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Revista de Teología
Revista de Estudios Sociorreligiosos

Volumen 15, Número 2, 2022
ISSN 2215-227X • EISSN: 2215-2482
Doi: https://doi.org/10.15359/siwo.15-2.5
Recibido: 22/3/2022 • Aprobado: 16/6/2022
URL: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/siwo
Licencia (CC BY-NC 4.0)

ESPIRITUALIDADES ANDINAS RELACIONALES

Relational Andean Spiritualities

Espiritualidades Andinas Relacionais

Sofía Nicolasa Chipana Quispe

Comunidad de Sabias y Teólogas de Abya Yala

La Paz, Bolivia

warmi_pacha@hotmail.com

https://orcid.org/0000-0003-4508-1249

Resumen

El texto-textil presenta la interrelación de las sabidurías y espiritualidades ancestrales andinas, que se entrelazan entre sí, formando un tejido vivo de vínculos recíprocos que restablecen el equilibrio y la armonía, a partir de las relaciones de mutualidad y correspondencia, que posibilitam la reconstitución e interacción de la Comunidad de la Vida, el Ayllu, en la que conviven diversos seres, desde la que el jaq’e, la persona, en vínculo con su ancestralidad, sostiene sus resistencias y re-existencias a partir de la crianza del Buen Vivir.

Palabras clave: Cosmos, cosmovivencias, equilibrio y armonía, espiritualidades, fuerza vital

Abstract

The text-textile presents the interrelation of Andean ancestral wisdoms and spiritualities, which are intertwined with each other, forming a living fabric of reciprocal links that restore balance and harmony, based on relationships of mutuality and correspondence, which enables the reconstitution and interaction of the Community of Life, the Ayllu, in which various beings coexist, from which the jaq’e, the person linked to their ancestry, sustains their resistance and re-existence from the upbringing of the Good Living.

Keywords: Balance and harmony, cosmos, spiritualities, vital force, world experiences

Resumo

O texto-têxtil apresenta a inter-relação de sabedorias e espiritualidades ancestrais andinas, que se entrelaçam entre si, formando um tecido vivo de vínculos recíprocos que restauram o equilíbrio e a harmonia, a partir de relações de reciprocidade e correspondência, que possibilitam a reconstituição e interação das Comunidade da Vida, o Ayllu, em que convivem vários seres, dos quais o jaq’e, a pessoa ligada à sua ancestralidade, sustenta suas resistências e re-existências a partir da formação do Bem Viver.

Palavras-chaves: Cosmos, cosmovivências, equilíbrio e harmonia, espiritualidades, força vital

Introducción

En el recorrido del texto se presenta de qué modo se entretejen los saberes y sabidurías en las cosmovivencias andinas a partir de las relaciones, por lo que se exhibe la noción de la espiritualidad relacional, que sostiene las resistencias ante las políticas avasalladoras y enajenantes extendidas a través de los estamentos estatales cuya meta consiste en alcanzar el espejismo del desarrollo capitalista, por lo que los diversos pueblos ubicados en la región andina buscan tejer sus re-existencias desde el vínculo con la memoria ancestral. Por esto el diseño del texto que presento se diseña en el recorrido de una espiral que propicia el camino de vínculo con las Fuerzas Vitales que fluyen desde fuera hacia adentro, viabilizando así un proceso interno, que permite profundizar en las fuentes ancestrales humanas y cósmicas.

En ese sentido, el texto tiene la fuerza de las palabras sabias de la ancestralidad Aymara, Nayraru kheparu uñtasisaw sarnakäta, caminarás sin perder de vista el pasado que está por delante y el futuro que está por atrás, porque aún no llega. Pues para muchos pueblos andinos el pasado tiene que ver con el amuyu, que es la comprensión de la vida, desde la que leemos nuestras historias transgresoras, que buscaron una y otra vez, la sanación de los territorios tierras y los territorios cuerpos, ya que comprendieron que sus cuerpos violentados por la imposición del sistema colonial tenían la posibilidad de incorporarse, invocando a las fuerzas vitales, que hacen posible el restablecimiento del equilibrio y armonía en la Pacha, cosmos.

