Revista de Teología
Revista de Estudios Sociorreligiosos
Volumen 14, Número 1, 2021
ISSN 2215-227X • EISSN: 2215-2482
Doi: https://doi.org/10.15359/siwo.14-1.3
Recibido: 15/9/2020 • Aprobado: 12/3/2021
URL: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/siwo
Licencia (CC BY-NC 4.0)
Exégesis, teología y niñez: Un estado de la cuestión preliminar en América Latina.
Exegesis, theology, and childhood: a preliminary state of the art in Latin America.
Exegese, teologia e infância: um estado da questão preliminar na América Latina.
Alejandra Vega1
Universidad Bíblica Latinoamericana
Resumen:
El siguiente artículo elabora un estado de la cuestión de las reflexiones exegéticas llevadas a cabo en torno al tema de la niñez, publicadas en las revistas Vida y Pensamiento y Ribla en el contexto latinoamericano. Se sustraerán de las lecturas las reflexiones que se considera son las ideas centrales de las propuestas; para finalmente, esbozar algunos atributos que se han asociado con la infancia según las interpretaciones de ciertos textos bíblicos sobre la base de principios morales determinantes, idealización, mitologización y centralización de la niñez y clasificación de la persona en categorías binarias.
Palabras claves: Centralización, exégesis, idealización, niñez, teología.
Abstract:
The following article develops a state of the art of the exegetical reflections carried out on the theme of childhood published in the journals Vida y Pensamiento and Ribla in the Latin American context. The reflections that are considered to be the central ideas of the proposals will be subtracted from the readings; to finally outline some attributes that have been associated with childhood according to the interpretations of certain biblical texts on the basis of: determining moral principles, idealization, mythologization and centralization of childhood and classification of the person in binary categories.
Key words: centralization, exegesis, idealization, childhood, theology.
Resumo:
O seguinte artigo elabora um estado da questão das reflexões exegéticas realizadas sobre o tema da infância publicadas nas revistas Vida y Pensamiento e Ribla no contexto latino-americano. Serão subtraídas das leituras as reflexões consideradas as ideias centrais das propostas; para finalmente, esboçar alguns atributos que foram associados com a infância segundo as interpretações de certos textos bíblicos sobre a base de: princípios morais determinantes, idealização, mitologização e centralização da infância e classificação da pessoa em categorias binarias.
Palavras-chave: centralização, exegese, idealização, infância, teologia.
El material bibliográfico en torno a las lecturas exegéticas con respecto al tema de la niñez es escaso. La cantidad publicada de artículos y textos exegéticos refleja una considerable distancia en número con respecto a otros temas, a pesar de ser la niñez un recurso constante a lo largo del conjunto bíblico.
A raíz del trabajo de campo en materia pastoral y artística llevada a cabo por varios años con un grupo de niñas –declaradas muchas en estado de abandono- surge la interrogante de cuál ha sido el abordaje llevado a cabo por especialistas exégetas, teólogos y teólogas; y personas involucradas en trabajos de pastoral, en lo que se refiere a las lecturas de ciertos textos bíblicos que contienen imágenes y contenidos vinculados con el tema de la infancia. Debido a la naturaleza de esta reflexión, se decidió utilizar únicamente los artículos exegéticos publicados en revistas especializadas de amplia difusión y con perspectiva latinoamericana.
Este artículo elabora un estado de la cuestión de los estudios exegéticos relacionados con el tema de la niñez en América Latina. Se pretende, en una fase inicial de esta reflexión, elaborar una síntesis de los artículos publicados en la revista RIBLA por ser esta una revista que engloba y reúne a importantes biblistas, teólogos y teólogas de Latinoamérica, quienes se han dedicado a organizar, de forma diversa y representativa, la exégesis producida en el continente a lo largo de varias décadas. Parte del material recopilado se sustrajo de Vida y Pensamiento, revista de larga data y orientada al mundo protestante. Aunque algunos artículos elaboran propuestas ligadas de una forma más directa al tema pastoral, también estos se constituyen como muestras exegéticas de algunos textos claves referidos a la niñez.
Se elaborará una síntesis de las ideas centrales que proponen los investigadores y las investigadoras, ya que -en algunos casos- varios de los artículos corresponden a un mismo autor o autora. Finalmente, se agruparán los artículos respondiendo a los atributos que se considera -según la interpretación que se hace de los textos- se asocian con la niñez.
1.Descripción bibliográfica e ideas centrales de las lecturas exegéticas vinculadas al tema de niñez en el contexto latinoamericano
La Revista Ribla ha publicado de forma consecutiva artículos desde 1988. El último número consultado para la elaboración de esta descripción bibliográfica fue la publicación del 2020. Se contabilizaron 858 artículos (sin contar las reseñas bibliográficas), de los cuales diez estaban relacionados al tema de niñez. El último artículo que trabajó el tema fue publicado en el 2007.
En lo que respecta a la Revista Vida y Pensamiento, en los últimos 25 años ha publicado alrededor de 350 artículos en temáticas específicas como la lectura comunitaria de la Biblia, teología práctica, denuncia de la violencia, religión y poder, el alimento, entre otros muchos temas importantes para la formación de gestores y gestoras de pastoral y de teología.
1.1Presentación de los artículos encontrados
Cardoso y Torres2, en el contexto del tema de la deuda externa latinoamericana, transcriben una serie de problemáticas a manera de diálogo en el que se discute la situación de los niños y las niñas que trabajan en las calles. La discusión se centra en la situación “de los y las [sic] niñas de las clases populares” como una realidad siempre fuera del campo de las problemáticas obreras, de tierra y de deuda externa. En este último punto existe una profunda preocupación en lo que se refiere a la desviación de los fondos para cubrir las áreas de salud, educación y alimentación al pago de los intereses de la deuda externa en Latinoamérica.
La lectura que se elabora del texto bíblico se circunscribe al aspecto “idolátrico” de la deuda externa como una relación inmoral e ilegal del capital y su lógica; ya que este genera una miseria sistémica que promueve la explotación infantil a través de una economía subterránea informal. Se considera que el texto de Nehemías 5 plantea la imperativa necesidad de anular la deuda –en su contexto específico– como condición para el cumplimiento del temor de Dios, es decir, la vida generada por Dios puede ser recuperada en tanto la deuda se anule.
Otros aspectos que se ponen de relieve son la necesidad de una reflexión teológica en torno al cuerpo del niño y de la niña y a su marca de esclavitud, la movilización sindical como un fenómeno social que no toca la problemática de la economía subterránea, la ausencia de reivindicación de los niños y las niñas en los espacios oficiales y su escasa participación efectiva en las discusiones, ya que estas son siempre articuladas desde una política masculina y adulto-centrista.
De forma individual, Cardoso contribuye con dos publicaciones. Uno de sus artículos3 utiliza la metáfora “niño”4 como una de las varias categorías mesiánicas con la cual se articula el mensaje profético del Primer Isaías. La palabra “niño” –según la autora– tiene una doble función: se refiere a un hecho político-militar y al aspecto utópico en relación con un futuro esperanzador. La figura del niño no representaría un segmento social en particular, sino que funciona como un recurso literario con el cual se elabora un mensaje profético. Al mismo tiempo, se considera que el texto, por su lenguaje, traduce una participación de las mujeres como parte de la novedad de salvación. El mesianismo del niño y las imágenes maternas silencian –al parecer de forma intencional– la participación masculina, puesto que el niño no puede estar sujeto a la familia patriarcal como posesión.
El texto hace uso de algunas imágenes vinculadas específicamente con mujeres como una forma de crítica a las estructuras patriarcales. También se considera que algunos textos de Isaías son utilizados de forma especial en ciertos textos de Mateo y Lucas –específicamente los relatos de la infancia de Jesús– como aspecto central en el proyecto del reino de Dios. Tanto la comunidad de Isaías como la comunidad de Jesús proponen un lugar privilegiado para los niños en el cual hombres y mujeres están invitados a experimentar lo sagrado.
