la Franja y la Ruta pueden considerarse transaccionales, ciertamente su objetivo es la creación de un complejo entramado de relaciones que van más allá del plano económico.
4 El pensamiento de Zhao Tingyang se expone principalmente en dos de sus obras: The Tianxia System: An Introduction to the Philosophy of a World Institution, Nanjing, 2005 e Investigations of the Bad World: Political Philosophy as the First Philosophy, Beijing: Renmin, 2009.
5 Chiang Kai-shek por su pronunciación en inglés.
6 En general, se entiende que el siglo de humillación se extiende desde el inicio de la primera guerra del opio en 1839, la cual termina en 1842 con la firma del Tratado de Tianjin, hasta el ascenso del Partido Comunista en el año 1949.
7 Población con ingresos iguales o inferiores a USD1,90 al día (línea de pobreza internacional. World Bank, 2022).
8 Consagrado como doctrina de Estado en la 3.ª sesión plenaria del 11.º Congreso del Partido Comunista Chino.
9 Si bien la política de going global se había empezado a aplicar desde el año 1999, esta se consagró cuando fue incluida como uno de los ejes centrales del XI Plan Quinquenal (2006-2010) de la RPC.
10 Así descrito por la Secretaría del Tesoro de los EE. UU., Janet L. Yellen, en abril del 2022. Yellen (2022). On Way Forward for the Global Economy.
11 En el 2019, la Comisión Europea designó a la RPC como un socio en la cooperación, competidor económico y rival sistémico. European Commission (2019). Joint communication: EU-China-A strategic outlook. High Representative of the Union for Foreign Affairs and Security Policy. Strasbourg https://ec.europa.eu/commission/publications/eu-china-strategic-outlook-commission-contribution-european-council-21-22-march-2019_en
12 Kazakhstan’s Nazarbayev University on Sept. 7, 2013, President Xi Jinping http://english.scio.gov.cn/beltandroad/2020-08/04/content_76345571.htm
13 De acuerdo con el artículo 3.5 de la Declaración Conjunta chino-británica de 1985, Hong Kong conservaría su sistema judicial, legislativo y autonomía ejecutiva, así como las libertades de prensa, asamblea, asociación, movimiento, huelga, académica y religiosa.
14 Las principales seis disputas territoriales que China mantiene son: (a) con India sobre la región Aksai Shinlas; (b) con Nepal sobre territorios que China considera parte de Tíbet; (c) con Bután sobre las regiones Cherkip Gompa, Dho Dungmar y Gesur; (d) con Laos, en relación con secciones del territorio consideradas como pertenecientes a la Dinastía Yuan; (e) con Mongolia en relación con Mongolia interior; y, (f) con Birmania, en relación con seguridad a lo largo de su frontera común.
15 El Consenso de Washington surgió como una lista de políticas económicas consideradas como deseables por las instituciones financieras internacionales para propiciar el desarrollo económico.
16 La “trampa de Tucídides” describe la tendencia al conflicto cuando una potencia en ascenso amenaza con desplazar a una potencia establecida. El término se basa en la interpretación del historiador griego Tucídides sobre las causas de la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.), en la cual argumenta que el ascenso de Atenas y el miedo que esto infundió en Esparta hicieron inevitable el conflicto.
Fecha de recepción: 9 de marzo del 2024 • Fecha de aceptación: 4 de julio del 2024 • Fecha de publicación: 5 de agosto del 2024
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