Será en virtud de la herencia de esa fuerza que, en los diversos territorios andinos se asume la lucha y la resistencia frente a los sistemas extractivistas que invaden y avasallan la tierra, territorios y territorialidades. Como expresan algunas sabias y sabios, la lucha por la tierra tiene que ver con la fuerza de la autodeterminación en sus sistemas de organización comunal; por lo tanto, implica procesos de re-existencias sostenidas en sus saberes, sabidurías y espiritualidades relacionales para seguir siendo y estando como pueblos.

Kachkaniragmi: Seguimos siendo y estando

De acuerdo con la evocación de la fuerza ancestral del pueblo Chank’a, a través de la palabra viva de kachkaniragmi, que, en quechua, se usa como el saludo de dos personas que se encuentran después de mucho tiempo, en la que se expresan la afirmación, de sigo siendo, aquí estoy otra vez, o resaltando la noción comunal andina, pese a todo, seguimos siendo, todavía estamos aquí; ubico este escrito en el contexto de la historia larga de la región que hoy se denomina Andina, que atraviesa la extensa territorialidad del occidente de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, el Norte de Chile y el noroeste de Argentina, habitada por diversos pueblos que se reconocen en función de una historia colonizada en la que se registra una serie de imposiciones, entre ellas la religión, sobre la que se sostuvo la estructura colonial.

Pero también se hallan apropiaciones significativas que fueron integradas en la recreación de la organización comunal de los diversos pueblos, a fin de hacer frente a la ruptura con las nociones holísticas y cosmogónicas desde la que las nacionalidades y pueblos sostenían su organización, que derivó en la explotación que los colonizadores hacían de la tierra, que en nuestros tiempos se refleja en los discursos del desarrollo ilimitado, muy distinto a la gobernanza comunal, orientada según los principios relacionales.

Por ello, se busca hacer la conexión con la memoria, que para el pueblo aymara, es el amuyu, la comprensión de la vida, ya que en ella encontramos las historias que se entretejen, tal como lo hacen las tejedoras que articulan los caminos de la memoria que pasa de lo oral a lo visual; es decir, de diseños que toman las narrativas orales, pues ellas crean lazos que vinculan a personas, tiempos y lugares. De ese modo, ante la destrucción y privación de conexión con las fuentes vitales, los textiles, desde su corporalidad, no fueron destruidos ni perdidos, sino que trazaron y trazan sendas, creando “confederaciones más amplias y evolutivas de lazos ceremoniales, políticas y de intercambio” (Arnold, 2009, p. 222), entre los pueblos.

A su vez, para Arnold, el “textil es el sitio de los reclamos constantes de las tierras y de las relaciones de poder” (ibid.), pues, la circulación de los textiles entre comunidades y pueblos conforma una especie de telaraña (simpa) de relaciones creadas por las mujeres que ayudan a circular la fuerza ancestral, ya que los textos textiles reciben la fuerza de los lugares de entierros, que son los espacios de conexión con la ancestralidad humana y cósmica; de ese modo se establece una memoria que camina, adquiriendo mayor valor por su antigüedad, ya que vincula la memoria y la vida de los pueblos y sus otros modos de narrar sus historias.

Desde las otras formas de tejer las historias se busca hacer el desmontaje frente al racismo que impuso la clasificación, jerarquización y subalternación de los seres humanos, sociedades, conocimientos, pueblos, en los que se sostienen las narrativas de las políticas de exterminio, exclusión y aculturación. Considerando que el racismo no se limita solo en la constitución del color de la piel, ya que se trata de una ideología que frena las decisiones de las políticas públicas relacionadas con los derechos holísticos de los pueblos indígenas, surge o crece la conciencia de superar las historias únicas narradas, como lo plantea Tarcila Rivera:

Lamentablemente, no se ha logrado levantar la barrera de que los que vinieron eran mejores que nosotros. Entonces, nos cuesta mucho esfuerzo sentir orgullo de lo nuestro. Nuestros colonizadores se encargaron de oprimir y enajenarnos de ese orgullo a través de una historia escrita por terceros en la que se nos fomenta sentirnos inseguros con nuestra identidad cultural. Lo importante es que cada vez más se está evidenciando la discriminación que sufrimos en los espacios públicos. Ya no somos indios y negros contra el racismo, sino gente que se siente afectada por ese ninguneo; somos un colectivo algo más grande. Mahtani (2021, párraf. 13)

Pues, recuperar la memoria, conlleva el proceso de tejer las narraciones que sostienen las resistencias y re-existencias no limitadas en una noción antropocéntrica, pues desde la noción holística propia de las cosmogonías ancestrales se busca reintegrar el vínculo con la memoria viviente del territorio, que implica el restablecimiento de las relaciones con las comunidades de vida desde la que fluye la reciprocidad de las fuerzas vitales que sostienen el Buen Vivir, la Vida en Armonía, el Vivir Bonito, la Vida en Plenitud.

