Revista de Teología
Revista de Estudios Sociorreligiosos
Volumen 15, Número 2, 2022
ISSN 2215-227X • EISSN: 2215-2482
Doi: https://doi.org/10.15359/siwo.15-2.7
Recibido: 14/3/2022 • Aprobado: 4/5/2022
URL: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/siwo
Licencia (CC BY-NC 4.0)
CRISTIANISMOS E IGLESIAS: UNA HISTORIA DE DESAFÍOS Y DIVERSIDADES
Christians and Churches: A History of Challenges and Diversities
Cristianismos e Igrejas: Uma História de Desafios e Diversidades
Victorio Araya Guillén
Autor independiente
Catedrático jubilado, Universidad Nacional
Heredia, Costa Rica
https://orcid.org/0000-0003-4951-9519
En amorosa memoria de
Desmond Mpilo Tutu (Klerksdorp,
octubre de 1931-Ciudad del Cabo, 26 de diciembre de 2021).
Profético obispo de la Comunión Anglicana. África del Sur.
Premio Nobel de la Paz, 1984.
Resumen
El texto presenta los cristianismos como un amplio conjunto de diversas tradiciones o movimientos eclesiales que se han construido y que, todavía se construyen a lo largo de su complejo devenir histórico mundial de más de veinte siglos. Hablando en plural, el autor argumenta que en la realidad histórica y social existen cristianismos no solamente diversos, sino también contrapuestos, desarrollados en muy diferentes contextos culturales y eclesiales. De esta forma, también las iglesias deben ser consideradas en sus diversidades, para reconocer y respetar la rica pluralidad manifestada en polimorfas estructuras institucionales, celebraciones litúrgicas y expresiones confesionales y magisterios.
Palabras clave: Cristianismos, diversidades, historia, iglesias
Abstract
The text presents the Christianities as a broad set of diverse traditions or ecclesial movements that have been built and are still being built throughout its complex world historical evolution of more than twenty centuries. Speaking in the plural, the author argues that in the historical and social reality there are Christianities that are not only diverse, but also opposed, developed in very different cultural and ecclesial contexts. In this way, the churches must also be considered in their diversities, to recognize and respect the rich plurality manifested in polymorphous institutional structures, liturgical celebrations, and confessional expressions and magisterial.
Keywords: Christianity, churches, diversities, history
Resumo
O texto apresenta os cristianismos como um amplo conjunto de diversas tradições ou movimentos eclesiais que foi sendo construído e que ainda se constrói ao longo de sua complexa evolução histórica mundial de mais de vinte séculos. Falando no plural, o autor argumenta que na realidade histórica e social existem cristianismos não somente diversos, mas também opostos, desenvolvidos em contextos culturais e eclesiais muito diferentes. Desta forma, também as igrejas devem ser consideradas em suas diversidades, para reconhecer e respeitar a rica pluralidade manifestada em estruturas institucionais polimorfas, celebrações litúrgicas e expressões confessionais e magistérios.
Palavras-chave: Cristianismos, diversidades, história, igrejas
¿Por qué hablar de los «cristianismos» en plural, y no como tradicionalmente lo hemos hecho en singular, <<el cristianismo>> como categoría universal, genérica? Es así, por cuanto lo que existe en la realidad histórica y social son muy diversos e incluso contrapuestos cristianismos, desarrollados en variados contextos culturales y eclesiales. En el año 50 DEC en el famoso “concilio de Jerusalén” (Hch 15:1-35) ya estuvieron en fuerte disputa en los cristianismos primitivos, nacidos en Pentecostés: el judeocristianismo y el cristianismo-gentil, abierto a todas las naciones (Pablo).
Es importante destacar que la expresión “La Iglesia”, no se ajusta a la realidad de los cristianismos. Es muy propio del vocabulario eclesiástico católico romano hablar de “la Iglesia”, asumiendo el presupuesto dogmático de la existencia de una sola iglesia, verdadera, <apostólica, universal>, bajo la autoridad del romano pontífice. Lo más apropiado es aludir a la iglesia, hablando en plural: “las iglesias”, reconociéndose así la rica pluralidad histórica de los cristianismos y las «iglesias», con sus polimorfas estructuras institucionales, celebraciones litúrgicas y expresiones confesionales y magisterios.
