Volumen 11, Número 2, 2018
ISSN 2215-227X • EISSN: 2215-2482
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Presentación
José Mario Méndez Méndez
En el pasado, a “la” teología se le atribuyó -y con razón- pretensiones de autosuficiencia, desvinculación con la realidad social, mantenimiento de alianzas con quienes se resistían a las trasformaciones sociales. A la teología se le asignó la tarea de fundamentar la desconfianza ante lo humano, ante el mundo, ante la corporeidad-sexualidad, ante las reivindicaciones sociales. Para lograrlo, la teología defendió un teocentrismo rígido, alimentó dualismos, desalentó luchas sociales y procesos de emancipación, fundamentó prácticas de control sobre los cuerpos y de conducción de las voluntades.
Esa teología fue puesta al servicio de las instituciones que la hicieron posible y la financiaron: iglesias, reinos, imperios, estados. Fue secuestrada en los monasterios, conventos, universidades, seminarios. De ella estaban explícitamente excluidas todas aquellas personas a las que se designó como “simples laicos” y, especialmente, las simples laicas. Para perpetuarse, la teología se aferró a dogmas: así sería inamovible como ellos. La teología se comprometió a ser fiel a los dogmas y a las instituciones que los definían.
La teología defendió que fuera de la iglesia no hay salvación (ni teologías), que en la iglesia hay quienes mandan y quienes deben obedecer, que la riqueza es signo de la bendición de Dios, que existe la excomunión y el infierno; que las mujeres no tienen los mismos derechos.
De esa forma, “la” teología fue defensora de dogmas y perseguidora de herejías. La ortodoxia fue su brújula. Se prohibió pensar distinto, escribir distinto, actuar distinto. A quienes desafiaron tales prohibiciones se les sancionó y silenció.
A pesar de la rigidez e inamovilidad de “la” teología, la historia registra nombres y episodios que marcaron caminos de resistencia y de osadía: Francisco de Asís, Teresa de Ávila, Juana Inés de la Cruz, Thomas_Müntzer, Martin Luther King, las comunidades eclesiales de base, la Segunda Conferencia General de episcopado latinoamericano, Ivone Gebara, Hélder Câmara, Rubem Alves, los movimientos de lectura popular e intercultural de la biblia… Estos episodios “reformadores” hicieron posible el surgimiento de teologías “otras” que son entendidas como momentos segundos: los momentos primeros son la vida de las personas, sus gozos y esperanzas, sus tristezas y angustias, así como la vida del planeta. Nacen, así, las teologías de la liberación, las ecoteologías, las teologías feministas y ecofeministas, las teologías queer, la teología “india”, las teologías negras, las teologías desde el sur, las teologías decoloniales, las teologías del pluralismo religioso… Todas ellas nacen del diálogo con las culturas y con las realidades humanas, emergen del “dejarse incomodar-interpelar” por la realidad, y del deseo de hacerse cargo de ella.
Son teologías que escapan del control y las vigilancias de las instituciones, teologías contextuales que no deben fidelidad a las iglesias sino sobre todo a las realidades humanas, a la casa común, a las víctimas de las injusticias y las violencias.
Estas teologías nos muestran que no hay una única forma de leer e interpretar los textos sagrados, que hay otras historiografías, capaces no solo de desvelar la diversidad originaria de los cristianismos, sino también de registrar las alianzas de las iglesias con los grupos de poder político y económico; exhiben sensibilidades teológicas desde las cuales se elaboran críticas a los modelos hegemónicos de desarrollo y se denuncian las causas religiosas de la violencia de género así como de las violencias contra la niñez y contra la madre tierra…
Se trata de teologías que renuncian a sus pretensiones de autosuficiencia y que se nutren del diálogo con otros saberes, con otras disciplinas, con otras ciencias de la religión.
Este número de la revista Siwö’ acoge, precisamente, trabajos muy diversos entre sí que nacen de sensibilidades distintas y que se mueven en el marco de esas teologías “otras” o ciencias de la religión “otras”. Los textos son productos de investigaciones realizadas por docentes de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión a través de proyectos y de estudios de posgrado.
A pesar de la diversidad temática, les une la voluntad de dar respuesta -desde las teologías en diálogos con otros saberes- a preguntas reales que surgen desde la convivencia humana.
Como las personas lectoras podrán observar, tenemos un desfase en la publicación de la Revista Siwö’. Con este número queremos enmendar ese desface y superar las dificultades pasadas relacionadas con la periodicidad de la revista.
Además, como podrán notar, el trabajo del Dr. Diego A. Soto Morera, titulado Vestigios de teología política en Costa Rica: Católicos y liberales del siglo XIX en la historiografía: un estado de la cuestión, analiza ampliamente los distintos modelos de investigación histórica que se han ocupado de estudiar las interacciones entre religión y política en la segunda mitad del siglo XIX. Por ser un estudio extenso, que excede el número de páginas definidas por esta revista en sus políticas de recepción de manuscritos, ha sido publicado como dossier de este número.
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