Cosmovivencias andinas

Los pueblos ubicados en la territorialidad andina al igual que los otros pueblos en Abya Yala, pese a la clandestinidad a la que fueron relegados por mucho tiempo, se mantuvieron como pueblos vivos, recreando su vida a partir de la perspectiva holística entre el saber y la espiritualidad que sostuvo sus recreaciones, pues el saber no es algo que se añade, ni se limita al ser humano, ya que las diversas comunidades de vida también la poseen, como comparte Walter Chambi:

Los saberes andinos se vienen practicando desde hace milenios y, por qué no decirlo, desde que apareció la agricultura y la ganadería en los Andes y habíamos dicho que, para una crianza fructífera, se necesitaba observar, interpretar y conversar con todas las señas o lomasas que existen en la naturaleza y en el espacio sideral y una de las conversaciones que se establecen es justamente con la Luna. Este astro va acompañando y guiando a los andinos en sus diferentes crianzas a través de las lunaciones y por esta razón de acuerdo al cambio de las fases lunares, el agricultor campesino determinará si es o no propicio realizar una determinada actividad agropecuaria, porque cada fase lunar puede ser apropiada o inconveniente para efectuar una actividad específica y por eso es que para establecer una conversación estrecha con la Luna, tiene que conocer muy a detalle las influencias que ejercen las lunaciones, tanto en la agricultura como en la ganadería. (Chambi, 1997, p.80)

Las cosmovivencias de los pueblos se sostienen en la sensibilidad, que para el contexto aymara es el ch’ikiamuyu, la capacidad de sentir en profundidad la relación con los diversos seres, desde la que se busca el saber que ayuda a comprender la vida. Por lo que algunos aportes que vienen de la inculturación del cristianismo en el mundo indígena plantean la relacionalidad como la trilogía andina: lo sagrado, el cosmos, la comunidad; aunque en la noción de comunidad en la cosmovivencia andina están integradas todas las realidades, ya que se la concibe como una comunidad de vida donde fluyen las diversas interrelaciones en el Cosmos, la Pacha, donde lo sagrado no se halla fuera, sino que está inmerso en la comunidad puesto que se reconoce a las diversas fuerzas vitales, entre las que se encuentran los Apus, los protectores ancestrales milenarios cósmicos, y la Pachamama (Madre Cosmos del tiempo y el espacio) fuerza-cuerpo que cobija a todas las fuerzas vitales que sostienen a los diversos seres.

Como también lo plantea el filósofo Josef Estermann

la realidad –el todo de lo que existe y se imagina– no se concibe como escindida en aspectos y esferas inconmensurables y hasta contradictorios: lo divino y lo humano, lo verdadero y lo falso, lo celestial y lo terrenal, lo religioso y lo profano, lo masculino y lo femenino, lo viviente y lo inerte, lo eterno y lo temporal”. (Estermann, 2008b, p. 30).

Noción que supera el dualismo, ya que los principios de relacionalidad recíproca, complementariedad y correspondencia son esenciales, lo que permite asumir las interrelaciones, ya que no hay vida de forma aislada, si no en y a través de las relaciones complementarias sostenidas en la crianza mutua en el Ayllu, que es la comunidad de relaciones recíprocas, en la que todas y todos tienen su espacio y tiempo.

En este aspecto el saber andino se transmite a través de una larga tradición oral y mediante rituales, la danza, el canto, el tejido, los sueños, los sonidos, que se ponen al servicio de la vida a fin de propiciar las reciprocidades que mantienen las relaciones armoniosas y en equilibrio con todos los seres, los tiempos y espacios. De esa manera se cuida la vida en sus diferentes dimensiones y aspectos, que incide en las otras formas de plantear la política y la economía al buscar relaciones recíprocas que se plantean a partir del Buen Vivir.