En la tradición eclesial de los cristianismos protestantes históricos, esto es, que tienen su matriz en las reformas religiosas del siglo XVI, en Europa occidental, es común la frase “Ecclesia semper reformanda [ = La iglesia reformada, siempre reformándose]”. Apunta al cambio continuo en las formas de vida eclesial, a un continuo ejercicio de la crítica que libere a los cristianismos de lastres y deformaciones heredadas en su historia. Toda forma de cristianismo ha de ser continuamente reformada. Así lo pide la fidelidad al evangelio. Todo, excepto el Reino de Dios y su justicia, está sujeto a cambio y revisión. La crítica y la protesta pertenecen a la vida propia de los cristianismos.
De ahí la importancia del movimiento ecuménico como espacio de encuentro, diálogo y cooperación de las diversas iglesias. La oración de Jesús por los suyos “Que todos vivan unidos” (Jn 17:21); la unidad “fruto del Espíritu” de la que habla la carta a los Efesios (Ef 4:3): “uno sólo es el cuerpo, y uno sólo el Espíritu, como una sola la esperanza”, es “unidad en la diversidad”, testimonio, a su vez, de la unidad de toda la familia humana, “la familia de Dios”.
Cuando hablamos de <cristianismos> nos referimos, por tanto, al conjunto amplio de diversas tradiciones o movimientos eclesiales que se han construido y que todavía se construyen a lo largo de su complejo devenir histórico mundial de más de veinte siglos. El punto de partida es el movimiento original de Jesús de Nazaret (Palestina) y la primitiva iglesia cristiana (Hechos de los Apóstoles). Fue en Antioquía (Siria) donde, por primera vez, a los seguidores de Jesús se les llamó «cristianos» (Hch 11:26; cf. Hch 26:28 y 1 Ped 4:16: “si alguno tiene que sufrir...si es por ser cristiano no se avergüence por llevar ese nombre”). En el Nuevo Testamento el adjetivo cristiano muy probablemente fue utilizado en forma despectiva por muchos en tiempos de hostilidad y amenaza constante.
Para los cristianismos es central la historia de Jesús o el Jesús de la historia. En (Lc 4:16-21), en la sinagoga de Nazaret, Jesús hace suyas y programáticas las palabras del profeta Isaías que describen la praxis del futuro Mesías. Jesús con gestos de misericordia proclamó la buena noticia de la llegada del Reino de Dios y su justicia (Mt 6:33). Proclamó un Dios de gracia y amor, que es sobre todo Abba [término arameo que empleó para referirse a la cercanía de Dios], Padre y Madre siempre dispuesto al perdón, en el que los pecadores son los preferidos (Lc 15:7,10), los más pequeños son los más grandes (Lc 9:48; cf. Mt 25:31-46) y los últimos son los primeros (Mt 19:30). El fundamento confesional de los cristianismos: es la proclamación de Cristo como Mesías e Hijo de Dios, crucificado y resucitado. Esto es lo que la cristología dogmática llama “el Cristo de la fe”, esto es la reflexión sobre Jesús a partir de la resurrección. En (Romanos 10: 9-10) encontramos lo que es la más antigua confesión de fe cristiana: “...esta es la Palabra de fe que proclamamos, que si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado”. (Cf. 1Cor 12:3 y Fil 2:11).
El don siempre válido del amor de Dios Padre y Madre y la experiencia liberadora de la gracia, marcan la vida del cristiano que se expresa de forma vital en el seguimiento de Jesús, animado por la fuerza del Espíritu Santo, y concretizado en la construcción del Reino de Dios, su justicia y fraternidad, su compasión y solidaridad. Nos ubica en un camino de espiritualidad: ser mejores seres humanos, más abiertos a los demás, más comprometidos con la defensa de la vida para todos y todas, con la paz y la integridad de la creación.
Cuando hablamos de cristianismos, podemos distinguir cuatro grandes vertientes, modelos o paradigmas confesionales a lo largo de veinte siglos de historia:
1.1.El cristianismo católico romano, con su principio de sacramentalidad y sus notas de catolicidad, unidad, apostolicidad y santidad. Todo está centralizado en la autoridad del romano pontífice: el papa. Sin papa no hay cristianismo romano. Es la Iglesia mayoritaria dentro de la cristiandad.