En su artículo5 “El juego de la participación cívica. Niños, tomates y cacerolas en la Biblia y en Promisión”, Cardoso describe una experiencia con niños en el asentamiento Promissão, en el interior de San Pablo, que le permite establecer un puente con los relatos de milagros del ciclo de Eliseo planteando una lectura socioeconómica. Los relatos de milagros y los cuerpos estarían marcados por la ausencia de bienes necesarios para mantener la vida: agua, salud, alimento y trabajo. Tanto en los relatos como en Promissão, los cuerpos de mujeres y niños se levantan en medio de las comunidades no como forma de garantizar la fertilidad, sino como la posibilidad real de cuidarlos y garantizar su sobrevivencia. A partir de una situación de crisis ocurre el milagro, acontecimiento donde las mujeres desempeñan un papel protagónico.
Milton Schwantes6 elabora una lectura de Génesis 21 y 22 en la cual establece distintas conexiones con otras partes del conjunto a partir de un análisis de su contexto literario. Para el autor, estos dos capítulos también establecen su ámbito propio, ya que poseen una serie de contenidos específicos, por ende, forman ambos un conjunto como tal, ya que narran la tensión de relaciones intrafamiliares con contenidos vinculados hacia la cuestión del niño y de la niña. Los dos capítulos no son fruto de una redacción de principio a fin de unidad y coherencia, razón por la cual se consideran compuestos por unidades menores constituidas a partir de escenas.
El conflicto que se plantea gira en torno a la herencia, motivo de la expulsión de la esclava extranjera Agar y su hijo. El lenguaje con el cual se narran los hechos refleja la escucha atenta de Dios por los vulnerables, transformando la dominación en una experiencia liberadora. Existe una reelaboración teológica en tanto Dios irrumpe “una orden sacrificial” por “una prohibición sacrificial” estableciendo una contraorden divina, la cual da como resultado una nueva percepción teológica.
El autor concluye que existe una teología del “ver” y del “proveer” que se relaciona específicamente con la infancia expulsada y sacrificada, y su posterior liberación en virtud de preservar la vida amenazada.
El texto “Era un niño”. Anotaciones sobre Oseas 11” se analiza a partir de una experiencia compartida de grupo. Schwantes,7 a través de un lenguaje poético, elabora una lectura del texto que funciona como puente entre las memorias del éxodo y la realidad descrita en Oseas, profeta que critica la idolatría y alza su voz contra la opresión y la explotación. Para el autor, Oseas elabora su mensaje con otro tipo de categorías proféticas para referirse al nuevo Israel como “niño”, “hijo”, “hija” o “hijos de Dios”. Con un tono poético se configura una lectura del capítulo a través de imágenes entendidas como infantiles y maternales.
Tres son los aportes de Francisco Reyes8 en torno al tema de la niñez. Se procurará en este caso hacer una síntesis de las ideas centrales de los textos, ya que sus contenidos se consideran transversales en las tres publicaciones.
Las propuestas de lectura parten de algunos textos de los Evangelios Sinópticos. A partir de lo que denomina una exégesis socio-simbólica se proponen pautas hermenéuticas para leer los textos bíblicos según los ojos y el corazón de los niños y las niñas. Este tipo de lectura se define como aquella que reincorpora ciertos valores y sentimientos propios de la infancia que han sido olvidados, debido a la influencia del pensamiento racional.
La recuperación de los textos ‒según el autor‒ se llevará a cabo a través de un nuevo paradigma teórico, hermenéutico, simbólico y mítico, en el cual el lenguaje ocupe un papel central y donde la cosmovisión utilizada sea mucho más simbólica; esta última sería el resultado de una reflexión filosófica, antropológica y epistemológica. Esto permitirá ir más allá de la hermenéutica y de los métodos tradicionales exegéticos, los cuales han sido insuficientes para desentrañar la Palabra de Dios. De esta manera, los niños y las niñas podrán manifestar sus propias voces y que las demás personas les escuchen, ya que se les ha constituido como modelos de pureza (de limpieza de corazón, de justicia y transparencia) para acoger el reino de Dios. Esta dimensión utópica permite configurar o recrear una nueva comprensión de acceso al reino de Dios, es decir, acoger el reino es como acoger a un niño o niña; rechazar a un niño o niña es rechazar a Dios. Por las razones anteriores, la revelación es solo posible para aquel que se hace niño o niña porque a Dios así le agradó.
El tema del juego es un contenido recurrente a lo largo de los textos del autor como una característica exclusiva de la niñez en contraposición a la adultez que se ocupa de las labores productivas. Contrapone el juego del niño y de la niña con los juegos de la adultez, en el sentido de que estos últimos emanan en la vida cotidiana en formas tales como la violencia, la competencia, el lucro, entre otros. Considera el juego infantil como una categoría hermenéutica en tanto permite obtener cierta idea valorativa de cómo la niñez valora el mundo.
Dentro de los Evangelios aparecen una serie de categorías simbólicas que tienen que ver con los niños y las niñas, que engloba ciertas realidades y expresa sentidos latentes. Para detectar esas realidades, el autor infiere ciertos grados de violencia simbólica presentes en el léxico utilizado en la antigüedad del siglo I para referirse a los niños y las niñas.
El hacerse como niños o niñas se considera una experiencia profética que invierte los órdenes sociales y antropológicos de una sociedad patriarcal en la cual Jesús se presenta como un adulto capaz de transformarse en niño. De esta forma, el niño y la niña se colocan en el centro de la utopía sobre la cual se perfila el modelo de una nueva espiritualidad, como arquetipo de misericordia y como los verdaderos sacerdotes.
La racionalidad con la cual se trazan las relaciones entre la adultez y la niñez ha provocado que se fijen relaciones de poder ubicando a los niños y las niñas en el espacio de la sinrazón. Se convierte en un desafío recuperar y recrear el mundo de lo infantil por medio de la imaginación como forma de captar la relación entre significado y significante, y como forma de enfrentar el mundo, sobre todo en las situaciones límites, a pesar de haber sido determinada como facultad inferior por los paradigmas racionalistas, logocentristas y adultocentristas. La práctica imaginativa permitirá construir un mundo mejor y establecer relaciones sociales sin ningún tipo de dominación.
La lectura de los textos bíblicos, por lo tanto, exigirá la aplicación de este recurso como forma de inferir aquello que los textos no formulan y así generar nuevos sentidos que permitan tener una mejor comprensión de los relatos, a través de la mediación de los métodos exegéticos.
Las lecturas construidas por Edesio Sánchez9 destacan también el tema de la niñez en el contexto bíblico como una declaración teológica de lo que es el proyecto salvador de Dios. Al igual que Francisco Reyes, la acogida del Reino no se puede llevar a cabo si este no se mira con ojos infantiles. En torno a los textos evangélicos, Sánchez examina algunas figuras -como el caso de Zaqueo- personaje que reproduce ciertos patrones de conducta infantil al optar por un comportamiento en consonancia con el juego de Dios: dar sin medida, actuar con curiosidad y tener disposición de llevar a cabo actos absurdos e irreflexivos para el encuentro con Dios.
A su vez, sus reflexiones incorporan un intento de articular una definición de masculinidad más humana y humanizadora a partir de una metáfora del niño y la niña surgida de la lectura de fragmentos de Mateo, Lucas, Salmos e Isaías, al considerar que los autores toman algunos elementos propios de la infancia para destacar características claves del proyecto utópico de Dios y no como un proceso de idealización de la niñez.
Se traducen estas características infantiles para crear un nuevo mundo en el cual la masculinidad hegemónica se deconstruye y así dar paso a la transformación de una nueva forma de masculinidad que se relacione con los otros seres en equidad y en armonía.
Una lectura de la infancia de Jesús -a partir del Evangelio de Tomás y de otros textos canónicos- la brinda Vaage10, quien considera que el texto de Tomás se caracteriza por un nivel más alto de historicidad que los otros Evangelios. De forma comparativa se sintetiza cómo los textos organizan, formulan o pasan por alto la infancia de Jesús. Señala que las versionas más antiguas del texto inician alrededor de los cuatro o cinco años y no con su nacimiento, dato que no corrige ni sobrepasa a los otros Evangelios, sino que amplía el campo de reflexión.
La descripción de los episodios escolares permite considerar el hecho de que Jesús ‒a pesar de saberlo todo‒ tiene que aprender a relacionarse con su pueblo convirtiéndose en una persona provechosa para su entorno social. El autor concluye que, a diferencia de los evangelios canónicos, el Evangelio de Tomás de la infancia de Jesús le da a Jesús una niñez, es decir, no se presenta a Jesús como un ser humano acabado sino en constante aprendizaje.