Pues aún se conserva la conciencia de que la alteración o ruptura en las relaciones genera situaciones de desequilibrio que se manifiesta de diversas maneras: sequía, inundaciones, hambre, enfermedades, muerte, epidemias; es decir, hay una afectación al orden cósmico, por lo que las políticas y economías extractivistas para los pueblos son una gran amenaza no solo para sus territorios, sino para todo el ciclo cósmico. Por ello, desde sus a veces complejas organizaciones comunales, buscan recuperar el sentido de las sabidurías y espiritualidades que ayuden a plantear alternativas ante la catástrofe climática que se avecina.

Entretejiendo las espiritualidades relacionales

Como se vio en los anteriores puntos, la cosmovivencia andina se sostiene en las relaciones con los diversos mundos esos que se pueden ver, pero también aquellos que no se ven pero que están y que son reconocidos como las fuerzas vitales o los alientos de vida, no uno, sino muchos. Por ello será significativo que se asuma la herencia ancestral, a partir de la noción de la espiritualidad, que se distancia del sentido cristiano en la que se le asocia al vínculo con la fuerza vital, denominada como una sola fuerza, la Ruaj, Pnemuna, que deriva de Dios.

Casi en consenso general, se asume la noción de espiritualidad y no religión, por el sentido de las relaciones con las diversas fuerzas, alientos o energías vitales y que permite, a muchos pueblos en sus organizaciones comunales, salir del tutelaje cristiano, que asocia las cosmogonías andinas como politeístas, animistas, por su carácter relacional, y por la configuración de las relaciones pluriversas que contradicen la obsesión del mundo de lo uno, de un Dios, una verdad, una razón. Ya que la espiritualidad que empieza a tejer a partir de los mundos relacionales hace lo posible por recrear muchas de las fuentes ancestrales destruidas, pero aún hay una gran fuente que pervive en las relaciones cosmogónicas, como se ve expresado en el canto-tejido de las mujeres, como lo expresa la tejedora Elvira Espejo en la canción a Los alientos de vida:

Aliento del sol

Aliento de la luna

Aliento de las estrellas

Aliento de los vientos

Aliento de la tierra

Aliento del amanecer

tú estás por mí, y yo estoy por ti

de una vez nos juntaremos.

Alientos, alientos…

Canto que manifiesta el acuerpamiento con esas fuerzas cósmicas ancestrales que refleja la función femenina de cantar a la vida en el cosmos y tejerlo, de ese modo se mantuvo la fuerza de las espiritualidades, de maneras creativas, lo que supuso un camino transgresor que se vino gestando en espacios de mujeres, como lo expresaron en la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de América en el 2002, en Oxaca, México, en la que manifestaron estar recuperando y fortaleciendo las prácticas ancestrales y la espiritualidad de sus pueblos (Marcos, 2013).

La espiritualidad para los pueblos andinos se sostiene en la constitución del ser en relación, que se asume desde el principio ancestral de la crianza mutua de la vida, expresada en las cosmovivencias que manifiestan sus resistencias y re-existencias para seguir siendo y estando, desde la autodeterminación en sus sistemas de organización comunal. A su vez, será desde las espiritualidades que se leen las historias transgresoras que buscaron una y otra vez, la sanación de los territorios tierras y los territorios cuerpos, pues la comprensión de que sus cuerpos violentados por la imposición colonial, y las diversas opresiones que viven actualmente, tienen la posibilidad de incorporarse desde la Qamasa, que es la Fuerza Vital que hace posible que la persona se sienta fortalecida y busque el restablecimiento del equilibrio y armonía en la Pacha, Cosmos.

Beber de las sabias milenarias permite reconocerse en una historia cósmica sagrada que fluye en los ciclos dinámicos del cosmos, en la que se reconoce que todo tiene su tiempo y espacio. Principio desde el cual se generan los vínculos necesarios en la Pacha, en la que incluso se integran algunos símbolos de la religión impuesta, el cristianismo, interpretados a partir de las propias cosmovivencias, divergiendo de manera significativa con los dogmas, teologías, y los procesos del catolicismo popular.