1.2.El cristianismo ortodoxo, formalmente llamado Iglesia ccatólica aapostólica oortodoxa. Nacido en 1054, cuando se separó (Cisma de Oriente y Occidente) de la Iglesia católica romana (papa León IX). El cristianismo ortodoxo se difundió por Europa oriental gracias al Imperio bizantino y a la labor misionera. No debe confundirse con iglesias católicas orientales, iglesias ortodoxas orientales, Iglesia de Oriente o cristiandad oriental. (Wikipedia, 2022)
1.3.El cristianismo protestante, a partir de la Reforma religiosa en el siglo XVI en la Europa central. Destacan las iglesias históricas (luterana, reformada o presbiteriana, anglicana, metodista, bautista, etc.), las iglesias evangélicas independientes. Durante y, a partir del siglo XX, las iglesias pentecostales y su variante actual neopentecostal. El protestantismo ha desarrollado una fuerte y diversificada expresión denominacionalista (Baubérot y Willaine, 1996).
1.4. El cristianismo ecuménico, nacido en el siglo XX, a partir de la urgencia de la unidad de las iglesias, con el propósito de ofrecer un testimonio coherente y eficaz de servicio frente a las grandes y crecientes amenazas globales. Central es el papel del Consejo Mundial de Iglesias (fundado en 1948) con sede en Ginebra, Suiza. Es la principal organización ecuménica internacional y agrupa más de 600 millones de cristianos. Participan iglesias protestantes y ortodoxas y existen relaciones de cooperación con el Vaticano.
En la historia de los cristianismos, podemos identificar diferentes dificultades que han limitado la visibilidad [Ecclesia visibilis] de su diversidad. Destaquemos cuatro.
2.1. Centralidad de la ortodoxia y no de la ortopraxis de la fe. Los cristianismos vistos a partir de lo dogmático (doctrina teológica), esto es, un cuerpo articulado de verdades por encima de la valoración de lo cristiano como camino de vida y seguimiento de Jesús. El resguardo celoso de una tradición teológica “ortodoxa” heredada desde las iglesias antiguas (“sana doctrina” 1 Tim 1:10; íntegra, verdadera), ha generado grandes mecanismos de control institucional jerárquico para un desarrollo del pensamiento cristiano, libre y creativo. En la historia de la iglesia ha florecido la intolerancia, las condenaciones y las excomuniones, incluso la muerte de quienes pensaron diferente. Traemos a la memoria a Margarita Porette (c.1250-1310), predicadora, escritora mística, trovadora de Dios y mártir beguina, perseguida y juzgada por sus ideas teológicas. El 1 de junio de 1310 se la quemó en la hoguera, condenada como hereje impenitente por el tribunal de la inquisición en París, Francia. La ortodoxia de la fe, subordinada a los intereses de la institución eclesiástica, se transforma en rígida apologética. La Iglesia como reino del terror y no del amor. Por consiguiente, solo queda un reducido espacio para el sano y necesario pluralismo teológico en clave ecuménica al interior de los cristianismos y en diálogo con las diversas religiones.
2.2. El cristianismo-poder. Desde el siglo primero estallaron las luchas de poder en las iglesias, lo que llevó a una creciente jerarquización, el control clerical de los cristianismos y la invisibilización del pueblo de Dios, sobre todo de la participación y creatividad de las mujeres. La imposición de una pesada estructura patriarcal ha negado el derecho a la libre incorporación de las mujeres en la vida y pensamiento de la iglesia.