Finalmente, Vindas11 ofrece una propuesta teológica “de” la niñez y “para esta” que parte de la práctica y de sus cortas experiencias infantiles. Se utiliza el texto de Mc 10, 13-16 y los paralelos de Mateo y Lucas como fundamento de las tres claves teológicas que propone la autora: primero, la ruptura de realidades opresivas y discriminatorias al inferir la sensibilidad de Jesús ante las necesidades de los niños y las niñas por el recuerdo de su propia infancia; segundo, clarificar los sujetos teológicos directos a seres que en su sociedad representaban un grupo insignificante e improductivo; y tercero, la disposición para recibir, aceptar y realizar los cambios necesarios de su propuesta como el retorno a la sencillez y a la humidad, donde los niños y las niñas son el modelo y el ejemplo por alcanzar. La teología de la niñez en contraposición con la practicada por las personas adultas es mucho más avanzada, pues estas últimas han olvidado la práctica de la buena vida y de mantener una buena relación con Dios, consigo y con el entorno.
A partir del juego es como se constituye la libre expresión del alma de los niños y las niñas y permite “un buen modelado” de los valores del reino de Dios”. A través del juego la infancia podrá experimentar a Dios en sus vidas, no como pasatiempo sino como espacio para lograr los objetivos que se pretenden alcanzar.
2.Perspectivas para el análsis de los artículos
Juan Luis Segundo, aunque de la primera generación de teólogos de la teología de la liberación, sigue siendo un referente por la profundidad de sus análisis y la riqueza de su producción. En 1975 indicaba que la teología latinoamericana12 se había ido constituyendo y modelando de forma progresiva, no sin enfrentarse a problemáticas relacionadas con la configuración de un método que respondiera a un sentido común13 sobre las realidades concretas de comunidades y grupos de personas sufrientes.
A la hora de elaborar una reflexión –sea cual sea su temática y su abordaje– se asume una posición ante la lectura de esa realidad específica. Siguiendo a Juan Luis Segundo14 –a propósito de la organización de un criterio de libertad selectiva o libre albedrío– a medida que se elige por algún tipo de camino o satisfacción determinada, se constituye una selección sobre la base de un proceso comparativo. Aunque el tipo de dirección utilizada pretenda asumir una posición “neutra”, esta se constituye también en una elección que dejará por fuera muchas otras opciones. En otras palabras, el proceso de selección de los hechos que mueven a cada persona se lleva a cabo a través de procesos comparativos que desconocen otros tipos de experiencias, es decir, la persona descubrirá, quizás, al final de su vida, “la imposibilidad de explorar experimentalmente los límites de las posibilidades humanas en cuanto a satisfacciones se refiere”.
Los datos con los que se cuenta se convierten en trascendentes porque estos lo superan, no porque se refieran específicamente a entidades metafísicas como Dios o el destino, sino porque estos se refieren específicamente a experiencias de otras personas que se traducen en conjunto.
Segundo plantea que la fe constituye un componente indispensable de toda existencia humana, pero entendiéndola desde una dimensión antropológica, como aquella que estructura significativamente la existencia, ya que pone orden al complejo mundo de los valores, pues permite clasificar los acontecimientos y las posibilidades de acuerdo con los valores que se han aceptado y jerarquizado: “En efecto, la estructura valorativa de toda existencia humana depende de los testigos referenciales en quienes creemos. Ellos, de mil maneras, la mayor parte de ellas no explícitas, nos hablan de la satisfacción que lleva consigo la realización de cualquier valor”15. Para no caer en una contradicción es fundamental considerar este concepto de fe16 en un sentido más amplio y laico ‒como lo menciona el autor‒ ya que se podría incurrir en el error de asociar el término con un matiz religioso. En este sentido, la “fe religiosa” estaría comprendida en esta dimensión antropológica como un caso particular, ya que para organizar esta fe se requiere también de testigos humanos referenciales.
Si bien es cierto, el dolor humano –en todas sus dimensiones– se circunscribe a una infinidad de realidades sociales e históricas, este se configura y traduce a partir de múltiples especificidades. Ahora bien, tanto la transmisión de la labor práctica como la exegética, teológica y hermenéutica requieren de una elaboración discursiva que sea capaz de traducir un segmento de esas múltiples realidades específicas, razón por la cual cada una de las lecturas responde también a una configuración específica, ya sea de forma consciente o inconsciente, y asumen una posición ante fenómenos sociales y culturales específicos.
Las lecturas elaboradas en torno al tema de la infancia de algunos textos bíblicos pueden corresponder –en gran medida– al alcance que han tenido ciertas consideraciones en torno a la idea de lo que se ha instituido como “ser” niño o niña, ya que algunas de estas consideraciones dan por supuesto muchos conceptos o caracterizaciones de la niñez. Cabe, en este punto, preguntarse cuál sería la incidencia que estos discursos han tenido en las historias latinoamericanas. Ante este panorama se intentará esbozar cómo –específicamente en el material recopilado– se ha articulado el lenguaje para que ciertas lecturas sigan siendo consideradas, asumidas y reproducidas a través de una “fe religiosa” que mitologiza el concepto de la infancia, absolutizando –en algunos casos– criterios que se dan por sentados.
2.1Algunos principios morales determinantes. Adopción e interpretación de los textos según como operan las sociedades actuales
Los artículos recopilados fueron elaborados a partir de marcos metodológicos específicos, en algunos casos resumen procesos de discusiones grupales o experiencias personales en torno a un tema determinado a partir de la transcripción de los eventos. En lo que respecta al artículo de Cardoso y Torres, se establece una conexión entre el texto de Nehemías 5, las condiciones laborales paupérrimas de un sector de la niñez en Brasil y el tema de la deuda externa.
El artículo evidencia la profunda preocupación por los niños y las niñas que trabajan y viven en las calles y el profundo impacto que ocasionan las economías subterráneas en las clases populares en el contexto de los años noventa. Sin embargo, es difícil percibir para esta fecha una lectura del texto antiguo con un fondo crítico consistente, ya que la denuncia que se busca despertar en el lector y la lectora de una situación de pobreza y abuso –absolutamente real y aún vigente en la actualidad en muchas latitudes latinoamericanas- se convierte en un mensaje “moralmente correcto” que deja de lado cualquier tipo de exégesis crítica con respecto al texto bíblico, es decir, se aborda una situación humana opresora dejando de lado al texto mismo, ya que al ideologizarse el tema se prescinde de otros tipos de estudios que podrían enriquecer la propuesta. Siguiendo a Malina17, es importante comprender el texto de acuerdo con su propia función para que el significado pretendido traduzca segmentos de comportamientos y no el marco cultural total. Es importante tener presente que cualquier comprensión de los textos bíblicos requiere una cierta comprensión del sistema social incorporado, de esta manera, se evitará transferir un ambiente social contemporáneo a textos que fueron generados con otros modelos sociales. Ahora bien, si se tiene presente de forma consciente esta distancia –con modelos reflexivos y críticos apropiados- es posible recuperar ese mensaje generado, para luego, de forma hermenéutica, actualizarlo en relación con la problemática descrita.
A propósito del texto del primer Isaías, Cardoso menciona el carácter profético que contiene la palabra “niño”, la cual utilizada de forma metafórica representaría “un símbolo que apunta hacia el futuro”.18 Específicamente el capítulo 11 presenta al “niño” como guía de un nuevo proyecto político en el cual la seguridad de los niños y las niñas estaría garantizada. Para la autora, el mesianismo del “niño” en Isaías calla la participación masculina siendo –al parecer– esta omisión un asunto intencional por parte del autor sagrado. Si bien es cierto, la figura del “niño” como metáfora traduce “una expectativa mesiánica”, la reflexión que se hace del texto traslapa modelos y formulaciones conceptuales contemporáneas19 que difícilmente podrían pensarse para la época. Sin embargo, se vislumbra un gran esfuerzo por incorporar la inmensa problemática cultural y social ocasionada por el patriarcado. Casi la totalidad de los artículos intentan reelaborar los textos sin dejar de lado este aspecto, situación que sigue actualmente ocasionando discusiones, específicamente en lo que se refiere a su aspecto metodológico y no en su indiscutible realidad mundial.