En este proceso, será preciso reconocer que los pueblos ubicados en la territorialidad andina, son parte de los pueblos a los que les cortaron sus proceso, por ello se trata del resurgir de las espiritualidades ancestrales, por lo que será pertinente hacer la diferencia entre la religión y la espiritualidad, a fin de diferenciar las equiparaciones que se hacen de las mismas, como religiosidades populares vinculadas al cristianismo, planteado, acertadamente por Sylvia Marcos, desde la experiencia del caminar con organizaciones indígenas:

La “espiritualidad indígena” no es asunto de iglesia, de devoción personal o de creencias individuales. Es aquello que unifica e identifica a las colectividades; que les da cohesión. Es lo que se recupera de los ancestros, lo que dota de sentido a sus luchas políticas y sociales. (Marcos, 2013, p. 122)

Por su parte Josef Estermann, desde su aproximación a los pueblos andinos de Perú, precisa que la espiritualidad:

No se limita a un cierto campo o a ciertas instituciones y especialistas, sino que está presente en todos los aspectos de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, desde la siembra a la cosecha, y por supuesto en todo lo que tiene que ver con la mejora de las condiciones de la vida. (Estermann 2008a, p. 59)

Como ya dijimos anteriormente, la espiritualidad andina por su carácter relacional está en plenitud entretejida en la vida de los pueblos, como lo afirma la teóloga aymara Vicenta Mamani (1999): “La espiritualidad es parte de la identidad cultural y viceversa, porque no hay identidad sin espiritualidad, ni espiritualidad sin identidad” (p. 25).

Las fuentes de las espiritualidades

Desde las experiencias de enajenamiento y las políticas de asimilación que viven los pueblos andinos, se asume que las espiritualidades se tejen con los hilos rotos y quemados, por lo que sus fuentes están en el vínculo con la ancestralidad, ya que no se trata solo de sostener tradiciones, usos y costumbres, sino de generar vínculos por medio de la relación con la fuerza ancestral que habita en los territorios comunales, como son los Apus (montañas, cumbres, glaciares), o las Awichas (lagunas, fuentes de agua, ríos), o las Pakarinas, lugares donde están los cuerpos semillas de los/as antepasadas/as, pues se trata del vínculo con la ancestralidad humana y su transformación cósmica, como lo plantea la sabiduría de los/as amautas, sabios/as, “todo lo que hay en el Cosmos hay en ti. Tú eres cosmos” (Reinaga, 1978, p. 22).

En ese sentido, desde la espiritualidad ancestral se recupera la conciencia de que “todos los tipos de seres vivientes dependen de otros para su existencia y se entrelazan en un inmenso tejido que evoluciona continuamente” (Arnold, 2017, p. 19), interrelaciones dinámicas consideradas como la crianza mutua de la vida, pues implica ciertos códigos éticos de convivencia en un determinado territorio, donde cada ser vive su propio desarrollo adquiriendo la vitalidad de otros seres, se trata de una comunidad de crianzas, donde todos/as crían y se dejan criar.

Crianzas en las que la comunidad humana debe acuar en reciprocidad con los/as protectores/as (uywiris) de los animales, (ispallas) de los seres que se producen, y de otros/as seres a los/as que hay que ofrecer ciertas ritualidades, como muestra de gratitud por proporcionar la vida de esos seres y de protegerlos. Relación que logra generar el cuidado y consumo responsable, por ello, la caza indiscriminada o el maltrato de cualquiera de estos seres, será censurada en la comunidad.

Los principios vitales que se rescatan:

Para una mayor comprensión de las espiritualidades ancestrales, compartimos los principios desde los que se entretejen, ya que los pueblos andinos parten de los diversos vínculos ancestrales cósmicos y humanos, escudriñan en sus modos de ser y estar en la Pacha, los principios vitales que se sostienen en la comunalidad cósmica, que les permite seguir siendo, como se expresa en el término quechua chanka1, kachkaniraqmi, que expresa que, a pesar de todo, aún es, que existe todavía desde las relaciones de mutualidad permanente con todas las comunidades de vida.

Principios de vínculo con el Cosmos

Por lo tanto, no se trata de una espiritualidad dualista que separa las realidades que se contraponen, sino más bien, desde la concepción de dualidad se asume que las realidades y seres están compuestas de fuerzas que no se comprenden solas o únicas, sino en reciprocidad y complementariedad, denominadas como paritarias y plurales.