2.3. La mentalidad de cristiandad en la empresa misionera. Se prioriza el relacionamiento armonioso con el poder secular, como medio idóneo para llevar a su mejor realización la misión de la iglesia. La institución eclesiástica, convertida en un fin en sí mismo (eclesiocentrismo), hizo que desapareciera la centralidad del Reino de Dios, su justicia y compasión. El régimen de cristiandad, que nació con la conversión del emperador Constantino (313 DEC), busca que la Iglesia cumpla su tarea evangelizadora con el apoyo pleno (jurídico y económico) del poder político, para lo cual la Iglesia y el Estado (Estado confesional) deben mantener relaciones cordiales de mutuo apoyo. No se reconoce plenamente la autonomía de lo político. Se rechazan los procesos de secularización y se teme al Estado laico. En Costa Rica, donde el cristianismo católico romano es mayoritario, un 69 % de los católicos, considerando los practicantes y los no practicantes (Fuentes Belgrave, 2015), ha gozado de una situación de privilegio legitimado con rango constitucional: ser “la Iglesia [“oficial”] del Estado” costarricense, en el capítulo único, artículo 75 de la Constitución vigente. (Asamblea Nacional Constituyente, 1949). Ello implica para el Estado “contribuir a su mantenimiento”. No se dice, pero es evidente, con dineros provenientes de un deficitario presupuesto nacional, al cual contribuimos todos los costarricenses, con los impuestos que pagamos.
2.4. La occidentalización del cristianismo, la defendida «cultura occidental y cristiana». Se alaban las raíces cristianas de Occidente, sin referencia a su praxis impositiva de conquista, colonización, su modelo económico de desarrollo capitalista desigual y su empresa educativa, misionera-evangelizadora. Es clara expresión de la ideología expansionista de un «destino manifiesto» en nombre de Dios, la libertad, el capital y el libre mercado. No hay que olvidar que el imperio español, de los siglos XV y XVl, defendía que la conquista del Nuevo Mundo se hacía en nombre de Dios. El nombre Cristóbal (Colón) proviene del nombre griego que significa “portador de Cristo”: el que lleva a Cristo.
3.Tareas, desafíos, llamamientos a los cristianismos
Hoy, a partir de la diversidad de los cristianismos, surgen grandes retos: contribuir desde una diakonía samaritana compasiva con todos los seres humanos de buena voluntad, a la construcción solidaria de un mundo plural más justo, en defensa de los vulnerables y excluidos, y a la preservación, cada día más necesaria, de nuestra casa común.
3.1.Opción preferencial por la vida.
Respetar todas las vidas, el mayor don dado por Dios y el más amenazado en la presente coyuntura global. Dice un antiguo texto de la Biblia Hebrea <DeVarinm = Palabras> (en la versión griega de los Setenta LXX= “Deuteronomio”).
Miren que hoy he puesto, delante de ustedes
La vida y lo bueno, por un lado
y la muerte y lo malo, por el otro
escojan pues la vida, para que vivan tu y los tuyos. [Dt 30:15;18]
3.2.Oikonomía.
Integridad de la creación, el cuidado de la Madre Tierra y sus ecosistemas que sostienen la vida.
3.3.Paz con justicia.
No violencia activa contra toda manifestación de odio y violencia, al rechazar toda justificación en nombre de la religión. “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque a ésos los va a llamar Dios hijos e hijas suyos” (Mt 5:9).
3.4.Plena vigencia de los derechos humanos.
Se concretiza en sus diversas manifestaciones de la persona humana y su integridad: trabajo, educación, salud, recreación, vivienda, alimentación.
3.5.Diálogo ecuménico entre las diversas iglesias cristianas y el diálogo de religiones. Escucha y diálogo para no ceder a los fundamentalismos, se privilegia el compromiso de la promoción humana y defensa de la vida, y la común esperanza de un mundo mejor y más humano. Esto también lleva a un diálogo con las culturas en la nueva situación de un mundo multicultural.
3.6. Equidad de género y diversidad humana.
En palabras de un obispo anglicano de los Estados Unidos:
Todos los seres humanos somos imagen de Dios y debemos ser respetados por ser la persona que cada uno somos. Por tanto, ninguna descripción exterior del ser de cada uno basada en la raza, la etnia, el género o la orientación sexual, ni ningún credo basado en palabras humanas desarrolladas por la religión en la cual hemos sido educados, puede usarse como fundamento de rechazo ni de discriminación. (Spong, s. f.)