2.2Idealización de la niñez como proyecto futuro y utópico
Facuse, en “La utopía y sus figuras en el imaginario social” plantea que la utopía posee un carácter paradójico y fronterizo, quizás porque busca rehuir de toda caracterización fija. La autora considera útil –más que buscar una definición única de utopía– comprender que esta circula de formas diversas en los imaginarios sociales. Si se toma en cuenta la controversia que suscita, se abren nuevas perspectivas de investigación20.
Específicamente en lo que se refiere a los textos bíblicos sobre niñez, los artículos que abordan el tema desde perspectivas literarias elaboran ciertas imágenes en su mayoría asociadas a proyectos futuros o proyectos utópicos. Los planteamientos no solo de los textos bíblicos sino también de las propuestas de lectura, apelan a un nuevo ordenamiento social. Siguiendo a Facuse, las utopías como sistemas de pensamiento escapan al orden de la sociedad de su época, ya que provocan rupturas con las concepciones de mundo y con las representaciones de lo que se considera real. Por ejemplo, Cardoso considera que Jesús y su comunidad rehacen la propuesta de Isaías colocando a los niños y las niñas como lugar privilegiado para evaluar la vida o hablar de Dios. Al centralizar la figura del niño y de la niña tanto hombres como mujeres podrán experimentar la noción de lo sagrado, es decir, los niños y las niñas representan la imagen utópica o “la instancia salvadora capaz de construir comunidades anunciantes del reino de Dios”.21
Elabora una serie de tipologías asociadas con la imagen de la infancia que representa categorías mesiánicas, utilizadas para articular un mensaje, posibilitan mensajes proféticos con su presencia simbólica, son concreción, provisoriedad, expectativa, realización, presencia programática, paradigma, categoría, apuntan hacia el futuro, no representan un segmento social sino un recurso literario, son señal de esperanza y retoño, son guía de un nuevo proyecto político, portadores del espíritu de Yahvé, los niños y las niñas no están sujetos a los límites de la familia patriarcal porque no pueden ser propiedad del padre; en conclusión, la finalidad es “hacerse como niños” o colocar al niño y la niña en una posición central como nuevo paradigma. En lo que respecta a la propuesta de Schwantes, sus artículos señalan el aspecto liberador que encierran “los pequeños” y como estos están estrechamente ligados a las utopías.
Para Gende, la metáfora posee una función cognitiva que alcanza un rasgo fundamental que es describir el modo en que se constituyen los sistemas conceptuales22. Para el caso que atañe en este ejercicio, el concepto niño-niña o infancia estaría específicamente relacionado a una imagen literaria que traduce un mensaje, no así a la condición de la niñez, es decir, la imagen del niño-niña se ubica en el centro, pero con un lenguaje categorizado de lo que deberían ser. Se “desniña” una condición infantil al proponer un ideal utópico y se elabora esta condición en las reflexiones como concepto. La defensa de la niñez se convierte en su objetivación.
Si bien es cierto, el tema del “adulto-centrismo” aparece como un tema transversal en casi todo el material recopilado, las implicaciones que tienen los discursos con carga social no están tampoco liberados de implicaciones que generan parálisis, ya que traducen discursos idealizados que, probablemente, generarán contradicción en las realidades sujetas a conflicto y violencia. En otras palabras, por encima de los grandes esfuerzos prácticos, exegéticos, teológicos y hermenéuticos se encuentran encriptadas lecturas de textos bíblicos que apelan únicamente a una realidad futura casi mítica, lecturas que a la vez se fortalecen con modelos idealizados de niñez y de familia23, lo que genera una fuerte tensión y lucha con las realidades de millones de personas que enfrentan, de cara, experiencias de alta complicación corporal, emocional y espiritual.
El planteamiento del problema se concreta mezclando una red de conceptos, metáforas y sobrevaloraciones de imágenes. Es aquí, precisamente, donde cabría preguntarse qué imágenes son las que se siguen transmitiendo de estos textos antiguos, ¿responden estas a las realidades de miles de personas niños y niñas que hoy cruzan las fronteras en medio de ambientes de violación, de robo, de prostitución y de hambre? Por ejemplo, ¿qué imágenes se le puede sugerir a “Carmen”24 de los textos bíblicos para garantizarle que nunca más vuelva a ser quemada viva por su progenie? Es importante reconsiderar la discusión de estos contenidos a propósito de los discursos que hasta el día de hoy se han elaborado en las reflexiones de los “textos bíblicos con imágenes de infancia” en contextos latinoamericanos, aspecto que se esbozará a continuación.
2.3Atributos asociados con la niñez según algunas interpretaciones de los textos
a.El juego como tipología idealizada
Reyes en su artículo “Y al entrar en la casa, vieron al niño... Un acercamiento al evangelio de Mateo a partir de los niños”, señala que el juego es una actividad que posee códigos simbólicos y que corresponde casi de forma exclusiva a los niños y las niñas. En contraposición a los juegos de adultos y adultas25, están conferidos al espacio de lo infructuoso e improductivo. La disparidad entre ambos contextos confiere, a la categorización elaborada, un sentido dicotómico; es decir, se determina la bipolaridad del juego en un sentido positivo y en un sentido negativo.
Según Reyes, una lectura “desde el corazón y desde el cuerpo” de los niños y niñas permitirá comprender mejor la Biblia para poder crear nuevas relaciones sociales. Es desde el punto de vista del mundo que los rodea que se puede llevar a cabo tales ejercicios hermenéuticos. Ahora bien, se considera de antemano una conceptualización del mundo infantil ligado a una categorización “positiva” como valor, en el sentido sugerido por Juan Luis Segundo al inicio de este artículo.
En el contexto de la lectura de los textos bíblicos evangélicos, Reyes considera que la propuesta de algunos Evangelios sinópticos –en lo que se refiere a los relatos con imágenes infantiles– sugiere un reordenamiento social en el cual “hacerse como niños-niñas” implicaría deshacerse de la violencia simbólica que caracterizaba los modelos sociales de esa época, se exige asumir la condición social de las personas más débiles para poder ingresar en el Reino de los Cielos.
Considerar –desde el punto de vista del autor– el juego como una actividad “seria”, “improductiva” y de “espacio infructuoso” obliga a reconsiderar cuáles serían las tipologías que caracterizan tal actividad. En los contextos de las culturas antiguas hasta las actuales, el juego ha sido una forma de socialización que lleva implícita toda una gama de patrones culturales y reglas sociales. Al ser un tema tan amplio, no es la finalidad de este estudio desarrollar los mundos culturales en los cuales los juegos determinaban muchos de los comportamientos que se esperaban de los sujetos; no obstante, cabe mencionar al menos algunos estudios que permiten corroborar cómo el juego –dentro de un marco cultural específico- implica la incorporación de valores culturales característicos según la cultura de la persona.
Si bien es cierto, el juego es una característica clave que identifica a las personas en sus primeros años de vida, es también una actividad que determinará rasgos culturales y comportamientos sociales. Circunscribir el juego como una actividad idealizada en la cual se traducen únicamente aspectos como la “bondad” y la “alegría”26 requiere una reflexión más cuidadosa; sobre todo, cuando la invitación que se le hace al público lector que se acerca a los textos bíblicos es la de promover una lectura con un alto grado de comprensión, con un carácter liberador y con la posibilidad de situarse en el lugar teológico de los niños y las niñas. Cabrera27 indica que: “Los juegos tradicionales infantiles son el máximo exponente dentro de la cultura lúdica de un pueblo y, en ocasiones, derivan de ceremonias propias de adultos; aunque pertenecen en su espíritu al mundo de los niños y las niñas. La mayoría de los estudios asumen que los juegos dependen de las influencias biológicas, culturales y psicológicas”28. El autor menciona que tales prácticas se encuentran documentadas en muchos textos antiguos y estas participan de un sustrato común en la tradición mediterránea. Por ejemplo, los juegos dentro de la cultura espartana de los siglos V y IV a. C eran una preparación para la guerra y se caracterizaban –en gran medida- por lo que hoy sería considerado como prácticas con altos grados de violencia y crueldad. En Atenas29 se aconsejaba dejar jugar a los niños y las niñas, siempre y cuando fueran estas actividades supervisadas con la finalidad de que el aprendizaje estuviera en consonancia con sus futuros oficios.