Espiritualidades relacionales
Relacionalidad – reciprocidad
Comunitariedad – complementariedad
Equilibrio – armonía
Crianza mutua de la vida

La ruta trazada del Qapac Ñan

Se trata del vínculo con la ancestralidad negada por la enajenación patriarcal colonizante, desde la que se impuso la fuerza del mundo de lo uno: Un Dios y una cultura-pueblo dominante. Lo que supuso que las espiritualidades ancestrales de nuestros territorios fueran asociadas a lo demoniaco, la hechicería, la superstición, ubicadas dentro de las espiritualidades dualistas como lo malo, lo que hay que extirpar.

Lo “indio”, como un “no ser”, aunque para los propósitos expansionistas de evangelización, la “salvación del alma”, concederá a los indios la constitución de un “ser inferior”, el otro gobernable y tutelable por la religión por su “vocación” demoniaca, como lo sostiene Manuel Marzal:

En esa cultura española el demonio sirvió para explicar muchas cosas: la semejanza entre el cristianismo y las religiones americanas era una parodia diabólica… Y en general todo lo malo o inexplicable era atribuido al demonio. Esta dimensión ideológica, pasó también en el proceso de transculturación indígena…” (Marzal, 1994, p. 213).

Según las crónicas de la conquista y el tiempo de la colonización, los misioneros, no comprendían a los pueblos cuyas organizaciones estaban integradas al cosmos, y se las asoció con la vocación demoniaca o la ignorancia. De ese modo, como indicado anteriormente, las espiritualidades ancestrales fueron asociadas a lo demoniaco, la hechicería y la superstición.

En este aspecto, el sentido relacional que las constituye se va vaciando en la medida en que se rompe el vínculo con el cosmos, es decir, la noción de que el ser humano es parte del Gran Tejido de relaciones que fluyen en el cosmos. Por lo que las mujeres indígenas, en las diversas violencias que viven sus pueblos, denuncian la “violencia religiosa”, ya que sus espiritualidades relacionales son asociadas a la “brujería”.

Uno de los problemas actuales en países como Bolivia es que esta pugna jurídica por territorios se ha centrado en la cuestión de las diferencias entre territorios, sus poblaciones y culturas, en un marco muy esencialista (y a menudo racista), en vez de tomar en cuenta las similitudes de los “mundos de vida” que se desarrollan ahí, o las historias largas, que regiones determinadas tienen en común. En los hechos, muchas de las “culturas” que se reconocen hoy, son en realidad los vestigios de unidades históricas mucho mayores del pasado, que el mismo fenómeno de colonialismo ha desestructurado para poder controlarlos, gestionarlos y administrarlos más fácilmente.

Dicho de otra manera, habría que abandonar el enfoque actual, centrado en los “límites”, y que conlleva el riesgo de fomentar más conflictos en el ámbito local, y pasar a un enfoque alternativo, basado en lo que estas regiones tienen en común. Por ejemplo, si se pudiera generar una organización matriz viable de productores/as del textil en toda la región, trascendiendo sus límites, esto nos ayudaría también a proponer soluciones más globales. En este contexto, el reconocimiento y la promoción de un saber ancestral centrado en la producción textil, que revaluaría los bienes y servicios elementales, también resaltaría el carácter orgánico de sus productos y componentes para que no dañen al medio ambiente (en el caso de los elementos del tintóreo, por ejemplo); además del carácter sui generis de los procedimientos técnicos y productivos textiles, profundamente arraigados en determinadas culturas.

La fuerza o energía femenina: la fuerza de la canción proporciona no solo intertextos de relación entre actividades, sino que también es la base de las esencias subyacentes, en una relación entre el lenguaje y la tecnología que hace que la animación y el engendramiento de una nueva vida sea posible (Arnold).

El canto tejido: las mujeres tejedoras perciben el canto de los animales como capas o envolturas de vellón. Ellas consideran que, con el canto, se envuelven los animales de sus rebaños, sobre todo a los recién nacidos, para lograr la mudanza de estas criaturas de los mundos que no vemos, de los cerros a la comunidad humana.

El acto en sí de desenvolver los versos de los cantos se compara con la acción de estirar un vellón para producir un hilo, y, por tanto, se esmera en hilar versos más y más largos. Se hace esto porque las cantantes perciben una serie de similitudes entre la función femenina de cantar a la vida, en el cosmos, y tejerlo.