3.7. Crítica profética y anti idolátrica en la sociedad moderna.
Frente al Estado, la política, la economía de mercado con sus mecanismos de exclusión y desarrollo desigual: un 20 % de la población mundial controla el 80 % de todos los recursos, bienes y servicios. La idolatría del mundo del dinero, la sociedad de consumo, la sacralización de la tecnología y la ciencia «sin conciencia», depredadora de la naturaleza y sus recursos.
3.8. Espiritualidad.
La práctica personal y comunitaria de la fe, desde la espiritualidad de la vida. La transformación interior, trascendencia, inmanencia y transparencia, que abarca nuestro cuerpo y espíritu, persona, sociedad y la integridad de la creación, y nos conecta con la compasión, el amor, la tolerancia, la capacidad de perdón, la solidaridad, para ser mejores seres humanos.
Oración COMÚN de los cristianismos
Padre y Madre nuestro
que estás en el cielo y en la tierra
santo es tu Nombre.
Venga a nosotros y nosotras tu Reino de Justicia y Paz.
Hágase siempre tu voluntad de plenitud de Vida
en la tierra como en el cielo
Y no la de las fuerzas que destruyen la vida.
Danos hoy y siempre el pan de cada día.
Perdónanos la oscuridad que ponemos en el mundo
Entre las que está el no saber amar y perdonar.
Padre y madre que siempre tengamos corazón compasivo.
No nos dejes caer en la tentación
de renunciar a la construcción de tu Reino.
Libranos de la seducción de los poderes idolátricos
Y del poder de las fuerzas de oscuridad.
Porque tuya es la misericordia, la justicia y la vida.
Participación en el sueño de Dios
La responsabilidad ética y espiritual ineludible para los cristianismos pasa por incorporarse activa y proféticamente en la realización plena del gran «sueño de Dios». Desmond Tutu (1931-2021), Premio Nobel de la Paz (1984) y quien fue arzobispo anglicano de Sudáfrica, lo ha planteado así:
Dios tiene un sueño para todos los seres humanos y no sólo los cristianos. En la familia de Dios no existen los excluidos. Todos estamos incluidos. Dios dice “todos y todas son mis hijos e hijas”. Es el sueño de un mundo en donde la fealdad, la pobreza y la miseria, las guerras y la hostilidad, la ambición y la competencia deshonesta, la alienación y la discordia sean transformadas en todo lo contrario: un mundo en el que haya risa, alegría y paz, donde haya justicia, bondad, compasión, amor, solidaridad y armonía. Yo sueño con que el lobo y el cordero vuelvan a pastar juntos y el león coma paja con el buey, con que la espada se convierta en arado, y las lanzas, en tijeras para podar; con que mis hijos e hijas sepan que son miembros de una sola familia, la familia de Dios, mi familia humana. (Tutu, 2004, pp. 19-20)
Asamblea Nacional Constituyente (1949). Constitución Política de la República de Costa Rica. https://pdba.georgetown.edu/Parties/CostaRica/Leyes/constitucion.pdf
Baubérot, J. y Willaine, J. P. (1996). El protestantismo de A a Z. Gayata Ediciones.
Fuentes Belgrave, L. (2015). Cambios en las creencias religiosas en Costa Rica. Siwo, Revista de Teología / Estudios Sociorreligiosos. 9(1), 51-77. http://dx.doi.org/10.15359/siwo.9-1.3
Spong, J. S. (s. f.). Las doce tesis. Llamada a una nueva reforma. Servicios Koinonía. [Traducción Juan Antonio Ruescas Juárez]. https://www.servicioskoinonia.org/relat/436.htm
Tutu, D. (2004). Dios tiene un sueño. Editorial Norma.
Wikipedia. (2022). Iglesia ortodoxa: comunión de Iglesias autocéfalas que siguen el cristianismo ortodoxo. https://es.m.wikipedia.org/wiki/Iglesia_ortodoxa
BIOGRAFIA DE LA PERSONA AUTORA
Victorio Araya-Guillén. Costarricense. (1945). Teólogo ecuménico. Catedrático jubilado de la Escuela Ecuménica de la Universidad Nacional, Costa Rica. Licenciado en Filosofía (UCR). Doctor en Teología (Salamanca). Autor de varios libros y aportes en obras colectivas y revistas teológicas. Correo electrónico: unavag@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4951-9519
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