Sandoval y Navarro señalan que en el Imperio Romano se consideraba infancia los siete primeros años de vida, periodo fundamental en el cual se modela el papel que dicha persona desempeñaría en su etapa adulta30:
A partir de los siete años comenzaba la siguiente etapa, pueritia, hasta los catorce años, y continuaba con la educación que les era proporcionada por los pedagogos y en la escuela. Las niñas de las familias acomodadas, por lo general, seguían con su formación en casa, cuyas madres las educaban principalmente para llegar a ser unas buenas esposas y madres. En esta primera etapa los juegos que desarrollaban niñas y niños estaban fuertemente condicionados según el sexo, y les orientaban hacia su papel en la edad adulta, según fueran hembras o varones. Dependiendo de la clase social a la que perteneciera una niña o niño en Roma, le estarían reservados unos juguetes u otros; estando relacionados los juguetes por lo general con la infancia de nacimiento libre y no esclavo, y de estatus social elevado. Los juegos de los niños eran más competitivos, mientras que las muñecas de las niñas se vinculaban con su papel de futuras madres imitando a sus progenitoras… (Sandoval y Navarro, 2014, p. 93)
Es claro que el medio circundante que traducen muchos de los textos evangélicos poseen para el lector contemporáneo una elevada incidencia de violencia y abuso, dentro del marco de lo que actualmente se consideran los derechos humanos. No obstante, el contenido idealizado de algunas lecturas bíblicas acerca de la niñez está lejos de reflejar lo que implicaba para la época la noción de pertenencia a un parentesco en las sociedades mediterráneas del siglo I.
Moxnes31 señala que la mayoría de los estudios ligados a nociones de familia se encuentran más vinculados a cuestiones éticas y de matrimonio, no así al comportamiento social y formas de familia como institución. La relación familia-casa se organizaba según el lugar que cada persona ocupaba dentro de este lugar. En lo que se refiere a las relaciones familiares, la niñez es algo inexistente, pues no se trata de un tipo de familia sino de diferentes situaciones familiares, incluso –como lo indica el investigador- la familia no es un tema abordado por los autores del Nuevo Testamento, ya que es una relación social que se da por sentada.
Es importante tener presente que, para distinguir ciertas características en torno a la infancia, resulta arbitrario acercarse únicamente a los textos antiguos a partir de modelos e imágenes contemporáneas, ya que existen ciertos aspectos de la antigüedad que estarían determinados por los patrones culturales y sociales específicos de la época.
Para el autor cabría hacerse la pregunta de si es posible acceder a las perspectivas de mujeres, niños, niñas, esclavos y esclavas de ese periodo, debido al tipo de conformación en la cual fueron elaborados los textos, sobre todo en los Evangelios (escritos también en términos ideológicos), en los cuales muchas veces se reflejan visiones donde la familia no funciona como una unidad emocional, sino como un grupo que vive y trabaja en conjunto dentro de un contexto de las interrelaciones socioeconómicas.
Es claro que Reyes, en su intento por recuperar la infancia, evidencia una profunda y arraigada situación de violencia de los grupos más dominantes sobre los más débiles. Muchos de los episodios narrados en los textos evangélicos traducen problemáticas que el lector y lectora pueden distinguir con relativa facilidad, aunque al dejar de lado los aspectos culturales del mundo mediterráneo no es posible dimensionar las diversas formas de vinculación existentes entre los distintos miembros de estas sociedades, y tampoco es posible dimensionar el profundo alcance que el mensaje de estos textos implicó no solo para los grupos más débiles sino también para los grupos dominantes.
Si ciertos textos bíblicos recuperan el tema de la niñez, cabe preguntarse bajo qué tipo de patrones culturales y sociales estaban organizadas las comunidades receptoras de tales mensajes, ya que sus esquemas mentales estarían en consonancia con los patrones socioculturales de la época. Un proceso de lectura que contemple estas alternativas será capaz de comprender que la infancia y la familia en el mundo mediterráneo estaba supeditada únicamente a una serie de relaciones de intereses y mecanismos de transacción. Idealizar o mitificar la infancia genera una contradicción no solo en la lectura bíblica en el contexto del mundo mediterráneo, sino también en la forma de tratar de articular ese mensaje en la actualidad, puesto que las imágenes más representativas de la infancia –al menos en el contexto latinoamericano- se encuentran cargadas de contenidos y definiciones idealizadas con referentes absolutos e inalcanzables.
b.Centralización de la niñez como instancia salvadora debido a los rasgos que se le atribuyen: Pureza, transparencia, inocencia, ingenuidad, modelo de conducta, lugar privilegiado y pequeñez
Este apartado hará referencia de forma general a ciertas características que comparten las propuestas de Reyes, Sánchez y Vindas, textos que pueden ser consultados en las revistas RIBLA y Vida y Pensamiento, los cuales se encuentran especificados en la bibliografía. Los artículos de Mena y Vaage se analizarán por aparte al considerarlos propuestas alternativas que plantean otro tipo de organización metodológica y otro tipo de formulación crítica.
En este punto conviene preguntarse cuáles han sido las elaboraciones conceptuales desde el punto de vista teológico y exegético que traducen los artículos seleccionados; a saber, imágenes que claramente procuran evidenciar las condiciones de dolor infringido sobre estos grupos de infantes, aunque a la vez contienen reflexiones que quizás han colaborado también en su afectación, en el sentido de que los mismos discursos con los cuales se intenta defender la causa de la persona oprimida producen una parálisis social, puesto que se coloca a la infancia en el centro pero se le desniña. En otras palabras, ¿si la defensa de los niños y las niñas implica su cosificación, qué implicaciones siguen teniendo este tipo de discursos en las sociedades actuales?
Aseverar que ciertas características o formas de conducta son específicas de la infancia determina las realidades de todas las personas en blanco o negro. Jesús indica que para acoger y entrar en el Reino de Dios hay que ser como un “niño” (Mc 10, 15), pero nunca menciona qué es ser un niño o una niña, razón por la cual se considera que tratar de definir la infancia genera al mismo tiempo su negación.
Las ideas formuladas en torno al tema de la niñez procuran resolver o proponer alternativas a situaciones acuciantes de dolor. Todos los intentos describen y denuncian problemáticas humanas a través de la articulación de varios tipos de lenguaje. Al tener conciencia de las dificultades que muchas veces encierran los mismos discursos, se podrá tener acceso a realidades que se han mantenido ocultas por mucho tiempo, en otras palabras, es posible restituir o resarcir el lugar que le corresponde a la infancia sin detrimento de su propia esencia, siempre definida y colocada desde la adultez32, a pesar de las críticas transversales que atraviesan todos los artículos en relación con el adultocentrismo.
El autor también señala que varios textos evangélicos desmontan la violencia simbólica de su época, ya que traducen la violencia del sistema patriarcal, en particular con los niños, las niñas y las mujeres. Se invierte en el texto un orden social establecido, las connotaciones en torno a la niñez se caracterizan, a saber: como modelo de una nueva espiritualidad, encarnan el ideal de las bienaventuranzas, contienen el espíritu infundido e intacto de Dios de forma más clara, pura y diáfana. Son también el arquetipo de la misericordia y verdaderos sacerdotes, enseñan a vivir los valores del evangelio, el hacerse como niños-niñas apela a un carácter mítico (acontecimiento originario vinculado al nacimiento de Jesús), al hacerse Dios niño connota plenitud, la esencia y la centralidad de su mesianismo; además, es modelo de un adulto que se hace niño.
Sánchez aborda el tema de la masculinidad y describe ciertos elementos propios de la infancia para destacar el proyecto utópico de Dios. Considera que la lectura que hace de algunos textos bíblicos no idealiza la infancia. No obstante, a través de la lectura que elabora de la historia de Zaqueo, coloca de forma paralela ciertas conductas del personaje con lo que considera sería la forma de actuar de un niño-niña: pragmatismo, permanecer en el mundo del juego, poseer altas dosis de curiosidad, actuar de forma absurda en correferencia al actuar de las personas adultas, obediencia a las órdenes de estas últimas y entregar todo33.