Cantos acompañados por instrumentos musicales que son pasados por el espacio de las fuerzas vitales cantoras (sirenas), ubicadas en el agua que corre y en las cascadas, donde el agua surge de la tierra y donde “canta” el agua corriente, que infunde la inspiración del canto en los instrumentos, con las que se tiene que intercambiar una ofrenda, ya que son espacios habitados por diversos seres.

Según las cantantes, dicen que “aclarecen nuestros corazones y nos hacen recordar su melodía y luego las cantamos bien…”.

Finalmente, rescatar que las fuentes que resguardan el vínculo con la ancestralidad son las mujeres que se resistieron a no ser despojadas o colonizadas a plenitud, ellas supieron tejer la vida que se resiste a morir, como asevera Mamani (1999) “la mujer aimara es el sujeto protagónico y contribuye a la identidad y la espiritualidad desde las prácticas comunitarias” (p. 107). A su vez, para Marcos (2013) “las mujeres están recapturando, de manera activa, espiritualidades ancestrales para descolonizar aquellos universos religiosos que fueron forzadas a adoptar históricamente” (p. 4). En ese sentido, son las que, desde el vínculo con la ancestralidad, recrean la vida de los pueblos, como lo hacen a partir de sus vestimentas impuestas, a las que fueron dando sus propios matices, ya que mientras van transformándolas, también se crean y se transforman a sí mismas.

Tejer las espiritualidades ancestrales, supone un proceso integral que supera la noción racional de pretender comprender el cosmos, sino se trata de relaciones recíprocas que permiten sentir al cosmos. O lo que diría Lorena Cabnal, el despertar de la conciencia cósmica.

Referencias

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Arnold, D. (2017). Hacia una antropología de la vida en los Andes. En Galarza, Heydi (ed). El desarrollo y lo sagrado en los Andes. ISEAT. pp. 11-40.

Cabnal, L. Documentos en construcción para aportar a las reflexiones continentales desde el feminismo comunitario al paradigma ancestral originario del “Sumak Kawasay”, Buen Vivir. Asociación de mujeres indígenas de Santa María Jalapa AMISMAXAJ, 15. https://amismaxaj.files.wordpress.com/2012/09/buen-vivir-desde-el-feminismo-comunitario.pdf

Chambi, W. (1997). La luna como acompañante en la crianza de plantas y animales. Manos sabias para criar la vida. En Van Kessel, J. y Larraín Barros, H. (Ed.), Tecnología Andina. Aportes al Simposio: Tecnología Tradicional Andina Actual del 49° Congreso Internacional de Americanistas. (pp.79-86).

Esterman, J. (2008a). El mercado religioso y la religión del mercado, en ISEAT, Religión y desarrollo en los Andes. ISEAT.

Estermann, J. (2008b). Si el sur fuera el norte: Chakanas interculturales entre Andes y Occidente. ISEAT.

Mahtani, N. (2021). Los derechos de los pueblos originarios siempre se postergan por racismo y prejuicios. El país. https://elpais.com/planeta-futuro/2021-08-20/los-derechos-de-los-pueblos-originarios-siempre-se-postergan-por-racismo-y-prejuicios.html

Marcos, S. (2013). Mujeres, indígenas, rebeldes, zapatistas. Eón.

Mamani, V. (1999). Identidad y espiritualidad de la mujer aymara. Misión de Basilea-Suiza y Fundación SHI-Holanda.

Marzal, M. (Ed.) (1994). El Rostro Indio de Dios. CRT y Universidad Iberoamericana.

Reinaga, F. (1978). La razón y el indio. PIB.

BIOGRAFIA DE LA PERSONA AUTORA

Sofía Nicolasa Chipana Quispe es boliviana, miembro de la Comunidad de Sabias y Teólogas Indígenas de Abya Yala y de la Comunidad de Teología y Pastoral Andina de Perú, Bolivia y Argentina. Es licenciada en Ciencias Bíblicas en la Universidad Bíblica Latinoamericana de Costa Rica y está cursando la Maestría en Estudios Sociorreligiosos, Géneros y Diversidades en la Universidad Nacional, Costa Rica.


1 Pueblo ubicado en la región de Huancayo, Perú.

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