El artículo más reciente es la propuesta teológica de Vindas en la cual se tipifica a la niñez como los sujetos teológicos (la teología debe hacerse con “un corazón infantil”). Al ser ‒según la cultura, tradición y sociedad de su época‒ torpes, bulliciosos, pequeños, improductivos e insignificantes adquieren un significado redimensionado con la propuesta de Jesús. Además, poseen la cualidad del juego que expresa la libertad de su alma: “Todo juego tiene un propósito. Con los niños y niñas, estos juegos pueden ser tiempos y espacios que se aprovechen para hacer teología a su nivel. El juego permite un buen modelaje de los valores del reino de Dios”34.
La propuesta anterior pone en evidencia cómo el juego se utiliza como una herramienta de transmisión de contenidos teológicos, cercenando su propia condición de espacio humano, es decir, se sobrevalora el estatus de enseñanza a través del juego, cuando en realidad los niños y las niñas “es porque juegan que aprenden” según Rameau35. ¿En su artículo, “Pourquoi les enfants jouent-ils?”, la investigadora indica:
Sin embargo, incluso cuando exploran todos los mundos posibles, no debemos creer que los niños se engañen. Son mucho más inteligentes que eso y saben cómo diferenciar entre lo que están jugando y lo que es real. Como prueba esta historia del niño que juega a atrapar pequeños guijarros con un trozo de madera. Dice que captura peces y es capaz de dar vida a estos peces describiendo su forma y color: rojo, azul o verde. Pero cuando entras en el juego y dices que tú también has atrapado un pez dorado, él te mira con extrañeza y parece sorprendido de que no hayas visto que es un guijarro. La imaginación del niño es una tierra inaccesible para los adultos. El juego no está reservado para los niños, pero en cada edad de la vida jugamos de manera diferente y los más pequeños ya lo saben. Probablemente no siempre puedas entender a qué juegan los niños, pero puedes confiar en que el juego es lo que más les interesa y beneficia. Que lo practiquen en completa libertad es un signo tanto de su inteligencia como de su bienestar.36
Las propuestas anteriores son un resumen de una gran gama de atributos que se pueden enumerar de los textos seleccionados. Los puntos medulares de esas caracterizaciones se fragmentan cuando aparecen interrogantes tales como: ¿qué significa ser niño-niña hoy?, ¿qué implica la teología para la niñez?, ¿los niños y las niñas ‒como objetos de la teología- siguen siendo asumidos dentro del marco de las ideas dominantes?
Quizás el problema que aún permanece entre líneas es querer dar respuesta a situaciones que no tienen respuesta, es la contradicción un elemento con el cual toda persona deberá lidiar a lo largo de su existencia; no obstante, las imágenes elaboradas de los textos bíblicos pueden también incluir esa constante contradicción humana y no rehuirla. Abrazar el Reino constituye también abrazar la contradicción que experimentan todas las personas en su cotidianidad.
Identificar a los grupos humanos a través de categorías binarias37 es deshumanizar parte de la realidad que atraviesa al mundo entero. A través de imágenes inalcanzables y mitificadas se esconden muchas veces realidades sociales que encubren realmente cuáles son algunos de los funcionamientos que tienen las religiones y ciertas elaboraciones teológicas.
Quizás para las personas niños y niñas del siglo I y para la mayoría de sus pobladores no pertenecientes a las clases con poder no existía una conciencia de cambio, ya que esto era una situación impensable en el sentido de que sus vidas se organizaban en torno a un eterno conflicto; no obstante, las nuevas imágenes y relatos les permitieron organizarse en un mundo que no ofrecía ningún tipo de salida y ningún tipo de respuesta.
La vida se consagra en ese esquema social en tiempo presente puesto que, al no haber opciones no existe futuro, es el ahora el que determina con claridad la existencia, es la configuración del universo en tiempo presente como lo traduce la infancia. La habilidad de vivir en el presente hace que cada persona sea legítima ‒incluso en el juego- puesto que cada quien se asume tal como es, y cuando en este último aparecen síntomas de exclusión, no es la infancia la que habla sino lo que esta ha heredado de su entorno.
Elaborar la niñez en algunos textos bíblicos a través de imágenes idealizadas no permite ver dónde se encuentra el caos y todo lo que circula a su alrededor, aleja lo concreto, la corporalidad y difumina las muchas otras etapas de la vida de la persona.
c.Clasificación y anulación de la persona en categorías binarias
Perpetuar reflexiones a través de la lente de categorías binarias desemboca en la absolutización de una etapa de la vida en detrimento de otra. La niñez responde al abrazo de Jesús, el cual acoge también a todo el conjunto social. Si se atribuyen rasgos de pureza, transparencia, inocencia, ingenuidad, modelo de conducta, lugar privilegiado, pequeñez, entre otros, como valores absolutos, se genera una despersonalización de la niñez.
Al atrincherar las reflexiones únicamente bajo categorías binarias: niñez-adultez, corazón-mente, bondad-maldad, alegría-tristeza, pureza-impureza, transparente-opaco, inocencia-malicia, ingenuidad-ingeniosidad, modelo-arcaico, central-exterior, pequeño-grande, entre otras, se agudiza la noción de “fe” en un sentido religioso. De acuerdo con Segundo, se pierde todo tipo de conocimiento, sentido social y laico de la palabra, es decir, se borra toda la dimensión antropológica, la que permite detectar cuáles valores han sido clasificados ‒de forma consciente o inconsciente- como aceptados y jerarquizados. Ahora bien, ¿cómo romper las barreras y los límites para añadir otros tipos de reflexiones que permitan trabajar con los textos de una forma más dialógica?, ¿cómo establecer un puente entre tradiciones de otras culturas -tan distantes y generadas hace miles de años- con las realidades actuales?
Se considera que la propuesta llevada a cabo por Vaage38 en su artículo “El Evangelio de Tomás de la infancia de Jesús y otros textos apócrifos - ¡Qué tal niño!” y la propuesta de Mena39 “Marcos 6.3: Crisis de la identidad cristiana” son muestras que permiten romper con el esquema clasificatorio binario, puesto que irrumpen en escena descolocando el tipo de lectura que suponen idealizaciones de la niñez.
Vaage recupera uno de los evangelios llamados apócrifos, específicamente trabaja el tema de la infancia de Jesús en el Evangelio de Tomás. Considera que este texto le da una niñez a Jesús, quien como toda persona tiene que aprender y dejarse educar. De forma comparativa elabora una lectura de la infancia de Jesús ‒tanto en los Evangelios llamados canónicos y en el Evangelio de Tomás‒ con la intención de proponer las formas en las cuales se aborda específicamente la niñez de Jesús en cada uno: “Por otro lado y por la misma razón, pienso, no empieza el Evangelio de Tomás, en las versiones más antiguas del texto, con el nacimiento de Jesús, sino que cuando ése ya está niño (de cuatro o cinco años). El escrito, pues, no pretende corregir o sobrepasar lo que da a conocer el testimonio canónico sobre estos dos momentos claves – de entrada y de salida – de la infancia de Jesús. Más bien intenta ampliarlo ‘desde adentro’ y así vincular más estrechamente lo que era Jesús en ese período de su vida con lo que llegó a ser y hacer más en adelante”40
Para el autor, los eventos maravillosos que se narran en el Evangelio de Tomás son una muestra de cómo Jesús niño va progresivamente cambiando y viviendo cada una de sus etapas. Las características excepcionales de Jesús se ven reflejadas tanto en su adultez (tradición griego-romana) como en su niñez (Evangelio de Tomás). Jesús, como cualquier otra persona, debe aprender a relacionarse con las demás.
Aunque una de las ideas sugeridas por el autor dentro de un marco comparativo de los textos evangélicos es el cambio o la transformación del comportamiento del niño Jesús a un comportamiento “adulto canónico”41, cabe destacar que la lectura procura comparar varias tradiciones sin suponer la supremacía de una sobre otra; todo lo contrario, enriquece el panorama evidenciando cómo cada texto responde a un proceso específico de elaboración; y al mismo tiempo, corrobora su trabajo sobre la base de varias versiones del Evangelio de Tomás. Sin establecer relaciones dicotómicas idealizadas; Vaage procura leer la infancia de Jesús de forma horizontal con respecto a las otras etapas de la vida, ya que este se sitúa como una persona en constante aprendizaje e inacabada.
Mena elabora un ejercicio intelectual transformador que genera un puente entre el texto de Marcos 6,3 y una práctica social concreta de madres adolescentes de Guararí, en la provincia de Heredia, Costa Rica. Es importante considerar este texto como parte del corpus seleccionado por la enorme incidencia que puede tener tanto en las formulaciones intelectuales como en la praxis. La organización metodológica permite contrastar los datos suministrados armonizando un estudio serio e intelectual con las experiencias de vida de grupos altamente vulnerables en un contexto de fe, ya que permite a muchas poblaciones que experimentan situaciones de vida de alta complejidad social sentirse respaldadas con lecturas bíblicas accesibles, tangibles y reales sin que esto ocasione contradicción, carga, sentimientos de culpa o produzca revictimizar personas.
El investigador pone en evidencia cómo muchas lecturas y traducciones han procurado asimilar el manuscrito P45 a traducciones vinculadas con un linaje paterno como versión original, a pesar de que ‒como menciona el autor‒ este manuscrito posee un alto valor por su antigüedad y por ser una versión breve (rasgos de gran importancia para la crítica textual en la búsqueda de posibles versiones originales).
Mena considera que muchas lecturas que se han elaborado de Marco 6,3 omiten las nociones brindadas por la crítica textual con argumentos que no tienen asidero, como la virginidad de María. Ha habido una intensa lucha a lo largo de muchas centurias específicamente por el verso “el carpintero, el hijo de María” ‒ para ponerle un papá a Jesús, a pesar de que en varias secciones de Marcos se encuentra ausente la figura del padre, situación que teológicamente se señala a través de una adopción entre Dios Padre y Jesús. Jesús no es asumido dentro de una familia “normal”, sino que es asumido por Dios Padre dentro de la “anormalidad”, es decir, dentro de un paradigma de un niño palestino sin padre. Algunas de las conclusiones a las cuales llega Mena en su artículo y que se considera tienen un estrecho vínculo con el tema de niñez son:
–Marcos 6.3 muestra una situación de conflicto basada en la búsqueda del origen de la sabiduría y los milagros de Jesús. El elemento que genera escándalo entre los escuchas de la enseñanza de Jesús en la sinagoga es el hecho de ser un carpintero, hijo de María.
–No hay forma de que esta frase “hijo de María” pueda ser inocua, una simple descripción informativa que ubica a Jesús como un hijo cualquiera del barrio, por así decirlo, al contrario, establece que Jesús no tenía padre conocido por la comunidad.
–La implicación directa de este saber comunitario es que de un modo u otro Jesús está marcado por el pecado y dentro de las normas sociales de la época, esta situación lo hace sospechoso de modo que su sabiduría y sus milagros difícilmente podrían ser considerados obra de Dios.
–Al vincular este pasaje con Marcos 3.20-30, se confirma esta hipótesis: por Belzebú echa fuera a los demonios, y es considerado por su familia como una persona que está “fuera de sí”, ha usurpado un lugar que no le corresponde en el orden social.
–La crítica textual, sin duda, establece que esta frase “el carpintero, hijo de María” es la lección original y que la variante en P45 es una corrección posterior que quiere armonizar el pasaje de Marcos con Mt 13.53
–Jesús, como lo establece van Aarde asume prácticas propias de las mujeres y este dato aporta prueba sobre la condición de Jesús como un hijo sin padre. El ritual del bautismo es el medio por el cual Jesús asume y es asumido bajo la paternidad de Dios, pero su experiencia concreta está vinculada a la identidad secundaria de las mujeres, no de los hombres de la época.
El interés de poner un énfasis especial en este artículo radica en lo que se considera es una muestra de la importante incidencia que puede adquirir una lectura consistente, no solo en cuanto a su organización discursiva y metodológica, sino en que pone en evidencia cómo muchas de las exégesis y hermenéuticas latinoamericanas poseen un alto grado de ideologización, a pesar de que buscan la defensa de la niñez. Brinda una alternativa en un mundo de alta violencia repleto de infantes sin padres, de niñas y adolescentes madres (en menor número padres adolescentes). Son las personas adolescentes, sus hijas e hijos un claro ejemplo de la enorme importancia y seriedad con la cual se deben elaborar la exégesis y hermenéuticas latinoamericanas; primero, para que tales textos adquieran un sentido práctico en la vida de todas las poblaciones; y segundo, para que tales formulaciones puedan proyectarse de una forma más amplia y su propuesta metodológica resulte consistente en cualquier parte del mundo.
El alcance que los textos bíblicos adquiere, al sumar el posible abanico cultural en el cual se encontraban inmersos, permite establecer una conexión actualizada y tangible con las realidades de millones de personas que siguen luchando con sus propias contradicciones individuales y colectivas. Al ampliar una lectura incluyente de un contexto cultural, es posible que los textos se tornen más comprensibles para quienes se encuentran en una situación de lucha y contradicción, ya que ofrecen una visión alternativa y no una visión idealizada en un mundo que pareciera no ofrecer ningún tipo de salida.
Comprender las situaciones de dolor con imágenes aterrizadas de los textos bíblicos permitirá abrir espacios de liberación, no como un asunto de resignación o estrategia de disimulo; todo lo contrario, sino como la prueba viva de un mundo que no se derrumba en medio de tanta contradicción. El asunto está en que se pueda adquirir conciencia de que muchas de las lecturas son el resultado de la misma violencia con la cual los textos bíblicos han sido cíclicamente hermeneutizados, es precisamente aquí donde ‒parafraseando a Segundo-, de forma consciente, es posible combinar el sentido de la existencia transformadora y el saber para darle un sentido a la realidad, tanto individual como colectiva.
Perpetuar abordajes de temáticas bíblicas en torno a la niñez a través de imágenes idealizadas genera parálisis social, no solo porque se normalizan situaciones de inmenso dolor en aras de justificar teologías organizadas con imágenes sobrevaloradas que rompen el vínculo entre el pasado y el presente. Promover una niñez sin mancha y transparente anula toda capacidad de resistencia, fortalece la opresión que se esconde detrás de muchos discursos cargados de verbo y que tapan los eufemismos con los cuales se denuncian los problemas de la humanidad.
Muchos de los discursos centralizan la figura de la infancia contribuyendo a que la violencia como núcleo central pase desapercibida, incluso dentro de los mismos lenguajes que buscan defender la niñez. Los modelos e imágenes de familia y niñez idealizadas continúan lacerando la memoria de tantos niños y niñas que desconocen estos tipos de vínculos. Esperar que sean también ellos y ellas quienes soporten la carga de tales modelos inalcanzables no hace sino incrementar la carga de su contrariedad y la de quienes con una inmensa buena voluntad buscan alternativas y buscan despejar los caminos. Es, como se mencionó anteriormente, garantizarle a Carmen que nunca más será quemada por sus progenitores, es garantizarle también a Amanda que a pesar de que nunca tendrá opción de ser adoptada legalmente, después de una larga serie de abusos sexuales, sus alternativas se determinan por su propio impulso y opción por la vida, apoyo que la comunidad le ofrece no a través de fórmulas ni idealizaciones, sino garantizándole que el mesianismo comunitario donde yace el Espíritu del Nazareno no permitirá que siga siendo violentada.
Se concluye, de forma preliminar, que este tipo de lecturas idealizadas no parten de una posición neutral, sino que responden a un conjunto de imágenes prediseñadas de lo que se considera es la niñez, condicionando sus criterios a través de ideales de pureza, transparencia e ingenuidad. Criterios como la ira, la violencia, los instintos, el engaño, el robo, la envidia, entre otros, son parte de las realidades tanto del mundo adulto como del mundo de la niñez. Mutilar estas experiencias como parte de la realidad de la humanidad y, específicamente, del universo de la infancia, la absolutiza, ideologiza y mitifica con una serie de exégesis que mezclan una red de conceptos dicotómicos, sobrevaloraciones de imágenes y altos grados de ambigüedad.
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1 Bachiller en Enseñanza de la Religión (UNA). Bachiller en Filología Española (UCR). Máster en Ciencias de la Educación con énfasis en Docencia (ULatina) y egresada del Posgrado en Lingüística (UNA). Actualmente es estudiante de Licenciatura en Ciencias Bíblicas de la Universidad Bíblica Latinoamérica y estudiante de Enseñanza de la Religión en la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión. Correo electrónico: alejandravegaf76@gmail.com / Orcid 0000-0002-3353-2092).
2 Nancy Cardoso Pereira y Luis Torres. “La deuda externa y los niños. Nuestros hijos e hijas son tan buenos como los de ellos (Una experiencia)”. Ribla, 1990, 5-6 (1-2), 103-114.
3 Nancy Cardoso. “El mesías siempre debe ser niño”. Ribla, 1997, 24(2), 17-24.
4 Se decidió esbozar los artículos de Cardoso sin el uso del lenguaje inclusivo para respetar la redacción de la autora en lo que respecta al uso de la palabra “niño” y su lectura de algunos textos bíblicos.
5 Nancy Cardoso. “El juego de la participación cívica. Niños, tomates y cacerolas en la Biblia y en Promisión”. Ribla, 1999, 32(1), 95-102.
6 Milton Schwantes. “No extiendas tu mano contra el niño’ (Observaciones sobre Génesis 21 y 22). Ribla, 1991, 10 (3): 27-45.
7 Milton Schwantes. “Era un niño. Anotaciones sobre Oseas 11”. Ribla, 1993, 14(1), 41-52.
8 Francisco Reyes. “Volver a ser como niños, una hermosa utopía”. Ribla, 1996, 24(2), 49-66.
Francisco Reyes. “Y al entrar en la casa, vieron al niño... Un acercamiento al evangelio de Mateo a partir de los niños”. Ribla, 1997, 27(2), 130-144.
Francisco Reyes. “Imaginación y exégesis. A propósito de una relectura de la Carta a Filemón desde lo infantil”. Ribla, 1997, 28(3), 53-65.
9 Edesio Sánchez. “De los tales es el reino de los cielos. La teología de los niños”. Vida y Pensamiento, 1995, 15(1), 72-79.
Edesio Sánchez. “Masculinidad desde los niños. Un mundo nuevo, un ser humano nuevo, un nuevo proyecto”. Ribla, 2007, 56 (1), 111-118.
10 Leif E. Vaage. “El Evangelio de Tomás de la infancia de Jesús y otros textos apócrifos - ¡Qué tal niño!”. Ribla. 2007, 58(3), 33-41.
11 Ruth Vindas. “Una propuesta teológica de y para la niñez”. Vida y Pensamiento, 2020, 40(1), 139-158.
12 Para una presentación detallada del círculo hermenéutico y de una teología liberadora, véase el capítulo primero de Segundo, Juan Luis. 1975. Liberación de la teología. Cuadernos Latinoamericanos, Montevideo, Uruguay.
13 Ibidem.
14 Juan Luis Segundo. El hombre de hoy ante Jesús de Nazaret. Tomo I. Fe e Ideología. (Madrid: Ed Cristiandad, 1982) 37-43.
15 Ibidem, 19.
16 Para un análisis más exhaustivo de los conceptos “fe antropológica” y “fe religiosa”, véase el capítulo primero de Segundo, Juan Luis, 1982. El hombre de hoy ante Jesús de Nazaret. Tomo I. Fe e Ideología. EDICIONES CRISTIANDAD, Madrid.
17 Bruce Malina. El mundo del Nuevo Testamento. Perspectivas desde la antropología cultural. (Editorial Verbo Divino, 1995).
18 Nancy Cardoso. 1997. “El mesías siempre debe ser niño”, Ribla, 24(2), 20.
19 Malina señala que: “El significado depende de un sistema social, al tiempo que la formulación (p. e. hablando o escribiendo) da cuerpo al significado a partir del sistema social” (Malina, 1995, 15), en otras palabras, el autor indica que el texto se puede llegar a comprender también en su propia función.
20 Marisol Facuse. “La utopía y sus figuras en el imaginario social”. Sociológica (México), 2010, 25(72), 201-213.
21 Nancy Cardoso. 1997. “El mesías siempre debe ser niño”, 24.
22 Carlos Emilio Gende. “Metáfora y concepto: ¿Ricoeur crítico de Lakoff y Johnson?” Logos (La Serena), 2016, 26(1), 102-110.
23 Francisco Reyes. “Y al entrar en la casa, vieron al niño... Un acercamiento al evangelio de Mateo a partir de los niños”. Ribla, 1997, 27(2), 130-144, elabora una lectura de la infancia de Jesús en Mateo y Lucas sobre la base también de una visión mítica y mesiánica.
24 Pseudónimo utilizado en este trabajo para una persona niña quemada viva por su progenie.
25 Según el autor, los juegos de personas adultas traducen situaciones de vida como la competencia, la violencia, el lucro, la seriedad, y la angustia. La adultez se movería en contraposición a la niñez en los espacios de producción.
26 En Reyes se lee, a propósito de la lectura de algunos textos evangélicos: “Aparecen entonces los juegos de adultos (en los que por lo normal se refleja nuestra vida: la violencia, la competencia, el lucro, la seriedad, la angustia). Sin embargo, jugar al modo de los/las niños/niñas deja ver que aún hay campo para la bondad, la alegría, la imaginación, los sueños, la utopía y la esperanza, que es posible dejar expresarse ese niño o niña que habita en nosotros” (Reyes, 1997, 131).
27 Eliseo Andreu Cabrera. “El juego infantil mediterráneo: Grecia antigua. Aloma, 2009, 25, 39-51.
28 Eliseo Andreu Cabrera. “El juego infantil mediterráneo: Grecia antigua, 39.
29 Ibidem, 42.
30 J. García Sandoval y Gregorio Navarro. “La infancia en Roma: juegos de niñas y niños”. Academia Operosorum, 2014, 71-94.
31 Halvor Moxnes. What is family? Problems in constructing early Christian families, En: Constructing early Christian families: family as social reality and metaphor. (London and New York, 2017), 1-41.
32 En Reyes se lee: “Es pues un desafío y un imperativo político, cultural y espiritual, emprender un trabajo que nos ayude a recuperar y a recrear el mundo de lo “infantil” (Reyes, 1997, 55).
33 Edesio Sánchez. “Masculinidad desde los niños. Un mundo nuevo, un ser humano nuevo, un nuevo proyecto”. Ribla, 2007, 56(1), 111-118.
34 Ruth Vindas. “Una propuesta teológica de y para la niñez”. Vida y Pensamiento, 2020, 40(1), 154.
35 Laurence Rameau. “Pourquoi les enfants jouent-ils?” Sciences Humaines, 2014, 259(5), 10.
36 Laurence Rameau. “Pourquoi les enfants jouent-ils?” Sciences Humaines, 2014, 259(5), 10.
37 Se entiende como categoría binaria aquella práctica definitoria que reduce la realidad en opuestos excluyentes y que son absolutamente perceptibles en el espacio social, es decir, son categorías que polarizan la realidad en absolutos contrarios.
38 Leif E. Vaage. “El Evangelio de Tomás de la infancia de Jesús y otros textos apócrifos - ¡Qué tal niño!”. Ribla, 2007, 58(3), 33-41.
39 Francisco Mena. “Marcos 6.3: Crisis de la identidad cristiana”. Vida y Pensamiento, 2011, 40(1), 11-60.
40 Leif E. Vaage. “El Evangelio de Tomás de la infancia de Jesús y otros textos apócrifos - ¡Qué tal niño!”, 36.
41 En el texto se lee: “No obstante, opino que también hay otra razón, por la cual son tres los episodios escolares en el Evangelio de Tomás, los cuales van de mal en peor hasta finalmente tener éxito. Jesús también tiene que dejarse educar. No importa que ya lo sepa todo. Tiene que aprender a relacionarse mejor con los demás de su pueblo. No vale simplemente el poder hacer. Tiene que saber ponerse en sintonía con los demás. Tiene que reconocer el valor y el aporte del otro. Por eso es por lo que sólo después de su tercera experiencia en la escuela, los milagros que hace el niño Jesús, en el Evangelio de Tomás, dejan de ser tan pueriles o caseros. Desde ese momento empieza a portarse más como el adulto canónico, que usa su poder milagroso mayormente al servicio de los más necesitados” (Vaage, 2007, 40).
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